Seguimos hoy repasando las Verdades de la Fe (todos los dogmas y las doctrinas de la Iglesia católica, discriminando sus distintos grados de autoridad dogmática), siempre verdades infalsificables y no modificables, según la propia exposición de las sentencias del Magisterio de la Iglesia. Hoy examinaremos las verdades de fe referentes a Dios: el conocimiento de Dios, la noción de Dios creador, la verdad de que Dios ha creado un mundo que no excluye el mal, la esencia de Dios, la verdad de que todo hombre sabe que Dios existe, el derecho a la libertad religiosa, y finalmente la condenación del ateísmo como error contrario a la sana razón. [En la imagen: fragmento de "Dios el Padre", óleo sobre tela, pintado entre 1510 y 1520, obra del italiano Ludovico Mazzolino, conservado y expuesto en el Museo de Arte de Ponce, Puerto Rico].
Notas: 1) Las proposiciones en letra negrita y entre comillas " " son las palabras textuales de los dogmas (1° y 2° grado) o de las proposiciones próximas a la fe (3° grado). El resto es mi comentario o explicación; 2) las frases en negrita grande evidencian los dogmas de primer grado, las que están en negrita normal los dogmas de segundo grado; 3) en la medida que me ha sido posible, he convertido en positivo las sentencias en negativo, para así mostrar al lector qué es lo que la Iglesia enseña. De lo cual se comprende fácilmente qué es lo que la Iglesia condena.
El conocimiento de Dios
----------La Iglesia enseña que la razón humana puede llegar a saber y por tanto a demostrar que Dios existe, partiendo de la experiencia de las cosas y aplicando de modo radical el principio de causalidad, sin por esto detenerse en los fenómenos o en las cosas contingentes, sino dando una respuesta a la pregunta de la razón, tal como para satisfacerla plenamente, de modo que no haya que proceder más allá en la búsqueda de la causa:
----------"La santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas; 'porque lo invisible de El, se ve, partiendo de la creación del mundo, entendido por medio de lo que ha sido hecho' (Rm 1,20)" (Concilio Vaticano I, Constitución dogmática Dei Filius, cit., Denz. 3004).
Dios creador
----------"Firmemente creemos y simplemente confesamos, que uno solo es el verdadero Dios, eterno, inmenso e inconmutable, incomprensible, omnipotente e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres personas ciertamente, pero una sola esencia, sustancia o naturaleza absolutamente simple. El Padre no viene de nadie, el Hijo del Padre solo, y el Espíritu Santo a la vez de uno y de otro, sin comienzo, siempre y sin fin. El Padre que engendra, el Hijo que nace y el Espíritu Santo que procede; consustanciales, coiguales, coomnipotentes y coeternos; un solo principio de todas las cosas; creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y corporales; que por su omnipotente virtud a la vez desde el principio del tiempo creó de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana, y después la humana, como común, compuesta de espíritu y de cuerpo" (Concilio Lateranense IV, del 1215, Denz. 800).
----------"La santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección; el cual, siendo una sola sustancia espiritual, singular, absolutamente simple e inmutable, debe ser predicado como distinto del mundo, real y esencialmente, felicísimo en sí y de sí, e inefablemente excelso por encima de todo lo que fuera de El mismo existe o puede ser concebido" (Concilio Vaticano I, Constitución dogmática Dei Filius, cit., Denz. 3001).
Dios ha creado un mundo que no excluye el mal
----------"Este solo verdadero Dios, por su bondad y virtud omnipotente, no para aumentar su bienaventuranza ni para adquirirla, sino para manifestar su perfección por los bienes que reparte a la criatura, con libérrimo designio, juntamente desde el principio del tiempo, creó de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, esto es, la angélica y la mundana, y luego la humana, como común (commune, el aristotélico synolon), constituida de espíritu y cuerpo" (Concilio Vaticano I, Constitución dogmática Dei Filius, cit., Denz. 3002).
----------Dios ha creado un mundo bueno. El mundo se ha convertido en hostil al hombre, procurándole sufrimiento y muerte, a consecuencia del pecado original, como castigo de este pecado. Por consiguiente, el sufrimiento no es una cosa inexplicable ni absurda. El sufrimiento no tiene origen ineluctable, inexorable e inevitable, de un principio absoluto independiente de Dios, con el cual Dios, aunque bueno, esté obligado a estar al lado por toda la eternidad, una fuerza invencible a Él mismo, que por lo tanto no la pueda eliminar, sino que el sufrimiento está motivado por la justicia divina como castigo del pecado.
----------De por Sí Dios no habría querido el sufrimiento, pero, una vez que la creatura ha pecado, Él no podía no quererlo como castigo del pecado. En efecto, no es justo que el pecado quede impune. Por eso no existe propiamente hablando un sufrimiento del inocente, salvo Jesús y María -que por otra parte, siendo inocentes, han asumido el sufrimiento por amor nuestro- porque todos nosotros, seres humanos, somos hijos del Adán pecador. En el ámbito de la justicia humana sucede de hecho que resulte castigado un inocente y que un pecador se salga con la suya. Pero Dios vigila, y cuando Él lo considera oportuno, llama a cada uno a rendir cuenta por las propias acciones. Pero Dios, en Su misericordia, ya a la pareja edénica pecadora y a toda la humanidad que de ella desciende, promete la posibilidad de un rescate, que será la Cruz de Cristo.
Esencia de Dios
----------"Creemos que este Dios único es tan absolutamente uno en su santísima esencia como en todas sus demás perfecciones: en su omnipotencia, en su ciencia infinita, en su providencia, en su voluntad y caridad. Él es el que es, como él mismo reveló a Moisés (cf. Ex 3,14), él es Amor, como nos enseñó el apóstol Juan (cf. 1 Jn 4,8) de tal manera que estos dos nombres, Ser y Amor, expresan inefablemente la misma divina esencia de aquel que quiso manifestarse a si mismo a nosotros y que, habitando la luz inaccesible (cf. 1Tim 6,16), está en si mismo sobre todo nombre y sobre todas las cosas e inteligencias creadas" (San Paulo VI, Credo del Pueblo de Dios, del 30 de junio de 1968, n.9).
Todo hombre sabe que Dios existe
----------Todo hombre sabe, al menos implícitamente que Dios existe y por tanto puede salvarse:
----------"La divina Providencia no niega los auxilios necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios" (Concilio Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, cit., n.16).
----------En el budismo existe, acompañada de la compasión humana, una implícita aspiración a la libertad humana que viene de Dios:
----------"En el Budismo, según sus varias escuelas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado pueden adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio que viene de lo alto" (Concilio Vaticano II, Declaración Nostra aetate, cit., n.2).
----------Los musulmanes adoran al único Dios: "La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia" (Concilio Vaticano II, Declaración Nostra aetate, cit., n.3).
El derecho a la libertad religiosa
----------Se debe dar culto a Dios según conciencia, por una libre convicción interior, sin estar sujetos a coerción. Es verdad que nuestro Señor Jesucristo amenaza el castigo eterno para quien no cree y no se convierte, pero en tal caso el incrédulo sabe bien merecer el castigo y por cuáles motivos, porque Cristo da razón de aquello que hace. Por lo tanto, actuar para evitar el castigo y conquistar el premio no es mezquindad, sino sabiduría. Ahora bien, el actuar desinteresado no excluye el sano interés, porque aquí juegan diferentes aspectos: el desinterés concierne al bien de otros; mientras que el interés concierne al propio bien. Nada impide que en el actuar se busque tanto el uno como el otro bien.
----------El Concilio Vaticano II enseña que el Estado tiene la obligación moral de reconocer a los ciudadanos, dentro de límites razonables, que no comprometan el bien común y la seguridad del Estado, el derecho a la libertad religiosa. Dice el Concilio:
----------"Tal libertad consiste en esto, que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos" (Declaración Dignitatis humanae, del 7 de diciembre de 1965, n.2). Y la misma Declaración precisa que la libertad religiosa debe ser vista "en la luz de la Revelación" (Ibid., n.9).
----------Ya el Beato Pío IX prepara esta enseñanza del Concilio, tratando de la excusabilidad de la ignorancia invencible acerca de la verdadera religión:
----------"Aquellos que se encuentran en una invencible ignorancia acerca de nuestra santísima religión, pero que observan cuidadosamente la ley natural y sus preceptos, grabados por Dios en el corazón de todos; que están dispuestos a obedecer a Dios y llevan una vida honesta y recta, pueden, con la ayuda de la luz y de la gracia divinas, alcanzar la vida eterna. En efecto, Dios ve perfectamente, escudriña, conoce los espíritus, las almas, los pensamientos, las costumbres de cada uno y en su bondad suprema, en su infinita clemencia no permite que nadie sufra el castigo eterno sin ser culpable de algún pecado voluntario" (Beato Pío IX, Encíclica Quanto conficiamur moerore, cit., Denz. 2866).
El ateísmo es contrario a la sana razón
----------"La Iglesia, fiel a sus deberes hacia Dios y hacia los hombres, no puede dejar de reprobar como ha reprobado en el pasado con dolor, pero con firmeza, tales perniciosas doctrinas y conductas, que son contrarias a la razón y a la experiencia humana universal y que degradan al hombre de su innata grandeza" (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, del 7 de diciembre de 1965, n.21).
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