La famosa carta encíclica Pascendi Domini gregis de 1907, del papa san Pío X, es uno de esos imperecederos documentos del Magisterio de la Iglesia que deben seguir guiando nuestra comprensión de la Palabra de Cristo. Sin embargo, puestos a la tarea de tratar de comprender e interpretar esta encíclica, como ocurre con todas las Actas del Magisterio, para no sobredimensionarla o minusvalorarla en sus alcances, debemos tener en cuenta su contexto histórico y discernir tanto sus riquezas como sus carencias. Es precisamente ésta la primera tarea a llevar a cabo por el teólogo católico ante cualquier expresión docente de la Iglesia.
----------Si tuviera que escribir este breve artículo al modo como me sentiría a gusto planteando el mismo tema en una clase dedicada a las Actas del Magisterio, podría iniciar el discurso a mis alumnos planteando una tesis a demostrar. A saber: El Concilio Vaticano II ha respondido a esas instancias a las cuales no respondió la encíclica Pascendi, sin por ello negar la condena de los errores modernistas.
----------Y antes de entrar directamente en tema, contextualizaría teológicamente la materia a estudiar, por medio de dos o tres textos de la Sagrada Escritura, que podrían acaso ser los siguientes: "Envía Señor tu Espíritu y serán creados, y renovarás la faz de la tierra" (Sal 104,30). "Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre. No os dejéis extraviar por cualquier clase de doctrinas extrañas" (Heb 13,8-9). "No toméis como modelo a este mundo. Por el contrario, transformaos interiormente renovando vuestra mentalidad, a fin de que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto" (Rom 12,2). Estos textos de la divina Palabra deberían inspirarnos para lo que ahora vamos a considerar.
----------Como todos saben, la famosa encíclica Pascendi de san Pío X [1903-1914] es la vigorosa refutación de los errores del modernismo de su tiempo, obra elogiada incluso por Giovanni Gentile [1875-1944], el destacado filósofo idealista hegeliano, quien sin embargo se mostró frente a este documento pontificio con una extraordinaria astucia, en cuanto que bien lejos de convertirse ante el doloroso llamado del Romano Pontífice, dado que el papa Sarto no menciona en la encíclica al idealismo, tuvo la desvergüenza de elogiar al Papa por haber distinguido tan claramente la doctrina católica de la doctrina modernista, sin darse cuenta o fingiendo no darse cuenta de que en realidad el objetivo de fondo de la encíclica es precisamente ese idealismo panteísta, que, nacido de René Descartes [1596-1650] y desarrollándose luego en el idealismo alemán, constituía aquella que los modernistas llamaban "filosofía moderna", una filosofía que, por perentoria indicación de los modernistas, la Iglesia debería haber aceptado, si no quería quedarse retrasada respecto al curso de la historia, abandonando el mohoso pensamiento realista de santo Tomás de Aquino [1225-1274], al que en cambio el papa León XIII [1878-1903] había calurosamente recomendado en la encíclica Aeterni Patris precisamente como el modo de implementar una sana modernidad en filosofía y en teología.
----------La instancia avanzada por los modernistas no era en sí misma incorrecta. Durante demasiado tiempo, la Iglesia había sido excesivamente polémica frente al pensamiento moderno. Era hora de reconocer sus méritos y asumirlos en el pensamiento católico, si la Iglesia quería avanzar en la conquista de la verdad y hacerse comprensible y aceptable por los hombres de su propio tiempo.
----------Los modernistas clamaban a viva voz que la teología católica se actualizara, se aggiornara, y se modernizara tanto en el lenguaje como en los contenidos, acogiendo las novedades del pensamiento moderno, también para comprender mejor y hacerse comprender mejor por los hombres de hoy. ¿Dónde estaba, sin embargo, el error de los modernistas? En el hecho de que ellos consideraban la modernidad como el non plus ultra de la verdad, de la cual no había más que obtener ventajas. En cambio, Jacques Maritain [1882-1973], ya en 1922, en su libro Antimoderne, había hecho notar que en el pensamiento moderno es necesario hacer un cribado, un discernimiento a la luz del Evangelio, no tomar todo como si fuera oro colado y puro, y por tanto no elegir del Evangelio sólo lo que es agradable al pensamiento moderno.
----------Si tuviéramos que enumerar los principales nombres de los modernistas junto con los principales temas de su interés, podríamos hacer una breve síntesis, mencionando primero a sus precursores, como William James [1842-1910] con el concepto del inconsciente; Friedrich Schleiermacher [1768-1834], con su teoría del sentimiento de Dios; Arthur Schopenhauer [1788-1860], con su teoría de la voluntad inconsciente; Herbert Spencer [1820-1903], con la teoría de lo incognoscible.
----------Al respecto, un texto del mencionado Spencer, en su libro Los primeros principios, resulta muy iluminador: "Nosotros podemos en sucesivos actos mentales deshacernos de todas las condiciones mentales y sustituirlas por otras, pero no podemos deshacernos de esta sustancia indiferenciada de la conciencia, que es reacondicionada en cada individual pensamiento, y permanece siempre en nosotros un sentimiento de lo que existe persistentemente e independientemente de cualquier condición".
----------Luego hay que mencionar, también entre los precursores del modernismo, a Henri Bergson [1859-1941], con su idea de la intuición supra-conceptual de la duración; a Edouard Le Roy [1870-1954], con el dato primitivo, preconceptual, "fluido, continuo y móvil" (para un buen resumen de estas informaciones sobre el modernismo, puede consultarse la Historia de la filosofía, de Nicolás Abbagnano).
----------En cuanto a los modernistas verdaderos y propios, mencionemos a Maurice Blondel [1861-1949], con su principio de inmanencia; la acción de Dios inmanente en el espíritu del hombre; a Lucien Laberthonnière [1860-1932], con el rechazo de la conceptualidad abstracta. Al respecto, es evidente en su libro El realismo cristiano y el idealismo griego, la incomprensión occamista de la esencia universal y del valor abstractivo del pensamiento para sustituirlos por una "doctrina concreta", limitada a los hechos históricos, y un culto fetichista por el individuo material. También debemos citar a Alfred Loisy [1857-1940], con su visión monistico-panteísta, que él traduce en la evolución y relatividad de las fórmulas dogmáticas. También a George Tyrrell [1861-1909], con su teoría de la traducción de la "fantasía en conceptos".
----------Por ejemplo, expresa Tyrrell en El cristianismo en la encrucijada (obra póstuma, de 1909): "Las revelaciones de Jesús no eran conceptuales y abstractas, sino imaginativas y representaciones de la fantasía. Para él el espíritu no es la negación de la materia, sino su refinamiento. Más tarde, en su esfuerzo por desarrollar filosóficamente la doctrina de Jesús, la Iglesia ha tenido que traducir las revelaciones de Él en términos conceptuales y, por lo tanto, comenzó a sacar de estos conceptos consecuencias lógicas para construir todo un sistema de teología católica... Es certísimo que Cristo no fue dogmático… Si Cristo no impuso fórmulas filosóficas, impuso sin embargo la revelación, la visión imaginativa que formulan".
----------Por último, también entre los verdaderos y propios modernistas, debemos mencionar el historicismo de Ernesto Buonaiuti [1881-1946]; la democracia anti-jerárquica de Romolo Murri [1870-1944]; la santidad emotiva y atemática en Antonio Fogazzaro [1842-1911]; el cambio de los dogmas en Joseph Turmel [1859-1943]; el racionalismo bíblico en Salvatore Minocchi [1869-1943]; y el panteísmo evolucionista de Marcel Hébert [1851-1916] (un resumen en: Claude Tresmontant, La crise moderniste, Seuil, Paris 1979).
----------Ya en el horizonte del resucitado modernismo postconciliar, al panteísmo evolucionista de Spencer y al panteísmo historicista hegeliano y künghiano, se ha sumado el panteísmo eternista, que se deriva de la concepción del ser de Emanuele Severino [1929-2020], filosofía derivada a su vez de la concepción parmenídea del ser uno, unívoco, necesario, inmutable y eterno. Mientras que en el panteísmo historicista-evolucionista Dios se identifica con el devenir absoluto, en el panteísmo eternista de Severino el devenir es el aparecer y el desaparecer de los eternos, que a su vez son finitizaciones del único Ser existente, que es Dios. La creación no es producción divina del ente desde la nada, sino dependencia formal y eterna de los eternos del Eterno, que resulta del conjunto de los eternos y en estos aparece y se resuelve.
----------Maritain no tenía dificultad en reconocer que después de santo Tomás la filosofía y la teología habían progresado, claro que estos progresos eran solo parciales y no podían absolutamente, como había pretendido Descartes y como pretendían los modernistas, sustituir ab imis el pensamiento escolástico, abandonando las conquistas definitivas del pasado, sino que, para tener sólidos fundamentos, debían apoyarse, como ordenaba la Iglesia, sobre los principios sólidos e incontestables del pensamiento tomista.
----------Pues bien, ya considerando ahora la encíclica Pascendi Dominici gregis de Pío X, hay que comenzar por decir que es un examen de los errores de la modernidad, asombroso por la agudeza del análisis, la habilidad en el manifestar el error oculto bajo la apariencia de la verdad; asombra por su capacidad para captar el nudo de las cuestiones y el principio inspirador oculto de las individuales doctrinas modernistas.
----------El caso es que el modernismo del tiempo de la famosa encíclica, con el pretexto de la modernización, muestra sufrir el influjo del fideísmo del irracionalismo protestante, como advierte el mismo san Pío X, y es interesante que el propio Adolf von Harnack [1851-1930] en su Historia de los dogmas, señalara el hecho con estas palabras: "El Papa muestra claramente a los modernistas que no son en absoluto católicos y está en su pleno derecho. En realidad, aunque disgusten sus refutaciones, nos pertenecen".
----------Los modernistas de hoy hacen lo mismo, pero lamentablemente no tenemos un Pío X que nos ponga en guardia, que nos advierta. Ellos toman como pretexto el ecumenismo, que no existía en tiempos de Pío X, y por tanto tienen buen juego entre los desprevenidos, los incautos, los ingenuos, y los astutos.
----------Evidentemente, con la encíclica Pascendi estamos ante la obra penetrante de un autor (o autores) que debió ser de los más profundos conocedores del pensamiento moderno y de agudísimos filósofos. El documento muestra con qué autoridad, maestría, penetración intelectual, precisión conceptual, claridad de lenguaje, discernimiento crítico, amplitud de mirada y capacidad de síntesis, el Magisterio de la Iglesia, asistido por el Espíritu Santo, e iluminado por la luz del Logos, sabe dominar, controlar y juzgar desde lo alto de la Palabra de Dios el campo vastísimo, complicado y diversificado del saber filosófico y teológico.
----------Dudamos que el papa san Pío X, de modesta cultura filosófica y sin especiales dotes especulativas, haya puesto mano en ello, a no ser en una pequeñísima parte. Pero el mérito grandísimo del papa Sarto ha sido el de haber presentido con instinto sobrenatural el gravísimo peligro para la Iglesia, y haberse dejado inspirar por el Espíritu Santo en la elección de los redactores de la encíclica.
----------Quizás la encíclica habría podido y debido extenderse aún más allá, dada la gran complejidad del tema. Ella ha estado demasiado movida por una voluntad y afán de concisión, tal vez para hacerla accesible a todos, y se puede decir que sabe revelar y exponer con claridad y tono óptimamente didáctico los principales errores, contraponiéndoles la sana doctrina. Pero, dado que estaba allí, no habría estado mal si se hubiera extendido más ampliamente. Hoy tenemos un papa Francisco que hace encíclicas de 350 números y para temas menos importantes. Los 110 números de la Pascendi también podrían aumentarse.
----------Desgraciadamente, la encíclica tuvo un defecto pastoral: ella hacía un análisis exacto de los errores del modernismo, pero no aceptaba la instancia de modernización y de progreso, ni en consecuencia reconocía aquellos aspectos del pensamiento moderno que podían ser añadidos a la síntesis tomista.
----------Fue este el trabajo tomista renovador desarrollado por Jacques Maritain y por otros tomistas de mente abierta y juiciosa como él. Por citar solamente a algunos de ellos: Yves Marie Congar [1904-1995], Etienne Gilson [1884-1978], Ambroise Gardeil [1859-1931], Francisco Marίn-Sola [1873-1932], Marie Dominique Chenu [1895-1990], Raimondo Spiazzi [1918-2002], Jean Guitton [1901-1999], y entre nosotros Octavio Nicolás Derisi [1907-2002], Guillermo Blanco [1918-2012], Gustavo Eloy Ponferrada [1922-2019], entre otros, los cuales por tanto se anticiparon a lo que el mismo Concilio Vaticano II habría luego de ordenar acerca del discipulado tomista, ese Concilio que tenía precisamente el propósito de aceptar las instancias justas y correctas de los modernistas, sin por ello negar las condenas de la Pascendi a sus errores.
----------De la lectura del documento pontificio parece evidente (y esto manifiesta la caridad del pastor hacia la oveja descarriada) que lo que más aflige al alma de san Pío X, incluso más que los errores, que al fin de cuentas podrían ser de buena fe, es el ánimo soberbio, doble y desleal de los modernistas.
----------En efecto, san Pío X califica la conducta y el método filosófico de los modernistas como dictados por la duplicidad ("se comportan promiscuamente como racionalistas y como católicos", dice), por la astucia y por la soberbia. El Santo Pontífice expresa que son los imitadores de la hipocresía de aquellos fariseos y doctores de la ley, que fueron los responsables de la muerte del Señor, de Aquel que había dicho que no se puede servir a dos señores y que nuestro hablar debe ser sí, sí, no, no.
----------Sin embargo, se me permitirá una observación. Esta tendencia a culpar es excesiva, a mi parecer. Tal vez no hubiera sido mala también una cierta comprensión y diría casi compasión. Los errores del modernismo son sutiles e insidiosos, bien enmascarados y disimulados bajo la apariencia de la piedad, de la espiritualidad, de la actualización y de la apertura mental. Descubrirlos no es fácil, mientras en cambio es fácil caer en la trampa, incluso para personas doctas y prudentes. Figurémonos entonces para los indoctos y los simples, que son la gran mayoría. ¿No se podía haber añadido también un tono de caritativa comprensión y sobre todo de piedad por las víctimas en buena fe? ¿Aquellos a quienes hoy el papa Francisco llama los "frágiles"?
----------La severidad de la Pascendi golpea ciertamente a los errores, pero la instancia de la modernización seguía vigente. Por consiguiente los modernistas siguieron conservando cuanto de justo y correcto existía en su movimiento. Fueron pocos, como Maritain, los que supieron recoger esa instancia y ofrecerle respuesta, proponiendo la integración de los valores de la modernidad en el pensamiento tomista.
----------El papa san Juan XXIII [1958-1963], al convocar el Concilio Vaticano II, dio a esa instancia la satisfacción que provenía del propio Magisterio de la Iglesia. Pero el problema y el peligro fue que el modernismo, que nunca se había extinguido del todo, sino que ardía como el fuego bajo las cenizas, resucitó con más fuerza después del Concilio, interpretando a los textos del Concilio como si le hubieran dado la razón, y resurgiendo en una forma y medida mucho mayores que aquellas de los tiempos de san Pío X.
----------Y así llegamos a hoy. La tarea de la actualidad consiste por lo tanto en el arrebatar el Concilio de las manos de los modernistas, entregándolo a su legítima propietaria, que es la Iglesia, de la cual sólo puede venir la satisfacción de cuanto de válido existe en la instancia del actual modernismo.
----------También es necesario considerar que el modernismo actual es enormemente más complejo y más grave que el de los tiempos de san Pío X (si el papa Sarto calificaba el modernismo de su tiempo como la "suma de todas las herejías", ¿qué diría sobre el modernismo de hoy?). Este hecho ya lo había notado Maritain en Le paysan de la Garonne (Desclée de Brouwer, Paris 1966), cuando comparaba el modernismo de hoy a una "pulmonía respecto a la fiebre del heno de los tiempos de San Pío X" (p.16).
----------De hecho, el horizonte filosófico que toma en consideración la Pascendi como inspirador del modernismo está circunscripto o limitado al fenomenismo kantiano o comtiano, al agnosticismo de Spencer, al concretismo voluntarista de Ockham, al empirismo de Hume, al inmanentismo idealista-panteísta alemán, al inconsciente de James, al sentimentalismo de Schleiermacher, al evolucionismo vitalista de Bergson. Ese, y ningún otro, es el horizonte filosófico en el que debe ubicarse el gran documento de san Pío X.
----------Es de notar también que la teología de Ockham es una extremización herética de ciertos defectos de la teología del beato Juan Duns Scoto, que no traspasaba los límites de la ortodoxia. Y por esto mientras Scoto ha podido ser proclamado Beato, las ideas de Ockham fueron condenadas por la Iglesia.
----------En particular, la metafísica de Scoto surge de tres factores, que hacen descender la metafísica por debajo de ese vértice supremo, al cual la había conducido santo Tomás: en primer lugar, se nota una excesiva necesidad de precisión y simplicidad con la introducción del concepto unívoco del ente; en segundo lugar, se nota una excesiva atención a lo concreto y lo fáctico, con el riesgo del sensualismo y del disgusto por lo abstracto. En tercer lugar, se nota una excesiva necesidad afectiva y un deseo de practicidad, por lo cual la voluntad invade el campo del intelecto en la determinación de la verdad. Todo sumado, estos impulsos peligrosos son frenados en Duns Scoto por su honestidad intelectual y por su santidad. En Ockham, en cambio, mente estrecha, astuta y pedante, sobrepasan el límite y conducen a la herejía del sensualismo y del panteísmo.
----------Es una calumnia de los modernistas la de acusar a la gnoseología tomista de no tener el sentido de lo concreto al deambular en medio de las abstracciones. Tomás sabe muy bien que lo existente es lo concreto. No era necesario Ockham para que lo recuerde. La persona es una "individua substantia".
----------Cada ente es diferente del otro por su mismo ser. Este es el sentido de la doctrina tomista de la analogía del ser. Pero Tomás sabe también que el intelecto humano capta lo concreto espiritual sólo por medio de los sentidos, de cuyo dato el intelecto abstrae lo universal, objeto de la ciencia, por lo cual la esencia individual concreta puede ser conocida, pero sólo después del proceso abstractivo.
----------El modernismo de nuestros días no es el mismo modernismo de la época de san Pío X. El actual modernismo añade al modernismo condenado por Pío X varios otros maestros, sobre todo por ejemplo: Parménides, Protágoras, Maister Eckhart, Nicolás de Cusa, Descartes, Böhme, Kierkegaard, Fichte, Schelling, Hegel, Marx, Darwin, Nietzsche, Bertrand Russell, Wittgenstein, Carnap, Sartre, Heidegger, la masonería, el brahmanismo, el budismo, y podríamos seguir. Y por supuesto, seguiremos hablando del tema.
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