sábado, 9 de diciembre de 2023

El generismo: su ideología, sus causas, su pastoral (5/6)

Sorprendentemente, el hombre del Antiguo Testamento olvidó a lo largo de su devenir histórico la riqueza de sabiduría acerca de la igual dignidad de la pareja varón-mujer y de su finalización en el recto amor, más allá e independientemente de la procreación. En tal contexto la enseñanza de Jesús significó una total novedad, la cual, sin embargo no había sido pasada por alto por Santo Tomás de Aquino, pero la Iglesia olvidó durante siglos, y hubo que esperar al papa san Juan Pablo II para que la Iglesia finalmente pudiera mostrarnos sin falsos pudores y con luminosa claridad la peculiaridad y originalidad de la enseñanza integral del relato genesíaco de la creación del hombre, mostrándonos que la unión del varón con la mujer puede expresar el amor también sin procreación. [En la imagen: fragmento de "Los enamorados de Vence", pintura de 1957, de Marc Chagall].

Una mirada al Antiguo Testamento y al Nuevo Testamento
   
----------El antiguo Israel, preocupado con razón por mantener el sexo en su propio lugar, no entendía lo que podía ser aceptable en las religiones fálicas, lo que despectivamente llamaba los "postes sagrados". Lo mismo ocurre con las curiosas estatuillas femeninas con enormes pechos.
----------Aunque hubiera conocido la descripción del estado edénico, el autor sagrado vétero-testamentario se vio posteriormente presa, al experimentar la fuerza y ​​la astucia de la concupiscencia, de una exagerada conciencia de las consecuencias del pecado original, por un excesivo temor a pecar y por una exagerado sentido del pudor, ligado a la desestima por la mujer, cuyas peculiaridades espirituales aún no se conocían, pero que era vista casi sólo como una tentadora traicionera y útil sólo para la procreación.
----------El capítulo 2 del Génesis, que presenta la reciprocidad hombre-mujer sin hablar de procreación, en el Antiguo Testamento es dejado de lado. La referencia es sólo al capítulo 1, del "creced y multiplicaos". Hubo que esperar a san Juan Pablo II para que la Iglesia finalmente pudiera mostrarnos sin falsos pudores y con luminosa claridad la peculiaridad y originalidad de la enseñanza del c.2 respecto al c.1, es decir, mostrarnos el hecho de que la unión varón-mujer puede expresar el amor incluso sin la procreación.
----------Naturalmente, debe tratarse del amor verdadero, como expresión del espíritu y no del amor lujurioso de la fornicación y concubinato ligado al uso de preservativos o anticonceptivos o en todo caso de medios artificiales o antinaturales para impedir o destruir la procreación.
----------Además, en el Antiguo Testamento aparece ya la figura de la prostituta, la cual ciertamente goza en el pueblo de Israel de un estatuto legal, pero cuya feminidad era considerada simplemente como ocasión de placer para quienes no pueden contenerse, mientras que el significado del placer sexual, privado de toda referencia al espíritu, estaba confinado como puro instinto animalesco, en el horizonte de la relación con la prostituta, o bien de la relación con la concubina.
----------También notamos que la práctica misma de la poligamia y la institución del divorcio en el Antiguo Testamento ¿qué significaban sino una concesión a la carne acompañada del desprecio por la mujer y por la total ignorancia de la espiritualidad femenina? Está claro que en Israel la mujer era explotada y tratada sin misericordia, como simple administradora de la casa y factor de reproducción de la especie. El hombre podía permitirse escapadas, pero con la mujer se era inexorable y cruel.
----------Por otra parte, excitado como todos los hijos del Adán pecador por una concupiscencia invencible, el hombre del Antiguo Testamento no podía ver nada espiritual en la mujer. De hecho, se preguntaba: ¿cómo puede un cuerpo tan atrayente para los sentidos, estar animado por un espíritu o cómo puede elevar el espíritu? ¿Qué tienen que ver con el espíritu esas bellas formas, que hacen olvidar al espíritu y excitan la carne? Es aquí donde encalla el hombre del Antiguo Testamento.
----------Es evidentísimo, por tanto, por qué en el Antiguo Testamento la poligamia es admitida y se prohíbe la poliandria: porque la mujer es considerada sólo como reproductora de la especie. No hay término medio: la mujer es o bien la madre de familia o bien la meretriz. La misma virginidad, como sabemos, no era bien vista, más bien se la consideraba una vergüenza, porque era vista como un árbol que no da fruto. Será la Santísima Virgen María quien pondrá fin a esta grave humillación de la mujer, mostrando que la mujer puede realizarse excelentemente también en la virginidad.
----------La misma vida monástica, como sabemos, es ignorada por el Antiguo Testamento. No es que el hombre bíblico no tenga amor por la contemplación; sólo que todavía no llega a concebir una vida entera dedicada a la contemplación en la práctica de los votos religiosos. Será Jesús quien la propondrá en el Evangelio.
----------No se concibe todavía una amistad varón-mujer sobre la base de la vida monástica. Y esto porque en el Antiguo Testamento aún no existe la percepción de la reciprocidad espiritual varón-mujer, ni en el hombre ni en la mujer. Es Cristo quien muestra esta reciprocidad en su mismo tratar con las mujeres.
----------Volviendo ahora a hablar de la poligamia veterotestamentaria, podemos observar que el marido es parangonado al señor (baal), que tiene a su disposición sus súbditos. La mujer no está en modo alguno a la par del marido para completar su existencia, como también era sugerido por el libro del Génesis (Gn 2,18). La poliandria está excluida porque cuando la mujer está encinta no puede acercarse al varón, mientras que el varón puede fecundar a otra esposa mientras la primera está encinta.
----------Añado aquí una pequeña nota al margen, por cuanto respecta a lo que he dicho de que el marido es comparado al señor respecto de sus súbditos: por esta razón, la imagen de la hermana religiosa o monja como esposa de Cristo resulta hoy molesta, porque refleja un esquema o patrón de relación esposa-marido que ya no se corresponde con la dignidad actual de la mujer y lo que hoy enseña la Iglesia sobre el tema. La religiosa consagrada es ciertamente súbdita de Cristo Señor, pero porque Cristo es Dios, no porque haga las veces de un esposo, es decir, de un hombre. Aparte de que la idea del esponsalicio implica la idea del placer sexual y no se ve qué tiene que ver el placer sexual con la virginidad de la religiosa consagrada. Si se tiene que usar una imagen de esposo vaciada de sentido, es mejor no usarla. La idea del Dios esposo de una mujer no es una idea bíblica, sino que es propia de las teogonías paganas.
----------De modo que el hombre veterotestamentario no se contenta con una sola mujer, precisamente por el motivo de que no llega a apreciar su espiritualidad, y la mujer, por su lado, todavía no la manifiesta. Es por esto que a los hombres les complace tener relaciones sexuales con más mujeres, así como hoy apreciamos, por ejemplo, la variedad de las comidas o de las experiencias turísticas.
----------Un rey David o un rey Salomón ciertamente tienen la preocupación de perpetuar y robustecer la propia casa, su descendencia y su familia, pero no consideran impropio poder satisfacer esta necesidad con una rica colección de experiencias sexuales, así como un veraneante que cambia los lugares de vacaciones o un amante de la pintura que deambula por las galerías de arte, donde encuentra por caso el desnudo de Botticelli, o el de Rembrandt, o el de Goya, o el de Modigliani o el de Miguel Ángel.
----------En este contexto del Antiguo Testamento, aparece el precepto de Cristo de la indisolubilidad del matrimonio, el cual representa una fuerte llamada a reconocer el valor de la espiritualidad femenina, como por lo demás se podría haber aprendido simplemente leyendo el relato de la creación.
----------Sin embargo, observamos que el Antiguo Testamento ha tenido dificultades para comprender que el sexo es un símbolo de ese Dios que lo ha creado. Una excepción ha sido el Cantar de los Cantares, que sin embargo ha sido rápidamente interpretado en sentido místico, acantonando cuidadosamente todo aquello que pudiera saber a unión sexual. Este puritanismo exagerado, aunque tan contrario al ideal del paraíso terrenal, que ha continuado durante milenios hasta hoy, ha exasperado el corazón de muchos, incluso de los bien intencionados, y ha hecho estallar, por reacción, la aterradora corrupción de nuestros tiempos.
----------Para salir de esta atmósfera confundida y venenosa, que nos contamina a todos, es necesario, como veremos mejor al final de este artículo, hacer tres cosas. Las siguientes:
----------1. Es necesario, en primer lugar, purificar una cierta idea corriente de Dios, idea falsa, de origen luterano, que, bajo el pretexto de la Encarnación y del Dios-para-mí, ha terminado por perder de vista que Dios es puro espíritu. Es necesario, por tanto, recuperar la comprensión, el aprecio y el gusto por el puro espíritu. Es necesario recuperar el interés por los valores absolutos eternos, invisibles, universales, permanentes, inviolables, trascendentes, vale decir, el interés por la metafísica y por la ontología. Dios no es síntesis de espíritu y cuerpo, de materia y forma, de ser y devenir, de Dios y mundo, de Dios y hombre.
----------2. Es necesario ver la relación sexual varón-mujer como expresión e incentivo de su unión espiritual. Es necesario combinar la visión de la relación en el plan de Dios con la observación de la situación de esta relación en la vida presente, que vive herida por las consecuencias del pecado original.
----------3. Es necesario recuperar los elementos esenciales de la ascética tradicional. No habitamos aquí abajo en la caverna de platónica memoria, pero no estamos ni siquiera en el paraíso terrenal ni en la nueva tierra de la resurrección. Esta tierra no es sólo un valle de lágrimas, sino el inicio del hombre nuevo nacido del bautismo. Poseemos el libre albedrío, pero necesitamos reforzarlo con la gracia. En el dominio de las pasiones podemos vencer pero también podemos perder. No debemos ser temerosos, pero tampoco temerarios.
----------Suele aparecer hoy en ciertos ambientes cristianos una cierta mística del "Misterio absoluto", apofática y sentimental, que quisiera sostener la total incomprensibilidad y la inefabilidad de Dios, una mística despreciadora del dogma y del concepto, pero que en realidad es una impostura, pues bajo una aparente estratosférica sublimidad, podría ocultar los deseos de la carne, confundiendo espiritualidad y sensualidad.
----------La perspectiva ética freudiana, de la que veníamos hablando poco antres, es una perspectiva de autoafirmación del yo, como yo absoluto, que se libera de la opresión del superyó creada por el propio yo, engañado por la ilusión religiosa, que le hace creer en la existencia de un Tú superior y legislador, mientras que en realidad es el yo mismo el que se superpone a sí mismo y que se esclaviza a sí mismo auto-obligándose y auto-castigándose por el sentimiento de culpa por ello inducido.
----------Podríamos preguntarnos: pero dado que tanto Lutero como Descartes eran teístas, ¿de dónde ha venido entonces el ateísmo freudiano? ¿Cómo es posible, entonces, sostener que Freud desarrolla principios y premisas luteranos y cartesianos? Es simple responder a esta pregunta si nos preguntamos si el teísmo de Lutero y Descartes es un verdadero teísmo. En otras palabras: ¿puede Dios existir, según Lutero y Descartes, sin mí, o existe porque está finalizado en mí? ¿Existe porque está finalizado en sí mismo o existe porque me sirve a mí? ¿Cuál de los dos dioses es más importante? ¿Él o yo?
----------En esta misma línea de reflexión, también podríamos preguntarnos: ¿cómo puede haber surgido la antropología freudiana, que es cerradamente materialista, de antropologías espiritualistas, como lo fueron, en el fondo, las de Lutero y de Descartes? La respuesta es que el espiritualismo luterano y cartesiano ya tienen en su modo de ser un principio materialista: Descartes lo tiene por la posibilidad de confundir el cuerpo pensado con el cuerpo; y Lutero lo tiene por la posibilidad de confundir el creer con el sentir.
----------Por lo tanto, las raíces primarias del generismo deben ser rastreadas en la gnoseología idealista (de origen cartesiano) del yo que se pone a sí mismo, y en la concepción luterana del yo como yo habitado por un Dios que solamente existe para el yo.
----------En Descartes, el pensante no encuentra una cosa en sí fuera del sujeto e independiente del sujeto, sino que pone con su mismo pensar su ser de pensante. En Lutero, el yo se siente en la fe ser perdonado por un Dios misericordioso, un Dios en quien el atributo de la misericordia no está ligado a la creación del hombre, sino que es intrínseco a la misma esencia divina, la cual por tanto está esencialmente conectada con el hombre, y por lo tanto Dios no podría existir sin el hombre.
----------Así, el generismo parte de esta concepción del yo como principio de sí mismo y de la realidad, de la autoconciencia como condición de posibilidad de la experiencia, por tanto de un espíritu orientado hacia la materia, un espíritu que se eleva en la exaltación de sí mismo.

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