sábado, 9 de abril de 2022

Las condiciones para la paz (1/2)

Dice el profeta Isaías: "No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra" (Is 2,4). Ciertamente, ha sido excelente el gesto del Santo Padre de confiar Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María; es necesario orar para que cesen los horrores de la guerra, para que cesen los combates y las masacres de civiles; es necesario orar por el desarme atómico inmediato y total...

Por qué estallan las guerras
   
----------El conocido político italiano Walter Veltroni [n.1955], exponente modernista, dirigente comunista desde su juventud, y alcalde de Roma hasta el año 2008, recientemente ha atacado al patriarca de Moscú, Cirilo, a causa de sus últimas homilías. Cirilo, según Veltroni, habría ofendido los "valores de Occidente". No es difícil imaginar cuales pueden ser esos "valores" a los ojos de un modernista: la sodomía, el divorcio, el aborto, la fecundación artificial, la eutanasia, el hedonismo, el subjetivismo, el panteísmo, el gnosticismo, el ateísmo, la impiedad, la irreligión, la herejía, el cisma, la apostasía, el evolucionismo, el secularismo, el buenismo, el jacobinismo, el populismo, el relativismo moral y dogmático. Sobran los comentarios.
----------Sin embargo, rescatemos algo en Veltroni: tiene razón al decir que en la guerra actual estamos frente a un choque de valores de fondo entre Europa occidental y Europa oriental. El suyo, por lo tanto, en cierto modo, es un discurso especular a aquel otro discurso, de signo opuesto, de Cirilo, quien también ha hablado del choque de la Santa Rusia con el occidente católico, ateo, modernista y corrupto.
----------Parece de este modo delinearse, tomar forma cada vez más definida, a nivel europeo, aquel choque entre modernistas y pasadistas que está en acto, candente y vivo, en el interior de la Iglesia desde hace sesenta años. Al fin de cuentas, los ortodoxos orientales son híper-tradicionalistas similares a los lefevrianos, con la diferencia de que, mientras los cismáticos ortodoxos han permanecido detenidos en el IV Concilio de Constantinopla del 869, los cismáticos lefebvrianos han permanecido detenidos en el Concilio Vaticano I.
----------Roberto De Mattei [n.1948], un hombre que, aunque lamentablemente forma parte de la facción pasadista de perfil filo-lefebvriano, sin embargo sabe cuáles son los valores de Occidente, escribe en un artículo reciente en Corrispondenza Romana: "Si queremos eliminar la guerra, debemos eliminar las causas de la guerra. Y la causa verdadera y profunda de la guerra, de la pandemia y de la crisis económica que se perfila en el horizonte, son los pecados de la humanidad que ha dado la espalda a Dios y a su ley".
----------Indudablemente, a De Mattei le asiste toda la razón en esa afirmación. El estallido de una guerra, en cuanto acción humana colectiva voluntaria y responsable, es fundamentalmente reconducible a la comisión de un pecado de injusticia, ya que, como bien sabemos, opus iustitiae est pax. Desde el punto de vista moral, el Estado que hace la guerra contra otro Estado sin suficientes motivos, comete un acto criminal reconducible al pecado de homicidio, además de todos los anexos, como el odio, la mentira, los insultos, la violencia, el engaño, la crueldad, la destrucción, los pillajes y las devastaciones.
----------El pecado a su vez produce sufrimiento y muerte. Por lo tanto, podemos parangonar el estallido de una guerra con el surgimiento de una enfermedad. ¿Qué produce la guerra? Para comprenderlo, es necesario ver en qué consiste la paz. Lo ha dicho recientemente el Santo Padre: consiste en la unidad en la diversidad, por la cual cada uno, diferente del otro, disfruta de lo que le corresponde en el orden y en la armonía del conjunto social. Por consiguiente, la guerra rompe la unidad y la armonía, interrumpe la comunicación y la confianza recíprocas, pone a los unos contra los otros, crea el desorden y la injusticia.
----------Por consiguiente, aunque toda guerra sea una consecuencia del pecado original y en ella esté en juego siempre la maldad humana y haya una mano del demonio, "homicida, como dice Cristo, desde el principio", es una ley de la moral y del derecho que, si el ofendido no logra obtener satisfacción o reparación o justicia del ofensor, y no alcanza a detenerlo con la persuasión, le es lícito, si tiene la fuerza suficiente, defenderse y hacer valer su derecho con un uso moderado de la fuerza.
   
La misma guerra en ciertos casos sirve para hacer cesar la guerra
   
----------Por lo dicho, es necesario distinguir cuidadosamente la violencia respecto del simple uso de la fuerza. Notemos que el uso de la fuerza puede ser justo o injusto. Pero el caso es que sólo hay violencia si el uso de la fuerza es injusto. En efecto, violencia es por definición violación de la justicia.
----------Santo Tomás de Aquino, con Aristóteles, define la violencia como la acción de un agente extrínseco al paciente, un agente que no confiere nada al paciente, que en cambio tiene una inclinación contraria. Viceversa, la acción justa es aquella que, aunque se haga uso de la fuerza, obra el bien del ofensor, porque lo obliga, aunque sea contra voluntad, a poner en acto su natural inclinación al bien y a lo que es justo.
----------El ejército de un Estado que, sobre la base de buenas razones o sólidos derechos, derrota al ejército enemigo, constriñe al enemigo a respetar las razones del adversario, actuando así, aunque sea por constricción, su natural inclinación a la justicia. Algo de este género sucede en la vida ascética: para obtener que mi instinto sexual respete su fin natural procreativo, lo obligo con la fuerza de la voluntad a refrenarse, cuando no están dadas las condiciones adecuadas al cumplimiento de su fin. En términos populares decimos que "nos hacemos violencia a nosotros mismos", pero mejor sería decir que nos disciplinamos.
----------Por eso, si no puede existir nunca jamás una violencia justa, puede existir un uso justo de la fuerza o de la coerción. Esto mismo puede decirse igualmente de la guerra. La guerra no es la pura y simple lucha armada de un Estado contra otro Estado, sino que es necesario de vez en vez, en cada ocasión, según cada una de las circunstancias, juzgar con ecuánime juicio si el uso de las armas es justo o injusto.
----------De hecho, como enseña claramente el profeta Isaías, es sólo en la nueva Jerusalén de los resucitados donde ya no existirá más la guerra. Pero esto es sólo porque las malas inclinaciones de la naturaleza humana consecuentes al pecado original serán totalmente extinguidas, cosa que es de aquí abajo. He aquí por qué ese pacifismo cobarde y hedonista, falsamente evangélico, que rechaza de modo indiscriminado cualquier guerra, es ilusorio y alimenta precisamente esa guerra que quisiera impedir o hacer cesar, en cuanto que la falta de resistencia al enemigo, cuando es posible, salvo rarísimos casos de resiscencia, como ocurrió en India con Gandhi, no lo induce a cesar la violencia, sino que lo alienta a continuar.
----------En realidad de verdad, el pacifismo buenista es cobarde y hedonista: es aquello que en 1968, tenía como lema "hagamos el amor y no la guerra", pero se lo decía contra el imperialismo estadounidense, y no contra el Ejército Rojo; es lo mismo que hoy sucede para la OTAN contra Putin, no en nombre de las raíces cristianas de Europa, sino para poder disfrutar en paz del sexo y evitar el servicio militar.
----------En efecto, no está prohibido, y de hecho es más bien un verdadero deber, si se puede esperar en la victoria, tomar las armas contra el promotor de la guerra para que la paz pueda ser restablecida, según las palabras que Agustín de Hipona dirigía a Bonifacio, gobernador de Cartago, ciudad asediada por los vándalos: "No se busca la paz para provocar la guerra, sino que se hace la guerra para obtener la paz. Así pues, inspírate en la paz de modo que, venciendo, tú puedas conducir al bien de la paz a los que tú derrotes".
----------No existe ninguna duda de que las guerras, casi siempre, estallan por motivos económicos: ya sea por avaricia o para acceder a las fuentes de energía o para explotar a otro pueblo. También las guerras estallan por motivos expansionistas o imperialistas o por voluntad de poder o de dominio nacional, racial, cultural, doctrinal o religioso. Sin embargo, el motivo profundo de la guerra es espiritual. Los motivos profundos son la soberbia, la envidia, el odio, la impiedad, el servicio a dos señores, Cristo y Beliar.
----------El patriarca Cirilo ha dado en el clavo, cuando ha hablado de "motivos metafísicos", recurriendo a una palabra hoy en desuso, incluso entre filósofos y teólogos, ¡figurémonos cuanto más entre políticos y militares! Los positivistas, empiristas y cientistas de nuestro tiempo se habrán preguntado: ¿qué tiene que ver la metafísica con esto? ¿Acaso no es cierto que la metafísica ha estado muerta desde hace mucho tiempo? Es probable que el patriarca Cirilo no se haya expresado bien: debería haber dicho motivos "espirituales" (como muy bien podría decir el papa Francisco). Pero no cabe duda de que la metafísica, como bien sabía santo Tomás de Aquino y también sabía Hegel, aquí excepcionalmente de acuerdo, es supremamente ciencia del espíritu, de su ser, de su pensar, de su actuar. Cirilo nos ha hecho entender que lo comprende.
   
¿Puede Dios castigar al mundo por medio de la guerra?
   
----------No está mal considerar la guerra como un castigo divino. Estamos autorizados a formar esta convicción por la misma Sagrada Escritura, que lo afirma explícitamente. Naturalmente, como nos deja entender bien el Romano Pontífice, no debemos entender este castigo en un cierto sentido vulgar y corriente, casi como si se tratara de violencia de un Dios cruel, porque el creer eso sería una verdadera blasfemia. En cambo, debemos entenderlo en su genuino significado bíblico, teniendo presente que Dios es un Padre sabio y amoroso, providente y premuroso, que, cuando es necesario es severo para hacer presente al hijo las consecuencias del pecado y para corregirlo de sus iniquidades, mediante la penitencia.
----------Dios es infinitamente bueno, indulgente y misericordioso, Dios libera al débil de las manos del prepotente, perdona al pecador sinceramente arrepentido; Dios no peca y no aprueba en absoluto el pecado, aunque lo permita en razón de un bien mayor, porque Dios es omnipotente y capaz de convertir el corazón del hombre, desde la maldad a la santidad; y, al mismo tiempo, Dios es justo, castiga el pecado, en vista de la penitencia y de la conversión del pecador. Por eso Dios pide al inocente que se ofrezca víctima de expiación a imitación del Hijo, para su propia purificación y para la conversión de los pecadores.
----------A este respecto, no está de más recordar lo que dijo Nuestra Señora, la Virgen Santísima, a aquellos pastorcitos en Fátima, el año 1917: "Dios está por castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados. Si aceptaran Mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán destruidas. Finalmente, Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre Me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo un período de paz".
----------Por lo tanto, el comentario de De Mattei es correcto: "Quien rige el universo y ordena todo a la gloria de Dios, es la Divina Providencia. De ella provienen los castigos que azotan hoy a la humanidad impenitente: las epidemias, las guerras y mañana, una crisis económica planetaria. Todo esto no es propedéutico al advenimiento del anticristo, sino que es la realización de la profecía no escuchada de Fátima".
----------Y es correcta también la conclusión del profesor De Mattei, cuando dice que Nuestra Señora, en sus mensajes de Fátima, nos asegura que: "contra el enemigo que ataca, tenemos armas poderosas. Contra la bomba nuclear del pecado, Nuestra Señora ha puesto en manos del Papa la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María y ha puesto en nuestras manos el rosario y la devoción a los primeros sábados del mes. Pero sobre todo, puso en nuestro corazón el deseo del triunfo del Inmaculado Corazón sobre las ruinas del régimen de Putin, del régimen comunista chino, de los regímenes islámicos y de los del Occidente corrupto. Solo Ella puede hacerlo; a nosotros nos pide una confianza inquebrantable en que esto sucederá, porque Ella infaliblemente lo ha prometido. Por eso nuestra resistencia continúa".
----------Ciertamente, ha sido excelente y saludable el gesto del Santo Padre de confiar Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María; es justo y necesario orar para que cesen los horrores de la guerra, para que cesen los combates y las masacres de poblaciones civiles; es necesario orar por el desarme atómico inmediato y total, para que se multipliquen los mediadores de paz, para que la ONU sepa intervenir con sabiduría y eficacia, para que los enemigos se reconcilien, reconociendo sus respectivos errores y perdonándose mutuamente, para que continúe el diálogo ecuménico entre Roma y Moscú, para que Ucrania y Rusia vean satisfechos sus derechos y sus justas exigencias y cumplan sus deberes recíprocos, en el recuerdo y en la repristinación de su común origen nacional y religioso, para el retorno de la paz.

2 comentarios:

  1. Padre Filemón,
    no sé si le entiendo bien cuando dice usted: "es aquello que en 1968, tenía como lema "hagamos el amor y no la guerra", pero se lo decía contra el imperialismo estadounidense, y no contra el Ejército Rojo; es lo mismo que hoy sucede para la OTAN contra Putin, no en nombre de las raíces cristianas de Europa, sino para poder disfrutar en paz del sexo y evitar el servicio militar".
    Supongo que usted quiere decir que (supuesta la injusticia que mueve a ambas partes en esta guerra, tanto a la OTAN como a Rusia), estamos asistiendo hoy a un bombardeo informativo de los medios de comunicacióm "pro-Occidentales", vale decir, pro-OTAN (disfrazados de un discurso pro-Ukrania), que en realidad no quiere la paz en el orden, la paz fruto de la justicia, sino el imperio del actual globalismo del placer, del hedonismo, y de la anomia.
    ¿Lo entiendo bien?
    Gracias.

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    Respuestas
    1. Estimado Carlos,
      su interpretación de mis palabras es exacta.
      Aquí, sin embargo, no menciono el aspecto espiritual de la gravísima crisis política, que se expresa en la guerra. Quisiera referirme a las acusaciones hechas por el Patriarca Cirilo contra la UE. No sólo ha tocado el vicio de la lujuria, sino también el de la avaricia y el de la soberbia, que se expresan en el egoísmo propio del ateísmo.
      De estas consideraciones se sigue que la paz, que todos anhelamos, resulta de un conjunto de factores comportamentales, que comprenden el ejercicio de todas las virtudes naturales y por tanto la lucha contra los vicios capitales. Para nosotros, los cristianos, además de ello, se añade el deber de ejercicio de las tres virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad.

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