Uno de los errores basilares del gnosticismo consiste en la actitud hipócrita de quien mira con arrogancia al prójimo, con altivez, haciéndole pesar su inalcanzable superioridad, envolviendo su discurso en un aura de misterio, que deja al oyente con la boca abierta y sin palabras, haciéndole creer que el discurso críptico esconde misterios inefables que son clarísimos para el gnóstico, pero incomprensibles para el pobre profano. Ésta es la manera de expresarse de un Heidegger, de un Jaspers o de un Hegel o que, salvando las distancias, también advertimos hoy en no pocas publicaciones, tanto modernistas como indietristas, incluso en nuestro medio. [En la imagen: fragmento de "Jesús entre los Doctores", óleo sobre madera, pintado entre 1651 y 1656, obra de David Teniers el Joven, conservado y expuesto en el Museo de Arte Histórico, Viena, Austria].
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
jueves, 21 de marzo de 2024
Radiografía del gnosticismo (1/3)
Algunas correctas observaciones de Luigino Bruni sobre el gnosticismo
----------En el periódico italiano Avvenire del 17 de febrero apareció un artículo de Luigino Bruni titulado "La trappola della gnosi: nel dividere anima e corpo dimentica l'amore" (La trampa de la gnosis: al dividir alma y cuerpo, olvida el amor). Este texto del profesor ordinario de Economía Política de la Universidad de Roma LUMSA y Director Científico de Economy of Francesco, es bastante denso y laborioso, con observaciones correctas y útiles. Sin embargo, quisiera hacer algunas observaciones.
----------Es fácilmente reconocible que la intuición fundamental de Bruni es que se ha dado cuenta de que el gnosticismo es una forma de soberbia y de presunción por la cual el gnóstico tiene una pretensión exorbitante de un conocimiento de Dios por encima de la revelación cristiana y del Magisterio de la Iglesia, tal como para igualar a la misma ciencia divina, una pretensión de autoglorificación que lo encierra en su espléndido aislamiento y lo lleva a despreciar los deberes de amor a Dios y al prójimo.
----------El lector haría bien en tener en cuenta la definición de gnosticismo que acabo de ofrecerle, porque tal actitud gnóstica se descubre hoy presente en variadas formas de vida cristiana por fuera de la Iglesia católica, y también dentro de la Iglesia católica, tanto de vertiente modernista, filo-modernista, lefebvriana y filo-lefebvriana, pretendiendo un conocimiento superior de la divina Revelación por encima de lo enseñado por el Magisterio de la Iglesia y frecuentemente en oposición al mismo Magisterio. Pero en este artículo no nos vamos a referir a estas formas de gnosticismo, sino que sólo analizaremos el artículo de Bruni.
----------Quisiera precisar que para el gnóstico todo se resuelve en el yo, en su propia autoconciencia, que es el Absoluto y su mira u objetivo es identificarse con el Absoluto abandonando el cuerpo en su vanidad que es el fundamento, y además concibe la plenitud de su yo como la expansión y el vértice o cumbre de su yo empírico.
----------Para el gnóstico el pensamiento se identifica con el ser y con el actuar. Todo es pensamiento. El ser es el ser pensado y el amor es el amor pensado. De ahí que en el gnóstico el exhibicionismo, el preciosismo esotérico, el querer sobresalir, el concentrarse en el propio yo, la autocomplacencia por el propio falso saber y por tanto un encerrarse en la propia torre de marfil y en el círculo exclusivo de los iniciados y los superinteligentes, en una atmósfera hecha de abstracciones que revelan un corazón carente de misericordia y de interés por las necesidades del prójimo y en particular de los pobres. Aquí Bruni ha visto correctamente.
----------Bruni reconoce el conocido carácter del gnosticismo de ser una visión de la realidad de origen oriental según la cual se admite la realidad del espíritu, pero se lo ve en contraste con la materia y la corporeidad consideradas como vanas apariencias, enemigas y obstáculo de la libertad del espíritu, vale decir, se las ve como tentadoras y origen del mal, de la ilusión y prisiones del espíritu.
----------Por tanto, Bruni tiene toda la razón al reconocer el dualismo como defecto esencial del gnosticismo, en cuanto que el gnosticismo opone irracionalmente la materia y el espíritu. Sin embargo, debemos prestar atención: es necesario aclarar cuidadosamente en qué consiste este dualismo que hay que eliminar. Este dualismo ciertamente no reside, como parece pensar Bruni, en la distinción entre el pensamiento y el ser o entre la materia y el espíritu o entre lo verdadero y lo falso o entre el bien y el mal, distinciones que en cambio aquí se trata de dualidad, que sería muy error gravísimo querer reducir a la unidad.
----------De hecho, en algunos casos se trata de crear una unión en la distinción, como entre pensamiento y ser o entre materia y espíritu; en otros casos el oponer no es para nada un mal, sino un preciso deber moral, como el oponer lo verdadero a lo falso o el bien al mal, el pecado a la justicia. Sin embargo, es sabido que el dualismo gnóstico maniqueo, que sustancializa el pecado y relativiza al mismo tiempo la justicia, hace mientras tanto del demonio una divinidad y de Dios un Dios de poder limitado.
----------Respecto al problema del pecado, el dualismo gnóstico no prevé su cancelación, sino su justificación o cobertura o legitimación, porque para el gnosticismo el principio del mal es divino como el principio del bien, el uno tiene necesidad del otro, ninguno prevalece sobre el otro.
----------El Dios bueno no querría el pecado, pero no tiene el poder para quitar el pecado. Por lo tanto, el Dios bueno llega a un acuerdo con el Dios malvado, el demonio. Algunas huellas de esta visión maniquea parecen poderse rencontrar en la doctrina luterana de la justificación.
----------De este modo, si por un lado el gnosticismo no reconoce las dualidades, sino que es dualista, por otro, por una indiscreta necesidad de unidad, no se contenta con la unión y confunde los distintos, creando una unidad forzada que ofende el principio de no-contradicción.
----------Pero el gnosticismo en realidad va aún más allá, identificando los opuestos, como verdadero y falso, bien y mal, pecado y justicia. El gnóstico pretende conciliar lo inconciliable, como es evidente en la dialéctica hegeliana, que tiene origen en la teología de Jakob Böhme, místico protestante del siglo XVII influenciado por la Cábala. A este respecto, es muy interesante cómo juzga Hegel a Böhme, donde se ve claramente que él se inspira para su concepción dialéctica de Dios en la teología de Böhme (véase: Lecciones sobre Historia de la Filosofía, vol. III, Fondo de Cultura Económica, México 1995, pp.41-45).
----------En el gnosticismo, la materia se resuelve en el espíritu. Pero llegados a este punto -de esto Bruni no se da cuenta- la relación puede invertirse: el espíritu se resuelve en la materia. De ahí la posibilidad en el gnóstico de la conjunción del más rígido ascetismo con el más desenfrenado libertinaje. Estos fenómenos son recurrentes en la historia de la espiritualidad y de las costumbres. Se manifestaron en el siglo XIII con el catarismo y en Rusia a finales del siglo XIX con la secta de los Clisty, a la que pertenecía Rasputín.
----------De este modo, el dualismo gnóstico en el ámbito del sexo puede dar lugar tanto al pansexualismo freudiano como a la sexofobia origenista, dependiendo de si en el primer caso el espíritu se materializa en el sexo y la materia deviene espíritu, mientras que en el segundo caso el sexo queda anulado o vanificado en el espíritu o la materia desaparece en el espíritu. En cualquier caso, el dualismo, no alcanzando a conjugar espíritu y materia, o bien los opone como dos enemigos o bien los confunde en el monismo.
----------También el actual muy extendido laxismo en el campo sexual tiene un pretendido fundamento espiritualista en la concepción de la persona como libertad y puro espíritu, puro sujeto, yo puro o pura individual conciencia, que se considera libre plasmadora de la propia corporeidad prescindiendo de la consideración de leyes morales que tengan la pretensión de poder gobernarla.
Caracteres generales del gnosticismo
----------Una convicción correcta del gnosticismo es que el fin de la vida es la visión de Dios y el hombre está hecho para el conocimiento de la verdad. Además, el gnóstico tiene la percepción del hecho que para alcanzar la plena gnosis final es necesario un camino ascético de esfuerzos, purificaciones, renuncias y sacrificios.
----------La empresa no es fácil y muchos se abaten, se toman su tiempo, reducen el paso o incluso desisten, seducidos por las ilusiones del mundo o porque no se sienten suficientemente atraídos por el supremo bien o por el ideal, en el cual quizás no creen por falta de convicción o porque se engañan al respecto.
----------Los gnósticos saben que en la vida moral debe procederse gradualmente, hay que desarrollarla por grados, saben que la perfección no se obtiene toda de un golpe, sino sólo con el tiempo y con un largo ejercicio, partiendo de una situación inicial de ignorancia y de miseria.
----------El gnóstico tiene la percepción de que existe una jerarquía de fines, de valores y de virtudes. Hay grados o escalones para subir. Existe un método, existen normas y prescripciones para alcanzar la beatitud final. Los gnósticos tienen el concepto del progreso espiritual que implica un comienzo, un mejoramiento y un cumplimiento final. La perfección es efecto de una acción educativa y formativa.
----------Los gnósticos saben que la vida espiritual conlleva el itinerario progresivo de pasar de una edad infantil a la edad adulta, de la ingenuidad al discernimiento crítico, de la rudeza a la sabiduría. Es necesario someterse a un aprendizaje, someterse a una escuela, a una disciplina, a un guía espiritual, a un maestro, el cual haga también de ejemplo de cómo comportarse.
----------Para el gnóstico sigue valiendo el principio evangélico que dice que es necesario entrar por la puerta estrecha. Y que muchos son los llamados y pocos los escogidos. A medida que se sube, hay una selección. Algunos se detienen, desisten o retroceden. No todos llegan al final. Es necesaria una lucha del espíritu contra la carne para someter la carne al espíritu. Del hombre carnal es necesario pasar al hombre espiritual.
----------La vida moral es como una subida de la tierra al cielo, es un proceso de liberación progresiva del mal y de fuerza para hacer el bien. Es necesario elevarse, trascenderse. En este camino hay quienes están más arriba y quienes están más abajo. Existen grados de perfección. Para llegar a la meta, es necesario escalarlos a todos.
----------La santidad está propuesta a todos, pero no todos tienen el deseo o la posibilidad de conseguirla, no todos aceptan la propuesta e incluso entre quienes la aceptan están los que se comprometen más y los que se comprometen menos. En todo esto los gnósticos han captado la verdad. Todo esto es verdadero y corresponde exactamente a las enseñanzas cristianas. No consiste en esto el error del gnosticismo.
----------El error del gnosticismo consiste en cambio en la actitud hipócrita de quien mira con arrogancia al prójimo, con altivez, haciéndole pesar su inalcanzable superioridad, envolviendo su discurso en un aura de misterio, que deja al oyente con la boca abierta y sin palabras, haciéndole creer que el discurso críptico esconde misterios inefables que son clarísimos para el gnóstico, pero incomprensibles para el pobre profano. Ésta es la manera de expresarse de un Heidegger, de un Jaspers o de un Hegel. Y, salvando las distancias, también advertimos hoy en no pocas publicaciones, tanto modernistas como indietristas, incluso en nuestro medio.
----------El gnóstico es aquel que, habiendo llevado a cabo la crítica de la razón pura, desarrollando el cogito cartesiano y la conciencia luterana en sentido fenomenológico husserliano, acaba por querer revelar la cruda ingenuidad del realismo católico representado por un santo Tomás de Aquino, y mira, siguiendo a Severino, al fiel católico y a Jesucristo mismo, con una mirada de benévola compasión por las limitaciones cosificadoras de su enfoque, enfoque el cual, al no saber descender al abismo de la autoconciencia, no se da cuenta de su propia divinidad, no ve la identidad del atman con el Brahman, sino que permanece engañado y atrapado en las apariencias fenoménicas del maya y del yo empírico.
----------Principio fundamental del gnosticismo es la convicción del gnóstico de poseer la ciencia divina y por tanto de ser, como tal, Dios. El gnóstico cree que su pensamiento no es distinto del ser, sino que su pensamiento se identifica con el ser, de modo que para él el ser no es nada aparte del ser pensado por él.
----------Es evidente que partiendo de este presupuesto el gnóstico no puede ser un cristiano y mucho menos ser un católico, ya que el conocimiento que el cristiano tiene de Dios está basado en la fe en Cristo. En el católico, pues, se añade la fe en el Magisterio de la Iglesia.
----------Ahora bien, el gnóstico no considera tener necesidad de un conocimiento de Dios basado en la fe, en cuanto el creyente posee un saber mediado por Cristo. Por el contrario, el gnóstico no tiene necesidad de saber de Cristo que es Dios, porque ya lo sabe por su propia cuenta; es más, para la concepción del gnóstico, Cristo no alcanza el saber de Dios que, en cambio, el mismo gnóstico tiene.
----------En estas condiciones, se podría de hecho pensar que el gnóstico se opone abiertamente al cristianismo en nombre de su saber, al que considera superior e incluso capaz de revelar errores en la misma doctrina de Cristo, vanagloriándose el gnóstico de conocer a Dios o al Absoluto o al Ser, mejor de cuanto incluso lo conoce el mismo Jesucristo. De hecho, las cosas son exactamente así: filósofos como Heidegger o Severino declaran conocer el Ser mejor que cuanto lo conoce el cristianismo o el catolicismo y, de hecho, pretenden acusar al cristianismo y al catolicismo de permanecer equivocados.
----------En cambio, la historia de la filosofía y también de la actualidad registra un gnosticismo enmascarado bajo apariencias cristianas, como el de Hegel o incluso católicas, como el de Rahner. Se trata, diría Cristo, de lobos vestidos de ovejas. Es difícil entender cómo Rahner haya logrado procurarse la fama como católico, y no solo de católico, sino como uno de los más grandes teólogos católicos del siglo pasado.
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Advierte un fuerte espectro gnóstico en el cardenal Fernández, cuando habla de un carisma peculiar del santo Padre, distinto de la infalibilidad respecto del depósito de la fe y consistente en un carisma dinamico, con sus impulsos e iniciativas que habría que aceptar como inspiraciones de Espíritu Santo. Al no referencias al deposito de la fe, habría que estar a un conocimiento gnóstico que tendría Bergoglio.
ResponderEliminarCarlos Bodjian
Estimado Carlos,
Eliminar¿de dónde saca tal juicio sobre el Santo Padre, precisamente sobre él, que ha condenado el gnosticismo, algo que ningún Papa había hecho hasta ahora? ¿Se da cuenta de que tal acusación contra el Papa, hecha sin ninguna prueba de apoyo, es profundamente ofensiva?
Por favor, lea con cuidado. Asombra su falta de capacidad de comprensión, que lo lleva a calumniarme con una inexactitud supongo que no intencional. Yo no acusé de gnosticismo al Papa en ningún momento, sino al cardenal Tucho, que habla de un carisma aparte del del ¨magisterio del depósito de la fe estàtico¨, y que consistiría en un misterioso ¨don vivo y activo¨que no se trata del depòsito, motejado de ¨estático¨. Tìpico razonamiento gnóstico, porque el Papa, fuera de la. fe y la moral del depósito, no tiene otra doctrina.
EliminarCarlos Bodjian, ph.d.
Estimado Carlos,
Eliminaren primer lugar, tenga presente que el Cardenal Fernández, como Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en materia doctrinal representa al Papa (en este sentido, es muy claro el status eclesial distintivo del Prefecto del DDF respecto a los demás prefectos de dicasterios romanos). Por lo tanto, si usted le hace acusaciones al Cardenal Fernández, es como si las estuviera haciendo contra el Papa.
En segundo lugar, le hago presente que, si usted por carisma entiende un carisma del Espíritu Santo, no existen carismas del Espíritu Santo que sean falibles. ¿Acaso entonces Dios es falible? Me estoy refiriendo a sus palabras en su primera intervención: "carisma peculiar del santo Padre, distinto de la infalibilidad".
Por tanto, le pido que me informe de la cita de las palabras del Cardenal, con las cuales él supuestamente afirmaría lo que usted me ha referido.
Sin duda, ciertamente, si efectivamente el Cardenal hubiera hablado de carisma falible, se trataría de una posición gnóstica.
Si usted estuviera haciendo referencia al documento del Cardenal, que habla de bendiciones de carácter pastoral o popular y no litúrgicas, le hago presente que el gnosticismo no tiene nada que ver con ello, ya que estas bendiciones presuponen la autoridad pastoral del Santo Padre.
Es cierto que en ámbito pastoral el Papa no es infalible. Sin embargo, como sabemos, la Iglesia, junto con el Derecho Civil, admite la objeción de conciencia.
Por ejemplo, Benedicto XVI enseñó que si por motivos de conciencia un fiel no se siente movido a aceptar el juicio de la Iglesia, en relación a la declaración de sobrenaturalidad de apariciones marianas, le es permitido disentir sin por esto desobedecer a la autoridad de la Iglesia.
Volviendo al problema de las bendiciones, la Iglesia concede a los obispos abstenerse de poner en práctica la Declaración Fiducia supplicans, no ciertamente en nombre de objeciones de carácter doctrinal, sino eventualmente por motivos de conveniencia pastoral.
Discúlpeme, el cardenal Tucho publicó libros de contenido pornográfico. Decir eso es acusar al Papa que lo nombró? Insisto en que le falta capacidad de comprensión de textos. Y sentido común: lo que hace Fernández es de Fernández y no de Bergoglio.
EliminarEn cuanto a la cita que me pide, está en este reportaje:
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=47441
Bodjian ph.d.
Quisiera agradecerle, padre Filemón, por su paciencia, por su generosidad al responder a todos los lectores (incluso también a los más desubicados e irrespetuosos), y por su claridad de conceptos. Dios le bendiga y la recompense sus méritos.
EliminarEstimado Sergio,
Eliminarle agradezco por sus buenas palabras, que me alientan para seguir en mi ministerio al servicio de las almas.
Estimado Bodjian,
Eliminarlo importante para nosotros los católicos no es ponernos a discutir sobre el valor espiritual o no de las publicaciones del Cardenal Fernández, anteriores a su nombramiento como Prefecto del DDF. Sería como querer juzgar a san Agustín a la luz de lo que hizo o escribió antes de su conversión. Sería un trabajo inútil y perjudicial para nuestras almas y un necio pretexto para rechazar el valor de su sabiduría.
Le recuerdo también que, una vez que un prelado es nombrado para la dirección de un Dicasterio Pontificio, sobre todo si se trata del DDF que se refiere a la infalibilidad de la doctrina pontificia, el Prefecto, sin beneficiarse él mismo del carisma de la infalibilidad, sin embargo posee una gracia de estado, por lo cual, en la medida en que realiza la voluntad del Papa y representa su doctrina, participa del mismo carisma de la infalibilidad pontificia.
No me diga. De dónde saca eso?
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarsu pregunta no es clara. Por tanto, le pediría que se explique mejor, de modo que usted se haga entender a qué se refiere. Sólo de esa manera podré darle con gusto una respuesta.
Le pregunté de dónde saca que Tucho Fernández participa del carisma de la infalibilidad petrina. Del Vaticano I seguro que no.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarel Vaticano I se limita a definir aquella que es la infalibilidad doctrinal personal del Sumo Pontífice. Sin embargo, ya se sabía desde antes, y es cosa bastante lógica, que el colaborador del Papa en la defensa de la fe no puede dejar de participar de esa infalibilidad de la cual Cristo ha hecho don al Sucesor de Pedro.
Este punto lo encontramos en dos documentos del actual Pontífice, que le cito en nota, donde el Papa recuerda al cardenal Fernández que debe ser el "custodio de la fe".
Ahora bien, yo me pregunto: ¿cómo hace Fernández para ser guardián de la fe si no está asistido, ni siquiera por participación, en la infalibilidad pontificia?
https://www.vatican.va/content/francesco/it/apost_constitutions/documents/20230106-in-ecclesiarum-communione.html
https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/Lettera-Francesco-al-Prefetto.html
El Papa no puede transferir la infalibilidad a un tercero. Hay un solo Papa. Su maximalismo ultramontano es increíble, padre Filemón.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminarno se trata de transferir nada. No estoy hablando como si se tratara de un encargo transmitido a otro o una tarea encomendada a otra persona, como haría un director de empresa que encarga a su secretaria que le sustituya en su ausencia.
Por el contrario, he hablado de participación en el carisma de la infalibilidad. Participación quiere decir tener en parte algo tomado de un todo. En este caso la participación es un estado de gracia, teniendo presente que la gracia es participación en la vida divina.
Por esto, el cardenal Fernández no ha recibido del Papa la tarea o encargo como si el Papa fuera un director de empresa, que da un encargo a uno de sus secretarios. Para entender lo que quiero decir, es necesario tener presente que aquí se trata de una relación espiritual sobrenatural caracterizada por la posesión de la gracia divina, tanto por parte del Papa como del Cardenal.
La infalibilidad, de la cual estoy hablando, es un don divino. Ahora bien, hasta que se pruebe lo contrario, Dios es infalible. Por tanto, no es de extrañar que quien recibe este don, devenga infalible, en relación con el oficio al cual se refiere esta infalibilidad, es decir, la enseñanza de la doctrina católica.
Es ridículo. Los colaboradores del Papa en materia de fe son los obispos y no por eso tienen infalibilidad, salvo que se expresen en un Concilio en comunión con Pedro. El Prefecto no es más que un funcionario de alto rango, nada más. No "participa" de la infalibilidad. Basta escucharlo a Tucho para reírse de esa proposición.
EliminarEstimado Anónimo,
Eliminaryo he trabajado por varios años en el ámbito de la Curia Romana durante el pontificado de san Juan Pablo II, así que sé lo que le digo y, de todos modos, no es tan difícil de entender, para quien lo desea verdaderamente y se esfuerza por estar libre de prejuicios.
¿Que es lo que quiero decir?
Que el Prefecto del DDF ayuda al Papa en la custodia de la doctrina de la fe y por tanto, como tal, participa del carisma de la infalibilidad pontificia, por lo cual participa de la misma guía doctrinal que el Papa ejerce hacia el episcopado.
Incluso por cuanto respecta al trabajo de un Concilio, el Prefecto del DDF desempeña la misma función.
Dicho esto, es claro que lo que el Prefecto dice en su propio nombre o como opinión personal, no goza de ninguna infalibilidad.
Le renuevo mi cordial invitación a usar hacia el cardenal Fernández un lenguaje respetuoso, propio de su alta dignidad.
También hay gnósticos políticos: los revolucionarios de profesión. Tomo en cuenta lo que dice Eric Voegelin, quien describe a Lenin como un político gnóstico en el libro El Mito del Mundo Nuevo, editado por Rusconi en los años 70.
ResponderEliminarEstimado Dino,
Eliminarel gnosticismo es una escuela de espiritualidad y una iniciación al conocimiento supremo. Ciertamente tiene una aplicación práctica en la conducta de la vida, pero la referencia a la política me parece un poco azarosa.
Los gnósticos piensan que el mundo ha sido hecho por el diablo o por un dios maligno, quieren hacerlo de nuevo. De los gnósticos de los primeros siglos estudiados por Jonas se pasa a los Bogomilos, luego a las sectas medievales como los cátaros, más tarde a los rosacruces y a la masonería, finalmente al comunismo y hoy a los que quieren crear al nuevo Adán en una probeta.
EliminarEstimado Dino,
Eliminarmis felicitaciones por esta su síntesis sobre el gnosticismo.
El ver el comunismo como gnosticismo me parece bastante acertado, aunque no se suele hacer esta comparación, porque es más frecuente detenerse en un concepto de gnosticismo ligado únicamente al maniqueísmo, como lo era el gnosticismo antiguo.
Pero si tomamos el gnosticismo en el sentido que he definido, en línea con lo afirmado por el papa Francisco, se puede decir ciertamente que el comunismo es un gnosticismo, en cuanto que es la pretensión de la razón de conocer la verdad acerca del problema de Dios, negando su existencia, y poniéndose de este modo por encima de la revelación cristiana, considerada como falsa.
También por cuanto respecta a la llamada Inteligencia Artificial, es posible que el proyecto de la máquina pensante esconda una forma de gnosticismo, en el sentido de la pretensión mágica originada de la Cábala, pretensión que supone al hombre como dotado de poder divino.
Gracias. La Revolución entendida como rebelión contra Dios para rehacer el mundo fue descrita por Augusto del Noce ya en el libro "El problema del ateísmo" editado por Il Mulino en los años 60. La gnosis antigua era elitista y trágica, se trataba casi siempre (en las cinco variantes de Jonás, judía, alejandrina, y las tres siríacas) de reunir la Sophia (Sabiduría de Dios) que había caído a la tierra y se había dividido, por lo que era necesario recomponerla y cambiar el mundo, ahora los iniciados gnósticos alcanzaron con su propia "sabiduría" estas partículas de Sophia y la reconstituyeron. Marx era un adorador del diablo. Hay libro, "Mi querido diablo" (de un pastor húngaro con nombre alemán, creo que calvinista). Y además está el contenido de una carta escrita a Marx por su hijo Edgar, el 31 de marzo de 1854. Comienza con las sorprendentes palabras: "Mi querido demonio". ¿Quién ha escuchado jamás a un hijo dirigiéndose a su padre en esos términos? Sin embargo, así es como un satanista escribe a su amado. Marx sabía que Dios existe pero lucha contra él, como los masones. La alta dirección del movimiento comunista (pocas personas en comparación con todo el partido) sabe que están luchando contra Dios. Está el libro "Il Montaggio" de Rizzoli (que no se encuentra en los años 70 porque lo hizo desaparecer el gobierno de Andreotti) y luego Judas de Nápoles de los años 90 que ha sido reimpreso. Al final, el jefe de los servicios soviéticos (originalmente islámico) explica a su adjunto (israelí) que en realidad están luchando contra Dios. Finalmente, está el libro "La falsificación del bien" de Alain Besançon. El libro trata sobre El relato del Anticristo de Soloviev y sobre 1984 de Orwell. Hablando de este libro al final el jefe de la prisión le explica al protagonista encarcelado que él y su pueblo están luchando contra Dios.
EliminarEstimado Dino.
Eliminarla referencia a Del Noce es interesante. Sin embargo, debo decir muy simplemente que la lucha contra Dios ciertamente encuentra sus cumbres supremas, diabólicas y más peligrosas en aquellas organizaciones internacionales ateas, gnósticas o panteístas, que apuntan a la dominación mundial en contraposición con la ley divina. Sin embargo, hay que decir que esta dinámica de la oposición a Dios no es, en última instancia, otra cosa que la dinámica del pecado, incluso si fuera del pecado venial. ¿Qué es el pecado sino la oposición a la voluntad de Dios? ¿Y por qué nos oponemos a Dios si no porque no lo amamos sobre todas las cosas?
Ciertamente estoy de acuerdo. La Revolución comienza con el Non Serviam, una pregunta: ¿se estudia hoy en los seminarios la historia de la Iglesia y de la Revolución anticatólica? Un sacerdote me dijo que en los seminarios de Italia utilizan libros normales de los liceos italianos y lo mismo pasa aquí en Argentina (si fuera cierto se explicarían muchas cosas como la carta por el 150° aniversario de la Unidad Italiana hecha firmar a Benedicto XVI en el 2011).
EliminarEstimado Dino,
Eliminarno estoy informado sobre estas cosas.
Estimado padre Filemón, desde hace unos días me he puesto a pensar en esos comentarios bastante ofensivos o despreciativos que recibe Usted de tanto en este blog. Comentarios que suelen ser de una o dos frases, expresadas de modo autoritario, como quien habla con arrogancia arrojando migajas de sabiduría a los puercos.
ResponderEliminarComo usted bien le indicó a uno de estos irrespetuosos comentaristas, que tuviera cuidado porque ciertas expresiones dejan entrever un odio hacia las personas, y usted les ha recordado que el odio es una culpa grave.
Me he puesto a pensar que quizás estas personas sean cristianas, incluso católicas. Pero intuyo (puedo estar equivocada) que al intervenir como anónimas o con pseudónimos, sin revelar su identidad, como que esconden una psicología quizás enfermiza.
Me explico: como católicos quizás sepan lo que es una expresión indicativa de odio o de desprecio hacia el prójimo, pero...! como ellos están escondidos con un disfraz de anónimos o bajo un pseudónimo, quizás piensen que por ese simple hecho no les cae a ellos la culpa por su expresión ofensiva.
Se que mi interpretación puede ser algo rebuscada. Pero me da la impresión que el modo en que se produce la "comunicación" en las actuales redes sociales, esconde mucha mentira, doblez, falsedad, hipocresía...
Nadia Márquez
Estimada Nadia,
Eliminarle agradezco por estas, sus observaciones, que son muy interesantes. Comento algunos de sus pasajes:
La arrogancia, en mi opinión, surge de una falsa solución al problema de la certeza. El sujeto, en lugar de adherirse con el intelecto a la realidad, que le cuesta comprender, alcanza la certeza no porque se enfrenta a la evidencia, sino de modo artificioso, con un acto de la voluntad.
El famoso cogito de Descartes, como correctamente ha señalado el padre Fabro, no depende de la percepción de algo en cuanto evidente, sino de una decisión de la voluntad, porque el cogito cartesiano no es un verdadero pensar, sino que es un dudar.
Por lo tanto, Descartes no resuelve en absoluto el problema de la duda, sino que fundamenta el ser (ergo sum) precisamente en el dudar, de lo cual se entiende que no tenemos una verdadera certeza, sino esa certeza forzada, que es propia del voluntarismo.
De ahí la arrogancia, que se expresa en una actitud agresiva, con la cual de manera despótica se quiere dominar al adversario o a quien se percibe como tal.
Respecto al problema del odio, el Papa aborda a menudo este tema. El odio de por sí es una pasión con la cual nos oponemos al mal o a lo que consideramos como mal. En psicología, el odio corresponde a la agresión.
Es una pasión útil al viviente para agredir a las fuerzas enemigas o para defenderse de ellas. El problema moral surge cuando nosotros odiamos aquello que es el bien y en particular odiamos a Dios y al prójimo. En este punto ciertamente surge una culpa grave.
Es posible que estas personas se consideren católicas, pero de tendencia indietrista o tal vez incluso modernista. Lo cual quiere decir que son personas facciosas, o sea, que han tomado partido, y que probablemente han sufrido por los enemigos del bando opuesto. Estas personas me confunden precisamente con sus adversarios.
Llegados a esta situación, es posible disculparlos hasta cierto punto y en alguna medida. Sin embargo, yo les pregunto a ellos: "Si se comportan así, ¿cómo es que ustedes pueden llamarse católicos?".
Por cuanto respecta al anonimato, hay que hacer un discurso similar al que líneas arriba indiqué para el odio. Puede haber un anonimato bueno y un anonimato malo, dependiendo de su fin.
Ahora bien, a su pregunta: ¿Por qué el anonimato en esta clase de personas? Probablemente porque temen dar una mala o fea impresión o ser reprendidos o porque denuncian y repiten frases de oídas, por lo cual entonces por un lado quieren objetarme y contestar mis tesis o mis artículos, pero por el otro no pueden demostrar lo que sostienen. De ahí el recurso a la ofensa y a la arrogancia. Entonces consideran que así están al reparo, a salvo, pero no pueden eludir su responsabilidad moral.