miércoles, 22 de noviembre de 2023

Un pasadista se confiesa (1/2)

Hace un par de meses atrás, un ex periodista italiano ha hecho explícita confesión de "indietrismo" (adjetivo usado habitualmente por el papa Francisco, equivalente al de "pasadismo", que yo suelo usar). Si me refiero aquí a ese caso personal de un "pasadista", sólo lo hago porque mis respuestas a sus declaraciones pueden servir a otros que se sientan "indietristas". Por cierto, el Papa no ha usado por casualidad esta expresión. Se trata de una cuestión seria y que, por consiguiente, no se puede tomar a la ligera. Todo aquel que se pregunte si es o no un "indietrista", necesita hacer un exámen de conciencia e interrogarse precisamente sobre este punto. [En la imagen: fragmento de "Nostalgia", óleo sobre lienzo, de 1940, obra de René Magritte].

Memorias de un indietrista
   
----------El pasado 30 de septiembre, Aldo María Valli, responsable del blog Duc in altum, participó en el Festival di Fede & Cultura que se desarrolló en el Park Hotel Paradiso de Peschiera del Garda (o Castelnuovo), y que este año propuso el título "Amar apasionadamente a la Iglesia". La intervención de Valli abordó dos temas: por un lado, la presentación de su libro Stato di emergenza, y por otro, una especie de ilustración de su modo de vivir en la Iglesia en lo que él ve como una fase delicada y crítica.
----------Días después, en su blog, Valli propuso la parte sobre la Iglesia del texto que había preparado pero que luego de hecho no leyó. Titula este parte de su discurso del modo siguiente: Pero. ¿yo sigo siendo católico? Memorias de un indietrista. En ese enlace los lectores pueden recurrir al texto completo en italiano, que a continuación vertiré al español, e iré comentando y respondiendo, pasaje a pasaje. Acerca de Valli, y de su personal itinerario ideológico, he escrito a principios de este mes en el artículo titulado: Del neo-modernismo martinista al filo-lefebvrismo viganoiano, al cual también puede recurrir el lector.
----------Comencemos, entonces, por el mismo título de la intervención de Valli. La pregunta que se hace, "¿yo sigo siendo católico?" es, efectivamente, una buena pregunta. De hecho, actualmente nos encontramos en una situación de gran confusión, donde muchos se dicen o son considerados católicos, sin que esto sin embargo corresponda a lo que el Catecismo de la Iglesia Católica define como ser católico.
----------La concepción propuesta por el Catecismo de la Iglesia Católica es la unidad de medida, para establecer quién es verdaderamente católico y quién no lo es, quién es católico de modo suficiente y quién no lo es de modo suficiente, quién es un buen católico y quién no lo es, quién es un falso católico y quién es un auténtico católico.
----------Por otra parte, en el mismo título de su conferencia, Valli agrega "Memorias de un indietrista", calificando de esa manera lo que a continuación él pasa a exponer. Es precisamente el papa Francisco quien nos ha advertido a los fieles católicos contra los peligros de ser un "indietrista" (personalmente prefiero el término pasadista). Ahora bien, si Valli experimenta preocupación por sentirse indietrista, entonces lo primero que debería hacer es tratar de remediarlo mirando hacia adelante y no hacia atrás.
----------Comienza diciendo Aldo María Valli: "En este momento -hablando con sinceridad- no sé si yo estoy en la Iglesia y en qué medida lo estoy. No sé si sigo todavía formando parte de ella. Tampoco sé a cuál iglesia pertenezco, eventualmente, si es que pertenezco a alguna".
----------Al respecto de tales cuestionamientos de Valli, para saber si está en la Iglesia, basta que él se mida, como ya he dicho, con el concepto de Iglesia presentado por el Catecismo de la Iglesia Católica. Sin dar aquí los detalles de tal doctrina, sin embargo puedo en lugar de ello dar una definición sintética de la Iglesia Católica. En estos términos: la Iglesia es la sociedad de los verdaderos cristianos, es decir, de los discípulos de Nuestro Señor Jesucristo, es decir, los bautizados, hijos de Dios, los cuales obedecen a los legítimos Pastores, bajo la guía del Sumo Pontífice. Ésta es la definición tradicional, que vale todavía hoy.
----------El Concilio Vaticano II ha aclarado este significado tradicional, precisando que la Iglesia es el Pueblo de Dios, Pueblo de la Nueva Alianza, guiado por el Espíritu Santo, el Cual ilumina a los bautizados en su comunión recíproca y con el Sucesor de Pedro. Esta es la sinodalidad de la Iglesia.
----------A continuación, sigue diciendo Valli: "Lo único que sé es que experimento un gran sentimiento de extraneidad hacia todo, o casi todo, aquello que es Iglesia".
----------¿Por qué esa extraneidad o extrañeza que experimenta Valli? ¿Por qué tal sentimiento de extrañeza? Ciertamente, podemos dar por supuesto que Valli debería experimentar extrañeza en el ambiente de los modernistas, los cuales están en la Iglesia abusivamente. Por lo tanto, Valli debería intentar preguntarse: ¿los filo-lefebvrianos están verdaderamente en la Iglesia?
----------Para que Valli pueda responder claramente a la pregunta que él se planteó al inicio de su discurso, debería confrontarse con la naturaleza de la Iglesia definida en el Catecismo de la Iglesia Católica. Y creo que si Valli hiciera esta confrontación o comparación se daría cuenta de que él está en la Iglesia.
----------Ahora bien, lo que Valli llama "todo, o casi todo, aquello que es Iglesia", ¿es un conjunto de hechos o es el concepto de Iglesia? En efecto, en el primer caso podemos pensar en los modernistas, por lo cual una Iglesia de tal género no puede ser aceptada. Si en cambio se trata del concepto de Iglesia definido por el Catecismo de la Iglesia Católica, estoy seguro de que Valli está en la Iglesia y que la ama, tal vez apasionadamente.
   
La cuestión litúrgica
   
----------Para explicar su extrañeza, Valli nos muestra cómo vive él la liturgia: "Hablo de sensación de extrañeza porque no sé cómo definirla mejor. Daré algunos ejemplos, todos relacionados con el novus ordo.
----------Cuando en la misa el sacerdote pide intercambiar un signo de paz, yo me quedo allí plantado y no muevo un músculo. No me va. Simplemente me pongo nervioso. Y si entonces la invitación es a intercambiar una mirada de paz, yo bajo los ojos y observo las puntas de mis zapatos. Prefiero mirar los zapatos porque si mirara a mis vecinos no me sentiría precisamente pacífico. Sólo una vez, recientemente, me he inclinado ante el horrendo apretón de manos. Porque tenía a mi lado a un indio (de la India) y he temido que si no le hubiera estrechado la mano me hubiera tomado por racista, y no quería arruinarle el domingo y quizás toda la semana".
----------Ante semejante declaración, la pregunta nos surge obvia. ¿Por qué tanta repugnancia en manifestar su fraternidad (virtud que debemos suponer presente en el católico Valli) con un signo sensible al hermano en el momento culminante de la comunión fraterna? ¿O acaso es que Valli no siente ningún tipo de sentimiento de fraternidad hacia los demás? Esto no me es posible siquiera imaginarlo.
----------Respecto de este concreto momento del rito de la Misa, Valli debería tener presente que este signo de la paz, como manifestación de la comunión fraterna, ha sido querido por la Iglesia para ser integrado en la liturgia, porque es normal manifestar amistad hacia nuestros semejantes con gestos de este tipo. El problema, en todo caso, es si somos o no somos sinceros al hacer este tipo de gestos.
----------¿Será que acaso Valli pueda sentirse mirado con antipatía por ciertos fieles que están a su lado durante la celebración de la Misa y que en otras ocasiones quizás le hubieran faltado el respeto? ¿Por cuál motivo, entonces, los fieles que están a su lado, suscitan en Valli esta repugnancia?
----------Enseguida nos dice Valli: "Cuando en la misa llega el momento de recitar el Padre Nuestro en la fórmula nueva, yo lo recito en latín, en la antigua fórmula, y también en voz más bien alta, para que los demás se queden estupefactos y se pregunten qué carajo hace este tipo que en el momento del 'no nos induzcas en tentación' (non abbandonarci in tentazione) casi grita 'et ne nos inducas in tentationem'."
----------Frente a esta cuestión, lo que a Valli le corresponde es tener en cuenta que la nueva fórmula del Padrenuestro ha sido aprobada por el Papa, quien como Vicario de Cristo, tiene el mandato, recibido de Él, de aclararnos las palabras del Señor. Por lo tanto, como católico, debe tener confianza en el Papa.
----------Ahora bien, ¿por qué ha sido cambiada la fórmula del Padrenuestro? Sencillamente porque el "non indurci in tentazione" podría dar la impresión de que Dios nos empuja a hacer el mal, como si la tentación, en cuanto tal, viniera de Dios y no de nuestra debilidad o del mundo o de Satanás. Por consiguiente, oramos al Padre a fin de que no nos deje solos, no nos abandone a la tentación.
----------Precisamente, pienso que si Valli, al rezar el Padrenuestro (la principal oración, y, después de todo, la única que Jesús nos pidió hacer) invocara de este modo a Dios Padre, entonces obtendría un gran consuelo, como para superar este período de desorientación por la cual él atraviesa.
----------A continuación Valli se refiere a otro momento del rito de la Misa: "Cuando en el Gloria llega el momento de decir 'paz a los hombres amados por Dios', yo recurro de nuevo al latín y, también en este caso, alzando sensiblemente el volumen de mi voz, proclamo: 'Gloria in altissimis Deo, et super terram pax in hominibus bonae voluntatis', que al fin y al cabo son palabras del Evangelio".
----------La nueva fórmula del Gloria, simplemente pretende resaltar más el factor divino que el humano en la obra de la salvación. Es una fórmula de carácter ecuménico, ya que sabemos con cuánta fuerza insisten los luteranos en el hecho de que la salvación es obra de la gracia. Si ahora nosotros los católicos callamos acerca del aspecto de la buena voluntad, no es porque lo neguemos, sino que está implícito, sobrentendido. Guardar silencio sobre algo no quiere decir necesariamente negarlo, si ello está sobrentendido. Por lo demás, debemos tener presente que, al fin y al cabo, la "buena voluntad" es efecto de la gracia santificante.
----------Pasa enseguida Valli a contarnos lo que él hace en el momento del Credo: "Cuando en el Credo se recuerda la Encarnación, me arrodillo, provocando de nuevo el desconcierto de mis vecinos, que no entienden si este ancianito está loco o se ha desmayado y está medio inconsciente".
----------Hoy no es necesario arrodillarse, basta con inclinarse. Aquí no está en juego ningún deber moral, sino simplemente un uso común admitido por la Iglesia en una materia disciplinaria donde la Iglesia puede dar disposiciones diferentes, según lo estime oportuno según los lugares, tiempos y las circunstancias. Ahora bien, si alguien quiere arrodillarse, puede hacerlo perfectamente, sin preocuparse de eventuales críticas.
----------Expresa luego Valli: "Cuando el sacerdote inicia y cierra la homilía, cuidándose bien de no decir 'alabado sea Jesucristo', siento el impulso de irme y me pongo todo rojo".
----------Esa alabanza al final de la homilía, a la que Valli hace referencia, también es ciertamente bella, pero no es obligatoria, siempre por los motivos mencionados anteriormente. Lo importante es concluir la homilía de modo de dejar a los fieles una idea clara y convincente de lo que deben saber y hacer a la luz de la Palabra de Dios comentada y explicada en la misma homilía.
----------Enseguida detalla Valli otro momento de sus misas: "Cuando el sacerdote en la homilía en lugar de comentar las lecturas comienza a hacer sociología, yo resoplo, me rasco la cabeza, muevo las piernas como atrapado por el mal de san vito. Y si luego el sacerdote comenta las lecturas pero sólo para inclinarlas a la sinodalidad o a la misericordia bergogliana o a la lógica del tiempo y a la mentalidad dominante, también puede suceder que me ponga una mano en la boca, para evitar estallar en el grito: '¡Pero hágame el favor!'."
----------El sacerdote está habilitado para hacer la homilía en virtud de la gracia del sacerdocio. Si luego algún sacerdote, como lamentablemente sucede, no se atiene al magisterio de la Iglesia ni a los datos de la Tradición, o no sabe presentar las novedades del Concilio, o no sabe interpretar en el buen sentido ciertas frases no claras del Papa, expresa equívocos o comete malentendidos en lugar de aclarar, interpreta mal la Sagrada Escritura, o el sacerdote en su sermón no sabe denunciar las herejías corrientes y decir cómo ponerles remedio, o no eleva el espíritu, y se detiene a hablar sólo de valores humanos y no instruye sobre la fe y sobre la caridad, o bien expone sus ideas políticas, o no sabe mostrar el por qué de ciertas obligaciones fatigosas, y repite lugares comunes muy evidentes, entonces es necesario soportarlo con caridad y paciencia, orar por él para que se convierta y disuadir a los amigos de aceptar sus errores.
----------Valli dice luego: "Cuando, en la Comunión, el celebrante se limpia abundantemente con gel desinfectante, sólo mi ángel de la guarda, aunque con dificultad, me impide rebelarme con epítetos irrepetibles".
----------El desinfectante gel con alcohol, que se comenzó a usar durante la pasada pandemia, todavía puede ser una defensa médica y una precaución sanitaria tanto para el sacerdote como para los fieles. Es evidente que, a este respecto, Valli cecesita contenerse. Para ello, podría pensar más bien en ese momento místico en el cual, junto con sus hermanos de fe, siendo todos un solo corazón y una sola alma, cada uno se prepara y se dispone con devoción y alma purificada del pecado, para acoger al Señor en el propio corazón.
----------Enseguida dice Valli: "Y no hablemos de las hostias consagradas distribuidas como caramelos, quizás por una 'ministra extraordinaria de la Eucaristía' llamada a ayudar al celebrante, como si la Comunión debiera ser distribuida a grandes multitudes y no a los pocos habituales conocidos".
----------Supongo que Aldo Valli debe saber bien que en la actualidad la Iglesia permite también a una mujer, debidamente preparada, y eventualmente investida con el ministerio de la distribución de la Comunión, el dar la Santa Comunión a los fieles. ¿Entonces, por qué tanto desdén? Es cierto que desde los inicios del cristianismo nunca había sucedido que una mujer distribuyera la Comunión en la Misa.
----------Pero si hoy la Iglesia lo permite y lo promueve, ¿por qué no confiar en la Iglesia? ¿No quiere Valli pertenecer a la Iglesia? En el hecho de permitir y promover que las mujeres distribuyan la Comunión, la Iglesia no cambia ni niega nada de la Tradición, porque aquí no se trata de la conservación de valores no negociables o de dogmas o de datos de fe, sino de disciplina eclesiástica litúrgica, del así llamado "poder de las llaves", donde la Iglesia puede hacer, cambiar y deshacer, abrir y cerrar, donde existe un progreso en la valorización de todo lo que se puede valorar y de todos lo que se debe valorar, incluida la dignidad de la mujer.
----------Y dice Valli: "Cuando, al final de la misa, el celebrante dice 'buen domingo y buena semana', y quizás añade incluso el execrable: 'buen almuerzo', yo experimento hacia él un sentimiento que no es precisamente de fraternidad, sino que más bien se acerca más a una fuerte aversión, por no decir hostilidad".
----------Tampoco a mí me gusta este saludo profano, como lo haría un comerciante o un gerente de restaurante al saludar a un cliente. Ya existe el saludo litúrgico: 'La Misa ha terminado, pueden ir en paz' y otras expresiones similares presentes en el Misal. El 'buenos días' no existe en absoluto en el Misal; es una invención de sacerdotes que así creen estar más a mano, sin darse cuenta de profanar algo que es sagrado. Cada cosa en su lugar. Si luego usas traje de baño en la playa, tendrás que usar hábitos litúrgicos en la Misa.
----------Concluye Valli: "En definitiva, quizás se haya entendido por qué hablo de extraneidad".
----------A decir verdad, para que alguien pueda sentirse extraño a la Iglesia o alejado de la Iglesia, hay que referirse a valores eclesiales que son esenciales, como por ejemplo la práctica de los Sacramentos, o las obras de misericordia corporales y espirituales, o la comunión con los legítimos Pastores.
----------Pero en los ejemplos que hasta aquí ha dado Valli en su artículo, tanta repugnancia de su parte no se justifica, por lo cual hay que decir que Valli se siente fuera de la Iglesia por motivos inconsistentes. El punto que yo señalaría, repito, es el hecho de que Valli se agarra esta rabieta sin que exista un motivo válido.
----------Continúa Valli: "Y quizás en este punto se comprenda por qué, si lo hago, voy a la misa antigua, que sin embargo prefiero llamar misa apostólica. Me complace mucho, me siento cómodo allí y, aunque tengo que conducir varios kilómetros de ida y vuelta, voy con gusto y no me siento un extraño allí. En todo caso, me siento pequeño, en el sentido de no suficientemente instruído, pero estoy bien, estoy sereno. Y salgo de la misa edificado, no enojado como cuando salgo de la misa en la parroquia".
----------Por cuanto respecta a la Misa vetus ordo, entiendo que ella le haga experimentar a Valli el misterio de lo sagrado, y también puedo entender que haya homilías bien hechas, y puedo entender que haya una atmósfera de recogimiento y de silencio. Por otra parte, en sí misma la Misa vetus ordo o, mejor dicho, con el misal de 1962, no está prohibida; sólo que el Papa fija las condiciones bajo las cuales ella puede ser celebrada. Esto quiere decir que en los días festivos el Santo Padre nos ha ordenado seguir el novus ordo.
----------Eventualmente, si en una parroquia ocurre que haya Misas un tanto secularescas, siempre se puede acudir a una Misa bien celebrada en otras parroquias o en otros santuarios. De todos modos, tengamos en cuenta que la Misa es siempre la Misa, es decir, la ofrenda del Sacrificio de Cristo, y esta riqueza no se puede perder por más elementos secundarios que desentonen.
----------Dice a continuación Valli: "Creo que el buen Dios, a través de esta extrañeza, me está diciendo algo, aunque en este momento no sepa con seguridad de qué se trata".
----------Según mi personal opinión, creo que el Señor, a través de esta dolorosa experiencia, le está invitando a Valli a tener confianza en las disposiciones actuales de la Iglesia, la cual, siempre de manera maternal, guía a sus hijos como una mamá ayuda a sus niños a caminar serenos en medio de las dificultades del camino. Alguien de su entera confianza se lo debería decir con toda franqueza.
----------En lugar de mirar hacia atrás y desear volver a la Iglesia de las épocas preconciliares, es necesario para Valli comprender el valor de la Reforma conciliar (también litúrgica), aun cuando sea cierto que hoy existen fenómenos degenerativos, que no existían antes del Concilio. Pero este hecho no es culpa del Concilio, sino precisamente de quienes no lo han puesto en práctica o lo han entendido mal.
----------Si Valli caminara confiadamente con la Iglesia, no tendría todos estos problemas, sino que se sentiría tranquilo, seguro y en la luz. Sobre todo él podría servir de guía con los jóvenes o con los menos jóvenes, con todos los dones que Dios indudablemente le ha regalado.
----------Dice seguidamente Valli: "En este momento, repito, todo me es muy extraño y yo mismo me siento extraño. Ni siquiera sé cómo poder definirme. Si hasta hace algunos años me sentía orgullosamente católico ambrosiano, ahora ya no sé lo que soy. Quizás soy un indietrista, como dice Francisco. Y está bien, no hay problema: venga lo de indietrista. No hago una cuestión de etiquetas".
----------Este pasaje de la conferencia no leída de Valli es importante. Aquí Valli toca la cuestión del indietrismo (que yo suelo denominar pasadismo). Por cierto, el Papa no ha usado por casualidad esta expresión. Se trata de una cuestión seria. Es evidente que Valli se siente tocado o conmovido por la palabra, porque creo que él se da cuenta de que él es efectivamente un indietrista. Por consiguiente, Valli no puede tomar esto a la ligera. Necesita hacer un exámen de conciencia e interrogarse precisamente sobre este punto.
----------Lo cierto es que en muchas cosas que Valli ha dicho hasta aquí, particularmente referentes a la Misa, no obstante mostrando un gran amor por la Misa, él demuestra ser de hecho un indietrista, incapaz de comprender el camino de la Iglesia en la historia, donde el Espíritu Santo la conduce a la plenitud de la verdad. Por lo tanto, debería tomar en serio la advertencia del Papa hacia los indietristas, tratando de comprender los motivos por los que el Romano Pontífice los ha señalado, considerando seria y detenidamente los riesgos cismáticos y heréticos que el indietrismo implica. Valli no debería sentirse eximido de esta urgencia.

21 comentarios:

  1. ¡Fuerza Aldo María!, los espléndidos ojos de San Juan Pablo II te cuidan permanentemente. ¡No es nunca demasiado tarde para dar un paso hacia atrás (para poder seguir hacia adelante).

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    1. Estimado Rubén,
      aprecio su invitación a Aldo María Valli.
      Es correcto lo que usted dice: para no ser indietrista, Valli debe dar un paso atrás para ir hacia adelante.
      Ahora bien, ¿qué quiere decir dar un paso atrás? Quiere decir que debe desistir de esta oposición exagerada al Santo Padre y comprender que Francisco, en cuanto Papa, está en la línea de san Juan Pablo II, aunque sin duda entre los dos Papas existe un cierto contraste, que sin embargo no atañe a la doctrina (cosa imposible entre dos Papas), sino a un cierto modo de desarrollar la pastoral.
      ¿Cuál es entonces el paso adelante que debe dar Valli?
      Es éste: volviendo a recuperar el valor del Papado en san Juan Pablo II, Valli debe entender que ese valor también se encuentra en el papa Francisco. Esto es lo esencial para un católico: ver en todo Papa al Sucesor de Pedro, más allá de sus defectos humanos. De hecho, incluso san Juan Pablo II tuvo sus lados humanos, a algunos de los cuales probablemente el actual Papa haya puesto remedio.
      Sobre la base de este ir hacia atrás, entonces, ¿qué quiere decir ir hacia adelante? Quiere decir aceptar sin reservas las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II, que nos son enseñadas tanto por san Juan Pablo II como por el papa Francisco, y todos los demás Papas del postconcilio.

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    2. Permítame resumir:
      1) “La esencia misma de tu palabra es verdad” (primacía del Amor sobre la Ley).
      2) Humanismo Integral (somos pequeños pero grandes).
      3) Conversión del Pueblo Judío a Jesucristo (sicut in Caelo et in Terra).
      4) Cara y Cruz (equilibrio entre poder Real y Sacerdotal).
      (Bonus: eros redimido y -con pinzas- liturgia cósmica)

      Esto es el Concilio, que es inseparable de Trento, porque son como hombre y mujer, marido y esposa, padre y madre.
      Querido padre Filemón: He sido modernista y tradicionalista, por eso comprendo a todos. Pero si en mi corazón ahora digo: "me he equivocado", ¿por qué no debería humildemente evitar al prójimo que repita mis mismos errores?
      Por último, les pediría que oren mucho por Mr. Trump, está bendecido por Dios para Nuestro Tiempo, y si no gana todo será mucho más difícil tanto para Occidente como para Oriente.

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    3. Estimado Rubén,
      tiene Ud. un modo un tanto extraño de expresarse, me parece un poeta, pero tiene bellas intuiciones, que substancialmente podría compartir. Nos ocurre un poco a todos tener en nosotros mismos como polaridades opuestas, por lo cual fácilmente nos movemos de un extremo al otro, y la síntesis no es fácil. Me complace su sinceridad y aprecio su buena voluntad. En cuanto a Trump, respeto su elección. Dios le bendiga.

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    4. Gracias Padre Filemón, es un honor para mí el que me llame Poeta.

      Todos estamos llamados a volar en la Verdad: esto es lo que creo, lo que espero y lo que trato de compartir cada día.
      Yo entiendo ahora que el verdadero católico no es un fanático; cada uno tiene el deber y la tarea de encontrar el equilibrio adecuado.

      ¡Libres en la Verdad, Luz para la Eternidad!

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    5. Estimado Rubén,
      Veo que no le falta talento poético. Lo que espero del Señor es que Ud. pueda encontrar su camino.
      Ciertamente lo logrará si escucha a su conciencia y al Espíritu Santo, que quiere guiarle para que aproveche abundantemente los dones que Dios le ha dado.

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    6. Me gustaría ser el próximo Papa, para poder gobernar la Iglesia.

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    7. Estimado Rubén,
      para eso, debería convertirse en presbítero, luego obispo, y luego cardenal. Entonces usted podría ser el sucesor del papa Francisco.

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    8. Estimado Padre Filemón: ¿no es necesario simplemente ser un hombre célibe y bautizado?

      Además, ¿cómo funciona la elección? ¿por aclamación?
      Cordiales saludos.

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    9. Estimado Rubén,
      por supuesto, es necesario estar bautizado, pero según el Derecho Canónico actual también es necesario ser Cardenal, sin haber superado los 80 años de edad.
      La elección por aclamación no existe hoy, sino que sólo existe la elección por votación.

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  2. Asisto ocasionalmente (y me sucede todavía) a celebraciones litúrgicas según el moderno método, interpretadas "muy mal" por el celebrante, y seguidas peor aún por los fieles presentes (especialmente con motivo de funerales); en estos casos salgo triste de la puerta de la iglesia al terminar la Misa. Con la Misa celebrada al estilo tridentino, todo esto no me sucede en absoluto: ¿por qué?

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    1. Estimado Mario M.,
      si el novus ordo es celebrado bien, tiene la misma dignidad que el vetus ordo. Por consiguiente, el problema no es el del novus ordo. El problema es el de ciertos celebrantes que no se atienen a las normas del novus ordo.
      Se puede hacer un discurso similar para el vetus ordo. ¿Quién ha dicho que los celebrantes del vetus ordo hayan sido en su época todos perfectos en el celebrar?

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    2. No. El novus ordo tiene mayor dignidad, pues ha corregido ciertos errores que usted Fr. F. de la Tr. ha dedicado largos capítulos para señalar. Por algo tuvo que ser reformado.

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    3. Estimado Bonifacio,
      si entendemos el concepto de "dignidad" en cuanto "aptitud de merecer algo", entonces:
      Si consideramos el Novus Ordo Missae de 1969 y cualquier vetus ordo (no sólo el moderno del siglo XVI o el de 1962), desde un punto de vista histórico, es decir diacrónico, ambos tienen igual dignidad suficiente, vale decir, los méritos para haber sido elegidos, cada uno en su momento histórico, por la autoridad eclesial competente, para normar el culto público católico.
      Ahora bien, si consideramos la posibilidad de que ambos pudieran hipotéticamente (o realmente, como se dió desde 2007 a 2021), estar vigentes a a vez, es decir, si lo vemos desde un punto de vista sincrónico, entonces, tiene usted razón: pues el Novus Ordo Missae de 1969 es la única norma cultual vigente en la Iglesia de Rito romano, precisamente para cumplir los propósitos que hacían necesaria la reforma del rito anterior.

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    4. Basilio de Alejandría22 de enero de 2024, 16:38

      Querido Mario M.:
      A mí también me pasa lo mismo que a usted. Yo creo que la relajación de las costumbres tiene buena parte de influencia en lo que usted relata. Por poner un ejemplo, ya nadie, o prácticamente nadie, hace una genuflexión al entrar y salir del templo, mirando al sagrario junto al que hay una vela encendida, que indica la presencia de Nuestro Señor. Todos los domingos observo gente que en los minutos previos al comienzo de la Liturgia mantiene conversaciones sentada en los bancos. Esas actitudes no ayudan nada a crear un clima de oración y profundo respeto ante el misterio que está ante nosotros allí en el templo. La liturgia vetus ordo fue desarrollando a lo largo de siglos actitudes y gestos que colaboraban con esas actitudes, creando un ambiente que poco a poco cada vez es más raro de encontrar en las celebraciones novus ordo. Desgraciadamente, todo se va mundanizando, y la Liturgia no parece que haya sido una excepción. Esa renovación que promovió el Concilio Vaticano II sobrepasó con mucho las directrices que éste le marcó. El gran Benedicto XVI se dio cuenta de ello y publicó la Summorum Pontificum para procurar que los sacerdotes marcadamente afines a la liturgia vetus ordo tuvieran las mínimas facilidades para poder ejercer su ministerio sacerdotal alrededor de ese rito, sin que fueran tratados como apestados o insultados como lefevristas por no pocos de sus hermanos. Esta es solo mi humilde opinión, que mantengo a pesar de leer múltiples páginas de este blog en las que se habla del asunto, y que me parecen erradas en algunos puntos.

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    5. Estimado Basilio,
      comprendo sus sentimientos, así como comprendo también los sentimientos que ha expresado Mario. No siempre es fácil ordenar nuestra sensibilidad según razón y fe, y por eso le recuerdo ahora algunos puntos, arriesgándome a repetirle cosas que usted ya sepa, aunque quizás necesite recordar:
      1. Por cuanto respecta a los defectos en el comportamiento de los fieles en el templo, son precisamente eso: defectos del debido comportamiento en el lugar sacro, que no corresponden a la norma ni a la generalidad de los casos. Yo también los noto y los padezco. Cum mica salis, y en otro contexto social y de costumbres, también sucedían cosas comparables en el preconcilio. Lo importante, en estos casos es, ante todo, dar nosotros buen ejemplo, y tratar de ayudar a nuestros prójimos a corregir sus actitudes, no con postura puritana farisaica, sino con pequeños gestos que les hagan comprender que deben mejorar su actitud en el lugar sacro. Podrían darse muchos ejemplos y sugerencias, que confío en que usted mismo discernirá por sí solo.
      2. Por cuanto respecta al "lenguaje no hablado" que fue desarrollando el rito abrogado en 1969, tiene usted razón: fueron unos cinco siglos donde el comportamiento de los fieles (ministro y fieles laicos) fue evolucionando y enriqueciéndose de movimientos, gestos y actitudes (sobre todo a causa de que el "lenguaje hablado" del rito ya no era hablado por el pueblo y nadie lo comprendía) que conformaron una forma de culto con sus valores y carencias. Pues bien, eso mismo que el Misal tridentino fue logrando durante cinco siglos, es lo que debemos ahora lograr (pues no es que la Reforma haya terminado) con el nuevo Misal, del cual sólo tenemos una experiencia que es sólo una décima parte de la anterior: sólo cinco décadas. Precisamente de ello habla el papa Francisco en su carta apostólica Desiderio desideravi, al referirse al "ars celebrandi".
      3. Por cuanto respecta al tercer punto que usted indica, si es que no le entiendo mal, usted está expresando una crítica a la manera que el Papa en la Iglesia universal, y los Obispos en sus respectivas diócesis, han aplicado lo establecido por la constitución Sacrosanctum Concilium. Respecto a ello, tenga en cuenta que el único criterio auténtico para interpretar las doctrinas y directivas de los documentos del Concilio Vaticano II nos es proporcionado por el Magisterio de la Sede Apostólica. Ni los modernistas ni los indietristas pueden arrogarse el derecho de ser los intérpretes de las Actas del Magisterio por encima del Papa o contra el Papa y los Obispos en comunión con él. Es cierto que en el ámbito litúrgico, que es el ámbito de la pastoral y de la disciplina de la Iglesia, uno puede mantener un disenso teórico, pero cabe recordar que ese disenso debe mantenerse siempre en el ámbito de lo meramente teórico, en el foro interno, sin llevar a escándalo al resto de los fieles, y siempre en la plena obediencia a las directivas de la Sede Apostólica y del Obispo diocesano, en el ámbito de la práctica.
      4. Por cuanto respecta a su último punto, los que usted denomina "sacerdotes marcadamente afines a la liturgia vetus ordo", son precisamente aquellos sacerdotes afectados por lo que el Papa llama "indietrismo" y, en el problema particular al que usted se refiere, son sacerdotes que han quedado apegados al Misal de 1962, el cual, precisamente a causa de sus carencias y defectos, el Concilio Vaticano II decidió reformar. Por otra parte, es cierto lo que usted expresa, refiriéndose sólo a los sacerdotes: el indietrismo litúrgico vigente desde 2007 a 2021, revivió sobre todo por el apego ante todo de sacerdotes (más que del pueblo fiel) a formas litúrgicas obsoletas.

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    8. Estimado Basilio,
      le ruego encarecidamente que, si le interesa de veras vivir plenamente su comunión en la Iglesia católica, cuyo principio de unidad es el Romano Pontífice, en cuanto Maestro de la Fe, antes de comentar precipitadamente en este foro, lea el Evangelio, el actual Catecismo de la Iglesia Católica y los artículos de mi blog (al menos los referentes a los temas sobre los cuales usted desea comentar).

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  3. "En algunas horas del día se permiten (ad experimentum) los comentarios liberados, sin moderación." Interesante ¿En qué horas es posible librarse de la censura previa? Es curioso que un sitio web de debate pueda mantener esas prácticas censoras en las que una parte se arroga el privilegio en exclusiva de publicar o no los mensajes de la otra

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    1. Estimado Anónimo,
      lo que usted llama censura previa, es simplemente un más que comprensible y razonable reaseguro para evitar, al menos en la medida de lo posible, los desfogues de herejes, cismáticos y, más que nada, de maleducados e insociables, que no comprenden el objetivo de un foro como éste: no debatir sobre cualquier cosa, sino hacer preguntas o plantear dudas acerca del tema propuesto en cada publicación.
      Respecto a lo que a usted le resulta curioso, precisamente, porque éste no es un sitio de debate, sino de reflexión teológica sobre el tema propuesto por quien esto firma. A partir de allí, y sólo en el ámbito teológico (y consecuentemente pastoral) puede producirse un debate entre el autor y sus lectores.
      Precisamente por eso, no es ningún privilegio, sino una necesidad el eliminar los comentarios que desfogan los vicios antes mencionados. Por eso mismo, el hecho de que en algunas horas del día (no siempre las mismas, ni todos los días) los lectores puedan dialogar entre sí o con el autor, y eso, naturalmente, no quita el hecho de que se eliminen lo más inmediatamente posible los comentarios viciosos.

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En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.