lunes, 16 de marzo de 2020

La falta de sinceridad en la liturgia

La labor que debemos cumplir con respecto a la sagrada liturgia, que es labor para todos, es la de reconducir el signo litúrgico sacramental, sede de la gracia, a su superior verdad, funcionalidad y dignidad, como acceso al Misterio, haciendo de él verdadera alma de nuestra vida; mientras que el elemento simbólico, convencional y contingente, ligado a la exterioridad y al rito, debe ser en todo caso mantenido y de hecho bien cuidado, como atracción e introducción estética y pastoral; pero no el de reducir la liturgia a simple símbolo de una auto-divinización antropocéntrica y arrogante (tanto de perfil modernista como de perfil indietrista o restauracionista), que nada tiene que ver con la verdadera religión y la verdadera vida cristiana. [En la imagen: fragmento de "Adoración de la Sagrada Forma", óleo sobre lienzo, pintado entre 1685 y 1690, por Claudio Coello. La obra se halla en la sacristía del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y representa la adoración de la Sagrada Forma por el rey Carlos II de España].

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