viernes, 1 de abril de 2022

Benedicto y Francisco: ¿continuidad o discontinuidad? (1/2)

La relación entre el papa Benedicto y su sucesor es una cuestión que comenzó a ser debatida en la Iglesia aún antes de llegar el cardenal Jorge Mario Bergoglio al Solio de Pedro como papa Francisco, y tras nueve años de coexistencia de los dos Papas en el Vaticano, aún sigue generando preguntas y alentando polémicas. 

Cuestión disputada
   
----------He tratado esta cuestión en varios artículos de este blog. Por citar sólo los más recientes: La debatida cuestión del emeritado pontificio (1)La debatida cuestión del emeritado pontificio (2)La debatida cuestión del emeritado pontificio (3). Se trata de una cuestión que puede ser enfocada desde variados puntos de vista, y básicamente en dos grandes campos, uno teológico, y el otro canónico; pero que, a nivel de simples fieles podría ser formulada a través de diferentes preguntas, como por ejemplo la que me llegó la pasada semana a mi correo, en mensaje enviado por un joven español, formulada la cuestión en términos más bien amplios e imprecisos, de este modo: "la continuidad/discontinuidad de los últimos pontificados, especialmente los de Benedicto XVI y Francisco". Son términos imprecisos: ¿"continuidad/discontinuidad" en qué aspectos?
----------En primera instancia, le respondí al mencionado lector que, puestos a la tarea de comparar diversos pontificados, hay dos aspectos que debemos distinguir. Ante todo debemos tener en cuenta que siempre que analicemos la obra de un Romano Pontífice debemos distinguir los dos aspectos en los que el Papa se mueve, por un lado el doctrinal, por otro lado el pastoral o de gobierno. En el aspecto doctrinal el Papa es el infalible Maestro de la Fe y, en tal sentido, no puede en lo doctrinal sino haber completa continuidad entre un pontífice y otro, como existe continuidad perfecta en todo el Magisterio pontificio y conciliar, desde san Pedro hasta el papa Francisco. Mientras que en el aspecto pastoral o de gobierno, el Papa, aunque es claro que cuenta con el socorro divino de una particular gracia para cumplir su deber de estado, no es infalible, y puede equivocarse, y hasta pecar, particularmente en el ámbito de las virtudes de la justicia y de la prudencia.
----------Es precisamente en este segundo ámbito que indudablemente puede haber discontinuidad entre un Papa y otro, nada ni nadie lo impide. Por lo demás, aún juzgando el actuar pastoral o de gobierno de un Romano Pontífice, siempre debemos respetar nuestro deber de obediencia (las excepciones a esta regla son raras), aunque podamos mantener un disenso teórico. Pero en el nivel práctico, la obediencia es lo que prima, siempre a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, obediente en el camino de la Cruz.
----------Finalmente, es preciso tener en cuenta que al juzgar a un Papa en el ámbito pastoral, debemos ser humildes y discretos, por varios motivos. Uno de ellos, importante, es que siempre nuestro punto de vista es muy parcial, limitado, mientras que el Papa, en su posición, con tantos asistentes, con tantos representantes en todo el mundo, nuncios, obispos, cardenales, etc., siempre tiene una visión de conjunto, incluso de lo que está sucediendo en el mundo hasta en cuestiones políticas, mucho más amplia que la que podamos tener cualquiera de nosotros. Nadie está mejor informado que el Papa en este sentido.
----------De todos modos, la invitación que me llegó del mencionado joven español a tratar el tema, me sugiere replantearlo desde nuevos puntos de vista, algo diferentes a los que he tratado en anteriores artículos, e incluso sugiriendo retrotraer nuestra mirada a nueve años atrás, o más, al momento de la renuncia de Benedicto XVI e incluso a los años que la precedieron. Invito, entonces, a los amables lectores, a estas dos notas, la de hoy y la de mañana, en las que espero compartir algunas ideas que puedan ayudarnos a comprender los nuevos desarrollos doctrinales que la figura institucional del "Papa emérito" implican para la Iglesia.
   
"Sed mutuamente acogedores, como Cristo os acogió a vosotros para la gloria de Dios" (Rom 15,7)
   
----------La coexistencia y casi convivencia en un mismo lugar, el Estado de la Ciudad del Vaticano, de dos Papas legítimos, de los cuales uno es el reinante y el otro es el así llamado emérito, no se había jamás verificado en toda la historia de la Iglesia. Todo esto nos lleva a interrogarnos legítimamente acerca del misterioso status jurídico del papa Benedicto XVI y de futuros Papas que puedan llegar a similar situación.
----------Es un hecho completamente nuevo, que puede sorprender, pero no debe inquietar ni perturbar, porque no afecta para nada a la continuidad de la tradición apostólica y sucesión apostólica y el primado del Romano Pontífice. En efecto, ciertamente está a salvo y seguro el principio monárquico de la guía de la Iglesia, como no podía ser de otra manera, dado que ese principio es querido por Cristo para la unidad, la estabilidad, la universalidad, la justicia, la armonía, la libertad, el progreso y la paz en la Iglesia.
----------Ciertamente, se trata de un hecho legítimo de primerísima importancia para el destino de la Iglesia, que está interesada en tal caso en su vértice, en su más alta cumbre, hecho que sin embargo requiere la invención y la adopción de expedientes, medidas y procedimientos jurídicos completamente inéditos, que permitan afrontar, evaluar y reglamentar con prudencia, a la luz de la fe, esta nueva situación, aunque no parece que seamos del todo carentes de casos similares, como, por ejemplo el caso del obispo emérito de una diócesis o las dimisiones o las cesasiones del oficio de un Superior en un Instituto Religioso.
----------Ahora bien, en un evento inaudito, sin precedentes, como es un hecho de este género, debemos ver una de aquellas que el papa Francisco llama "sorpresas del Espíritu Santo". Aparentemente un hecho de este tipo parecería señalar que nos encontramos en una situación que contrasta con la esencia o cuanto menos con el buen vivir de la Iglesia. Si así fuera, ciertamente tal situación debería ser subsanada, aunque en un primer momento tal vez se podía haber previsto que la situación duraría poco tiempo, dada la edad avanzada de ambos Papas. Sin embargo, la situación ya se ha prolongado por el espacio de nueve años y, por cierto, no podemos más que augurar tanto a Francisco como a Benedicto una vida larga y serena, tanto como la Providencia del Buen Dios lo disponga, una vida llena de buenas obras y frutos espirituales.
----------La eventualidad de que un Papa haga acto de renuncia, estaba ya prevista por el derecho canónico (can. 332 §2). Pero el derecho canónico luego no regula aquellos que deben ser la conducta y el status jurídico del renunciante. La expresión Papa emérito suscita por tanto, en algunos, ciertos problemas.
----------No han faltado en estos nueve años aquellos que objetan, en efecto, que en el caso del Papa emérito no es posible hacer la comparación con el obispo emérito, porque éste sigue siendo de todos modos obispo; pero un Papa que dá la dimisión ya no es Papa. El caso de Benedicto XVI es único en la historia de la Iglesia, sobre el plano canónico y eclesial, porque en los rarísimos precedentes que han sido registrados, el renunciante ha retornado siempre a su propio status precedente a la elección al Sagrado Solio.
----------Por lo tanto, en opinión de diversos canonistas y teólogos, el papa Benedicto XVI habría debido retornar a la simple condición de cardenal. De hecho, al permitir Benedicto que se lo llame Papa emérito, podía en un primer momento dar la impresión de querer mantener de algún modo, al menos moralmente, si no jurídicamente, una influencia especial sobre el Papa reinante, de manera similar precisamente a lo que puede hacer un obispo emérito frente al obispo titular. Por otra parte, vale recordar que Benedicto XVI profesó plena obediencia al papa Francisco como Papa legítimo desde antes de su elección, tal como llegó a afirmar antes de que los Padres Cardenales se reunieran en cónclave para la elección del sucesor.
----------El mismo papa Benedicto XVI, en una conocida entrevista con Peter Seewald hace pocos años, todavía se reconoce Papa, pero en un sentido "más profundo y más íntimo"; dice "mantener la responsabilidad que ha asumido en un sentido interior, pero no en la función. Por eso, poco a poco se comprenderá que el ministerio papal no viene disminuido, aunque sí, tal vez, aparece más claramente su humanidad" (Benedicto XVI, Ultimas conversaciones con Peter Seewald, Mensajero 2016, p.39).
----------Quienes no aprueban la expresión Papa emérito ven con mayor favor y cosa más justa, por no decir obligatoria, citar el ejemplo famoso de la renuncia al pontificado del papa Celestino V [1294], Pietro Angeleri di Murrone, que entre otras cosas ha sido proclamado Santo por la Iglesia. Celestino V, habiendo dejado el gobierno de la Iglesia, retornó a la simple condición de monje que tenía antes.
----------Para iluminar esta compleja situación, para comprender su sentido a la luz de la fe, para encontrar vías jurídicas para dirimirla y darle una oportuna regulación, corregir defectos y alejar eventuales riesgos o peligros presentes y futuros, no solamente referidos a la actual situación entre el papa Francisco I y el papa Benedicto XVI, sino a cualquier futura situación de coexistencia de dos Papas, considero que podría sugerirse al Pontífice reinante, en colaboración con el Papa emérito, con la ayuda y el consejo de válidos colaboradores, canonistas, moralistas, eclesiólogos y profetas, valerse de un cuádruple criterio de juicio, teniendo siempre presente la voluntad de Cristo, el bien de la Iglesia, el honor de Dios y la salvación de las almas.
----------1) La primera verificación que considero que hay que hacer, que no debería presentar dificultades, es si esta coexistencia de dos Papas ofende en algún modo la justicia natural o la ley moral cristiana o la caridad fraterna. 2) Si la cosa pasa a este primer control, es necesario ver si ella responde a un impulso del Espíritu Santo. 3) Si la cosa también pasa este escrutinio, entonces es necesario verificar si contrasta en algún modo con la constitución esencial de la Iglesia y del papado. 4) Pero para hacer una obra verdaderamente sabia y adecuada a la importancia espiritual de la cuestión, será necesario consultar la historia de la Iglesia y los ejemplos de los Santos, en los cuales, aunque en otros campos, ha aparecido evidente la obra innovadora y sorprendente del Espíritu Santo. Solo en este punto se podrá pasar a la institución de oportunas normas jurídicas atinentes no solo al caso presente, sino también a eventuales casos futuros.
----------Una cosa es cierta: a la distancia de estos más de nueve años después del acto de renuncia de Benedicto XVI, la figura del así llamado Papa emérito aún no ha sido instituída, y mucho menos inserida en el Código de Derecho Canónico y reglamentada por las leyes de la Iglesia, precisamente porque el título de "emérito" dado a un Romano Pontífice que ha hecho libre acto de renuncia, crea problemas quizás no fáciles de resolver tanto sobre el plano jurídico como sobre el plano teológico. Por tanto, mientras la institución del emeritado aplicado al Romano Pontífice no fuera instituido y regulado por las leyes canónicas, sólo seguirá siendo un modo de decir para indicar una situación insólita y provisoria. Y entre una situación insólita y provisoria, y una institución jurídica, la diferencia que existe ciertamente no es cosa de poca monta.
   
"Te sientas a conversar contra tu hermano,deshonras al hijo de tu propia madre" (Sal 50,20)
   
----------Este nuevo apartado podría muy bien titularse: Un tribunal revolucionario. Y es así porque trataré ahora de quienes, desde el inicio del pontificado de Francisco han querido casi obligar a Benedicto a convertirse prácticamente en un muerto en vida, y me estoy refiriendo particularmente a un conocido de los lectores de este blog: el profesor Andres Grillo. Pues bien, con cuanto hasta aquí se ha dicho en el presente artículo, no tengo dificultades en reconocer a Andrea Grillo los méritos por haber tomado en consideración el grave y no fácil problema del status jurídico de Benedicto XVI. Grillo, quien también es jurista, se ha dado cuenta de la existencia de una zona jurídica que ha quedado al descubierto y necesitada como tal de ser regulada en un sector delicadísimo de la vida de la Iglesia: nada menos que el derecho pontificio.
----------Desde un primer momento, al papa Francisco parece haberle importado poco esta cuestión. Pero esto no ha impedido que sobre ella se estuvieran difundiendo desde el inicio, y muy alborotadamente, las más extrañas y contradictorias intervenciones y opiniones, reflejando, como es habitual, la desafortunada contraposición entre pasadistas y modernistas, con el resultado por una parte de dar placer al mundo y a los enemigos de la Iglesia externos e internos, y por la otra, de desconcertar y perturbar los ánimos de los buenos fieles sobre aquello que es un gozne de la concepción católica de la Iglesia, a saber, el ministerio petrino.
----------Lamentablemente, Grillo ha afrontado esta gravísima cuestión sin dar muestra de basarse sobre los criterios antes señalados, al contrario, de modo superficial y hasta con expresiones irresponsables, como si se tratara de destituir o de castigar en un partido político a un ex-dirigente que todavía quisiera influir sobre el legítimo sucesor. Por si fuera poco, del tono de la reprimenda del misericordista Grillo contra Benedicto XVI, se evidencia un estado de ánimo faccioso y justiciero y un modo de argumentar aparentemente racional, pero en realidad sofista, contra el llamado Papa emérito, a quien llama sibilinamente "obispo emérito".
----------Grillo, con el estilo de un vocero revolucionario de la generación del sesenta y ocho que decreta justicia sumaria contra los patrones, parece ordenar más que sugerir, al Papa emérito, que se exile lejos del Vaticano y permanezca callado para siempre, motivando esto con argumentos engañosos e inconsistentes, que solo muestran la rabia de Grillo por un gran teólogo que ha descubierto sus más altas inspiraciones. Por eso, en mi opinión, Grillo (y quien pudiera debería dirigirse a él fraternalmente), para evitar aumentar la mala fama que ya se ha procurado con otras salidas de este tipo, haría bien en callarse. Y si quiere hablar, cosa que, ya sea como teólogo católico o ya sea como jurista tiene derecho y deber de hacer, que hable también, pero cum grano salis y cum sobrietate, pero sobre todo evitando querer apagar el fuego con gasolina.
----------Quizá el profesor Andrea Grillo no se da cuenta del gravísimo alcance de sus descriteriados juicios en una situación eclesial y eclesiástica ya de por sí atormentada y desgarrada por obstinadas contraposiciones extremistas internas entre modernistas y pasadistas, o sea entre los adversos partidos donde los espacios de mediación parecen reducirse de día en día, y el surco entre los enemigos se va convirtiendo en un abismo por la continua irrupción en escena de personajes subversivos y delirantes, precisamente como el mismo Grillo, que se hacen pasar por amigos y colaboradores del Santo Padre, cuando en realidad su catolicismo se asemeja a la doctrina de la Iglesia como la bruja de los siete enanitos se parece a Blancanieves.
----------Suscita realmente sufrimiento el descaro con el cual Grillo ha venido acusando en todos estos años a Benedicto XVI de desprecio por la razón por el solo hecho, por ejemplo, de haber sostenido con sabias palabras el valor del silencio litúrgico, si tenemos presente la fuerza y la autoridad con las cuales Benedicto, de modo coherente y valiente, tras las huellas de su precedente actividad como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, junto al poderoso autor de la encíclica Fides et Ratio y en la línea de los grandes últimos Romanos Pontífices defensores y promotores de la razón en la fe, desde el beato Pío IX, a san Pío X, Pío XI, Pío XII, san Juan XXIII, y san Paulo VI, han sostenido y defendido valientemente y sabiamente la dignidad de la humana razón ("la extensión de la razón"), como premisa para la moral (los "valores no negociables"), preámbulo de la fe e instrumento de la teología, soportando las oposiciones provenientes de científicos, irracionalistas, luteranos, modernistas, idealistas, rahnerianos, masones, comunistas y musulmanes.
----------Infeliz y fuera de lugar ha sido, por lo tanto, la idea de Grillo de silenciar al profesor Joseph Ratzinger, acaso el más grande de los teólogos del siglo XX, mostrando en tal modo ser escasamente capaz de captar la robustez y nobleza de pensamiento de quien durante veinte años ha combatido como cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe por los valores de la razón y de la fe. De hecho, con las críticas (que rayan en burlas) dirigidas por Grillo a la ética del cardenal Caffarra y de san Juan Pablo II, muestra claramente que ha estado y está dispuesto a distorsionar el dato real, si es cierto, como él sostiene, que el papa Francisco ha revolucionado el concepto del matrimonio del beato Pío IX, de Pío XI y de san Juan Pablo II.
----------Grillo parece precisamente ignorar cuál es el sacrosanto derecho y deber del papa Benedicto XVI de expresar su propio autorizadísimo pensamiento, en su calidad de gran teólogo que ya se cuenta entre los más grandes teólogos contemporáneos. Es simplemente ridículo que Grillo, infectado de modernismo, pretenda enseñar a Benedicto cómo debe comportarse frente al papa Francisco.
----------La acusación que -recordemos- Grillo ha hecho a Benedicto XVI de dejar su cargo y de incomodar a Francisco o incluso de interferir en su autoridad apostólica con su prefacio a un libro de años recientes del cardenal Sarah, es absolutamente infundada. Benedicto sabe mucho mejor que Grillo cómo, en qué términos y dentro de qué límites un teólogo puede y debe expresar su propio pensamiento en ayuda del magisterio pontificio, precisamente Benedicto, que, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió en 1990 la Donum veritatis, una iluminadora instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo.
----------Por el contrario, no alberto la más mínima duda que el Romano Pontífice hoy reinante, el papa Francisco, que tiene veneración por Benedicto y lo tiene vecino, ad manus, como su autorizadísimo y sabio consejero, ha apreciado muchísimo en todos estos años  las intervenciones siempre humildes, útiles y mesuradas de Benedicto, que sabe perfectamente cómo desempeñarse con el Sumo Pontífice, habiendo conjugado él mismo, en su propia persona, el rol de Papa con el de teólogo fidelísimo al Magisterio.
   
Una encíclica escrita a cuatro manos
   
----------Es útil recordar que la misma encíclica del papa Francisco, Lumen Fidei, retomaba y completaba la obra que Benedicto había iniciado y dejado interrumpida con su acto de renuncia, tanto que ha sido llamada encíclica escrita "a cuatro manos". En ella se puede advertir un eco de la veneración ratzingheriana por san Agustín, cultor de Platón como mistagogo de los misterios de la fe: "En la vida de san Agustín encontramos un ejemplo significativo de este camino en el que la búsqueda de la razón, con su deseo de verdad y claridad, se ha integrado en el horizonte de la fe, del que ha recibido una nueva inteligencia" (n.33).
----------Sabemos también cuánto ha puesto en relieve Benedicto XVI el aporte de la filosofía griega para la comprensión de la Palabra de Dios explicada y formulada por la Iglesia en el dogma. Y de hecho el texto prosigue así: "Por una parte, san Agustín acepta la filosofía griega de la luz con su insistencia en la visión. Su encuentro con el neoplatonismo le había permitido conocer el paradigma de la luz, que desciende de lo alto para iluminar las cosas, y constituye así un símbolo de Dios […] Por otra parte, en la experiencia concreta de san Agustín, tal como él mismo cuenta en sus Confesiones, el momento decisivo de su camino de fe no fue una visión de Dios más allá de este mundo, sino más bien una escucha, cuando en el jardín oyó una voz que le decía: 'Toma y lee'; tomó el volumen de las Cartas de san Pablo y se detuvo en el capítulo decimotercero de la Carta a los Romanos. Hacía acto de presencia así el Dios personal de la Biblia, capaz de comunicarse con el hombre, de bajar a vivir con él y de acompañarlo en el camino de la historia, manifestándose en el tiempo de la escucha y la respuesta. De todas formas, este encuentro con el Dios de la Palabra no hizo que san Agustín prescindiese de la luz y la visión. Integró ambas perspectivas, guiado siempre por la revelación del amor de Dios en Jesús. Y así, elaboró una filosofía de la luz que integra la reciprocidad propia de la palabra y da espacio a la libertad de la mirada frente a la luz" (n.33).
----------En san Agustín, la escucha de la Palabra de Dios en la fe es la preparación y la introducción a la beata visión de Dios en el cielo. En efecto, él es muy consciente del hecho de que aquí abajo es posible conocer a Dios sólo indirectamente, por la mediación de las criaturas, como dice san Pablo: "Ahora vemos como en un espejo y en enigma, pero luego veremos cara a cara" (1 Cor 13,12).
----------Benedicto XVI y Francisco I se encuentran en absoluta continuidad, como es obvio para dos Papas, en el reconocimiento de esta función esencial de la razón en la adquisición de la fe, gesto sumamente importante para la salvación de los hombres de nuestro tiempo, extraviados en la razón antes que en la fe. Y si el papa Benedicto insistía tanto como teólogo en poner en luz la razón como base de la fe, el papa Francisco, consciente también él de la urgencia de reconstruir la dignidad y los poderes de la razón, a su modo también él ha venido trabajando estos nueve años, y sigue trabajando, por este noble propósito, aunque desde el punto de vista de pastor y no de teólogo, cuando con tanta insistencia exalta los valores humanos (recuérdese el diálogo con los islámicos, la encíclica Fratelli tutti, el pacto educativo global, y tantas otras iniciativas), a tal punto de suscitar fastidio, si no escándalo, en aquellos que quisieran sus discursos más a tono y más atentos a los valores del espíritu, de lo sagrado, de la religión y de lo sobrenatural.
----------Pero en esto hay que recordar que ya el venerable papa Pío XII, a quien ciertamente no se puede acusar de poca atención a la espiritualidad, se había dado cuenta de la necesidad de repristinar lo humano como condición para poder edificar lo cristiano y el papa san Paulo VI subrayaba la necesidad de hacer preceder la evangelización con la promoción humana en un mundo que ha perdido la noción de la razón y con eso mismo la noción de hombre, si es verdad que el hombre es el animal racional.

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