martes, 28 de julio de 2020

La extraña actitud de Pablo VI ante el "magisterio paralelo" (1/4)

El padre Cornelio Fabro [1911-1995], en su libro "La aventura de la teología progresista", hablando de la inestable deriva en teología moral del inmediato postconcilio, señaló al padre Karl Rahner SJ [1904-1984] como "el artífice principal del desbarajuste" (o "de la destrucción", como dice la edición en español de esa obra de tan recomendable lectura, ed. Eunsa, Pamplona, 1976, p.23). Por supuesto, Fabro no es el único que ha señalado la gravísima responsabilidad de Rahner en la formación de eso que el papa san Pablo VI denunció como "magisterio paralelo" surgido tras el Concilio Vaticano II. Pero la pregunta que aquí me hago es: ¿por qué razón el papa Montini, si bien señaló con tanto ardor los peligros de ese magisterio "para-católico", no fue suficientemente claro acerca de la responsabilidad de Rahner?
   
----------A primera vista, si recorremos la historia del pontificado que se desarrolla entre los años 1963 a 1978, el "caso Rahner" no parece emerger de manera relevante en los registros de la Santa Sede, tanto en las propias expresiones del papa Pablo VI, como en los documentos de los dicasterios romanos, particularmente de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Sin embargo, si en verdad observamos con atención los factores profundos que mueven y generan las tribulaciones de la Iglesia del postconcilio, así como el pensamiento y las acciones de los hombres, no podremos no descubrir la acción y la influencia de las enseñanzas rahnerianas, tanto en lo positivo (hay que reconocerlo) como sobre todo en lo negativo. Dicho de modo más claro, la pregunta que podemos hacernos es: ¿Cómo es que Karl Rahner, aunque mereciendo censura por parte de la Santa Sede, siempre ha logrado evitarla? En pontificados posteriores, no tuvieron la misma suerte Hans Küng o Leonardo Boff, por citar solamente dos casos muy conocidos. ¿Por qué se ha salvado de ser condenada la teología de Karl Rahner?
----------No abrumaré aquí a los lectores recordando los errores doctrinales de Rahner. Sobre ellos ya escribí en este mismo blog en notas anteriores y, por lo demás, existe suficiente bibliografía sobre el tema, e incluso bastante información en internet. De modo que en esta nota hablo sobre todo a los lectores que ya conocen a Rahner y sus errores. Y por eso, de entrada, estoy planteando una grave pregunta específica, que desde hace tiempo muchos han estado planteando. La repito: ¿Cómo es posible que Karl Rahner, pese a todos sus errores y a su agresiva docencia paralela al Magisterio pontificio, no ha sido condenado?
----------Tratando de responder a esa pregunta, lo primero que hay que decir es que no vale la objeción de aquellos que dicen que si el papa Pablo VI no ha condenado a Rahner, el simple motivo es que Rahner no merece ser condenado, sino que, de hecho, merece elogios y admiración. Sin embargo, los seguidores que Rahner ha tenido en estas últimas décadas lamentablemente no brillan en absoluto por su fidelidad a la doctrina de la Iglesia y a los dogmas de la fe, sino que en lugar de eso, si son completamente católicos, tienden, con una cierta ingenuidad, a interpretar el pensamiento de Rahner en sentido ortodoxo, sin percatarse del peligro escondido en la aparente ortodoxia del jesuita alemán.
----------Quienes en cambio conocen bien y críticamente el pensamiento de Rahner, no pueden rendirse a la objeción indicada en el párrafo anterior, porque quienes conocen la historia de la teología saben perfectamente que los autores censurados por la Iglesia no son todos los censurables, sino que saben que también hay otros, que son censurables sin haber sido de hecho censurados. Es obvio que la Iglesia no puede llegar a todas partes como si fuera el ojo de la divina Providencia. Para esto existen los teólogos, que ayudan a los Pastores y al Romano Pastor en su tarea de vigilar para distinguir el trigo de la cizaña.
----------Por lo tanto, permanece la pregunta, e incluso formulada más específicamente, o sea: ¿por qué el papa Pablo VI, tan sabio y celoso por la sana doctrina como se manifestó tras el Concilio, no ha intervenido para corregir los errores de Karl Rahner? El pontificado de Pablo VI de hecho está jalonado de sabias enseñanzas doctrinales, directamente expresadas por el Pontífice, o bien en algunos casos indirectamente, a través de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Incluso en el pontificado de Montini no faltan las condenas de teólogos citados por su nombre. ¡Pero Rahner nunca aparece!
----------Y no piense el lector que el peligro de las enseñanzas rahnerianas aún no se conociera en los años del pontificado de san Pablo VI, sino todo lo contrario. Vale recordar que el papa Pío XII ya había notado sus errores en mariología y había frenado a Rahner. Sin embargo, es cierto que san Juan XXIII, a pedido de Adenauer, había levantado a Rahner la censura que Pío XII le había infligido, e incluso nombró a Rahner perito del Concilio. Sin embargo, el hecho era que Rahner al inicio de su carrera de teólogo, sea como sea, se había procurado una buena fama y por cierto no inmerecidamente.
----------Pero ya en 1939 había publicado un libro, Geist im Welt (Espíritu en el mundo) y al año siguiente Hörer des Wortes (Oyentes de la Palabra), en el que daba una interpretación idealista de la gnoseología y la metafísica de santo Tomás de Aquino. En 1950, Pío XII publicó la famosa encíclica Humani Generis de la que estamos por conmemorar sus 70 años, en la que condenaba el idealismo, pero sin mencionar el nombre de Rahner.
----------Este, por su parte, como perito del Concilio, tuvo buen cuidado de no proponer su idealismo al Concilio, pero utilizó su preparación, su sentido pastoral y su fertilidad teológica indudablemente notable, para dar, sobre todo en colaboración con Joseph Ratinzger y como perito del cardenal Döpfner, una contribución válida a la elaboración de los documentos del Concilio, en particular a la Constitución dogmática Dei Verbum.
----------En una nota anterior en este blog, he sugerido cómo fueron actuando las corrientes conservadoras y renovadoras en el Concilio, siempre con el peligro para algunos de sus exponentes de derivar hacia los extremos de un tradicionalismo abusivo (o fijista) o a un progresismo modernista que la asistencia del Espíritu Santo a todo Concilio Ecuménico de la Iglesia impidió que quedaran formulados en sus textos finales. Sin embargo, los verdaderos problemas comenzaron a aparecer en el postconcilio.
----------Soy consciente que, en la brevedad de esta nota no he respondido aún a las preguntas formuladas, y nos queda pendiente hacer algo de luz sobre la extraña actitud del papa san Pablo VI hacia lo que él mismo dio en llamar el "magisterio paralelo" y, en particular, su extrañísima actitud hacia Karl Rahner.

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