Nos enfocamos en la gnoseología del gnosticismo moderno, aunque de todos modos daremos una breve noticia del gnosticismo antiguo. A diferencia de la lucha contra el antiguo gnosticismo, en que no se necesitó la intervención del Magisterio pontificio o conciliar, en la lucha contra el moderno gnosticismo se necesitó de la condena explícita del papa Francisco, en la exhoración apostólica Gaudete et exultate, de 2018.
Breves nociones sobre el antiguo gnosticismo
----------Hemos ya mencionado los dos sentidos en que se puede abordar el estudio del gnosticismo: 1) históricamente es un grandioso suceso y un complejo fenómeno doctrinal y de costumbres importantes y dramáticas en la historia de la Iglesia de los primeros siglos, y 2) gnoseológicamente, es un vicio intelectual recurrente, dictado por la soberbia. Ya hemos indicado que aquí, en esta serie de notas, lo consideraremos no desde el primer punto de vista, sino sólo desde el segundo, en su gnoseología o teoría del conocimiento. Sin embargo, antes de pasar a considerar la gnoseología del gnosticismo vigente en la actualidad, conviene dar una breve noticia del gnosticismo antiguo, aunque más no sea sino a grandes rasgos.
----------Situémonos en el contexto de los primeros tiempos del cristianismo, nacido del judaísmo. Si bien es cierto, como dice san Agustín de Hipona [354-430], que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo, y que el Antiguo queda aclarado con el Nuevo; si bien es cierto que la Iglesia, nacida en suelo judío, no cesó de sacar riquezas espirituales de las Escrituras judías, en las que hallaba profecías que la anunciaban y tipos-figuras que la prefiguraban; y si bien es cierto que para la Iglesia el Antiguo Testamento debería ser siempre manantial de fe; sin embargo, la Iglesia comprendió enseguida que ese manantial debía ser necesariamente secundario, puesto que no representaba más que una economía preparatoria.
----------Es con Nuestro Señor Jesucristo, portador de la revelación definitiva, con quien ante todo se sienten vinculados los cristianos. Pero pronto surgió una pregunta acuciante: ¿cuál era la doctrina de Cristo, y cómo estar seguro de que se la poseía en el brillo de su pureza? La cuestión se presentaba más apremiante a medida que, con el paso del tiempo, se alejaban del punto de partida. Se trataba del problema del discernimiento de la tradición cristiana; problema que logró ser solucionado cuando la primitiva Iglesia se enfrentó a la vez tanto a la herejía de los judaizantes como a las del gnosticismo marcionita.
----------El impulso para que la primitiva Iglesia se pronunciara sobre esta cuestión, vino a partir de dos hechos: 1) el de los carismas, vale decir, el hecho de la misma abundancia de los dones espirituales otorgados a las comunidades cristianas, y 2) el de la gnosis, vale decir, el hecho de que comenzaran a producirse los primeros ensayos para dar al cristianismo una versión explicativa, conforme a las filosofías de la época.
----------1) La cuestión de los carismas venía planteada porque los dones del Espíritu Santo pueden hacer eventualmente de los cristianos otros tantos inspirados. Estos carismas, y los inspirados, ocupan un lugar eminente en las comunidades nacidas de la gentilidad. Por eso san Pablo exclama: "Hermanos, ¿qué conclusión sacaremos de todo esto? Cuando se reúnen, uno puede cantar salmos, otro enseñar, o transmitir una revelación, o pronunciar un discurso en un lenguaje incomprensible, o dar la interpretación del mismo. Que todo sirva para la edificación común. ¿Se tiene el don de lenguas? Que hablen dos, o a lo sumo tres, y por turno, y que alguien interprete. Si no hay intérprete, que se callen y que cada uno hable consigo mismo y con Dios. Con respecto a los profetas, que hablen dos o tres y que los demás juzguen lo que ellos dicen. Si algún otro asistente recibe una revelación, que se calle el que está hablando. Así todos tendrán oportunidad de profetizar, uno por uno, para que todos sean instruidos y animados. Los que tienen el don de profecía deben ser capaces de controlar su inspiración, porque Dios quiere la paz y no el desorden" (1 Cor 14.26-33).
----------Ese texto de san Pablo es sumamente sugestivo, y nos describe la situación en la comunidad de Corinto hacia el año 55. Unos cincuenta años después, y probablemente en un ambiente sirio, la Didakhé habla de carismáticos ambulantes, que van de comunidad en comunidad, transmitiendo los mensajes del Espíritu. Luego, hacia mediados del siglo II, el Pastor de Hermas, documento romano, describe vívidamente la influencia de los profetas cristianos en las asambleas de los fieles. Poco después, hacia el año 170, en Asia, y en menor escala en Occidente, en donde el movimiento seducirá a un gran pensador como Tertuliano [160-220], los secuaces de Montano [† c.175] se sienten inflamados con la predicación de las profetisas, que les comunican revelaciones definitivas del Paráclito, relativas al fin del mundo, considerado inminente.
----------Todos estos hechos carismáticos planteaban una cuestión sumamente ardua: el Espíritu, que de este modo continuaba dispensando sus comunicaciones y sus dones a las Iglesias, ¿tenía, pues, autoridad para aumentar la doctrina recibida en los orígenes del cristianismo?
----------2) La cuestión de la gnosis surgió en el mundo griego, en donde toma vuelo el cristianismo. La gnosis (o conocimiento) es, en esa época, la fórmula religiosa de moda. Ella comunica a los perfectos, sus adeptos, los secretos del mundo invisible. La gnosis propone así un dualismo que opone el mundo, dominio de la materia, sede del mal y principio del pecado, a un Dios inaccesible relegado en lo abstracto, imaginando entre ambos, para explicar el origen del mundo y abrir el camino a la redención, una jerarquía ilimitada de entidades intermedias, cuya acción influye en la historia de la humanidad. La gnosis espera una redención que devolverá a Dios la chispa divina que se extravió en el mundo; y para ello propone un ascetismo purificador, por el cual el alma, liberada de la materia mala, tiene acceso al éxtasis y a la salvación.
----------Pero sobre todo el gnosticismo propone un conocimiento secreto de esos misterios, un conocimiento que es ya por sí mismo elemento de redención: tal es la característica común de los grandes sistemas gnósticos del mundo antiguo, sistemas que aparecen claramente delineados hacia el año 120, y que viven y se desarrollan hasta finales del siglo II. Luego aparentemente se desmoronan, pero sus despojos en realidad siguen vivos, como el fuego en las cenizas, entrando a formar parte de otras combinaciones doctrinales.
----------En un principio, no se ve nada de cristiano en las antiguas enseñanzas de la gnosis. Pero bien pronto los gnósticos se topan con el Evangelio; y los gnósticos que le prestan fe, descubren en Jesús al mediador que les asegurará su redención. De este modo, hay gnósticos que reciben el bautismo, pero sin "despojarse del hombre viejo", como dice san Pablo, y en vez de vaciar completamente su espíritu, para dar lugar al mensaje de la Cruz, prefieren instalar a Cristo en el centro de sus antiguas concepciones. Así, traducen el Evangelio en términos gnósticos, y queda tan desfigurado, que la Iglesia ya no lo reconoce, y se ve obligada a actuar.
La solución al problema del gnosticismo antiguo
----------En suma, se trata de dos problemas: el problema del Espíritu, surgido de las mismas fuentes de la vida cristiana, y el problema de la gnosis, nacido de la conversión de un mundo enredado en los artificios de una filosofía religiosa de moda. ¡Un enorme peligro para el Evangelio! Si la Iglesia soltaba las riendas a la fantasía de los carismáticos, su sabiduría se transformaría en demencia; si cedían a los halagos de la gnosis, esa sabiduría iría a sumergirse en las olas desordenadas del sincretismo. Se imponía, pues, encauzar el Espíritu y refrenar la gnosis. Pues bien, en torno a su Magisterio, la Iglesia, con decisión y con mansedumbre, construyó la sólida y compacta muralla de la tradición apostólica viva a través de los siglos, hasta ahora.
----------El problema de los carismáticos fue prontamente resuelto con decisión, y ya las mismas Cartas de san Pablo lo ponen de manifiesto: "No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías" (1 Tes 5,19-20) dice san Pablo, aunque inmediatamente añade el correctivo: "examínenlo todo y quédense con lo bueno" (1 Tes 5,21). ¿Y cuál será el criterio de este discernimiento o discriminación? Lo que el Apóstol llama "la analogía de la fe" (Rom 12,6), es decir, su propia predicación. "Nadie, que hable movido por el Espíritu de Dios, puede decir: 'Maldito sea Jesús", o sea, el no conformismo no viene, pues, del Espíritu. Por el contrario: "nadie puede decir: 'Jesús es el Señor', si no está impulsado por el Espíritu Santo" (1 Cor 12,3).
----------Será gracias a este medio que Timoteo sabrá "conservar el depósito" que le ha confiado san Pablo (1 Tim 6,20, 2 Tim 1,14). Por consiguiente, desde un principio los excesos de los carismáticos están regulados de antemano por la norma de la tradición apostólica del Magisterio. Van naciendo así los conceptos de Ecclesia docens y Ecclesia docta: el Espíritu, fuente de explicitación doctrinal, es patrimonio exclusivo de los apóstoles y sus sucesores, los únicos que recibieron de Cristo la misión de enseñar (Ecclesia docens); en los fieles, es sólo un medio para recibir fielmente, para aprender, y para conservar la doctrina (Ecclesia docta).
----------El problema del gnosticismo, vale decir, la interpretación gnóstica del Evangelio, puso al dogma cristiano en peligros todavía más graves. La Iglesia esquivó el golpe con una oposición de principios, y exclamó: "¡Los Apóstoles jamás enseñaron tales cosas!", si se me permite resumirlo así. Este argumento perentorio inspira la lucha encarnizada que se desató en todos los frentes contra los que pretendían pervertir el Evangelio con el gnosticismo. Sin embargo, ni los Papas ni los Concilios intervinieron contra el gnosticismo; y no fue necesario, porque los primeros grandes teólogos, los Padres Apologetas, fueron suficientes para detener la embestida: san Ireneo de Lyon [130-202] y Tertuliano [160-220] en Occidente, san Clemente de Alejandría [150-217] y Orígenes [184-253] en Oriente, se distinguieron en esa lucha, cada uno a su manera. La Iglesia no debía desperdiciar el laborioso esfuerzo de sus apologetas y doctores.
----------Una historia muy distinta a la de la lucha contra el antiguo gnosticismo habría de ocurrir en la lucha contra el moderno gnosticismo, el cual, no contando con teólogos a la altura de las necesidades de la hora presente, necesitó en cambio de la condena explícita del Romano Pontífice, cosa que no había ocurrido en toda la historia de la Iglesia. El gnosticismo debió esperar al papa Francisco para recibir su condena formal, en la exhoración apostólica Gaudete et exultate, de 2018; y a ello nos referiremos en una nota próxima.
El gnosticismo moderno y la gnoseología del idealismo alemán
----------La gnoseología gnóstica tiene su sistematización completa en la filosofía del idealismo trascendental alemán. Vale decir, la gnoseología gnóstica es la gnoseología idealista: el ser es la idea del ser. El ser es el ser pensado. Esse est percipi, como decía Berkeley. Objeto del saber es el Absoluto, que es la coincidencia de lo real con lo ideal, la coincidencia del ser con el conocer, del pensar con el ser.
----------Para el gnóstico moderno (y también para todo gnóstico) el punto de partida y la base de la certeza y del saber no es el contacto con las cosas externas, sino que es la autoconciencia (cogito). Para el gnóstico no es la idea la que depende de la realidad, sino que es la realidad la que depende de la idea. No es el intelecto el que se adecua a las cosas, sino las cosas las que se adecuan al intelecto (Kant). La razón no sabe que Dios existe porque demuestra su existencia partiendo de las cosas, sino porque Dios es la suprema Idea de la razón (Kant). La razón es considerada como inmediatamente proporcionada a la visión de Dios, sin pasar por las cosas y por el propio yo. Tampoco el ontologismo está lejano del gnosticismo.
----------Para el gnóstico, la cosa en sí no existe fuera del yo e independientemente del yo, sino que es puesta por el yo en el yo (Fichte). La razón no sabe que Dios existe porque demuestra su existencia partiendo de las cosas, sino porque Dios es la suprema Idea de la razón (Kant). No es el sujeto el que debe adecuarse al objeto, sino que es el objeto el que se adecua al sujeto (Schelling). La cosa es el concepto de la cosa (Hegel). El conocimiento a priori de Dios en la autoconciencia es el presupuesto para el conocimiento de las cosas externas (ontologismo y Gioberti). El ser es el acto del pensar (Gentile). La ciencia es ala utoconciencia (Husserl). El ser es la experiencia del ser (Heidegger). El ser es la conciencia del ser (Severino).
----------Según el gnosticismo, el pensar coincide con el ser y el ser es pensar. En tal modo el pensante, o sea el ser, es el pensamiento y lo pensado. El sujeto es el objeto. La autoconciencia es el conocimiento. El pensamiento es intrascendible porque coincide con el ser. No se da ser pensable fuera del pensamiento, porque el ser es el ser pensado. El ser es el ser absoluto. El pensamiento es el pensamiento absoluto. No es el pensamiento el que depende del ser, sino que es el ser el que depende del pensamiento.
----------La gnoseología o teoría del conocimiento gnóstica es la gnoseología del idealismo trascendental alemán: el ser es la idea del ser. Lo real coincide con lo ideal. El punto de partida y la base de la certeza del saber no es el contacto con las cosas externas, sino que es la autoconciencia (cogito). No es la idea la que depende de la realidad, sino que es la realidad la que depende de la idea. No es el intelecto el que se adecua a las cosas, sino que son las cosas las que se adecuan al intelecto (Kant).
----------Para el gnosticismo, todo es uno (en kai pan). En cierto modo esto es verdad, ya que todas las cosas convergen hacia la unidad. Sin embargo, una cosa es lo uno, en cuanto ente indiviso, y otra cosa es la unión de los muchos. La multiplicidad existe al lado y debajo de lo uno. No se disuelve en lo uno como si fuera simple aparecer de lo uno (Severino). En tal sentido no es cierto que todo es uno.
----------También la contemplación plotiniana de lo Uno tiene un sabor gnóstico, porque el Dios de Plotino [205-270], en cierto modo aún vivo en el idealismo, no es creador, sino emanador, ya que el hombre para él es una emanación de Dios. Por lo tanto la gnosis humana es gnosis divina.
----------La ciencia gnóstica se presenta no sólo como ciencia de lo Uno absoluto, sino también como ciencia de la totalidad, porque para el gnosticismo Uno y Todo coinciden y se identifican con el Absoluto. Por el contrario, es necesario distinguir lo Uno del Todo, para no caer en el panteísmo monista. Si con el término "todo" se entiende el conjunto de todas las cosas con Dios y por "uno" se entiende la unión de las cosas con Dios, la afirmación es aceptable. En tal sentido el papa Francisco suele decir que "todo está conectado". En tal sentido se puede decir que todo es uno en el sentido de que está unido.
----------Aquí con el término "todo" entendemos todas las cosas (omnia). Si, en cambio, digo "el todo" (totum), esto es lo entero. Pero es necesario evitar, como hace Bontadini, entender la totalidad de las cosas, como si fuera un único ente, llamándolo "entero", como si todo fuera uno y ese uno fuera Dios, para constituir el "Entero", por lo cual al final todas las cosas se resolverían en Dios y existiría sólo Dios, como dice Barzaghi, Dios como Entero, del cual naturalmente no se puede tomar una parte, como se toma una feta de una manzana. Y el mundo sería aniquilado, cosa evidentemente absurda. En efecto, puede ser entero solo un único ente. Pero el universo no es un único ente, sino una familia ordenada de entes bajo el gobierno de la divina providencia.
----------Obviamente, decir que el gnóstico conoce el Todo, no quiere decir que sepa todo en el sentido de un conocimiento del detalle de las cosas individuales. Esto lo precisa Barzaghi afirmando que esto pertenece sólo a Dios. Sino que quiere decir que para el gnóstico cada cosa es el Ser, según la famosa frase de Severino: "esta lámpara es el Ser" o como resulta del cogito cartesiano explicitado por Schelling: "yo soy el Ser".
----------Ahora bien, es cierto que nosotros siempre juzgamos a la luz del ser, pero este ser es simplemente una noción de nuestra mente y no es la luz del intelecto divino, casi como si nuestra mirada, como creía Meister Echkart, y como cree Barzaghi siguiendo sus huellas, pudiera coincidir con la mirada de Dios.
----------Para Orígenes, la oposición bien-mal es sólo el momento intermedio de la fractura del mundo que ha seguido al pecado original, que ha roto la unidad originaria del mundo. Pero Dios con la redención de Cristo, recompone la unidad originaria y el mal desaparece. Sin embargo, según la fe cristiana, las cosas no ocurren así: los bienaventurados son liberados del mal, pero el mal continúa siendo operante en el infierno, donde los condenados siguen en un estado de pecado, mientras que la divina justicia se actúa en el mal de pena.
----------Si, en cambio, con el término "todo" nosotros entendemos la totalidad de las perfecciones, entonces este todo es Dios, por lo cual podemos decir que Dios es todo. No puedo en cambio decir que todo, es decir, todas las cosas, es Dios, porque eso sería caer finalmente en el panteísmo. Si por "uno" entiendo "una sola cosa" y por "todo" entiendo "todas las cosas" y si con estos significados digo que todo es uno, entonces caigo ahora en el panteísmo, porque con el término "una sola cosa" puedo entender Dios.
----------El Absoluto del gnóstico es el ser absoluto, el Pensamiento absoluto, el Yo absoluto. Y hasta aquí va también bien. Salvo que, sin embargo, el Absoluto del gnóstico no es simple, sino doble: se duplica en espíritu y materia, en sujeto y objeto, en sí y no, en verdadero y falso, en bien y mal, pero no en el sentido de que elige el bien y rechaza el mal, sino en el sentido de acoger el bien y el mal simultáneamente.
----------Esto aparece evidente en Fichte ("Yo-no-Yo") y reaparece en el Absoluto hegeliano. Para Hegel lo Absoluto es síntesis de ser y no ser; para Fichte es yo opuesto al no yo en el yo. En cambio, para Severino lo Absoluto es Ser y Aparecer. De ahí, por lo tanto, un Dios doble, incoherente, contradictorio, desleal y desconfiable. ¿Cómo se comportará quien quiere servir a este Dios?
----------El Absoluto del gnóstico es conflicto perenne, eterno e irresoluble. Como dice Schelling, entre sujeto y objeto en lo Absoluto hay una lucha, un contraste absoluto. Es el precio que el gnóstico paga por haber puesto la oposición bien-mal en el Absoluto. Esta es la posición de Böhme, de Hegel, de Von Balthasar y de Pareyson. Existe también la posición de Barzaghi, el cual, basándose en el hecho de que el Absoluto es bien absoluto, dice que "todo es bueno tal como es". Pero, ¿quién puede realmente persuadirse de tal solución?
----------El caso es que el gnóstico de la actualidad acusa al realista de estar enredado en muchos dualismos y falsas distinciones, oponiendo ser y no-ser, o verdadero y falso, o sí y no, o bien y mal, y distinguiendo ser y pensamiento, o ideal y real, o ser y actuar, o pensamiento y acción, o potencia y acto, o materia y espíritu, o cuerpo y alma, o Dios y hombre, o naturaleza y gracia, o razón y fe.
----------El gnóstico se presenta ante los ingenuos y ante los ambiciosos como una persona extraordinaria y fascinante, un mago de la palabra, un genio del pensamiento, un filósofo gigantesco, un audaz escalador de las cúspides del pensamiento. En realidad, muchos van a escucharlo no porque entiendan lo que dice, sino para poder decir al día siguiente a los amigos: ¡Voy a escuchar sus conferencias y sus homilías! Y los amigos quedan así admirados y envidiosos de la inteligencia de su amigo. Son las necesades de hoy.
----------El gnóstico tiene indudablemente el mérito de ser sensible a los temas y a los problemas más profundos y más difíciles del espíritu, del hombre, del saber, de la filosofía, de la teología, de la moral, de la mística. Y por tanto, en tal sentido él desarrolla ciertamente una obra educativa de estímulo y de reclamo para aquellos que viven en la insignificancia y en la banalidad cotidiana y cuyo espíritu está sepultado bajo el peso de los placeres carnales y de las vanas preocupaciones terrenas.
----------Pero el problema y el riesgo es que el gnóstico saca a los que viven, para decirlo en palabras de Dante, en la "morta gora", en el agua muerta, para estimularlos no a la humilde búsqueda de la verdad, sino a creerse los genios reformadores del saber, que saben poner en crisis certezas milenarias.
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