sábado, 12 de julio de 2025

El camino sinodal impulsado por el Papa y sus detractores. Una evaluación de la postura ideológica del padre Javier Olivera Ravasi

Propongo esta vez al lector una nueva reflexión acerca del actualísimo tema de la sinodalidad en la Iglesia, que ha vuelto a ser puesto en el foco de nuestra atención por el papa León. En esta publicación me concentro en una evaluación crítica de las objeciones del padre Javier Olivera Ravasi contra el itinerario sinodal promovido por la Santa Sede, a la luz del magisterio reciente y de la doctrina de la comunión eclesial. [En la imagen: fragmento de "Der Gang nach Emmaus", óleo sobre lienzo, ca. 1877, obra de Robert Zünd, que pertenece a una colección privada; exhibido en el Kunstmuseum Luzern, St. Gallen, Suiza].

“El Espíritu Santo guía a la Iglesia en su camino a través del tiempo,
y lo hace también por medio de los pastores que la conducen
en comunión con el Sucesor de Pedro.” (Papa León XIV)
   
Para comprender el alcance de una crítica
   
----------Desde hace varios años, la Iglesia católica ha venido recorriendo un itinerario sinodal que, lejos de ser una novedad improvisada, hunde sus raíces en el Concilio Vaticano II y ha sido reafirmado por los últimos pontífices como expresión concreta de la comunión eclesial. Este camino, que tuvo un momento culminante en la celebración del Sínodo de la Sinodalidad (2023–2024), ha sido recientemente confirmado en su continuidad por el papa León, quien lo ha descrito como “una actitud que ayuda a la Iglesia a ser más fiel a su misión”.
----------Sin embargo, no han faltado en estos años voces críticas que, desde una preocupación legítima por la fidelidad doctrinal, han expresado reservas o incluso rechazo frontal a este proceso. Entre ellas, destaca la del padre Javier Olivera Ravasi, sacerdote argentino y autor del blog Que no te la cuenten, quien ha dedicado varios artículos y videos a cuestionar el itinerario sinodal promovido por la Santa Sede.
----------El propósito de este mi artículo no es polemizar, sino el ofrecer a los lectores una evaluación crítica y documentada de las intervenciones del padre Olivera Ravasi sobre este tema, contrastándolas con el Magisterio reciente y con una comprensión católica de la sinodalidad. No se trata de defender acríticamente todo lo que se ha dicho o hecho en nombre del Sínodo de la Sinodalidad, sino de discernir con fidelidad y caridad qué es lo que corresponde al sensus Ecclesiae y qué puede desfigurarlo.
----------Examinar críticamente la posición del padre Olivera Ravasi respecto del itinerario sinodal propuesto por la Iglesia puede ofrecernos una doble oportunidad de acceso a la verdad: por un lado, el reconocer con mayor claridad las objeciones y malentendidos que subyacen a su crítica, y por otro, profundizar en la comprensión del carácter verdaderamente sinodal de la vida eclesial, no como mera estrategia pastoral, sino como expresión genuina de la comunión que la Iglesia está llamada a vivir y manifestar.
   
Una crítica sistemática al proceso sinodal universal
   
----------El padre Javier Olivera Ravasi ha expresado en diversas ocasiones su desacuerdo con el itinerario sinodal promovido por la Santa Sede desde el pontificado del papa Francisco. Aunque su crítica se presenta como defensa de la ortodoxia católica, su tono y sus argumentos tienden a descalificar el proceso promovido por la Sede Apostólica en su conjunto, incluso cuando este itinerario ha sido confirmado por el actual papa León como expresión legítima del Magisterio ordinario. A continuación, presento algunas de las intervenciones más representativas del padre Olivera, con sus respectivas fuentes y fechas.
----------En su extenso video El Sínodo de la Sinodalidad, publicado el 13 de octubre de 2023, Olivera analiza críticamente el Instrumentum Laboris del Sínodo a la luz del libro El proceso sinodal: una caja de Pandora, de José Antonio Ureta y Julio Loredo de Izcue (ambos estrechamente vinculados con la corriente católica representada por Tradición, Familia y Propiedad, una organización del extremo tradicionalismo). La expresión “caja de Pandora” no es suya, pero Olivera la adopta como marco interpretativo y la difunde con aprobación, presentando el proceso sinodal como una apertura peligrosa a ambigüedades doctrinales.
----------He aquí algunas afirmaciones destacadas de Olivera en este vídeo: “Este documento no tiene claridad doctrinal. Está lleno de ambigüedades que pueden ser interpretadas de mil maneras. ¿Es esto lo que quiere el Espíritu Santo para su Iglesia?”. “Se habla de ‘escucha’, de ‘inclusión’, de ‘caminar juntos’, pero ¿dónde está la verdad revelada? ¿Dónde está la enseñanza clara de Cristo?”. “Esto no es sinodalidad en el sentido católico tradicional. Esto es sinodalismo: una democratización eclesial que pone en riesgo la estructura jerárquica instituida por Cristo.” Estas expresiones no solo cuestionan el contenido del documento preparatorio, sino que sugieren que el proceso mismo está viciado en su raíz.
----------En su artículo Del sínodo alemán al cisma alemán, publicado el 1 de junio de 2025, aunque centrado en el Camino Sinodal Alemán, Olivera Ravasi extiende su crítica al proceso sinodal universal en la Iglesia, y afirma: “Este camino no es un fenómeno aislado, sino la cristalización de un proceso iniciado tras el Concilio Vaticano II.” “Se observa una creciente hostilidad hacia el clero, alimentada por un sentimiento anticlerical que se ha vuelto estructural en varias diócesis. [...] Se favorece una eclesiología horizontalista y tendencialmente protestantizada que contradice la Tradición Católica.”
----------Estas afirmaciones, aunque dirigidas específicamente al caso alemán, se enmarcan en una lectura crítica del postconcilio que Olivera ha expresado en otros lugares. Si bien en este artículo no menciona directamente el itinerario sinodal promovido por Roma, su diagnóstico sobre una “eclesiología horizontalista y tendencialmente protestantizada” sugiere una preocupación más amplia que convendría interpretar con cautela.
----------En múltiples intervenciones más breves -como ha sido frecuentemente el caso de publicaciones en redes sociales, entrevistas informales o comentarios en video- el padre Olivera Ravasi ha reiterado su desconfianza hacia el proceso sinodal, refiriéndose a él como “una estrategia para diluir la doctrina bajo el pretexto de la escucha” o como “una pastoral de la confusión”. Aunque estas expresiones no siempre están documentadas en formato académico, forman parte del ecosistema discursivo que rodea la figura pública de este polémico sacerdote argentino, y que influye en la recepción del proceso sinodal entre muchos fieles. Por ello, merecen ser consideradas en un análisis pastoral más amplio.
----------A modo de evaluación preliminar de lo que llevamos exponiendo hasta aquí, digamos que todas estas intervenciones del padre Olivera Ravasi revelan una hermenéutica de la sospecha que tiende a interpretar el proceso sinodal como una amenaza más que como una oportunidad. Si bien es legítimo plantear objeciones puntuales o advertir sobre posibles desviaciones, su enfoque generalizado y su lenguaje combativo corren el riesgo de deslegitimar un proceso eclesial aprobado por el Papa y por el Colegio Episcopal; de fomentar una actitud de desconfianza sistemática hacia el Magisterio ordinario, y finalmente, de reducir la sinodalidad a una caricatura ideológica, sin reconocer su fundamento teológico y su potencial pastoral.
   
Reflexión teológica y discernimiento eclesial
   
----------Frente a las críticas del padre Olivera al itinerario sinodal promovido por la Santa Sede, es necesario ejercer un discernimiento teológico que distinga entre preocupaciones legítimas y excesos que pueden dañar la comunión eclesial. Este discernimiento no parte de una defensa acrítica del proceso sinodal, sino de una comprensión profunda de su naturaleza, sus fundamentos y su orientación magisterial.
----------En primer lugar, debemos tener presente que la sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia. Según el documento de la Comisión Teológica Internacional La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia del 2018, la sinodalidad no es una moda ni una estrategia pastoral, sino una dimensión constitutiva del ser eclesial: “La sinodalidad designa el modus vivendi et operandi específico de la Iglesia como Pueblo de Dios que manifiesta y realiza concretamente su ser comunión al caminar juntos, al reunirse en asamblea y al participar activamente todos sus miembros en su misión evangelizadora.” (n.6). Hace tiempo que esta dimensión eclesial sinodal es bien conocida en la Iglesia. Por lo tanto, el descalificar el proceso sinodal en su conjunto, tal como hace el padre Olivera Ravasi al calificar a este itinerario de “democratización eclesial” o “pastoral de la confusión”, implica desconocer su fundamento teológico y su legitimidad eclesial.
----------En segundo lugar, debemos considerar el discernimiento como un verdadero arte espiritual y comunitario. Vale decir, la sinodalidad no sustituye a la autoridad magisterial, sino que la enriquece con la escucha del Pueblo de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo. Como explica la Hna. Daniela Cannavina en el artículo La sinodalidad como método y acontecimiento: “El discernimiento es una disposición que guía la manera de vivir, un talante de vida que promueve la complicidad y armonía con el Espíritu. [...] No se trata solo de dialogar, sino de dejarse afectar por lo escuchado y de construir juntos decisiones inspiradas por el Espíritu.” (Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, 2025). Reducir este proceso a una “ideología horizontalista”, como sugiere Olivera Ravasi, es ignorar su dimensión espiritual y su anclaje en la tradición eclesial.
----------En tercer lugar, es útil preguntarse: ¿Qué aspectos podemos reconocer como legítimos en la crítica que hace Olivera? A este propósito, es justo reconocer que Olivera expresa una preocupación válida por la claridad doctrinal, especialmente cuando ciertos sectores eclesiales promueven ambigüedades. Sin embargo, su crítica se vuelve problemática cuando descalifica el proceso sinodal en su conjunto, sin distinguir entre errores locales y el impulso legítimo del Papa, o cuando sospecha sistemáticamente del Magisterio ordinario, debilitando la confianza en la guía del Espíritu Santo, o cuando fomenta una actitud de resistencia más que de comunión, lo cual puede generar división y escándalo entre los fieles.
----------A modo de conclusión de lo que llevamos diciendo hasta este momento, debemos entonces tener presente que el discernimiento teológico exige humildad, fidelidad y apertura al Espíritu. Por supuesto, no se trata de callar ante los errores, pero se los debe corregir desde dentro, con caridad y obediencia, no desde afuera, que es donde se planta Olivera Ravasi. La sinodalidad, bien entendida, no es una amenaza para la fe, sino una oportunidad para renovarla desde su fuente: Cristo vivo en su Iglesia.
----------Como recientemente ha afirmado el papa León con claridad: “La sinodalidad es un estilo, una actitud que nos ayuda a ser Iglesia, promoviendo auténticas experiencias de participación y comunión.” (Discurso a la Secretaría General del Sínodo, 26 de junio de 2025).
----------Esta actitud no diluye la verdad, sino que la encarna en la vida concreta del Pueblo de Dios. No relativiza la doctrina, sino que la hace resonar en los corazones a través de la escucha, el discernimiento y la comunión. Por eso, frente a las sospechas y los temores como los de Olivera, el camino sinodal nos invita a confiar: el Espíritu Santo no abandona a la Iglesia cuando camina unida a Pedro. Y con esto toco un nervio sensible de Olivera, porque al haber seguido estos años su discurso tengo la firme convicción de que el núcleo de la postura problemática de Olivera es cómo él ha elaborado su ¿fe? en el lugar de Pedro en la Iglesia (pero esta cuestión tendré oportunidad de considerarla con detenimiento en una próxima publicación).
    
Brevísima conclusión pastoral
   
----------La sinodalidad no es una moda eclesial ni una estrategia de marketing pastoral. Es, en palabras del papa Francisco, “el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Y como todo camino auténticamente cristiano, no está exento de tensiones, incomprensiones y resistencias. Pero precisamente por eso, requiere de nosotros una actitud profundamente evangélica: discernimiento, fidelidad y comunión.
----------Las acerbas críticas del padre Javier Olivera Ravasi al itinerario sinodal impulsado por los Papas de nuestro tiempo, aunque nacidas seguramente de un sincero celo por la verdad, corren el riesgo de alimentar una espiritualidad de la sospecha que debilita la confianza en la acción del Espíritu Santo en la Iglesia. Cuando se descalifica globalmente un proceso eclesial aprobado por el Romano Pontífice y por el Colegio Episcopal, se deja de ejercer una corrección fraterna para caer en una lógica de oposición. Y esa lógica, aunque se revista de supuesta "ortodoxia católica", no edifica la comunión, sino que la erosiona.
----------La verdadera fidelidad a Pedro no consiste en vigilarlo desde fuera, sino en caminar con él, incluso cuando no comprendemos del todo el rumbo. Porque creemos que Cristo no abandona a su Iglesia, y que el Sucesor de Pedro -asistido por el Espíritu- no puede conducirla al error doctrinal. Esta confianza no es ingenuidad, sino fe en la promesa del Señor: “Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32).
----------Por eso, frente a este género de voces que siembran desconfianza, es útil reafirmar nuestra esperanza en que la sinodalidad, bien vivida, no es una amenaza, sino una gracia; es una invitación a escucharnos más profundamente, a discernir juntos, a dejarnos conducir por el Espíritu hacia la verdad plena. No se trata de diluir la doctrina, sino de encarnarla con mayor fidelidad en los desafíos del presente. No es extraño que este horizonte inquietante resulte difícil de aceptar para quienes habitan la burbuja del pasadismo, donde el discernimiento compartido se ve como amenaza y no como gracia.
----------Que Pedro y Pablo, testigos de la unidad en la diversidad, nos enseñen a corregirnos con caridad, a caminar con humildad y a creer, contra toda desesperanza, que el Señor sigue guiando a su Iglesia.
   
Fr Filemón de la Trinidad
Mendoza, 6 de julio de 2025

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