lunes, 18 de marzo de 2024

Está el ser que no puede no ser y el ser que puede no ser (1/2)

En este artículo nos sumergiremos en las aguas de la metafísica, para examinar un reciente artículo que el padre Pierangelo Sequeri ha publicado en el diario italiano Avvenire, y en el que cae en la trampa de Gustavo Bontadini. En el pórtico de ingreso a estas reflexiones, conviene que tengamos presente el principio: Non est affirmare et negare simul idem de eodem sub eodem respectu. [En la imagen: Pierangelo Sequeri].

De cómo Sequeri ha caído en la trampa de Bontadini
   
----------El pasado 27 de febrero apareció en el diario italiano Avvenire, cotidiano patrocinado por la Conferencia Episcopal Italiana, un artículo de Pierangelo Sequeri titulado "Gustavo Bontadini e la metafisica del ’900, un genio da riscoprire" (Gustavo Bontadini y la metafísica del siglo XX, un genio por redescubrir).
----------El padre Pierangelo Sequeri [n.1944], es un muy conocido teólogo romano, miembro del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, y teólogo docente de la Facultad Teológica de la Italia Septentrional, en Milán. En este blog lo hemos citado en repetidas ocasiones cuando tratamos de cuestiones litúrgicas, ámbito en el que cuenta con reflexiones de reconocido mérito.
----------Sequeri comienza su artículo con una observación que debe reconocerse indudablemente correcta: "El término 'metafísica', la palabra 'ante la cual todo el mundo, más o menos, se apresura a huir como si se encontrara ante un apestado' (Hegel), regresa en la forma de un llamamiento a la seriedad 'política' -nada menos- del pensamiento (Cacciari). Retorna como paradoja del mundo, antes que como pregunta sobre Dios. Pero en última instancia, el hombre no podrá separar lo que Dios ha unido".
----------Y prosigue: "El secreto de la concreción del mundo, reside ciertamente 'en el mundo' (si estuviera fuera, el mundo sería sólo virtual, una abstracción); pero, al mismo tiempo ciertamente, 'no es del mundo' y lo trasciende (precisamente como el Logos del evangelio de Juan). Que suceda un mundo, y que no se pueda hacer menos que preguntarse si el mundo es todo aquello que sucede, no es nada obvio".
----------Aludiendo a Gustavo Bontadini [1903-1990], aquel que fuera famoso filósofo en la Universidad Católica de Milán, Sequeri parece darle razón coincidiendo con él en su idea de que Dios trascienda el mundo estando en el mundo sin estar fuera del mundo, porque, si estuviera fuera sería una abstracción. Se puede decir que Dios como Verbo encarnado ha estado en el mundo, pero esto no excluye en absoluto que el Padre celestial esté fuera y por encima del mundo sin ser en absoluto un "Dios abstracto", como decía Hegel.
----------Por otra parte, es cierto que Bontadini se plantea una pregunta allí donde en cambio muchos no se hacen problema: ¿el mundo en su devenir se basta a sí mismo? Bontadini, en contacto con el pensamiento de Giovanni Gentile [1875-1944] y del antiguo Parménides de Elea [s.VI a.C.], advirtió en su alma una profunda necesidad de unidad e identidad del ser, más allá de toda contradicción, dualismo y separación, una unidad coincidente con la totalidad, aquello que él llamaba lo "Entero".
----------En nombre de esta necesidad metafísica Bontadini afrontó con intrepidez la cuestión filosófica de la existencia de Dios en cuanto distinto del mundo y creador del mundo y creyó poder elaborar una prueba de dicha existencia, una "vía breve", como él la llamaba, más rigurosa que aquella desarrollada por santo Tomás de Aquino, quien parte de la consideración del ente sensible deviniente y contingente, y aplica por inducción el principio de causalidad eficiente, mostrando que Dios, ser subsistente, puro acto de ser, causa primera de los entes, produce de la nada (de modo enteramente conforme al dogma cristiano de la creación) la totalidad del ente sin presuponer nada de ello (ex nihilo sui et subiecti).
----------Lamentablemente, Bontadini, en lugar de asumir la concepción aristotélica del ser como analógico, uniplural y polisémico, asume aquella concepción univocista y absolutista parmenídea, que ciertamente tiene el mérito de afirmar el principio de no-contradicción, pero al mismo tiempo, afirmando que el ser no puede no ser, afirma sólo el ser necesario y hace parecer contradictorio el ser contingente. De este modo deviene imposible interpretar racionalmente el devenir sensible, la generación y la corrupción, que también vienen dados por la experiencia, que Bontadini no pretende en absoluto negar.
----------Aristóteles quedó horrorizado al considerar la metafísica de Parménides según la cual todo es uno, inmutable y eterno, confundiendo a Dios y el mundo, confundiendo el pensar con el ser, lo verdadero con lo falso, el bien con el mal y negando el tiempo, el devenir, la historia y la multiplicidad.
----------Aristóteles consideró sin más ni más un loco a Parménides, suspendiendo en ese caso su habitual apertura a los aspectos positivos de los filósofos que lo habían precedido. Por tanto, al hacerlo así, Aristóteles no se dio cuenta de los méritos de Parménides, quien fue el primero en la historia de la filosofía en haber formulado la noción de ser (einai) y el principio de identidad. Y así también santo Tomás, al comentar a Aristóteles, al no tener a su disposición los pasajes de Parménides de los cuales hoy disponemos, no se dio cuenta de la presencia del esse en el pensamiento de Parménides.
----------De esta manera, el conocimiento que hoy tenemos de Parménides era necesario para poner de relieve sus verdaderos méritos, como lo hicieron en el siglo pasado Heidegger, Severino y precisamente Bontadini, el cual sin embargo, debido a una excesiva estima dada a Parménides, al considerar la cuestión del ser no ha sabido conciliar como correspondía la razón y la experiencia.
----------De ahí el drama de Bontadini, con su tentativa, vanamente reiterada durante décadas, de poner de acuerdo la experiencia, que da testimonio de la realidad del devenir, con la razón entendida por él en el sentido cartesiano-parménideo, que le parecía excluir la posibilidad del devenir.
----------Bontadini, de hecho, influido por el rígido monismo de Parménides, temiendo que la idea del producir como hacer pasar del no-ser al ser y también la de un ente deviniente pareciera contradictoria, creyó necesario borrar de la fórmula del teorema de la creación el concepto de la nada y el concepto del ente deviniente, para resolver el hecho creador en la simple eliminación de la aparente contradicción del devenir sin recurrir al concepto de la nada, el cual le parecía contradictorio.
----------Bontadini encuentra una dificultad similar e insuperable en el explicar racionalmente el fenómeno de la corrupción y del terminar de los entes, es decir, su pasar del ser al no ser, al ya no ser. Eso parece contradictorio en la visión parmenidea. Por eso todo parece eterno.
----------Ahora bien, recordemos que también para Aristóteles la materia y la forma son eternas; sin embargo, Aristóteles explicaba bien la transformación sustancial precisamente haciendo uso de esas categorías sobre la base del pasaje del ente de la potencia al acto. Es indudable que Dios no anula nada de lo que crea, pero esto no quiere decir que todo ente sea eterno e inmutable.
----------Si en el siglo XIX don Juan Manuel de Rosas existía, hoy ya no existe. Pero no decimos que en el momento de su muerte se ha precipitado en la nada. Su alma sobrevive. En cuanto a su cuerpo, se disolvió o desintegró en sus componentes químicos. En cambio, en el eternalismo parmenídeo se está obligado, si no se quiere contradecir, a afirmar que todo es eterno como si todo fuera Dios. Por lo tanto, don Juan Manuel de Rosas existe desde siempre y siempre existirá, tal como por lo demás existía ya desde siempre antes de aparecer con su nacimiento, sólo que estaba y está oculto a nuestros ojos.
----------Sobre la base de estas premisas, Bontadini se niega a dejar en la fórmula del dogma de la creación la referencia a la nada, en cuanto la nada, en su opinión, "no existe".
----------De hecho, retomando a Bontadini, Sequeri observa en su artículo del Avvenire: "De la nada no viene absolutamente nada: y es obvio, esto sí, que a la luz de esta banal consideración, el ser nunca ha comenzado y no sabría dónde terminar. La nada no es un tiempo, no es un lugar, para el suceder. Pero en nuestra experiencia, 'nada' de esto 'que es' (qué acrobacias tiene que hacer nuestro lenguaje, para hablar del suceder) se asemeja ni remotamente al ser que no comienza y no termina. Con esto ya se ha enunciado el tema -y la paradoja- de este shock del pensamiento: que parece inevitable incluso cuando se intenta evitar".
----------Sequeri parece aquí hacer propio el error bontadiniano de rechazar el concepto de la nada con la consecuencia de no comprender el dictado del dogma de la creatio ex nihilo. No es cierto que de la nada no viene nada, si Dios mismo produce las cosas de la nada. En todo caso, es cierto que la nada no produce nada, porque el ser puede ser causado sólo por el ser.
   
Todos saben qué es la nada y por tanto la nada existe
   
----------La nada no es una palabra sin sentido, sino que todos la usamos incluso de niños, lo que quiere decir que esta palabra corresponde a un concepto, a un contenido mental inteligible para todos, de lo contrario, cuando usamos esta palabra, no nos entenderíamos. Por eso distinguimos el ser de la nada, el existir del no existir.
----------Si digo que en esta habitación o en esta botella no hay nada, la persona que me escucha no necesita ser metafísico ni conocer a Parménides para entender lo que quiero decir. Por tanto, debemos concluir, por extraño y paradójico que parezca, que de algún modo la nada existe, aún siendo no-ser, aún estando fuera de la realidad, sin siquiera pertenecer al mundo de la imaginación.
----------De hecho, incluso Papá Noel o el minotauro existen como productos del arte humano. Incluso el mal existe como privación del ser, incluso el concepto existe como ente mental, incluso el número tres existe como ente abstracto de tres manzanas. Estamos en el puro mundo del pensamiento (in anima), distinto de la realidad externa (extra animam), y sin embargo es un mundo a su modo existente y es muy importante.
----------Y sin embargo, la nada es un posible objeto del pensamiento. Podemos definirla, podemos razonar sobre ella, como lo estamos haciendo ahora. La nada no es impensable, como lo imposible o lo absurdo, aunque podemos tener un concepto también de estas cosas, hasta el punto de que podemos hablar de una existencia conceptual, ciertamente no real, de lo imposible. De hecho, una cosa es no pensar en nada, como cuando estamos durmiendo, y otra cosa es pensar en la nada o en el absurdo, cuando se quiere hacer metafísica.
----------Para tener un concepto de la nada es necesario distinguir el ser del existir. El ser es el acto de ser, el acto del poder ser. El existir es el ser en acto, actuación de lo posible. La creación es al mismo tiempo pasaje del no-ser-no-existir al ser-existir. La nada es un no-ser, y sin embargo existe.
----------Todo aquello que nosotros pensamos lo pensamos bajo la categoría del ser, de la realidad. Por eso, para poder concebir y pensar aquello que no está ahí, es decir la nada, el no-ser, estamos obligados a pensarlo como si fuera el ser (ad instar entis), aunque sepamos que es no-ser.
----------La nada, por tanto, no existe en la realidad fuera de nosotros, no en el sentido de que no pueda existir una nada de un frasco en la despensa en un lugar determinado, mientras el frasco se encuentra en otro lugar, sino la nada en cuanto nada es sólo un ente mental producido por nosotros para poderlo pensar (ens rationis).
----------Por lo tanto, si tiene sentido preguntarse quién ha creado el ser, por el contrario, no tendría ningún sentido preguntarse quién ha creado la nada. La nada no tiene necesidad de una causa, por el simple hecho de que es no-ser. La nada existe sólo como precedente del acto creador divino, como su presupuesto. Vale decir, la nada no existiría sólo si Dios no hubiera creado el mundo.
----------Por consiguiente, se cae en contradicción al decir que el ser es el no-ser, pero no que la nada existe, porque, como he dicho, el ser no es el existir. La existencia de la nada es una existencia de razón, pero no una existencia real. La existencia de la nada es un existir producido por la razón e inmanente a la razón (ens rationis), que nos sirve para poderlo concebir, pensar y expresar en la palabra "nada", de modo que, cuando se pronuncia esta palabra, todos entienden lo que significa, incluso aquellos que, como Bontadini, hacen uso de ella. De hecho, si la palabra "nada" no tuviera sentido, nadie la usaría. Es en base al hecho de que todos saben qué es la nada, que ha permitido a la Iglesia hablar de creación de la nada.
----------Rechazar el dogma diciendo que la nada no existe o es contradictoria es, por tanto, una necedad, una tontería, además de una herejía para quien quiere ser cristiano. El teorema de la creación es de por sí verdad de razón, incluso si está contenido en aquella parte de la Biblia que es aceptada no sólo por los cristianos, sino también por los judíos y por los musulmanes. Por tanto, se trata de una verdad de fundamental importancia para el diálogo interreligioso. Por consiguiente, cometer errores en el concepto de creación no es sólo un grave error metafísico, sino también un grave obstáculo para el diálogo interreligioso.
----------Es contradictorio decir que el ser es el no-ser. Esto lo decimos en base al principio de no-contradicción descubierto por Parménides. Aquí Bontadini, siguiendo a Parménides, que fue por lo demás también seguido por Aristóteles, tiene perfectamente la razón. Ningún teorema sobre la creación podrá jamás contravenir este principio, si no quiere resultar ser una absurdidad. Severino acusa al dogma de ser una absurdidad y, en consecuencia, acusa al cristianismo de locura y de nihilismo, porque no distingue el existir del ser, lo posible de lo actual, el acto de la potencia, la esencia del ser.
----------Al respecto, debemos tener presente que la nada no es un antes temporal respecto al surgir de la creatura de la nada, como si antes de la creación del tiempo hubiera habido un tiempo, y la nada tampoco es un depósito del cual Dios habría extraído el ser. Estas son imaginaciones absurdas. La nada no es un antes temporal de la existencia de la creatura, sino un antes trascendental.
----------"De la nada" (de nihilo o ex nihilo) no es un sacar fuera de un estanque como se saca fuera el pan del armario, sino que significa que el ser de la creatura sigue a su no-ser, es decir, su actualidad o realidad sigue a su simple posibilidad en la mente de Dios, de modo que su provenir de la nada quiere decir que cuando Dios decide crearla, hace, ciertamente, que el acto creador sea expresión de su omnipotencia, hace que la creatura pase del no-ser al ser, es decir, la hace existir fuera de Dios (opus ad extra), fuera naturalmente no en sentido espacial, como si existiera un espacio fuera de Dios, sino que significa simplemente que la creatura es distinta del creador para evitar el panteísmo que identifica a Dios con el mundo.
----------En cuanto al suceder o al devenir, nuestro lenguaje no debe hacer ninguna acrobacia, nadie la obliga a hablar de "una nada de lo que es" ni a ir en contra del principio de no contradicción, si sólo tenemos el buen sentido común de decir que el devenir es el hecho de que lo que era antes luego ya no está o es el pasaje de la potencia al acto. No es de extrañar si el devenir "no se asemeja ni siguiera remotamente al ser que no comienza y no termina", por la buena razón de que es el ser que comienza y que termina. Ninguna paradoja, ningún shock, si recordamos que el ser no es sólo el ser inmutable, sino también el mutable.
----------Que "el ser nunca ha comenzado y no sabría dónde terminar" no es una "trivial consideración", sino que es un grave error metafísico, porque el ser no es sólo el ser eterno, que no pasa, sino también el ser temporal, histórico, que comienza, transcurre y termina.
----------Una cosa es referirnos al ser que no puede no ser, y este es el ser necesario, distinto del ser que puede no ser, que es lo contingente, y otra cosa distinta es decir que el ser no es el no-ser, que es el sagrado principio de no-contradicción. Admitir el ser que puede no ser (vale decir, el devenir, lo contingente) no es en absoluto contradictorio, como teme Bontadini y sostiene Severino.
----------Citando luego a Emanuele Severino [1929-2020], el padre Sequeri en su artículo observa: "En efecto, la irrupción en la escena contemporánea de una filosofía que proclama 'la eternidad de todo existente', al tiempo que denuncia el radical 'nihilismo' de la misma concepción cristiano-católica de la eternidad de Dios y de la creación del mundo, tenía que suscitar impresión. Bontadini, si bien apreciando su inspiración (como 'acicate' para el laicismo deconstructor de todo absoluto, y razón filosófica hospitalaria para la 'nostalgia' de lo eterno), ha contrastado la deducción 'eternalista' del 'principio de Parménides' que imponía la necesaria remoción del 'principio de Creación'. Pero Bontadini no fue escuchado, y tampoco fue tomada en consideración la cuestión de la coherencia del planteo que Bontadini mismo había inventado.
----------El debate, en lo interno del mundo católico, se resolvía y se extinguía en la simple constatación de la contraposición entre Severino, que negaba la creación, y la Iglesia que, obviamente, la defendía. En cierto sentido, esta simplificación hacía injusticia para ambos. Pero, sobre todo, ella ha oscurecido el real alcance innovador, especulativo y cultural del proyecto metafísico de Bontadini, en el cuadro general de la contemporaneidad filosófica del siglo XX".
----------Este alcance innovador de Bontadini consistiría según Sequeri en dos puntos: "La primera es la propuesta de esencialización -que es a la vez simplificación y rigorización- de la paradoja metafísica, que la hipertrofia de la ontología escolástica ha acabado por debilitar su vigor y por vaciar de su provocación".
----------Se trata, como he dicho anteriormente, de dos operaciones: la primera operación es la así llamada "vía breve", que ya he mencionado, para demostrar la existencia de Dios. En lugar de aplicar el principio tomista de causalidad eficiente, Bontadini quisiera trabajar sólo sobre el principio de no-contradicción mostrando que, así como la absolutización del devenir es contradictoria, para resolver tal contradicción es necesario admitir la existencia de Dios como creador del mundo.
----------La prueba de Bontadini no es mala, pero es insuficiente, porque se sitúa sólo en el plano de la esencia o del pensamiento y descuida el plano de la existencia o de la realidad, porque se trata de comprender cuál es el fundamento de la realidad y no sólo de resolver un problema de lógica.
----------La segunda operación bontadiniana es, como ya he señalado, la eliminación de la referencia a la nada presente en la fórmula dogmática eclesial de la creación, la cual viene redefinida por Bontadini como acto con el cual Dios elimina la contradicción del devenir mundano que de otro modo sería contradictorio sin este acto. Por lo tanto, para Bontadini, lo finito, lo creado, no es actuación de un posible, sino finitización de un actual, o sea Dios mismo. Es difícil imaginar cómo Bontadini pueda aquí escapar del panteísmo, no obstante no tenga en absoluto, como católico, la intención de ser panteísta.
----------Continúa Sequeri: "La segunda invención, aún más elegante que la primera, consiste en la deducción histórica del aterrizaje metafísico: entendido como inevitable auto-superación del problematismo radical, con el cual se deben hacer las cuentas razonando metafísicamente, precisamente. El problematismo radical, sello distintivo de nuestro tiempo, según Bontadini, prepara objetivamente el inevitable retorno de la metafísica: de hecho, en el momento en el cual el problematismo radical deviene teoría trascendental de la totalidad real, deja surgir un absoluto metafísico indemostrado e indemostrable".
----------Seguiremos mostrando las aporías del discurso de Sequeri en la segunda parte de este artículo.

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