sábado, 4 de noviembre de 2023

Del neo-modernismo martinista al filo-lefebvrismo viganoiano

Resulta paradojal el caso de quienes, frente al pontificado de Francisco, han derivado desde un neo-modernismo martinista al más crudo filo-lefebvrismo viganoiano. En tal fenómeno parece percibirse la deriva ideológica consecuente a la pérdida de la fe en la Iglesia. Constituyen un verdadero drama los casos de quienes habiendo visto en las enseñanzas de Benedicto XVI una luz en medio de las tinieblas del mundo, no alcanzan a ver esa misma luz en el pontificado de Francisco, cual si Cristo hubiera faltado a sus promesas. De lo que parecía en ellos un sincero amor a la Iglesia y al Vicario de Cristo, han pasado hoy a los mayores extremos y absurdidades, como el denunciar al mismo tiempo las supuestas herejías del Romano Pontífice hasta las grietas, goteras y suciedad en la Basílica de San Pedro y, caídos en un pasadismo que alcanza niveles de extrema ridiculez, asisten al Novus Ordo Missae con infantiles externalizaciones para obstaculizar su normal celebración.

La desgraciada deriva de Aldo María Valli
   
----------Semanas atrás he vuelto a leer un libro que llegó por casualidad a mis manos hace unos cinco años, publicado por el conocido periodista italiano Aldo M. Valli, Uno sguardo nella notte. Ripensando Benedetto XVI (Chorabooks, Hong Kong 2018). Pero ahora no lo he leído con los mismos sentimientos de la primera vez, no con el mismo agrado de la primera lectura, sino con la preocupación de indagar las raíces de la deriva de este buen católico desgraciadamente hoy atrapado en tinieblas que no le permiten ver la luz.
----------Aldo María Valli [n.1958], es un conocido vaticanista y ensayista, periodista profesional desde 1986, y jubilado de esta profesión hace tres años. Obtuvo título en ciencias políticas en la Università Cattolica del Sacro Cuore, de Milán, con una tesis sobre teoría y técnica de la información. Fue uno de los redactores del diario Avvenire, y durante algunos años trabajó en la RAI de Milán, sobre todo siguiendo la obra del cardenal Carlo Maria Martini, de quien ha sido apasionado admirador, lo cual ya nos está indicando una clara señal para tratar de comprender la deriva de Valli. Repetidas veces hemos hablado aquí de la figura del cardenal Martini como líder del falso "progresismo" rahneriano (en realidad neo-modernismo), en acérrima oposición a las enseñanzas y a la pastoral del papa san Juan Pablo II, e ideólogo del conocido Grupo de San Galo, que ha tenido tanto protagonismo en la llegada del cardenal Jorge Mario Begoglio al solio pontificio.
----------A mediados de la década de 1990, Valli trabaja en Roma, primero como cronista en TG3 nacional, y luego como vaticanista, acompañando al papa san Juan Pablo II en una cuarentena de viajes internacionales. A mediados de 2007 pasa al TG1, también como vaticanista, y en 2019 pasa a RAI Sport, hasta su jubilación en 2020. Sigue su afición periodística como bloguero, y a partir de 2016, según él mismo narra, después de la lectura de la exhortación Amoris laetitia, comienza su labor severamente crítica hacia el papa Francisco, en cuya docencia denuncia ambigüedad. De allí en más comienza una reflexión personal sobre la crisis de la Iglesia, con un enfoque que se hace extremo a partir de sus contactos con el ex nuncio en USA, mons. Carlo Maria Viganò (actualmente cripto-cismático, según expresiones del Papa), y Valli comienza, desgraciadamente, a dar acogida en su blog a todo tipo de expresiones provenientes de toda la galaxia pasadista: lefebvrismo, filo-lefebvrismo, viganoismo, minutellismo, y pseudo-tradicionalismos más extremos.
----------Ahora bien, nos preguntamos aquí cómo ha podido producirse la deriva de Valli hacia este pasadismo cismático y sospechoso de herejía. Pero nos preguntamos por su deriva pasadista no, por cierto en su propia lógica interna (la cual es clara y previsible, porque está en la lógica de las ideologías pasar desde un falso progresismo martinista como el que había atrapado a Valli al inicio de sus labores de vaticanista, hacia su viganoismo o filo-lefebvrismo actuales), sino en sus ocasiones concretas. El caso ha sido que, desde 2013, o sea desde el mismo inicio del pontificado de Francisco, Aldo Valli comenzó a seguir con la máxima atención y preocupación el comportamiento del actual Romano Pontífice, y lo hacía por propios deberes de su profesión de periodista y, sobre todo, en referencia a sus convicciones de católico, pues Valli siempre había dado la impresión de que conocía bien y estimaba altamente la guía que un Papa de por sí, salvo incidentes, ejerce y debe ejercer hacia la Iglesia, según el mandato de Cristo "Apacienta mis ovejas" (Jn 21,16).
----------El interés de Valli por este importante tema, que hoy apasiona y divide entre sí a muchos católicos, no se reducía a los límites estrictos de su labor profesional. También el papa Francisco, al principio, atrajo la admiración y las esperanzas de Valli, y le dedicó al Papa argentino algunas de sus publicaciones. Sin embargo, en un determinado momento del pontificado de Francisco, Valli comenzó, junto con otros católicos, a quedar perplejo y confundido en sus convicciones doctrinales y morales de católico, a la vista de ciertas actitudes, opciones y discursos del Romano Pontífice, que parecían colisionar con esas convicciones.
----------No parecía, en ese momento, que estuviera en juego en Valli un cierto tradicionalismo que permaneciera apegado al pasado. De hecho Valli, en toda su labor anterior, había dado claras muestras de no tener nada que ver con esta área del catolicismo, ciertamente no privado de aspectos positivos, sino que se había mostrado como un "progresista", aunque, como he dicho, con un "progresismo" que debía ser debidamente tomado con pinzas, pues Valli había expresado públicamente su admiración por el cardenal Carlo Maria Martini. Sea como sea que se juzgue ese primer período de Valli como vaticanista, el hecho es que en su crítica al papa Francisco, las recriminaciones lefebvrianas no tenían ningún impacto en él. Por otra parte, Valli ni siquiera se había puesto (al menos explícitamente) del lado del imperante neo-modernismo que, auto-denominándose "progresista", ocultaba la falsa renovación conciliar de la que los modernistas son abanderados.
----------Lo cierto es que, hace más o menos una década atrás, parecía que para Valli se trataba sólo de una cuestión de verdad. Y sabemos que la verdad de fe, la Palabra de Dios, el dogma, no pasa. Es aquí donde el "progresismo" de Valli, daba la impresión de ser un progresismo completamente sano y legítimo, distinguiéndose así del falso progresismo modernista, historicista y relativista (por ejemplo el del cardenal Martini). El verdadero progreso, de hecho, es la explicitación y el desarrollo de lo que debe ser conservado inalterado y sin cambios. Por lo demás, el propio Ratzinger estuvo notoriamente involucrado en las labores del Concilio entre los teólogos progresistas; y siempre permaneció así, progresista. Pero, en un cierto momento, Ratzinger se dió cuenta del falso progresismo rahneriano, que en realidad era modernismo.
----------Para Valli, por lo tanto, ser "progresista" parecía en aquel momento no querer decir sufrir una ceguera revolucionaria según el modelo de la famosa "contestación" de 1968. Todo daba a entender que para Valli, el Papa seguía siendo Pedro, la roca sólida, en la que es posible confiar siempre, y sobre la cual todo católico se puede apoyar con seguridad para construir un sólido edificio resistente a las tempestades (cf. Mt 16,13-20). En definitiva, Valli parecía ser un progresista que mantenía la razón lúcida y sabía que el progreso es progreso de aquellos valores absolutos o "no negociables", que deben ser conservados, y que el cambio constructivo es el perfeccionamiento de lo inmutable. Valli aparecía como un progresista, no un modernista.
----------Todo hacía suponer en aquellos años, que Valli, por tanto, sabía que la palabra de cualquier Papa puede sorprender por su novedad; puede participar de la paradojalidad del Evangelio; pero no puede ser irracional; no es un terreno resbaladizo ni arenas movedizas, en las que uno se hunde para ser sepultado en el fango. Pedro ciertamente tiene sus debilidades, es un pecador como todos nosotros, pero es el maestro de la verdad, el custodio del depósito revelado, el maestro de la Palabra "que no pasa".
----------Hace diez años atrás, Valli manifestaba saber bien que Francisco es un Papa legítimo y como tal es maestro de la verdad de fe, aunque también es bien sabido que no todo Papa es siempre maestro, ejemplo y modelo de costumbres morales y, en particular, en la guía de la Iglesia. Ningún Papa ha enseñado la herejía a la Iglesia. Pero un Papa, por negligencia o imprudencia, puede gobernar mal a la Iglesia. Sin embargo, algo ha sucedido en la conciencia de Valli en estos últimos años, pues, a la vista de lo que él escribe o publica en su blog, no es tan seguro que Valli siga creyendo ni siquiera que Francisco sea un Papa legítimo.
----------Algo ha sucedido que ha forzado a Valli a cambiar en su opinión, precisamente en el pasaje del papa Benedicto XVI al papa Francisco I. Si hasta el pontificado de Benedicto, Valli se sentía en el deber de apoyar a pleno la línea de un Romano Pontífice auténticamente reformador, amable pastor de la Iglesia, enemigo valiente de los errores modernistas, sabio maestro de la verdad, cultor de lo sagrado en la liturgia, oponente de las fuerzas mundiales que quieren poner fin a la Iglesia, es decir, el islamismo, el comunismo y la masonería, innovador de la apologética y por tanto de la actividad misionera, poniendo de relieve la relación entre la razón y la fe, prudente y celoso fautor del diálogo ecuménico, abierto al ingreso de los no-católicos en la Iglesia Romana (como en el caso de la conversión de los anglicanos), ajeno a inmiscuir al Papado en la política, pero atento a los deberes de los laicos católicos en política, sin embargo, ahora, con el papa Francisco, Valli ha tenido la impresión de que el nuevo Pontífice venía a bloquear casi todas las sabias iniciativas que Benedicto había estado llevando adelante, y Valli, en cierto momento, ya no se sintió inclinado a apoyar plenamente al Romano Pontífice, pues en él empezó a ver a un pastor que parecía querer dialogar con los lobos más bién que con las ovejas.
   
¿Qué es lo que ha visto Valli en el papa Francisco?
   
----------Haciendo por nuestra parte un esfuerzo por comprender las motivaciones en el giro de Valli, podemos estar de acuerdo con él en que, en aquellos primeros años de su pontificado, el papa Francisco no se había mostrado lo suficientemente claro e inambiguo en sus manifestaciones docentes y pastorales. Porque en aquello que decía y hacía el papa Francisco en los primeros años de su pontificado, se tenía la impresión de que intentaba hacer de "revolucionario" respecto a lo que habían hecho los Papas precedentes. En cambio, ¡cuán útil hubiera sido entonces para Francisco y para la Iglesia, que hubiera tomado el ejemplo de sus antecesores y hubiera proseguido sobre el camino que ellos habían trazado! Daba la impresión de que el error del papa Francisco, aquel que sus aduladores le presentaban como título de una gloria sin precedentes, era el de creerse un Papa más avanzado que aquellos que le habían precedido.
----------Esto que acabo de decir es simplemente mi personal opinión, pero es lo que francamente tiendo a pensar, pues no veo sino en esa convicción de ser un "Papa más avanzado que los anteriores" al obstáculo que le impedía ver en sus predecesores su ejemplar santidad o al menos su virtud. Sin embargo, en honor a la verdad, hay que reconocer que ya hacia 2018 (precisamente el año en que Valli publica el libro que aquí reseño), Francisco daba claras señales de un cambio de rumbo. Por ejemplo, en marzo de 2018 publicaba un documento sobre la santidad, que, sin duda, podía haberle ayudado a Valli (como indudablemente también habia ayudado al propio Papa) a reconsiderar su posición, y a ver con mayor claridad.
----------Por lo tanto, ¿un Papa más avanzado hacia dónde? Considerando los actos de Francisco, no es difícil responder: hacia el mundo moderno. Y claro que aquí está la tentación del modernismo, pero también la del pasadismo. Pero tengamos siempre presente y con mucho cuidado que la tentación no es pecado. El pecado está tanto en aceptar al mundo moderno como un totum (modernismo) sin discriminar sus errores, como en el rechazarlo como un totum, sin discriminar sus valores positivos (pasadismo).
----------Está bien claro que Francisco sabe apreciar los valores de la modernidad. Pero tiene cuidado de no hacerse odioso ante el mundo reprochándolo de su pecado o corrigiéndolo de sus errores. Lo importante, para Francisco, parece ser el encontrarse con el mundo, acoger al mundo y asimilarse al mundo. Al subrayar esta opción pastoral, desgraciadamente, daba la impresión en aquellos primeros años de que para el papa Francisco la tarea de la Iglesia no fuera elevar al mundo al cielo, salvar al mundo de sus errores y vicios, sino simplemente inclinarse sobre el mundo para aliviarlo de sus miserias y satisfacerlo en sus necesidades.
----------Ahora bien, la evocación que hacía Valli de la obra de Benedicto en su libro de 2018, Uno sguardo nella notte. Ripensando Benedetto XVI, se trataba, ciertamente, de un claro mensaje dirigido al papa Francisco, recordándole a un Papa que no ha cedido al mundo, a costa de ser "mordido por los lobos" (p.9). Si pues en sus dos precedentes libros: 266. Jorge Mario Bergoglio Franciscus P.P. y Come la Chiesa finì, Valli se dirigía directamente al Papa, también en este último Valli pensaba en el Papa actual, para presentarle un ejemplo en Benedicto. Al respecto, Valli cita el retrato de Benedicto hecho por Vittorio Messori en 2010:
----------"Quien lo conoce bien, sabe hasta qué punto en el Ratzinger profesor, luego cardenal prefecto y finalmente Pontífice, conviven severidad y misericordia, rigor y comprensión, respeto a la norma y atención a la individual situación humana. Existe en él la humanidad de los viejos hombres de Iglesia, que, desde el púlpito, denunciaban a viva voz el pecado; pero luego, en el confesionario, cara a cara con el pecador concreto, interpretaban con largueza la invitación del Cristo a comprender y perdonar [...] en este hijo de la vieja Baviera católica, está cuanto ha marcado, precisamente, el catolicismo auténtico: la refutación de la inhumana ferocidad jacobina, el rechazo de la condena sin apelación, sin la pietas por la condición humana. Los actuales intentos de arrastrarlo al banquillo de los acusados nada saben, entre muchos otros errores y manipulaciones, de esta sabiduría que es la misma que marca la experiencia bimilenaria de la Iglesia" (p.44).
----------En cambio, en aquellos primeros años de su pontificado, el papa Francisco aparecía mucho más nítidamente que ahora, desafortunadamente rodeado por un grupo de "colaboradores" y "amigos", que formaban una barrera a su alrededor, aquello que el cardenal Gerhard Müller ha llamado el "círculo mágico".
----------Sin embargo, y para mantener el juicio histórico en el debido equilibrio y sintonía con los hechos, no debemos olvidar que en aquellos mismos años se publicaban dos importantes documentos: la carta Placuit Deo, del 22 de febrero de 2018, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre los errores modernos y la ya mencionada exhortación apostólica Gaudete et exultate, del 19 de marzo de 2018, sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo. Menciono tan sólo estos dos documentos (omitiendo los posteriores), porque son precisamente anteriores a la publicación del libro de Valli que aquí estoy reseñando, y que debieron quizás haber hecho que Valli desistiera de su publicación, o al menos corrigiera su texto, a la luz del evidente cambio de rumbo que Francisco estaba produciendo en la dirección de su acción pastoral.
----------Porque lo cierto era que el papa Francisco, en la Gaudete et exultate, presentaba oportunamente muchos modelos de Santos, en línea de continuidad con la tradicional escuela de santidad que ha animado durante siglos la espiritualidad católica. Claro que también habría que decir lo persuasivo que hubiera sido si, pensando con humildad en su propio camino de santificación, Francisco se hubiera centrado en la figura del papa san Juan Pablo II, también para disipar ciertos temores no infundados de que él, especialmente con la exhortación apostólica Amoris laetitia, no hubiera podido comprender y apreciar plenamente la elevada sabiduría moral del Santo Pontífice. Sea como sea, queda el hecho de que el Papa había sabido encontrar, en la Gaudete et exultate, el camino correcto; y se podía confiadamente esperar que continuara recorriéndolo y no volviera a dejarse atrapar por sus "amigos", como en cierto modo ha podido lograrlo en estos últimos años.
   
El papa Benedicto de Valli
   
----------En aquel libro de 2018, Valli recoge toda la obra del papa Benedicto XVI bajo el signo de la verdad. Al inicio del libro lo llama el "Papa de la verdad". Y no hay duda de que es bajo este signo, que recuerda al lema dominico "Veritas", que el papa Ratzinger ha vivido su pontificado, en línea con sus precedentes funciones como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y su carrera como teólogo, el cual ¿qué es sino el servidor de la verdad divina? Un "consagrado en la verdad" (cf. Jn 17,17).
----------Debe reconocerse que en su libro, Valli muestra muy bien cómo un aspecto importante de la acción y del programa de Benedicto XVI ha sido el de recoger y dar respuesta al llamamiento del papa san Juan Pablo II para rencontrar las raíces cristianas de Europa. Porque hay que saber que el centro del catolicismo está en Europa, y por ello es obvio el interés que Benedicto y Juan Pablo han tenido, precisamente como Pontífices, por cómo el cristianismo se ha difundido en Europa y desde allí en el mundo.
----------En su libro, Valli se detiene en mostrar la sabiduría y el celo con los cuales el papa Benedicto ha insistido en varias ocasiones sobre la necesidad de una revalorización y de un potenciamiento de la razón humana (cf. pp.40-43, 46, 61-63, 72) en su apertura a lo trascendente y a la fe, sobre la base de la universalidad de sus principios teoréticos y morales, como camino para reafirmar el diálogo entre todos los hombres de buena voluntad, cualquiera que sea su religión de pertenencia. Precisamente sobre este punto, de clara enseñanza del papa Benedicto XVI, se ha venido fundamentando el papa Francisco para su labor en el ámbito ecuménico y del diálogo interreligioso. Y prueba de ello son su encíclica Fratelli tutti, del 3 de octubre de 2020, sobre la fraternidad y la amistad social, y particularmente lo que ha logrado con la declaración de Abu Dabi, por la paz mundial y la convivencia humana, del 4 de febrero de 2019, basada en los aspectos que son comunes a la fe de cristianos y a la fe de musulmanes en el único Dios verdadero y creador de la naturaleza humana.
----------Por otra parte, no se puede negar que el papa Francisco tiene una notable capacidad de contacto humano y de comunicación a todos los niveles. Sin embargo, debe reconocerse que su universalismo parece depender más de un factor simpatético-emocional, que intelectual.
----------La figura y la obra de Benedicto que emergen del libro de Valli son las de un Papa, como por lo demás los precedentes, constantemente en la mira del mundo y de los modernistas, se trate de la administración de la Curia Romana o del problema de los pedófilos, o del de los islamistas o de la masonería o del ecumenismo o del comunismo o de la política o de la liturgia o de los lefebvrianos.
----------No obstante la abierta y definida profesión de realismo por parte del papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii gaudiumdel 24 de noviembre de 2013, según la cual la realidad es superior a la idea, y de la ya mencionada Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe Placuit Deo, que condena el subjetivismo y el egocentrismo del gnosticismo y del pelagianismo, Valli, junto con muchos otros observadores, destaca la diferencia entre el enfoque gnoseológico y práctico de Francisco y el de Benedicto. De hecho, mientras en éste es evidente el intelectualismo realista bíblico, que hace surgir la verdad de la obediencia a lo real, es decir de la adaequatio intellectus et rei, fundamento y razón de la acción práctica, en Francisco se nota la huella de un cierto voluntarismo ignaciano u ockhamista, según el cual la verdad no depende simplemente del intelecto y de la razón, sino de una decisión o tendencia de la voluntad o de un movimiento del afecto.
----------Por el contrario, Joseph Ratzinger había orientado en 2005 el programa de su papado en evidente conformidad con las difundidas exigencias de los Cardenales que lo eligieron casi inmediatamente, en el cuarto escrutinio, tan extendida en el colegio cardenalicio era la preocupada conciencia de que el primer problema urgente que se necesitaba resolver era cómo remediar la invasión del modernismo, que estaba lejos de haberse resuelto, y que estaba haciendo que la Iglesia anduviera a tientas en la noche.
----------He aquí, entonces, el sentido muy claro del título del libro de Aldo M. Valli. Sobre un fondo negro se ven solamente los ojos inteligentes y dulces del papa Benedicto emergiendo desde las tinieblas, no la visión del Papa de espaldas en la cubierta del libro-entrevista de Peter Seewald, que evoca la de un hombre derrotado, que se aleja mostrándonos sus hombros. De ninguna manera. El mensaje de Aldo Valli en aquella portada de su libro del 2018, parece evidente: los ojos del papa Benedicto XVI saben ver en la noche del mundo, ven donde nosotros no vemos y, en la noche del mundo, dan luz y nos muestran el camino.
----------Por consiguiente, y nuevamente en un esfuerzo por tratar de comprender a Valli en su enfoque, si bien estaba claro que el papa Benedicto ha intentado hacer avanzar a la Iglesia en la verdad y en la victoria sobre la mentira, el papa Francisco parecía querer resolver todo progreso en la ejecución de consignas prácticas: la misericordia o la acogida o el diálogo o la Iglesia en salida o el poliedro o la integración o el discernimiento o el acompañamiento; todos imperativos en sí mismos buenos, claro que sí, y de fácil aprendizaje, que ya forman el "vocabulario" del papa Francisco, pero que dejan fuera otros imperativos, igualmente importantes.
----------Al final de la comparación de Valli entre los dos Romanos Pontífices resulta que el papa Francisco, "el revolucionario", según el juicio taxativo de Valli y de ningún modo absolutorio ni comprensivo hacia el papa Francisco, no ha hecho avanzar a la Iglesia, sino que la ha hecho retroceder respecto a la Iglesia de Benedicto. Pero nos preguntamos: ¿retroceder en qué sentido? ¿Sólo retroceder y no avanzar? ¿No es acaso que la Iglesia peregrina, avanza inevitablemente hacia la consumación de los tiempos? ¿Acaso en la historia de la Iglesia terrena inmersa como está en la historia del mundo no hay un contínuo acrecentamiento tanto en el aspecto de su mysterium salutis como en su aspecto de su mysterium iniquitatis?
----------La conclusión del libro de Valli, en cuanto mensaje claro y llamamiento al Santo Padre, es que entonces es necesario que el papa Francisco, libre de las sirenas modernistas y de las promesas de la masonería, reanude la obra interrumpida por el papa Benedicto XVI, porque este es el verdadero camino de la reforma conciliar y del verdadero progreso de la Iglesia, sin sujetarse al mundo, sin confundirse con el mundo, sin temer la hostilidad del mundo y sin halagos hacia el mundo, porque Cristo le ha dado al Papa y a la Iglesia la fuerza para salvar al mundo y para vencerlo allí donde el mundo se rebela contra Cristo.
----------Podemos en cierto modo acordar con ello. Sin embargo, Valli ha percibido esta luz sólo en el pontificado de Benedicto XVI, una luz en medio de las tinieblas del mundo, pero Valli no la ha logrado percibir en el pontificado de Francisco, inmerso según él en las tinieblas del mundo. Desgraciadamente, desde aquella lectura que Valli hacía del pontificado de Francisco en 2018, su visión se ha profundizado hasta la actualidad, cinco años después de aquel libro, con perfiles aún más extremos, cismáticos y sospechosos de herejía. Un juicio de Valli sobre el Papa y sobre la Iglesia, que, ciertamente, un católico no puede compartir.
----------En definitiva, resulta paradojal el caso de la actitud de Aldo María Valli frente al pontificado de Francisco, pues habiendo derivado desde un neo-modernismo martinista ha llegado hoy al más crudo filo-lefebvrismo viganoiano. En tal fenómeno parece percibirse la deriva ideológica consecuente a la pérdida de la fe en la Iglesia. Desgraciadamente, habiendo visto en las enseñanzas de Benedicto XVI una luz en medio de las tinieblas del mundo, no ha alcanzado a ver esa misma luz en el pontificado de Francisco, cual si nuestro Señor Jesucristo hubiera faltado a sus promesas. De lo que parecía en él un sincero amor a la Iglesia y al Vicario de Cristo, ha pasado ahora a los mayores extremos y absurdidades, como el denunciar al mismo tiempo las supuestas herejías del Romano Pontífice (denuncia que constituye en sí misma una herejía) hasta llegar a denunciar las grietas, goteras y suciedad en la Basílica de San Pedro como la señal de la muerte de este pontificado (como si la Iglesia no pudiera existir sin la Basílica romana y sin el Estado Vaticano) y, caído en un pasadismo que alcanza niveles de extrema ridiculez, asiste hoy a Misas del Novus Ordo con infantiles externalizaciones para impedir su normal celebración, como él mismo relata sin pudor y con obstinada arrogancia.
----------Todo esto, si por un lado causa gran dolor, deja la esperanza de que Valli escuche el llamamiento de muchos que ruegan por él, y logre finalmente enmendar sus caminos, para utilizar los grandes dones que Dios le ha dado para el bien de la Iglesia. Por eso debemos pedirle a Dios que le conceda la gracia de comprender verdaderamente el valor de la Iglesia actual, y el valor del papa Francisco como maestro de la fe.

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