jueves, 28 de diciembre de 2023

Fiducia supplicans: según naturaleza y contra naturaleza (2/2)

El verdadero problema no es el de tranquilizar al pecador y dejarle así pecar libremente con la seguridad de que no le sucederá nada porque "Dios es bueno", sino que es ayudarlo con mucha caridad y paciencia para que él se libere del pecado, acompañando la comprensión con la responsabilidad. Comprensión hacia su fragilidad, responsabilidad exhortándolo a hacer buen uso de su voluntad, confiando en el socorro de la gracia -he aquí la función de la bendición-, recordándole las consecuencias de la desobediencia. Este es el verdadero método del Evangelio que salva a los pecadores. [En la imagen: el Santo Padre bendice el vientre de una embarazada, durante la Audiencia general del 13 de febrero de 2019].

----------Antes de seguir adelante con la segunda parte del artículo, hago saber a los lectores que aún no lo supieran, que desde la semana pasada se había iniciado ya en este blog un fructífero diálogo acerca de la declaración Fiducia supplicans, en ocasión de responder a otras preguntas que me formularon a partir de un extenso artículo reciente; véase: El generismo: su ideología, sus causas, su pastoral (6/6). Quizás algunas de mis respuestas en tal oportunidad pueden ser útiles a los lectores. Por supuesto, ya he recibido nuevas preguntas e interesantes observaciones a partir de la publicación de este artículo. Al final, las publicaré y, por supuesto, responderé a todas, tratando de solucionar así las dudas y los planteamientos de los lectores.
   
La raíz filosófica del generismo
   
----------El grave problema de determinar lo que en moral está bien y lo que está mal, para distinguir lo normal de lo anormal, el pecado de la buena acción, viene dado por el hecho de que debiendo ser la naturaleza humana el punto de referencia para la fundamentación de la ética y el conocimiento de la ley moral, hoy muchas veces no se admite o no se reconoce la existencia de la naturaleza humana en el sentido de naturaleza determinada por la voluntad divina con una propia esencia específica, inmutable y universal, masculina y femenina, igual e idéntica en todos los individuos, regulada por la ley moral establecida por Dios en este sentido.
----------Estamos bajo la influencia de la antropología de Karl Rahner [1904-1984], según la cual la naturaleza humana o es un material informe que espera ser formada o determinada por la persona, cada cual con su libre elección, o bien es la esencia del hombre en sí misma indeterminada e infinitamente determinable por cada uno según su elección, que no admite sufrir la finitud, sino que está inclinada a superar todo límite.
----------Por lo tanto, para Rahner, la naturaleza humana no es algo ya dado, que se nos presupone, no es algo precedente a nuestro actuar, algo que tenga sus leyes propias objetivas, fijas y universales, y respecto a las cuales toda nuestra tarea sería simplemente la de ponerlas en práctica, sino que es efecto de nuestro mismo actuar creativo, de nuestra libre iniciativa, por lo cual corresponde a cada uno de nosotros establecer y determinar su propia esencia, continuamente mutable, como mejor se prefiera, esencia diferente una de otra para cada uno de nosotros según lo que cada uno decide libremente ser.
----------Ahora bien, las raíces metafísicas de esta concepción de la persona humana, se encuentran en Rahner en su concepción del ser, vale decir, en su metafísica, según la cual no distingue el pensar del ser y el ser del pensar, sino que identifica ser y pensamiento a la manera del monismo parmenídeo y hegeliano. Ahora bien, así como esta identificación se da sólo en Dios, Ser subsistente que coincide con su pensar (cf. santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.14), mientras que el ser humano es distinto de su pensar y su pensar es distinto del ser como objeto de su pensamiento, se sigue que para Rahner el ser y el pensar humano coinciden con el ser y el pensar divino, y he aquí que se tiene el panteísmo.
----------De hecho, Rahner nos dice que "la esencia del ser es conocer y ser conocido en su unidad primigenia, a la que nosotros nos place designar como un estar consigo, como estado de luminosidad, 'subjetividad', 'comprensión del ser', del ser de los entes". Esto lo expresa Rahner en su famoso opúsculo Oyente de la palabra (Ediciones Herder, Barcelona 1976, p.60; al respecto, véase la crítica de Fabro a esta tesis de Rahner en La svolta antropologica di Karl Rahner, Edizioni Rusconi, Milano 1974).
----------De esta metafísica, de esta visión del ser, se sigue que hombre y Dios no son distintos como dos personas, sino que siendo el ser uno solo y absoluto como identidad de ser y pensamiento, por tanto como Dios, hombre y Dios son en Rahner, como en Hegel, los dos términos del devenir de Dios según la trascendencia del hombre que deviene Dios y la inmanencia de Dios que deviene hombre.
----------Por este motivo, para Rahner la Encarnación del Verbo, es decir, el Dios-hombre, como igualmente para Hegel, no es efecto de una libre voluntad o elección divina, sino que es la esencia misma de Dios. Por esto, para él, el hombre no es hombre si no deviene Dios, y Dios no es Dios si no deviene hombre. Pero esto, como ha hecho notar el teólogo Joseph Ratzinger, implica una homologación de la libertad humana a la libertad divina: "Fondamentalement Rahner a très largement repris le concept de liberté propre à la philosohie idéaliste -un concept de liberté qu’en réalité ne convient qu’à l’Esprit absolu, à Dieu- et nullement à l’homme" (Les principes de la théologie catholique, Téqui, Paris 1982, pp.187-188. Versión española: Teoría de los Principios Teológicos, Editorial Herder, Barcelona 1985, p.201: "en el planteamiento básico, Rahner ha asumido grandes dosis del concepto de libertad de la filosofía idealista, un concepto de libertad que, en realidad, sólo se adapta al Espíritu absoluto -a Dios- pero no al hombre").
----------De esta concepción de la libertad, Rahner recaba el concepto de naturaleza humana como subjetividad que libremente plasma y crea su propia esencia. Por lo tanto, para Rahner no existe una naturaleza humana específica, definible, inmutable, determinada, que sea igual para todos, base por tanto de derechos y deberes universales, sujeto de valores absolutos, no negociables, y fundamento de una fraternidad universal, sino que cada persona determina cómo quiere su propia esencia individual y concreta.
----------Para Rahner, la animalidad permanece extrínseca a la persona y no entra en absoluto en su definición, que para él es espíritu autoconsciente, a la manera de Descartes, salvo luego para resolver al sujeto en su historicidad empírica, sin que ello posea nada que trascienda el tiempo y la historia, simple resultado de la evolución biológica, a la manera de Darwin y de Teilhard de Chardin (véase El Fenómeno Humano, Editorial Hyspamerica-Orbis, Barcelona 1984). Por tanto, síntesis de materialismo e idealismo.
----------De aquí la consecuencia que la diferencia sexual no contribuye en absoluto a la determinación de una personalidad masculina y femenina, sino que el ser varón y mujer es algo completamente ajeno al ser de la persona humana, confundiendo así al hombre con el ángel, ya que es claro que el ángel no es sexuado. He aquí que entonces el sexo pierde toda referencia al actuar moral y, por tanto, la libertad otorgada a cada uno de manipular su sexo como desee. De ahí la legalización de la homosexualidad.
----------De esta concepción de la naturaleza humana, por consiguiente, no es nada difícil deducir la ética generista (o genderista) que no considera la sexualidad humana como un dato natural, una entidad querida, creada y determinada de una vez y para siempre por Dios en su identidad y dualidad varón y mujer, orientada hacia su propio específico fin natural inmutable y regulada por leyes morales naturales específicas que tienen la función de hacer posible, con su cumplimiento, la realización o consecución de los fines naturales.
----------Desgraciadamente, los generistas y los modernistas se hacen fuertes, se basan, en estas ideas de Rahner para promover una legalización de la sodomía, que ya no es reconocida como pecado contra natura, sino, como dice el padre James Martin, como simple "diferente orientación sexual".
   
La Declaración reitera la condena de la sodomía
   
----------La declaración Fiducia Supplicans, en cambio, reitera de diversas maneras la prohibición y la condena de las relaciones homosexuales, aunque lo hace de manera velada, alusiva, sobrentendida e implícita, tal vez por una excesiva consideración, lo que sin embargo va en detrimento de la claridad. Las claras señales de tal condena son las siguientes:
----------1. La repetida referencia a la moral tradicional (en la Presentación, y en los nn. 3, 4).
----------2. La reiterada aclaración de que la unión homosexual no debe ser confundida con el matrimonio, en evidente alusión al hecho de que ella carece de la honestidad del matrimonio (nn. 4, 5, 6, 11, 30, 31, 36).
----------3. Se reitera la prohibición de las relaciones sexuales extraconyugales (n.11).
----------4. Se insiste en la necesidad de que la pareja emprenda un camino de penitencia y de conversión, renunciando al pecado (nn. 10, 22, 27, 31, 32, 34).
----------5. Se precisa que la bendición no es litúrgico-ritual, sino informal-espontánea, lo que hace entender que no puede ser formalizada por la ausencia de suficiente dignidad moral (nn. 24, 33, 36, 40).
----------6. La unión se define como "irregular", para significar que es carente respecto a la observancia de las reglas morales, canónicas y jurídicas (nn. 26, 31, 38).
----------7. Se prohíbe la bendición en concomitancia con la celebración del rito civil, para significar que la Iglesia no reconoce ninguna legitimidad o legalidad a las relaciones homosexuales (n.39).
----------8. La sodomía no está en absoluto legitimada (nn. 10, 11, 31, 34, 40).
   
La bendición valoriza el aspecto honesto de la unión
   
----------Nos preguntamos, sin embargo: ¿por qué, entonces, permitir la bendición? ¿Qué cosa bendecir? ¿En qué parte de la unión está lo bueno a bendecir? Evidentemente en esta unión irregular no se debe reconocer solamente el aspecto sodomítico, sino que es necesario considerar que, al ser una unión de dos personas, puede existir un elemento de honestidad (nn. 28, 31) dado por el factor espiritual que puede estar alimentado por la caridad y, por tanto, querido por Dios o agradable a Dios. Es éste el aspecto apto para ser bendecido, mientras que la bendición puede proponerse como objetivo también el de ayudar a los dos en el fatigoso pero necesario camino de la progresiva liberación del pecado.
----------Es necesario decir, por consiguiente, que aquellos que lean en la Declaración una legitimación o liberalización de las relaciones homosexuales o del concubinato, o una vergonzosa y escandalosa rendición o entrega al laxismo y al subjetivismo, o un abandono del aspecto ascético de la conducta cristiana o una blasfema bendición o una cohonestación del pecado, son personas que instrumentalizan para sus propios fines reprobables las enseñanzas de la Iglesia o permanecen en una posición atrasada, apegados a una norma de conducta frente a los homosexuales y a los divorciados vueltos a casar, que ya no corresponde a lo que hoy Dios nos pide por medio de la Santa Madre Iglesia.
----------En estas, que son posiciones disonantes, por opuestos motivos, a una verdadera comunión con la Iglesia, encontramos una vez más el exasperante conflicto entre indietristas y modernistas, que aflige a la Iglesia, y que se viene arrastrando desde hace sesenta años debido a una insensata polémica en torno al Concilio Vaticano II, cuyo significado no han entendido ni los unos ni los otros.
----------Los modernistas creen que el Magisterio de la Iglesia no enseñe nada estable ni fijo ni determinado, sino que sus enseñanzas mutan o cambian o evolucionan continuamente a lo largo de la historia. Los filolefebvrianos quieren mantener lo que debe ser abandonado o superado, porque no distinguen en la doctrina y en la práctica de la Iglesia lo que no puede cambiar respecto de lo que puede y debe cambiar. No comprenden que la Iglesia es firme en sus principios, pero no puede detenerse en su camino y en el progreso hacia el reino de Dios.
   
Observaciones críticas
   
----------Evidentemente, el documento está animado por la intención de no usar un lenguaje que pueda sonar ni siquiera mínimamente ofensivo hacia las parejas irregulares. Sin embargo, en este intento indudablemente loable viene a mostrar excesivas consideraciones, que terminan por mantener un lenguaje tan vago y matizado que corre el riesgo de generar el equívoco y hacer sospechar una cierta legitimación del pecado, lo que en realidad obviamente no es así, sino que se lo puede entender sólo indirectamente a partir del lenguaje alusivo y velado, hecho de sobreentendidos y significados implícitos y manteniéndose demasiado sobre las generalidades, cuando en cambio, en mi opinión, hubiera sido mejor llamar a los pecados por su nombre, explicando sobre todo el por qué son pecados con una argumentación rigurosa y bien fundamentada.
----------Por ejemplo, no hubiera estado mal retomar el término "sodomía" para indicar la práctica homosexual, claramente indicada por el episodio narrado en Gén 19,1-11, donde los habitantes de Sodoma piden a Lot poder fornicar con algunos hombres que estaban en su compañía. Es por tanto completamente falsa la interpretación hoy en circulación, evidentemente funcional al generismo, según la cual Sodoma no habría sido castigada por los pecados de sodomía, sino por no haber acogido a los extranjeros. Por consiguiente, no hay ningún motivo para abandonar el término "sodomía", con el cual la teología moral desde siempre designa este pecado.
----------También es necesario volver a explicar por qué y en qué sentido el apóstol san Pablo llama a la sodomía pecado "contra natura", como lo he hecho yo en este artículo. No es éste el problema. Si queremos implementar una pastoral verdaderamente eficaz hacia los homosexuales, el camino no es el de movernos sobre el equívoco o los malentendidos, el camino no es el de ocultar lo que debe ser puesto en luz y resaltado, no es el de decir y no decir, no es el de excusar lo que no puede ser excusado, no es el de minimizar, no es el de dar a entender que pueda ser lícito lo que no se afirma estar prohibido.
----------Todos estos juegos de palabras, todos estos subterfugios, todas estas atenuaciones, todas estas simulaciones y estas disimulaciones, en realidad no son honestidad, no son caridad, no son prudencia, no son misericordia. No es, éste, el lenguaje de nuestro Señor Jesucristo, de san Pablo, de san Juan, de la Santa Madre Iglesia, de todos los Santos. Si es cierto que Cristo es el médico de las almas, el buen médico dice con claridad, aunque con todos los debidos respetos, cuál es la enfermedad de su paciente. No tiene sentido sentirse ofendido porque el médico hace la diagnosis de nuestra enfermedad.
----------Y además, por supuesto, no se puede confundir la enfermedad con la salud diciendo que el sodomita es simplemente una persona "diferente", sobre todo por el hecho que, si bien no hay remedio para ciertas enfermedades que afligen el cuerpo, siempre hay remedio para el pecado, enfermedad del alma, si nosotros estamos dispuestos a reconocer el pecado y asumimos nuestras responsabilidades.
----------Entonces el verdadero problema no es el de tranquilizar al pecador y dejarle así pecar libremente con la seguridad de que no le sucederá nada porque "Dios es bueno", sino que es ayudarlo con mucha caridad y paciencia para que él se libere del pecado, acompañando la comprensión con la responsabilidad. Comprensión hacia su fragilidad, responsabilidad exhortándolo a hacer buen uso de su voluntad, confiando en el socorro de la gracia -he aquí la función de la bendición-, recordándole las consecuencias de la desobediencia. Este es el verdadero método del Evangelio que salva a los pecadores.
----------Es de esta claridad evangélica en este delicado campo de la ética sexual de lo que hoy hace extrema falta y esto tiene por efecto la falta de convicción de que la sodomía y el adulterio sean verdaderamente pecados. Si luego añadimos teorías morales como las de Rahner negadoras de la naturaleza humana y de la ley natural, comprendemos la extrema confusión moral, de la cual hoy sufrimos. Aquí he intentado llenar estas lagunas aunque apreciando las cualidades del documento que, por su tono pastoral, ciertamente "huele verdaderamente a Evangelio", como ha dicho oportunamente el teólogo Alberto Maggi, y debe ser muy apreciable para la exposición de la doctrina bíblica de la bendición.

63 comentarios:

  1. ¿No le da vergüenza citar a ese supuesto teólogo Maggi, quien no condena la homosexualidad como algo objetivamente desordenado?

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    1. Estimado Anónimo,
      lo cierto es que en la declaración Fiducia supplicans se huele el perfume del Evangelio, aunque ciertamente no como le gustaría a Maggi, pero sí en cuanto se nota un esfuerzo por captar también en estas parejas cuanto puede haber de bueno, que debe fortalecerse precisamente en vista de una obra gradual de liberación del pecado de sodomía.
      ¿Quién de nosotros no tiene que luchar durante toda la vida contra las malas tendencias, siempre renacientes, resultantes del pecado original? ¿Acaso solo deberían hacerlo los homosexuales? ¿Y acaso no basta con librar esta lucha incesante contra el pecado, siempre retornante y siempre eliminado por la penitencia, para ir al paraíso cielo?
      Dios no nos pide nada más. La impecabilidad no es un don de esta vida, aunque fuéramos santos como san Pablo, san Juan o san José, sino que la impecabilidad es un don del paraíso del cielo.

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  2. Catolicos Homo & Bi Sexuales
    REFLEXION DEL PADRE ALBERTO MAGGI
    .
    .
    En el programa de la RAI Uno Mattina, el conductor le preguntó al Padre Alberto Maggi si la Iglesia condenaba la homosexualidad y esto respondió el interrogado:
    .
    ¡La doctrina de la Iglesia está en evolución, no es algo establecido para siempre. Actualmente la posición de la Iglesia sobre la cuestión es muy severa, despiadada y hasta inhumana, porque causa sufrimientos. Pero debemos tener esperanza porque la Iglesia cambia la doctrina. Lo que hace cincuenta años se consideraba pecado, hoy no lo es más. Y por lo tanto, en esa evolución y colocando siempre en el primer puesto el bien del hombre, lo que hoy parece ser un mal, mañana pueda ser que no.
    -
    La morbosa y paranoica diferencia que el Magisterio hace entre “ser homosexual" y “cometer actos homosexuales” es como decirle a una planta: Puedes crecer pero no florecer. ¿Cómo se hace para decirle a una persona que no puede expresar su afectividad y su sexualidad? Esto sí que es contra natura!

    Sin comentarios... Se ve que el pecado ya no es pecado. La Iglesia al fin y al cabo se equivocó los teólogos modernos nos están despertando...

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    1. Estimado juanm,
      es del todo evidente el gravísimo error del padre Maggi: el considerar según naturaleza lo que es contra naturaleza, como he explicado con claridad en mi artículo.

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  3. Estimado padre,
    estoy perfectamente de acuerdo con lo que ha escrito, pero no entiendo por qué se deba promulgar este documento precisamente en estos tiempos; tiempos en los que cualquier expresión del Papa es instrumentalizada, sobre todo por los modernistas, y lo debo decir, para hacer creer que el Santo Padre haya cambiado la doctrina de siempre de la Iglesia, lo cual es imposible. De hecho, a raíz del documento, los periódicos habituales han comenzado a instrumentalizar el contenido de FS haciendo pasar el mensaje de que el Papa haya legalizado la bendición para las parejas homosexuales sin más ni más. Tienes razón Ud. cuando dice que no falta una explícita condena a la sodomía, lo cual hubiera sido muy apropiado, pero creo que incluso si la hubiera, se habría omitido de todos modos en los periódicos habituales para difundir el falso mensaje. Ciertamente no quisiera que, al fin de cuentas, este documento, elaborado con las mejores intenciones, no lo dudo, acabara empeorando la situación. No quisiera que fuera como las "perlas dadas a los cerdos" de Mt 7,6.

    Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    1. Estimado Sergio,
      comprendo su perplejidad acerca de la oportunidad de publicar un documento de este tipo, de no fácil comprensión y que se presta al equívoco.
      Sin embargo, el documento está inspirado en un alto sentido de la misericordia y se puede comprender cómo venga malinterpretado por esa corriente rigorista, que se asemeja claramente a la secta de los fariseos de la época de Cristo.
      Lo que es necesario hacer ahora es poner todos los esfuerzos posibles para dejar claro y hacer entender que el documento no aprueba en modo alguno la sodomía, y a tal propósito es necesario explicitar la condena de este pecado, que, a decir verdad, parece sobre todo implícita en Fiducia supplicans, y éste es el defecto del documento.

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    2. Me pregunto por qué no aplicar también el alto sentido de misericordia del documento a la corriente de los rigoristas, evitando ofenderlos escribiendo que se asemejan a la secta de los fariseos de la época de Cristo.

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    3. Estimado Anónimo,
      desgraciadamente la comparación surge espontáneamente, porque así como los fariseos de aquel tiempo se escandalizaban por los gestos de misericordia de Cristo, así también los actuales censores de la Declaración malinterpretan la actitud de misericordia de la Declaración hacia las parejas irregulares, creyendo que la Declaración quiera legitimar el pecado.

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    4. Sergio Villaflores1 de enero de 2024, 6:14

      Gracias, querido padre Filemón. Su exposición y sus comentarios son sumamente esclarecedores, y serenan nuestro ánimo.
      Aprovecho para desearle el mejor de los años, este 2024 que acaba de iniciar.
      Sergio Villaflores (Valencia, España)

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  4. Primero que nada gracias a ambos por las respuestas.
    Entiendo que hemos llegado a la conclusión de que podemos decir con certeza que el card. Müller no es un tradicionalista, es decir, un lefrebviano. Queda el segundo punto, ya que no soy un experto en Teología y Sacramentaria y dado que el mencionado card. Müller no tiene infalibilidad, ¿podría explicarme dónde está el error en su razonamiento y en el de todos los obispos y sacerdotes que están rechazando el documento de la CDF? (No me digan que son sólo los africanos porque la lista empieza a ser larga) Como está escrito anteriormente, cualquier contribución es bienvenida.

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    1. Estimado Anónimo,
      es evidente que Ud. no me ha comprendido.
      1. Yp no puedo decir que estoy de acuerdo con usted en algo a lo que no me he referido, porque en nuestra conversación nunca me he referido al cardenal Müller como tradicionalista o no tradicionalista. Simplemente le he sugerido a Ud. que revisara el concepto que Ud. tiene del término "tradicionalismo".
      2. Usted parece asociar "tradicionalista" con "lefebvriano". Pero ya le he dicho que en la Iglesia existe y debe existir un sano tradicionalismo, así como existe y debe existir un sano progresismo. Pero siempre en la Iglesia católica. Esto hace obvio que no me refiero a los lefebvrianos, que no están en la Iglesia, sino en sentido muy impropio (es decir, al modo como lo están los protestantes, o los ortodoxos orientales, y otras comunidades cismáticas, no en plena comunión con la Iglesia católica). En cualquier caso, dentro de la Iglesia podemos hablar de "filo-lefebvrianos", es decir, aquellos católicos que comparten algunas ideas con los cismáticos lefebvrianos.
      3. Lo que me sorprende del cardenal Müller es cómo él pueda sospechar que la FS favorezca y no sobre todo desaliente la práctica de la sodomía. Es evidente el significado y la finalidad de la bendición: fortalecer las energías sanas de la pareja y favorecer ese proceso de penitencia y de conversión que debe conducir a un gradual abandono de una práctica, que merece más bien ser compasionada que objeto de desprecio.
      El error se dice en pocas palabras: se trata de un gravísimo equívoco, se trata de un error de interpretación, y es que se cree que la bendición tiene por objeto el pecado, casi como si el pecado ya no fuera pecado, y no se entiende que la bendición tiene por objeto ante todo las personas creadas por Dios con una dignidad infinita, dotadas de dones y talentos otorgados por Él, llamadas a la conversión y a la penitencia en vista de la salvación eterna. La bendición tiene el preciso objetivo de sostenerles en este camino y ayudarles a vencer el pecado, con específica referencia al pecado de sodomía.

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  5. Reverendo Padre Filemón de la Trinidad,
    En primer lugar, le agradezco por este escrito suyo, que ayuda a aclarar mejor algunos aspectos del documento en examen.
    Me enteré a través de las redes sociales y quería profundizar más leyendo el texto del DDF porque me concierne personalmente siendo yo persona homosexual que convivo con mi compañero desde hace casi 10 años.
    Los comentarios leídos en las citadas redes sociales chocan totalmente con el significado del documento que, tras leerlo, me pareció comprender. De hecho, detecté en esos comentarios un rasgarse las vestiduras, que sin embargo me parece algo injustificado o, al menos, exagerado en relación al texto y su contenido real.
    El texto que usted, reverendo padre, ha publicado aquí ha aclarado muchas cuestiones pendientes, además de otras que me ayudan a contextualizar la situación actual de la Iglesia y del pontífice reinante.
    Para no alargarme y expresar mejor mi pensamiento, traigo aquí mi experiencia como persona a la que se refiere el documento del DDF. Ya le he dicho que vivo en pareja desde hace casi diez años. Agrego aquí que llegué a esa relación después de un camino muy agitado tanto desde el punto de vista de la fe (fui fraile de una antigua Orden religiosa) como, sobre todo, desde el punto de vista humano. Desde el punto de vista de la fe, pasé por fases de profundo rechazo después de dejar la Orden y haber tomado plena conciencia de mi orientación homo-afectiva. Sin embargo, con el inicio de mi relación, redescubrí progresivamente la necesidad de volverme a Dios, elegí volver a participar en la misa dominical (absteniéndome de recibir los sacramentos) y, paradójicamente, decidí rezar el rosario diariamente. Esta última oración siempre me había resultado desagradable, pero con el paso de los años se ha vuelto preciosa y necesaria para mí.
    Mi pareja es una buena persona y, aunque se define como no creyente, sin saberlo conserva algunas semillas de esperanza que silenciosamente trato de ayudar a cultivar. Hemos crecido y estamos creciendo juntos, cada uno por nuestro propio camino, pero descubro aspectos positivos en esta relación, a pesar de ser consciente de lo que nos ha enseñado el Magisterio de la Iglesia. La mía, por tanto, no pretende ser una justificación de mis elecciones, ni siquiera una auto-absolución. Más bien quiere señalar que el contenido del documento en cuestión es claro a mis ojos: la posibilidad de una eventual solicitud de bendición para mí y para mi pareja no se interpretaría como una bendición de la relación en sí, sino que vendría a sostener las cosas buenas y honestas en esta relación que existe.
    En efecto, viendo cómo la Gracia me está guiando misteriosamente en estos años, mi esperanza es que en el futuro, una posible petición de bendición a mi padre espiritual pueda incluso estimular un acercamiento espontáneo a la fe en mi pareja. Él, de hecho, conserva la imagen de una Iglesia que no está dispuesta a acogerlo debido a algunos folletos encontrados en una iglesia que se expresaban hacia las personas homosexuales en tonos tan drásticos y, diría casi apocalípticos, que suscitaban un rechazo total de todo lo relacionado con la vida de fe y de la Iglesia. Se trata de episodios lejanísimos en el tiempo, pero tan fuertes que siguen vivos en él todavía hoy. Sin embargo, algo se está moviendo en él.
    Ésta es, pues, la perspectiva desde la que leo el documento, y las palabras de su artículo, reverendo padre, confirman que lo he interpretado correctamente. Como en mi relación, imagino que muchos otros se encuentran en situaciones similares y, por lo tanto, ¿puede todavía justificarse una sentencia absoluta tal cual como algunos todavía quieren? ¿O no sería mejor, como se está haciendo, lejos de las ambigüedades que usted señala, intentar comprender cuánto de bueno puede haber?

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    1. Estimado PedroFélix,
      noto que Usted ha comprendido perfectamente el significado y el valor de la declaración Fiducia supplicans, tal como se desprende claramente de la interpretación que de ella he dado, que por un lado disuade a los generistas de aprovecharla e instrumentalizarla en beneficio propio, pero por otro lado es un llamamiento a los rigoristas a saber apreciar el aspecto positivo de las uniones homosexuales, sin por ello legitimar el pecado. El hecho de ser heterosexuales u homosexuales no constituye un discriminante moral entre los unos y los otros.
      Los homosexuales no constituyen una clase de personas aparte, separadas, como si estuvieran dispensadas del deber de redimirse del pecado o, por el contrario, como si estuvieran maldecidos en continuo estado de pecado, irredimibles y candidatos al infierno, porque en cambio la dinámica y el camino de salvación son sustancialmente los mismos para todos: todos caemos inevitablemente y periódicamente en el pecado a lo largo de todo el curso de nuestra vida presente; todos debemos con la penitencia cancelar los pecados que siempre de nuevo cometemos, una y otra vez; todos poseemos buenas inclinaciones y talentos para hacer que den fruto; todos somos redimidos por la sangre de Cristo y podemos y debemos valernos de ella para nuestra salvación; todos desde ahora podemos pregustar, anticipadamente en la gracia, la futura resurrección gloriosa de la unión del varón con la mujer.

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  6. Personalmente, como sacerdote y pastor "en cura de almas", quisiera señalar que, obedeciendo a las indicaciones pastorales del Magisterio de la Iglesia, acojo con agrado el reciente documento "Fiducia supplicans" sobre el significado pastoral de la bendiciones del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, 18.12.2023, y del 15.03.2021 aunque todavía tengo algunas dudas sobre el contenido. Me explico. En resumen, la bendición de las llamadas parejas irregulares: la unión de parejas que conviven, divorciados vueltos a casar y homosexuales, claramente no pueden equipararse al matrimonio sacramental, y en consecuencia no pueden recibir la bendición, pero la bendición se refiere a lo que hay de bueno y honesto. en estas relaciones. La argumentación de fondo es que con estas bendiciones, se entiende bendecir el bien, es decir, todos aquellos valores que puedan estar presentes en la pareja y no su relación como tal que para la Iglesia sigue siendo irregular. De hecho, en el n. 31 de la Declaración se lee: "En estos casos, se imparte una bendición que no sólo tiene un valor ascendente, sino que es también la invocación de una bendición descendente del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo".
    Por tanto, la Iglesia hoy permite la bendición de estas parejas, sin legitimar el adulterio o la sodomía. Pero yo me pregunto, y para mí este es el punto central del problema, ¿estas parejas se comprometen a vivir su relación como simples hermanos y hermanas o como amigos íntimos que se sostienen recíprocamente, en otros términos, viven castamente su relación en castidad, o bien consideran que su relación resulta incompleta si también faltan las relaciones sexuales, como ocurre en todas las demás parejas llamadas "regulares"? Esta Declaración busca distinguir la unión espiritual de dos personas, que debe ser bendecida, de su relación íntima que también incluye la práctica sexual que no puede ser aceptada ni bendecida. Debemos preguntarnos cómo todo esto se concilia con el significado profundo de la bendición que nos invita a vivir plena y fielmente los designios revelados de Dios y propuestos por la enseñanza de la Iglesia, implorando al mismo tiempo la ayuda y la guía de su Espíritu, en la conciencia de nuestra fragilidad y debilidad.
    Padre Vicente

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    1. Estimado padre Vicente,
      está claro que la bendición está condicionada por el compromiso de la pareja a recorrer un severo camino de conversión y de penitencia, un camino que se propone como meta final la abstinencia de la relación sexual, pero se puede considerar que esta meta, que para ellos es ardua y difícil, sólo podrá alcanzarse gradualmente, en el curso del tiempo y quizás a lo largo de años, y con un adecuado y oportuno acompañamiento.

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  7. Muchas gracias, reverendísimo padre Filemón, por su artículo, que me resultó totalmente esclarecedor. Sólo usted podía ser tan minucioso respecto de este tema. Sólo lamento que muchos católicos que frecuentan esta hermosa página suya, incluso después de leer su artículo, sigan señalando al Papa Francisco como un pontífice hereje, ya que estas personas nunca aceptarán considerar lo positivo que puede haber en las "uniones civiles" en el sentido que usted sabiamente y exhaustivamente ha explicado. Me limito a exponer mi pensamiento que ya he expresado varias veces: ¡los hombres sólo miramos las apariencias y las lapidarias leyes, pero Dios mira el corazón de cada uno! ¡¡Dios le bendiga profusamente reverendísimo padre!!

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    1. Estimado padre,
      le agradezco por sus palabras de consenso. Es una discusión delicada, que debe ser hecha con las distinciones necesarias, con claridad y evitando malentendidos y equilibrismos.

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    2. Gracias a usted, reverendísimo Padre.

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    3. Mejor callar, y hacer silencio...

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    4. Estimado Anónimo,
      ¿Por qué no hablamos y dialogamos? ¿Acaso no tenemos que aprender los unos de los otros y corregirnos los unos a los otros?

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    5. Si es por eso soy padre adoptivo de un chico guapo que ahora tiene veintisiete años y se diferencia de mí por ser moreno, ¿saben cuántos nos miran con desprecio, imaginándome como el viejo verde con su toyboy? Es repugnante y lamento decir que el padre Filemón apoya esta corrupción
      Continuando de este modo, por motivos pastoraless se podrá bendecir a parejas de ladrones, parejas de estafadores, de mafiosos, de amantes, etc. etc.

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    6. Estimado Mario,
      en una relación interpersonal existe siempre un lado positivo, incluso si la pareja se dedica a una actividad pecaminosa. Entonces, si nosotros queremos ser justos con estas personas, debemos por un lado reconocer el aspecto positivo de esta relación y por el otro reprobar lo negativo. Si nosotros, en una pareja de personas, solo vemos el pecado, desconocemos que ellas son personas, creadas por Dios, y por tanto a su vez cometemos un doble pecado: despreciar a estas personas y ofender a Dios que las ha creado.
      Le invito a leer y a releer la Declaración.

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  8. Me parece que habría que tener más en cuenta lo que han escrito muchas conferencias episcopales.

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    1. Estimado Anónimo,
      lo que pide el Papa puede parecer escandaloso, pero, visto más de cerca, como ya he explicado detalladamente en mi artículo, es correcto.
      Le invito a leer y releer la Declaración.

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  9. FELIPE FERNÁNDEZ1 de enero de 2024, 6:43

    Dios nos acoge y María Santísima nos invita a seguirlo en su camino.
    No importa cómo nos vemos, lo que importa es cómo nos comportamos.
    El mayor error de la Iglesia sería justificar cualquier comportamiento incluso si está en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia de siempre.
    Todos somos pecadores, pero la Iglesia debe enseñarnos a levantarnos de nuevo, no a permanecer en pecado.

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    1. Estimado Felipe,
      es necesario hacer la distinción, que yo he hecho, entre el aspecto honesto y el aspecto pecaminoso de la relación o de la unión, o como quiera llamársela.
      Le invito a leer y a releer la Declaración.

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  10. ¿Y por cual motivo una pareja adúltera u homosexual debería pedir una bendición si no pretende convertirse de su conducta?

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    1. Estimado Pepe,
      puede pedirla a condición de que tenga la intención de convertirse. ¡La Declaración lo dice!

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  11. Buenos días, padre, y ¡felíz Año Nuevo! Planteo simplemente esta pregunta: el sacerdote al que se le pidiera la bendición de la que estamos hablando, precisamente porque debe tener presente el principio "nemo ad impossibilia tenetur", es decir, una condición psicopatológica de grave limitación de la libertad de autodeterminación de la persona, ¿No estaría más obligado a guiar a esta persona hacia la Verdad que le hace libre, aconsejándole una psicoterapia? ¿Y apoyarla durante ese tratamiento? Como usted bien sabe, existe, aunque en sus inicios, una psicoterapia que se apoya en los sanos fundamentos de la antropología tomista.
    Bendiciendo a esas parejas de esta manera, ¿el sacerdote guía a las dos personas que componen la "pareja homosexual" hacia la verdad, entendida como verdad de sí mismos en el plan de Dios Creador? Gracias.

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    1. Estimado Aldo Roberto,
      la Declaración no excluye en absoluto ningún eventual acompañamiento psicoterapéutico apropiado. Todos los psiquiatras saben que existe la psicopatología sexual. Y quienes excluyen de las psicopatologías a las tendencias homosexuales se equivocan, como he demostrado en mi artículo. Precisamente el pasado mes de septiembre el Papa recomendaba seguir la doctrina y por tanto la psicología de santo Tomás de Aquino.

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  12. El artículo es demasiado largo para leerlo de una vez. Pero lo haré mañana después y con la atención adecuada. Todas las bendiciones nos estimulan a pensar que nadie es despreciado por Dios sino que todos somos amados y todos habitamos en Su corazón, y esto es testimonio de una iglesia que tiene como único propósito la salvación de las almas, lo cual puede concretarse a través de la conversión.
    Convertíos y creed en el Evangelio son palabras importantes por el simple hecho de que Cristo, muriendo en la Cruz, tomó sobre sí todos nuestros defectos y pecados. Entonces, ¿cómo correspondemos al sacrificio supremo de Cristo? ¿De qué me sirve recibir una bendición por la mañana y luego pecar inmediatamente después? Creo que no me serviría para nada. La conversión de una persona es lo que se debe promulgar porque sin ella no se puede iniciar un camino de salvación ¿Cómo puedo pedir ayuda a Cristo e invocar la intercesión de María Santísima si mi corazón no está limpio? No es sólo una cuestión de homosexualidad sino que involucra a todos, incluyéndome a mí. Desafortunadamente, me enamoré de una mujer divorciada.
    Tuve que tomar decisiones difíciles porque no podía hablar con Dios con la misma confianza que antes, sabiendo que mi oración no era honesta, mi oración no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios y, sobre todo, debía ser una oración poco grata a Dios.
    ¿Murió Cristo en la cruz para satisfacer mi egoísmo? No.
    Donde esté tu corazón, allí estará también tu tesoro.
    Mi tesoro es Cristo, por eso cada elección se ha vuelto simple aunque dolorosa.
    Vivir en pecado crea un gran malestar en el corazón, una sensación de vacío y soledad que hace que la vida sea cualquier cosa menos sencilla.
    Así que incluso con la ayuda espiritual del confesor rompí la relación porque era imposible reconciliar a Dios y Beliar. He elegido a Dios en mi libertad y así lo haré siempre.
    Todo esto obviamente pierde valor si se modifican las condiciones del pecado. Si el robo está despenalizado entonces puedo robar sin que mi conciencia se preocupe.
    Volveré después de haber leído íntegramente su artículo y de haberlo meditado, querido Padre.
    Me atreví a escribir porque no encontraba palabras como conversión y abstención de cualquier forma de pecado. Si persevero en mis pecados, ¿de qué me servirá una bendición papal?

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    1. Estimado Juan Pedro,
      coincido plenamente con sus sabias consideraciones, inspiradas en la más genuina piedad cristiana. Es evidente que una bendición no vale nada, más bien se convierte en maldición, si la persona bendecida no se compromete a dejar de pecar. La Declaración lo dice, pero en términos demasiado vagos, hablando genéricamente de la necesidad de abandonar el pecado. La Declaración debería haber citado expresamente el pecado de sodomía, como hice yo en mi artículo. ¡La poca claridad, sin embargo, no debe ser un pretexto para acusar a la Declaración de connivencia con la sodomía!

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  13. ¡Ríos de palabras para justificar lo injustificable! En Amoris Letizia 240 páginas para querer decir sólo el art 8 sobre situaciones irregulares. La Familiaris Consortio sólo 24 páginas, mismo formato tipográfico. La Verdad, cuando es tal, se expresa en pocas palabras. Como los Evangelios.

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    1. Estimado Carlos,
      Santo Tomás escribió 2.669 artículos para la Summa Theologiae. ¿Demasiadas palabras? ¿Por qué ciertas cirugías duran 12 horas? ¿No podría principalmente darse prisa el cirujano? Tenga entonces usted la paciencia necesaria para releer el artículo, lo cual le hará bien y verá que justifico lo justificable y condeno lo condenable.

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  14. Padre, bendígame, pero no realmente una bendición, sino más bien una invocación de valor ascendente y descendente, porque me reconozco indigente y necesitado, no reclamo un status, sino que ruego que todo lo verdadero, bueno y humanamente válido en mi vida sea investido, curado y elevado...

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    1. Estimado Pablo,
      gustosamente te bendigo, para que el Señor esté siempre cerca tuyo, y a la vez no te desanimes por tus debilidades, continúa con un diligente camino de conversión, y el Señor, que no se deja vencer en generosidad, te colmará con sus dones, mucho más que lo que tú imaginas y esperas.

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  15. En definitiva, es un artículo extensísimo, interesante en algunos aspectos, que en mi opinión deja abiertas algunas preguntas.
    1. En el 2021 no se podían bendecir las parejas para no dar la impresión de bendecir la unión, ahora se pueden bendecir las parejas pero no su unión que no es matrimonio. Ud. dice que se bendice la unión de la pareja (le reconozco honestidad intelectual) en la cuota de honestidad presente en ella. Sólo me pregunto ¿cómo piensa usted determinar y cuantificar esta cantidad de honestidad que está llamado a verificar? ¿Qué método le dará la tranquilidad de conciencia de que lo ha hecho bien?
    2. Yo creo que en espíritu de verdad, si la iglesia quiere seguir siendo "salada" (la sal de la tierra), debe explicar que no nos importa en absoluto si las parejas son regulares o no. El punto es si son santas o pecaminosas. El término es "pecaminosas", en algunos casos intrínsecamente, y aparentar que pueda haber cierta honestidad... El día que un hombre de 40 años sintiera impulsos hacia una niña de 8 años, yo no creo que se deba aceptar dar una bendición a esta pareja. No me pondría a buscar la cuota de honestidad, sino que haría que la policía lo detuviera.
    3. Ni siquiera se toca el punto del escándalo. Porque yo, licenciado, católico de toda la vida y, objetivamente, con sólida formación doctrinal, aunque profundamente pecador, conozco las reglas y puedo entenderlas. La mayoría de la gente no entiende ni entenderá una palabra de sus prolijísimos escritos, ni leerá una línea de ese ejercicio de equilibrismo jesuítico circular del que estamos hablando. La gente sólo quedará escandalizada por la bendición, que por supuesto deberá que ser privada, y, sin embargo, el padre James Martín ya la dio a parejas homosexuales y esto ha quedado inmortalizado en todas las redes sociales.
    4. El escándalo no es sólo de los más pequeños. La realidad es que ningún verdadero católico gay o divorciado vuelto a casar pediría ningún tipo de bendición por una unión pecaminosa. Nadie, por así decirlo ninguno de estos, ha venido jamás a pedir nada. Ahora vendrán en masa a pedir bendiciones, impulsados por los periódicos, personas totalmente ateas esperando recibir la bendición (con grandes titulares sobre la bendición gay) o más bien que se la denieguen (y entonces grandes titulares sobre los abusos del sacerdote y cartas al obispo). La prudencia es una virtud cómicamente olvidada.

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    1. Estimado Lucas,
      1. Los interesados ciertamente son conscientes del bien que hay en ellos prescindiendo de sus pecados. No es necesario que esto sea conocido también por el ministro de la bendición. Él, por su parte, para evitar equívocos, debería, antes de la bendición, hacer presente a los dos que la bendición sirve para potenciar el bien que hay en ellos y para ayudarlos a luchar contra el pecado, en particular el pecado de sodomía.
      2. Las cualificaciones de "regular" e "irregular" no son simplemente categorías jurídicas, sino que tienen una estrecha relación con la situación moral respectivamente de honestidad o deshonestidad de la conducta de la pareja. Sin embargo, "irregular", en este caso, no se refiere a la conducta de los dos en su conjunto, sino sólo al pecado de sodomía, ya que si son viciosos en hechos de sexo, muy bien pueden poseer virtudes en otros campos.
      3. Si Ud. ya está instruído, me complace, pero yo he escrito para instruir a quienes lo necesitan. Si Ud. lee atentamente mi escrito verá que no hay doblez ni incoherencia, sino que hago las debidas distinciones, que concilian el rechazo del pecado con el respeto al pecador. De esta manera, quienes lean mi artículo no sólo no tendrán motivo para escandalizarse por la Declaración, sino para alegrarse de ella, pero no junto con los generistas y de la misma manera que ellos, los generistas, que han entendido mal y quisieran instrumentalizar la Declaración, sino para alegrarse de la sabiduría pastoral de la Declaración, que condena el pecado y corrige al pecador.
      4. Mi artículo sirve para evitar estos riesgos; los gay deben saber que la bendición no bendice su pecado, sino que de hecho sirve para ayudarles a liberarse de él. Está claro que el sacerdote, antes de dar la bendición, debe decir para qué sirve la bendición. Si luego él debiera constatar que los dos han entendido mal y que no están con las debidas disposiciones o quieren burlarse del sacerdote, entonces el ministro está autorizado a negarse, y los periódicos pueden decir lo que quieran.

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  16. Estimado padre,
    por mi parte, yo defenderé las ideas que usted ha expresado, pero, como puede ver en los comentarios, hay fundamentalistas católicos que están firmemente comprometidos con las leyes rígidamente consideradas, y para ellos no hay explicación que importe. Graciaspor su artículo, padre Filemón.
    Leo con gran pesar ciertos comentarios que no sólo carecen de racionalidad sino que, en mi opinión, son en realidad el resultado de mentes delirantes, de personas ciegas por el fundamentalismo, de personas sin un ápice de buenos sentimientos hacia el prójimo. Entonces este tipo de personas se ofenden si se los llama fariseos. ¿Pero no fueron precisamente los fariseos de la época de Jesús los que se sintieron del lado correcto al respetar la ley mosaica, en contraste con el Mesías que predicaba el amor como nuevo mandamiento? ¿¡No nos encontramos entonces ante una verdadera actitud neo-farisaica!?
    "Despreciad el pecado y no al pecador... Bendecid también a vuestros enemigos... el juicio final es de Dios... Quien está sin pecado, que tire la primera piedra..." esta es la ley fundamental que debemos respetar
    Gracias de nuevo por su post, querido padre.

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    1. Querido Ernesto,
      sin pretender por mi parte tachar de fariseo a nadie en particular, sin embargo concuerdo contigo, en que los argumentos de la mayoría de quienes rechazan la Declaración, conllevan una actitud farisea similar a la actitud demostrada por los fariseos del tiempo de Jesús ante los gestos de misericordia de nuestro Señor frente a los pecadores.

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  17. El artículo es demasiado largo. Demasiadas palabras. La gente sencilla sólo quiere una respuesta: ¿pueden las parejas homosexuales recibir la bendición como pareja que tiene una relación sentimental y sexual? ¡Basta con esos giros y giros y palabras interminables!
    Una respuesta breve y suficiente es lo que hace falta, ¡gracias!

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    1. Estimada Mabel,
      si usted lee mi artículo con atención, ya he dado una respuesta simple y clara. ¡La sodomía es pecado! Pero el artículo es largo, no porque me guste hablar, sino porque se trata de abordar una cuestión muy compleja, que requiere un análisis atento y valoraciones que no son fáciles. En esencia, se trata de demostrar que estas parejas son personas humanas, por lo cual hoy la Iglesia, en su misericordia, reconoce también en estas personas cualidades creadas por Dios, útiles para la salvación, por lo cual la bendición sirve para valorizar estas cualidades y para ayudar a la pareja a evitar el pecado.

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    2. Gracias!, ahora usted ha sido claro y conciso.

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  18. Lástima, padre Filemón, que un cardenal que ha sido jefe de la congregación para la doctrina de la fe diga exactamente lo contrario de lo que usted dice. Lástima que también muchos obispos lo digan, ¿Es que se han vuelto todos lefebvrianos? Es su excusa muy cómoda para utilizar esta acusación, es también una lástima que el propio Francisco, sobre la misma cuestión concreta, haya dicho y firmado un documento de la congregación de la doctrina de la fe completamente diferente de esta Fiducia supplicans. Treparse a los espejos para seguir manteniendo restos del poco poder que le queda al Papa, no le hace al Papa ningún honor.

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    1. Estimado Don Benja,
      los obispos desobedientes no necesariamente se han convertido en lefebvrianos. Sin embargo, han asumido una mentalidad que puede ser similar a la de los lefebvrianos. Por cuanto respecta al documento de la CDF de hace tres años, desde entonces ha habido una maduración en la reflexión sobre este tema, por lo que hoy la Iglesia nos muestra un aspecto positivo, que en el documento precedente no había tomado en consideración. No se trata de una contradicción, sino de un juicio más maduro sobre la situación de la pareja.

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    2. Padre Filemón, responda, por favor, con claridad:
      la bendición funciona si el receptor tiene la intención de la conversión. Un homosexual la puede recibir si renuncia al acto homosexual, y una pareja irregular que está en adulterio la puede recibir si renuncia al pecado y ambos viven como hermano y hermana: este es el catecismo de la Iglesia. Si usted ahora, para mantenerse a flote, debe vender la verdad, adelante. Pero Müller y Scheneider saben más que usted.

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    3. Estimado don Benja,
      ¿Acaso usted no cree que quizás el Papa sepa más que Müller y Scheneider?

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  19. Estimado profesor. La obediencia es una Virtud cuando nos dirige hacia el bien, no hacia el mal. Pretender no ver el mal a fin de no parecer desobedientes es una traición a la Verdad y una traición a uno mismo. Con estima, diácono Oscar.

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    1. Estimado Oscar,
      debería ser obvio para un católico que, cuando un documento de la Iglesia da una orden o un permiso, orienta hacia el bien. En todo caso, el problema para los fieles será comprender este bien y no confundirlo con el mal.

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  20. Cada vez que leo los artículos del padre Filemón profundizo la conciencia de mi abismal ignorancia, no sólo ante la profunda doctrina y cultura del estimado padre sino sobre todo ante el misterio divino... No soy ignorante, sino de una mente limitada... y sin embargo todo esto no me mortifica en absoluto, al contrario, me empuja cada vez más a pedir al Buen Dios el don de la sabiduría y hago mía la oración del Rey Salomón. Más adelante leeré con calma este nuevo post, evitando obviamente mirar los comentarios maliciosos e indignados que no hacen ningún bien a nadie.

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    1. Estimada Rosa Luisa,
      me alegro mucho de esta, su atención hacia lo que he escrito en mi artículo, en el que intenté comprender el valor de lo que la Iglesia nos enseña.

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  21. Nadie nace drogadicto.
    Cualquiera que ama a un drogadicto odia las drogas y hace todo lo posible para sacar a su hermano de ese túnel de la muerte.
    Quien dice acoger al drogadicto sin ayudarle a cambiar de vida no ama a su hermano, ¡más bien aprueba las drogas!

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    1. Estimado Anónimo,
      estoy plenamente de acuerdo con lo que has dicho.

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    2. ¡Gracias, y buen año!

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    3. Buen razonamiento con el que estoy de acuerdo. Pero pregunto... Si alguien conoce a un drogadicto estoy seguro que seguramente le dejará claro que está arruinando su vida, que debe abandonar ese camino de destrucción. Pero ahora pregunto: ¿hay alguien que, si se encuentra con una pareja homosexual, le dirá que vive en pecado mortal y que para salvarse debe abandonar esa vida? Esto es lo que debe hacer un cristiano. Anunciar la verdad. Hoy, sin embargo, vivimos en una sociedad sexualmente enferma y muy pocos "tienen el coraje" de regañar caritativamente a una pareja homosexual. Si alguien hiciera eso, inmediatamente habría un pelotón de fusilamiento. Desgraciadamente, esta valentía también falta en la gran mayoría de los ministros de Dios, que prefieren permanecer en silencio para no contradecir e ir contra el mundo. Sin pelos en la lengua, Jesús hizo comprender a la mujer samaritana que había tenido siete maridos que habían vivido en pecado. Le dijo a la adúltera que no lo volviera a hacer. ¿Cuántos ministros de Dios son capaces de decirle a una pareja homosexual que ya no deben tener relaciones sexuales?

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    4. De hecho, el ejemplo estaba precisamente relacionado con lo que dijiste.
      Verdad y Caridad juntas, sin contradicción.
      Es tarea de todo cristiano, todos incluidos.
      En el Catecismo está todo claro.

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    5. Estimado José,
      es cierto que la sodomía en sí misma es objetivamente un pecado mortal, eso es seguro. Sin embargo, al encontrarnos con una pareja homosexual, debemos ser cautelosos al juzgar su conciencia, porque no siempre está dicho que se encuentren en estado de pecado mortal. ¿Entonces, qué debemos hacer? Debemos hacer un diagnóstico de su situación espiritual y verificar primero si se dan cuenta de que la sodomía es objetivamente un pecado. Si tenemos la posibilidad de realizar un acompañamiento, consiguiendo que confíen en nosotros, podemos intentar convencerles de que la sodomía es pecado. En este punto, si están convencidos, debemos pensar que su conciencia moral despierta y se ve inducida a iniciar un camino de conversión.
      Si en cambio, después de algunos acercamientos no están convencidos, aún podemos mantener el diálogo en otros campos, encomendarlos a Dios y orar por ellos, dándole siempre a Dios la posibilidad de cambiar sus corazones.

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  22. Después del Sínodo de la Sinodalidad y después de Fiducia supplicans, ustedes les darán la comunión a los sodomitas, como se la dan a los adúlteros. ¡Sigan adelante, así nomás, no paren...!

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    1. Estimado Gladius
      quisiera señalarle que no es de su competencia establecer quién puede recibir la Comunión y quién no. Pero usted debría saber bien, si es católico, que esta responsabilidad recae en última instancia en el Santo Padre, el cual es el Sumo Sacerdote, que tiene de Cristo la tarea de disciplinar la administración de los Sacramentos.

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    2. Estimado padre Filemón, le recuerdo que la Iglesia es de todos y los católicos no sólo somos parte integrante, sino que no debemos permitir que nadie apague nuestro espíritu de juicio. Le recuerdo que 40 antipapas de la historia también fueron depuestos por aclamación popular, y así la vox populi obligó a algunos de nuestros grandes santos a subir a los altares. No podrás apagar nuestra conciencia. Si un Papa se vuelve hereje, uno tiene el deber de corregirlo. De lo contrario, uno se vuelve como bestias sin conciencia ni capacidad de discernir lo que es bueno o malo, o cómplices del hereje. Me sorprende su comentario, viniendo supuestamente de un experimentado teólogo.

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    3. Estimado Gladius,
      le hago notar que no es posible que exista un Papa hereje, porque eso significaría que Nuestro Señor ha mentido a Pedro cuando le aseguró la gracia de confirmar a sus hermanos en la fe. De hecho, nunca ha sucedido en la historia de los Papas que hubiera Papas heréticos. Se discuten dos casos, el del papa Liberio y el papa Honorio, que sin embargo se resuelven respondiendo que ellos actuaron en estado de necesidad y fueron posteriormente justificados por los Pontífices que les sucedieron. El papa Francisco tiene algunas frases que pueden prestarse a esa interpretación, pero tras un examen cuidadoso nos damos cuenta de su plena ortodoxia.

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    4. De hecho, muy cierto. Ya que el papa actual, según el derecho canónico, precisamente en el n. 332/2, por tanto a nivel jurídico, no es Papa.

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    5. Estimado Gladius,
      ese canon que usted cita no crea ninguna dificultad para la legitimidad del actual Papa, porque simplemente se refiere al Papa que renuncia a su ministerio (ministerium). Por cuanto respecta al papa Benedicto XVI, dado que siguió siendo Papa por la declaración suya y la del papa Francisco, hasta el punto de tomar el título de Papa Emérito, este hecho excluye absolutamente que su dimisión fuera inválida, sino que por otro lado nos obliga a distinguir, en un Papa, el munus del ministerium.
      El munus es el ser Papa; el ministerium es el hacer del Papa. El papa Benedicto conservó el munus, pero renunció al ministerium, de modo tal que siguió siendo Papa y pasó el ministerium al papa Francisco. Es cierto que hasta ahora el Derecho Canónico no prevé esta distinción entre munus y ministerium. Sin embargo, dado que el papa Benedicto todavía lo hizo en la plenitud de su autoridad apostólica, debemos decir que esta distinción goza de esta autoridad y, por lo tanto, se añade al Código.
      De aquí concluimos que las objeciones planteadas contra la validez de la renuncia del papa Benedicto no tienen ningún valor. En todo caso, lo que hay que hacer ahora es insertar la nueva figura del Papa emérito en el Código.

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