viernes, 8 de marzo de 2024

La clave para entender el pontificado de Francisco

La parábola del pobre Lázaro y del rico epulón es la parábola-clave para entender el pontificado de Francisco, y resolver sus aparentes antinomias, aunque él no hable nunca de esta parábola y prefiera, como bien sabemos, otras parábolas de Jesús y otros relatos, como la parábola del buen samaritano o el relato de la pecadora arrepentida. La pregunta a hacerse es: ¿por qué Dios no ha sido misericordioso con el rico epulón? [En la imagen: fragmento de "El pobre Lázaro a la puerta del rico epulón", gouache sobre grafito en papel avitelado gris, entre 1886 y 1894, obra de James Tissot, conservada y expuesta en el Museo Brooklyn, New York, USA].

Una pastoral aparentemente contradictoria
   
----------En la predicación del papa Francisco, tras haber leído sus documentos magisteriales, tras haber recibido su magisterio en sus catequesis y homilías, analizado sus discursos en distintas ocasiones y dirigidos a distintas audiencias, tras haber seguido sus declaraciones prácticamente cotidianas, en todas las circunstancia, las más diversas y hasta insólitas, después de once años de pontificado, todos notamos la existencia de algunos temas que son recurrentes, acerca de los cuales, tal como ellos parecen sonar, muchos se preguntan cómo pueden conciliarse entre sí, mientras que a otros estas aparentes contradicciones les gustan porque parecen justificar la conducta mundana y falsamente católica que ellos viven.
----------¿De qué se trata? Por un lado tenemos el gran tema de la misericordia y de la ternura de Dios hacia todos. Al respecto, el Papa nos dice que Dios perdona a todos, que la Iglesia acoge a todos, que todos se salvan gratuitamente. El Papa no habla de la importancia decisiva de los méritos en orden a la salvación. Parece que Dios salve a todos incondicionalmente. El paraíso del cielo no es ganado, sino simplemente recibido como regalo inmerecido. Da la impresión que las obras no son necesarias; sino que la gracia sea suficiente.
----------¿Acaso ello hace que el Papa sea verdaderamente un hereje como algunos dicen? Nuestra fe católica nos asegura que eso no es posible, y que quien lo afirme por eso mismo ya es sospechoso de herejía. Pero examinemos las cosas un poco más de cerca. Por lo pronto, sabemos que una causa de la herejía está dada por el hecho de que el hereje no llega a resolver ciertas aparentes contradicciones de la Sagrada Escritura, por lo cual el hereje, para evitar la contradicción o salir de ella, elige los pasajes que le agradan y deja de lado los que le parecen contrarios. Así, por ejemplo, hoy los buenistas eligen los pasajes en los que Dios se ve misericordioso, y guardan silencio sobre aquellos en los cuales se muestra severo.
----------Ahora bien, hoy algunos, ya se trate de modernistas o de filo-lefebvrianos, piensan que el Papa sigue el método antes mencionado, y por eso es un hereje. En realidad, esta interpretación parece plausible porque efectivamente el Papa guarda silencio sobre aquellos pasajes del Evangelio donde Cristo habla de la existencia de los condenados. Sin embargo, hay que tener presente que, si el Pontífice guarda silencio sobre esos pasajes, esto no puede ser señal de que él sea hereje, porque esto es algo imposible en un Papa. Por lo tanto, debemos buscar otra explicación de esta conducta del Papa, que aquí no es doctrinal, pues la existencia de los condenados es un dogma de fe (dogma contenido en el Símbolo Atanasiano del siglo IV, Denz.76, en el Concilio de Quierzy del 853, Denz.623, y en el Concilio de Trento, Denz.1523), sino pastoral.
----------El actual Romano Pontífice, como ha ocurrido con todo Papa en la historia de la Iglesia, desarrolla, mediante una elección pastoral suya, que él juzga útil, necesaria o adecuada al tiempo particular y a las circunstancias en las cuales vive, una propia temática pastoral y doctrinal, ya bien conocida.
----------Así, nosotros escuchamos del Papa, por ejemplo, que: la fe viva no es asunción de ideas abstractas, sino encuentro vivo con Cristo. Que la vida es más importante que la doctrina. Que la realidad es más importante que la idea. Que Cristo no ha venido para condenar sino para salvar. Que la ética cristiana es una ética del amor, no de la ley. Que la Iglesia no discrimina a nadie, sino que acoge a todos.
----------El papa Francisco nos dice que todos somos hermanos e hijos de Dios, que la pluralidad de las religiones expresa la belleza de la diversidad y es querida por Dios. Que todos, aunque sea inconscientemente, están a la búsqueda de Dios, incluso los llamados ateos. Por otra parte, el Papa desaprueba y condena el pecado, pero el caso es que nunca dice que el pecado merezca el castigo o que el pecado es efectivamente castigado. Da la impresión que para él todos los pecados sean siempre perdonados.
----------Es cierto que el Papa habla del arrepentimiento, de la conversión y de la penitencia, pero parece excluir la existencia de impenitentes y de no-arrepentidos, si es cierto, como parece, que todos son perdonados y se salvan. Así, el Papa parecería dar razón al buenismo de Rahner y de Von Balthasar.
----------Francisco no habla de la hostilidad de la naturaleza como consecuencia del pecado original, ni del valor satisfactorio y expiatorio del sufrimiento, aunque hable a menudo de Jesús Crucificado. Se limita a decir que Cristo ha sufrido porque nos ama. No presenta el pecado como deuda que hay que pagar, sino sólo como falta de amor. Le agrada la mística. Reconoce los votos religiosos, el valor del sacrificio y de la renuncia, pero parece sentir cierta antipatía o aversión por la ascética. Sin embargo, admite la lucha contra el demonio. Pero parece que los pecados o deudas vengan perdonados o descontados no porque Cristo haya pagado en nuestro lugar, sino por pura, gratuita e incondicional misericordia.
----------El papa Francisco calla sobre la existencia del infierno y de los condenados; de hecho, como sabemos, recientemente, en un programa de la TV italiana ha expresado el deseo personal de que todos se salven, aunque obviamente haya dicho que no intentaba expresar un dogma. También ha dicho que la verdad de fe no es repetir siempre y todas las veces lo mismo, sino ver desde el propio punto de vista y progresar en el conocimiento. Ha dicho que Dios no es identidad absoluta sino trinidad y comunión de personas.
----------No habla de los inminentes y eventuales castigos ni de flagelos apocalípticos, excepto para prospectar el riesgo de una guerra nuclear. Durante la reciente pandemia de Covid ha insistido mucho en el deber de la solidaridad, pero no ha dicho una sola palabra acerca de que se pudiera interpretar la pandemia como una pena sobre los malvados y una llamada divina a la penitencia y a la conversión.
----------Por otra parte, tenemos en el Papa el gran tema de la justicia social y la denuncia de las injusticias y otros vicios, de las mentiras y de las ideologías: la violencia ejercida por los poderosos sobre los débiles, sobre las mujeres, sobre los niños, sobre los ancianos, sobre los pobres; sobre el horror de la guerra; el racismo, el nacionalismo, las discriminaciones y el odio hacia el hermano; el pesimismo, el catastrofismo, la charlatanería y la difamación; la crueldad hacia las personas frágiles; la opresión y la explotación de la naturaleza, de los pobres y de los trabajadores por parte de los ricos y de los grandes industriales, el egoísmo, el egocentrismo, la sed de poder y de dinero, la cerrazón a lo nuevo, el indietrismo, el gnosticismo, la rigidez doctrinal, el pelagianismo, el subjetivismo, la mundanidad, el idealismo, el seguimiento del diablo.
----------Por otra parte también el Papa tiene otras declaraciones que parecen confundirnos, como la condena absoluta de la guerra, que parece ser la condena de cualquier uso de la fuerza militar. O bien que al Papa no le gusta la apologética, en la cual a él parece ver un proselitismo, un clericalismo, un fundamentalismo, un agredir y un polemizar contrario al diálogo, a la escucha del otro, al respeto de lo diferente y a la caridad. Y el Papa parece no tener confianza en la utilidad de las controversias teológicas.
----------Sin embargo, son repetidas sus declaraciones de que los contrastes de intereses y las controversias entre naciones se resuelven con el diálogo, no con el uso de las armas. También tenemos su condena de la pena de muerte, que parece ser una preferencia que el Papa da al interés privado respecto al bien común.
----------El Papa insiste en que no debemos juzgar, que no debemos condenar, que debemos evitar controversias doctrinales; que no pretendamos tener la razón sobre el otro, sino tan sólo dialogar, confrontar posiciones e integrarnos recíprocamente. Dice que la verdad no es la afirmación de la propia identidad, sino estar a la escucha del otro. Que debemos acoger a todos, no excluir a nadie. Que la universalidad de la Iglesia no es abstracción, sino comunión en la diversidad. Que la Iglesia no es una esfera, sino un poliedro.
----------Francisco dice que no debemos convertir, sino convertirnos. Que no se trata de persuadir, sino de testimoniar. Que es necesario crear puentes, no muros. Sin embargo, la conflictualidad y la dialéctica de las ideas es cosa inevitable: debemos evitar el monolitismo y el uniformismo y rebelarnos contra el pensamiento único. La paz no excluye las tensiones, sino que las supera soportándolas.
----------La antinomia fundamental de la predicación del Papa parece resumirse en estos términos: por una parte enseña que Dios tiene misericordia hacia todos y que la salvación es gratuita para todos, pero por otra condena severamente y correctamente nuestra falta de misericordia hacia nuestro prójimo, así como cualquier forma de pecado, violencia, venganza, arrogancia, soberbia, abuso, injusticia, opresión, avaricia, ira, envidia, gula, sensualidad, agresión, odio hacia el prójimo, aun cuando sea enemigo.
----------Ahora bien, a la vista de esa antinomia fundamental, está claro que los misericordistas, los buenistas y los modernistas se aprovechan en gran medida de esta aparente excesiva indulgencia, debilidad y buenismo del Papa para dar una apariencia de legitimidad a su licensiosidad moral y sentirse autorizados en su egoísmo, al tiempo que aparentan ser devotos fieles del Papa: si también los opresores del prójimo, los egoístas, los ricos epulones, los libertinos, los odiadores y los violentos son perdonados y van al paraíso del cielo, ¿quién o qué les impide continuar haciendo tranquilamente lo que hacen?
----------Por otra parte, en el polo opuesto de la actual grieta eclesial, también los filo-lefebvrianos encuentran en esa antinomia ocasión y pretexto para propagandear su indietrismo, arremetiendo contra un Papa al que consideran oportunista y ambiguo, que no cree en el infierno, que cede a los modernistas, que permite el laxismo y el relativismo ético y el indiferentismo religioso, que se las arregla oscilando entre Dios y el mundo, que quiere mantener contentos a los poderosos con una fingida defensa de los pobres.
   
Una parábola-clave para comprender la pastoral del papa Francisco
   
----------La parábola del rico epulón es la parábola-clave para entender el papado de Francisco, y resolver sus aparentes antinomias, aunque él no hable nunca de ella y prefiera, como bien sabemos, otras parábolas y otros relatos, como la parábola del buen samaritano o el relato de la pecadora arrepentida.
----------En esta parábola encontramos las dos polaridades de la aparente antinomia y los medios para resolverla. Las dos polaridades son la figura de Lázaro y la figura del rico epulón, dos figuras antitéticas sobre las cuales el papa Francisco insiste muchísimo. Lázaro, es el símbolo de la humanidad sufriente y desventurada, que padece injusticia. Lázaro son las masas interminables de los pobres, de los frágiles, de los marginados, de los enfermos, de los hambrientos, de los migrantes, de los oprimidos, de los perseguidos, de los humillados, de los olvidados. El rico epulón son los egoístas, los prepotentes, los opresores, los violentos, los odiadores, los belicistas, los que cometen en nuestro mundo injusticias de todo tipo.
----------Pero si todos son misericordiados, ¿lo son también los malhechores, los ladrones, los asesinos, los terroristas, los opresores, los explotadores, los traficantes de armas, los tiranos, los violadores, los generistas, los abortistas? ¿Todos van al paraíso del cielo sin siquiera pasar por el purgatorio?
----------Ahora bien, la parábola del rico epulón sirve también para conectar la enseñanza del Papa con otras parábolas, de las cuales tampoco el Papa nunca nos habla, parábolas que parecen contradecir su enseñanza aparentemente buenista, parábolas donde es claro el concepto del mérito, de la justicia divina y del castigo eterno, como la parábola de los pérfidos viñadores (Mt 21,28-45) o la de los talentos (Mt 25,14-30) o la de los trabajadores que tienen todos la misma paga (Mt 20,1-16).
----------Se debe decir que el papa Francisco acepta implícitamente estas parábolas. La aceptación implícita por parte del Papa de la enseñanza de estas parábolas es evidente desde el momento en que él predica acerca de la necesidad de la caridad, del rechazo del odio, de la imitación de Cristo, de la escucha del Espíritu Santo, de la conversión, la penitencia, las buenas obras, la práctica de la misericordia y de la justicia.
----------Clarísima en la predicación del papa Francisco es la condena del rico epulón. Por consiguiente, debemos derivar de ello la conclusión de que cuando el Papa dice que Dios es misericordioso con todos, está claro que no entiende decir que en el infierno no haya nadie. De lo contrario, debería contradecir la enseñanza de Cristo y afirmar que quienes no han ejercido misericordia recibirán misericordia.
----------Por otra parte, cuando el Papa habla de los ricos epulones, de los explotadores y de los opresores, está claro que habla de personas que no ejercen misericordia, que sólo se preocupan por sí mismas, por afirmarse a sí mismas sobre los demás, personas a las que no les importa el bien de los demás y las necesidades de los demás, y no tienen piedad de los que sufren, personas que no se esfuerzan para consolarlos, personas que no se corrigen de sus pecados, personas que olvidan sus deberes de solidaridad, personas que oprimen a los pobres en lugar de ayudarlos, personas que engañan al prójimo en lugar de iluminarlo, personas que no ejercen la justicia sino que favorecen a los culpables en detrimento de los inocentes.
----------El Papa, con su predicación a favor de los infinitos Lázaro de esta vida, nos hace comprender que, si Lázaro va al paraíso del cielo y recibe misericordia, no es tanto porque era pobre y ha padecido injusticia, ni porque el rico epulón no haya tenido piedad de él, ya que esto también le sucede a los pecadores, sino que el Papa nos hace comprender que Cristo sobreentiende que, si Lázaro va al paraíso del cielo, es porque ha buscado y amado a Dios y al prójimo, ha aceptado con fe la Palabra de Dios, ha obedecido los mandamientos del Señor, ha mostrado paciencia, se ha procurado méritos, ha esperado en el premio celestial, ha practicado y pedido misericordia, se ha arrepentido de sus pecados, en un continuo camino de conversión.
----------Por otra parte, cuando el Papa condena con palabras severas a los ricos epulones, es del todo evidente que para ellos no hay misericordia, porque ellos mismos con su soberbia e impenitencia se han sustraído de ella, pero, como está expresado claramente por la parábola, para ellos existe la justicia y el castigo eterno, porque no han practicado ni invocado la misericordia y en consecuencia no han tenido derecho a confiar en la divina misericordia. No podemos pretender obtener lo que por nuestra propia mala voluntad no nos hemos puesto en condiciones de poder obtener, incluso si el donante quiere dárnoslo.
----------Entonces, ¿cómo pone de acuerdo el papa Francisco a los Lázaro que reciben misericordia con la condena de los ricos epulones? ¿Cómo puede el Santo Padre afirmar que Dios tiene misericordia de todos, aunque reconociendo implícitamente, a través de la parábola del rico epulón, que existen los condenados?
----------El Papa resuelve su aparente contradicción entre la salvación de Lázaro y la condena del rico epulón remitiéndonos implícitamente al significado de la misma parábola, la cual nos hace comprender cómo la justicia divina se concilia con la misericordia, es decir, nos hace comprender que, aunque Dios nos haya creado para Él, y quiere a todos salvados, no todos, por su egoísmo, por su malicia y soberbia, buscan y aman a Dios, no todos, por su propia culpa, aceptan el plan de la divina misericordia, sino que prefieren hacerse Dios de sí mismos, lejos de su rostro con las consecuencias que necesariamente se derivan.

46 comentarios:

  1. Sergio Villaflores8 de marzo de 2024, 9:53

    Un artículo muy hermoso, que arroja plenamente la luz sobre la pastoral de un pontificado que ha suscitado tanta confusión en muchos.
    Felicitaciones, Padre Filemón, y gracias por su incansable trabajo.
    Nunca agradeceré lo suficiente a la divina Providencia el haber encontrado su blog, casi por casualidad, hace un par de años...

    Sergio Villaflores (Valencia, España)

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    1. Estimado Sergio,
      sus palabras me han conmovido profundamente y las siento como un fuerte estímulo para continuar con mi trabajo.
      Estoy muy contento con este acuerdo pleno que nos une a trabajar por la Viña del Señor.

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  2. Estimado Padre: Lamento tener que discrepar con usted en su lectura sobre este asunto, pero Francisco ha expresado claramente su coincidencia con Rahner y Von Balthasar:

    “Dios es luz que ilumina las tinieblas y que aunque no las disuelva hay una chispa de esa luz divina dentro de nosotros. En la carta que le escribí recuerdo haberle dicho que aunque nuestra especie termine, no terminará la luz de Dios que en ese punto invadirá todas las almas y será todo en todos.” Francisco, Entrevista con Eugenio Scalfari el 24 de septiembre de 2013, publicado el 1 de octubre en La Repubblica.

    “El Señor a todos, a todos nos ha redimido con la sangre de Cristo: a todos, no solo a los católicos. ¡A todos! ‘‘Padre, ¿y los ateos?’’. A ellos también. ¡A todos! ¡Y esta sangre nos hace hijos de Dios de primera clase! ¡Hemos sido creados hijos a imagen de Dios y la sangre de Cristo nos ha redimido a todos!” Francisco, homilía en Santa Marta el 22 de mayo de 201.

    “En Cristo nadie puede nunca separarnos verdaderamente de aquellos que amamos porque la unión es una unión existencial, una unión fuerte que está en nuestra misma naturaleza; cambia solo la forma de estar junto a cada uno de ellos, pero nada ni nadie puede romper esta unión. “Padre, pensemos en aquellos que han renegado de la fe, que son apóstatas, que son los perseguidores de la Iglesia, que han renegado su bautismo: ¿también estos están en casa?”. Sí, también estos, también los blasfemos, todos. Somos hermanos: esta es la comunión de los santos. La comunión de los santos mantiene unida la comunidad de los creyentes en la tierra y en el Cielo.” Francisco, Audiencia general, 02/02/2022.

    Por otro lado, cuando Francisco condena la pena de muerte o cuando dice que "todos somos hermanos e hijos de Dios, que la pluralidad de las religiones expresa la belleza de la diversidad y es querida por Dios" -lo cito a usted-, no hay manera de interpretar esas palabras en conformidad con la Sagrada Escritura ni con el magisterio de la Iglesia...

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    1. Estimado Alejandro,
      respondo de modo brevísimo a los párrafos que citas:
      1. El primer pasaje relativo a la entrevista con Scalfari está sujeto a dos cuestiones previas al juicio. La primera es que es necesario verificar si el Papa efectivamente ha dicho esas cosas. La segunda es que aquí no se trata de magisterio, sino de simple coloquio privado.
      El Papa es infalible sólo cuando enseña a toda la Iglesia como Maestro de la fe.
      2. El hecho de que todos hayan sido redimidos no significa necesariamente que todos hayan aceptado la redención.
      3. Está claro que los pecadores van al paraíso del cielo, siempre y cuando se arrepientan de sus pecados.
      Por lo tanto, evidentemente el Papa, si habla de personas salvas, da a entender que se han arrepentido precedentemente; de lo contrario, sería absurdo pensar una comunión con los perseguidores de la Iglesia impenitentes.
      4. Cuando el Papa habla de legítima variedad de las religiones, es evidente que se refiere a todo lo que no toca las verdades religiosas universales y obligatorias para todos, porque en este campo no está admitida ninguna diversidad, sino que sólo existe la alternativa entre lo verdadero y lo falso.

      Repito lo que ya te he dicho en otros diálogos entre nosotros: no estamos discutiendo sobre palabras o términos literales (en tal caso seríamos fundamentalistas) sino sobre los conceptos que expresan y, por supuesto, teniendo en cuenta quien los expresa, por lo tanto, suponiendo el dogma de todo lo que comprende la institución del Supremo Pontificado, instituido por nuestro Señor Jesucristo.
      Y te repito lo mismo que en otra ocasión te expresé: trata de reflexionar sobre mis artículos y mis respuesta de modo sereno y sin prejuicios, porque las respuestas que ya sobradamente te he dado, te tendrían que ayudar a solucionar cualquier objeción que presentes. ¿O acaso me obligarás a auditar todos y cada uno de los pasajes que en tus apuntes, publicaciones y libros has citado del papa Francisco en estos años, para socavar su autoridad petrina?
      Precisamente mi artículo de hoy ofrece la disolución a la antimonia fundamental en la predicación pastoral del papa Francisco.
      Por favor, trata de reflexionar. Te he respondido por misericordia, pero ¿no es hora de que apliques los principios de discernimiento que ya te he ofrecido? Sé que eres capaz. Y Dios no deja de brindarte su gracia para que puedas volver a la fe católica.

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    2. Estimado Padre: Le agradezco mucho su amable y caritativa respuesta. Estoy de acuerdo con los principios que enuncia, pero no con su aplicación concreta. El motivo es muy simple: observo que lo que acá entra en juego es el error propio del modernismo, que hace de Dios una realidad inmanente al hombre y vuelve metafísicamente imposible la condenación eterna. El fundamento se halla en Gaudium et Spes 22: “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre”, noción ampliamente desarrollada por Juan Pablo II:

      I. “Cristo Señor ha indicado estos caminos sobre todo cuando -como enseña el Concilio- mediante la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre. […] Este hombre es el camino de la Iglesia, camino que conduce en cierto modo al origen de todos aquellos caminos por los que debe caminar la Iglesia, porque el hombre -todo hombre sin excepción alguna- ha sido redimido por Cristo, porque con el hombre -cada hombre sin excepción alguna- se ha unido Cristo de algún modo, incluso cuando ese hombre no es consciente de ello.” Redemptor Hominis n. 13/14.

      II. “[…] debemos […] manifestar al mundo nuestra unidad […] en la revelación de la dimensión divina y humana […] de la Redención, en la lucha con perseverancia incansable en favor de esta dignidad que todo hombre ha alcanzado, […] que es la dignidad de la gracia de adopción divina.” Idem, n. 11.

      III. “Nace el Redentor del hombre. Con Él nace la humanidad nueva. Y con Él nace la Iglesia […] A la Iglesia, por su misión primordial, nacida con Cristo nacido, y recibida de Él con mandato solemne, incumbe defender la dignidad del hombre: de cada hombre -como he escrito en mi primera Encíclica-. Porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este misterio.” Discurso a la curia romana, 22-12-1979.

      IV. “Cristo […] nos conoce con el conocimiento y con la ciencia más interior, con el mismo conocimiento con que Él, Hijo, conoce y abraza al Padre y, en el Padre, abraza la verdad infinita y el amor. Y, mediante la participación en esta verdad y en este amor, Él hace nuevamente de nosotros, en Sí mismo, los hijos de su Eterno Padre; obtiene, de una vez para siempre, la salvación del hombre: de cada uno de los hombres y de todos, de aquellos que nadie arrebatará de su mano... En efecto, ¿quién podría arrebatarlos?” Homilía del 27-04-1980.


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    3. (Continuación del comentario anterior) - V. “[…] como el Concilio Vaticano II recuerda, [el hombre] es la única criatura que Dios ha querido por sí misma y sobre la cual tiene su proyecto, es decir, la participación en la salvación eterna. No se trata del hombre abstracto, sino del hombre real, concreto e histórico: se trata de cada hombre, porque a cada uno llega el misterio de la redención, y con cada uno se ha unido Cristo para siempre a través de este misterio.” Centesimus Annus n. 5.

      VI. “En el hecho de la Redención está la salvación de todos, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno Cristo se ha unido, para siempre, por medio de este misterio.” Redemptoris Missio n. 4.

      VII. “Este rayo de la noche de Navidad […] es la chispa de luz más profunda de la humanidad a quien Dios ha visitado, esta humanidad acogida de nuevo y asumida por Dios mismo […] La naturaleza humana asumida místicamente por el Hijo de Dios en cada uno de nosotros, que hemos sido adoptados en la nueva unión con el Padre. La irradiación de este misterio se expande lejos, muy lejos; alcanza también aquellas partes o esferas de la existencia de los hombres en las que todo pensamiento acerca de Dios […] parece estar ausente.” Audiencia general, 27-12-1978.

      VIII. “La Eucaristía: el Sacramento de la Alianza del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, de la Alianza que es eterna. Esta es la Alianza que abarca a todos. Esta Sangre llega a todos y salva a todos.” Homilía del 06-06-1985.

      Le aseguro que siempre lo leo con atención e imparcialidad, y he aprendido mucho gracias a sus escritos. Pero en este punto, por desgracia, no coincido con usted. Usted alegará nuevamente la infalibilidad del magisterio pontifical en materia de fe y moral, que naturalmente yo acepto, y es precisamente ese carisma inherente al sucesor de Pedro que me lleva a cuestionar la legitimidad de los papas conciliares. Pienso que, al ser modernistas, a pesar de haber sido electos de modo canónico, no han sido investidos con el poder de jurisdicción sobre la Iglesia universal, el cual los habría vuelto inmunes al error: no hallo ninguna otra explicación para resolver lo que, a mi entender, constituye una contradicción entre el supuesto “esse” de dichos papas y el “agere” concreto que han manifestado de diversas formas desde el CVII, comenzando por el “ecumenismo” y el “diálogo interreligioso”…

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    4. Estimado Alejandro,
      respondo de acuerdo con los distintos puntos que planteas.
      1.
      Los rahnerianos han interpretado estas palabras: "Cristo se ha unido de algún modo con cada hombre" en el sentido de que, de hecho, Cristo está unido en gracia con cada hombre. Si efectivamente así fuera, entonces todos irían al cielo y el infierno estaría vacío, porque todos estarían en gracia, todos serían buenos, y este es el principio del buenismo.
      En cambio, el Concilio Vaticano II entiende decir que Cristo es el Redentor y Salvador de la humanidad, el cual ofrece a todos, con su gracia, la posibilidad de la salvación. Pero, como enseña Cristo mismo y con él la Iglesia, esto no significa en absoluto que todos vayan al paraíso del cielo. De hecho, cada uno de nosotros dispone del libre albedrío, por lo cual hay quienes acogen la gracia y quienes la rechazan.
      En efecto, la gracia no es parte esencial o fin esencial de la naturaleza, sino que es un don gratuito no requerido necesariamente por la naturaleza humana como tal.
      Alejandro, si tú, acusándome de modernismo, consideras que yo acepto la interpretación rahneriana de ese pasaje del Concilio, te darás cuenta de que estás equivocado en base a lo que he dicho anteriormente.
      ¿Esta tu sospecha de buenismo, te viene tal vez del hecho de que yo, junto con el papa Francisco, sostengo que los DR (divorciados vueltos a casar) pueden estar en gracia? Me explico mejor. ¿Acaso consideras tú que esta tesis de los DR en gracia suponga la herejía del buenismo?
      Por cuanto respecta a los pasajes del Papa, donde parece que él acepte el buenismo, creo haberlos interpretado de tal manera que aclaren que en realidad el Papa no excluye la existencia de los condenados. ¿Quizás no estés satisfecho con mi explicación?

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    5. II.
      Cuando el Papa habla de la dignidad de la gracia de la adopción divina, que todo hombre ha alcanzado, no entiende decir que todo hombre está en gracia y por tanto todos van al cielo, sino que se refiere al hecho de que Cristo da a todos la posibilidad de vivir en gracia y de ser salvos.
      Pero el Papa no excluye en absoluto que, aunque todo hombre haya recibido la gracia de Cristo, haya alguno que voluntariamente rechace esta gracia.

      III.
      También aquí es necesario decir lo que ya he dicho, esto es, que el Papa entiende decir que Cristo es el Salvador de todos y a todos ofrece la gracia. Pero esto no significa que todos la acojan, como dice el Prólogo de san Juan: "Vino entre los suyos y los suyos no le han acogido".

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    6. Estimado Padre: Nunca me ha venido a la mente pensar que usted pudiera adherir a la herejía de la salvación universal ni tampoco lo estoy acusando de modernismo, al contrario, pienso que usted tiene una gran claridad conceptual al respecto. Mi divergencia con usted no es en los principios, sino en la manera -a mi parecer, forzada- en que intenta demostrar que los papas conciliares los dejan a salvo, a pesar de los abundantes dichos y hechos que van en sentido contrario…

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    7. IV.
      También aquí el Papa se refiere a la universalidad de la salvación obrada por Cristo, poniendo en luz, como dice el mismo Cristo, que nadie puede quitarle las almas que le pertenecen.
      Pero también aquí no debemos pensar que el Papa pretende excluir que algunos, por su propia culpa, rechacen la salvación que Cristo les ofrece.

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    8. V.
      Efectivamente, las palabras son éstas: Cristo se ha unido para siempre a cada hombre. Ciertamente aquí viene expresado un hecho. Pero, ¿cuál es este hecho? El amor de Cristo por nosotros. Ahora bien, ¿qué implica un acto de amor? Que el amante se una con el amado. ¿Pero qué cosa puede acceder? Que el amado rechaza el abrazo del amante.
      Ahora bien, dejando a un lado la metáfora, ¿qué quiere decir esto? Que algunos rechazan este amor y le correspondan con el odio. Y ellos no se salvan.

      VI.
      Las palabras que plantean problema son las siguientes: Cristo se ha unido a cada uno, para siempre, a través del misterio de la Redención.
      La respuesta es similar a la del número anterior.
      Esta unión definitiva debe ser entendida como ejecución del plan del Padre, porque Cristo es la última posibilidad que nos viene ofrecida. Sin embargo, también en este caso se debe entender que no todos acogen esta unión definitiva.

      VII.
      En este pasaje parecería que el Papa sostuviera que Cristo ha asumido a la entera humanidad. Pero evidentemente, si se interpretara de ese modo, se estaría equivocado, porque un Papa sabe mejor que nosotros que el Hijo de Dios no ha asumido la humanidad, sino una determinada particular naturaleza humana, que es la singular e individual naturaleza humana de Cristo.
      Es obvio, sin embargo, que la asunción de una particular naturaleza humana por parte del Verbo es funcional a la salvación de toda la humanidad, a condición de que cada hombre, en la fe y en el amor, se una a esa particular humanidad, que es la humanidad de Cristo. Esto es lo que entiende decir el Papa, cuando habla de la asunción de la entera humanidad.
      No está dicho que el Papa niegue que alguno no observe este pacto de amor.

      VIII.
      El hecho de que la Sangre de Cristo salve a todos, no quiere decir que, de hecho, todos sean salvos, sino que Cristo dona a todos un poder salvífico, utilizando el cual cada uno puede salvarse.
      Santo Tomás de Aquino dice que la Eucaristía es una medicina universal, pero está claro que si uno no la usa no se cura de su mal.

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    9. Estimado Alejandro,
      acusar al Concilio Vaticano II y al siguiente magisterio de los Papas del postconcilio de modernismo significa o bien no saber qué es el modernismo o bien no haber entendido lo que dice ese magisterio.
      En efecto, el modernismo no son en absoluto las nuevas doctrinas del Concilio, sino que en todo caso son las de Rahner. Y el Concilio no está infectado en absoluto con los errores de Rahner y, por lo tanto, tú no sabes qué es el modernismo.
      O bien tú no comprendes lo que enseñan el Concilio y los Papas del postconcilio. En efecto, el magisterio del Concilio y de los Papas del postconcilio, aunque no esté situado en el 1° grado de autoridad de las doctrinas, no por ello no enseña la verdad de fe, encontrándose en el 2° y el 3° grado de autoridad de las doctrinas.
      Además, con tu acusación de modernismo, demuestras no saber comprender aquello que hay de nuevo en el progreso doctrinal de la Iglesia.
      Cuando el papa Francisco recuerda la importancia de lo nuevo, es necesario comprender que esto nuevo no es modernismo, sino que es una sana modernidad, es un avance en el conocimiento de la misma verdad.
      El Concilio y los Papas del postconcilio nos ofrecen una profundización del misterio de la Redención y de la Iglesia, misterio que alcanza a toda la humanidad, en una forma que hasta ahora no habíamos comprendido.
      Es decir, hemos comprendido que la misericordia divina se extiende más allá de lo que pensábamos antes del Concilio. En efecto, el Concilio y los Papas del postconcilio nos enseñan mejor que en el pasado cómo se realiza la llamada universal a la salvación.

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  3. Lo que es increíble que alguien nos tiene que “Dar la clave para entender el pontificado de Francisco”. Y si hay otras claves? Por qué la suya es la justa? Parafraseando "algo está podrido en el estado de Dinamarca"

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    1. Estimado Anónimo,
      su discurso no me queda claro.
      ¿Sería tan amable de darme una explicación?

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  4. Lo que ocurre, Filemón, es que si se acepta la licitud de administrar la Eucaristía a los adúlteros porque pueden estar en gracia, en realidad esto podría aplicarse a otros pecados objetivamente graves. Así no habría que excluir a los violadores, a los asesinos, a los ladrones, a los sodomitas y un largo etcétera. Todos podrían, en efecto, decir que, así como los adúlteros, ellos no pueden salir de su situación pecaminosa por tal o cual motivo.

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    1. Estimado Anónimo,
      la indulgencia que el Papa usa hacia estas parejas presupone obviamente que ellas se encuentran en una situación objetivamente insuperable y es tal situación la que implica las atenuantes, que les permiten a estas parejas acceder a los Sacramentos.
      Distinto es el caso de quien puede liberarse de una situación moralmente peligrosa. Es claro que en este caso la excusa sería sólo pretextuosa o engañosa, por lo cual el sujeto, antes de acceder a la Comunión, tendría que hacer una buena Confesión, acompañada de un serio camino penitencial.
      Esta práctica que expongo no es otra cosa que la práctica tradicional de la administración de los Sacramentos.

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    2. Nunca se está en una situación objetivamente insuperable de pecado. Nadie te obliga a adulterar, y Dios da la gracia para resistir cualquier pecado mortal o para salir de una situación de pecado.

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    3. ¿Quién dice que un adúltero no puede liberarse de su situación objetivamente pecaminosa y un asesino a sueldo sí?

      Así como se supone que los adúlteros no pueden liberarse de su situación en algún caso, lo mismo podría decir una pareja de sodomitas que impíamente adoptaron un niño y necesitarían estar juntos para criarlo.

      Esas son las consecuencias absurdas que se siguen de la tesis de que todo magisterio auténtico es infalible.

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    4. R.P. "Ludovicus",
      pueden verificarse situaciones psico-emotivas, en las cuales la voluntad no llega a dominar la pasión o la razón permanece de tal manera ofuscada que se convierte en prisionera de fantasías perturbadoras.
      Esto está atestiguado en las psicopatologías graves y en situaciones excepcionales en las cuales el sujeto, incluso con toda la buena voluntad, atacado por fuerzas psíquicas violentas, o incluso más raramente por intervenciones demoníacas, cumple actos que son objetivamente pecados, pero que dejan al sujeto inocente, porque falta la plena advertencia o el deliberado consentimiento.
      En otras situaciones la voluntad puede seguir siendo responsable, pero, debido a la violencia de la pasión, por ejemplo en campo sexual, incluso un pecado en materia grave genera una culpa leve, propia del pecado venial.
      Las atenuantes de las cuales habla el Papa en la exhortación Amoris laetitia se refieren a este nivel de culpabilidad. Este principio vale para todos los pecados, no sólo para el sexo, sino también para los otros pecados, como por ejemplo el orgullo, la ira, la acedia, la apostasía, etc.
      Por cuanto respecta a la concesión de la gracia, si el sujeto cae bajo el peso de la tentación, es señal de que Dios, por motivos que nosotros desconocemos, no siempre da la gracia para vencer la tentación, como podría ser el miedo o la violencia o la codicia.
      Es evidente que en este caso el sujeto sigue siendo inocente. El ejemplo que se puede dar es este. En una sala colmada por la multitud se produce un incendio, la gente se agolpa hacia la salida, alguien cae al suelo y es pisoteado por la gente. Está claro que aquí no es necesario hacer un proceso judicial por homicidio contra la multitud.
      Si Dios en cambio quiere que el sujeto supere la prueba, entonces da la gracia, por lo cual vale el dicho bíblico que junto con la prueba, Dios da la gracia. En cualquier caso, Dios siempre da a todos la gracia suficiente para la salvación.

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    5. Estimado Anónimo,
      el problema no es simplemente el caso de un adúltero, que está en grado de valerse independientemente de la situación en la cual se encuentra, sino que el caso en examen es el de una pareja, que convive en una situación tal que, por motivos de fuerza mayor, no puede dar por terminada la relación sin faltar a otros compromisos o deberes importantes.
      Le pongo algún ejemplo: la esposa precedente de este sujeto, se ha desposado con otro y tiene hijos. ¿Qué hace? ¿Retornará con su antigua esposa? O bien, los dos convivientes no tienen la posibilidad de encontrar un alojamiento para vivir separadamente. O bien, sin una recíproca solidaridad económica, no tendrían ninguna posibilidad de supervivencia. Por ejemplo, si uno de los dos está gravemente enfermo, ¿debería ser abandonado?
      Está claro en cambio que si los dos pueden dejarse inmediatamente, deben hacerlo.
      Por cuanto respecta al grado de autoridad de la declaración Fiducia supplicans y de la exhortación Amoris laetitia, se trata de documentos pastorales, ciertamente del 3° grado, pero en cuanto pastorales no son infalibles, lo que no quiere decir que no exijan una confiada obediencia.

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    6. Estimado fr. Filemón, lamento comunicarle que esta proposición

      "Por cuanto respecta a la concesión de la gracia, si el sujeto cae bajo el peso de la tentación, es señal de que Dios, por motivos que nosotros desconocemos, no siempre da la gracia para vencer la tentación"
      es herética.
      No me haga citar fuentes, rectifíquela.

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  5. Estimado Padre: Le agradezco su respuesta. Usted se esfuerza en efectuar una interpretación ortodoxa de los diferentes dichos y hechos que le presento, en una actitud que comprendo, dado que el hecho de que un papa erre en materia de fe es imposible, esto es un dato de fe y, obviamente, coincido totalmente al respecto. Es algo sano, normal y totalmente lógico tener el reflejo de querer encontrar una continuidad en el magisterio pontifical, buscando conciliar las contradicciones aparentes. Le aseguro que yo desearía poder coincidir con la interpretación que usted hace pero, desafortunadamente, debo ser honesto con usted y decirle que no la hallo convincente. Para ejemplificar, vuelvo al caso de las reuniones interreligiosas de Asís, convocadas por los tres últimos papas, basándose explícitamente en las novedades conciliares. Me parece que ellas ilustran perfectamente el modernismo conciliar, según el cual todas las religiones son caminos legítimos para relacionarse con la divinidad, algo que contradice de frente tanto la revelación divina como el magisterio de la Iglesia, anterior al CVII, se entiende. A nadie se le podría ocurrir que un Moisés o un San Pablo, por ejemplo, serían capaces de invitar a las falsas religiones del mundo a una jornada de oración para que, invocando a sus ídolos, pudiera advenir la paz en el mundo. Le escena se antojaría completamente surrealista y descabellada. E incluso blasfematoria y también herética, cuando menos, de modo implícito. Pues bien, lamentablemente, eso mismo es lo que hacen y promueven los papas conciliares, escándalo incalificable del cual yo me veo constreñido a concluir que estamos ante falsos pastores y viviendo tiempos inmediatamente preanticrísticos, pues la gran apostasía predicha por San Pablo se está realizando ante nuestros ojos, en vivo y en directo…

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    1. Estimado Alejandro,
      entiendo que los pasajes pontificios que me citas, se pueden prestar a una interpretación buenista. Sin embargo, te he demostrado que ellos no excluyen en absoluto la existencia de los condenados, no sólo porque no afirman que no existen los condenados, sino porque dan espacio a la afirmación, por lo cual esta afirmación queda implícita.
      Llegados a este punto, si no estás convencido, di entonces con franqueza que no te quieres convencer, porque no tienes argumentos en contra de lo que te he dicho. Por lo tanto, no estás en grado de refutar mi interpretación. Esto entonces me hace sospechar que tú niegas lo que digo, no sobre la base de argumentos, sino sólo por parcialidad, por tomar partido.

      Por cuanto respecta a los encuentros de Asís, efectivamente ellos han suscitado reservas incluso entre los competentes, por el temor de que existía el temor de que a tales encuentros accedieran los fieles de religiones politeístas o idólatras.
      El Concilio, por su parte, reitera que la plenitud de la verdad se encuentra sólo en la religión cristiana, mientras que las demás, a pesar de tener valores en sí mismas, no están exentas del error, como lo testimonian claramente estos dos pasajes de la declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II sobre el diálogo interreligioso. Aquí podemos notar cómo vienen privilegiadas las tres religiones monoteístas; aunque también se mencionan el hinduismo y el budismo; mientras que se da espacio sin entrar en detalles sobre lo que es la apertura y la búsqueda humana hacia lo trascendente.
      "La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. [...]
      Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen" (Nostra Aetate, n. 2)
      https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html
      De estos pasajes se desprende con claridad que el Concilio no tiene nada que ver con el indiferentismo religioso o el relativismo, que en cambio son errores difundidos por los modernistas, los cuales en vano querrían referirse al Concilio, el cual en cambio los rechaza claramente.

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    2. Estimado Padre: Le agradezco su respuesta. Valoro su caridad fraterna y su predisposición al diálogo. Le deseo un santo y feliz domingo. Un cordial saludo en Cristo y María.

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    3. Tal como sucedió con Lutero, Lefebvre, y con tantos otros... Lutero no se detuvo, no desistió, cuando le demostraron que de hecho estaba equivocado, porque había decidido que SU criterio de juicio no debían ser los argumentos o las objeciones que le habían presentado, sino la escucha de su propia conciencia, en la cual Dios le hablaba directamente. Así como Lutero consideraba que tenía línea directa con la Escritura (sin la mediación del Magisterio de la Iglesia), del mismo modo Lefebvre, quien estaba convencido que tenía línea directa con la Tradición (sin la mediación del Magisterio de la Iglesia). Tanto Lutero como Lefebvre consideraron que podían seguir siendo cristianos sin necesidad del Papa.

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    4. Efectivamente, tanto Lutero como Lefebvre, el primero en relación a la Escritura, y el segundo en relación a la Tradición, y malentendiendo el recto concepto de Escritura y de Tradición, de hecho producen en sí mismos el giro antropológico que en filosofía fue iniciado en realidad por Descartes.
      Descartes, claro que de manera no muy diferente a Lutero, se convenció de que su "cogito" era el verdadero primer principio del filosofar, no porque lo hubiera demostrado, porque los tomistas le demostraron, y enseguida, que él estaba equivocado, sino porque así lo había decidido él. Su voluntad fue la que se impuso a lo que podía comprender su inteligencia.
      En Lutero, en Descartes y en Lefebvre, por citar a tres exponentes paradigmáticos, se produce la indebida interferencia de la voluntad en la obra del intelecto. Cada uno de ellos, por sí mismos, deciden voluntariamente lo que es verdadero, y deciden que la verdad no es adecuación a una realidad externa, sino a lo que ellos deciden que sea la realidad.

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    5. Estimado Anónimo,
      me rencuentro completamente de acuerdo con lo que usted expresa. Ciertamente, tanto Lutero como Lefebvre, tienen en sí mismos una raíz "moderna": tanto el subjetivismo luterano como el lefebvriano se han expresado a nivel de la filosofía en el "cogito" cartesiano, con todas sus derivaciones posteriores, hasta el idealismo hegeliano, raíz a su vez del marxismo y del nazi-fascismo que nos son contemporáneos.

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    6. Estimado Julio,
      le felicito por su intervención, muy en sintonía con la del comentarista anterior.

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  6. Este diálogo entre el p. Filemón y alesolap muestra a las claras que la posición del primero, hipertrofiando la infalibilidad de todo el magisterio, lleva inexorablemente al sedevacantismo, si somos honestos intelectualmente. Porque si todo lo que dice el Papa en materia de moral y fe es infalible, entonces si como salta a la. vista de quien quiere ver sin voluntarismos ni malinterpretaciones, el papa comete errores, entonces el papa no es papa.

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    1. Estimado Ludovicus,
      ya he explicado repetidas veces en mis recientes intervenciones, cómo las proposiciones del Santo Padre, que me son presentadas (como las numerosas que me ha presentado quien usted menciona, alesolap, es decir, el señor Alejandro Sosa Laprida), y las directivas de la Fiducia supplicans, aunque puedan ofrecer dificultades interpretativas, en realidad pueden y deben estar sujetas a una interpretación benévola, y por lo tanto no toleran acusaciones de ser erróneas.

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    2. Estimado fray Filemón, permítame decirle que su "interpretación benévola" es completamente deformante. Con sus interpretaciones se puede hacer decir al papa lo que usted quiera, es un juego mental donde lo que dice no es lo que dice. Comprendo que se aferre a ellas, forma parte de su sistema mental que a esta altura de su vida no va a cambiar, pero tenga cuidado de no estar generando sedevacantistas con su doctrina del magisterio-siempre-infalible. Hay otras alternativas, y hay más cosas de las que sueña en su teología. Nadie hoy sostiene la infalibilidad de todo el magisterio ordinario.

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    3. Exactamente, Ludovicus: ese falso principio lleva o bien al sedevacantismo (si se pretende mantener la ortodoxia) o a la heterodoxia (si se acepta todo lo que dice un determinado Pontífice como infalible, en el caso de que diga un error).

      F.

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    4. Dice Ud., Filemón: "...una pareja, que convive en una situación tal que, por motivos de fuerza mayor, no puede dar por terminada la relación sin faltar a otros compromisos o deberes importantes".

      Bien. Supongamos una pareja de sodomitas que tienen hijos adoptados, pareja que "convive en una situación tal que, por motivos de fuerza mayor, no puede dar por terminada la relación sin faltar a otros compromisos o deberes importantes", como es el mantener a esos hijos. Pues ¡adelante con la sodomía!

      Absurdo, impío.

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    5. Lo que subyace en esta postura, es, por un lado, que hay situaciones de pecado donde falta la gracia de Dios para salir de ellas, como dice más arriba Filemón (proposicion condenada por el magisterio ahora sí infalible); y dos, el derecho a la sexualidad activa de toda persona, por la cual no se puede exigir al integrante o integrantes de una pareja que guarde continencia. Lo que denomino el "derecho universal al orgasmo".
      Esto no es catolicismo. Dios da a todos la gracia suficiente para no pecar, evitar las situaciones de pecado y salir de ellas si se está entrampado, arrepentirse y comulgar, que es el ¨iter¨ que tiene toda persona que está en situación de pecado, sea homosexual activo, narcoterrorista, pedófilo u homicida serial. Y dos, pues ajo y agua, no siempre se puede ejercer la sexualidad lícitamente, tiene que ser siempre dentro de un matrimonio indisoluble. Y si no está de acuerdo, no comulgue mijito. El que quiere celeste que le cueste.

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    6. Le pongo un ejemplo frecuentísimo: un padrastro que viola reiteradas veces a su hijastra. La madre está al tanto, pero teme enfrentarse a él, perder el sustento, perjudicar a los otros hijos, terminar en la calle, etcetera. Es el silencio la respuesta parcial que Dios espera para esta madre, a la que no le da la gracia para salir de esa situación? Podría comulgar siendo cómplice? Porque si aplicamos los principios de Amoris Laetitia sería posible.

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    7. Me pregunto qué hace Rubén Peretó Rivas escribiendo comentarios y comentarios en este blog... ¿Qué pretende? ¿Hacerse pasar por teólogo? ¿Por especialista en teología moral?...
      No se deje engañar, padre Filemón, se están burlando de usted...
      Todos estos mensajes, de Anónimos y de Ludovicus... son todos de la misma persona...
      Yo le aconsejo no publicarlos más, y eliminar los que ha publicado. Se están riendo de usted. Y para dialogar de teología con usted, a Peretó no le dá el piné...

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    8. Estimado Anónimo del 11 de marzo de 2024, a las 16:00,
      el ejemplo que usted plantea, de la obligación de educar a sus hijos, es efectivamente uno de esos motivos de fuerza mayor, que obligan a los dos a permanecer juntos. Esto no significa en absoluto justificar la sodomía.
      Sin embargo, la experiencia sexual de un hombre normal, más allá de esto herido por el pecado original, es un acto del cual el sujeto logra sustraerse con mucha dificultad, por no mencionar que en ciertos casos es casi imposible. Es esta situación la que ha conducido al Papa a hablar de atenuantes.
      Por otra parte, también hay que considerar que hoy en día estas parejas ignoran fácilmente cuál es la norma moral, a causa eventualmente de moralistas generistas.
      Es evidente además que los dos están llamados a un continuo empeño de conversión y de penitencia, aunque deba cumplirse esto en una situación de fragilidad, que es propia de la vida terrena.
      De hecho, el camino de conversión dura toda la vida para las parejas irregulares, como para cada individual cristiano.

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    9. Estimado Ludovicus,
      yo nunca he dicho que "hay situaciones de pecado donde falta la gracia de Dios para salir de ellas". La verdad es que Dios proporciona siempre la gracia, así como nos da el aire para respirar. Si nosotros no respiramos, no es porque falta el aire, sino porque estamos muertos. Igualmente, si en ciertas situaciones de pecado falta la gracia, no es porque Dios no dé la gracia, sino porque es el sujeto quien, pecando, se sustrae a la gracia.
      Por cuanto respecta a lo que he dicho acerca del hecho de que en ciertas circunstancias Dios no da la gracia, usted ha malentendido lo que quise decir. En realidad, yo no he hablado de situaciones de pecado, sino de alguien que cae bajo el peso de la tentación, como ocurre en ciertos casos o de enfermedades mentales o de asaltos violentos de la pasión o de estados de inmadurez moral.
      En el primer caso uno no recibe la gracia, porque no la quiere. En el segundo, está presente la buena voluntad y, sin embargo, Dios, para enseñar la humildad, no concede la gracia, por lo cual la persona peca, aunque permaneciendo inocente.
      Están los pecados objetivos, que vienen cometidos por personas que permanecen sin culpa, porque son pecados de fragilidad. En cambio, los pecados culpables son pecados de malicia.

      No hay duda de que todo hombre está naturalmente inclinado al acto generativo, con el placer anexo, en vista a la formación de la familia.
      En este cuadro o contexto, ¿se puede hablar del derecho al placer sexual? No es un derecho de por sí o en sí mismo, sino un derecho derivado del derecho a generar. En efecto, si quisiéramos hablar de un derecho al placer como fin en sí mismo, está claro que no se trataría de un verdadero derecho, sino de un modo de enmascarar la lujuria.
      Ahora bien, en el caso de las parejas irregulares, se mantiene en línea de principio el derecho a la generación. ¿Excepto que cuál es de hecho su situación? Que se encuentran en la ocasión de pecar, en circunstancias en las cuales no pueden evitar la ocasión.
      Cuando el Santo Padre habla de atenuantes, esto no debe en absoluto ser entendido como derecho al placer sexual, sino como una consideración dictada por la misericordia. El Papa no pretende en absoluto negar que los dos pequen, ya sea de fornicación o de sodomía. Sin embargo, el Papa está preocupado por la salvación de ellos y sabe mejor que nosotros que cualquier persona humana, por mucho que se encuentre en una situación que le empuje al pecado mortal o que se encuentre en estado de pecado mortal, siempre es solicitada por la misericordia divina al arrepentimiento, puede arrepentirse en cualquier momento y obtener el perdón divino. Esto conlleva el retorno al estado de gracia, por el cual la gracia habilita a la persona acceder a la Comunión.
      Por cuanto respecta al estado de pecado, eso en línea de principio ciertamente existe. Pero ¿con qué derecho o facultad nosotros podemos juzgar si una determinada persona, por más público pecador y escandaloso que sea, se encuentre en estado de pecado mortal? ¿Cómo hacemos para saberlo? ¿Acaso no es este un juicio temerario?
      El Santo Padre dijo una vez: "¿Quién soy yo para juzgar?". El Papa fue completamente malentendido por los maliciosos, los cuales interpretaron estas palabras en el sentido de que el Papa no quería pronunciarse acerca del pecado de sodomía. En cambio, el Papa entendía precisamente referirse a lo íntimo de su conciencia, donde cada uno de nosotros, junto con Dios, somos conocedores de lo que está presente en nuestra propia conciencia, tanto para bien como para mal.

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    10. Estimado Anónimo del 11 de marzo de 2024, a las 18:26,
      el ejemplo que usted presenta describe una situación que requiere una denuncia ante la policía o las fuerzas del orden por parte de la madre, de la hija, de los cómplices y de cualquier persona que tenga conocimiento de ello.

      Tenga presente, de todos modos, que en línea de principio pueden existir circunstancias en las cuales no tengamos la fuerza suficiente para ejercitar un determinado acto de virtud casi heroico. Cuando se verifican estas circunstancias, Dios nos autoriza a renunciar a la tentativa de cumplir un acto de virtud que es superior a nuestras fuerzas. En este caso Él no nos da la gracia para cumplir ese acto heroico, porque es un acto para el cual no tenemos las fuerzas. En este caso seguimos siendo inocentes y Dios nos da la gracia ligada al hecho de nuestra buena voluntad. De todos modos permanecemos en gracia.

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    11. No me convence su teología de la gracia, fr. Filemón. Subsiste su error de decir que Dios no da la gracia a quien cae bajo el peso de la tentación, lo que es un disparate. Es de fe que Dios nunca permite que seamos tentados más allá de nuestras propias fuerzas. Y es de fe que siempre que se pida una gracia, aún para un acto heroico que no se puede eludir, Dios la concede. Que tengamos o no la fuerza para cumplirlo es relativo, ¨todo lo puedo en aquel que me conforta¨.

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    12. Estimado Ludovicus,
      he dicho que Dios no da la gracia en ciertas circunstancias en las cuales Él, para enseñarnos la humildad, permite que no tengamos la fuerza de voluntad suficiente para cumplir un alto acto de virtud, por ejemplo de fortaleza, de castidad, de coraje, de templanza, que sería el requerido en ese momento. Sin embargo, esto no quiere decir en absoluto que el sujeto no esté en gracia, todo lo contrario, es más, el sujeto podría ser muy bien que esté en gracia.
      Por lo tanto, cuando se dice que Dios siempre da la gracia, esto es muy verdadero, salvo que, por supuesto, uno la rechace.
      En el caso que yo propongo en un comentario anterior, supongo que el individuo esté en gracia. ¿Por qué? Porque en el momento de la prueba el sujeto se esfuerza todo lo posible, pero cae no obstante toda su buena voluntad. Esta caída evidentemente no es culpable, por lo cual el individuo no sólo sigue siendo inocente, sino que tiene el mérito de haber cumplido el máximo esfuerzo de voluntad.

      Por cuanto respecta al otro principio, según el cual Dios junto con la prueba da la gracia para superarla, aquí debemos referirnos a una prueba superable precisamente con la ayuda de la gracia, pero Dios no está obligado a darnos la gracia todas las veces que estamos en la prueba. Él en cualquier caso, si nosotros queremos, nos conserva en gracia, pero puede suceder que en una cierta circunstancia la prueba sea insuperable. Este es el caso en el cual Dios no nos da la gracia en esa determinada prueba en particular. Todo dicho en dos palabras: si Dios quiere que superemos la prueba, nos da la gracia; si en cambio, no llegamos a superar la prueba, no obstante nuestra buena voluntad, es señal de que Dios no ha querido darnos la gracia, no en sentido absoluto, sino en esa particular circunstancia. Lo que quiere decir que nosotros, incluso en esa circunstancia, si nosotros tenemos la buena voluntad, permanecemos en gracia y, aunque caigamos, seguimos siendo inocentes.

      Lo que afirmo es conforme a la doctrina tradicional sobre la gracia. Y le recuerdo que entre los atenuantes pueden existir los vicios arraigados, la ignorancia invencible, los condicionamientos y defectos psicofísicos, por los cuales el sujeto permanece en gracia, pero no recibe de Dios en una determinada prueba la gracia suficiente para superarla, de modo tal que aunque haya caído sigue siendo inocente.
      Los confesores conocemos muy bien estas dinámicas de la conciencia. Yo confieso desde hace más de cuarenta años, y puedo asegurarle que muchísimas veces he consolado a los penitentes, que me han narrado desventuras de este tipo.
      Este camino de conversión y de penitencia puede durar incluso toda la vida.
      Personas que, por ejemplo, han contraido el hábito de blasfemar o decir malas palabras cuando eran niños, podrán trabajar esforzadamente toda su vida para vencer este vicio y ciertamente, si tienen buena voluntad, Dios los perdona cada vez que caen, aunque por supuesto tengan que pedir perdón a Dios.
      El arrepentimiento de estas personas es muy agradable a Dios y las confesiones de este tipo dan una profunda alegría al penitente y también al sacerdote.

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    13. Estimado Anónimo del 11 de marzo de 2024, a las 20:29,
      soy muy consciente de lo que usted dice, y tengo pleno conocimiento de ello.
      Sin embargo, ya sea porque es mi obligación responder hasta cierto punto, ya sea para ejercitar la penitencia con una tarea a todas luces desagradable para mí, trato de hacerlo con la mayor caridad posible.
      Soy muy consciente que se trata de personas que no pueden dialogar sobre ciertos temas para los cuales no están debidamente formados, y eso se hace evidente en su modo de expresarse, apenas en algunas frases y a duras penas.
      El juicio se agrava cuando se toma conocimiento del modo en que se expresa esta persona en su blog: de modo blasfemo y gravemente injurioso hacia la Iglesia, el Papa y en general contra todo lo santo, y las personas constituidas in sacris. Esta clase de personas parece no tener límites en su demoníaco empeño.
      Sin embargo, sabemos que pese a la limitación de nuestros medios, nuestra comunión con la Iglesia y el Vicario de Cristo es lo que nos asegura la fuerza y la serenidad de estar trabajando con el Señor, dejando que Él sea el vencedor en esta batalla, y no nosotros, que venceremos con Él, cuando Él lo quiera.

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  7. Sinceramente, padre Filemón, toda esta oposición que manifiestan estas posturas filo-lefebvrianas de estos lectores que han escrito en su blog contra la infalibilidad pontificia, me parecen obstinadamente repetitivas, y manifiestan que el verdadero problema de estos cristianos es que no pueden soportar estar bajo la autoridad docente y jurisdiccional del Papa. Son los nuevos Lutero de nuestro tiempo. No hacen mella en ellos los argumentos demostrativos que se les dé. Persisten una y otra vez en su ideología nacida del querer voluntariamente ser cristianos sin el Vicario de Cristo. Finalmente, como se ve en las últimas intervenciones de algunos, no tienen más remedio que llegar a las faltas de respeto, al menosprecio, a la burla. ¿Vale la pena seguir respondiéndoles?

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    1. Estimado Pierino,
      efectivamente, es muy desagradable encontrar tanta resistencia a la autoridad del Papa en personas que dicen ser católicas.
      El hecho es que estas personas están imbuidas de ideas falsas, ya sea de tipo modernista como de tipo indietrista, de las cuales quizás estos individuos no son conscientes, no se dan cuenta, porque reflejan el ambiente o entorno religioso en el cual viven. O bien se trata de personas que, por un lado, quieren hacer lo que les viene bien, pero, por otro lado, no pueden olvidar por completo sus deberes cristianos.
      La tentación de servir a dos señores está hoy muy extendida. En mi opinión es el problema más grave, que surge de cierta forma de astucia o de oportunismo y de la falta de una sincera búsqueda de la verdad.
      Me pregunta usted si vale la pena seguir respondiéndoles?
      Pues bien, mi particular vocación sacerdotal me lleva a sentir el deber de responderles, tratando de explicarles sus lados positivos y sus errores. Evidentemente choco al menos con dos problemas: ante todo mis propios límites para explicar la doctrina católica; pero a la vista de que no me parece que yo lo estuviera haciendo tan mal y, bien consciente de que, al menos en estos temas basilares, donde el dogma católico es muy claro y definido, estoy seguro de transmitir la recta doctrina, entonces lo que parece primar es el otro problema: el de la obstinación de estos, mis interlocutores.
      Ahora bien, llegados al punto de que uno descubre claramente la obstinación del interlocutor, lo sabio es abandonar el diálogo, como usted sugiere (en el caso de este foro, o bien no responderles, o bien no publicar sus nuevos comentarios), dejando que la divina Providencia les haga encontrar a los obstinados algún otro mejor evangelizador y catequista, que sea para ellos la gracia actual que necesitan.
      Roguemos por ellos, para que no les falten tales gracias actuales. Aunque, como bien sabemos, debemos temer que esas gracias no pasen en vano, "Temo que Dios pase y no me de cuenta" decía san Agustín de Hipona.

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  8. Norberto César D.13 de marzo de 2024, 15:47

    Quizás, en lugar de intentar ablandar los cerebros de muchos lefebvrianos obstinados, sería apropiado prestar atención a las mentiras neomodernistas de un tal Andrea Grillo, en su artículo de hoy, en el que ataca descaradamente, entre otros textos del Magisterio , contra el Decreto Lamentabili, las encíclicas Pascendi o Humani generis, y también la Veritatis Splendor, Ordinatio sacerdotalis y el Motu Proprio Ad tuendam fidem...

    https://www.cittadellaeditrice.com/munera/il-chiodo-e-la-catena-deculturazione-cattolicesimo-e-lavoro-teologico/

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    1. Estimado Norberto,
      sigo los escritos de Grillo desde hace algunos años.
      Conozco bien sus ideas. Es un típico ejemplo de modernista.
      Este artículo tiene un tono bastante decadente, donde Grillo está por debajo de sí mismo. Más que una verdadera argumentación parece un discurso propagandístico, a nivel periodístico, por lo que no vale la pena refutarlo.
      En cambio, tengo recuerdos de posiciones heréticas del pasado por parte de Grillo. Naturalmente, para él, como para otros teólogos modernistas, siempre resurge la pregunta: ¿qué hace la autoridad respecto a ellos? ¿Por qué guarda silencio la autoridad? Es difícil responder. Es posible que existan fuerzas que frenan la intervención. Es posible también la existencia de oportunismo.
      En cualquier caso, todavía queda un espacio para nosotros. Si sabemos criticar convenientemente a estos teólogos, podemos estar seguros de que nuestros Pastores estarán contentos y ciertamente el Papa también lo estará, o mejor dicho, sobre todo él. En efecto, me parece que el Santo Padre sea la única voz que nos llama e invita contra los modernistas y los indietristas.
      Una señal evidente de que el Papa no guarda silencio nos la dan las recientes y vigorosas recomendaciones a favor de Santo Tomás de Aquino. También es notable y muy digna de mención la homilía del cardenal Parolin el 7 de marzo pasado.

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