miércoles, 1 de julio de 2020

Comprendiendo el sentido de la variedad de religiones (2/2)

Continuamos con lo que iniciamos en nuestra nota anterior, en referencia a la nota de opinión que mons. Athanasius Schneider publicó el pasado 1° de junio en la agencia LifeSite, con apreciaciones sobre la declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II y su vínculo doctrinal con el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado por el papa Francisco y el jeque Ahmed al Tayeb en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019. Recuerdo a los lectores que hemos puesto el acento en las aclaraciones que el Papa hizo sobre el tema en su Audiencia General del miércoles 3 de abril de 2019.

----------Como ya lo he dicho en mi nota anterior, el error en el que cae mons. Schneider en las penurias de su reflexión teológica es afirmar que tanto en la declaración Dignitatis Humanae del Concilio como en el Documento sobre la Fraternidad Humana, se defiende el derecho que el hombre tendría, "fundado en la propia naturaleza (y por tanto positivamente querido por Dios) de elegir, practicar y divulgar, incluso colectivamente, el culto a un ídolo y hasta el culto a Satanás, por ejemplo en la conocida como Iglesia de Satán", escribe Schneider. Nada más alejado de los citados documentos.
----------Analizando la Audiencia General del 3 de abril de 2019, advertíamos que el Papa allí se interroga por el motivo de la existencia de tantas religiones; y llegábamos a una primera conclusión: mientras que en el Documento sobre la Fraternidad Humana el Pontífice sólo se había limitado a constatar el hecho de la diversidad de religiones, atribuyéndolo a la voluntad de Dios, en la Audiencia del 3 de abril de 2019, el Papa aclaraba cómo debe entenderse esta "voluntad de Dios" y decía que se trata de una voluntad "permisiva". Pues bien, nos preguntamos ahora qué quiere decir con eso...
----------Los lectores que siguen estas notas deben tener siempre presente que esto es sólo un blog, de corte simplemente periodístico. De modo que no pueden esperarse exposiciones académicas sobre los temas teológicos que suelo tratar. Quien desee rigor teológico académico deberá recurrir a aulas competentes (si las encuentra a su alcance) o bien a la bibliografía adecuada. Aquí, en cambio, sólo encontrará poco y nada de rigor, en el mejor de los casos algunas intuiciones que podrán ser útiles para reflexiones personales. Al respecto, sugiero tener presente mi nota sobre la existencia del mal y la diversidad de las religiones, en la que ya adelanté de modo resumido lo que aquí vuelvo a considerar.
 
La diversidad de religiones: voluntad de Dios positiva y permisiva
 
----------Cuando el Papa, en la mencionada Alocución General, habla de voluntad permisiva de Dios, no se refiere a las diversidades existentes entre las religiones, sino al hecho de que en ellas, excluida la religión católica, en la que se da la plenitud de la divina verdad revelada, se da una mezcla de verdades y de errores.
----------1) Diversidad de religiones y voluntad positiva de Dios: Repito lo que ya he dicho en anteriores notas: en cuanto a la diversidad de las religiones, ella, entendida correctamente, no es un mal, sino un bien. Y aquí el papa Francisco tiene razón. De hecho, la diversidad o variedad, consecuencia necesaria de la multiplicidad, es una riqueza que muestra cuántas cosas diversas Dios puede hacer. Por lo tanto, existen entre las religiones diversidades completamente legítimas, que son efecto de la voluntad positiva de Dios.
----------De hecho, la diversidad en sí misma es un bien tanto más precioso, cuanto más se relaciona con la vida del espíritu, como sucede en las diferencias espirituales entre las religiones, diversidades o variedades que se manifiestan en diferencias de lenguaje, de textos sagrados, de mitos, de modos de rezar o de adorar, de ritos, de sacrificios, de tradiciones, de leyes, de símbolos, de ceremonias, de usos, de costumbres, de vestimentas, objetos, tiempos o lugares sagrados. Estas cosas, en las religiones, no están simplemente permitidas o concedidas por Dios, sino positivamente y taxativamente ideadas, queridas, aprobadas, recomendadas, prescritas, ordenadas, protegidas, alabadas y sancionadas por castigos, si no son observadas. Dios premia a quienes las cumplen y castiga a quienes las desobedecen, sea cual sea la religión de pertenencia.
----------2) Diversidad de religiones y voluntad permisiva de Dios: Ahora bien, lo que en cambio en las religiones distintas al cristianismo es objeto de sola voluntad permisiva, es la mezcla de verdades con errores. Y esto es ciertamente un mal, al cual el cristianismo, que es la única religión que posee la plenitud de la verdad, tiene la tarea de remediar confirmando lo verdadero y eliminando lo falso. Y aquí -y esto hay que decirlo con gran franqueza- el papa Francisco ha sido poco y nada claro.
----------Hablando de "voluntad permisiva" frente a las religiones que no sean la católica, el Papa se refiere al hecho de que Dios permite el mal por la finalidad de un bien superior al bien negado por el mal permitido. Debemos prestar mucha atención, entonces, para comprender lo que aquí se entiende por voluntad permisiva divina. A los lectores interesados en profundizar sobre este tema sugiero el libro de Jacques Maritain, Dieu et la permission du mal (Desclée de Brouwer, Paris 1963).
----------Pero afirmando ese tipo de voluntad permisiva en Dios, no debemos pensar absolutamente en ese acto voluntario y deliberado, por el cual, en nuestra condición humana, la autoridad competente consiente por ejemplo que un sujeto dado obtenga lo que legítimamente solicita a la autoridad, como podría ser un permiso de residencia en un país, o un permiso de conducir en la vía pública. En tal caso, el objeto del permiso es indudablemente algo bueno, un bien.
----------Si de hecho una autoridad humana (tengamos en cuenta por ejemplo las fuerzas del orden o fuerzas de policía), permitiera por falta de prudencia o por impulsividad una manifestación política peligrosa, ciertamente no evaluaríamos en sentido positivo ese permiso. En cambio, cuando Dios permite el pecado del hombre, que es desobediencia a su voluntad, aunque el pecado esté prohibido por la voluntad divina, debemos decir que también en ese caso Dios, a pesar de haber tenido el poder de impedirlo, si lo hubiera querido, actúa según su bondad y por lo tanto hace el bien.
----------Ahora bien, si por un lado 1) la pluralidad de las religiones en sus diferentes formas muestra la exuberante fecundidad del espíritu humano e indudablemente proviene de la voluntad positiva y ejecutiva divina, por otro lado 2) la mezcla de verdadero y de falso, de herejías y de dogmas, de supersticiones y de visiones sublimes, de libertinaje y de rigor moral ciertamente provienen de la voluntad permisiva divina y son consecuencias del pecado original. Aquí es precisamente donde se confunde y descarría la teología de mons. Athanasius Schneider, llegando a afirmar, por caso, que Dignitatis Humanae o el Documento sobre la Fraternidad Humana de Abu Dhabi estuvieran afirmando voluntad positiva divina en la existencia de un culto satánico, según el ejemplo puesto por el obispo auxiliar kazako.
 
Algunas distinciones necesarias
   
----------I) Por lo tanto, es necesario distinguir en Dios el querer del permitir. El querer tiene por objeto el bien en sentido absoluto, desprovisto de mal, por ejemplo, la virtud o la santidad; el permitir tiene por objeto el mismo pecado o la desobediencia del hombre a la voluntad divina, en vista o del castigo o de un bien superior: un mal relativo a un bien. Claro que no debemos buscar esta distinción en la Biblia.
----------El lenguaje bíblico no hace esta distinción terminológica, por lo que a primera vista parecería, en algunos casos, que Dios quiere el pecado, lo cual es propiamente una blasfemia, porque Dios es bondad infinita. Él puede solo querer el mal de pena (castigo), porque es justo. Pero hacer el mal supone una voluntad plegada al pecado, lo cual es absolutamente inconcebible en Dios. Por consiguiente, si la Escritura a veces tiene expresiones que podrían hacernos pensar en un Dios malo, es necesario interpretar utilizando un concepto de "permisión" en el sentido que estamos explicando. Por esta razón, debe decirse que Lutero cometió un grave error al interpretar las formas de la voluntad divina, cuando se atrevió a afirmar que "Dios ha querido la conversión de san Pablo como ha querido el pecado de David".
----------II) Por otra parte, debemos considerar que la permisión divina también se puede entender no como acto moral, sino como condición ontológica, tal como por ejemplo decimos que las ventanas abiertas en el verano permiten que los mosquitos entren en la habitación. La ventana abierta no es la causa, sino simplemente la condición existencial, extrínseca y accidental para la entrada de mosquitos. Por lo tanto, Dios permite la existencia del pecado porque creó al hombre dotado de un libre albedrío plegable al pecado. El pecado es culpa del hombre. Dios es inocente.
----------Aquello que en cambio se puede decir es que, si Dios hubiera querido, el pecado habría podido no entrar en el mundo. De hecho, Él habría podido impedir tanto el pecado del ángel como el pecado de nuestros progenitores. En cambio, Dios ha preferido que el pecado entrara en el mundo, para mostrar una ulterior grandeza del bien: el bien que vence al mal y la posibilidad de que el mal mismo sea ordenado al bien. Por lo tanto, un aspecto del bien, que no habría salido a la luz, si el mal no hubiera existido.
----------III) Es necesario, en tercer lugar, distinguir en la voluntad divina dos aspectos, que no conciernen a la voluntad divina en sí misma, que es una sola, simple e indivisible, como Dios es uno solo, con quien se identifica su voluntad, sino que conciernen a su voluntad en relación con nosotros. Ahora bien, en la voluntad divina en relación a nosotros tenemos entonces: 1) una voluntad propositiva o preceptiva -que santo Tomás de Aquino llama "voluntad antecedente"-, con la cual Dios ordena o permite al hombre cosas buenas, o prohíbe cosas malas. Y tenemos 2) una voluntad ejecutiva o efectiva, o "consecuente" (en la terminología de santo Tomás), que puede tener por objeto o la actuación o cumplimiento del bien por parte del hombre o la permisión del pecado, al cual sigue su punición, o en vista de un bien superior.
----------Por lo tanto: 1) Si Dios quiere o prohíbe en forma preceptiva -pensemos en los mandamientos divinos- el hombre puede frustrar esta voluntad o impedir, pecando, el cumplimiento de esta voluntad. El hombre hace su voluntad y no la voluntad divina. En tal caso la voluntad divina no se realiza. Dios no hace aquello que había querido. Aquí la mala voluntad del pecador vence y anula la buena voluntad o propuesta divina. 2) Pero si Dios quiere en manera efectiva, concreta, decisiva y ejecutiva, nada Lo puede obstaculizar. Bajo el influjo de su Amor, como el fuego del fundidor, el corazón endurecido del hombre se derrite y Dios cumple su voluntad salvífica justificándolo. En este sentido, la Escritura dice que "Dios abre y nadie cierra" (Is 22,22; Ap 3,7).
----------Concluyamos, entonces. En esta pequeña reflexión para interpretar, como nos ha enseñado magisterialmente el papa Benedicto XVI, tanto los documentos del Concilio Vaticano II como todo el Magisterio pontificio post-conciliar (incluyendo al papa Francisco, por supuesto), en línea de continuidad en el progreso con la Tradición bimilenaria de la Iglesia, podemos decir que: Dios quiere la difusión en el mundo de su Evangelio. Al mismo tiempo, Dios permite una pluralidad de religiones no solo diversas, sino contrastantes entre sí, no sin consentir un conjunto de inmensas multitudes de fieles que, al mismo tiempo, como dice el Papa, "siempre miran al cielo, miran a Dios". La tarea decisiva de la religión católica, en la cual Dios ha puesto la plenitud de la verdad revelada, la religión exenta, gracias a Cristo, de todo error, mancha o impureza, es conducir a Cristo a las otras religiones, que, "guiadas en alegría y júbilo, entran juntas al palacio del Rey".

2 comentarios:

  1. Hay Sagrados Misterios que por mas que pretendamos con nuestro vocabulario
    entenderlos o explicarlos o expresarlos mas o menos razonablemente, llegamos a un limite que no podemos traspasar, porque flotamos en la inmateria de la inconsistencia argumental.
    Una cosa son los buenos modos y la relaciones diplomaticas y otra cosa es la justa y recta Doctrina
    ,,,,,el que me desecha a MI desecha al que me envio'.Lucas 16
    Que tiene que ver la pachamama en San Pedro o arrodillarse o besar el coran?
    o la imagen de lutero en el vaticano ?.
    Que RIGIDOS han sido los Santos Martires contra Juliano el apostata, o Neron
    y tantos otros........

    ResponderEliminar
  2. Gracias, fray Filemón por estas dos notas. Ayudan mucho a entender el misterio de la asistencia permanente del Espíritu Santo a su Iglesia, hasta el fin de los siglos.
    Es mucho el daño que modernistas y tradicionalistas han hecho después del Concilio, es mucho el daño que está haciendo el papa Francisco, de palabra y de obra, confundiendo y sumiendo en las dudas y en la oscuridad a tantos fieles. Sin embargo, aún así, en esta hora de Pasión de su Iglesia, todavía es posible ver que el Señor no abandona a los suyos.

    ResponderEliminar

Comentarios sin debido respeto hacia la Iglesia y las personas, serán eliminados. Se admiten hasta 200 comentarios por artículo.