martes, 21 de julio de 2020

La Curia Romana según el papa Francisco (4/5)

Una visión aproximada de la magnitud y complejidad de la Curia Romana en nuestros días se tiene consultando el Anuario Pontificio y el Annuarium Statisticum Eccleasiae que, entre su conjunto de datos, recoge también todas las oficinas de la Santa Sede, con sus respectivos "nominados" (otro nombre técnico, más religioso, para designar a los ayudantes del Papa). El Anuario Pontificio es un tomo que implica miles de páginas, y que se vuelve cada vez más voluminoso con cada año que pasa.
   
----------Al llegar a este punto debemos insistir en hacer una importantísima precisión (ya sugerida) acerca de estos colaboradores del Papa, y es que, si consideramos lo que Nuestro Señor Jesucristo ha establecido a este respecto, todos sabemos que el Fundador del Cristianismo y de la Iglesia ha querido que Pedro estuviera rodeado y ayudado por el colegio de los apóstoles; y de similar modo sus sucesores.
----------Aquí, en lo recordado en el párrafo anterior, estamos ciertamente, sin ninguna duda, ante una institución divina de Nuestro Señor Jesucristo. Por esta razón, al querer hacer una comparación desde el punto de vista jurídico entre la Curia como un instituto de derecho eclesiástico y la Curia en cuanto que comprende algunos miembros del colegio apostólico o episcopal, es claro que existe una enorme distancia, un abismo, así como existe un desnivel infinito entre lo que Cristo positiva y explícitamente ha querido como estructura esencial de la Iglesia asegurándole la infalible asistencia del Espíritu Santo y lo que la Iglesia misma ha querido, ciertamente con prudencia, pero sin ninguna asistencia infalible del Espíritu Santo; o sea, lo que la Iglesia ha querido, ha instituido y ha decidido en el curso de los siglos, mudando, innovando, cambiando, corrigiendo, reformando o aboliendo, a fin de cumplir mejor, según los variados contextos históricos, los deberes que Cristo le ha asignado para la salvación del mundo.
----------Por lo tanto, cuando hablamos de los "colaboradores" del Papa, no debemos pensar tanto en la Curia Romana, por importante que sea como instrumento indispensable para un conveniente y eficaz cumplimiento del ministerio petrino, sino que debemos pensar ante todo y esencialmente en el Colegio Episcopal de los sucesores de los apóstoles, los Obispos repartidos por todo el mundo cum Petro et sub Petro.
----------Afirmado eso, sin embargo, la particularidad de la Curia Romana respecto a todas las demás curias episcopales del mundo, debe sernos notoria, y esa particularidad brota de la misión universal confiada a Pedro y sus sucesores por Nuestro Señor Jesucristo. Por lo cual, debemos volver a considerar al Colegio de Cardenales y más cercanos colaboradores del Papa, como el particular Presbiterio del Obispo de Roma para el cumplimiento de esa, su misión universal de Sumo Pontífice.
----------Al respecto, es bien sabido que desde los primeros siglos de la Iglesia, el Obispo ha sido el Sacramental centro de su Iglesia Particular (su Sacerdote), y su Supremo Maestro (su Doctor), quien, asistido por el Espíritu Santo, preservaba y articulaba la auténtica enseñanza que esa Iglesia había recibido y debía seguir transmitiendo. Pero, sin negar esa función centralísima del Obispo, parece que el Presbiterio era el cuerpo administrativo, el órgano o comité que tomaba las decisiones, el cuerpo de hombres a quienes el Obispo recurría para obtener su consentimiento antes de que incluso se sintiera libre de absolver a un penitente u ordenar un subdiácono. Y esto parece haber sido muy cierto en Roma.
----------Pero espero que los lectores no me malinterpreten, porque sé que existen historiadores que afirman (a mi parecer erróneamente) que la Iglesia Romana estuvo, durante siglos, gobernada por sus presbíteros y careció por completo de un "monárquico Obispo". Por supuesto, no acepto semejante teoría, pero las pruebas (cuyo valor aquí no discuto) en la que afirma basarse esa teoría indican -como mínimo- la importancia de los Presbíteros Romanos. Así, por ejemplo, cuando se tuvo que enviar una carta a Corinto para resolver los desórdenes en esa Iglesia Particular, el más antiguo documento que tenemos sobre el ejercicio de una Primacía disciplinaria por parte de Roma, esa carta no se envió a nombre del Obispo. Incluso hay quienes, de hecho, han argumentado que san Clemente no ha sido tanto el Obispo/Papa, ¡sino solo el presbítero a cargo de la correspondencia! Vuelvo a aclararlo: no acepto esta teoría, pero, una vez más: el hecho de que tal argumento se haya difundido indica -como mínimo- la importancia del Presbyteratus Romanus.
----------Un poco más tarde, tenemos el relato del papa Cornelio, de cómo un Papa anterior había rogado por el favor de que se le permitiera ordenar a un presbítero en particular que había sido vetado por el clero y muchos laicos. Y también tenemos el relato de Tertuliano (imaginativo y mordaz) del papa Calixto, implorando el consentimiento de las fraternitas para que se le permita absolver a un adúltero. Son datos que sustentarían la postura de los historiadores que afirman que la Iglesia de esos siglos se consideraba corporativa de una manera que nos resulta difícil de imaginar, aún cuando en estos últimos años del pontificado de Francisco se nos haya hecho más habitual el concepto de "sinodalidad". Sin buscar más ejemplos, ni pretender ser aquí minuciosos, tómese por caso la primera Carta a la Iglesia de Roma después de la canónica Carta de San Pablo a los Romanos: me refiero a la Carta de San Ignacio. Pues bien, en realidad no hace mención a un obispo: es la Iglesia la que se dice que preside (Kathemene).
----------Por lo demás, el famoso pasaje en san Ireneo, que es nuestra prueba más antigua de la idea de la Iglesia Romana como locus por excelencia de auténtica enseñanza doctrinal contra las herejías, tampoco ubica ese papel específicamente en el Papa, sino en la Iglesia, en la Iglesia Particular de Roma. Todo conjuga, por cierto, exactamente a lo mismo: si Roma enseña doctrina auténtica, y si su Obispo es el órgano eclesiástico que enuncia tal auténtica enseñanza de la Iglesia romana, pues bien, se trata de ese Obispo en cuanto Obispo de Roma. Por lo tanto, estos hechos, estas pruebas, estas afirmaciones que vamos apuntando, nos deben hacer volver a una afirmación anterior, inicial: Jorge Mario Bergoglio no es nada; el Obispo de Roma lo es todo. El papa Bergoglio es Episcopus Romanus in et cum Ecclesia Romana. Él no es un vagans.
----------Esta referencia al testimonio de uno de los Padres de la Iglesia, san Ireneo de Lyon, acerca de la Iglesia de Roma como locus par excellence contra haereses, nos permite ubicar aquí la cuestión del Magisterio de la Iglesia. Debe recordarse que el Magisterio de la Iglesia no son tanto los oficios de la Santa Sede o los organismos y dicasterios de la Curia Romana, aunque sean importantes instrumentos de la actividad del Papa, sino que es el Colegio Apostólico bajo la guía de Pedro y, por herencia, es el Colegio Episcopal bajo la guía del Papa: aquí tenemos la verdadera institución divina, aquí tenemos la infalibilidad en la enseñanza de la verdad evangélica, aquí tenemos la asistencia infalible del Espíritu de la Verdad.
----------El hecho de que el Papa se valga de muchos colaboradores curiales es por cierto (a priori, teórica y absolutamente) una ventaja, sobre todo en los tiempos modernos, dada la complejidad siempre mayor de la sociedad y de sus actividades, pero puede convertirse (a posteriori, práctica y concretamente) en una desventaja para el Papa y, por lo tanto, para la Iglesia en el caso (contingente) de que este cuerpo de colaboradores se vuelva excesivo o asuma demasiado poder o carezca de fidelidad o lealtad hacia el Santo Padre, o se deje llevar por intenciones demasiado humanas y no sobrenaturales.
----------Debe siempre recordarse que la Curia Romana, aunque en su seno haya Obispos y Cardenales, no es en suma sino una institución humana, con los defectos y riesgos que esto comporta; y que, aunque nacida sobre el modelo del derecho romano (histórico y excelso instrumento de Cristiandad), no puede llevar a cabo sus asuntos sin tener en cuenta el fin sobrenatural del ministerio petrino y de la Iglesia. Y no hace falta haber tenido experiencia directa ni haber trabajado en la Secretaría de Estado, para advertir que, junto a dignísimos colaboradores del Sumo Pontífice, oficiales, superiores y prelados, a veces, y aún frecuentemente, se nota también un modo de pensar o de hacer, no precisamente a la altura de ese espíritu sobrenatural que el verdadero colaborador del Papa debe tener en cada ocasión, por más mecánico, burocrático o humilde que sea el trabajo que debe desarrollar. Y precisamente es aquí donde queríamos llegar y concluir en la próxima nota: en razón de esta doble realidad, humana y divina, de la Iglesia y del Papa (con sus colaboradores) surge periódicamente la necesidad de la reforma para adaptar esa realidad humana a un mejor y más fiel cumplimiento de su misión sobrenatural y divina.
----------Mi conclusión (parcial, antes de la última nota de mañana) es la misma que al final de mi nota de ayer. La Curia Romana, aunque no siendo de institución divina sino de institución humana, en cuanto articulación humana del Colegio Apostólico y Episcopal (de institución divina) es un cuerpo de importancia teológica. Si yo quisiera, como en mis viejos tiempos, en el estilo escolástico universitario tradicional establecer una tesis para discutir académicamente, podría formularla en los siguientes términos: "Papa sine Curia Papa nullus: discuss"... y que los bandos del alumnado, Roma y Cartago, debatan, objeten refuten, distingan y... concluyan. ¡Oh, viejos, dulces y añorados tiempos aquellos!

6 comentarios:

  1. Fr Filemón: Yo diría, más bien: episcopus sine presbyteratu, episcopus nullus. Y por extensión: Episcopus/Pontifex Romanus sine presbyteratu Romano, Episcopus/Pontifex Romanus nullus, porque la Curia es sólo la Curia, pero el presbiterado no se limita a la Curia.
    Mi opinión es que el Presbiterado es más orgánico y más amplio que la Curia, aunque, ya que la Curia, cuando ha existido, ha sido parte del Presbiterado.
    La noción de la Iglesia como entidad corporativa ejemplificada en los ejemplos que usted ha dado es algo que me gusta mucho. Provoca un buen equilibrio entre la autoridad del pastor y que él esté atento a las necesidades de las ovejas.

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  2. Padre Filemón: Sinceramente, estoy inclinado a estar en desacuerdo con su posición, absolutamente. Mi posición es que si un obispo no tiene un presbiterio o un diácono, eso no invalida sus órdenes. Si es un obispo consagrado canónicamente, entonces es un obispo consagrado canónicamente. Solo piense en los obispos de la Curia que ni siquiera tienen una diócesis real porque la diócesis de la que son titulares dejó de existir hace 1420 años. O piense en los obispos auxiliares en una diócesis, obispos que tampoco tienen una diócesis real (es más como si el obispo real les hubiera dado hospedaje o refugio, y ahora ellos lo ayudan). Y piense en los obispos en tierras de misión (¿vagans?).

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  3. Anónimo 99:40:
    Esa ha sido una de las grandes controversias en el siglo XV. Las cuestiones debatidas eran: si el Papa era parte de la Iglesia, si podía ejercer su autoridad como individuo, o si él junto a la Curia conforman ambos, "juntos", el Papado. Hasta donde yo sé, lo que se ha concluido de esas controversias es que: a) el Papa es parte de la Iglesia y no está por encima de ella, aunque su situación es algo peculiar; y b) es solo él quien es Papa, sin la Curia.

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  4. Creo que hay que tener en cuenta los orígenes de las órdenes sagradas. El Obispo era el original Sumo Sacerdote de su diócesis; él luego nombró a los Presbíteros, como asistentes suyos, porque no podía estar en todas partes al mismo tiempo. Los Diáconos eran los que cuidaban a los pobres y enfermos, y atendían las cuestiones de la economía. Está claro que el Presbiterio solo puede tener funciones de apoyo y asesoramiento, como lo es todavía hoy. La Curia puede aconsejar al Papa, pero es el Papa quien toma la decisión final. Incluso su infalibilidad es ex sese y no ex consensu Ecclesiæ.

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  5. Angel del Castillo21 de julio de 2020, 15:33

    Téngase en cuenta la siguiente hipótesis: Si todos los cardenales dentro y fuera de Italia, junto con todos los sacerdotes y diáconos murieran por ejemplo en un trágico accidente aéreo, el Papa seguiría siendo Papa. Es por la gracia divina que en la Iglesia alguien es alguien, no al revés. También hay que tener en cuenta que la Curia ha sido instituida de modo relativamente tardío.

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  6. Parece todo muy claro: así como hablamos de la realidad divino/humana de la Iglesia, también podemos hablar de la realidad divino/humana de esa unión que el Papa tiene (por institución divina) con el Colegio Episcopal (derivada de la unión entre Pedro y el Colegio Apostólico). Hoy existen más de 5.000 obispos por todo el mundo, más de 5000 sucesores de los apóstoles. ¿Cómo podría darse ese "Presbiterio" del Papa, si no es mediante un organismo que "represente" a esos 5000?... Los cardenales, la Curia Romana, institución humana, por cierto, pero articulación humana (la Curia Romana) de una institución divina (la unión esencial del Papa con el Colegio Episcopal).

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