viernes, 15 de diciembre de 2023

Simbología navideña (1/2)

Es evidente que, para quienes sólo juegan con el odio y el desprecio, incluso el Pesebre y el Crucifijo pueden convertirse no en instrumentos simbólicos de comunión, sino en instrumentos diabólicos de desprecio. [En la imagen: fragmento de "Natividad mística", témpera sobre tela, de 1501, obra de Sandro Bottichelli, pintura conservada y expuesta en la Galería Nacional de Londres].

El Cristianismo no siempre ni necesariamente es cristiano
   
----------Días atrás, un venerable representante del episcopado argentino, tan anciano como yo, y al igual que yo predicando en este "nuevo continente" que es la Internet, manifestó su fastidio por lo que llamó la "sustitución del Cristianismo", alarmado porque la Navidad en Argentina ya no es lo que solía ser: "La gruta con el Niño, María, y José era el foco central. La costumbre indicaba que al Niño se lo ponía en su sitio la Nochebuena. 'Nochebuena', otro nombre que ha desaparecido. Es terrible: 'Las Fiestas' la han devorado".
----------En su breve reflexión, el articulista lanza, como habitualmente hace, su nostálgica mirada hacia el pasado, y en primer lugar concluye que en nuestro país hemos vivido en otros tiempos "un eco de la larguísima y fecunda historia de la cultura cristiana", y se pregunta "qué resta hoy día de todo eso?". No queda bien claro a qué período de nuestra historia nacional se refiere, ni hasta qué momento se han alcanzado a escuchar tales "ecos" culturales. Pero no es mi intención discutir aquí el valor de esa nuestra supuesta "cultura cristiana", tema que nos llevaría demasiado lejos y acaso acrecentaría los puntos discutibles.
----------En lugar de eso, y buscando algún punto en común, no podemos sino estar de acuerdo con la segunda conclusión de su artículo: "La Navidad ha desaparecido; el nombre mismo ya no resuena más. Los símbolos que ahora se imponen son el arbolito, y Papá Noel". Claro que, a decir verdad, en el cuadro que él pinta de nuestra actual vivencia de "las fiestas", el articulista habla de "regalos al pie del árbol" y de "larguísimas vacaciones", que supongo se referirán hoy al veinte o treinta por ciento de la población argentina, sumida en la pobreza en su inmensa mayoría. ¿Qué argentino puede tener hoy "larguísimas vacaciones"? Supongo que un buen sector del clero (con buena paz de quienes son la excepción), en el que es de lamentar que su vocación de servicio se haya burocratizado y acomodado a tal punto que el "lunes de peluquero" y las dos vacaciones al año han pasado a ser condiciones sine qua non para desarrollar su agenda anual.
----------Luego, en su artículo, lamentándose por la desaparición del Pesebre, se la agarra contra las simbologías del Árbol y de Santa Claus, que pondrían de manifiesto según el articulista la "sustitución del Cristianismo", y hasta llega -una vez más- a individuar como en gran medida responsables a sus hermanos obispos: "Nuestro episcopado vive en la estratósfera; quizá el recuerdo de la Navidad le inspire una exhortación a la paz, una paz que no inquiete al mundo y para que la gente que la oiga no significa nada".
----------Resentimientos aparte, el punto a analizar es la validez de aquella sentencia que el articulista subraya repetidamente: la "sustitución del Cristianismo"; y una pregunta que conviene hacer es: ¿hasta que punto era y es cristiano nuestro cristianismo? Porque, como ya lo decía el venerable Pío XII, quien hacia el calificativo de Cristianismo mantenía sus serios reparos, no siempre el cristianismo es cristiano.
   
Una Navidad cristiana que causa fastidio
   
----------Al fin de cuentas, el Pesebre, el Árbol, el Papá Noel... son símbolos, y la cuestión fundamental es saber qué significan esos símbolos para nuestra gente, si es que siga siendo cierto que nuestra gente todavía vive de esos símbolos, porque nuestros interlocutores son la gente, y no los símbolos, que, al fin de cuentas, no son más que herramientas, instrumentos, al servicio de la evangelización. Aunque, a juzgar por algunos datos de la realidad, de alguna manera tales símbolos todavía originan reacciones, en ocasiones favorables a la religiosidad, y en cambio otras veces reacciones anti-religiosas. En nuestro país solemos vivir los tardíos ecos de lo que se vive en Europa. Por lo que una mirada a lo que sucede en el viejo continente puede sernos útil.
----------En Europa parece retornar periódicamente la idea de cancelar la Navidad. La solución más drástica fue la de la Unión Soviética, que, después de haber perseguido a la Iglesia recurriendo a todos los modos posibles, en 1929, con Stalin, abolió la celebración del nacimiento de Cristo.
----------Pero el caso fue que en 1991 se derrumbó el régimen comunista soviético y fue arriada del Kremlin la bandera roja con la hoz y el martillo. Paradojalmente eso ocurrió precisamente un 25 de diciembre, día de la Navidad católica. Así, no faltó quien observara de manera sarcástica que la URSS había abolido la Navidad de Cristo, pero al final Cristo terminó por abolir la URSS el mismo día de su nacimiento.
----------Dejada atrás esta historia del siglo pasado, se esperaba que ya nadie considerara la idea de hacer la guerra a las raíces cristianas de Europa, y a la Navidad en particular.
----------Pero en realidad, ese no ha sido el caso. Quizás el lector recuerde lo que ocurrió hace dos años, en noviembre de 2021. En aquella ocasión, aunque no se alcanzó el nivel de los gobernantes de Langfang (una ciudad china con cuatro millones de habitantes cuyos administradores, algunos años atrás, prohibieron por completo todo lo relacionado con la Navidad) los especialistas europeístas de Bruselas habían elaborado en 2021 un verdadero y propio manual o protocolo con el cual, entre otras cosas, se pretendía neutralizar la Navidad, convirtiéndola en un evento entre muchos, en un simple "período de vacaciones".
----------En aquel manual se hacía referencia a determinadas líneas directrices de la Comisión Europea, las cuales indicaban los criterios que debían adoptar los empleados de la Comisión en la comunicación interna y externa. La comisaria para la Igualdad, dirigida por Helena Dalli, en la introducción de ese protocolo, explicaba que "debemos ofrecer siempre una comunicación inclusiva".
----------Entre las consecuencias surrealistas de estas líneas directrices "en nombre de la inclusividad", la Comisión Europea llegaba así a cancelar la Navidad invitando, por ejemplo, a no utilizar la frase "el período navideño puede ser estresante" sino a decir en cambio "el período de vacaciones puede ser estresante".
----------En la práctica, con aquellas directivas, lo que verdaderamente se quería era cancelar la Navidad al menos en el ámbito de la comunicación oficial. Por supuesto, a esa iniciativa siguieron las obvias polémicas y la marcha atrás de la comisario Dalli. Pero como un subterráneo río kárstico, la idea, que providencialmente se hundió en Bruselas, resurgió en Fiesole (Italia), precisamente donde se encuentra radicado el Instituto Universitario Europeo (EUI), que es un organismo de estudio y de investigación fundado y financiado por la Unión Europea, como se lee en el sitio web del mismo Instituto.
----------En el sitio web de la Comisión Europea, bajo el título "Otras instituciones y agencias de la Unión Europea en Italia", se lee: "Las instituciones europeas no están sólo en Bruselas, lejos de los ciudadanos: las instituciones y agencias de la UE están alojadas en los países miembros. En Italia, además de la Representación de la Comisión europea, están presentes...".
----------Y sigue un elenco que comprende la Oficina de información del Parlamento europeo, el Banco europeo para las inversiones, y la Autoridad europea para la seguridad alimentaria. Y luego "el Instituto universitario europeo de Fiesole (Florencia)" que "tiene el objetivo de favorecer el progreso del aprendizaje en los campos de particular interés para el desarrollo europeo". El Instituto ofrece importantes programas de doctorado (economía, jurisprudencia, ciencias políticas, etc.), programas de posdoctorado y maestría en jurisprudencia, y alberga una parte de los Archivos históricos de la UE.
----------El pasado 24 de octubre, la Agencia SIR, organismo informativo de la Conferencia Episcopal Italiana (como nuestra AICA), lanzó una sorprendente noticia, con este título: "Instituto universitario europeo: la 'ex fiesta de Navidad' debe perder su referencia cristiana. Buscando nuevo nombre para el 25 de diciembre".
----------La iniciativa que lanzaba la Agencia SIR explicaba: "En el prestigioso Instituto universitario europeo de Fiesole (EUI), el presidente ha decidido que -con el objetivo de cumplir con las obligaciones del 'Plan de igualación étnica y racial del EUI'- 'la ex fiesta navideña será renombrada, para eliminar la referencia cristiana', según se lee en una correspondencia interna de cual la Agencia SIR ha tenido conocimiento. De hecho, las normas para la igualdad étnica en el EUI establecen que, si por un lado las fiestas religiosas deben ser incluidas en el calendario, por otro lado, el lenguaje con el cual se las comunica debe ser 'inclusivo'. Por eso ahora se aceptan propuestas sobre cómo renombrar la Navidad. Una propuesta que ha estado circulando es 'Festival de Invierno', pero ahora se piden otras propuestas".
----------El comunicado especificaba también que "los aspectos tradicionales y folklóricos pueden seguir siendo parte del evento", vale decir, que no importa si se causa fastidio por ejemplo con los arbolitos adornados e iluminados, los belenes, los Santa Claus, las guirnaldas de luces y las ramas de muérdago, sino que lo importante y suficiente es que no se hable ni de Navidad ni de cristianismo.
----------Resulta curioso el modo como la eurodiputada de la italiana Liga Norte, Susanna Ceccardi, protestó de inmediato, diciendo: "Cancelar la Santa Navidad significa cancelar nuestra identidad y me sorprende que esta propuesta provenga precisamente del presidente de un Instituto universitario, que también tiene su sede en una Abadía, lo cual debería, en cambio, enseñar vigorosamente a defender y respetar nuestras tradiciones y nuestra identidad. Esta propuesta aparentemente divagante responde en realidad a una ola de pensamiento políticamente correcto que mira a cancelar los rasgos distintivos de nuestra civilización en nombre de un presunto respeto por las otras culturas. Pero no puede haber respeto por los demás si no aprendemos a respetarnos a nosotros mismos ante todo". Enseguida comprenderá el lector por qué he remarcado la repetida referencia que hace la eurodiputada a la "identidad... distintiva".
----------Al mismo tiempo, Francesco Torselli, líder del grupo FDL en la Región Toscana, ha afirmado que "Dos mil años de historia cristiana no se pueden borrar así". Luego ha invitado al profesor Dehousse, responsable del EUI, a "hacer un recorrido por los maravillosos lugares que hospedan a la Universidad, hasta Florencia", la ciudad de Dante, donde todo habla de un arte o de una cultura cristiana que ha forjado la identidad de Europa. Vale decir, no se trata de una cuestión confesional, sino cultural.
----------En un libro publicado hace algunos años, "Historia de la idea de Europa" del laico Federico Chabod (ediciones de la Universidad Complutense de Madrid, 1992), se afirma: "Somos cristianos y no podemos no serlo... aunque ya no sigamos las prácticas del culto, porque el Cristianismo ha moldeado nuestro modo de sentir y de pensar de manera incancelable... Incluso los llamados 'librepensadores', incluso los 'anticlericales', no pueden escapar a este destino común del espíritu europeo".
   
Sugerencias para una reflexión abierta al diálogo
   
----------Planteada la reflexión en el ámbito de la teología pastoral, que a su vez implica la inculturación que conlleva la obra evangelizadora, surgen preguntas para una discusión serena y respetuosa, que no siempre lamentablemente logra ser mantenida en un nivel adecuado de seriedad y responsabilidad, víctima también esta temática teológica de la lucha interna a la Iglesia entre pasadistas y modernistas. Por un lado los pasadistas desprecian todo lo que huela a teología pastoral, y por otro lado los modernistas hacen de la teología pastoral el ámbito en el que implementan su asimilación al mundo, traicionando el Evangelio.
----------En la temática de los símbolos navideños, estamos ubicados en el ámbito de las culturas, de las tradiciones seculares de los pueblos. Ahora bien, lo primero a tener en cuenta es que existen, en las tradiciones, lógicas profundas y complejas, que deben ser respetadas precisamente en su complejidad. Incluso la tradición cristiana, y en particular la tradición católica romana, no escapa a estas lógicas.
----------Hace más de setenta años, un párroco prendió fuego a Papá Noel en el cementerio junto a la Iglesia, para "defender" al Niño Jesús de los "cultos paganos". Este episodio dio la inspiración a Claude Lévi-Strauss para escribir un hermoso opúsculo titulado Santa Claus en la hoguera, en el que destacaba la profunda continuidad entre culto pagano y culto cristiano, sobre la base de la antigua fiesta del Sol invictus, donde los temas de la luz, de las plantas siempreverdes y de los "viejos-muertos" y de los "niños-neonatos" se entrelazan estructuralmente. Supongo que el Obispo al que hice referencia al inicio de estas desordenadas reflexiones, conoce este famoso folletito de Lévi-Strauss. Debería releerlo, entonces, con buen fruto asegurado.
----------Ahora bien, en este contexto, cuando la polémica acerca de los símbolos como el Pesebre, el Árbol, el Papá Noel, o incluso el símbolo de la Cruz, se vuelve vacía y formal, podemos encontrarnos con la paradoja de que políticos sin una verdadera formación de fe, cuya sensibilidad contra "lo extranjero" es proverbial, a veces se conviertan en los "defensores del pesebre" (y del Crucifijo), alegando hacer pasar a pastores y cristianos (como hace ochos años querían hacer pasar al Obispo de Padua, en Italia, que decía cosas similares a las que yo intento decir aquí) como "enemigos del pueblo". No digan que no se los avisé: también pueden surgir estos "defensores del pesebre" entre los políticos o gobernantes argentinos (además del caso de algún Obispo emérito), particularmente en estos nuevos aires "de derechas" que hoy respiramos.
----------La cuestión decisiva, en todo esto, es lo que desde hace tiempo algunos han dado en llamar el "efecto pesebre". Permítame el lector intentar explicarlo brevemente. En efecto, en todas las grandes tradiciones, los pasajes decisivos -en nuestro caso católico, la Navidad y la Pascua- devienen "símbolos de identidad", "lugares de reconocimiento", no sólo religioso, sino cultural y social. "Hacer el pesebre" en Navidad, y "visitar los monumentos" o los cementerios, en Semana Santa, devienen lugares de identidad. Pero, precisamente en este pasaje, las tradiciones se ponen en riesgo, porque concentran en un punto todos los "mensajes" y precisamente por esta "sobrecarga" corren el riesgo de perder su sentido. El pesebre y el Crucifijo (por mencionar dos casos paradigmáticos) se convierten, así, en meros símbolos de identidad, en los cuales la comunidad se identifica contra alguien, contradiciendo de manera vergonzosa el significado del símbolo mismo.
----------El pesebre, de modo ejemplar, constituye un caso típico de esta tentación. Pesebre dice, en latín, "comedero" y constituye la "versión Lucas" de la aparición del Salvador, Quien se revela a los pastores irregulares y no a los buenos creyentes regulares de la época. La tensión, en ese texto de Lucas, es entre la grandeza del Señor y la pequeñez humana que puede reconocerlo sólo en la irregularidad de los pastores. En la "versión Mateo", en cambio, la dosis es todavía más recargada: la tensión es entre la estrella y los magos orientales que la siguen, en su condición de extranjeros, y la hostilidad visceral de los residentes. El "pesebre", mezclando todos estos mensajes, corre el riesgo no de aumentar, sino de disminuir la fuerza de la tradición, reduciéndola a un mero "adorno" burgués.
----------Precisamente porque nunca podemos perder de vista que el pesebre significa que los últimos, los extranjeros y los irregulares reconocen a Jesús, mientras que los gobernantes, los ministros y los residentes habituales intentan matarlo. Exactamente cómo, en Pascua, saben reconocer a Jesús, una mujer con muchos maridos, un discapacitado grave como el ciego de nacimiento y un cadáver como Lázaro, mientras que los poderosos son los que lo asesinan sin piedad. ¡Estas son las categorías privilegiadas de la Iglesia!
----------Lo que el mundo católico debe pedir, con serenas y respetuosas palabras, es un paso adelante en el asumir el significado auténtico del Pesebre y del Crucifijo, pidiendo a los políticos, a veces, cuando llega la ocasión, que den un paso atrás sobre temas y cuestiones que no se pueden hacer entrar en las habitualmente siniestras especulaciones políticas. Así lo decía hace algunos años el Obispo de Padua al que me referí líneas arriba, pidiendo, con serenas palabras, un paso adelante en el significado auténtico del Pesebre.
----------He aquí sus palabras: "Dar un paso hacia atrás no significa crear el vacío ni complacer intransigencias laicistas, sino encontrar en las tradiciones, que nos pertenecen y alimentan nuestra fe, semillas de diálogo. La Navidad, en este sentido, es un ejemplo extraordinario, una ocasión de encuentro con los musulmanes, que reconocen en Jesús a un profeta y veneran a María". En ese "paso atrás" para dar un "paso adelante", encuentro el mismo concepto indicado por Lévi-Strauss hacia el final del mencionado opúsculo, cuando escribe: "la Iglesia ciertamente no está en el error cuando denuncia, en la creencia en Santa Claus, el bastión más sólido y uno de los fuegos más activos del paganismo en el hombre moderno. Falta saber si el hombre moderno no puede defender también sus derechos de ser pagano". Bien entendida, claro, esta frase. Sólo con un pequeño paso atrás se puede dar un gran paso adelante. En la pura tradición cristiana. Y no es casualidad que los políticos del odio y la indiferencia se opongan a esto con una resistencia visceral. Pero no sólo es el caso de los políticos, como hemos podido advertir al inicio de este artículo.
----------Frente al auténtico "significado" del Pesebre, queda claro que lo evocado en 2015 por aquel Obispo de Padua, es un paso adelante y no un paso atrás. Mientras que lo que los políticos del odio y la indiferencia defienden como un adorno, es en realidad de verdad su más clamorosa negación y rechazo. ¿Quizás también para ellos haya llegado el providencial momento de la conversión?
----------¿Quieren expulsar de los países de Europa, y también quieren expulsar hoy de nuestro país a los pobres, a los jubilados, a los sin techo, a los sin trabajo, a los extranjeros, a todos los crucificados, y al mismo tiempo colocar crucifijos, belenes o velas de Janucá, como adornos en todas sus oficinas? Esto es simplemente repugnante. Una de dos: o llenamos de símbolos navideños y pascuales una tierra que sepa demostrarse acogedora y no indiferente; o bien elegimos ahuyentar a quienes no tienen techo, a los vagabundos y a todos los crucificados de la tierra, pero, al menos por un mínimo de pudor y modestia, intentemos sonrojarnos ante los símbolos de lo que no aceptamos, y que en realidad sólo queremos combatir. Es evidente que, para quienes sólo juegan con el odio y el desprecio, incluso el Pesebre y el Crucifijo pueden convertirse no en instrumentos simbólicos de comunión, sino en instrumentos diabólicos de desprecio. A este uso distorsionado y perverso de los grandes símbolos cristianos, nos opondremos siempre con absoluta determinación.

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