domingo, 13 de marzo de 2022

La fraternidad, ancla de salvación para la humanidad (2/3)

Existe hermandad, y existe fraternidad. Existe hermandad natural o humana, y existe hermandad cristiana o sobrenatural, que es la fraternidad sinónimo de la caridad. Toda hermandad y fraternidad es concebida por la divina Revelación a través del modelo de la familia. La hermandad cristiana tiene una sola esencia en múltiples formas. Respecto del mundo, tanto el ejercicio de la fraternidad natural como el de la sobrenatural se ejerce o para salvar al mundo o para vencerlo, de lo que se derivan cuatro dobles posibilidades.

Hermandad y fraternidad
   
----------El idioma castellano dispone de dos vocablos para expresar el ser hermanos: "hermandad" y "fraternidad". El primer término se refiere al ser hermano como dato o estado de naturaleza o de gracia, independiente de la voluntad y efecto respectivamente de la generación biológica, de la naturaleza humana y de la gracia preveniente del bautismo. Hablamos entonces, por una parte, de hermandad familiar, particular o universal humana; y por otra parte, de hermandad cristiana o sobrenatural.
----------El adjetivo "fraterno", que es el adjetivo concreto del abstracto "fraternidad", nos hace comprender claramente la connotación moral de la fraternidad. En efecto, decimos amor fraterno, espíritu fraterno, comunión fraterna, comunidad fraterna, amistad fraterna, conducta fraterna, afecto fraterno, mirada fraterna, etc. y esto vale tanto para la fraternidad natural como para la fraternidad cristiana.
----------La hermandad natural o simplemente humana no es efecto de la voluntad, sino que es un dato de naturaleza biológica; o bien es don de la gracia divina en el bautismo. La primera se basa en la paternidad biológica y los hermanos son los nacidos del mismo padre en sentido físico.
----------La hermandad cristiana o sobrenatural, o sea la hermandad como don de la divina gracia, corresponde a la filiación divina, el "ser nacido de lo alto", es decir, del Padre celestial, en la imagen del Hijo, como explica Nuestro Señor Jesucristo a Nicodemo (Jn 3,3) o, como explica san Pablo, son hijos de Dios "guiados por el Espíritu" (Rm 8,15), destinados a "ver a Dios tal como Él Es" (1 Jn 3,2).
----------Esta hermandad, que debe ser mejor llamada fraternidad, es una hermandad voluntaria y virtuosa. Por lo tanto, puede ser conservada o interrumpida por nuestra voluntad, mientras que la hermandad biológica es independiente de la voluntad y permanece siempre y en cualquier caso. La hermandad natural o familiar es apta para fundar, y funda de hecho, un vínculo afectivo más estrecho, una fraternidad efectiva, pero no siempre esto ocurre: Caín (como hace notar Bruni en su artículo) ha asesinado a Abel.
----------Si la hermandad, que se realiza como fraternidad, es voluntaria respuesta al don de la gracia bautismal, entonces se tiene la caridad fraterna entre cristianos, el amor fraterno por amor de Cristo, el amar al hermano como Cristo ama, el ser hermanos en Cristo e hijos del mismo Padre celestial.
----------La fraternidad es un ser-hermanos de carácter virtuoso, es decir, efecto de la buena voluntad. Puede ser aplicación de la hermandad natural como de la cristiana. La primera es el amar al prójimo como uno se ama a si mismo. La segunda es amar al prójimo en Cristo y por Cristo, como he dicho arriba.
----------Tanto la fraternidad natural como la fraternidad sobrenatural pueden lamentablemente cesar a causa del odio. Si dos hermanos de sangre se odian, su hermandad biológica obviamente permanece. Falta la fraternidad. Si, en cambio, entre dos hermanos de fe o hijos de Dios cesa el amor, pierden su estado de hijos de Dios, herederos de la vida eterna. Y devienen hijos del diablo (Mt 13,38 y Hch 13,10). Y si no se enmiendan antes de la muerte, no heredarán la vida eterna, sino que irán al infierno.
----------De todo esto se ve bien cómo en el cristianismo la fraternidad es sinónimo de caridad, que es la virtud principal del cristianismo: el amor a Dios y al prójimo como participación del amor que Cristo tiene por el Padre celestial y por nosotros. Ser hermanos, entonces, no es un simple dato de hecho de la naturaleza, sino que es un preciso y supremo deber moral, verdadero y propio medio de salvación eterna: "amaos los unos a los otros con afecto fraterno" (Rm 12,10). "Quien no ama al hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve" (1 Jn 4,20). Y quien no ama a Dios sobre todas las cosas, no se salva.
----------La Sagrada Escritura concibe la caridad ya sea como fraternidad con el prójimo y filiación con respecto al Padre celestial, ya sea como amistad con Dios: "la sabiduría forma amigos de Dios" (Sab 7,27). Nuestro Señor Jesucristo prospecta la posibilidad de ser sus "amigos" (Jn 15,14), y no ya simples servidores, si hacemos su voluntad, es decir, si creemos en Él y practicamos la caridad. Con la práctica de la caridad, Nuestro Señor deviene nuestro "hermano" (Mt 12,50; Heb 2,11-12.17) y nosotros somos sus hermanos, en cuanto partícipes como hijos de Dios, de su propia Filiación divina.
   
El modelo de la familia
   
----------El cristianismo, por consiguiente, concibe las relaciones y los deberes sociales, tanto humanos como religiosos, precisamente sobre el modelo de la comunidad familiar. La Iglesia misma, que es la comunidad de los creyentes en Nuestro Señor Jesucristo, está representada en la imagen de la familia de los hermanos, todos hijos del mismo Padre celestial y hermanos de Cristo, unidos por el Espíritu Santo.
----------El amor fraterno, para la Sagrada Escritura, es el modelo del amor al prójimo: "Por vuestra obediencia a la verdad, vosotros os habéis purificado para que os améis sinceramente como hermanos. Amáos los unos a los otros constantemente con un corazón puro, como quienes habéis sido engendrados de nuevo, no por un germen corruptible, sino incorruptible: la Palabra de Dios, viva y eterna" (1 Pe 1,22).
----------Lo interesante es que de todos modos el modelo sigue siendo siempre el modelo familiar: "amaos unos a otros como hermanos" (1 Pe 1,22). Lo cual, por supuesto, no significa en absoluto rebajar a lo humano el modelo divino de Cristo, sino que es sólo la referencia humana ideal, fácilmente comprensible, que nos viene ofrecida para elevarnos al misterio de la fraternidad sobrenatural.
----------La Biblia toma inspiración de la hermandad natural para representar la hermandad sobrenatural, la cual no tiene un simple propósito de solidaridad humana, sino que tiene un objetivo superior, el de la hermandad en Nuestro Señor Jesucristo, por lo cual nos debemos amar no simplemente como nos amamos a nosotros mismos (este es el mandamiento mosaico). sino como Cristo nos ha amado, "dando nuestra vida por nuestros amigos" (cf. Jn 15,13) y en vez de "amigos" podríamos poner "hermanos".
----------Y este "dar la vida" obviamente es la imitación del sacrificio redentor de Cristo, víctima inocente que lleva sobre sí y hasta la Cruz el peso de nuestros pecados, liberándonos con eso mismo del pecado (Is 53,10-12), por lo cual aquí está el ejemplo del santo, el cual, aunque inocente, toma sin embargo sobre sí el castigo debido a los que son pecadores, descontando sus pecados en lugar de los pecadores.
----------El ser hermano y el ser hijo son, por consiguiente, los modelos del amor salvífico, es decir, de la caridad. De aquí surge, en el plano sobrenatural, la posibilidad de ser "padre" y "madre" del prójimo, aún cuando Jesús nos advierte perentoriamente que sin embargo hay uno solo que es verdaderamente el Padre nuestro que está en los cielos y nosotros somos todos hermanos (Mt 23,8). Ser padre y madre significará, por tanto, participar como ministros o vicarios de Dios en su paternidad divina.
----------Es necesario prestar mucha atención a la diferencia, por un lado, entre la hermandad ya sea en sentido biológico o ya sea como natural conveniencia de cada hombre con cada otro en base a la común pertenencia a la especie humana y, por otro lado, la fraternidad entendida como solidaridad humana y como don de gracia, que nos convierte en hijos de Dios en el bautismo y, por tanto, hermanos en Cristo, miembros de la Iglesia en relación con la voluntad humana de cada uno de nosotros.
----------Mientras que el primer tipo de hermandad es un dato objetivo, independiente de nuestra voluntad, y por tanto incancelable, el segundo tipo es efecto de nuestra voluntad, sola en el caso de la solidaridad humana, sostenida por la gracia en el caso de la hermandad cristiana. De ahí la posibilidad que cada uno tiene de pecar contra la fraternidad humana o contra la cristiana. En este ámbito del discurso san Pablo habla de "falsos hermanos" (2 Cor 11,26; Gal 2,4), o sea, de falsos hermanos en la fe, hipócritas, herejes o cismáticos.
   
Las formas de la hermandad

----------La hermandad cristiana tiene una sola esencia y múltiples formas. Ella es el efecto de la confluencia de los valores fundamentales del cristianismo, que san Pablo resume en estos términos: "Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que vosotros habeís sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos" (Ef 4,4-6).
----------En base a esto, el término "hermano" es sinónimo de "santo" para designar simplemente al miembro de la comunidad cristiana: los "hermanos" (cf. por ejemplo Jn 21,23; Hch 1,16; 2,29; 3,17; 9,30; 15,1) o los "santos" (cf. por ejemplo 2 Cor 1,1; 8,4; 9,1; Ef 1,15) son simplemente los creyentes en Cristo, que forman la Iglesia. Indudablemente, el término "santo" será posteriormente abandonado, por comprensibles motivos; en cambio, permanecerá el término de "hermanos": véase, por ejemplo, el lenguaje de la liturgia.
----------Sin embargo, el término "santo" usado de este modo es significativo, porque la sustancia de la santidad, en último análisis, no es tanto el ser san Francisco o santo Domingo, sino que es simplemente la posesión de la gracia santificante, estado que se supone propio del cristiano común.
----------San Pablo luego enumera las formas o expresiones de la hermandad: "En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de curar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas" (1 Cor 12,28).
----------La hermandad cristiana se expresa también en las diversas manifestaciones carismáticas del Espíritu en los individuales hermanos. San Pablo también describe estas manifestaciones, por las cuales cualquier hermano recibe del Espíritu Santo dones especiales, uno diferente del otro, algunos ordinarios, otros milagrosos, para la edificación de la Iglesia y la santificación de los hermanos: "Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de profecía; a otro, el don de juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este, el don de lenguas; a aquel, el don de interpretarlas" (1 Cor 12,4-10).
----------Ahora bien, un especial ejercicio de la fraternidad es la administración de los sacramentos por parte de los apropiados ministros: diácono, presbítero y obispo. Eminente servicio de fraternidad es el Cardenalato, por sobre el cual, en la guía de toda la comunidad eclesial de los hermanos, está el ministerio del sumo Pontificado, ejercido por un hermano elegido por los hermanos Cardenales.
----------La Sagrada Escritura encuadra tanto el ejercicio de la fraternidad natural como el ejercicio de la fraternidad sobrenatural en el horizonte de una doble posibilidad práctica con respecto al mundo: la fraternidad se ejerce o para salvar al mundo o para vencer al mundo. En relación a esta doble posibilidad tenemos en la Sagrada Escritura cuatro pares de opciones opuestas de fraternidad, para cada una de las cuales cada uno elige el tipo de fraternidad que prefiere, no sin una vocación divina. Veamos:
----------Primera oposición: o separación del mundo o presencia en el mundo. La primera forma de fraternidad se configura como un estado de separación de lo que en el mundo puede contaminar, siguiendo el ejemplo de Cristo, que, como dice la Carta a los Hebreos, "fue separado de los pecadores (kechorimènos ton amartolòn)" (Heb 7,27), expresión que debe tomarse no en el sentido de que Jesús no haya tenido contacto con los pecadores, dado que ha venido a propósito para salvarlos, sino en el sentido de no tener nada que ver con el pecado, precisamente a fin de ofrecer a todos una amor purísimo y sin mácula.
----------Así, la fraternidad puede expresarse como separación del mundo. Pero también puede expresarse precisamente en el contacto con el mundo, sin contaminarse con él, como el buen médico toca y palpa al enfermo para diagnosticar su mal y verificar su estado de salud. O bien la fraternidad puede implementarse asumiendo los aspectos positivos del mundo a utilizar para hacer el bien.
----------Segunda oposición: o la opción religiosa (virginidad) o la opción laical (matrimonio). El religioso realiza una forma más alta de fraternidad renunciando a aquellos afectos humanos que, dada la situación de fragilidad de la naturaleza humana caída, de hecho crearían obstaculo a la realización de esa forma más alta de fraternidad. Sin embargo, el matrimonio cristiano es alta expresión de fraternidad. En el uso hebreo, la esposa era llamada "hermana" (Cant 4,2) para significar la amplitud del significado bíblico del término, que va mucho más allá de la referencia biológica. Así, los "hermanos" de Jesús eran sus parientes.
----------Tercera oposición: esta tercera doble posibilidad es, o bien desarrollar el ministerio de pastor o bien ser miembro del rebaño. Los títulos de "padre" y "pastor" son muy importantes en la Biblia para indicar la dignidad del genitor, del gobernante, del profeta, del sacerdote, del guía y del maestro espiritual.
----------En el ámbito de esta tercera doble posibilidad, al pastor obviamente corresponde el rebaño y al padre, el hijo. Estos títulos indican indudablemente una superioridad, que acerca al pastor y al padre a Dios, Pastor y Padre por excelencia. Pero el padre y el pastor, en cuanto hombre, es sustancialmente hermano de los hijos, de los súbditos, de los fieles, de las ovejas del rebaño. Hoy los Obispos suelen firmar sus cartas y comunicaciones con el título de "padre obispo"; pues bien, podrían firmar también con el apelativo de "hermano obispo", pues, bien entendidos ambos títulos, no existe ninguna contradicción entre ellos.
----------De este modo, los ministerios y los oficios en la Iglesia son servicios para el bien común, son determinaciones de la fraternidad común, que es la condición esencial, fundamental y universal de todo discípulo de Cristo. Los ministerios y los oficios, aunque sean mediaciones de la autoridad y del poder divinos, son para el sujeto humano que los ejerce, una actividad fraterna de hermano a hermano.
----------Por eso Cristo, sin haber tenido en absoluto la intención de abolir los grados jerárquicos, así como los niveles de autoridad y de poder eclesial, sino, como resulta evidente del contexto, para contrarrestar la ambición, la vanagloria y la soberbia, tiene aquellas famosas palabras: "no llaméis a nadie 'padre' sobre la tierra" (Mt 23,9), padre, por supuesto se entiende, con la presunción de sustituir al Padre celestial y de ponerse en su lugar o al menos de jactarse o de atribuirse títulos no poseídos.
----------Dejo la cuarta oposición para la tercera parte de este artículo.

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