martes, 5 de diciembre de 2023

El generismo: su ideología, sus causas, su pastoral (1/6)

El "generismo" o "genderismo" es hoy cuestión candente para la Iglesia, y piedra de tropiezo tanto para las corrientes intra-eclesiales modernistas como para las pasadistas. Por un lado, para los modernistas, basados en general en el rechazo rahneriano de la existencia de una naturaleza humana dada y fija, el generismo no constituye un problema, sino un signo de los tiempos que debe ser asumido. Por el lado opuesto, el pasadismo filo-lefebvriano afirma correctamente el carácter ideológico del generismo, pero sin profundizar ni en las raíces de sus ideas ni en sus causas, y en consecuencia, se desinteresa de descubrir y de implementar ninguna pastoral concreta ante el problema. [En la imagen: fragmento de "Homenaje a Apollinaire", o "Adán y Eva", gouache, acuarela, aguada de tinta, pluma y tinta y collage sobre papel, obra de Marc Chagall, hacia 1911-1912].

Qué es el generismo
   
----------El generismo o genderismo es hoy una concepción del sexo que se va difundiendo por todas partes, no solo fuera de la Iglesia sino también en los propios fieles católicos, ejerciendo una fascinación contagiosa y presentándose como una elección de vida feliz (gay) indiscutible e irrefutable. Cualquiera que intente refutar al generismo, viene fácilmente puesto en ridículo o perseguido. Sin embargo, si se miran atentamente las cosas, no es demasiado difícil descubrir el error y remediarlo, como veremos, con la verdad.
----------El generismo es esa concepción de ética sexual, la cual sostiene que la distinción-conjunción varón-mujer no es natural, sino artificial y convencional, simple fenómeno de libertad, y por tanto no es una obligación moral universal. Para el generismo, la distinción varón-mujer no agota las posibilidades de actuación de la sexualidad humana, sino que existirían otras posibilidades, como por ejemplo la unión homosexual.
----------El generismo parte de una concepción del sexo considerado en cuanto teniendo valor en sí mismo, prescindiendo de su orientación a la procreación. No se trata de un simple ejercicio no procreativo del sexo, sino de una determinada concepción del sexo, para la cual la unión sexual es la unión entre dos individuos del mismo sexo. El otro sexo no interesa, no atrae; interesa el mismo sexo. El homosexual encuentra placer en esta unión y no en aquella en la cual se une con el sexo opuesto.
----------Partamos de un punto inicial fundamental: al homosexual no le interesa la procreación; sólo le interesa ese placer que experimenta al unirse con otro individuo del mismo sexo. Está claro que esta unión también puede tener en ocasiones un aspecto espiritual. Pero lo que realmente decide para la unión es la recíproca atracción homosexual. Por ende, en estas uniones no existe una verdadera reciprocidad, un completarse mutuo, a la par, o sea en igualdad de condiciones, como en la unión heterosexual.
----------Tengamos entonces en cuenta que, en la realidad de las cosas, el sexo es un todo biológico de tipo dual, en el cual las dos partes son inescindibles, inseparables, porque la una no puede estar sin la otra, como por ejemplo los dos polos de la pila eléctrica o de la esfera terrestre, como la llave y la cerradura, como la derecha y la izquierda, el calor y el frío. ¿Qué sentido tiene una llave sin la cerradura? ¿Un polo positivo sin el negativo? ¿El polo sur sin el polo norte? ¿Tiene sentido la derecha sin referencia a la izquierda y viceversa? ¿Existe el calor sin el frío y viceversa? Sin embargo, en la homosexualidad sucede precisamente esto. Pero esto no es suficiente para hacer razonar al homosexual. A él no le importa el otro sexo. Está claro que se trata de una atracción puramente sensible, privada de cualquier racionalidad.
----------La razón del homosexual, llamada a elevarse a las alturas de los cielos, se rebaja a un nivel perceptivo y apetitivo inferior. Lo cual, obviamente, lo estoy diciendo teniendo presente la dignidad de persona propia del homosexual, no como tal, sino en cuanto creado a imagen de Dios y destinado a una vida sobrenatural de gracia abierta a la vida eterna. No es, por tanto, su naturaleza humana la que se degrada, lo cual es imposible, sino su conducta moral la que hace mal uso de la razón y se deja vencer por la pasión.
----------En el generismo, el sexo no es una cualidad biológica específica de tipo dual (varón-mujer), sino una cualidad genérica (de ahí el término generismo), que puede implicar más de dos diferencias específicas (varón-mujer) dependiendo de las decisiones o determinaciones de la libre creatividad de la persona, para lo cual el sexo no es un componente esencial inmodificable de la persona, sino que es material extrínseco, plasmable tecnológicamente, a disposición y a discreción de la individual persona.
----------Por lo tanto, para el generista no existen dos sexos, diferentes y recíprocamente complementarios. El generista distingue, claro que sí, el sexo masculino del sexo femenino, pero no como las dos mitades de un todo, sino como dos sujetos diferentes autosuficientes, orientados hacia sí mismos. Para el generista, la relación varón-mujer no representa un completarse entre sí, sino simplemente un hecho psicológico y moral, donde el sexo no tiene ninguna parte o ninguna incidencia, no juega para nada.
----------En definitiva, el generismo acaba por asemejarse paradójicamente a la concepción origenista de la relación varón-mujer asimilada a la relación entre dos espíritus desencarnados, como si fueran ángeles, una relación en la cual toda referencia al sexo o a la condición sexual de los dos sujetos debería ser excluida.
----------Pero se comprende cuán engañosa y antinatural es una pretensión de tal tipo, que es el caldo de cultivo propio de la "represión" freudiana, según la cual el sexo, impedido de manifestarse abiertamente, encuentra de todos modos el camino transversal para satisfacerse bajo falsos disfraces. Al menos el generista tiene la franqueza de reconocer abiertamente su deseo de satisfacción sexual y no recurre a la hipocresía de satisfacerse ocultamente, de modo clandestino, dando la apariencia de casto.
----------En otras palabras y en resumidas cuentas, el sexo para los generistas es un simple material biológico, que, si bien se encuentra dotado de una propia estructura objetiva y de un funcionamiento espontáneo, espera sin embargo de la voluntad humana recibir su plena determinación y finalización, gracias al poder que hoy tiene el hombre, con los modernos medios de la técnica, de operar sobre sí mismo, modificando el dato objetivo corpóreo con la inventiva creativa de su espíritu.
----------Nótese bien que para el generista no se trata tanto de reconocer que el instinto sexual humano, a diferencia del instinto animal, que es suficiente para guiar al animal en su conducta, el instinto humano por sí solo no es suficiente, sino que espera ser regulado y moderado por la recta razón. El generista asigna a la voluntad y a la iniciativa humanas un poder y un derecho que van mucho más allá de la simple actuación o implementación del instinto según sus finalidades naturales ordenadas al bien espiritual de la persona a su vez finalizada u orientada a la comunión con Dios, creador y legislador de la sexualidad humana.
----------Como veremos mejor más adelante, es cierto que existe una unión sexual lícita sin la procreación o sin la apertura a la procreación. Pensemos por ejemplo en la unión en las parejas ancianas o estériles o en los períodos infértiles de la mujer. Por esto, la objeción de fondo al generismo no radica en el acusarlo de impedir la procreación. La acusación en sí es justa; pero no toca el fondo de la cuestión y cuanto tiene de peculiar en el pecado de sodomía. De hecho, también los anti-conceptivos impiden la procreación.
----------También la masturbación y el onanismo impiden la procreación. De manera similar, la sodomía impide o arruina las mismas condiciones biológicas presupuestas a la reproducción de la especie. Corromper los principios es pecado más grave que afectar lo que de esos principios deriva.
----------Argumento fuerte de los generistas es la temática del amor. Recuerdo que hace muchos años, hablando con uno de ellos, me dijo: "lo que importa es amar; que tú ames a una mujer o que tú ames a un hombre, es accidental. Eres libre de hacer lo que quieras". Este es el punto de fricción entre el generismo y la ética sexual bíblica. En efecto, para la Biblia el criterio de la ética sexual no es el amor, sino la promoción de la vida.
----------Por el contrario, el generista, de la misma manera que Freud, identifica el amor con el amor sexual, porque no alcanza a concebir un amor espiritual. En cambio, para la Escritura el amor no es necesariamente el amor físico, sino ante todo es el amor espiritual: el acuerdo de las voluntades en la búsqueda y en la práctica del bien inteligible y honesto, que es ante todo la vida espiritual de la persona, para perseguirse incluso si no es agradable a los sentidos. Por eso al generista no le interesa si el amor es estéril o procura la muerte o impide la vida: le basta que sea sexualmente placentero.
   
La conducta moral de la pareja gay
   
----------El generista no cree en absoluto estar vinculado en su conducta sexual a leyes morales que se puedan deducir de la consideración de una supuesta naturaleza humana ya dada ni del fin de la actividad sexual, porque él, aunque reconozca la existencia evidente de este fin, es decir, la procreación, ve en el sexo simplemente una res extensa sujeta a la libre acción de la res cogitans, es decir, del sujeto espiritual, que es su yo auto-consciente, según indica el esquema cartesiano.
----------Al mismo tiempo, el generista, en su conducta sexual, aunque consciente de la libertad y por tanto de la espiritualidad de su querer, no se propone finalidades espirituales; a él no le interesan los goces del espíritu, sino que el fin que se propone es un estar y un vivir juntos, un ayudarse recíproco, aunque esencialmente ligado al placer homosexual. Por tanto, esto no excluye que también pueda haber un aspecto espiritual.
----------Por ello, si el generismo puede dar la impresión de reconocer y practicar el dominio del espíritu sobre el cuerpo, en realidad, aún si se trata de un actuar espiritual, es decir, voluntario, no se trata de un dominio racional, y por tanto no se trata de un verdadero y honesto actuar espiritual, porque no se justifica y no se basa sobre verdaderas consideraciones e intereses espirituales, como serían el respeto y el amor por el valor humano, unitivo y procreador de la sexualidad, que se expresa en la reciprocidad varón-mujer en vista no sólo de la procreación y de la familia, sino también del común progreso y perfeccionamiento moral y espiritual.
----------El generista, salvo por supuesto casos excepcionales en los cuales no se avergüenza de sostener abiertamente que la finalidad del sexo es simplemente el placer, dado que en el fondo sabe también él que una abierta idolatría del placer sexual sería cosa vergonzosa y comúnmente repugnante incluso para un hedonista, por este motivo suele incidir en un moralismo de fachada, aparente, superficial, a fin de obtener un consenso social y no ofender excesivamente el común sentido moral.
----------Sin embargo, al fin de cuentas, también él de hecho, quizás a veces inconscientemente, lo reconozca o no lo reconozca, antepone el apego al placer sexual a la estima por el placer espiritual. Esto parece evidente en el hecho de que la pareja homosexual, bien consciente de que su unión no es querida por Dios, aun cuando su convivencia no esté privada de un cierto valor, no se propone en absoluto con su unión -a menos que tenga una falsa idea de Dios- de llevar a cabo un plan divino para su vida y de caminar en unidad hacia Dios. Si Dios prohíbe la sodomía, ¿acaso podrán creer que es Dios quien los ha hecho encontrar?
----------¿Acaso podrán aplicarse ellos a sí mismos el famoso mandamiento de nuestro Señor Jesucristo: "que nadie separe lo que Dios ha unido" (Mt 19,6)? Por tanto, si bien la comunidad eclesial los acoge, es evidente que no los puede acoger con el mismo grado de estima y de admiración con los cuales acoge a una pareja heterosexual de íntegras costumbres morales, nacida de la común experiencia y conciencia de haber percibido en su encontrarse y agradarse una vocación divina.
----------Podemos también preguntarnos qué significado puede tener, y si puede tener significado, para el generista, la abstinencia sexual. ¿Cómo se rige él en este campo? ¿Cuál es el criterio de su acción? También el generista ciertamente siente la necesidad de un control de sus impulsos sexuales, respeta las convenciones sociales, y sabe que el libertinaje embrutece al hombre. Sin embargo, le falta el criterio fundamental y seguro que justifica la abstinencia sexual: la necesidad de respetar la finalidad procreativa del sexo. Faltando esta referencia, al generista que aún esté a favor de la dignidad humana no le queda más que el mantenimiento de una cierta moderación o discreción, para no ofender las buenas costumbres en la visibilidad social; pero está claro que él no se siente vinculado en modo absoluto por reglas morales inderogables, sobre todo en privado, porque si así lo hiciera debería renunciar a sus hábitos de homosexual.
----------El generista, así como no reconoce que varón y mujer son creados por Dios, así tampoco reconoce que en la vida presente nosotros sufrimos las consecuencias del pecado original, por las cuales la comunión espiritual varón-mujer está obstaculizada por el hecho de que la atracción del sentido prevalece sobre el juicio de la razón, y la voluntad es frenada o desviada por la violencia del deseo sexual.
----------La ausencia de estas consideraciones hace nacer en el generista una mentalidad laxista, hedonista y liberal, por la cual el interés homosexual ocupa un espacio considerable en todas sus jornadas, aunque es muy consciente también él de la necesidad de una limitación al respecto, para así dar espacio a actividades laborales, culturales, asociativas, educativas, recreativas o amicales y también, en el caso de los homosexuales católicos, actividades religiosas y eclesiales.
----------Al generista no le interesa la comunión física y espiritual entre varón y mujer, lo que no quiere decir que no tenga a veces una concepción espiritualista de la persona. Sabemos cómo, sobre todo en la historia de la literatura y también de la filosofía, han existido sujetos homosexuales no privados de espiritualidad, agudeza de pensamiento y dotes artísticas, capacidad de amistad y lenguaje fuertemente comunicativo.
----------El generista está particularmente expuesto a la influencia de la antropología freudiana, que resuelve la energía del espíritu humano en el impulso de la sexualidad, por lo cual todas las actividades humanas son una sublimación de una originaria energía vital egoica (ego), inconsciente (id, ello), movido por el principio del placer (instinto de muerte), un yo autotrascendente (superego), material determinista y libidinoso.

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