domingo, 10 de diciembre de 2023

El generismo: su ideología, sus causas, su pastoral (6/6)

¿Qué es el amor sino la unión entre dos personas proporcionadas la una a la otra? ¿Y qué proporción más perfecta existe entre dos personas que la armonía sexual? También el homosexual siente la necesidad de amar. También él busca la armonía, la reciprocidad. ¿Por qué no la encuentra donde ella está y la busca donde no está? ¿Qué idea se ha hecho de la unión del varón con la mujer? ¿Qué le ha sido presentado? ¿Qué ejemplos ha visto? ¿Quién se los ha acercado? ¿Con cuáles perspectivas? ¿Ha conocido la verdadera sexualidad tal como la ha presentado con mayor esclarecimiento el papa san Juan Pablo II? [En la imagen: fragmento de "Los Enamorados", óleo sobre tela, de 1928, obra de Marc Chagall, colección privada].

El pasaje del hombre viejo al hombre nuevo
   
----------Hasta tiempos recientes, es decir, hasta el pontificado de san Juan Pablo II, la concepción acerca de la virtud de la castidad ha hecho referencia exclusivamente a la presente situación de naturaleza caída consecuente al pecado original, con la resultante de que el sexo era concebido sólo en orden a la generación y era visto prevalentemente en su condición de rebelión frente al espíritu. Esto conllevaba, inevitablemente, una actitud hostil hacia el placer sexual, que era visto como estímulo al pecado, y concibiendo así un ideal de vida de perfección, propuesto sólo a los más fervorosos, de abstinencia total de la actividad sexual.
----------El énfasis con el cual se exaltaba por encima de todos los estados de vida la elección de la virginidad y la exagerada severidad con la cual se condenaban las culpas sexuales como si fueran las más graves de todas, terminaron, a partir del período inmediatamente posterior al Concilio Vaticano II, por suscitar una reacción descompuesta, pero en parte comprensible, que metódicamente y progresivamente ha destruido todos los frenos morales a la lujuria, que ahora se extiende en sus formas más perversas y abominables, pero que para muchos, que han perdido el sentido moral, son cosas normales, signos de libertad y de diversidad.
----------Sin embargo, hay que reconocer que la ética prewojtyliana ha maltratado, aunque sin querer, el sexo, por una malentendida defensa del espíritu. Y ahora el sexo se venga. Se lo ha detenido más acá de lo lícito y ahora está yendo más allá de lo lícito. Se había puesto demasiado énfasis en la procreación y ahora se odia la procreación. Se había reprimido demasiado el placer y ahora se produce una orgía del placer.
----------El aire cultural que respiramos se ha vuelto viciado, y esto suele suceder también en el seno de la Iglesia. Todos estamos contaminados. Es necesario abrir las ventanas. Es necesario abrirse a la entera enseñanza de la Escritura sobre el sexo y no detenernos en aquello relativo a la vida presente, interpretado para peor de manera platónica. Es necesario recuperar el libro del Cantar de los Cantares. Es necesario abrirse a la protología y a la escatología. El mensaje ético de Juan Pablo II está todo aquí, pero implica una gran conversión.
----------La ética sexual prewojtiliana se había cerrado en la consideración de una situación humana deficitaria y en definitiva de pasaje, una situación transitoria, una situación cuyo significado profundo es incomprensible sin esos dos puntos de referencia que son la protología y la escatología.
----------En cambio, ha sucedido que al querer regular la conducta sexual, nos hemos detenido en una concepción del sexo relativa sólo a los límites, a las características y las miserias de la presente situación terrena y mortal, como si toda la realidad de la sexualidad se restringiera dentro de estos angostos y desalentadores límites, como si esta miserable situación fuera la única posible, como si el sexo fuera un placer prohibido, olvidando el hecho de que para comprender verdaderamente qué es y cuánto vale la sexualidad en el plan de Dios, no basta en absoluto detenerse a considerar el sexo como estímulo a la concupiscencia (fomes peccati), sino que es necesario ampliar la mirada al estado edénico y a la perspectiva de la resurrección final.
----------La brillante idea que le ha venido en mente al papa san Juan Pablo II (aunque debe decirse que la doctrina del Papa ha sido precedida por la de santo Tomás de Aquino, quien intuyó que en la resurrección existirán el ser varón y el ser mujer), profundamente arraigada en una lectura más atenta y más clara del Génesis y de las Cartas de san Pablo, ha sido la de aplicar a la vida sexual el enfoque escatológico de la ética propuesta por el Concilio Vaticano II. Se trata sustancialmente del anuncio paulino del hombre nuevo o de la nueva creatura nacida del bautismo. Ya desde ahora el cristiano disfruta de las "primicias del Espíritu" y de la "caparra del Espíritu Santo", que son la pregustación o anticipo del sexo escatológico, de ese "cuerpo espiritual", que ha superado la carnalidad y ha reconciliado el espíritu con la carne, es decir, con el sexo.
----------Por otra parte, el papa Wojtyla no olvida que si hay un autor bíblico que subraya la importancia del sacrificio, de la inmolación, de la renuncia y de la austeridad de la vida cristiana, ese es precisamente el apóstol san Pablo, muy consciente de las lamentables consecuencias del pecado original en la vida presente y, por tanto, apasionado sostenedor y actor de la lucha del espíritu contra la carne.
----------Sin embargo, el Papa nos hizo comprender que ningún autor bíblico es tan esclarecedor, consolador y alentador como san Pablo para hacernos gustar de una felicidad que no se pospone del todo al más allá, sino que comienza ya aquí, aunque sea en medio de las tribulaciones y en la cruz cotidiana.
----------El papa Wojtyla ha demostrado que esto también ocurre en el campo del sexo, abriéndonos a las perspectivas de la protología y de la escatología y precisando la superioridad de esta segunda sobre aquella primera, porque el estado edénico prevé el matrimonio y la procreación, mientras que el estado final implica la pura y simple expresión del amor: ya no son dos, sino una sola carne.
----------Así, Juan Pablo II nos ha explicado que las palabras de Cristo "serán como los ángeles" no deben ser entendidas como una exclusión del sexo varón-mujer, sino que significan que ya no habrá matrimonio, en cuanto ello dice la procreación, ya que en el paraíso del cielo ha cesado el incremento numérico de la especie. El "como los ángeles" quiere decir entonces simplemente que el espíritu del hombre tendrá pleno dominio sobre el sexo; serán esas creaturas, esos cuerpos espirituales, de los cuales habla san Pablo.
----------El generismo es el caso más significativo, más penoso y miserando, de la disolución anárquica de la sexualidad, que es la reacción extrema, desesperada y rabiosa (el así llamado "orgullo gay") a una ética sexual, que ha durado demasiados siglos, que se le ha ido demasiado la mano sobre la muy real oposición del espíritu a la carne. Pero que se ha olvidado que al fin de cuentas la voluntad de Dios es la armonía entre el espíritu y la carne. Sólo que para ver esta armonía es necesario ir más allá del presente estado conflictivo y centrar la atención en ese ideal de sexualidad que nos es dado por la protología y por la escatología bíblicas.
----------Ciertamente, para aceptar esta visual enraizada en la Escritura y Tradición, vuelta a enseñar por Juan Pablo II, una dificultad está dada por el hecho de que esta concepción no se demuestra en base a la antropología filosófica, sino que se necesita fe. ¿Pero puede un generista acceder a la fe? Debemos trabajar para garantizar que llegue a ella, porque sólo así podremos remediar el error del generismo.
----------Por consiguiente, suponiendo la fe, surgen algunas preguntas, que ahora tan sólo me limito a plantear, como objeto de futuras indagaciones que deberán  ser emprendidas: ¿cómo exactamente ha sido el sexo edénico? ¿Y cómo será exactamente el escatológico? ¿Cómo imaginarlos? ¿Cómo realizarlos? ¿Cómo hacerlos? ¿Tenemos una conexión en la vida presente? ¿El sexo que conocemos aquí es el mismo que el ultraterreno? ¿Cómo testimoniar al homosexual estos datos de fe? ¿Con qué conducta? ¿Con cuáles explicaciones? ¿Con cuáles descripciones? ¿Con cuáles ejemplos? ¿Con cuáles experiencias?
----------Una cosa, sin embargo, es segura: que mantenerse en la rigidez sobre las posiciones pre-wojtylianas, todavía hoy presentes, no resuelve el problema de la sodomía, sino que lo agrava, porque insiste en un enfoque platónico de la sexualidad que no muestra la belleza de la unión sexual varón-mujer, sino que la presenta sólo como limitada a la procreación y como algo que induce a la tentación.
----------De tal modo el generista sigue ignorando, continúa permaneciendo en la oscuridad, acerca de la belleza de esa unión, siente repugnancia por ella y, por otra parte, dado que experimenta el deseo de placer sexual, encuentra una alternativa ilusoria en la unión homosexual. Pero si nosotros conseguimos mostrarle con la palabra y con el ejemplo la estupenda belleza de esa unión en toda la amplitud de la visión protológica y escatológica, podríamos estar seguros de que él, salvo que se haya convertido en un monstruo, no podría dejar de sentirse profundamente involucrado y entusiasmado ante un proyecto semejante, perfectamente conforme a sus inclinaciones y a sus necesidades sexuales más auténticas y profundas.
----------La visión wojtyliana de la castidad nos hace comprender que la abstinencia sexual no es un valor absoluto, no es lo máximo de la realización humana, sino que no es más que un expediente de emergencia relativo a la presente naturaleza caída, apto sobre todo para aquellos pocos que aspiran a una superior libertad espiritual superior que son los religiosos, los eunucos en vistas del reino de los cielos, a quienes, por lo demás, Cristo promete, a cambio de su compromiso, el ciento por uno ya desde esta vida. El libro del Qohélet (Ecl 3,5) dice con razón que "hay un tiempo para abrazarse y hay un tiempo para separarse". Los brazos están hechos para abrazar; uno se puede abstener de ello, pero sólo de modo provisorio.
----------Una potencia vital está hecha para actuarse. Los oídos están hechos para oír, el tacto está hecho para tocar, la vista está hecha para ver, la inclinación sexual está hecha para expresar el amor. Desde que el mundo es mundo, todos los enamorados lo saben. Lo sabe también el libro del Cantar de los Cantares, que es Palabra de Dios, y debe ser redescubierto como tal. En efecto, ¿qué es el amor sino la unión entre dos personas proporcionadas la una a la otra? ¿Y qué proporción más perfecta existe entre dos personas que la armonía sexual? También el homosexual siente la necesidad de amar. También él busca la armonía, la reciprocidad. ¿Por qué no la encuentra donde ella está y la busca donde no está? ¿Qué idea se ha hecho de la unión del varón con la mujer? ¿Qué le ha sido presentado? ¿Qué ejemplos ha visto? ¿Quién se los ha acercado? ¿Con cuáles perspectivas? ¿Ha conocido la verdadera sexualidad tal como la presenta san Juan Pablo II?
----------Sin embargo, surge una grave pregunta: pero entonces, se dirá, ¿qué sentido tiene la virginidad de Cristo y de la Virgen María? Pues bien, digamos con franqueza, incluso a riesgo de sorprender a alguno, que, más allá de las apariencias, es muy diferente del voto de castidad de los religiosos, digno sin embargo de alta estima y respeto, independientemente de lo que Lutero pensara del voto de castidad.
----------Sin embargo, es importante dejar esta temática bien en claro, precisamente cuando una cierta tradición de espiritualidad presenta a María y a Jesús como supremos modelos para los religiosos consagrados, que la idea no es errónea, pero que también es necesario aclararla para evitar el equívoco. En el caso del religioso por una parte y en el caso de Jesús y María por la otra, la castidad tiene un significado y una razón de ser muy diferentes, por el simple motivo de que Jesús y María estaban exentos de las consecuencias del pecado original, mientras que todos los otros hombres están infectados por la culpa original.
----------Esto está implicando que mientras en el caso de Jesús y María la virginidad tiene un valor exclusivamente teológico, en cuanto íntimamente conectada con su excelentísima y única unión con Dios purísimo espíritu, en el caso del religioso la virginidad es un medio elegido para permitirle el alcanzar esa superior libertad espiritual a la cual Dios lo ha llamado en el estado actual de naturaleza caída.
----------En definitiva, la comparación del religioso con el sodomita mide toda la distancia entre la más alta valorización y la más miserable degradación de la sexualidad que se puede descubrir en la conducta de una persona. Entre la sublimidad y la abyección parecería no haber contacto. Y sin embargo sobre todo en el caso de los religiosos y en el caso particular de la pareja consagrada, precisamente por la elevada perfección de la reciprocidad varón-mujer por ellos alcanzada, es la misericordia que se inclina sobre la miseria, están llamados de modo excelente a atraer a los homosexuales fuera de su prisión para conducirlos a la libertad, fuera del falso placer para conducirlos al verdadero, fuera de las tinieblas para conducirlos a la luz mostrándoles la belleza de la sexualidad protológica y de la sexualidad escatológica, aquella por la cual Adán, al encontrarse con Eva, exclamó : ¡He aquí por fin el hueso de mis huesos y la carne de mi carne!
   
Misericordia y corrección fraterna
   
----------Concluyamos ahora esta serie de notas resumiendo en unas pocas palabras la pastoral que es necesario implementar para con los homosexuales, precisamente en una doble actitud: por una parte, una actitud de acogida de los homosexuales en la vida de la Iglesia y, por otra parte, la remisión del pecado de sodomía. Vale decir, en otros términos, la doble actitud de misericordia y de corrección fraterna. Hoy en la Iglesia, si bien es comprendida la primera actitud, suele pasarse por alto la segunda.
----------Una reciente publicación nos sirve para ejemplificarlo. En la revista bimestral De las Abejas a las Rosas n.6 del pasado mes de noviembre publicada por el monasterio del Santuario de Santa Rita da Casia (de la provincia de Perusa, Italia) ha aparecido una colección de artículos dedicados a la promoción de la caridad que se debe practicar hacia los homosexuales y la conducta que se debe seguir para con ellos, a fin de que ellos puedan sentirse y ser miembros vivos, activos y acogidos en la comunidad eclesial.
----------La intención que viene inculcada por parte de los redactores de los artículos de poner en ello todo el empeño de la buena voluntad y de nuestra laboriosidad, es óptima y de extrema actualidad, además de importante. Es el compromiso que se nos pide, un verdadero banco de prueba para todos nosotros católicos, que, detrás del apremiante llamamiento de Cristo, del que se hace eco fuertemente e insistentemente el Santo Padre, estamos más que nunca exhortados a poner toda nuestra voluntad y nuestra laboriosidad en mostrar a una humanidad que se siente desorientada, marginada, juzgada, excluida o despreciada, la belleza de pertenecer a una inmensa familia de hermanos y hermanas de las más diversas condiciones humanas, nacionales, sociales, psicológicas, étnicas y culturales, que se aman en Dios en busca de su Rostro, repartidos por el mundo al servicio de los más pobres, los más sufrientes y los más necesitados.
----------La comunidad de elección en la cual cada varón y mujer puede hacer fructificar al máximo sus recursos naturales y los talentos que Dios les o le ha dado, la comunidad en la cual florece al máximo el amor fraterno y la comunión con Dios, la comunidad en la cual, gracias a la redención de Cristo, cada uno y cada una son gradualmente libres del pecado, y de las consecuencias penosas y penales del pecado original, la comunidad en la cual, gracias al bautismo y a los demás sacramentos, cada uno y cada una, adoptados como hijos de Dios, mediante el ejercicio de la fe, de la esperanza y de la caridad, es nueva creatura y el hombre viejo viene gradualmente sepultado, recupera gradualmente la inocencia originaria y pregusta en el Espíritu Santo la futura resurrección, esta comunidad una, santa, católica, apostólica y escatológica es la Iglesia.
----------En la Iglesia, bajo la guía de los pastores y del Papa, pastor universal, nos instruimos, nos educamos, nos beneficiamos, nos ayudamos, nos convertimos, nos santificamos, nos corregimos, nos conmiseramos, nos soportamos, nos perdonamos, mutuamente, cada uno según las propias capacidades, los propios dones, los propios talentos, la propia vocación, los propios oficios, las propias tareas, formando un único pueblo, el pueblo de Dios, y un único cuerpo, el cuerpo místico de Cristo, caminando juntos en un único perenne sínodo.
----------Un valor emergente abordado por el mencionado fascículo de la revista del Santuario de Santa Rita, es el de la sexualidad, tal como Dios la ha querido, como factor concurrente a la humana felicidad sobre esta tierra y en el paraíso del cielo. Varón y mujer los creó, porque no es bueno que el hombre esté solo. Por esto Dios ha creado al varón y a la mujer para que se socorran y se completen recíprocamente no sólo en la procreación, sino también y sobre todo en el progreso de las virtudes y en el hacerse santos, ya que, si la procreación es perspectiva de esta tierra, la unión del varón con la mujer está destinada a alcanzar su plenitud eterna en la futura resurrección, donde el procrear habrá cesado y sólo quedará el amor.
----------En la vida presente, varón y mujer sufren las penosas consecuencias del pecado original, que ha arruinado el proyecto originario edénico divino, introduciendo numerosos contrastes, distorsiones y dificultades: el conflicto entre varón y mujer, en lugar de la unión; la pérdida de la reciprocidad entre varón y mujer con la adquisición de una orientación sexual en la cual falta la reciprocidad por la ausencia del sexo correspondiente sustituido por otro sujeto del mismo sexo; la fuerza casi irresistible del apetito sexual, que ejerce una tal atracción, al punto de presentarse como más atrayente que los mismos valores del espíritu; la rebelión del sexo contra el espíritu, con la perspectiva para algunos llamados a una más alta espiritualidad, de practicar la abstinencia sexual y de renunciar al matrimonio.
----------En esta condición humana que roza la tragedia y tienta a la desesperación, he aquí que la Iglesia no es sólo la gozosa comunión de los hermanos que pregustan la Jerusalén celestial, sino que es también, como ha dicho el Papa, un "hospital de campaña". En la Iglesia surge, sí, el hombre nuevo, pero permanece todavía vivo el hombre viejo con sus pecados y sus concupiscencias. He aquí, entonces, la obra, de la oración, de la perseverancia, del coraje, de la conversión, de la paciencia, de la espera, de la purificación, de la expiación, de la ascética, de la renuncia, del sacrificio vivido en la cruz y en la resurrección de Cristo.
----------En base a estas consideraciones, no puedo aquí pasar por alto el señalar que el enfoque dado por los autores de los artículos, si por una parte es elogiable por la actitud respetuosa hacia las personas homosexuales, parece sin embargo deficiente respecto a aquella que debe ser la obra educativa y correctiva de la tendencia a los actos de homosexualidad, los cuales, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (n.2357), "son intrínsecamente desordenados", porque el orden en el campo de la actividad sexual es el establecido por Dios en el plan de la creación y en la perspectiva de la resurrección, según cuanto se ha dicho antes. Esto no quiere decir que sea siempre posible corregir esta tendencia, pero es siempre posible y debido y necesario eliminar el pecado todas las veces que viene cometido.
----------Encomendamos a la intercesión de Santa Rita de Casia, Santa de los imposibles, el celestial cuidado de estos hermanos nuestros, pidiéndole que ore por ellos ante Nuestro Señor, a fin de obtener para ellos una gracia que parece imposible, pero que imposible no es: la práctica serena y perfecta de templanza sexual, en el respeto de la tendencia natural deseada por Dios.

28 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    a partir de la crítica que usted ha hecho a los artículos del periódico Dalle Api alle rose, ¿se podría formular también una crítica similar frente a la reciente declaración Fiducia Supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe?
    Es decir, que la declaración Fiducia Supplicans, como usted dice respecto de la revista, "si por una parte es elogiable por la actitud respetuosa hacia las personas homosexuales, parece sin embargo deficiente respecto a aquella que debe ser la obra educativa y correctiva de la tendencia a los actos de homosexualidad"?
    En lo que a mí respecta, esta es la crítica que he podido formular a la mencionada Declaración.

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    1. Querido Ernesto,
      yo noto una profunda diferencia entre las tesis de la Revista de los Agustinos y la Instrucción del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Esta diferencia es un verdadero y propio contraste, que consiste en el hecho que, mientras la Revista, bajo el color de promover la aceptación y acogida caritativas hacia estas parejas, muestra con claridad legitimar el pecado, llegando incluso a sostener que la Escritura no condena la sodomía; en cambio, si bien es cierto que el Documento de la Santa Sede no dice explícitamente que la práctica homosexual es pecaminosa, sin embargo, utiliza muchas expresiones, de las cuales se entiende con certeza que se parte del presupuesto de la prohibición de la sodomía.
      Y por lo demás, no podría ser de otra manera, porque esta prohibición está basada en el VI Mandamiento, que es ley divina.
      ¿Cuáles son las expresiones que en la declaración Fiducia Supplicans nos hacen entender esto?
      1. Se habla explícitamente de pecado y no se requiere mucho para entender a cuál pecado el Documento se refiere.
      2. Se prohíbe un ritual para la bendición, dejando entender que el ritual sólo es adecuado sólo para bendecir actos que son conformes con la Ley divina, como por ejemplo el matrimonio.
      3. Se dice repetidamente que estas uniones no deben ser confundidas con el matrimonio, dejando entender con claridad que en estas uniones está presente un acto que no es moralmente lícito.
      4. Se reitera la prohibición de las relaciones sexuales extraconyugales, lo que deja claramente entender que en esto están también comprendidas las relaciones homosexuales.
      5. Se habla de uniones irregulares. Lo que hace entender que ellas no son conformes a la regla de la moral.
      6. Se habla ampliamente del deber para la pareja de practicar la virtud de la penitencia y de cumplir un camino de conversión. No es difícil entender de cuál pecado se deben arrepentir y qué cosa deben hacer para remediar este pecado.
      7. Se habla ampliamente de la tarea del sacerdote y de los educadores, mostrando su deber de estimular en la pareja un camino de penitencia y de conversión. Se comprende, como he dicho anteriormente, de cuál pecado se deben liberar, aunque este camino de liberación pueda durar toda la vida.

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    2. Estimado padre Filemón,
      hace minutos me ha llegado el aviso de este comentario suyo, y bendigo a Dios por haberlo leído, porque veo que inmediatamente tenemos un análisis sereno y objetivo de la postura de la declaración del DDF. Y esto frente a las desorbitadas críticas de los tradicionalistas, que por remarcar lo doctrinal, olvidan las necesidades pastorales, y frente a las también desorbitadas alabanzas de los progresistas, que por remarcar lo pastoral piensan que ha sido cambiado lo doctrinal.
      Distinguir para unir es la regla de oro, aquí también.
      Para entender la decisión del DDF y del Papa, es necesario ante todo la tarea del distinguir: se trata de una decisión PASTORAL, que trata de aprovechar las ocasiones pastorales de aquellas parejas irregulares que le piden algo a la Iglesia: que puede ser bendecir una imagen, una estatuilla de un santo, una medalla, o incluso, como en este caso, la bendición hacia dos personas, y la Iglesia se lo da (sin que se bendiga la unión, sino a las personas, es decir, sin que se bendiga el pecado). Pero a la vez teniendo en claro que la misericordiosa benevolencia PASTORAL, no quita la vigencia de lo DOCTRINAL: el pecado sigue siendo pecado.
      Por eso creo que el pastor (párroco, sacerdote, laico comprometido, etc.), si se ve implicado en este tipo de bendiciones, habiendo sabido DISTINGUIR, deberá también UNIR. Vale decir, en el mismo rito de bendición, que implica un caritativo gesto PASTORAL, debe ser incluído el elemento DOCTRINAL, vale decir, el recordarle a la pareja en situación irregular, su deber de iniciar ese camino de conversión, de modo de tratar de cumplir la Ley divina.

      Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    3. Estimado Sergio,
      comparto plenamente sus consideraciones.
      Pienso que con toda delicadeza y prudencia sería bueno motivar con buenos argumentos el por qué la sodomía es pecado, porque noto que un grave problema es el hecho que muchos no la consideran un pecado, sino simplemente una orientación sexual diferente, y se sostiene que sería necesario respetar como cualquier otra orientación.
      Por lo tanto, se advierte que se ha perdido la percepción de la distinción entre aquellos actos morales conformes con la naturaleza y aquellos contra la naturaleza. Está muy extendida la idea de que el cuerpo es una materia libremente plasmable por la voluntad, como si Dios mismo no hubiera fijado normas precisas para nuestra conducta en el gobierno de nuestro sexo.
      Por tanto, es necesario un gran empeño doctrinal, siempre acompañado de una competente atención pastoral, acerca de la cual hay que decir que hoy se han hecho consoladores progresos, que deben ser un reclamo para quienes todavía están atrapados en una mentalidad exclusivista, que con el pretexto de que la sodomía es pecado faltan a la caridad y a la misericordia hacia este tipo de personas.

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  2. En la declaración Fiducia supplicans, la Santa Sede, oficialmente a través del dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha autorizado con supuestos fundamentos teológicos, la bendición para parejas homosexuales.
    Circulaban desde hacía tiempo los rumores de que se estaba preparando este documento, pero parecía demasiado. Yo no le dí crédito a los rumores, pero me equivoqué.
    Los sodomitas ahora pueden ser bendecidos; el pecado dejó de serlo. La Iglesia convalida el derecho universal e irrestricto al coito.
    ¿Cómo puede explicar el cardenal Fernández y su valedor, el Papa Francisco, que hace dos años ese mismo discasterio había dicho exactamente lo contrario?
    La bendición, al ser un sacramental, no actúa ex opere operato, como los sacramentos; por lo que que es completamente ineficaz si quienes la administran o quienes la reciben no están en gracia de Dios. Están engañando a los pobres pecadores, por mera propaganda.
    El edificio de la Iglesia se derrumba.
    Usquequo, Domine? ¡Exsurge Domine!

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    1. Estimado Rubén,
      la bendición de la cual habla el Documento no se refiere en absoluto al pecado de sodomía. En cambio, el Documento insiste en la necesidad de que la pareja luche contra el pecado, haga penitencia, ponga en acto los talentos recibidos de Dios, se dedique a las buenas obras y busque la santidad.
      La bendición se refiere a todo cuanto de bien exista ya en ellos, considerando que ellos también son creaturas creadas a imagen de Dios y llamadas a la salvación.
      Es claro que para recibir dignamente la bendición, deben estar en gracia de Dios, lo que quiere decir que, si han pecado, deben haberse confesado y purificado de la culpa. La recepción de la bendición hecha en gracia aumenta la gracia.
      Ciertamente también se requiere que la persona que da la bendición esté en estado de gracia, pero para que la gracia surta su efecto es suficiente que quienes la reciben estén en estado de gracia.
      El considerar que ellos, en cualquier caso, se encuentren en estado de pecado mortal, es un juicio temerario que debe ser evitado.
      La bendición también se refiere a su unión, naturalmente en cuanto ella tiene de bueno, y sirve precisamente para desarrollar este aspecto positivo, alejando la tentación al pecado.
      Finalmente, es absolutamente impensable que el Papa pueda legitimar el pecado de sodomía, porque ese pecado está prohibido por el VI Mandamiento, que es verdad de fe.

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    2. Estimado Padre, ¿cómo se explica entonces que inmediatamente de conocida la noticia la declaración Fiducia supplicans sobre la bendición a parejas homosexuales, la reacción de muchos observadores haya sido la misma: incredulidad, azoramiento, estupefacción. La sensación es la de haber saltado desde un barranco, ese mismo barranco sobre el cual el Papa Francisco estuvo haciendo equilibrios durante todo su pontificado. El daño, gravísimo, es ya irreparable y la Iglesia se encuentra en caída libre.
      Los oficiales de la Curia Romana no son precisamente tradicionalistas; sin embargo, también ellos deben estar espantados y furiosos. Es fácil deducirlo pues hace dos años, el mismo dicasterio de la Doctrina de la Fe había publicado un documento que decía exactamente lo contrario a lo publicado ahora, y los teólogos que allí trabajan siguen siendo los mismos. ¿Se contradijeron? No lo creo. Esto fue un artefacto redactado por Fernández, aprobado por Bergoglio y publicado sin transitar el recorrido habitual, más allá de las desacostumbradas declamaciones de discusión con las que se abre el texto. No aclares porque oscurece, habría que decirle al cardenal Fernández.
      Otro que debe estar también enfurecido es el cardenal Parolin, que hace pocas semanas escribió a los obispos alemanes afirmando que la cuestión de la bendición a las prácticas homosexuales era innegociable.
      La primera pregunta que aparece es por qué se ha promulgado este documento. ¿Por razones pastorales? No me parece a mí que las parejas integradas por personas del mismo sexo estén agolpadas a las puertas de las iglesias esperando ser bendecidas. Y aquellas que sí querían esa bendición, ya la obtuvieron hace mucho tiempo. La práctica, al menos en unos cuantos países, es usual desde hace al menos veinte o treinta años. Los motivos son otros, y el principal, en mi opinión, es continuar delineando un pontificado ya no progresista sino rupturista. Bergoglio y Fernández quieren terminar de edificar una nueva iglesia, completamente desgajada de la que fue fundada por Nuestro Señor y que se mantuvo firme en su doctrina durante veinte siglos. Ambos quieren tener el privilegio de ser los autores de la consumación del Concilio Vaticano II. Y lo han logrado.

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    3. Estimado Rubén,
      comprendo muy bien la amargura, el malestar, el escándalo y la irritación que pueden sentir muchos católicos. Efectivamente, el Documento no brilla por su claridad al recordarnos que la sodomía es pecado. Sin embargo, tras un atento análisis, es posible recabar algunos puntos en los cuales es fácil ver la referencia a la sodomía. Tengo la intención de ilustrar estos puntos en un próximo artículo, en este blog.
      Debemos decir que efectivamente entre el Documento de hace dos años y el de hoy, hay un cambio, que consiste en un mayor empeño de la Iglesia en el explicar el valor de la bendición y en el aclarar la situación de estas parejas, no sólo en los aspectos negativos, sino también en los positivos. Por tanto, no debe pensarse que este Documento contradice al precedente, sino que lo mejora. Se mantiene siempre sobrentendida e implícita la prohibición de la sodomía, tanto en el Documento precedente como en el actual, dado el hecho que esta prohibición forma parte del VI Mandamiento.
      Yo creo que, si ha intervenido Fernández, que es el responsable de la custodia de la Doctrina de la Fe, hay que pensar que se esté en medio de un grave problema pastoral sobre el cual ciertamente la Santa Sede debe estar en posesión de suficientes informaciones.
      Por otra parte, creo también yo que a muchas parejas no les interesa la bendición, porque quizás ni siquiera son católicos. Pero al mismo tiempo hay que tener presente la importancia de la bendición y por ello debemos entender el esfuerzo de Fernández en poner de acuerdo por un lado el beneficio de una bendición y por el otro el advertir a la pareja el mantenerse en aquellas condiciones morales que les hagan dignos de ser bendecidos.
      Es cosa muy importante saber reconocer en esta Iglesia del papa Francisco a la misma Iglesia fundada hace 2000 años por Nuestro Señor. Si nosotros conocemos la historia de la Iglesia y hacemos una comparación a la luz del concepto de Iglesia, que nos enseña el Catecismo, nos daremos cuenta de que el papa Francisco, como todos los Papas que le han precedido, más allá de sus innegables defectos humanos, en fuerza del Espíritu Santo que lo asiste, está conservando intacta esa misma Iglesia que Jesucristo ha fundado, aunque la Iglesia de hoy es mucho más compleja que aquella del pasado, así como un organismo adulto está compuesto por un número mucho más elevado de células, que un embrión.
      También reconozco que el papa Francisco se está ezforzando y luchando por mantener unida a la Iglesia, desgarrada por un conflicto de sesenta años entre filo-lefebvrianos y modernistas. El Concilio Vaticano II no tiene nada que ver con la presente crisis, sino que la responsabilidad de haber desencadenado el actual desorden eclesial debe atribuirse exclusivamente a los modernistas.
      En cuanto a los filo-lefebvrianos, aunque se han dado cuenta del renacimiento del modernismo, han iniciado una reacción anticonciliar, que en lugar de hacer avanzar a la Iglesia la hace retroceder y en lugar de procurar la paz han exacerbado el conflicto. La solución consiste en un catolicismo que sepa conciliar progreso y tradición, en obediencia a la verdadera interpretación del Concilio y en comunión con los Papas del postconcilio.

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  3. Las explicaciones del padre Filemón de la Trinidad son sumamente claras. Sin embargo, la situación actual de malestar eclesial, que parece ir en aumento, me llena de interrogantes y dudas.
    El arzobispo de Astana (Kazajstán), Peta, junto con su obispo auxiliar Athanasius Schneider, han prohibido a sus sacerdotes bendecir a las parejas irregulares.
    Resumo sus declaraciones:
    Los sacerdotes y fieles no deben aceptar realizar y recibir ninguna forma de bendición de parejas en situación irregular y de parejas del mismo sexo.
    La petición, formulada en un comunicado fechado el 19 de diciembre y enviada a todos los sacerdotes y parroquias de su archidiócesis, el arzobispo Tomash Peta de Santa María en Astana, Kazajstán, junto con el obispo auxiliar Athanasius Schneider, explica que la nueva declaración Fiducia supplicans es un "gran engaño" y que las bendiciones para las parejas homosexuales "contradicen directa y seriamente la Revelación divina, la doctrina y práctica ininterrumpida y bimilenaria de la Iglesia Católica".
    En el comunicado en respuesta a la declaración de la Santa Sede, Peta y Schneider advierten a sacerdotes y fieles: "Este esfuerzo por legitimar tales bendiciones" tendrá "consecuencias destructivas y de gran alcance" y transformará efectivamente a la Iglesia católica en un "agente de propaganda" de la ideología homosexualista.
    Siguen diciendo los dos prelados, que el documento, aunque no autoriza el "matrimonio" de parejas del mismo sexo, no debe cegar a pastores y fieles al gran engaño y al mal que reside precisamente en la autorización de bendecir a parejas en situaciones irregulares y del mismo sexo. "Bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo significa abusar flagrantemente del Santísimo Nombre de Dios, ya que este nombre se invoca sobre una unión objetivamente pecaminosa de adulterio o actividad homosexual".
    En la nota firmada por Peta y Schneider se lee: "Como sucesores de los Apóstoles y fieles al juramento solemne, hecho en ocasión de nuestra consagración episcopal, de conservar el depósito de la fe en pureza e integridad, según la tradición siempre y en todas partes observada en la Iglesia desde desde los tiempos de los Apóstoles, exhortamos y prohibimos a los sacerdotes y a los fieles de la arquidiócesis de Santa María en Astana aceptar o realizar cualquier forma de bendición a parejas en situación irregular y a parejas del mismo sexo. Ni que decir tiene que todo pecador sinceramente arrepentido y con la firme intención de no volver a pecar y de poner fin a su situación de pecado público (como, por ejemplo, la convivencia fuera de un matrimonio canónicamente válido y la unión entre personas del mismo sexo) puede recibir una bendición".
    "Con sincero amor fraternal y el debido respeto -concluyen los dos prelados-, nos dirigimos al Papa Francisco, que, al permitir la bendición de parejas en situación irregular y de parejas del mismo sexo, no camina con rectitud según la verdad del Evangelio (cf. Gal 2,14), para retomar las palabras con las que el apóstol San Pablo amonestó públicamente al primer Papa en Antioquía. Por eso, en el espíritu de colegialidad episcopal, pedimos al papa Francisco que revoque el permiso de bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo, para que la Iglesia Católica pueda brillar claramente como columna y fundamento de la verdad (1 Tim 3,15) para todos aquellos que buscan sinceramente conocer la voluntad de Dios y, cumpliéndola, alcanzar la vida eterna".

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    1. Estimado Miguel Angel,
      la intervención de estos dos obispos, me entristece mucho. Evidentemente no han sabido apreciar el aspecto positivo del Documento.
      Yo mismo tendría algunas reservas, que presentaré en un próximo artículo. Puedo decir en dos palabras de qué se trata. Es necesario mayor claridad en el recordar que las relaciones homosexuales están prohibidas y se debe motivar o justificar esta prohibición con argumentos persuasivos, que no faltan. En realidad, el Documento deja entender muy bien que se trata de un pecado, pero lo dice sólo indirectamente y esto, en mi opinión, es pastoralmente poco eficaz, por no decir contraproducente, porque son expresiones que pueden ser malinterpretadas.
      Otra cosa a tener en cuenta es que el contenido del Documento no es de naturaleza doctrinal, como para poner en juego la doctrina de la fe, aún cuando el Documento haya estado emitido por el específico Dicasterio.
      Lo único de carácter doctrinal es la naturaleza y la finalidad de la bendición, materia que es tratada muy bien.
      Ciertamente es de fe la prohibición de la sodomía, pero sería un gravísimo error interpretar este Documento como legitimación de tal pecado. Una cosa de tal género es impensable por parte de un Dicasterio que está específicamente deputado para la custodia de la doctrina de la fe.

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  4. Estimado Padre,
    comprendo sus argumentos, pero con el paso de los días se suman las declaraciones de enteras Conferencias Episcopales en contra de este documento, además de Cardenales, como Gerhard Müller.
    Más allá del daño y del efecto que puede reportar este documento, la pregunta que muchos nos hacemos es cómo se sale de esta situación. La Iglesia, si quiere sobrevivir, no puede sostener y convalidar la declaración Fiducia supplicans. ¿Será posible volver atrás? Durante este pontificado, es ciertamente imposible. Pero entiendo que existen al menos dos elementos que pueden ser útiles al próximo pontífice para tratar de reparar parte del daño infligido. En primer lugar, el rimero de errores teológicos, litúrgicos y pastorales que contiene el documento y que ya están siendo sacados a luz por varios teólogos serios. Un Papa tendrá todo el poder que se quiera, pero hay cosas que no puede hacer, por ejemplo, eliminar un mandamiento. Porque, de hecho, la declaración elimina del decálogo el sexto mandamiento. Ya no hay pecado que pueda comentarse contra él puesto que toda práctica sexual merece ser bendecida. Y recordemos que los obispos ya habían suspendido, al comienzo de la pandemia, el tercer mandamiento, relevando a los fieles de la obligación de asistir a misa los domingos y fiestas de guardar. Es decir, el pontificado francisquista ha transformado el decálogo en octólogo.
    Por otra parte, creo que es imperioso que las voces contrarias a este documento que echa por tierra veinte siglos de Tradición, se expresen clara, rotunda y masivamente. Mons. Joseph Strickland hizo un llamado a todos los obispos a decirle NO a la bendición de parejas del mismo sexo. Creo que ha llegado la hora de que los cardenales, obispos y sacerdotes hablen, que digan claramente lo que piensan; no es posible que sigan callados como perros mudos. Bergoglio y Fernández están demoliendo la Iglesia y no hay reacción ¿cómo es posible? Si la oposición es contundente ahora, le será mucho más fácil al próximo Papa retroceder y declarar nula a Fiducia supplicans... Lo sé; es pura fantasía. Poco después de conocida la declaración, un sacerdote conservador escribía lo siguiente en sus redes: "Bendecir no es absolver. También se pueden bendecir perritos y gatitos. Hasta tortugas. Y no por ello convalidar que tienen alma, o que, por ello, son hijos de Dios". Son justamente los conservadores, que prefieren, como el avestruz, esconder la cabeza bajo tierra, los peores.

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    1. Estimado Rubén,
      el Documento del cardenal Víctor Fernández nos recuerda en varias ocasiones que la práctica homosexual es pecado. Ciertamente lo hace de una manera alusiva e implícita, pero no es difícil reconocer cuando hace referencia a este pecado. He notado esto en cinco o seis puntos del Documento, que resaltaré en un próximo artículo mío en este blog.
      Por consiguiente, no se trata en absoluto de bendecir un pecado, sino, como nos sugiere el Cardenal, de reconocer que estamos ante dos personas, ciertamente pecadoras, pero que en cuanto personas pueden muy bien estar unidas por una unión espiritual agradable a Dios.
      Es bajo esta luz que la unión puede ser bendecida y fortalecida, mientras que la bendición tiene también como objetivo ayudar a la pareja a liberarse gradualmente del pecado.

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  5. Ya existen numerosas reacciones adversas a Fiducia supplicans. Enumero algunas de ellas: Mons. Joseph Strickland, Conferencia Episcopal de Malawi, Arquidiócesis de Astana; mons. José Munilla, de la diócesis de Orihuela-Alicante; mons. Jaime Fuentes, obispo emérito de Minas; Conferencia Episcopal de Zambia; Conferencia Episcopal de Nigeria; Conferencia Episcopal de Ucrania; Hermandad Británica del Clero Católico; el cardenal Gerhard Müller; Mmons. Carlo María Viganò; Conferencia Episcopal de Ghana; P. Gerald Murray, abogado canónico de la archidiócesis de New York; Conferencia Episcopal de Benin; Conferencia Episcopal de Togo... y la lista seguramente continuará en los próximos días.
    Me parece que la reacción negativa es incluso mayor que en 1968 contra la Humanae Vitae, aunque en sentido contrario...

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    1. La oposición de estos episcopados, y de algunos obispos y cardenales en particular, demuestra que el indietrismo asume distintos grados de gravedad, es decir, que la enfermedad del indietrismo tiene sus niveles. Por supuesto, los niveles patológicos más altos son los del lefebvrismo, el filo-lefebvrismo y el viganoísmo, pero hay niveles más leves de indietrismo, por ejemplo el de estas Conferencias Episcopales, que sin negar en modo alguno ni al Concilio Vaticano II ni al magisterio de los Papas del postconcilio, ni el Novus Ordo Missae, sin embargo, se resisten a avanzar en la Verdad y en la Caridad.

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    2. Estimado Anónimo,
      francamente, me desagrada mucho esta reacción ante la Declaración del cardenal Fernández. Estas reacciones constituyen una señal de que el papa Francisco no ha sido comprendido. Es cierto que el Documento del DDF es poco claro respecto a la pecaminosidad de la práctica homosexual, pero si leemos atentamente el Documento nos daremos cuenta de que aquí la Iglesia no se contradice en absoluto al condenar la sodomía, porque la Iglesia es la guardiana de la doctrina de la fe y nunca podrá suceder que dé el permiso para desobedecer una ley divina y aquí se trata precisamente de esto, es decir, del VI Mandamiento.
      Cuando el cardenal Fernández habla de bendecir la unión, evidentemente no se refiere al aspecto sodomítico, sino al hecho de que se trata de la unión de dos personas, las cuales pueden muy bien estar unidas en una unión espiritual, la cual puede muy bien ser objeto de bendición, también precisamente con el fin de completar un camino de penitencia en relación con ese pecado.

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    3. Estimado Berengario,
      estoy de acuerdo con tus observaciones, aunque confieso que siento un gran dolor al comprobar hasta qué punto no se ha comprendido al Santo Padre, incluso por enteras Conferencias Episcopales.
      Sin embargo, debemos reconocer que somos muchos los que llevamos varios años instando al Papa a que sea más claro. En cualquier caso, este defecto del Santo Padre no justifica en absoluto esta rebelión, que es escandalosa.
      De por sí el Documento es pastoral, por lo cual, en línea de principio, también puede ser criticado. Sin embargo, el buen obispo debe atenerse a obedecer, de lo contrario crea perturbación en el rebaño y da un mal ejemplo. Esto no quita que luego el Obispo pueda dialogar con el Papa, de modo personal, en los debidos modos, acerca de su disenso.
      Has hecho la comparación con lo ocurrido en 1968 tras la publicación de la encíclica Humanae Vitae. Aquí, en 1968, los episcopados rebeldes en verdad se equivocaron, porque el contenido de la encíclica no era sólo pastoral, sino también doctrinal, en el sentido de que aclaraba el dictado de la ley moral natural, siempre en referencia al VI Mandamiento, de modo que, mientras en 1968 el Papa era infalible, en el presente caso del papa Francisco la infalibilidad no está en juego.
      Sin embargo, este hecho no justifica la desobediencia.

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    4. Sí, estimado Filemón, tienes razón, en 1968 los obispos (y las enteras Conferencias Episcopales) estaban rechazando de san Paulo VI sus expresiones doctrinales (infalibles), en la encíclica Humanae vitae, y hoy, las Conferencias Episcopales rechazan de Francisco sus directrices pastorales (falibles) en Fiducia supplicans.
      Sin embargo, ello es así desde el punto de vista objetivo, vale decir, desde el punto de vista objetivo del contenido de Humanae vitae y de Fiducia supplicans.
      Sin embargo, desde el punto de vista subjetivo, vale tener en cuenta que estos Obispos y Conferencias Episcopales, rechazan Fiducia supplicans porque suponen que está cambiando la doctrina.
      Veo aquí, una vez más, además de una incipiente actitud pasadista (que podría agravarse hacia actitudes filo-lefebvrianas), una mala formación teológica, que no sabe distinguir lo doctrinal y lo pastoral.
      Por supuesto, todo esto presuponiendo la poca claridad del papa Francisco en sus documentos (en lo que también concuerdo contigo).

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    5. Permíteme una nueva observación, estimado Filemón.
      Estas reacciones vagamente "pasadistas" de cardenales, obispos, y enteras conferencias episcopales, tal vez nos estén diciendo que actualmente el "indietrismo" no sea tan minoritario como en general nos parecía a tí y a mí. Quizás sea una fuerza cuantitativamente similar a la del modernismo, aunque el indietrismo no detente actualmente puestos de poder en la Iglesia (como efectivamente poseía algunos en tiempos de Benedicto XVI). Pero..., a juzgar por estas reacciones (que juzgo claramente indietristas en sentido amplio, como ya he explicado), nos estén argumentando a favor de tantos y repetidos reclamos del papa Francisco contra los indietristas. Quizás la actitud del Papa no ha sido, al fin de cuentas, tan desequilibrada...

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    6. Estimado Berengario,
      temo también yo que entre estas intervenciones de protesta contra la Fiducia Supplicans haya algunas que impliquen el grave malentendido de confundir pastoral con doctrina.
      En otras palabras, los rebeldes no se dan cuenta de que la doctrina es mantenida; en cambio lo que cabe señalar es una novedad de carácter pastoral, un estilo más evangélico respecto a un Documento de la Santa Sede de hace apenas tres años.
      En estos tres años ha habido un esclarecimiento importante por cuanto respecta al concepto de unión homosexual. Mientras que el Documento precedente sólo veía el aspecto pecaminoso, esta vez el aspecto pecaminoso es reconocido, pero también se pone en luz el aspecto positivo, que se refiere al hecho que se trata de dos personas, las cuales, como tales, pueden conocer una unión espiritual del todo honesta y agradable a Dios, que como tal muy bien puede ser bendecida y alentada, y de hecho puede servir para ayudarlos en el difícil camino de liberarse gradualmente de la tendencia sodomítica.

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    7. Estimado Berengario,
      hasta ahora el papa Francisco ha tenido una actitud de no preocupación o indiferencia hacia los filolefebvrianos, pero hoy por hoy, en esta situación dramática, en la cual la protesta está aumentando, yo pienso que sería bueno que el Papa encontrara la manera de entablar un diálogo constructivo con los exponentes principales de la corriente indietrista, aunque hayan manifestado de manera tan fuera de lugar su rebeldía.
      Por cuanto respecta a la comparación entre el daño que hacen los indietristas con el que hacen los modernistas, me parece evidente que el daño hecho por los modernistas sea mayor, tanto porque ocupan muchos más puestos de poder como porque ponen en crisis todas las verdades de fe, y también porque tienen mayores medios desde el punto de vista político y económico.
      Por esto, yo mantengo la opinión que el Papa debería ser más severo con los modernistas y más abierto al diálogo con los filolefebvrianos.

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    8. Estimado Filemón,
      estoy de acuerdo. Sin duda, la gravedad de los errores modernistas y el daño por ellos producido en la Iglesia, es mucho mayor que el de los indietristas. También porque la mayor responsabilidad de la reacción indietrista debe ser atribuída a los modernistas. El indietrismo es reacción al modernismo.
      En este sentido, teniendo en cuenta la gravedad de una y otra corriente, sí, el Papa sigue siendo desequilibrado.
      Yo tan sólo hipotetizaba en cuanto a la cantidad de "modernistas" e "indietristas" en el seno del Colegio Episcopal. En sólo este sentido, he dicho que quizás su número no sea tan minoritario. De hecho, en las Conferencias Episcopales que hasta ahora no han reaccionado en contra de Fiducia Supplicans, también existen obispos indietristas (que por muchas razones están callando su parecer).
      Quizás (y sin quizás) Francisco tenga un mejor conocimiento de las tendencias en el Colegio Episcopal universal.

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    9. Estimado Berengario,
      tomo en cuenta que estás de acuerdo con mis opiniones y me complace.
      Un punto sobre el que he estado reflexionando durante años y preguntándome, es cuántos apoyos pueden tener los filo-lefebvrianos o indietristas dentro del Colegio cardenalicio.
      Ciertamente debe haber algunos cardenales que no conocemos, porque de lo contrario no podría explicarme la tenacidad con la que los lefebvrianos e indietristas no sólo resisten, sino que se están fortaleciendo. Quizás Burke y Müller sean sólo la punta del iceberg.

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    10. Sí, es una pregunta interesante, pero me temo que permanecerá para nosotros sin respuesta.
      Si aceptamos, como creo que en esto estamos de acuerdo, un concepto de indietrismo en sentido amplísimo (vale decir, un concepto de indietrismo que experimenta dificultades para progresar en la Verdad y en la Caridad, no obstante la incólume aceptación del Concilio Vaticano II, del magisterio postconciliar y de la liturgia Novus Ordo), intuyo que los indietristas en el Colegio cardenalicio son más de los que se dan a conocer como tales.
      Surge ahora clara la actitud del Santo Padre hacia Burke y Müller. Está claro que Francisco "vió lejos" al evitar que Müller siguiera en el DDF. En retrospectiva, advertimos que la decisión del Papa fue acertada.
      Pero, como tú bien lo señalas, si bien la actitud del Papa es correcta en cuanto llevar al Concilio Vaticano II a su completa implementación, sin embargo, le juegan en contra sus tendencias vagamente neo-modernistas, quizás fruto de sus carencias formativas filosóficas y teológicas, del ambiente argentino en el que desarrolló su anterior apostolado, la idiosincracia jesuítica, etc.

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    11. Estimado Berengario,
      sigo estando muy impresionado por la contestación al Documento del DDF. Nunca antes se había visto una reacción tan fuerte por parte de los filolefebvrianos. Lo que llama la atención esta vez es la presencia de tantos obispos. ¿Qué podría significar todo esto? ¿Y de dónde saca Müller toda su fuerza para oponerse tan duramente al Papa?
      Mi sospecha es que ha sido sobornado por un grupo de Cardenales filolefebvrianos, los cuales esperan que el próximo Papa sea uno de ellos.
      En esta situación, ¿cómo podemos juzgar el comportamiento del papa Francisco? Ciertamente esta vez no puede fingir que no pasa nada. Puede ser que Francisco intente aceptar las críticas justas que le llegan desde esta parte. Esto sería algo muy bello.
      Una cosa que espero es que el Papa refuerce su voluntad de imparcialidad que ha demostrado recientemente, en modo particular con la condena del gnosticismo y con la recomendación de la sabiduría de santo Tomás. Considero que un gesto de este tipo es muy importante y capaz de reunir en torno a Francisco a todos los católicos normales, que rechazan tanto el indietrismo como el modernismo.
      Este hecho tan importante puede estimular en el Colegio cardenalicio a aquellos Cardenales, que también quieren evitar los dos extremismos opuestos.
      En este punto podemos esperar que los dos partidos extremos puedan disminuir su influencia y pase a reforzarse en el Colegio cardenalicio una corriente favorable a un Papa que pueda reunir lo mejor del pontificado del papa Francisco.

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  6. A mi modesto entender, más allá de la grieta (real, por cierto) entre filo-lefebvrianos y modernistas, la ecuación que hay que ver en todo este drama de las reacciones adversas a Fiducia supplicans, es que en cierta proporción del Colegio Episcopal universal todavía hay mucho camino por recorrer para la completa implementación del Concilio Vaticano II.
    La ecuación me parece simple:
    1. Nos encontramos con un Papa que (con sus virtudes, que las tiene, y con sus defectos, que también los tiene, y enormes) se ha propuesto llevar adelante las reformas del Concilio Vaticano II.
    2. A cincuenta o sesenta años, las doctrinas (infalibles) y directrices pastorales (algunas de ellas discutibles) del Concilio Vaticano II, todavía siguen sin llevarse a cabo. Nada para asustarse: si dicen que Trento llevó dos siglos antes de ser plenamente aplicando, ergo...
    3. Por otra parte, no es un dato menor que el Papa vea cercano el momento de su muerte. Acaba de decir en una entrevista que ante su muerte cercana, ve la necesidad de acelerar cambios. Por cierto, esto es peligroso, pero no hay nada que (teóricamente) se le pueda reprochar.
    4. Y tenemos, como última premisa, el hecho de que hay un Colegio Episcopal que, en alguna proporción, y con alguna gravedad, parece afectado de indietrismo.
    Por ende, el Papa, y su cardenal prefecto del DDF, deben, serenamente, tomar el toro por las astas, y hacer lo que deben hacer.

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    1. Estimado Ernesto,
      estoy de acuerdo en que aún queda mucho por hacer para la plena y verdadera implementación del Concilio Vaticano II. El papa Francisco trabajó duro en esto, pero, en mi opinión, se dejó influenciar por la forma en que los modernistas han interpretado el Concilio.
      En este punto considero que ha sido más equilibrado el papa Benedicto, no obstante sus vacilaciones, puntos obscuros y errores pastorales, que ya repetidamente he puesto de manifiesto. Sin embargo, creo que ciertamente Benedicto trabajó en la dirección correcta para la reforma conciliar y al mismo tiempo ha sabido dialogar con los lefebvrianos (aún cuando luego no supo mantener las riendas del diálogo, y dejó hacer a funcionarios filo-lefebvrianos), pero fue un diálogo en el que lamentablemente el papa Francisco no ha sido capaz, debido a una exceso de severidad hacia los indietristas.
      El problema actual, por cuanto respecta a la reforma conciliar, sigue siendo siempre el de interpretar las enseñanzas doctrinales en el sentido correcto, pero al mismo tiempo es bueno, como dijo el propio Benedicto XVI, saber criticar la parte pastoral, porque en ella hay una tendencia buenista, que está en el origen del actual misericordismo, que ha causado un fuerte laxismo moral, sobre todo en el campo de las costumbres sexuales.

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  7. Estimado Padre: por cuanto respecta a la dificultad que parecen tener algunos Obispos (demasiados, para mi gusto) en distinguir entre la condena a la sodomía, y la caritativa acogida a los homosexuales, yo me pregunto:
    ¿No será que el problema es una psicología homofóbica en estos Obispos?
    Al respecto, yo tengo en cuenta todo lo que usted ha escrito sobre el tema de la condenable homofobia. Pues bien, ¿no la estarán padeciendo estos Obispos?

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    1. Estimado Silvio,
      el creer que haya obispos homófobos me parece poco probable. Quizás haya alguno.
      Lo que yo pienso es que muchos obispos han permanecido atados al Documento de la CDF de hace tres años, donde se prohibía la bendición de la pareja.
      En el último Documento se permite la bendición de la pareja, sin embargo precisando con claridad las condiciones en las cuales esta bendición es lícita y especificando el modo de la bendición.
      Probablemente estos obispos no han percibido la consideración de la dignidad de la pareja, como relación entre dos personas humanas, una relación de por sí espiritual, que puede ser distinguida de la relación sodomita, por lo cual, si por una parte se mantiene la prohibición de la sodomía, por otra se muestra aprecio por el aspecto positivo. Y es esto obviamente lo que viene bendecido, no ciertamente el otro aspecto, el cual, a la inversa, aparece como un defecto que debe ser eliminado precisamente gracias a la gracia de la bendición.

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