lunes, 18 de diciembre de 2023

La grieta por donde entró el humo de Satanás (1/2)

¿Cuál ha sido la grieta por donde ha entrado el humo de Satanás? ¿Cuál ha sido esa fisura de la que habló hace más de medio siglo el papa san Paulo VI? Muchos han sido los que seriamente y con buenos argumentos han intentado hacer luz sobre la cuestión, ofreciendo sus personales respuestas. Aquí también daremos nuestra respuesta, y por cierto muy concreta, pero no con la mera intención de hacer historia hablando del pasado, sino para buscar las raíces de los problemas de nuestro presente, en orden a su solución. [En la imagen: fragmento de "El Arcángel San Miguel vence a Satanás", óleo sobre seda, pintado entre 1630 y 1635, por Guido Reni, conservado y expuesto en la Iglesia de Santa Maria della Concezione del Cappuccini, Roma, Italia].

El humo de Satanás en el templo de Dios
   
----------La famosa frase, "da qualche fessura sia entrato il fumo di Satana nel tempio di Dio", fue pronunciada por el papa san Paulo VI en la homilía del 29 de junio de 1972, en la celebración de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, conmemorando el IX aniversario de la coronación del Santo Pontífice.
----------Aquel 29 de junio de 1972 Paulo VI lanzaba palabras que sonaban misteriosas, y que con el curso de los años han ido adquiriendo el regusto de una profecía de lo que la Iglesia estaba viviendo en esa segunda mitad del siglo XX, época del inmediato post-concilio, una situación que se prolonga en la actualidad eclesial, dominada por una creciente increencia, indiferencia y falta de unidad. Refiriéndose a la situación de la Iglesia de entonces, el Santo Pontífice afirmaba tener la sensación de que "por alguna fisura ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios"; frase lapidaria que ha quedado para la historia como reflejo del ánimo incierto e inquieto que dominaba en la comunidad eclesial, muy lejano del triunfalismo de otras épocas.
----------Seguía lamentándose luego el papa Montini: "Diríamos que, por alguna rendija misteriosa –no, no es misteriosa-, por alguna rendija, el humo de Satanás entró en el templo de Dios. Hay duda, incertidumbre, problemática, inquietud, insatisfacción, confrontación".
----------"Ya no se confía en la Iglesia. Se confía en el primer profeta pagano que vemos que nos habla en algún periódico, para correr detrás de él y preguntarle si tiene la fórmula para la vida verdadera. Entró, repito, la duda en nuestra conciencia. Y entró por las ventanas que debían estar abiertas a la luz. De la ciencia, que está hecha para darnos verdades que no nos aparten de Dios sino que nos hagan buscarlo aún más y celebrarlo con mayor intensidad, ha venido en cambio la crítica, ha venido la duda. La escuela se convierte en un campo de entrenamiento para la confusión y, a veces, para contradicciones absurdas. Se celebra el progreso para luego poder derribarlo con las revoluciones más extrañas y radicales, para negar todo lo logrado, para volver al primitivismo después de haber exaltado tanto el progreso del mundo moderno".
----------Se creía que después del Concilio "vendría un día soleado para la historia de la Iglesia. En cambio, ha llegado un día de nubes, de tormenta, de oscuridad, de búsqueda a tientas, de incertidumbre. Predicamos el ecumenismo y nos alejamos cada vez más de los demás. Intentamos cavar abismos en lugar de llenarlos". [...] "¿Cómo ha pasado esto?", compartía su pregunta, desde lo íntimo de su corazón, el Santo Pontífice con todos los presentes: "Se ha producido la intervención de un poder adverso. Su nombre es el diablo, a este ser misterioso también se alude en la Carta de San Pedro. Por otra parte, muchas veces en el Evangelio, en labios mismos de Cristo, vuelve la mención de este enemigo de los hombres. [...] "Creemos -agregaba el Papa con toda la gravedad de su carisma docente- en algo sobrenatural que vino al mundo precisamente para perturbar, para sofocar los frutos del Concilio Ecuménico, y para impedir que la Iglesia prorrumpa en el himno de alegría por haber recobrado plenamente la conciencia de sí misma".
----------El Papa concluía su prédica recordando que "el Señor se muestra como luz y verdad a quienes lo acogen en su Palabra, y su Palabra ya no se convierte en un obstáculo para la verdad y para el camino hacia el ser, sino en un peldaño en el que podemos subir y verdaderamente ser vencedores del Señor que se muestra por el camino de la fe, esta anticipación y garantía de la visión definitiva".
----------Además, señalando un aspecto esperanzador de la crisis, recordaba "la existencia de un gran número de almas humildes, sencillas, puras, rectas, fuertes, que siguen la invitación de san Pedro a ser fortes in fide. Y nos gustaría que esta fuerza de fe, esta seguridad, esta paz triunfe sobre todos los obstáculos". Y por eso, el Papa se despedía invitando a los fieles a un acto de fe humilde y sincero para encontrar el impulso hacia un acto consciente de adhesión a la verdad: "Señor, creo en tu palabra, creo en tu revelación, creo en quien has dado por testigo y garante de esta Tu revelación para oír y comprobar, con la fuerza de la fe, la anticipación de la bienaventuranza de la vida que con la fe nos es prometida".
----------Junto a esta famosa homilía de perfil profético, conviene aquí recordar la existencia de una carta escrita por san Paulo VI también en 1972, misiva que permanecerá inédita hasta 2018, cuando su contenido es revelado en el libro La barca di Paolo, del padre Leonardo Sapienza, regente de la Casa Pontificia. El Santo Pontífice manifiesta tener cada vez más la clara impresión de que existe algo profundo y negativo que aflige a la Iglesia crecientemente. El avance de la secularización y la falta de unidad eclesial interna están volviéndose dos grandes problemas para la Iglesia en el mundo entero.
----------Que el Papa no estaba tranquilo, se percibe también por otro pensamiento que él había escrito ocho días antes, el 21 de junio de 1972. El título, por sí mismo, ya es perturbador: "El terror y el éxtasis". Escribe el Papa: "Tal vez el Señor me haya llamado a este servicio no para que tome ninguna actitud, o para que gobierne y salve a la Iglesia de sus dificultades, sino para que sufra algo por la Iglesia y quede claro que es Él, y nadie más, quien la guía y quien la salva". Acaso en estas palabras se intuye lo inerme que se sintió el Santo Pontífice ante la traición de Karl Rahner al Concilio, sintiendo su personal impotencia ante el avance del neo-modernismo en lo que llamó el "magisterio paralelo", que lo llevó a no escribir ninguna encíclica más luego de la Humanae Vitae, en 1968, en los últimos diez años de su pontificado.
----------El 21 de junio de 1963, nueve años antes de escribir estos pensamiento, el cardenal Giovanni Montini era elegido Papa, tras la muerte de san Juan XXIII. Y respecto a su elección al solio pontificio, había escrito: "...Espero que todos crean cuando digo que no sólo nunca aspiré como ni siquiera formulé la hipótesis de ser elegido para este formidable oficio...". Años después, en una conversación en el turbulento 1968 con su amigo, el escritor francés Jean Guitton, el Papa le confiaba: "...Tuve el terror y el éxtasis de haber sido elegido..." Pero una vez aceptado el peso del pontificado, Paulo VI le consagró todas las fuerzas, en medio de los incontables obstáculos que, a él y a cualquier otro pontífice, habrían hecho, ciertamente, pensar en la renuncia.
   
Una novelita para entender el presente de la Iglesia
   
----------Pero entonces: ¿cuál ha sido esa "grieta" o "fisura" por donde han entrado las potencias demoníacas en el interior de la Iglesia? Más adelante daré mi respuesta, pero para darme a entender, haré preceder mi respuesta con el análisis de un libro, publicado en Italia hace seis años por Aldo Maria Valli, quien fuera célebre periodista de TG1, acerca de quien he escrito en este mismo blog un par de artículos anteriores: Un pasadista se confiesa (con su continuación),Del neo-modernismo martinista al filo-lefebvrismo viganoiano.
----------El librito (en realidad una novela o "racconto distopico" como lo llama su autor), al que ahora haré referencia se titula Come la Chiesa finì (cómo terminó la Iglesia), fue publicado en diciembre de 2017, en las ediciones Iberlibri y, a mi entender, es -al menos hasta ahora- el último libro católico de Valli, aunque pongo mi esperanza en que no lo sea, y que Valli pueda retornar a las saludables aguas del río católico. Algunos meses después de publicado este libro, Valli trabó relación con el cismático arzobispo Carlo Maria Vigano, y un nebuloso filo-lefebvrismo comenzó a ser presa de él. Pero esto es historia reciente.
----------Lo cierto es que todavía en diciembre de 2017 Valli era muy conocido entre los católicos italianos amantes de la Iglesia y del Papa por su franca y valiente profesión de fe, algo poco común entre los actuales periodistas; pero aunque pocos, algunos se salvan. Valiéndose de la libertad de opinión y de esa parresía, a la que el propio Pontífice reinante siempre ha instado, incluso entre los laicos, su amor por el Papa no le impedía expresarle sus dificultades y sus sufrimientos, así como hacerle respetuosas críticas y sugerirle serenamente remedios o correcciones en aquel campo de su acción, que no afecta al magisterio doctrinal, sino a su conducta moral y a su modo de gobernar la Iglesia. Esto, como he dicho, hasta 2017-2018, porque hoy la crítica de Aldo Valli al Papa transita por cauces que ya no pueden ser considerados católicos.
----------Es así que a fines de 2017 Valli publicaba un ágil opúsculo, Come la Chiesa finì, donde una vez más mostraba sus innegables dotes de escritor para el gran público, capaz de abordar con competencia, simplicidad y claridad, delicados temas y problemas de moral y de la vida de la Iglesia.
----------Hasta este opúsculo las obras de Valli son recomendables, y me parece que su estilo, sus intereses y su manera de argumentar, lo hacían, de algún modo, semejante a aquellos ilustrados del siglo XVIII, pero con la gran diferencia de que, mientras las críticas de estos últimos a la Iglesia y al Papa eran destructivas y venenosas, las de Valli, basadas ​​como en aquellos años estaban en su fe católica, por más severas que fueran, eran constructivas y beneficiosas. Por eso se lo podía muy bien definir como un "iluminista católico", tal como lo definió hace algunos años un querido y sabio amigo mío.
----------Los iluministas del siglo XVIII eran sofistas pedantes y presuntuosos, con un lenguaje sarcástico, vulgar, chismoso y escandaloso. Valli, en cambio, en Come la Chiesa finì, se expresa con una fina ironía que en realidad es inofensiva, hasta el punto de que en cada período de su escritura es casi siempre imposible contener la risa. Pero seamos claros sobre eso: en este opúsculo Valli no se toma en broma a nadie y no es un burlón: el suyo es un noble intento reformador y educativo in capite et in membris.
----------El estilo de Come la Chiesa finì, se trata del clásico castigat ridendo mores tras las huellas de Juvenal, un precioso género literario surgido en el clasicismo latino, pero poco común en la literatura católica. Valli lo recupera con todo el señorío y la elegancia que le caracteriza. Su panfleto parece ser la narración de un buen muchacho, cristianamente educado, el cual, encontrándose en una ruidosa reunión de adultos que discuten entre sí, mientras el agitado presidente es incapaz de mantener el orden, ingenuamente manifiesta con simplicidad y con su buen sentido común, en base a cuanto ha aprendido de sus maestros de oratoria, lo que deberían hacer para crear un acuerdo entre ellos, seguros de ser escuchados.
----------El propio Valli acuña un término específico -ni siquiera se encontraba por entonces en el diccionario italiano-, calificando a su relato simbólico-parenético de "racconto distopico" (término que sí se halla en nuestro diccionario español), es decir, si no entiendo mal, no trivialmente y ofensivamente "fuera de lugar", como podría parecer a algunos sedicentes "amigos" del Papa, sino "por fuera del lugar (topos) central", un poco como se habla de la sede "desplazada" o de un destacamento o de una sucursal de una empresa industrial: no es la sede principal, aunque si tiene relación con ella y se refiere a ella.
----------¿Por qué Valli ha recurrido a este curioso expediente? Por una forma, creo que puedo decir, de modestia, para no parecer un sabelotodo o un entrometido irrespetuoso, aunque en lo que dice exista la franqueza y el coraje de quien sabe lo que está diciendo y lo dice por amor y no por otra cosa. Valli mira desde otro lugar, pero puede ver bien desde allí. No se entromete, sino que participa.
----------Otra clave para la lectura del "relato" todavía perfectamente católico de Valli, viene dada, en mi opinión, por el hecho de que en realidad, bajo el velo literario de la narración que huele a fábula o a apólogo, no existe una verdadera narración, sino la sincera apertura de alma de un fiel hijo de la Iglesia a su Padre en Cristo y Hermano en la fe, el Papa, para exhortarlo a cumplir bien su deber, deber que el Papa, ciertamente, conoce mejor que él, por lo cual de todo el estilo sereno y benévolo del escrito, se trasluce la firme convicción del Autor, basada en la fe en el carisma del Destinatario, de que lo escuchará, considerando las terribles consecuencias catastróficas, es decir, nada menos que el fin de la Iglesia -y aquí el Autor evidentemente se complace con la paradoja- a la cual conduciría su comportamiento de excesiva preocupación por no desagradar al mundo y por obtener su aplauso, en detrimento de un fiel seguimiento de Cristo.
----------Se podrá también no estar de acuerdo con la postura de Valli, pero la acusación velada de fondo que el Autor hace al papa Francisco, y en torno a la cual gira todo su relato, se lleva a cabo con claridad y coherencia y, a mi modo de ver, con fundamento y plausibilidad, y es la tendencia excesiva del Papa de acercar mundo e Iglesia entre sí, por lo tanto el apego al mundo y a sí mismo, lo que aparece como la clave hermenéutica para explicar una serie de defectos del papa Francisco, de los cuales por otra parte no puede dejar de ser consciente, y que él mismo, probablemente, podría desear corregir, aunque frenado de ello y halagado por indignos e incapaces colaboradores, que con sus manejos terminan por dañarlo en lugar de ayudarlo. Y digo esto haciendo el esfuerzo por situarme en el contexto de fines de 2017, porque, como ya he explicado en otros artículos, se ha notado en el papa Bergoglio un punto de inflexión precisamente en 2018.
----------El papa Francisco, ciertamente, por sus peculiares cualidades humanas y por su excepcional y simpática comunicación -lo da a entender Valli en su opúsculo- es indudablemente muy agradable al mundo. Pero debería preguntarse -sugiere Valli- qué es lo que vale al fin de cuentas tal éxito; debería preguntarse si el éxito depende del hecho de saber atraer las multitudes a Cristo o sólo a sí mismo. ¿Le interesa Cristo más que las multitudes? ¿Busca a las multitudes para conducirlas a Cristo o Cristo el medio para comunicarse con las multitudes? ¿Cristo le basta, o tiene necesidad también del éxito en el mundo? Si Cristo le basta, ¿por qué se preocupa tanto de no recibir críticas del mundo, como les sucedía a los Pontífices precedentes? ¿Por qué el mundo le es tan favorable? ¿Acaso el mundo se está convirtiendo a Cristo?
----------Ateniéndonos a los hechos no lo parecería precisamente. De hecho parece que el mundo sea siempre el mismo, si no peor. ¿Y entonces? ¿Por qué los tradicionales enemigos de la Iglesia elogian hoy al Papa? No parece que ellos hayan renunciado a sus errores, sino todo lo contrario. Al mismo tiempo él suscita perplejidad y escándalo en la Iglesia. Ciertamente cuenta con el consenso de los modernistas; pero estos son falsos católicos y falsos amigos. ¿Sabe el Santo Padre Francisco hablar de Cristo a las multitudes? ¿Cuáles son los efectos de sus encuentros con las multitudes? ¿Hay alguien que se acerque a Cristo?
----------Querer volverse gratos al mundo no es malo en sí mismo, siempre que ello no sea al precio de volverse desagradables a Cristo. A la situación personal del papa Francisco (al menos la que se advertía hasta 2018) se suma el nefasto y diabólico proyecto masónico, hoy hecho propio por los ambientes de la ONU, de una religión única y universal meta-cristiana, sincretista y racional, sin lo sobrenatural y sin dogmas revelados, obligatoria para toda la humanidad, que reúna en un nivel igualitario a todas las religiones en sus elementos comunes, sin jerarquizaciones, con el rechazo a priori de una religión que fuera superior a las demás.
----------Todo esto no es una pesadilla nocturna, ni una fantasía morbosa y pre-conciliar de Valli, sino que es un preciso plan ya en su tiempo elaborado por Immanuel Kant (La religión dentro de los límites de la mera razón, Alianza Editorial, Madrid 1981) y hecho propio por teólogos católicos como Edward Schillebeeckx, Karl Rahner, Jacques Dupuis y Timothy Radcliffe.
   
La de-construcción de la Iglesia
   
----------Lo que hace Valli en su opúsculo, es imaginarse situado en un futuro en el cual la Iglesia, debido a una mala interpretación de la renovación y de la modernización promovidas por el Concilio Vaticano II, habría conducido, bajo la presión de la masonería, a las extremas consecuencias del actual proceso modernista de "auto-demolición", como lo llamaba el papa san Paulo VI, es decir, de supresión de la identidad propia de la Iglesia, en dirección de su plena homologación con el mundo, bajo el pretexto del "diálogo con el mundo" y de la "inmersión en el mundo". La Iglesia anegada en el mundo.
----------Como paradigma de esta operación disolvente, Valli podría muy bien haber tenido a su disposición varios proyectos heréticos, como por ejemplo el de Karl Rahner o el de Edward Schillebeeckx o el historicismo relativista de Walter Kasper o el proyecto de la teología de la liberación de Gustavo Gutiérres o de Leonardo Boff o el teilhardismo o la "religión global" inventada por la masonería.
----------En lugar de todas esas posibles opciones, elige sin embargo a un pensador, del cual hoy prácticamente nadie habla, y que sólo conocen los heresiólogos: el proyecto de Marción, un hereje del siglo II. Pero Valli, con fina intuición, ha captado la enorme actualidad de este hábil seductor del mundo antiguo, e imagina que en la futura Iglesia mundana y modernista sobrevendrá la rehabilitación de Marción (cf. pp. 99-102).
----------Naturalmente esto sucederá -según quiere decir Valli en su opúsculo- no a nivel oficial, porque la Iglesia nunca podrá aprobar a un hereje, sin embargo el Papa dejará que esta herejía se difunda, olvidándose de refutarla y de proteger a los fieles. Podríamos decir que aquí radicaba (a mi entender al menos hasta 2017) la gravísima negligencia pastoral del actual Romano Pontífice, en contraste con sus inmediatos predecesores. Esto es precisamente lo que Valli quiere decirnos en su librito: si bien el Sumo Pontífice está exento de herejía, como no podía ser de otra manera, sin embargo deja que el lobo haga estragos del rebaño y no se preocupa de curar los males de la inteligencia cristiana, del intellectus fidei.
----------Pero ¿en qué consiste el marcionismo, hoy redivivo en la teología de Rahner, y sus coletazos evidentes en el buenismo y misericordismo actuales? Lo expone Valli en 13 tesis, similares a los cánones de un concilio maldito (cf. pp.101-102). En resumen: el Dios bueno y misericordioso, el verdadero Dios, es el Dios del Evangelio, en contraste con el Dios castigador y cruel del Antiguo Testamento.
----------Para el marcionismo resucitado en el actual buenismo y misericordismo, el Dios cristiano, al contrario del sombrío Dios judío -así continúa el pensamiento de Marción- es el Dios que nos acoge y que nos aprueba en todo lo que hacemos y que nos permite disfrutar en abundancia de este mundo, porque el mundo es bueno, con la certeza de ser siempre perdonados, sin condiciones, aunque no estemos arrepentidos, pues en el fondo, muy en el fondo -"en la experiencia atemática, inefable y trascendental"-, todos somos buenos.
----------El pecado no es esa tragedia cósmica culpabilizante inventada por el Antiguo Testamento con el mito del así llamado "pecado original", mito cruel, pesimista y ofensivo de la dignidad y de la libertad humanas. El pecado, suponiendo que exista, como decía el padre Pierre Teilhard de Chardin, no es más que un inevitable y normal accidente en la imparable evolución cósmica ascendente hacia el Cristo cósmico, el cual no actúa ninguna "reparación" o "satisfacción" a Dios por el pecado, sino que Cristo es simplemente el modelo supremo de la evolución de la humanidad hasta el punto Omega.

4 comentarios:

  1. Y esta de ahora qué es???
    Declaración

    Fiducia supplicans

    sobre el sentido pastoral de las bendiciones

    Presentación

    La presente Declaración ha tomado en consideración varias cuestiones que han llegado a este Dicasterio tanto en años pasados como más recientemente. Para su redacción, como es práctica habitual, se consultó a expertos, se llevó a cabo un amplio proceso de elaboración y el borrador se debatió en el Congreso de la Sección Doctrinal del Dicasterio. Durante este tiempo de elaboración del documento, no faltaron las conversaciones con el Santo Padre. Finalmente, la Declaración fue presentada al Santo Padre, que la aprobó con su firma.

    Durante el estudio de la materia objeto de este documento, se dio a conocer la respuesta del Santo Padre a los Dubia de algunos Cardenales, que aportó importantes precisiones para la reflexión que ahora se ofrece aquí, y que representa un elemento decisivo para el trabajo del Dicasterio. Dado que «la Curia Romana es, en primer lugar, un instrumento de servicio para el sucesor de Pedro» (Const. Ap. Praedicate Evangelium, II, 1), nuestro trabajo debe favorecer, junto a la comprensión de la doctrina perenne de la Iglesia, la recepción de la enseñanza del Santo Padre.

    Como en la ya citada respuesta del Santo Padre a los Dubia de dos Cardenales, la presente Declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión. No obstante, el valor de este documento es ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica. Tal reflexión teológica, basada en la visión pastoral del Papa Francisco, implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia. Esto explica que el texto haya adoptado la forma de una “Declaración”.

    Y es precisamente en este contexto en el que se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio.

    La presente Declaración quiere ser también un homenaje al Pueblo fiel de Dios, que adora al Señor con tantos gestos de profunda confianza en su misericordia y que, con esta actitud, viene constantemente a pedir a la madre Iglesia una bendición.

    Víctor Manuel Card. FERNÁNDEZ

    Prefecto

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    1. Estimado Enrique,
      con gusto responderé a lo que usted quiera preguntarme, si me hace, por favor, poder entender su pregunta.
      ¿Qué es lo que usted quiere preguntar?
      Lo que usted ha comentado es la copia de la presentación hecha por el cardenal Fernández a la reciente declaración Fiducia supplicans, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
      ¿Debo entender, entonces, que su pregunta incluye también su respuesta?
      Si no es así, entonces indíqueme qué cosa quiere preguntarme.

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  2. Fr Filemon
    Yo sólo pregunté si esto no es una nueva o es la misma grieta.
    Lo que usted refiere como que yo contesto mi pregunta lo escribio en la declaración el Prefecto Cardenal Víctor Manuel Fernández.
    En Cristo Rey
    Enrique Barrio

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    1. Estimado Enrique,
      espero que en mi artículo (en la segunda parte de mi artículo) usted haya comprendido de qué modo interpreto las palabras del papa san Paulo VI acerca del significado de sus proféticas palabras: "la fisura por donde ha entrado el humo de Satanás".
      Como he dicho en mi artículo, a mi modo de ver se encuentra en el número 40 de la constitución pastoral Gaudium et Spes, que conlleva un error pastoral (y no por cierto doctrinal) acerca del perfil de las relaciones de la Iglesia con el mundo. La solución a las consecuencas pastorales errónes a que ha dado lugar el n.40 de la Gaudium et Spes es recordando aquello sobre la relación Iglesia-mundo espresa la constitución dogmática Lumen Gentium.
      Por tanto, y ya para responder a su pregunta, usted no debe olvidar que estamos hablando de la expresión "fisura" o "grieta" en labios de san Paulo VI, en aquel 29 de junio de 1972.
      Ahora bien, usted, entonces, me pregunta si esta Declaración del DDF tiene relación con aquella "fisura".
      A mi entender, esta declaración del DDF mantiene un correcto equilibrio entre el respeto a la doctrina eclesial (básicamente la fidelidad al VI Mandamiento) y un empeño por ser cada vez más fieles a Jesus en la atención caritativa a quienes lo necesitan.
      Al respecto, se ha iniciado en estos días un interesante diálogo con lectores, que plantean objeciones y preguntas, a las que trato de responder del mejor modo. Y espero que el diálogo continúe. Véa la página: https://linumfumigans.blogspot.com/2023/12/el-generismo-su-ideologia-sus-causas-su_0815770135.html
      En resumidas cuentas, entiendo que para interpretar usted correctamente la declaración Fiducia supplicans usted debe distinguir claramente lo doctrinal de lo pastoral, pero distinguir para finalmente unir. Me explico: la declaración FS es una decisión pastoral referida al permiso de una bendición que debe ser entendida como sacramental, por supuesto, y en el correcto sentido, que la declaración explica abundantemente. Por otro lado, la declaración FS no olvida mantener su fidelidad a lo doctrinal, como no podía ser de otro modo, porque el VI Mandamiento es ley divina. Sin embargo, se trata de distinguir para unir: pues en la aplicación práctica de esta decisión pastoral, el pastor no debe olvidar lo doctrinal, y aprovechar la ocasión en que parejas irregulares se acercan a la Iglesia a pedirle algo a la Iglesia, para recordar a la pareja irregular su condición de alejamiento de Dios y de su Ley, y la necesidad de iniciar un recorrido de conversión, arrepentimiento y gracia, al cual se refiere ampliamente la propia declaración FS.
      Esta puesta en acto de la directriz de FS, implica alejarse de cualquiera de los dos extremismos: el modernismo rahneriano que, al negar la perennidad de los dogmas y al negar la naturaleza humana, entiende a FS como un cambio de doctrina, alejándose así de la Ley divina y de la Palabra de Cristo, verdad inmutable, y el pasadismo lefebvriano, que al mantenerse ciego ante el mundo y sus instancias y necesidades, olvida su obligación pastoral, se encierra farisaicamente en su exclusivismo doctrinal, y termina por ser infiel al mandato evangelizador.

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