jueves, 23 de noviembre de 2023

Un pasadista se confiesa (2/2)

Los indietristas o pasadistas, son aquellos que no comprenden la santidad que la Iglesia vive hoy y quisieran volver hacia atrás, a la santidad que se vivía ayer. Es cierto que junto con el bien (mysterium salutis) aumenta también el mal (mysterium iniquitatis), y sin embargo nuestro Señor Jesucristo prometió a su Iglesia caminar hacia la plenitud de la verdad y de la vida en gracia. Es cierto que existen, a lo largo de todo el curso de la historia, momentos de crisis en la Iglesia, y el tiempo que vivimos es uno de ellos, pero esos momentos preparan siempre un salto hacia adelante, hacia el reino de Dios. El indietrista es aquel que no comprende este salto hacia adelante. Es sobre este punto que nos reclama continuamente el papa Francisco, no ciertamente refiriéndose a los abusos litúrgicos y al modernismo, sino a la verdadera implementación del Concilio Vaticano II. [En la imagen: fragmento de "Melancolía", oleo sobre lienzo, realizado entre 1894 y 1896, obra de Edward Munch, conservado y expuesto en el KODE Kunstmuseer og komponisthjem, Bergen, Noruega].

Sentirse sin Papa
   
----------En la parte que Valli no leyó de su reciente conferencia (a la que aquí estamos haciendo referencia), pasa a considerar su relación con el Romano Pontífice, y dice: "Por extrema sinceridad (la mía se está convirtiendo en una especie de confesión pública) diré otra cosa: a veces me cuesta mucho rezar por el Papa. Una vez escribí un artículo titulado "Roma sin Papa", que provocó cierto revuelo y también fue un poco incomprendido. Pero aquel título dice lo que advierto en mi ánimo: me siento sin Papa porque el Papa que existe no me confirma en la fe. De hecho, precisamente como la misa en la parroquia, el Papa me exaspera y me inquieta".
----------Al respecto de esta franca declaración de Valli, él debería tener en cuenta que al decir que el Romano Pontífice no le confirma en la fe, está haciendo una declaración equivalente a la de decir que el Papa es hereje. Sé que esta acusación ha sido formulada contra este Papa desde el inicio. Ahora bien, alguien de su personal confianza debería decirle claramente a Valli que una idea de este tipo nos lleva directamente a sospechar que el mismo Cristo nos haya engañado cuando ha asegurado a Pedro su asistencia, como maestro de la fe, y le ha encargado confirmar a sus hermanos en la fe. Este es el Papa.
----------Aquí se plantea la delicada cuestión de saber distinguir en las palabras del papa Francisco lo que pertenece a Pedro y lo que pertenece simplemente a Jorge Mario Bergoglio. Por cierto, quienes me conocen saben que desde hace muchos años (ya desde los anteriores pontificados) vengo tratando de ayudar a los fieles a hacer esta fundamental distinción, que es decisiva para la salvación de nuestras almas, ya que, como bien sabemos, Pedro tiene las llaves del reino de los cielos.
----------Para poder hacer esta distinción entre los aspectos divino y humano del Papa, no bastan los sentimientos o las emociones que puedan nacer espontáneamente en nosotros, sino que estamos llamados a realizar actos de reflexión muy serios y ponderados con un fuerte esfuerzo de objetividad. La fe no es un simple sentimiento, sino que es, bajo la luz de la gracia, un acto profundamente racional.
----------Y entonces Valli vuelve a plantear la pregunta inicial de su texto, diciendo: "Por lo cual me pregunto: estando así las cosas, ¿yo sigo siendo todavía católico?".
----------La respuesta a tal pregunta es sumamente sencilla, y aquí no puedo evitar repetirme: Valli simplemente debería hacer una verificación; vale decir, debe mirar y buscar en el Catecismo de la Iglesia Católica, y allí podrá encontrar lo que, con absoluta precisión, significa ser católico.
----------Continúa luego explicando Valli su actitud hacia el Papa: "Mi posición es, en efecto, incómoda. Para mí, Francisco es Papa, y todas esas historias sobre la irregularidad de su elección y sobre el hecho de que Benedicto XVI nunca habría verdaderamente renunciado son sólo fantasías, basadas en supuestos códigos sin fundamento. Considerar que no sea Papa me parece sólo un atajo mental (justificable psicológicamente, pero no por eso correcto) para evitar afrontar la realidad. Un poco lo mismo (lo digo con todo respeto y sin animosidad) que les sucede a los sedevacantistas, a los sedeprivacionistas y similares".
----------He aquí un punto positivo en Valli, y complace mucho el hecho de que él reconozca que Francisco es verdadero Papa, considerando la fuerza del movimiento que niega su legitimidad. Esta convicción de Valli es una luz que seguramente le guiará para disipar las tinieblas que le cercan en el presente de su vida. De hecho, esta convicción de Valli es el elemento fundamental que hace que efectivamente él sea católico.
----------Valli, por tanto, debe construir su catolicismo sobre la base de la fidelidad al Papa, ya que ¿qué nos distingue de todos los cismáticos, de los herejes y de todos los demás hermanos cristianos separados, sino este punto central de nuestra fe? Por esto nosotros podemos decir que es católico quien es fiel al Papa, y no es católico quien está contra el Papa, lo que no impide una legítima crítica, que sin embargo no socave la confianza en su autoridad doctrinal. De hecho, los pasadistas estrictamente tales, al igual que los modernistas, son aquellos que le niegan al Papa su infalible autoridad doctrinal, o le ponen cortapisas.
----------Sin embargo, el pasadismo de Valli está a la vista, un cierto grado de pasadismo o indietrismo, al menos, cuando dice enseguida: "Así como la realidad no me complace y me causa horror, detengo el tiempo, digo que todo lo que ha sucedido desde un cierto momento en adelante no existe y resuelvo toda cuestión".
----------Ni Aldo Valli ni nadie puede detener el progreso de la Iglesia, pretendiendo fijarlo o cristalizarlo en un determinado tiempo o momento de la historia, como puede ser por ejemplo el período preconciliar. Valli sabe bien que el Verbo divino, encarnándose, ha dado al tiempo una dirección progresiva hacia la eternidad. Por eso, el católico firmemente cree que la Iglesia, en el curso del tiempo histórico, aumenta siempre cada vez más su santidad, no obstante el agudizarse de la guerra que le viene del demonio. Dicho en otras palabras, crece históricamente el mysterium salutis, pese al paralelo agravamiento del mysterium iniquitatis.
----------Los indietristas (o, como yo los llamo, los pasadistas) son aquellos que no comprenden la santidad que la Iglesia vive hoy y quisieran volver hacia atrás, a la santidad que se vivía ayer. Es cierto que junto con el bien (mysterium salutis) aumenta también el mal (mysterium iniquitatis), y sin embargo nuestro Señor Jesucristo prometió a su Iglesia caminar hacia la plenitud de la verdad y de la vida en gracia.
----------Es cierto que existen, a lo largo de todo el curso de la historia, momentos de crisis en la Iglesia, y el tiempo que vivimos es uno de ellos, pero esos momentos preparan siempre un salto hacia adelante, hacia el reino de Dios. El indietrista es aquel que no comprende este salto hacia adelante. Es sobre este punto que nos reclama continuamente el papa Francisco, no ciertamente refiriéndose a los abusos litúrgicos y al modernismo, sino a la verdadera realización del Concilio Vaticano II.
   
Para Valli, Francisco es Papa, pero un pésimo Papa
   
----------Dice a continuación Valli: "Para mí, sin embargo, Francisco es Papa, pero no es un buen Papa. De hecho, es un pésimo Papa. Lo es por una infinidad de razones pero, en rigor, el problema es lo que dije antes: no me confirma en la fe. Al contrario, introduce elementos de ambigüedad en todo lo que toca. Precisamente en una época en la cual la superficialidad ha superado abundantemente los niveles de alerta, y yo siento fuertemente la necesidad de profundidad y seriedad, él dice mayormente cosas superficiales. Precisamente en una época en la cual el pensamiento del mundo es un pensamiento más homicida que nunca (para el cuerpo y para el alma), él nunca pierde la oportunidad de abrazar ese pensamiento".
----------Frente a la tentación que revela este pasaje del texto de Valli, es necesario saber encontrar en los abundantísimos discursos o gestos del Papa, la perla preciosa, que es la palabra de Cristo, universal, luminosa, inmutable y vivificante. Indudablemente, si consideramos su conducta moral, podemos señalar sus defectos, pero debemos pasarlos por alto, porque de lo contrario corremos el riesgo de perder de vista lo esencial de su ministerio, el cual para nuestras almas es alimento de vida eterna.
----------Por este motivo no comparto en absoluto el juicio de Valli excesivamente severo frente al Papa, porque, si tal juicio tiene algo de verdad, en realidad le hace a Valli perder de vista la perla preciosa. Por eso alguien de su confianza debería rogarle que se retracte de un juicio tan injusto, que hace sospechar al menos que no proviene de una mirada objetiva, sino de una mirada ofuscada y turbada, que me parece arraigada en el alma de Valli. Por lo tanto, Valli debería arrancar esta hierba venenosa; de lo contrario, bajo la apariencia de celo por la justicia, en realidad corre el riesgo de permanecer gravemente envenenado.
----------Reitero (y disculpe el lector que lo reitere por enésima vez) que, si Valli quiere ser justo frente al papa Francisco, debe saber reconocer y poner de relieve también los lados buenos de su enseñanza y de su acción, que no faltan, de una manera acaso semejante a lo que yo vengo haciendo desde hace diez años, y también en este blog estos últimos años. En cambio, si Valli se deja atrapar por la amargura que expresa, ya no podrá salir del laberinto en el cual ha terminado y correrá el riesgo de desperdiciar los bellísimos dones que Dios le ha dado, no para amargar a la Iglesia, sino para animarla.
----------Continúa diciendo Valli: "Entonces, me pregunto, el abajo firmante ¿está todavía en la Iglesia católica? ¿Estoy todavía en la Iglesia en el momento en el cual advierto que el Papa no me confirma en la fe y, de hecho, me pone nervioso? ¿Ese Papa no es acaso una expresión de la Iglesia? ¿No ha salido acaso de un cónclave celebrado en la magnificencia de la Capilla Sixtina, con todos los señores cardenales vestidos de rojo púrpura y el Espíritu Santo que aleteaba sobre ellos?".
----------Al respecto los puntos sobre los cuales debería reflexionar Valli se centran en preguntas sencillas: si Valli tuviera que abandonar al Papa, ¿a quién podría acudir? ¿Tal vez acudiría a los lefebvrianos? En tal caso, eso significaría para Valli agravar aún más sus tinieblas y confusiones, pues los lefebvrianos son cismáticos y gravemente sospechosos de herejía. ¿O acudiría Valli directamente a Cristo? No es posible, porque Cristo ha querido al Papa. No nos podemos dirigir directamente a Cristo, sin el Papa.
----------Ahora bien, ¿Cómo hace Valli para decir que el Papa pone en crisis su fe, si Cristo lo ha puesto en ese oficio para confirmar la fe? Entonces, una de dos. O no es cierto que Cristo lo ha puesto en ese cargo, y entonces Cristo nos ha engañado, o bien es verdad que Cristo lo ha puesto en ese oficio, y entonces Valli se sentirá confirmado y no podrá decir que él no le confirma en la fe. Por lo tanto, la conclusión es que al Papa se le debe escuchar, distinguiendo lo que es el ministerio petrino de lo que son sus opiniones personales.
----------Sigue diciendo Valli: "No tengo respuestas, y me gustaría que alguien, tal vez algún teólogo, me ayudara. Sin embargo, tengo que añadir inmediatamente dos cosas. La primera: siento que amo a esta Iglesia disuelta y perdida. Quizás incluso más que antes. La segunda: me siento confundido, sí, pero no desesperado.
----------El buen Dios, incluso en una situación tan extraña, no me ha hecho hundirme en la angustia y en la desesperación, y no hay día que no le agradezca por ello. Al contrario, veo en esta extraña situación el signo de la providencia divina. Me siento en el desierto, pero no perdido. Humanamente estoy casi completamente privado de puntos de referencia, pero precisamente esta carencia me hace sentir más cercano a mi Señor".
----------Creo verdaderamente que Aldo María Valli, no obstante todo, se siente en la Iglesia y la ama. Lo que desagrada es verle tan confundido, cuando, si comprendiera lo que aquí explico, encontraría mucha luz, como la he encontrado yo, porque no se trata de harina de mi costal, sino de Palabra de Dios.
----------En primera instancia, uno siente deseos de aliviar a Valli de su sufrimiento. Sin embargo, tengo la impresión, y esto me consuela, de que ese sufrimiento por el que está atravesando, lo recibe como de las manos de Dios. Por tanto, esta situación le es promesa y prenda de una luz que vendrá. Sin embargo, insisto en proponer seguir la luz que aquí ofrezco, porque también yo me he encontrado en similar situación y he salido de ella con esta luz, que viene de Cristo a través del Papa.
----------Enseguida Valli se plantea a sí mismo una habitual objeción: "Alguien llegado a este punto dirá: '¡Ah! Aquí está el estribillo habitual: ¡Dios sí, Iglesia no! ¡Aquí está, el habitual presunto católico que quiere hacerse el zorro y construirse un Dios a su imagen y semejanza!'
----------Acepto la observación, también porque es esa que me hago a mí mismo. Pero, sinceramente, no creo que sea ese tipo de católico astuto y zorro. Yo no puedo pensarme sin la Iglesia. Sólo que la Iglesia para mí hoy es como una casa grande en cuyo interior casi todas las habitaciones son inhóspitas. De hecho, precisamente las salas centrales, las más importantes, me producen una sensación de malestar, mientras que me siento acogido en ciertas salas secundarias, completamente marginales y remotas".
----------Personalmente entiendo perfectamente estas últimas palabras de Valli, porque yo también siento algo parecido y experimento una sensación de desconcierto. Pero luego pienso en Jesús, Quien ha venido entre los suyos y los suyos no le han acogido. Jesús ha tenido que convivir con los Fariseos, con sus enemigos y con gente hipócrita, sin embargo, aunque era Hijo de Dios, ha tenido respeto por las autoridades religiosas, esas mismas que lo han llevado a la Cruz. Savonarola fue llevado a la cruz por el Papa. Sin embargo, Alejandro VI ha tenido también sus méritos. Por eso siguió estando en comunión con el Papa.
   
La ambigüedad del término "tradicionalista"
   
----------Valli expresa: "A veces me llaman católico tradicionalista. Esto no me causa particularmente fastidio, pero tampoco esta etiqueta me convence. Ciertamente, la Tradición me es querida, y mucho, pero estimo todavía más la conversión. El caso es que no encuentro un adjetivo que transmita la idea. ¿Cómo definir a un católico que pone en el primer puesto a la conversión? Quizás católico y basta puede estar bien".
----------Yo creo, como bien lo saben mis habituales lectores pues lo vengo repitiendo desde hace mucho tiempo, que se puede hablar de católicos tradicionalistas, sanos tradicionalistas, como de una modalidad completamente legítima de ser católico, en el sentido de que todo católico es completamente libre de acentuar el aspecto de tradición de la doctrina católica. Sin embargo, existe un tradicionalismo enfermo, cismático, el cual consiste en el detenerse en un estadio superado del progreso dogmático, negándose a aceptar el progreso que ha ocurrido hasta nuestros días. En cambio, un sano tradicionalismo se combina muy bien con un sano progresismo, porque el uno y el otro no van más allá de los límites de la ortodoxia católica.
----------En efecto, es normal, en cualquier sociedad, que algunos amen recordar los valores tradicionales y otras personas amen de modo particular el progreso. Estas opciones son legítimas en la medida en que los unos colaboren con los otros. En cambio, las cosas se vuelven tristes y dolorosas cuando asistimos a este conflicto que ya dura sesenta años entre lefebvrianos y modernistas.
----------Por cuanto respecta al tema de la conversión, al que Valli hace referencia, es evidente que la conversión constituye un carácter esencial del ser católico, aunque este ser católico yo lo vería como un conjunto de valores que, si bien abarcando en sí la conversión, abarca también otros valores, como el mismo amor por la tradición, por el progreso y por la santidad en Cristo y en la Iglesia católica.
----------Respecto a la conversión, Valli continúa diciendo: "A propósito. Decía antes que me siento confundido pero no desesperado. Y una gran fuente de esperanza reside en el hecho de que también hoy, en esta extraña situación, continúan existiendo los conversos. A menudo vengo a este conocimiento a través de mi blog y no puedo dejar de agradecer al buen Dios que sabe escribir derecho sobre líneas torcidas.
----------Sí, aunque nadie hable de ello (y de hecho, parece que hablar de ello es un delito, porque no hay que hacer proselitismo, etc.) las conversiones se producen. Pero ¿por qué una persona se convierte? ¿Quizás después de haber leído una entrevista al Papa o un artículo del director de la 'Civiltà Cattolica'? ¿Quizás gracias a algún sínodo de obispos? ¿Quizás gracias a algún documento vaticano sobre la nueva evangelización? No, que yo sepa, no. Las personas se convierten por nostalgia de lo bello y de lo verdadero. Porque advierten en su corazón esta nostalgia de un hogar, de un verdadero hogar, y lo encuentran en la Iglesia católica de siempre, no ciertamente en aquella que quisiera transformar nuestra fe en un vago humanitarismo".
----------Ciertamente que complace el hecho de que Valli se alegre de la existencia de conversos en la actualidad, pero lo que no es agradable es ver a Valli tener un concepto de conversión que dirige las almas no hacia la Iglesia de hoy, guiada por el papa Francisco, sino -lamento decirlo- hacia los indietristas o pasadistas. ¿Por qué digo esto? Porque si bien yo logro apreciar los motivos de quienes se convierten yendo a la Misa del vetus ordo, lo que desagrada es que Valli muestre un verdadero y propio desprecio por el estímulo que puede llegar a la conversión por parte de la Iglesia que ha nacido del Concilio Vaticano II.
----------Ahora bien, si luego Valli quiere agarrársela con el proselitismo de los modernistas, estoy perfectamente de acuerdo con él en sostener que, si los modernistas convierten a alguien, son falsas conversiones.
----------A propósito de proselitismo, Valli debe hacer un esfuerzo por comprender lo que quiere decir el Papa. No se trata de una acción destinada a persuadir a los no-creyentes a entrar en la Iglesia mediante eso que tradicionalmente se llama la apologética, sino de un modo equivocado de llevar a cabo esta operación, por el cual quienes se hacen católicos abrazan el catolicismo bajo la forma lefebvriana o la forma modernista. El verdadero anuncio del Evangelio es simplemente aquello que el Papa llama Evangelización.
----------Sigue diciendo Valli: "El bueno del viejo Chesterton, en el libro 'La Iglesia Católica. Donde todas las verdades se encuentran" (título que quizás hoy debería modificarse poniendo el verbo en pasado: donde todas las verdades se encontraban), en cierto momento, precisamente citando a un converso, escribe: 'No puedo explicar por qué yo sea católico; ahora que lo soy, no llego a imaginarme siendo otra cosa'.
----------En mi pequeña manera, también es así para mí. No puedo imaginarme ser otra cosa. Me mantengo aferrado a la Tradición como un náufrago a un pedazo de madera en medio de la tempestad".
----------La observación de Chesterton sobre la Iglesia donde se encuentran todas las verdades, sigue siendo válida también hoy, a pesar de los disturbios causados ​​actualmente por los modernistas y por los lefebvrianos. Las ingeniosas palabras de Chesterton son al mismo tiempo muy ciertas y muy profundas. El que Valli se sienta partícipe de ellas reconforta y es una señal de esperanza.
----------Sin embargo, hay que tener cuidado de no confundir la tradición, tal como la entienden en su acción proselitista los lefebvrianos, con el verdadero concepto de Tradición, que está expuesto en el Concilio Vaticano II y ha sido retomado muchas veces por los Papas del postconcilio.
----------Por otra parte, estoy seguro de que si Chesterton viviera hoy, con la mente abierta que tenía, no habría tenido dificultad en incluir en el complejo de las verdades católicas, también las nuevas doctrinas, enseñadas por el Concilio Vaticano II y por los Papas del postconcilio.
----------Valli dice a continuación: "Por lo que a mí respecta, la idea de irme nunca se me ha pasado por la cabeza, pero tal vez ya me he ido y no me doy cuenta. Sólo Dios mira en el corazón del hombre y sólo cuando lo llegue a encontrar, en el momento del juicio, todo me será revelado.
----------En la espera de ese momento, trato de ir a contra-corriente, como creo que todo católico debería hacer. Porque somos hijos de Dios, no hijos del tiempo. Y nada me entristece tanto que una Iglesia que -con la excusa de la inclusión, de la acogida, de la escucha- persigue el espíritu del tiempo".
----------Respecto a esto, no puedo menos que repetirme: alguien de cercana confianza de Aldo María Valli debería invitarle simplemente a reflexionar sobre las verdades que he venido diciendo líneas arriba acerca de la Iglesia católica, palabras que no son harina de mi costal, sino que Valli las puede encontrar en el propio Catecismo de la Iglesia Católica. Valli debería hacer una especie de check-up y mirar en el Catecismo en qué puntos necesita corregirse y en qué puntos en cambio ya está bien. En cuanto a la tendencia mundana, si Valli siguiera semana a semana los discursos del Papa, se daría cuenta de que también el papa Francisco condena la mundanidad, el secularismo y las modas de la época.
----------Cerca ya del final de su texto, Valli dice: "Abrirse a todo y a todos, estar en camino, en salida, en escucha, en sínodo. Estos son los imperativos. Y cuanto más me son recomendados, más me quiero cerrar, para concentrarme sobre lo que cuenta, sobre lo esencial, sobre los mandamientos divinos, dejando de lado todo el resto. Reivindico el derecho a seleccionar. No quiero escuchar lo que acrecienta la confusión. ¿Y qué importancia tiene caminar si no hay una meta por la cual valga la pena ponerse en camino?".
----------Sin embargo, Valli no llega a darse cuenta, precisamente porque no parece seguir las enseñanzas del papa Francisco, sino meramente las da por sentadas en sus prejuicios, que sus instancias de discernimiento, de ir a lo esencial, de prestar atención a la meta a alcanzar, que es el reino de Dios, son las mismas instancias que las del Santo Padre. En cuanto al hecho de invitar a todos a entrar en la Iglesia, discurso que el Papa pronuncia frecuentemente, no tiene nada que ver con ese inclusivismo, que no distingue quién puede estar en la Iglesia y quién no puede estar, sino que se refiere a la parábola evangélica de la invitación a las bodas del Hijo del Rey, donde todos son llamados, pero evidentemente los que no tienen el vestido nupcial son expulsados.
----------Valli agrega: "Cuanto más observo los problemas de la Iglesia, más me parece comprender que forman parte de una gran crisis que no es ante todo de la fe, sino de la razón. El mundo, queriendo rechazar a Dios, se vuelve irracional. ¿Y qué hace la Iglesia? En lugar de volver a Dios, o más bien a lo razonable, comienza a su vez a irrazonar. Y no sirve para nada hablar de la inclusión y de la escucha. Se irrazona y punto".
----------Como filósofo y teólogo tomista, no puedo sino estar plenamente de acuerdo sobre el hecho de que es imposible tener la fe si no se sabe razonar, porque es sólo la sana razón, como enseña la Iglesia misma, que, bajo la influencia de la gracia, nos conduce a la fe. Por este motivo, también estoy plenamente de acuerdo con Valli en señalar la urgencia de restablecer la actividad de la razón y, a este propósito, quisiera pronunciarme a favor de la metafísica, que he enseñado durante décadas.
----------Valli termina diciendo: "Como aparentemente soy un indietrista empedernido, termino con una cita de un viejo texto casi olvidado, el libro 'Preparación para la muerte', de san Alfonso María de Ligorio: 'Quien medita a menudo sobre los novísimos, es decir, la muerte, el juicio y la eternidad del infierno y del paraíso del cielo, no caerá en pecado'. Miremos un poco: en dos líneas el santo (evidentemente también él un indietrista) usa seis palabras que la Iglesia ha borrado de su vocabulario: muerte, juicio, eternidad, infierno, paraíso, pecado".
----------San Alfonso de Ligorio no tiene nada que ver con el indietrismo. El hábito de recordarle a nustra mente la escatología, no es en absoluto indietrismo, sino que es mirar hacia el futuro. Tengo la impresión de que Valli todavía no ha entendido qué es el indietrismo, y por eso no se da cuenta de su nocividad. El indietrismo, no es, como piensa Valli, la recuperación de verdades eternas, hoy olvidadas por algunos pero muy presentes en toda la Iglesia católica, sino que el indietrismo es, como ha dicho el Papa, el querer estar detenidos en un pasado que ya ha pasado, y esto es otra cosa completamente diferente.
----------Valli termina el texto de su conferencia no leído, de la siguiente manera: "Me parece que es hora de meditar en ello. Gracias por escucharme. Y por favor deséenme de todo, pero no 'un buen almuerzo'. Peschiera del Garda, 30 de septiembre de 2023".
----------Pues bien, ya que Valli nos insta a desearle lo mejor, por mi parte mis buenos augurios hacia él son estos: que retorne a la plena comunión en la Iglesia católica, que retorne a la plena comunión católica en el amor común hacia el Santo Padre, que él tuvo hace algunos años, antes de que conociera a mons. Viganó y a otros variados columnistas que aloja en su blog; y que vuelva a ejercer sus excelentes dotes de periodista y de católico convencido al servicio del Romano Pontífice y de la Iglesia católica.

14 comentarios:

  1. Estimado padre Filemón,
    el franco testimonio dado por Aldo María Valli en el texto que había preparado para su conferencia de 2020 manifiesta por un lado su crisis de fe y, por otro lado, su origen psicológico en una nostalgia mal tratada, y nunca curada, quizás por la ausencia de un buen director espiritual. Dije "origen psicológico" porque pueden existir para la crisis de fe de Valli otros orígenes, en otros planos, y así también un "origen histórico-sociológico". Y por eso surge en mí la curiosa pregunta (ya que no conozco personalmente al Sr. Valli, ni conozco su vida): ¿sufría Valli esta misma crisis de fe antes del mes de julio de 2007? Quizás usted, si lo conoce antes de esa fecha, pudiera satisfacer mi curiosidad.
    Tal como revela el texto de Valli su crisis de fe tiene síntomas que se manifiestan en dos ámbitos (aunque, en realidad, me parece que es uno solo): 1) su fe y obediencia al Papa, como Vicario de Cristo, Maestro de la Fe, y Pastor de la Iglesia universal; 2) la liturgia.
    Pero Valli, en su texto, tan sólo dice que "el Papa no confirma mi fe". Valli no da más detalles. No aclara en qué ámbitos dogmáticos y doctrinales de la fe católica el Papa no confirma su fe. Sólo habla de sus "sentimientos", que le impiden aceptar la Reforma litúrgica.
    Por lo tanto, la conclusión parece simple: el problema es uno solo en Valli, y es que el Papa ha querido sanar el "indietrismo" litúrgico que padecen algunos católicos como Valli. Por eso dije que el problema de Valli parece uno solo: su nostalgia litúrgica.
    El testimonio del Sr. Valli da razón a lo dispuesto por el Santo Padre en Traditionis Custodes, un motu proprio que no ha hecho más que volver a la disciplina litúrgica anterior a julio del 2007, cuando, por disposición de los santos pontífices Paulo VI y Juan Pablo II, desde 1969 a 2007, el Misal de 1962 era sólo permitido a reducidísimos sectores de la Iglesia, obviamente de modo transitorio, y hasta tanto tales grupos pudieran acoger, como es lógico esperar, la Reforma nacida del Concilio Vaticano II.
    La lefebvrianización de grupos de católicos, que de hecho se ha dado desde 2007, por supuesto que no ha sido la intención de Summorum pontificum, pero, tal como expresa el Papa en Traditionis custodes, esa es la enfermedad litúrgica que se ha producido después del motu proprio del 2007. Enfermedad litúrgica detectada por Bergoglio ya en 2007 (siendo arzobispo de Buenos Aires), y que comenzó a tratar como papa Francisco I recién en 2021 (algo tarde, a mi entender).
    Por mi parte no tengo dudas que el motu proprio del 2007 implicaba aporías teológicas, canónicas y pastorales, cuya gravedad no advirtió Benedicto XVI, y que de hecho han sido la raíz teórica de las muy nocivas consecuencias prácticas producidas y que hoy se sufren intensamente.
    Las dañosas consecuencias de Summorum pontificum tienen, en mi opinión, una clara manifestación en el caso Valli.
    Finalmente, quisiera felicitarle por el modo claro, misericordioso y a la vez justo y razonable, con el cual usted da respuesta, una a una, a las dificultades de Valli, que se plantean prácticamente de modo exclusivo, como dije, en el campo litúrgico.

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    1. Estimado padre Serafín,
      aprecio la gran caridad con la cual usted ha abordado la situación del señor Valli.
      No me detendré ahora en hablar de las consideraciones que usted hace sobre la relación entre el papa Benedicto y el papa Francisco respecto del Misal de 1962, aunque puedo afirmarle que comparto totalmente sus apreciaciones. En cambio, me gustaría decirle dos palabras acerca de lo que he podido saber de Valli, a quien no tengo el gusto de conocer personalmente, pero respecto de él he recibido referencias de parte de amigos que sí lo conocen.
      Lamentablemente, no puedo decirle nada de lo que ocurría con la actitud de Valli hacia la Iglesia o hacia la liturgia, en los mediados de 2007, es decir, antes de Summorum pontificum.
      Una cosa parece cierta: el punto de inflexión negativo se produjo cuando mons. Carlo Maria Viganò le hizo conocer un impresionante informe acerca de la difusión de la pedofilia en la Iglesia, informe al que Valli difundió ampliamente. Desafortunadamente Viganò es fuertemente hostil al Papa y Valli ha quedado influenciado por este Prelado, hoy cismático (así lo ha calificado incluso Francisco).
      A partir de su contacto con Viganò, Valli acentuó su crítica al Papa, acusándolo de relativismo. No han faltado quienes han intentado corregirlo de esta visión suya, pero ha sido en vano, y en estos últimos años la hostilidad de Valli hacia el Papa ha empeorado.
      Por supuesto, no debemos dejar nunca de esperar que revea su conducta, porque Valli es un católico de alta calidad, con recursos extraordinarios, los cuales, bien orientados, podrían hacer un bien inmenso a la Iglesia.

      Una última aclaración a su comentario: el texto de Valli no es de 2020, sino de 2023.

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    2. Estimado padre Filemón: Le agradezco lo que me ha contado. Desafortunadamente, no sabemos cuál fue la actitud del Sr. Valli hacia el Misal de 1962 antes de julio de 2007. Incluso si, por cómo parece arraigado en él su apego a ese Misal abrogado, es posible suponer que asistió a las Misas Vetus ordo antes de 2007 (a las comunidades Eclessia Dei, supongo, y no a las comunidades cismáticas), o que su adhesión al vetus ordo haya comenzado después de 2007, o sea, después de Summorum pontificum.
      Repito lo que dije en el comentario anterior: parece que la oposición de Valli al Papa Francisco se centra en el ámbito litúrgico.
      En este sentido, en cualquier caso, veo que la raíz del problema de Valli no está en el informe Viganò (2018), ocurrido una década después.
      Por lo tanto, tengo la impresión de que el caso Viganò se parece un poco, si se me permite la comparación, a un alcohólico adicto a la cerveza que pasa a beber vodka.
      No hace más que empeorar un problema que preexistía. Por lo tanto, insisto, tengo la impresión de que su "enfermedad" es la nostalgia indietrista (pasadista, como dice usted), un indietrismo en el que usted mismo insiste en su artículo, como meollo del problema de Valli.
      En este sentido, es cierto que la relación con el vetus ordo de Benedicto y Francisco es diferente (como le dije, Bergoglio ya tomó posición desde 2007 sobre esto). ¡Sin embargo! No quisiera enfatizar la comparación entre Benedicto y Francisco de manera tan reduccionista. La realidad histórica indica lo contrario. Después de diciembre de 1963 (promulgación de la Sacrosanctum concilium), y precisamente con la entrada en vigor del Misal de 1969, comenzó una "tradición litúrgica" y una disciplina litúrgica de más de cuatro décadas, truncada sólo en 2007 por Benedicto, y retomada en 2021 por Francisco. Por tanto, sería mejor hablar de un punto de vista diferente entre Benedicto, por un lado, y Pablo VI, Juan Pablo II y Francisco, por el otro. Por tanto, no parece correcto reducir el problema a la oposición Benedicto-Francisco.
      P.Serafín Savelloni

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    3. Estimado padre Serafín,
      días atrás he visto dos videos muy interesantes de Valli: uno, una entrevista que concedió al Encuentro de Rimini de 2006; y el otro en 2015, un año después de la elección del actual Papa.
      En el primero, Valli hace gran elogio a san Juan Pablo II, a quien siguió como periodista en cuarenta de sus viajes apostólicos. En la segunda entrevista, en cambio, destaca con gran habilidad los aspectos positivos del papa Francisco.
      Después, ¿qué le ha pasado a Valli? No sé qué influencia pudo haber tenido en él el motu proprio Summorum Pontificum de 2007. Pero, a través de sus expresiones públicas después del 2015, queda claro que empezó a inquietarse por los discursos del Papa y le empezó a acusar de caer en el relativismo.
      Un amigo mío sacerdote, me ha confiado haber logrado mucha confianza de parte de Valli, quien le escuchaba de buena gana. Incluso publicó algunos de sus artículos en su blog y Valli mantuvo correspondencia por email con este amigo mío.
      En 2016 y 2017 Valli publicó dos libritos fuertemente críticos y también bastante irónicos hacia el Papa. Viganò se puso en contacto con él para pedirle que publicara el famoso informe sobre la pedofilia en la Iglesia, al final del cual Viganò invitaba al Papa a dimitir. A partir de ese momento Valli empezó a sufrir la influencia negativa de Viganò y a distanciarse de mi amigo, quien me ha contado que siguió intercambiando cartas y tratando varias veces de acercarlo al Papa, pero ya no había nada que hacer. Mi amigo se dió cuenta de que Valli estaba en contra de las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II. Valli reiteró su desacuerdo, aunque manteniendo que "estamos en el mismo barco".

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  2. Estimado padre Filemón. Loable es su empeño por hacer entrar en razón a Valli, con argumentos de sentido común, con argumentos teológicos, con argumentos filosóficos, con ejemplos históricos. Sin embargo, ¿acaso es posible esperar que su tarea tenga éxito recurriendo a la capacidad racional de Valli? ¿El "razonar" de Valli es normal, o no más bien manifiesta en sus propias declaraciones y confesiones los desórdenes de una razón obscurecida? Y en definitiva: ¿cuáles son los límites de un normal funcionamiento de la mente humana? ¿Cuál es la diferencia entre un hombre de mente de funcionamiento normal, y otro hombre con desórdenes mentales? ¿Cuáles son las fronteras? ¿No hablan los psicólogos de personalidades "fronterizas"?
    Cito el ejemplo de un famoso literato inglés, que puede ponerse en el mismo plano de los problemas que atraviesa Valli para aceptar la Iglesia, con similares actitudes hiper-liturgistas, y con parecidas manías y adicciones.
    Tal como lo recuerda su nieto Simon Tolkien en su bitácora personal, en sus últimos años, Tolkien quedó profundamente decepcionado por algunas de las reformas y cambios llevados a cabo tras el Concilio Vaticano II, especialmente en el campo litúrgico​: "Recuerdo vívidamente cuando iba a la iglesia con él en Bournemouth. Era un católico romano devoto y fue poco después de que la Iglesia cambiase la liturgia del latín al inglés. Mi abuelo evidentemente no estaba de acuerdo con eso y daba todas sus respuestas en voz muy alta en latín mientras el resto de la congregación respondía en inglés. La experiencia me resultaba espantosa, pero mi abuelo hacía caso omiso de ello. Simplemente, tenía que hacer aquello que creía correcto."
    Destaco esta última frase: "Simplemente, mi abuelo tenía que hacer aquello que creía correcto."
    Tolkien y Valli creen hacer lo correcto. Pero sus actitudes en Misa son infantiles, inexplicables, insensatas, más allá del sentido común y del normal comportamiento humano social. Pero ellos no lo pueden ver: su razón es incapaz de advertirlo.
    No veo en esto más que un desorden mental. Qué tan grave o leve lo sea, no soy competente para juzgarlo, pues no soy psicólogo. Pero en esas mentes existen desorden y adicción. Particularmente en el plano litúrgico: enfermiza adicción al gregoriano, al latín, al incienzo, a las imágenes de una forma de culto que ya fue, y que no es. Así como un adicto (a cualquier cosa: a la droga, al alcohol, al sexo...) le resulta dificilísimo (si no imposible) retornar al recto orden humano de las cosas. Lo mismo aquí.
    Personalmente siento una gran compasión por las personas con desórdenes mentales. Siento gran compasión por los enfermos mentales, con los que han perdido la razón, por los que han nacido discapacitatos mensales, o por los que en edad adulta o senil pierden la razón. Siento gran compasión por Valli.

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    1. Estimado Miguel,
      he venido siguiendo desde hace tiempo el derrotero espiritual de Aldo María Valli, claro que sólo en la precaria medida de mis posibilidades, desde la lejanía, sin conocerlo personalmente y monitoreando su blog o escuchando sus intervenciones en conferencias y entrevistas.
      Además, como ya he dicho, tengo buenas fuentes de referencia, en especial un sacerdote amigo mío, que lo conoce bien, y ha trabado con él gran amistad, y ha hecho en estos años todo lo posible por hacer que Valli retorne al buen camino, aunque infructuosamente.
      Desde el inicio del pontificado del actual Papa, Valli empezó a sentirse preocupado por lo que le parecía una actitud relativista. Me consta que a Valli se le ha explicado pacientemente que tales posiciones del Papa debían interpretarse en el buen sentido, para evitar acusar al Papa de errores en la fe.
      Fue a partir de ese momento que Valli empezó a distanciarse del auténtico catolicismo bajo la influencia de monseñor Viganò, que sigue siendo su punto de referencia. Desgraciadamente ha recibido mucho daño por parte de este obispo, que evidentemente mantiene una conducta hacia el Papa ciertamente reprobable. Yo lo considero explícitamente cismático. Francisco ha dicho que Viganò es cripto-cismático.
      En mi opinión, Valli no pudo vivir con cristiana resignación la dura prueba que sufrió en los últimos años, siendo objeto de continuos ataques por parte de los modernistas, hasta el punto de verse obligado a abandonar el prestigioso cargo que tenía en la RAI.
      Hoy por hoy, me parece movido por cierto rencor.
      Desde un punto de vista psicológico, no estoy tan convencido de que se pueda hablar de trastornos mentales. Aunque no descarto tal posibilidad.
      En mi opinión, me inclino a pensar que se trata de un hecho moral, que sin embargo tiene atenuantes, dada la gravedad, según él, de las humillaciones que ha recibido.
      Por cuanto respecta a su asistencia a la Misa actual, he experimentado un fuerte sentimiento de malestar y desagrado cuando Valli ha narrado los actos con los cuales ha perturbado la celebración de la Misa Novus Ordo. ¿Qué decir acerca de esto? ¿Es un hecho psicológico? Tal vez.
      Siento un gran dolor. Sin embargo, tratándose de un hombre de grandes cualidades, espero que pueda recuperarse, que pueda convertirse, y que se pueda aprovechar fructuosamente con verdadero espíritu de servicio, en comunión con el Papa y para el bien de la Iglesia.

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  3. He visto hace poco un video de una conferencia de Valli, donde dice que comenzó a tener dudas sobre algunas enseñanzas del Papa Francisco durante una entrevista en un avión tras la publicación de Amoris Letitia. Un viejo proverbio dice: dime con quién andas y te diré quién eres. Me temo que Valli está muy influido no sólo por monseñor Viganò sino también por recientes frecuentaciones. Si ustedes conocieran los grupitos que revolotean en torno a Viganò entenderían de quiénes y de qué estoy hablando.

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    1. Estimado Anónimo,
      estoy de acuerdo y comprendo sus observaciones.
      Lo que usted dice nos hace comprender lo importante que es la influencia que los demás tienen sobre nosotros, tanto para bien como para mal.

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  4. Ya que aquí se está hablando del pobre Aldo María Valli, un artículo suyo de algunas semanas atrás ( https://www.aldomariavalli.it/2023/10/10/non-e-solo-una-crisi-e-una-rivoluzione-ecco-perche-per-essere-cattolici-occorre-essere-controrivoluzionari/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=non-e-solo-una-crisi-e-una-rivoluzione-ecco-perche-per-essere-cattolici-occorre-essere-controrivoluzionari ) parece indicar un agravamiento del problema que está viviendo. En ese artículo identifica la actitud progresista del Papa Francisco con una "revolución". Por eso se siente "contrarrevolucionario" y entiende que el auténtico católico hoy debe ser un "contrarrevolucionario".
    Curiosa lefebvrianización de la doctrina contrarrevolucionaria auspiciada por Plinio Correa de Oliveira, que tenía en Marcel Lefebvre tiene hoy en De Mattei, Ureta y Olivera Ravassi a algunos de sus seguidores. Pero con Valli las cosas parecen ir aún más lejos…

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    1. Si Valli es seguidor del blog "Caminante-Wanderer", como lo dice en el artículo citado por Vergara, entonces Viganó es el menor de sus problemas.

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    2. Estimado Anónimo,
      lamentablemente Valli publica continuamente ataques venenosos contra el Papa, que le envían amigos estadounidenses y latinoamericanos lefebvrianos, filo-lefebvrianos o viganoianos.

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    3. Querido Ernesto,
      Valli no llega a encontrar una posición equilibrada entre los dos extremismos del filo-lefebvrismo y del modernismo. En este sentido, él no puede declararse verdaderamente católico, porque el católico se encuentra entre esos dos extremos cismáticos y heréticos, en comunión con el Papa. Valli no se da cuenta de los defectos del lefebvrismo y no sabe apreciar los lados buenos del modernismo. Tiene una posición unilateral, enteramente del lado de los filo-lefebvrianos.
      Incluso la llamada contra-revolución de Plinio Correa de Oliveira, según tengo entendido, está muy cercana a Lefebvre. Juzgar al Papa como revolucionario está completamente fuera de lugar, al menos en cuanto el término revolución significa subversión, aunque es cierto que el término revolución puede tener un significado positivo, en el sentido de un cambio profundo.
      Desde este punto de vista, el papa Francisco ha cumplido algunos gestos sin precedentes, inauditos, como el acuerdo de Abu Dhabi, la condena del gnosticismo, la promoción de la ecología, la insistencia en la fraternidad humana, el gran tema de la misericordia, etc.

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  5. Estimado padre Filemón,
    su trabajo, su empeño caritativo hacia el pobre Aldo Maria Valli, son verdaderamente encomiables. Se entiende como una preocupación personal, pero obviamente tiene resonancias en muchos otros casos de indietristas semejantes a Valli, que también comparten con Valli el proceso de "conversión" desde un "progresismo", a veces incomprendido, al "pasadismo" más extremo, con toda la "psicología de los conversos", que es muy típica y bien conocida.
    En este sentido, el artículo que ha escrito es precioso, y es ejemplar la delicadeza y la solicitud con la cual asume la tarea de responder, punto por punto, a los nostálgicos delirios litúrgicos de Valli.
    Ahora bien, si le interesa conocer la opinión de un simple lector como yo, le diré que el caso Valli en realidad no me parece importante. Él es uno más de los que lamentablemente quedaron apegados a un pasado que no volverá, quizás cada uno con su propia nostalgia (en Valli quizás nostalgia por su jubilación de la RAI, su nostalgia por sus viajes por el mundo con el Papa, no lo sé...).
    Pero un dato que ahora le voy a dar, me parece un síntoma claro de cuál es su problema: en uno de sus últimos artículos, ¿sabe cuál es la preocupación suprema expresada por Valli hacia la Iglesia?
    Increíble: las infiltraciones y goteras en la Basílica de San Pedro y cierta falta de limpieza que él ha notado.
    Algo de no creer.
    En resumen: Valli confunde la Iglesia con la iglesia (o lo que decía el padre Yves Congar sobre la confusión entre Tradición y tradiciones).
    Valli parece no entender que la Iglesia puede existir sin la Basílica de San Pedro, e incluso sin el Estado del Vaticano.

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    1. Estimado M.P.C.,
      ha venido siguiendo a Valli desde hace algunos años. Además, como ya he dicho antes, tengo un amigo común, que le ha sido muy cercano, y quien ha tratado de hacerlo retornar a la buena senda. La crisis en Valli comenzó con el pontificado del actual Papa. Ante algunas de sus actitudes, que en realidad eran problemáticas, empezó a considerarlo un relativista.
      Al principio mi amigo logró calmarlo, pero el shock traumático Valli lo ha recibido de parte de mons. Viganò, cuando le pidió que publicara aquel famoso informe sobre la pedofilia, que concluía con la petición de la dimisión del Santo Padre.
      A partir de ese momento, la estima de Valli por mí amigo fue disminuyendo progresivamente hasta transformarse recientemente en una actitud de sordera total a todas las repetidas invitaciones a adoptar una actitud equilibrada hacia el Papa. Tener una actitud equilibrada ante el Romano Pontífice, como la que estoy cumpliendo yo en este blog, es de suma importancia, y debe ser acompañada por una crítica legítima, con el reconocimiento de los lados positivos del papa Francisco.
      Muy recientemente Valli ha dado señales de un mayor declive, aferrándose a razones inconsistentes y necias, inexplicables, e incluso irracionales, como por ejemplo perturbar la celebración de la Misa Novus Ordo, lo cual es objetivamente insensato e infantil. Y también, peor aún, acusando al Papa de modernismo, lo que implica de hecho herejía en quién lo proclama.
      De todas formas lo sigo monitoreando en su blog y veo que conserva instancias ideales, propias de un católico. Aunque no tiene vínculos oficiales con los lefebvrianos, ha adquirido una mentalidad filo-lefebvriana. Todo esto, si por un lado me causa gran dolor, me deja la esperanza de que Valli finalmente escuche razones, y enmiende sus caminos, para utilizar los grandes dones que Dios le ha dado para el bien de la Iglesia.
      Por cuanto respecta a la incidencia que Valli pueda tener en el mundo católico, creo que esa incidencia va en aumento, por sus excelentes cualidades como escritor y el ingenio de sus argumentaciones.
      Por eso debemos pedirle a Dios que le conceda la gracia de la conversión, la gracia de poder comprender verdaderamente el valor de la Iglesia de hoy y el valor del papa Francisco como maestro de la fe.

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