miércoles, 30 de marzo de 2022

Sobre la cuestión de la llamada Misa ecuménica y recientes errores acerca de la presencia real de Cristo en la Eucaristía (3/3)

El problema del ecumenismo es, antes que un problema de caridad, un problema de verdad. Y la verdad sobre la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Santa Misa es fuente y culmen de la comunidad eclesial y comunión, que es el propósito también de la obra ecuménica; entendiendo el ecumenismo como el camino para conducir a los hermanos cristianos separados en comunión imperfecta con la Iglesia (tanto ortodoxos orientales, como protestantes, o como modernistas y pasadistas) a la plena comunión con la Iglesia.

Otras descaminadas tesis de Andres Grillo sobre la transubstanciación
   
----------A lo que ya he expresado sobre las tesis de Andrea Grillo acerca de la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Santísima Eucaristía, añado ahora otras obscenidades del teólogo italiano, extraídas del artículo La campana en la consagración y la transubstanciación, del 6 de noviembre de 2017, también de la revista Munera. A cada una de sus tesis, adjunto la correspondiente refutación.
----------1"Una apreciable parte de la doctrina teológica del último siglo se ha dado cuenta de que la 'teología de la transubstanciación', si bien salvaguardando con gran precisión el 'contenido' de la fe en un contexto polémico, no llega a salvaguardar la 'forma' y determina un progresivo divorcio entre forma y contenido, causando así negativas repercusiones incluso sobre el plano estrictamente del contenido".
----------Respondo a 1. Lo que Grillo llama "forma" del rito de la Santa Misa, sería según él el conjunto de las partes del rito como asamblea litúrgica en oración, mientras que la consagración sería la "materia" o "contenido" de la Santa Misa. Ahora bien, es verdadero precisamente lo contrario: es la consagración la que es la forma y el centro originario y creador de la Santa Misa, el punto culminante y el vértice o cumbre de la celebración del rito, si bien es cierto que la celebración está a su vez dirigida a ofrecer el santo sacrificio al Padre en Cristo y en el Espíritu Santo y a edificar la comunidad y la comunión eclesial. La materia humana del rito, que está formada, vivificada, edificada, santificada y espiritual y eucarísticamente plasmada por la consagración, es la misma comunidad compuesta por el celebrante y por los fieles.
----------2. "La transformación del rito eucarístico ha sustituido por la 'fórmula sobre la materia' -es decir, las palabras de la consagración sobre el pan y el vino- la secuencia 'prex / ritus' que está constituida por 'anáfora eucarística / rito de la comunión'. En tal modo, la centralidad de la dinámica amplia entre plegaria / sacrificio / comunión se ha sustituido por la estrecha relación entre palabras de consagración y materia eucarística".
----------Respondo a 2. El primado tradicionalmente dado al momento de la consagración sobre el entero conjunto del rito, no ha en absoluto "transformado" un inexistente originario primado -al decir de Grillo- del conjunto del rito ("forma") sobre el momento de la consagración ("materia"), sino que representa precisamente la centralidad propulsora del momento de la transubstanciación, de la cual irradian y brotan abundantísimas aguas saludables que surgen del altar y fertilizan, con su gracia, toda la tierra circundante (como expresa el texto de Ez 47,1-12), es decir, la comunidad del celebrante y del participante.
----------3. "Esta transformación ha resultado acentuada por las polémicas sobre la Misa como 'sacrificio / comunión': habiendo netamente separado la dimensión del sacrificio de la de la comunión -en respuesta a la neta separación luterana de la comunión del sacrificio- hemos creado las premisas teóricas para este aislamiento de la 'consagración' no sólo de la 'plegaria eucarística', sino también del 'rito de la comunión'."
----------Respondo a 3. La Iglesia, con el Concilio de Trento y con el Concilio Vaticano II, no ha en absoluto "netamente separado", sino que, por el contrario, ha estrechamente vinculado "la dimensión del sacrificio" con la de la "comunión", ya que la transubstanciación, obrada por el celebrante in persona Christi con las palabras de la consagración eucarística, tiene precisamente como efecto propio e inmediato, el de preparar el don celestial -el cual es Jesús sacramentado- para ser ofrecido al Padre para la remisión de los pecados y como alimento de vida eterna para el celebrante y para los fieles.
----------De modo que es precisamente verdadero lo contrario. Es por la concentración creyente, devota y adorante de la mente y del corazón del individuo y de la colectividad en este augustísimo misterio, que brotan "las otras formas de presencia del Señor, en la Palabra, en la oración, en la asamblea", y es por su fruición, ya sea en la Santa Comunión, ya sea en la acción eucarística, que nace la presencia eclesial del cuerpo de Cristo, florecen los más elevados sentimientos y afectos cristianos, y la mente recibe luz y energías celestiales, para cumplir las grandes empresas de la caridad, mientras que los accidentes eucarísticos, elementos atinentes al acontecimiento místico, suscitan la lógica simbólica de las secuencias rituales.
----------Hay que decir, sin embargo, en honor de la verdad, que la conclusión del profesor Grillo, después de los despropósitos sobre la transubstanciación, es sorprendentemente benévola; lo cual, si por un lado nos complace, por otro nos deja fuertemente perplejos acerca de su capacidad de razonar con coherencia, dado que habría debido poner en exclusión recíproca, y no conjugar dos tesis que chocan entre sí; todo ello reiterando siempre lo mucho que, en cualquier caso, está dotado Grillo de una inteligencia brillante. De hecho, dice:
----------"Para concluir: transubstanciación es un término que históricamente ha tenido la función de 'salvaguardar un contenido' en un contexto polémico. Tal función debe hoy ser conjugada con una instancia distinta, a saber, la de recuperar las 'formas más adecuadas y más ricas' de ese contenido. Para esta recuperación, la noción de transubstanciación aparece no sólo como una antigua riqueza, sino también como una nueva pobreza".
----------Una última consideración, esta vez de carácter pastoral. Indudablemente cabría preguntarse qué sentido podría tener la Santa Comunión a los niños, introducida por el papa san Pío X [1903-1914], considerando la necesidad de utilizar, para explicar el misterio, de una palabra tan inusual como transubstanciación y de categorías tan abstractas y filosóficas, como las de sustancia y accidente y cosas así, si aquí ha caído en errores hasta Lutero, a quien sin embargo no le faltaba fe, ni inteligencia, ni cultura bíblica. Pues bien, no me detendré aquí en indicaciones pedagógicas, conocidas por todos los catequistas de niños. Sólo digo que (y esto debería ser evidente) no es absolutamente necesario usar o enseñar en cada caso y con todos los fieles, esos términos técnicos con su correspondiente explicación metafísica.
----------Para comprender lo que acabo de decir, bastaría recordar que el término transubstanciación ha sido acuñado recién en el Medioevo, y que antes no había habido necesidad de ese término, porque ya los Apóstoles en el Cenáculo y la Iglesia posterior, incluso la Iglesia de muchos siglos subsiguientes, habían entendido muy bien qué cosa, en esa solemnísima circunstancia, Nuestro Señor Jesucristo había hecho y lo que por mandato del Señor, los Apóstoles tenían el poder de hacer. Existen, por lo tanto, palabras y conceptos adecuados a las mentes indoctas y simples, para hacerles comprender, según su capacidad intelectual, eso mismo que es significado por el término técnico y filosófico. Bastaría por ejemplo decir que después de la consagración, aquellos que eran pan y vino, ya no son pan y vino: parecen tales, pero en realidad son Jesús. Lo esencial es hacer entender y creer al niño que se nutre del cuerpo del Señor.
----------De todas estas consideraciones emerge claramente la conclusión de que recitar junto con los hermanos luteranos en la celebración eucarística, como parece querer hacer un ecumenismo descriteriado y blasfemo, las fórmulas canónicas idénticas, pero dándoles a ellas significados diferentes, significados falsos u opuestos, o sin que a la palabra o al concepto corresponda la realidad, o sin contar con el poder espiritual necesario en todos los concelebrantes para dar eficacia salvífica a las fórmulas, o sin que todos crean de manera ortodoxa a lo que dicen, no sería ningun acuerdo ecuménico, no sería comunión eucarística, no sería experiencia salvífica, no sería liturgia ni culto divino, sino atentado a la Santísima Eucaristía, contravención a la voluntad de Cristo, ofensa a la Escritura y la Tradición enseñadas por el Magisterio, palabras sin sentido, recitación vacía, ficción, mentira, incomprensión, equívoco, impiedad, sacrilegio, profanación, bufonada, recíproca tomada de pelo, horrible engaño mutuo en el momento más sagrado y sublime de la comunión fraterna y con Dios, acaso con la desfachatez de invocar al Espíritu Santo. Pero entonces existe más bien el riesgo de que intervenga no el Espíritu Santo, sino otro espíritu, contrario, maligno y mortífero. No hay necesidad de mencionar su nombre.
   
El misterio de la transubstanciación, fuente de la piedad católica
   
----------Dejando de lado las sacrílegas tonterías de ese puñado de teólogos, que se han apartado del dogma católico, hagamos ahora un discurso serio sobre la mirada devota y amorosa de fe, que debemos tener, sobre el misterio de la transubstanciación, al cual también queremos invitar a los hermanos luteranos, porque ese misterio es fuente y garantía de copiosísimos frutos en orden a la apreciación del misterio de la comunión eclesial, como cumbre y fuente de toda vida cristiana personal y comunitaria, principal fuente de la piedad cristiana, que forma la mente y el corazón de los Santos, como dulce refrigerio para sus almas, empujándolas a un continuo progreso espiritual y a las más bellas empresas de la caridad.
----------La transubstanciación es también el motivo por el cual la Iglesia conserva en el tabernáculo las sagradas especies para la adoración eucarística. En efecto, las sagradas especies, hasta que no se corrompan, contienen bajo de sí el cuerpo del Señor. Por el contrario, la insuficiencia de la concepción luterana de la presencia real es testimoniada por el rechazo luterano de la adoración eucarística, porque según Lutero, el rito de la Cena es un simple banquete, en el cual es lógico consumir toda la comida. Es evidente, entonces, que para Lutero, dado que la presencia real es la empanación, es decir, la presencia de Cristo en el pan que se va a consumir, una vez terminada la Cena, no tendría sentido conservar el pan, del cual por lo demás Cristo se ha alejado, habiendo estado presente sólo en la Cena.
----------Por eso, en la concepción católica de la Eucaristía, la transubstanciación, que implica la permanencia de la presencia del Señor bajo las especies eucarísticas en las hostias eventualmente restantes tras la Misa, surge una ulterior cuestión que Lutero, en virtud de las premisas antes mencionadas, no se ha planteado, y es la cuestión del lugar, es decir, del tabernáculo, en el cual se conserva a Jesús sacramentado.
----------También en tal caso, se puede expresar este hecho o con una formulación docta o en forma popular. En el lenguaje popular ciertamente se puede decir que Jesús está en el tabernáculo, y es el mismo Jesús que ahora está en el cielo. En cambio, si queremos expresarnos en modo tal para responder a quien eventualmente nos preguntara cómo es posible que Jesús esté en el tabernáculo, si es cierto que el cuerpo de Cristo, además de estar en sí mismo en el cielo, se encuentra en todos los tabernáculos del mundo.
----------En tal caso, entonces, es necesario precisar que propiamente, en el tabernáculo, sólo están las sagradas especies del cuerpo. Pero el cuerpo eucarístico de Cristo no está contenido en un lugar, porque entonces no podría estar en todos los lugares de la tierra. Sin embargo, así como bajo las especies está el cuerpo, por lo cual las especies y la presencia del cuerpo a modo de sustancia concurren a formar la hostia consagrada contenida en la píxide del tabernáculo, en forma docta se debe decir que en la píxide están solo las especies en cuanto colocadas, mientras que el cuerpo no está colocado. En cambio, en forma popular se puede decir simple y sencillamente que en el tabernáculo está Jesús, y eso es suficiente.
   
Un ecumenismo errante en la niebla
   
----------Una cosa que francamente causa gran sorpresa es la conducción de las actividades ecuménicas del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos desde su fundación en el inmediato post-concilio hasta hoy. De hecho, ese dicasterio persigue una línea oportunista e inconcluyente, que contrasta en modo evidente con aquella sabia y precisa línea indicada por el decreto conciliar Unitatis redintegratio. La responsabilidad de esta mala conducción recae ciertamente en el cardenal Walter Kasper, teólogo influido por el historicismo hegeliano, que durante muchos años ha estado al frente de ese organismo pontificio. Pero hay que decir que también desde que la dirección está confiada al cardenal Kurt Koch desde hace ya bastantes años, las cosas no cambian. ¿Pero, de qué se trata? Se trata del obstinado e inconcluyente, de hecho dañino, persistir en una serie de errores y contravenciones a las directivas de Unitatis Redintegratio. Hagamos la lista:
----------1. Sustitución del anterior paradigma "separación de la Iglesia" por el nuevo paradigma "separación recíproca". El nacimiento del luteranismo no ha sido una separación recíproca entre la Iglesia y Lutero: Lutero se ha separado de la Iglesia, pero la Iglesia no se ha separado de Lutero, y dicho esto, debe ser recordado que la verdadera Iglesia de Cristo es una, no son múltiples iglesias.
----------2. Atención exclusiva al aspecto de la caridad, y abandono del problema central de la verdad. Debe recordarse, en cambio, que el problema ecuménico es sustancial y esencialmente un problema de verdad. Lutero mismo se ha opuesto al Romano Pontífice no tanto por motivos de reforma de las costumbres, sino ante todo porque él creía haber redescubierto contra Roma la verdad del Evangelio.
----------3. Falta de distinción, en la actual práctica pastoral ecuménica, entre comunión imperfecta y plena comunión. Vale decir, que si bien los términos expresados por el Concilio Vaticano II, "comunión imperfecta" y "comunión plena", son claros y suficientes teóricamente, en cambio, en la práctica, los que hoy guían la obra del ecumenismo desde la Santa Sede no distinguen en los hechos lo imperfecto de lo pleno. Lo cierto es que los luteranos deben pasar de una comunión imperfecta a la comunión plena.
----------4. Silencio sobre la necesidad de que los protestantes remuevan los obstáculos a la plena comunión con la Iglesia. En cambio, esta es una de las tareas esenciales del ecumenismo.
----------5. Sustitución de la categoría del camino que deben recorrer los protestantes hacia la unidad católica, según lo indica el paradigma de la parábola evangélica del hijo pródigo, por la categoría de la así llamada "reunificación", como si la Iglesia una estuviera dividida (la imagen del jarrón roto).
----------6. Marginación de la siguiente declaración de Unitatis redintegratio: "solamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es el instrumento general de la salvación, puede conseguirse la plenitud total de los medios salvíficos. Creemos que el Señor entregó todos los bienes de la Nueva Alianza a un solo colegio apostólico, a saber, el que preside Pedro, para constituir un solo Cuerpo de Cristo en la tierra, al que tienen que incorporarse totalmente todos los que de alguna manera pertenecen ya al Pueblo de Dios" (n.3). La antigua formulación "sin la Iglesia no hay salvación" sigue vigente, pues es verdadera, aunque el Concilio la ha formulado pastoralmente mejor. Pero hoy se ha marginado lo que dice sobre ello el Concilio.
----------7. Dado que se hace casi absoluto silencio acerca del primado o superioridad del catolicismo sobre el luteranismo, y paralelamente se hace silencio sobre los errores (herejías) de Lutero, la fe católica y la fe luterana son consideradas por muchos fieles católicos como dos diferentes modos, recíprocamente complementarios y al mismo nivel, igualmente legítimos, de concebir la fe cristiana.
----------8. Hablar genéricamente de "divisiones" no es suficiente. Es necesario precisar de cuáles divisiones se trata, si se quiere realmente ponerles remedio. Quedarse siempre sobre lo vago y no poner nunca las cartas sobre la mesa, no sirve para nada. No debemos cansarnos de recordar a los hermanos luteranos, aunque sea en modo más motivado, benévolo, caritativo y evangélico, como la Iglesia está haciendo desde hace quinientos años, cuáles son los errores que ellos deben abandonar, sin desesperar por convencerlos. Como decía santo Tomás de Aquino, "la verdad es invencible". Tarde o temprano triunfa. Según san Pablo, los judíos acogerán finalmente a Jesús como el Mesías sólo en el fin del mundo.
----------Por ese relativismo, por ese navegar siempre sobre lo vago, por ese pescar en lo turbio, es que hoy, desde muchas partes, ya no se habla más de fe, sino de "fes". Se dice que no hay una sola fides, sino varias fes, como si se tratara de diferentes opiniones, ninguna de las cuales puede pretender valor de verdad y certeza, excluyendo lo falso. En esta situación, cada uno cultiva su propia huertita. Lo que al católico le parece "falso" en el luterano, es simplemente un "diferente" y viceversa. En tal modo el católico, sintiéndose autorizado a elegir entre catolicismo y luteranismo, puede verse quizás impulsado a optar por este, teniendo una ética más fácil y permisiva, con la salvación asegurada y el pecado siempre perdonado, mientras que el luterano, no sintiéndose corregir por el católico, es llevado a permanecer en sus propios errores.
----------Entonces, es así como llegamos a situaciones actuales, en que no es nada raro ver al católico que defiende abiertamente las mismas herejías de Lutero, sin por ello dejar de considerarse y exigir ser considerado como católico, y de hecho católico "avanzado", "progresista" y "conciliar". Las conversiones de luteranos al catolicismo se han vuelto rarísimas y algunos sacerdotes u obispos ignorantes incluso llegan a desaconsejarlas. Otros católicos "avanzados" o si preferimos "adultos", nos aseguran que los últimos estudios han constatado que las condenas de Lutero pronunciadas por el Concilio de Trento ya no están hoy vigentes, o son fruto de malentendidos o, como dice mons. Nunzio Galantino, de "prejuicios".
   
Abundan los casos de vulneración del decreto Unitatis Redintegratio
   
----------Si aquí me pusiera a citar otros ejemplos de la actual vulneración de las directivas del decreto Unitatis Redintegratio, podría estar un mes hablando del mismo tema. Sólo para mencionar uno más, indico el que he encontrado en el sitio Settimana news, del 30 de octubre de 2018 en el artículo no firmado: "Reforma. Pero las diferencias permanecen", donde se pueden leer las siguientes consideraciones:
----------"Desde el punto de vista católico, el objetivo de todos los diálogos ecuménicos debe ser, en último análisis, la 'plena unidad visible'. Esto no significa que los protestantes deban simplemente renunciar a todas sus tradiciones y ritos y entrar en la Iglesia católica. Sino que quiere decir que católicos y protestantes forman, incluso desde el punto de vista institucional, una Iglesia. Sin embargo, el discurso permanece abierto, también por el lado católico, sobre cómo en la práctica una unidad de tal género debería ser declinada. Es siempre válido lo que dijo el obispo ecuménico alemán Gehrard Feige en 2014: hoy en el ecumenismo no tenemos todavía una idea clara de cómo la plena unidad visible en concreto pueda manifestarse. Es obvio, sin embargo, que unidad no significa simplemente uniformidad. Por parte de los protestantes en los últimos años se ha preferido hablar repetidamente de 'diferencia reconciliada', para describir el propósito del diálogo ecuménico. Una tal unidad sería pensable incluso sin una unidad visible".
----------A continuación, algunas observaciones que merece la cita anterior: 
----------1. Precisemos términos y conceptos: se necesita la plena unidad visible en la plena comunión con la Iglesia católica. Los protestantes no deben renunciar en absoluto a aquellos valores que ya los unen a la Iglesia católica, sino sólo (y es comprensible sin más ni más) a aquellas carencias e impedimentos, es decir, aquellos errores y herejías, que son un obstáculo para la plena comunión con la Iglesia católica.
----------2. El artículo de Settimana news dice: "católicos y protestantes forman, incluso desde el punto de vista institucional, una Iglesia". No es exactamente así: los protestantes están sí en la Iglesia, pero no en plena comunión con ella, como lo están los católicos, porque la Iglesia en sentido pleno y perfecto es sólo la Iglesia católica. A los protestantes, para estar en plena comunión con la Iglesia, les falta la catolicidad.
----------3. Dice el artículo: "Sin embargo, el discurso permanece abierto, también por el lado católico, sobre cómo en la práctica una unidad de tal género debería ser declinada". La respuesta sería fácil, si se consultara precisamente el decreto Unitatis Redintegratio, por ejemplo en la exposición que he hecho.
----------4. Dice el artículo de Settimana news: "Es siempre válido lo que dijo el obispo ecuménico alemán Gehrard Feige en 2014: hoy en el ecumenismo no tenemos todavía una idea clara de cómo la plena unidad visible en concreto pueda manifestarse". Para nada se trata de eso, en absoluto. Por el contrario, es el obispo Feige quien no tiene una idea clara. La cosa, sin embargo, es muy simple: que los hermanos luteranos, abrazando la profesión católica de la fe, entren en la plena comunión con Roma.
----------5. Dice el artículo: "Es obvio, sin embargo, que unidad no significa simplemente uniformidad". Distingo. Si por "uniformidad" se entiende la común aceptación de la verdad de la fe católica, es obvio que se necesita la uniformidad: una fides. Si, en cambio, esta uniformidad se la quiere extender más allá de esta frontera, donde en cambio vige la libertad de opinión y el pluralismo teológico, se caería en el uniformismo, que no es el ambiente de la Iglesia católica, sino de las dictaduras políticas o religiosas.
----------6. Dice el artículo de Settimana news: "Por parte de los protestantes en los últimos años se ha preferido hablar repetidamente de 'diferencia reconciliada', para describir el propósito del diálogo ecuménico. Una tal unidad sería pensable incluso sin una unidad visible".
----------Respondo al punto 6, que el problema de fondo del ecumenismo no es el de reconciliar las diferencias y las diversidades (en la medida que son valores): aquí no hay nada que reconciliar, porque ellas por su esencia están en armonía las unas con las otras. Por lo tanto aquí se trata simplemente de valores enriquecedores para ser reconocidos y respetados. En cuanto a la unidad visible, ella es la expresión normal y obligatoria de la fe, la cual nace ciertamente en el corazón, pero debe ser proclamada con los labios.
----------El problema del ecumenismo no radica en lo que los protestantes tienen de valores positivos, sino que radica, en cambio, como he dicho, problema de la verdad. Es el problema de la persistencia de hermanos, que yerran acerca de las verdades de fe y por eso son llevados a tener una actitud hostil hacia la Iglesia católica, "columna y sostén de la verdad" (1 Tim 3,15), con la cual no están en plena comunión. La reconciliación supone la aceptación común de la verdad. Entre verdadero y falso no puede haber conciliación. Lo falso es principio de división y de hostilidad; lo verdadero es principio de unión y conciliación.
----------Ciertamente, el ecumenismo es, en sí mismo, una bendición dada por el Espíritu Santo, a través del Concilio Vaticano II, a la Iglesia y a los hermanos separados. Pero el ecumenismo, para llevar a los frutos que promete, debe ser comprendido y puesto en práctica en el sentido preciso indicado por el propio Concilio Vaticano II en sus documentos, es decir, sustancialmente como un llamamiento de la Iglesia a sus hijos que se han dispersado a causa de las desventuras y de las tragedias de este mundo, para que puedan retornar a esa Madre acogedora, premurosa y generosa, de la cual se han distanciado, creyendo buscar una libertad y una felicidad que no han podido encontrar, no plenamente al menos.
----------Es necesario por lo tanto que la Iglesia rechace ese falso ecumenismo, del cual hemos esbozado en estas notas sus contornos, y que en lugar de conducir a los hermanos separados a la unidad católica, corre el riesgo de transformar y hacer añicos la unidad católica en torno a Nuestro Señor Jesucristo, en un revoltijo desordenado y caótico de hermanos separados bajo el "príncipe de este mundo".
----------"Ya que el único pensamiento de vosotros ha sido el de apartarse de Dios, una vez convertidos, buscadlo entonces con un empeño diez veces mayor. Porque el que atrajo sobre vosotros estos males os traerá, junto con la salvación, la eterna alegría" (Bar 4,28-29).

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