jueves, 14 de marzo de 2024

El concepto de "máquina pensante" es contradictorio

Intentemos comprender con humildad y sin presunción lo que es verdaderamente el alma, sus potencias y sus recursos, sus aspiraciones y sus necesidades, su profundidad y sus alturas, su mundo, sus virtudes, sus vértices, sus conquistas y sus alegrías, su alimento y su Señor, y no nos perderemos en callejones ciegos, sin salida, que no conducen a ninguna parte. Entonces, a la arrogante pregunta que hoy algunos se hacen, ¿podemos construir una máquina pensante?, sabremos responder con la única respuesta posible y verdadera. [En la imagen: fragmento de "Cabalgata", bloque II del friso occidental del Partenón, ca. 447–433 a.C.].

Más inteligente que el hombre
   
----------En el diario italiano Avvenire apareció el pasado 16 de febrero un artículo de Vincenzo Ambriola titulado "Arriva l’intelligenza artificiale generale. Ma sarà capace di “pensare”?". Y resume el discurso en estos términos: "La nueva frontera de la tecnología es desarrollar máquinas capaces no sólo de realizar tareas definidas sino de aplicar esquemas de resolución a cualquier situación. Como lo hace el hombre".
----------En el texto del artículo Ambriola nos explica qué entiende él por "inteligencia artificial general". La inteligencia artificial sería "la extensión de la inteligencia artificial a niveles propios de los humanos. No se trata de una inteligencia 'estricta', capaz, por ejemplo, de jugar al ajedrez o de reconocer imágenes, sino de aplicar esquemas de resolución de problemas a cualquier situación".
----------Se trataría, en definitiva, de construir "una máquina super-inteligente, capaz de 'superar con creces todas las actividades intelectuales de cualquier ser humano dotado de cualquier tipo de inteligencia'...".
----------Al respecto, el autor del artículo nos señala que ya existe una "inteligencia artificial generativa capaz de dialogar como un ser humano". "Se trata -continúa el articulista- de una máquina que, a buen título, puede ser considerada intelectualmente superior a los humanos". En conclusión se pregunta: "¿Debemos creer que algún día las máquinas serán capaces de pensar? Es difícil de responder, porque el progreso tecnológico siempre apunta hacia objetivos lejanos y aparentemente inalcanzables".
----------Debemos decir que la respuesta a la pregunta de Ambriola en realidad no es difícil, si sólo reflexionamos en el hecho de que el concepto mismo de "máquina pensante" es contradictorio. En efecto, el conocimiento, con la consiguiente conciencia, racionalidad, voluntad y el lenguaje de la comunicación humana, son actividades por su esencia inmateriales, y por tanto no pueden ser el efecto de una máquina construida por el hombre, la cual pertenece al mundo material, hoy estudiado desde la física cuántica.
----------El conocimiento intelectual, el pensamiento, la conciencia, el razonar, la voluntad, el libre albedrío y el lenguaje conceptual, son entes que pertenecen a un plano de la realidad, el plano del alma o del espíritu, inmensamente superior y más poderoso que el plano material.
----------Además, la actividad cognoscitiva ya en los animales y aún más en el hombre no es actividad transitiva, física, cuántica y material, que emana del agente hacia lo externo en el espacio y en el tiempo, sino que es una actividad inmanente al sujeto, por la cual el agente refleja y actúa y vuelve a sí mismo -he aquí la conciencia-, entra en sí mismo, es transparente a sí mismo, lo cual es absolutamente imposible para los cuerpos y para las sustancias químicas o materiales, que no pueden penetrar dentro de sí mismas, debido a la impenetrabilidad de la materia, sino sólo proyectarse hacia afuera, hacia un objeto o término externo.
----------En cambio, el conocer alcanza y contacta, claro que sí, con el objeto externo, pero luego se apropia de él inmaterialmente e intencionalmente, lo internaliza no en su materialidad, cosa que en todo caso pertenece a la actividad nutricional, sino que lo hace suyo mediante una representación inmaterial, una imagen o un concepto. Por eso Aristóteles decía que no es la piedra lo que está en el alma, sino la imagen de la piedra.
----------El fiel cristiano conscientemente comprometido en su condición de apóstol, el católico auténtico, no puede ni debe pensar que el tema que aquí estoy considerando resulta banal o superfluo a la obra evangelizadora. En absoluto. ¿Cómo puede acceder a la fe, a una más consciente, verdadera y responsable relación con Dios aquel no-creyente que no sepa distinguir la realidad de lo material de la realidad de lo espiritual? Imposible. O humanamente imposible. Quitar este obstáculo es labor de la apologética.
----------Semanas atrás, mientras hojeaba un viejo y ya destartalado manual de filosofía escolástica que ofrecía uno de los puestos de libros de segunda mano en la esquina de San Martín y Córdoba en la ciudad de Mendoza, no logré llevar a buen puerto el diálogo iniciado con el vendedor, que se empecinaba en convencerme de que la actividad del pensamiento es el efecto de nuestra actividad cerebral. A aquel pobre vendedor de libros, que acaso alguna vez había recibido alguna noción de filosofía en su escuela secundaria o en la universidad, sin embargo, le resultaba imposible comprender que entre lo material y lo espiritual no existe ni puede existir continuidad al punto de que de lo primero pueda surgir naturalmente lo segundo.
----------Aquel puestero de libros era capaz de regatearme el precio del libro de filosofía que yo quería llevarme a casa, informándome al detalle de sus diferentes precios en Mercado Libre, pero era incapaz de entender todo el interiorismo del conocer y del querer del hombre, que es absolutamente ajeno o extraño a la actividad física o fisiológica de las entidades materiales, ajeno también a las entidades vivientes, aunque fueran incluso las neurológicas, subatómicas o electromagnéticas del cerebro humano.
----------Por consiguiente, la idea de que una máquina pueda llegar a conocer, tener conciencia y pensar surge de una falsa idea del conocimiento y del lenguaje, que no están hechos de materia, ni siquiera de materia sutil o subatómica, sino que son inmateriales e intencionales y, en el hombre, son espirituales, son actos que por su superioridad a los actos físicos considerados por la física cuántica, no pueden absolutamente ser causados por el cerebro, que es sólo la condición material de posibilidad de los actos cognitivos, esto ya en los propios animales, cuya alma es, claro que sí, extensa y dependiente de la materia, y mucho menos en el hombre, cuya alma inextensa, aunque sea cierto que actúa en todo el cuerpo, es capaz de subsistir por sí después de la muerte independientemente del cuerpo, es decir, es puramente espiritual.
----------La física cuántica ha llegado a conocer, niveles ontológicos infinitesimales y bajísimos de la materia, una materia sutilísima (software) no inmediatamente perceptible por nuestros sentidos, niveles que están en la base de la física galileana, esa física que tiene por objetos de su estudio a los cuerpos y a las energías que caen inmediatamente bajo nuestros sentidos (hardware), la llamada "física clásica".
----------Que la física cuántica haya llegado a descubrir la similitud entre los determinismos neurológico-biológicos infraatómicos del cerebro y los determinismos infraatómicos de la naturaleza física, es un hecho entusiasmante que testimonia la sabiduría ordenadora del Creador que ha querido esta maravillosa correspondencia, que debe conducirnos a comprender mejor el plan divino sobre el hombre, señor de lo creado, que con su genio, a imitación del divino Artista, está llamado a perfeccionar la obra de la naturaleza con las producciones de la técnica para enriquecer su propia vida espiritual e incrementar la comunión entre los hombres y no ciertamente para que se le suba a la cabeza el creer poder sustituirse a Dios.
----------Pero imaginar ser capaces de producir una máquina a la cual delegar la tarea de guiarnos hacia nuestra felicidad es la más absurda de las imaginaciones dignas de una mente perversa en medio de la locura.
----------Es cierto que la física cuántica ha sabido proyectar su mirada sobre el mundo misterioso, complicadísimo y fascinante, de la micromateria, con energías aterradoras pero también inmensamente prometedoras, un mundo enrarecido, electrizado, impalpable, imponderable y esquivo, donde la probabilidad sustituye a lo cierto, lo casual parece sustituir lo causado, el desorden parece sustituir al orden, lo determinado parece indeterminado, lo contingente parece sustituir lo necesario, y es cierto que este mundo considerado por la física cuántica puede dar la impresión de ser espiritual, mundo de la conciencia y del pensamiento.
----------Precisamente de aquí ha nacido la ilusión de haber cruzado actualmente los límites de la materia para haber entrado en el dominio ilimitado del espíritu absoluto y de la conciencia absoluta. De ahí ha surgido la idea de poder proyectar y construir máquinas que funcionen de modo similar al cerebro humano, con prestaciones potentísimas, prodigiosas e inimaginables.
----------Pero las cosas no son así en absoluto. Estamos siempre en el horizonte de lo material, de lo físico y de lo cuantitativo. Debemos estar atentos y tener cuidado de que tal confusión no se nos suba a la cabeza. Si es cierto que nuestros sentidos no alcanzan inmediatamente el objeto físico, y lo alcanzan mediatamente y lo miden mediatamente nuestros instrumentos de investigación, no por eso hemos en absoluto alcanzado el mundo del espíritu, por más que este mundo pueda asemejarse a él por su sutileza.
----------El hecho incontrovertible y racionalmente demostrable sigue siendo siempre el hecho de que el conocimiento no puede ser el efecto de la actividad de un simple cuerpo físico o energía física o cuántica o de una máquina o de un dispositivo ideado y construido por el hombre, todas cosas pertenecientes a la finitud y contingencia del ser material.
----------La actividad cognoscitiva supera las fuerzas y las posibilidades de estos entes o fuerzas materiales, cuyos efectos no pueden sino ser materiales, dado que el efecto no puede ser superior a la causa, efectos o cosas cuyo horizonte es sólo el del devenir, el de lo sensible, de lo cuantificable, de lo mensurable, de lo finito, de lo contingente, de lo generable y corruptible, y no pueden elevarse al nivel de la intencionalidad propia del conocer y del querer, que barren el horizonte de lo puramente inteligible, del ser, de lo espiritual, de lo necesario, de lo universal, de lo eterno, de lo supratemporal y supra-espacial, de lo infinito y de lo absoluto.
----------Por el contrario, el acto del conocer, es un efecto de un ente viviente, que supera al ente no-viviente sensible, material y cuántico; y no basta que sea ente viviente de vida vegetativa, como las plantas, sino que es necesario que esté animado al menos por un alma sensitiva, como lo está el animal, y mejor aún si está animado por un alma espiritual y racional como lo está el hombre. El hombre puede construir la máquina, pero no puede construir el viviente: lo puede sólo generar mediante la actividad sexual. No puede dar la forma sustancial a la materia prima: esto compete sólo a Dios creador.
----------La actividad tecnológica del hombre se limita a transformar químicamente o mecánicamente elementos, a ensamblar racionalmente sustancias parciales en un único conjunto o dispositivo o aparato, a dar diferentes orientaciones a flujos o energías naturales, a agregar artificialmente orden o formas o modificaciones que son accidentales, a materiales o sustancias naturales.
----------El hombre puede generar al hombre, pero no puede construirlo, porque el hombre, con la técnica, sólo puede dar una forma o un orden o una estructuración accidental a una sustancia natural a él presupuesta, que no le corresponde a él sino a Dios traer al ser desde la nada, porque el hombre puede crear obras de arte, pero no puede crear entes de la naturaleza o del cosmos.
----------Ciertamente, a la aplicación operativa y técnica de la física cuántica debemos en nuestro tiempo la invención y la construcción de esas maravillosas máquinas que son los computer y aquella que impropiamente viene llamada hoy "inteligencia artificial", expresión sumamente equívoca que tiende a hacernos confundir lo espiritual con lo material, cuando habría sido mejor conservar la humilde expresión precedente de "calculadora electrónica", que es una denominación verdaderamente apropiada.
----------La falsa impresión de que la física cuántica pueda demostrar que la máquina pueda estar dotada de conciencia, que la conciencia pueda tener origen de la máquina, e incluso que la máquina puede pensar y realizar actos de conciencia y de intelecto, como algunos creen, la falsa idea de que la física cuántica pueda demostrar la inmortalidad del alma, supone ciertamente una idea materialista del alma.
----------Intentemos comprender con humildad y sin presunción lo que es verdaderamente el alma, sus potencias y sus recursos, sus aspiraciones y sus necesidades, su profundidad y sus alturas, su mundo, sus virtudes, sus vértices, sus conquistas y sus alegrías, su alimento y su Señor, y no nos perderemos en callejones ciegos, sin salida, que no conducen a ninguna parte.
----------Maravilla encontrar un artículo tan descorazonador y de tan bajo nivel intelectual en el único diario católico nacional avalado por la Conferencia Episcopal Italiana, un artículo dedicado a temas tan importantes como la dignidad del intelecto, del pensamiento, de la conciencia, de la voluntad, y de la libertad humanas, y del lenguaje en relación a los valores morales y a la finalidad ética de la producción tecnológica, cuando hubiéramos esperado, en temas que tocan tan de cerca el sentido último de la vida humana, de la comunicación humana y del obrar técnico, escuchar, no digo el aporte que nos viene de la Revelación, sino al menos el eco de la doctrina psicológica y tecnológica aristotélico-tomista ya consolidada desde el Medioevo tras los dogmas antropológicos de los Concilios medievales.

6 comentarios:

  1. La máquina no piensa, calcula. Y los resultados dependen de lo que se le ponga dentro.

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  2. Justamente, en la contradicción de los términos está la respuesta.

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  3. La máquina ciertamente no piensa, pero su output, su producción, es cada vez más indistinguible de la de un humano. Y lo superará en habilidad. Aquí surge el problema para los humanos: no se plantea una cuestión filosófica, sino un conflicto político.

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    1. Estimado Esteban,
      la máquina puede superar al hombre en aquellas que son las prestaciones ligadas a la actividad psíquico-mecánica, pero debido a su materialidad, nunca podrá alcanzar el nivel de las actividades espirituales.

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  4. Es divertido crear imágenes o escribir textos improbables, y ganar dinero con películas de ciencia ficción con intervención de fabulosos mecanismos de inteligencia artificial, pero es mi inteligencia natural la que le indica al PC que haga lo que yo quiero...

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