Después de tanta exagerada exaltación del Estado por parte de Benito Mussolini, no es para sorprendernos si el Estado sea el "creador del derecho". También aquí el Estado toma el puesto de Dios. La voluntad del Estado es voluntad creadora divina. ¿Qué sucede entonces con el verdadero derecho divino? ¿Qué sucede con el derecho natural? Son sustituidos por la voluntad del Duce, del Uno. Además de esto, para Mussolini, también la nación "es creada por el Estado". Ahora bien, nación viene de nacimiento, por lo tanto de la tierra donde he nacido. Hubo un tiempo en que nos llamábamos "de nación argentina"... Por tanto, una realidad natural, creada por Dios, no efecto de la voluntad humana. Por eso la nación, muy lejos de ser creada por el Estado, es presupuesta al Estado, que es simplemente construcción humana. Es por tanto el Estado quien tiene el deber de reconocer y respetar las características, las exigencias, los valores, los usos, las costumbres, la historia y las cualidades de una nación y no a la inversa. [En la imagen: fotografía de Benito Mussolini durante un discurso político en la tribuna de la plaza de la ciudad de Milán, en mayo de 1930].
Características del humanismo fascista
----------En su autorizada exposición de la doctrina del fascismo en su artículo, bajo la voz "Fascismo", en la Enciclopedia Treccani, ella misma expresión de la cultura fascista, sigue diciendo el propio Benito Mussolini: "El hombre del fascismo es individuo que es nación y patria, ley moral que estrecha juntos a los individuos y las generaciones en una tradición y en una misión, que suprime el instinto de la vida cerrada en el breve giro del placer para instaurar en el deber una vida superior libre de límites de tiempo y de espacio: una vida en la cual el individuo, a través de la abnegación de sí, el sacrificio de sus intereses particulares, la misma muerte, realiza esa existencia enteramente espiritual en la cual reside su valor como hombre".
----------De modo que, para la doctrina del fascismo, según Mussolini, el individuo es relativo a la sociedad. El bien de la persona no trasciende el bien común de la sociedad. La persona se resuelve en su relación con la comunidad. La persona que no se relaciona con los otros, por ejemplo el embrión, no es persona. Cautivante es la llamada a "la abnegación de sí, al sacrificio de los intereses particulares, a la muerte misma,, que realiza esa existencia enteramente espiritual en la cual reside el valor del hombre".
----------Salvo por el hecho de que la pregunta que nos planteamos es la siguiente: está claro que el ciudadano debe estar dispuesto a sacrificar la propia vida por su patria en peligro. Pero no puede un Estado o una Patria pedir al ciudadano esa dedicación que sólo puede ser requerida por su fin último y bien supremo que es Dios. Esta dedicación a Dios involucra los intereses últimos y eternos del alma. La dedicación al Estado, por más que pueda exigir en casos graves el sacrificio de la vida física, atañe sin embargo siempre a valores históricos y temporales, que están por debajo de los supremos intereses del espíritu.
----------Además, entre el ciudadano individual y el Estado no sólo existe una relación directa, sino que existen cuerpos u órganos intermedios y mediadores, existe la familia, existen grupos, organizaciones y clases sociales, existe una jerarquía social, existen ciudadanos más o menos capaces que otros. No todos los ciudadanos tienen los mismos méritos, las mismas virtudes, los mismos gustos y las mismas necesidades. Mussolini está vinculado a un concepto abstracto de igualdad, de origen claramente rousseauniano, que desconoce la legitimidad de las diversidades, de las exigencias o necesidades, de las aptitudes, de los talentos, de las cualificaciones y de los grados de la virtud civil y moral de los ciudadanos.
----------Sigue diciendo Benito Mussolini: "No se actúa espiritualmente en el mundo como voluntad humana dominadora de voluntades sin un concepto de la realidad transeúnte y particular sobre la cual es necesario actuar, y de la realidad permanente y universal en la cual la primera tiene su ser y su vida. Para conocer a los hombres hay que conocer al hombre; y para conocer al hombre hay que conocer la realidad y sus leyes. No hay concepto del Estado que no sea fundamentalmente concepto de vida: filosofía o intuición, sistema de ideas que se despliega en una construcción lógica o se recoge en una visión o en una fe, pero que es siempre, al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo".
----------Hábil es en la exposición hecha por Mussolini la conjunción de la necesidad de unir en la acción la percepción de lo concreto con las exigencias de lo universal, el sentido de la historia con la percepción de lo eterno. Emerge el concepto del Estado que se expande a sentido de la vida, "filosofía o intuición, sistema de ideas que se despliega en una construcción lógica o se recoge en una visión o en una fe, pero que es siempre, al menos virtualmente, una concepción orgánica del mundo". El Estado atrae hacia sí toda la existencia del hombre, sus intereses, sus destinos, sus tareas, su felicidad.
----------"Así, el fascismo no se entendería en muchas de sus actitudes prácticas, como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, si no se lo mirara a la luz de su modo general de concebir la vida. Un modo espiritualista. El mundo para el fascismo no es este mundo material que aparece en la superficie, en el cual el hombre es un individuo separado de todos los demás y que está por sí mismo, y está gobernado por una ley natural, que instintivamente lo lleva a vivir una vida de placer egoísta y momentáneo".
----------Advertimos en estos pasajes de Mussolini, que el fascismo aparece como una visión espiritualista, más allá de la mezquindad del individualismo materialista, que "lo arrastra a vivir una vida de placer egoísta y momentáneo". Sin embargo, nótese la devaluación de la ley natural, vista no como testimonio de la razón divina en la conciencia moral del hombre, sino como simple dato físico de la animalidad.
----------"El fascismo concibe la vida como lucha, pensando que corresponde al hombre conquistarse aquella que sea verdaderamente digna de él, creando antes de todo en sí mismo el instrumento (físico, moral, intelectual) para edificarla. Así para el individuo singular, así para la nación, así para la humanidad. Por tanto el alto valor de la cultura en todas sus formas (arte, religión, ciencia) y la importancia grandísima de la educación. Por tanto también el valor esencial del trabajo, con el cual el hombre vence a la naturaleza y crea el mundo humano (económico, político, moral, intelectual)".
----------Para el fascista, le corresponde al hombre conquistarse esa vida que sea verdaderamente digna de él. De ahí "el alto valor de la cultura en todas sus formas (arte, religión, ciencia)". De hecho, Mussolini habla de ciencia, cultura, intelectualidad, pero se ve claramente que su concepción de la vida humana es sustancialmente voluntarista y activista: ningún saber como fin en sí mismo, ningún amor a la verdad por la verdad. Entonces estamos como al principio: el hombre tiene como fin la acción, no la contemplación, no el conocimiento de Dios, sino la laboriosidad práctica en la sociedad y en la naturaleza. Mussolini, que alardea de rechazar positivismo, liberalismo, socialismo, marxismo, masonería y materialismo, en realidad acaba por aliarse con ellos.
----------Por tanto, para el fascista lo que cuenta e interesa es el poder de la acción, eventualmente bélica, acción como fin en sí misma. Pensar es actuar, actuar es pensar. La verdad surge de la praxis, no es la praxis la que supone la verdad. La voluntad no quiere un bien distinto de ella y a ella presupuesto, sino que se quiere a sí misma, como en Fichte, Schelling, Schopenhauer, Stirner, Marx, Blondel, Heidegger y Nietzsche.
----------"Esta concepción positiva de la vida es evidentemente una concepción ética. Y afecta a toda la realidad, así como a la actividad humana que la enseñorea. Ninguna acción sustraída al juicio moral; nada en el mundo que se pueda despojar del valor que le corresponde a todo en orden a los fines morales. La vida, por tanto, tal como la concibe el fascista, es seria, austera, religiosa: toda ella mantenida en un mundo sostenido por las fuerzas morales y responsables del espíritu. El fascista desdeña la vida cómoda".
----------La vida tal como la concibe el fascista es efectivamente seria, austera, religiosa, pero porque él entiende por religión no el culto a un Dios trascendente, sino el religioso cumplimiento del deber, como dice también Kant. Por tanto, ningún deber hacia Dios, sino sólo hacia el Estado.
----------Por consiguiente, el principio de la ética para el fascismo no es Dios, sino el Estado. Por lo tanto, no existe un derecho natural en el cual el Estado deba fundarse, porque el Estado es el único principio del derecho. Cuenta poco o nada hablar de concepción ética, finalidades morales y fuerzas morales del espíritu, si luego no se precisa que tales finalidades son aquellas que derivan de la ley natural o divina. Ciertamente, el actuar moral es ya superación de la brutalidad del instinto. Pero para que exista virtud y para que el hombre sea verdaderamente bueno, es necesario que su actuar sea conforme a la voluntad de Dios y no basta con la voluntad del Estado, especialmente si se trata de un Estado totalitario.
----------Mussolini no menciona nunca a Dios, pero se ve cuál es su Dios: es el Estado. Pero al fin de cuentas es él mismo, si es verdadero que la voluntad del Duce es la voluntad del Estado. Por tanto el "Espíritu" del cual habla Mussolini no es Dios, no es el Espíritu Santo, sino que es el Espíritu, del cual hablan Hegel y Gentile, es el Yo absoluto, desarrollo extremo del yo cartesiano.
----------"Y si la libertad debe ser el atributo del hombre real, y no de ese abstracto fantoche en el cual pensaba el liberalismo individualista, el fascismo es para la libertad. Y por la sola libertad que pueda ser algo serio, la libertad del Estado y del individuo en el Estado. Ya que, para el fascista, todo está en el Estado, y nada humano ni espiritual existe, y mucho menos tiene valor, fuera del Estado. En tal sentido, el fascismo es totalitario, y el Estado fascista, síntesis y unidad de todo valor, interpreta, desarrolla y potencia toda la vida del pueblo".
----------Advertimos que aquí es donde Mussolini nos está descubriendo totalmente sus cartas y teoriza abiertamente y sin términos medios ni rodeos el ideal del Estado totalitario, que es exactamente la figura de un Estado que va más allá de sus propios fines, de su propio ámbito y de su propio legítimo poder, con la pretensión de abogar por sí mismo, por tanto por encima de la religión, de la Iglesia y del cristianismo, la responsabilidad de satisfacer todas las más altas exigencias del hombre.
----------"Para el fascista, todo está en el Estado, y nada humano ni espiritual existe, y mucho menos tiene valor, fuera del Estado". En el fascismo, por consiguiente, el Estado sustituye claramente a Dios y se pone en el puesto de Dios, porque es sólo Dios Aquel en el cual todo existe, todo tiene sentido, todo tiene valor, todo subsiste. Es el Estado teorizado por Hegel y soñado por Hitler. En este punto se comprende el sentido profundo, espiritual, de la desgraciada alianza de Mussolini con Hitler.
----------Descartando Mussolini acertadamente el concepto liberal de libertad, no era necesario, sin embargo, atribuirla sólo al Estado, como si hegelianamente fuera una sustancia o una persona, y la sustancia misma del ciudadano, que así, por tanto, no es más que un accidente de esta sustancia. Sino que la verdadera libertad es propiedad de la persona. Si la actividad del ciudadano termina siendo y tiene valor sólo como relación con el Estado, ¿qué es del sujeto de la relación como principio de libertad?
El fascismo y la religión
----------Dice Mussolini: "El fascismo es una concepción religiosa, en la cual el hombre es visto en su inmanente relación con una ley superior, con una Voluntad objetiva que trasciende al individuo particular y lo eleva a miembro consciente de una sociedad espiritual. Quienes en la política religiosa del régimen fascista se han detenido en consideraciones de mera oportunidad y conveniencia, no han comprendido que el fascismo, además de ser un sistema de gobierno, es también, y antes de todo, un sistema de pensamiento".
----------De estas palabras se ve cómo Mussolini tiene un concepto muy vago de "concepción religiosa". En efecto, es demasiado poco hablar de "inmanente relación del hombre con una ley superior, con una Voluntad objetiva que trasciende al individuo particular y lo eleva a miembro consciente de una sociedad espiritual", si no se precisa que esta ley superior es la ley divina y que la sociedad espiritual es la Iglesia.
----------Por el contrario, Mussolini deja comprender astutamente, después de haber sostenido el deber de la obediencia absoluta del individuo al Duce, que la voluntad objetiva que trasciende al individuo particular y lo eleva a miembro consciente de una sociedad espiritual no es la voluntad divina, sino que es la voluntad del Duce.
----------Sin embargo, no podemos dejar de citar estas palabras de Mussolini, donde vemos claramente palabras respetuosas hacia Dios y hacia la propia religión católica, por lo cual tenemos aquí una luz para entender el famoso concordato de Mussolini con Pío XI para la solución en 1929 de la llamada "Cuestión romana":
La concepción fascista del Estado
----------"El estado fascista no permanece indiferente frente al hecho religioso en general y ante esa particular religión positiva que es el catolicismo italiano. El Estado no tiene teología, pero tiene moral. En el estado fascista, la religión viene considerada una de las manifestaciones más profundas del espíritu; por lo tanto, no viene sólo respetada, sino defendida y protegida. El estado fascista no crea su propio 'Dios' tal como quiso hacerlo Robespierre en un momento determinado en los delirios extremos de la Convención; ni busca vanamente cancelarlo de los ánimos como hace el bolchevismo; el fascismo respeta al Dios de los ascetas, de los santos, de los héroes y también al Dios tal como es visto y rezado por el corazón ingenuo y primitivo del pueblo".
----------"La nación como estado es una realidad ética que existe y vive en cuanto se desarrolla. Es por tanto organización y expansión, al menos virtual. Así puede adecuarse a la naturaleza de la humana voluntad, que en su desarrollo no conoce barreras, y que se realiza experimentando su propia infinitud".
----------"El estado fascista, forma más alta y poderosa de la personalidad, es fuerza, pero espiritual. La cual resume todas las formas de la vida moral e intelectual del hombre. Por lo tanto, no se puede limitar a simples funciones de orden y tutela, como quería el liberalismo. No es un simple mecanismo que limite la esfera de las presuntas libertades individuales. Es forma y norma interior, y disciplina de toda la persona; penetra tanto la voluntad como la inteligencia. Su principio, inspiración central de la humana personalidad viviente en la comunidad civil, desciende a lo profundo y se anida en el corazón del hombre de acción como del pensador, del artista como del científico: alma del alma".
----------Dice Mussolini: "El estado fascista, forma más alta y poderosa de la personalidad, es fuerza, pero espiritual. La cual resume todas las formas de la vida moral e intelectual del hombre". Es clara aquí la concepción totalitaria del Estado: él exige para sí el empleo de todas las formas de la vida moral e intelectual del hombre. "Forma y norma interior, y disciplina de toda la persona; penetra tanto la voluntad como la inteligencia. Su principio, inspiración central de la humana personalidad viviente en la comunidad civil, desciende a lo profundo y se anida en el corazón del hombre de acción tanto como del pensador, como del artista, así como del científico: alma del alma". Es evidente que un Estado así concebido requiere el empeño y la dedicación de todas las fuerzas humanas, hasta el punto de presentarse como "alma del alma". Está claro que ocupa el lugar de la Iglesia y, más allá de la Iglesia, el lugar de Dios mismo.
----------Sigue diciendo Mussolini: "La concepción fascista, anti-individualista, está a favor del estado; y lo está para el individuo en cuanto coincide con el estado, conciencia y voluntad universal del hombre en su existencia histórica. El liberalismo negaba al estado en interés del individuo particular; el fascismo reafirma el estado como la realidad verdadera del individuo".
----------Un individuo que coincide con el Estado, como piensa Mussolini, no puede ser como debe ser una persona sujeta al bien común y al mismo tiempo destinataria del bien común, sino que es sólo un engranaje del Estado y al mismo tiempo la situación se invierte: si el individuo es absorbido por el Estado, el Estado se identificará con el individuo: ya sea con el individual ciudadano (liberalismo) o con el líder (fascismo). Y entonces he aquí que retorna por una parte el individualismo y he aquí que aparece la dictadura del líder.
----------Acabo de decir que un individuo que coincide con el Estado, como piensa Mussolini, no puede ser como debe ser una persona sujeta al bien común y al mismo tiempo destinataria del bien común. Parecería una contradicción, pero no es así. De hecho, las ideologías que son incapaces de lograr la conciliación, como el socialismo y el liberalismo, eligen un término de la alternativa y rechazan el otro: el socialismo elige el bien común contra el individuo; el liberalismo elige al individuo contra el bien común. El fascismo está aquí en la línea del socialismo, aunque profese ser su enemigo. Sólo la doctrina social de la Iglesia (bien ilustrada por Maritain en La Persona y el Bien Común), sabe obrar la conciliación.
----------Mussolini no tiene en cuenta el hecho de que un Estado bien organizado acoge en sí no sólo al elemento popular, sino también al elemento aristocrático. Quienes son más capaces tienen el derecho y el deber de contribuir más al bien común. Si una nación, como era Italia, estaba gobernada por una monarquía hereditaria, entonces le competía a ella la soberanía y el principado.
----------En cambio Mussolini razona sin tener todo esto en cuenta y cuando habla del "Duce" se ve claramente que se piensa a sí mismo como jefe del Partido fascista. Este enfoque conducirá al fascismo a despreciar y a debilitar la autoridad del Rey, el cual, por su parte, se mostrará demasiado complaciente y tolerante, hasta el punto de merecer, como de hecho ocurrió, que Italia, resurgida como régimen democrático después de la guerra, rechazara la monarquía saboyana para constituirse en república.
----------Mussolini, en su ambición de transformar el Partido Fascista en un régimen dictatorial, pasó por alto el hecho de que, al fin de cuentas, él no era más que un simple ministro del Rey. Por eso, cuando el Rey, tras la votación del Gran Consejo del 25 de julio de 1943, le retiró el cargo, Mussolini se negó a obedecer aduciendo como pretexto que él era el jefe del Partido fascista y, con el apoyo de Hitler, llegó incluso al punto de constituir ilegalmente, contra la voluntad del Rey, cuando todavía tenía muchos seguidores, la República Social Italiana, y en el famoso proceso de Verona, en 1944, hizo condenar a muerte a su yerno Galeazzo Ciano y a otros jerarcas, que en la sesión del Gran Consejo habían instado a Mussolini a dimitir.
----------Cegado por el orgullo, Mussolini entonces acusó a Ciano y a sus seguidores, representantes de esa parte de Italia cansada de la guerra, de "alta traición", como si hubieran faltado al juramento de fidelidad a la Patria, cuando en realidad, al desconfiar de Mussolini en la sesión de el Gran Consejo, habían cumplido un gesto totalmente legítimo, y hasta sabio, al pedir al Rey que sustituyera a Mussolini, que se había revelado como completamente incapaz de salvar a la Patria de la inminente ruina. Y, de hecho, el Rey hizo arrestar a Mussolini sustituyéndolo con Badoglio como primer ministro.
----------Entonces, el comportamiento de Mussolini testimonió claramente el hecho de que él había perdido completamente de vista que el fascismo era un simple partido político, y que no podía en absoluto tener la pretensión de ser un órgano constitucional del Estado y ni siquiera una concepción del hombre y de su destino. El término "partido" significa parte. Ahora bien, la parte no puede ponerse en el puesto del todo social. El todo es el bien común al cual los partidos deben servir. Incluso el propio Estado es sólo una parte de ciudadanos especializados en el servicio institucional del bien común.
----------A este respecto, Mussolini expresa en su artículo de la Enciclopedia: "Ni individuos ajenos al estado, ni grupos (partidos políticos, asociaciones, sindicatos, clases). Por lo tanto, el fascismo está contra el socialismo que rigidiza el movimiento histórico en la lucha de clases e ignora la unidad estatal que fusiona las clases en una única realidad económica y moral; y análogamente, está en contra del sindicalismo clasista. Pero en la órbita del estado ordenador, las reales exigencias de las cuales se originaron los movimientos socialista y sindicalista, el fascismo las quiere reconocidas y las hace valer en el sistema corporativo de los intereses conciliados en la unidad del estado. Los individuos son clases según las categorías de los intereses; son sindicatos según las diferenciadas actividades económicas cointeresadas pero son ante todo y sobre todo estado. El cual no es número, sino la suma de individuos formando la mayoría de un pueblo".
----------Dice Mussolini: "en la órbita del estado ordenador, las reales exigencias de las cuales se originaron los movimientos socialista y sindicalista, el fascismo las quiere reconocidas y las hace valer en el sistema corporativo de los intereses conciliados en la unidad del estado". Mussolini rechaza con razón la concepción marxista de la lucha de clases. Pero para rechazar esta efectiva plaga de la vida social, cae en el exceso opuesto de un utopismo idílico e ilusorio de los "intereses conciliados en la unidad del Estado", como si ya desde ahora pudiéramos vivir en la Jerusalén celestial y no permanecieran en el hombre las consecuencias del pecado original, que tienen por efecto, entre otras cosas, una inextinguible conflictualidad social, que el Estado inteligente no puede resolver con la perentoria prohibición a los trabajadores de protestar o hacer huelga y la ingenua confianza de que todos los patrones en el fondo no quieren nada más que el bien de los trabajadores.
----------El Estado sabio tiene la tarea de mitigar esta conflictualidad, situándola en el marco de la legalidad, concediendo capacidad defensiva o reivindicativa a los trabajadores contra los abusos de los patrones, pero sería ilusorio creer en una fraterna y pacífica colaboración permanente entre los unos y los otro, aunque es necesario admitir que el fascismo en sus primeros años llegó a realizar este hecho sorprendente y este fue uno de los motivos que atrajeron al fascismo grandes masas de trabajadores y a las propias clases empresariales.
----------Dice Mussolini: "Esta personalidad superior es en verdad nación en cuanto es estado. De hecho, el estado, como voluntad ética universal, es creador del derecho. No es la nación la que genera al estado, según el vedado concepto naturalista que sirvió de base para las publicística de los estados nacionales en el siglo XIX. En efecto, la nación es creada por el estado, que da al pueblo, consciente de su propia unidad moral, una voluntad y, por tanto, una efectiva existencia".
----------Después de tanta exagerada exaltación del Estado, no es para sorprendernos si el Estado sea el "creador del derecho". También aquí el Estado toma el puesto de Dios. La voluntad del Estado es voluntad creadora divina. ¿Qué sucede entonces con el verdadero derecho divino? ¿Qué sucede con el derecho natural? Son sustituidos por la voluntad del Duce, del Uno. Además de esto, para Mussolini, también la nación "es creada por el Estado". Ahora bien, nación viene de nacimiento, por lo tanto de la tierra donde he nacido. Hubo un tiempo en que nos llamábamos "de nación argentina" o "de nación italiana" o "de nación alemana"...
----------Por tanto, una realidad natural, creada por Dios, no efecto de la voluntad humana. Por eso la nación, muy lejos de ser creada por el Estado, es presupuesta por el Estado, que es simplemente construcción humana. Es por tanto el Estado quien tiene el deber de reconocer y respetar las características, las exigencias, los valores, los usos, las costumbres, la historia y las cualidades de una nación y no a la inversa.
Gracias padre. ¡Un artículo interesantísimo!
ResponderEliminarGracias por tu consenso, Herminia. Ten en cuenta que esta serie sobre el fascismo y el nazismo seguirá con unas cuantas publicaciones más.
EliminarFurio Jesi, un historiador italiano que murió muy joven, escribió un libro sobre la Alemania mágica. Pero hay otros muchos. Sin embargo, no estoy del todo convencido de que el nazismo sea un fenómeno autóctono. Más bien, me parece que tuvo sus raíces en los delirios eugenésicos anglosajones.
ResponderEliminarEstimado Franco,
Eliminaresos delirios, que usted dice, fueron asumidos por el nazismo. Sin embargo, sigo opinando que la mayor responsabilidad del nazismo se remonta a las peores tendencias del pueblo alemán, mientras que creo que los pueblos anglosajones nunca alcanzaron la crueldad que logró el régimen nazi.
Sí, hubo esoterismo mágico nazi, tíbet, etc., templarios y herejes cátaros franceses.
EliminarLos alemanes siempre serán los alemanes..., a pesar de toda la misericordia que se les tenga, y a pesar de todos los castigos con los que se los quiera corregir, para que cambien su psique...
EliminarLa vidente Valtorta escribía en sus Cuadernos 1945-1950, el 3 de junio de 1945:
"(…) Escribo esto porque tengo que contarles todo. Pero estoy triste.
Ayer escuché en la radio el discurso del S.Padre al Colegio Cardenalicio. En él S.S. tiene palabras de condena para el nacionalsocialismo y de piedad hacia el pueblo alemán.
Es justo que las tenga, porque hablando en nombre de la Misericordia no debe enfurecerse contra los que ya han sido castigados. Estoy convencida que ellos, los germánicos, serán siempre los mismos, a pesar de toda piedad, de todo castigo y todo esfuerzo que se haga para cambiar su psique.
Crecerán, si es que alguna vez lo hacen, con un espíritu de venganza, y la próxima vez, si los otros Estados les permiten rearmarse, lo harán peor que ahora.
Pero la condena del nacionalsocialismo, ahora pronunciada abiertamente, me recuerda mi gran sufrimiento como portavoz en noviembre de 1943. Con lágrimas y oraciones obtuve entonces una modificación en el terrible dictado. O sea, tenía una copia completa que está entre mis cartas secretas y una... endulzada que está en los dictados.
Y los afectados por el reproche del Señor no son los alemanes y sus amigos sino aquellos que, siendo custodios de la Sabiduría y de los medios sobrenaturales de Dios, no los utilizan, llevando a las almas a pensar en complicidad o en una debilidad culpable. Un reproche que estaba en boca de muchos y un arma que estaba en manos de los culpables para intimidarlos y mantenerlos postrados bajo su poder...
Ayer todo esto vuelve a mi memoria... y hago eco de la Voz que dice: ¡Demasiado tarde!... Eso una.
La otra tristeza: mi breve sueño al amanecer... Da miedo. Me recuerda aquellas predicciones que me preocupaban mucho antes de las guerras y revoluciones de 1915, etc. etc. hasta esto y sus consecuencias.
Hoy me parecía que estaba viviendo, con toda la ciudad, esperando un evento aterrador. Y de hecho tuvimos que huir a cubierto porque el cielo estaba lleno de aviones pequeños (porque volaban altísimo), todos negros, cuyas intenciones desconocíamos.
¿Gas? ¿Metralla? ¿Bombas? Todos huían.
Las calles estaban vacías.
Intenté mirar hacia arriba, pero me dijeron: "¡Rápido, rápido, adentro!", y todos gritaron: "El castigo ha comenzado".
Los aviones parecían rusos.
Dije: '¡Pero acabamos de salir de una tormenta! ¿No es suficiente todavía? y muchos me respondieron: “Esto barre a todos. También ha llegado la hora de la Monarquía (esto no es una profecía porque hasta las gallinas lo entienden). Pero habrá algo para todos.'
Me desperté asustada.
Cuando parecía que Italia estaba a punto de hacerse más grande y el rey estaba a punto de coronarse emperador, siempre soñaba con las desgracias que hemos tenido de incursiones, refugios, fugas, etc., y siempre veía a los rusos entre los enemigos con sus grandes pájaros negros.
Y siempre vi al rey, a la reina y a sus familiares descender, en una huida frenética, entre escombros y montones de carbón mineral.
Parecía que huían no porque hubiera una incursión sino porque ya no podían quedarse por odio del pueblo.
Mi mamá se burló de mí por decir eso... y lloré por lo que había visto.
Desgraciadamente, lo que concierne a la Monarquía ya ha sido confirmado por los hechos... ¡Pero Señor! ¿Aún no es suficiente?..."
Valtorta - Cuadernos 1945-1950 - 3 de junio de 1945.
Permítanme decir que los alemanes no son todos iguales, los católicos como los bávaros no son exactamente iguales que los prusianos o los luteranos sajones, el nazismo tuvo más éxito en las regiones luteranas, Hitler fue ayudado antes del 33 por financieros extranjeros desconocidos (probablemente de Estados Unidos de América) o por otros de forma no tanto antisoviética sino antifrancesa. Hay un libro de 1933, inmediatamente retirado por los nazis, impreso en Holanda; el autor, bajo el nombre falso de Sidney Warburg, así lo cuenta...
EliminarNo creo que ese sea el caso. Una de las defensas de los jerarcas alemanes en Nuremberg se basó en la afirmación de que ellos habían imitado las políticas estadounidenses hacia los locos. Y el proceso terminó rápidamente cuando comenzaron a surgir conexiones con círculos angloamericanos e incluso judíos de alto rango. Al final hubo una decena de condenas y miles de delincuentes fueron puestos en libertad. No sólo eso, sino que se puso en marcha un amplio plan que les permitiría reconstruir una vida cómoda y sin problemas. Muchos científicos fueron absorbidos por instalaciones estadounidenses. El nazismo no es un fenómeno alemán, en absoluto. Y nunca murió, de hecho está vivo y goza de excelente salud.
EliminarEstimado Dino,
Eliminarle agradezco por esta información adicional. En cuanto a la división religiosa de Alemania en relación con el nazismo, estoy de acuerdo con sus observaciones.
Estimado Franco,
Eliminarle agradezco por la información sobre los acontecimientos de los juicios de Nuremberg. En cuanto a los orígenes del nazismo -como se ha visto en los artículos que ya publiqué, y como verán en los próximos episodios-, me parece haber aportado pruebas suficientes sobre sus raíces alemanas, especialmente en referencia a Lutero, el idealismo alemán, las prácticas esotéricas, Nietzsche y Heidegger. La única matriz no alemana es Descartes.
Habría que añadir a Enrique VIII, Bacon y Malthus. Y en tiempos más recientes también todos aquellos que fundaron la ONU y sus afiliadas...
EliminarDescartes exactamente? ¿por qué?, le agradeceré me responda, padre... Hess huyó en avión y quiso hablar con un noble inglés, jefe de la masonería esotérica inglesa.
Eliminares una etapa en la disolución. Iniciada con Bacon.
EliminarEstimado Dino,
Eliminarporque Descartes inaugura una filosofía que ya no se basa en el contacto con la realidad exterior, que conduce a Dios, sino en la autoconciencia (cogito, ergo sum), con la pretensión de encontrar a Dios en la autoconciencia, sin pasar por la experiencia de las cosas. Esta actitud tuvo como consecuencia la de absolutizar el propio yo y comenzar aquella parábola que en el siglo XIX desembocaría en el panteísmo y en el ateísmo, premisas ideológicas de las dos guerras mundiales.
gracias
EliminarSi puedo añadir algo, con Descartes el mundo se encoge, se restringe. El pensamiento no lo abarca todo y lo que queda fuera es precisamente lo esencial. La frase precisa podría haber sido "Soy, luego (también) pienso". Pero Bacon ya había causado el mayor daño.
EliminarEstimado Franco,
Eliminarestoy de acuerdo en señalar el defecto del idealismo cartesiano. Me gustaría que usted me dijera brevemente cómo ve la importancia de Bacon, como uno de los orígenes lejanos del nazismo.
Enrique VIII necesitaba "justificar" sus propios deseos y comisionó precdisamente a Bacon que le diera nuevos fundamentos morales. Bacon encontró un razonamiento alternativo al de Aristóteles y Santo Tomás. Por ejemplo, declaró irrelevante el principio de no contradicción. En los países de habla inglesa, de hecho, no existe o al menos no lo entienden como nosotros y no le dan la misma importancia. Lo mismo ocurre con el principio de causalidad. Son empiristas, lo cual no es científico. Observan una determinada situación, dan una determinada interpretación e intentan copiarla. Son inductivistas o inductistas (como se tenga que decir). No les interesa lo que la cosa es sino sólo cómo funciona. Y ni siquiera eso. Les interesa el cómo funciona en relación con alguna necesidad práctica limitada. Esto es lo que llamamos utilitarismo. Por supuesto, esto no habla nada bien del intelectual inglés. Está claro que se trata de un enfoque relativista porque la utilidad se considera desde la perspectiva del usuario. En la práctica, lo que el titular de un determinado poder cree útil es útil. Esto explica los asesinatos de Enrique VIII, la piratería con cartas de corso, la esclavitud y todo lo que conocemos... Que marcan el inicio de la era capitalista. Es decir, la voluntad del más fuerte. Hoy estamos en la apoteosis, con la Iglesia romana completamente erradicada y el instrumento sanitario utilizado como ganzúa para socavar las últimas libertades que el Cristianismo había conquistado para el pueblo. Y el saqueo final de los bienes comunes.
EliminarEstimado Franco,
Eliminarle agradezco por las interesantes noticias sobre Francis Bacon. Pensaba que usted hablaba del Bacon del siglo XIII, Roger Bacon.
No, no, el Bacon renacentista. También fue muy influyente un alquimista cuyo nombre no recuerdo pero debería ser fácil llegar a él. La filosofía “inglesa” se reduce en última instancia a un único principio: lo que es bueno para nosotros es bueno para todos. Donde “nosotros” se refiere a los grupos en el poder. Es una constante. Toda la economía política no es otra cosa. Cuando Estados Unidos se convierta en hegemónico, el mismo principio seguirá aplicándose. Hoy, en definitiva, asistimos a la victoria definitiva de Enrique VIII contra la Iglesia romana.
EliminarJohn Dee
EliminarEstimado Franco,
Eliminarle agradezco esta comunicación.
Hay que tener en cuenta que, ciertamente, muchos clérigos y obispos en Italia no causaron una buena impresión de anti-idealismo, frente al fascismo, y aquí en Argentina también los hubo en los años 30 y 40, y después (los Castellani, los Meinvielle, los Ezcurra Medrano, etc., etc.) Mientras en Italia este tipo de curas eran simplemente servidores "ciegos" del poder de turno (pocos los Don Sturzos y todavía menos párrocos de la grandeza moral y pastoral de Don Minzoni de Argenta), aquí en Argentina los hubo aliados a los "salvadores" que aparecían en los golpes militares desde el 30 en adelante. Incluso hasta el "proceso" del 76 (todavía hoy hay curas que defienden aquello, sin haberlo conocido...). Castellani mismo afirma, sin rubor, lo impactado que había quedado presenciando los discursos de Mussolini. Y con esa droga volvió a la Argentina. Pero era la "moda" intelectual del momento...
ResponderEliminarEstimado Joaquín,
Eliminarpodríamos hacer un cierto parangón, mutatis mutandis, con el actual clima eclesial dominado por el modernismo, que monseñor Negri llamaba "pensamiento único". Otros han hablado de "dictadura del relativismo". Está claro que el Fascismo recurría a la violencia física. Ciertamente, el modernismo no llega tan lejos, sin embargo, sabemos cómo es hábil para golpear desde el punto de vista moral. Sin embargo, incluso en situaciones de este tipo, el Espíritu Santo nos da el valor de vivir nuestra fe en comunión con nuestros Pastores y con el Santo Padre.