miércoles, 15 de diciembre de 2021

Monseñor Bruno Forte y el modernismo teopasquista (2/3)

Concluyamos nuestra breve exposición teológica del dogma trinitario, lo cual nos permitirá luego evaluar la triadología de monseñor Bruno Forte, la cual tiene sus raíces en la triadología hegeliana.

Cómo distinguir a las divinas Personas entre sí
   
----------Las Personas divinas se distinguen por el origen. Ahora bien, tanto el Hijo como el Espíritu tienen origen en el Padre. Por otra parte, el único criterio para distinguir a las Personas entre sí, es el origen. Si el origen del Espíritu fuera el mismo del Hijo, o sea solo el Padre, no tendríamos modo de poder distinguir al Hijo del Espíritu. Si el Espíritu no procediera también del Hijo, el Hijo no se distinguiría del Espíritu.
----------Según santo Tomás de Aquino, el Espíritu Santo es el "mutuo Amor entre el Padre y el Hijo", el "nexo entre Padre e Hijo" (Summa Theologiae, I, q.37, a.1, ad 3m). El Espíritu va del Padre al Hijo y del Hijo al Padre. El Padre ama al Hijo en el Espíritu, y el Hijo ama al Padre en el Espíritu. El Padre envía al Hijo. El Hijo envía el Espíritu. En el Espíritu se llega al Hijo y en el Hijo se llega al Padre.
----------Decimos que el Hijo es distinto del Padre, diciendo que el Hijo no es el Padre o que es otro, otra Persona distinta del Padre. Pero no otra cosa, otra esencia o naturaleza, porque la naturaleza divina es una sola. No podemos decir ni que el Hijo es similar, ni que es diverso, ni que es diferente. En cuanto es Dios, debemos decir que es igual e idéntico: es el mismo Dios. Y mucho menos decimos con Hegel que el Padre niegue al Hijo, cuando, por el contrario, el Padre es uno solo con el Hijo (véase así, en Hegel, la horrible interpretación de la agonía de Jesús en el huerto o en la cruz, donde, según esta visión hegeliana, Cristo se habría puesto contra el Padre y el Padre habría estado contra Cristo, para así satisfacer el movimiento de la dialéctica).
----------Por consiguiente, en la Santísima Trinidad el Hijo procede del Padre, es engendrado por el Padre, pero permanece en el Padre, siendo un solo Dios con el Padre, incluso cuando viene al mundo. Las procesiones divinas, del Hijo y del Espíritu, son en Dios y permanecen en Dios, idénticas a Dios. Son Dios. Por eso, el Credo de nuestra Fe dice Deum de Deo, Lumen de Lumine. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, pero el Padre no es el Hijo. En definitiva: una naturaleza, dos Personas.
----------El Hijo sale necesariamente del Padre en lo interno de la Santísima Trinidad. Sin embargo, la salida del Hijo de la Trinidad y su venida al mundo como Verbo encarnado, ha sido el efecto, en un cierto momento de la historia, no de la necesidad, sino de una libre decisión del Padre, para nuestra salvación y, de modo correspondiente, en el Hijo, ha sido un acto de libre obediencia al Padre.
----------Por lo tanto, mientras que el nacimiento (procesión) del Hijo del Padre entra necesariamente en la esencia del misterio trinitario, la Encarnación ha sido libremente deseada por la Trinidad para la salvación del hombre. En otras palabras, mientras Dios podría existir también sin haber creado el mundo y sin haber encarnado su Hijo, Dios no podría existir sin haber engendrado al Hijo.
   
La originalidad de la visión cristiana
   
----------Que hay Personas divinas en Dios que proceden de Dios, pero sin salir de Dios, e idénticas a Dios, es una verdad exclusivamente cristiana. Es lo que Cristo nos ha anunciado: "El Padre y yo somos una sola cosa" (Jn 10,30). En Dios, único Dios, Dios Padre genera a Dios Hijo, pero este Hijo permanece en el Padre, precisamente porque el uno y el otro son Dios, el mismo único Dios. El Padre es distinto del Hijo y, sin embargo, el Padre está en el Hijo y el Hijo está en el Padre (Jn 17,21). El Hijo se dirige al Padre y éste al Hijo, porque son dos Personas distintas; y sin embargo son un solo Dios.
----------Ahora bien, sabemos que el Dios de la Biblia es creador de un mundo finito, que es externo a Dios, pero Dios es también emanador o engendrador de un Hijo divino, que es interno a Él. De modo tal que Dios no tiene el mundo interno a Sí, sino en cuanto ideado por Él o por Él virtualmente contenido; mientras que Dios esencialmente tiene sólo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que son Dios.
----------Dios crea el mundo de la nada. El mundo, en el momento en el cual es creado, pasa del no-ser al ser, o bien de la posibilidad a la actualidad, porque Dios produce el mundo en su totalidad, no de una presupuesta materia, como el artífice humano. El mundo no existe por esencia: el ser no le pertenece necesariamente, por esencia, sino que el ser, por lo tanto, le es donado al mundo desde fuera, es decir, de Dios.
----------El Hijo, en cambio, es Dios, por lo cual es increado, no es sacado de la nada. Pero el Hijo es originado, proviene de Dios, es decir, del Padre. El Hijo sale del Padre, como dice Cristo: "Yo he salido de Dios (Vulgata: processi, griego: exèlthon) y vengo de él (mejor: "soy venido", Vulgata: Veni; eko, de ìemi)" (Jn 8,42).
----------Como ya se dice de la divina Sabiduría en el Antiguo Testamento: "Antes de los siglos Él me creó" (Sir 24,9), el Hijo es engendrado por el Padre desde la eternidad y en la eternidad: "Tú eres mi hijo: yo hoy te he engendrado" (Sal 2,7). Por lo tanto, "antes de la creación del mundo" (pro tu ton kosmon einai, Jn 17,5; pro katabolès kosmu, Jn 17,24), porque es el Logos, la Idea a priori con la cual y a la Luz (Jn 1,9) de la cual Dios ha creado el mundo (Jn 1,2). Como dice san Pablo, "Cristo es engendrado antes de toda creatura" (Col 1,15).
----------Ahora bien, en esos textos, el "antes" significa que el tiempo ha tenido un inicio y que por lo tanto el mundo tiene una edad limitada, y que no es cierto, como creía Aristóteles, que el mundo existía desde la eternidad. Obviamente, no se trata de un "antes" temporal, sino de un "antes" trascendental. En tal sentido, Dios existía solo "antes" que el mundo fuera. "Ab initio temporis", dice el Concilio Lateranense IV de 1215 (Denz.800), comentando Gén 1,1: "En el principio creó Dios el cielo y la tierra".
----------En cambio, en el panteísmo historicista, que identifica a Dios con la historia y con el devenir, como el panteísmo historicista de Hegel, retomado por Küng, Rahner, Kasper y Forte, también Dios existe siempre solo y, por lo tanto, se identifica con el mundo: Dios deviene mundo y el mundo deviene Dios (dicho sea se paso: sin desconocer los méritos de Hegel, Maritain demuestra que el verdadero fundador de la filosofía cristiana de la historia es san Agustín; vvéase su libro Por una filosofía de la historia).
   
El Padre engendra al Hijo y lo envía al mundo
   
----------El Padre origina, o bien emana, o hace surgir, o hace fluir, o hace proceder de Sí al Hijo. Genera al Hijo y expira o irradia el Espíritu. El efecto de este acto del Padre, es decir, el Hijo, no es inferior a la causa, o sea el Padre, como pensaban los arrianos y como creía todavía Schelling.
----------No hay descenso de un dios superior a un dios inferior, como creían los platónicos. Sino que el Hijo, aunque distinto del Padre, está a la par del Padre: Deum de Deo, similarmente a cuanto sucede en la generación humana, donde el hijo es de la misma naturaleza específica humana del padre. Solo que en Dios también tenemos identidad de naturaleza individual, es decir, identidad de la naturaleza divina.
----------El Hijo sale del Padre, pero al mismo tiempo el Hijo permanece en el Padre, idéntico el Hijo en cuanto Dios, al Padre. Pero el Hijo no es el Padre. Y sin embargo, como Dios, el Hijo es un solo Dios con el Padre. Por lo tanto, tenemos una identidad y una negación. Pero hay que tener cuidado y prestar suma atención: negación sólo lógico-predicamental y no real, como en cambio ocurre en la dialéctica hegeliana. La negación es aquí el único modo que tenemos para afirmar la distinción de las Personas.
----------Entonces, en la plenitud de los tiempos, el Hijo es "Aquel a quien el Padre ha consagrado y enviado al mundo" (Jn 10,36). El Hijo, por tanto, entra en la historia con la Encarnación, y viene al mundo para salvarlo. "La luz verdadera que ha venido a este mundo" (Jn 1,9). Él conoce el momento en el cual su misión tiene término: "Su hora de pasar de este mundo al Padre" (Jn 13,1). Por tanto, una vez completada la misión, el Hijo retorna al Padre, que lo había enviado. "Jesús sabía que había venido de Dios y a Dios retornaba (Vulgata: vadit, griego: hypàghei)" (Jn 13,3). Y por eso dice: "Ahora me voy al que me ha enviado" (Jn 16,5).
----------Por tanto, hay tres instancias: una salida del Hijo del Padre, un permanecer en el mundo y un retorno al Padre. En el plano de la creación, tenemos: primero, la causa eficiente divina, que produce el mundo; segundo, la consistencia del mundo en sí mismo, en su identidad y, tercero, la orientación del mundo hacia Dios como causa final. Por lo tanto, Dios está antes y al inicio del mundo y es el propósito final del mundo: aquí también tenemos, en cierto modo, una salida, un permanecer y un retorno.
----------El mismo proceso cumplido por el Hijo, a nivel trinitario, lo cumple el Espíritu Santo: enviado por el Padre y por el Hijo, el Espíritu Santo viene al mundo y se detiene en el mundo, permaneciendo en el mundo, para completar la obra del Hijo, con la diferencia que, mientras el Hijo retorna al Padre, el Espíritu permanece en el mundo y, para ser precisos, permanece en la Iglesia, para terminar en la historia la obra del Hijo, hasta que se produzca el retorno escatológico del Hijo: "Volveré y os llevaré conmigo" (Jn 14,3).
----------El generar divino, la emanación o procesión del Hijo, no debe ser concebido como un producir, un hacer, un dar forma a la materia. No es un causar eficiente o transformador; no es un hacer ser, o hacer devenir, o un mover. No es un hacer pasar de la potencia al acto o de lo posible a lo actual.
----------El generar divino, tampoco es un acto voluntario de libre elección, como creía Schelling, porque Dios mismo no ha decidido existir, sino que Dios existe necesariamente. Ciertamente, Dios quiere y ama su existir. Pero no puede no existir. No ha elegido su existir, aunque lo quiere y no puede no quererlo. En efecto, Dios es el Ser absolutamente necesario, que no puede no ser.
----------Y esto se debe a que Dios es la causa de la existencia del ente contingente, que puede no ser. Él ha querido libremente crear el mundo, pero no ha elegido ser trinitario, porque lo es por esencia. El Hijo ha nacido necesariamente del Padre ante omnia saecula, no por una libre elección del Padre.
----------Generar al Hijo y espirar el Espíritu es para el Padre acto necesario, esencial, espontáneo, de naturaleza, similarmente al soplar del viento, al tronar del trueno, al chorrear o al balancear del agua, al arremolinarse de la nieve, al precipitar de la lluvia, al irradiar de la luz o al calentar del fuego.
   
Como entiende santo Tomás de Aquino al Hijo de Dios
   
----------Santo Tomás de Aquino, tomando como referencia el hecho de que san Juan llama "Logos" al Hijo, dado que logos en griego (o verbum en latín) significa "concepto", sostiene que Dios Hijo debe ser entendido como Concepto divino (Summa Theologiae, I, q.34), con el cual Dios Padre se piensa a Sí mismo y piensa al mundo. Ahora bien, el concepto es producido espontáneamente por el intelecto; no es el efecto de una libre elección: por ejemplo, si yo considero un perro, no puedo no formarme el concepto del perro. Así, el Padre, que genera necesariamente y por esencia al Hijo, no puede no concebirlo.
----------El Padre, sin duda, tiene una libre voluntad, la cual, sin embargo, no ha tenido por objeto la generación del Hijo, y mucho menos su misma existencia como Padre, como creía Schelling (cuyo voluntarismo absoluto depende del hecho de que él confunde el ser con el querer), sino más bien la existencia del mundo y el plan de la salvación, que ha implicado el envío del Hijo y del Espíritu Santo al mundo.
----------Decir que el Hijo es el Verbo del Padre no quiere decir que el Hijo no tenga una voluntad, por otra parte coincidente con la del Padre, unida, como hombre, a una voluntad humana. Y si el Espíritu Santo es Amor subsistente, no quiere decir que Él, como Dios, no sea al mismo tiempo Espíritu de Verdad y de Sabiduría.

2 comentarios:

  1. ¡Hermosa exposición del dogma! ¡Este conocimiento de Su esencia trinitaria es sin duda uno de los mayores dones que el Señor nos ha dado a través de los más grandes teólogos que ha habido en la historia de la Iglesia, san Agustín, santo Tomás...!
    Hace algún tiempo, pensando en todo esto, me había surgido una pregunta que luego quedó sin respuesta debido a mi incapacidad de razonar a ciertas alturas... Y la pregunta es: ¿podría un dios creador ser uno y no trino?
    Pregunto esto porque me pareció que había casi una paradoja en el solo pensar en un dios uni-personal y creador, en un Uno que concibe a otro. ¿Podría Ud., padre Filemón, darme alguna aclaración al respecto?
    ¡Gracias y felicitaciones por esta hermosa exposición del dogma!

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    1. Estimado Silvio,
      La fe cristiana nos dice que no podemos imaginar un Dios que no sea Trino. Dios no puede no ser Trino. Pero esto no lo sabemos en base a la razón, sino solo por fe. La razón nos lleva a admitir la existencia de Dios, pero la razón no sabe que Él es Trino. Esto lo hemos sabido por la revelación que nos ha ofrecido Jesucristo.
      Dios es efectivamente un "Uno que concibe otro", donde este "otro" es el mundo, que Él ha creado. Sin embargo, Dios no está necesitado de concebir este "otro", sino que habría podido también no concebirlo, porque Él no ha estado necesitado de crear el mundo, sino que lo ha creado libremente. Si hubiera querido, habría podido también no crearlo.
      La razón, al demostrar la existencia de Dios, es llevada a concebirlo como una Persona, o sea un Sujeto que entiende y quiere, como lo tenemos en el judaísmo y en el islamismo. Cristo en cambio, a la vez que confirmando cuanto la sola razón sabe acerca de Dios, nos explica o nos hace saber -como aclarará ulteriormente el Concilio de Calcedonia del 451- que Dios no es una sola Persona, como se lo imagina la razón, sino que es una sola Sustancia o Naturaleza en Tres Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Él se ha presentado en la historia como Hijo, enviado por el Padre y que envía por nosotros el Espíritu del Padre y del Hijo.
      Dios sigue siendo Uno, y por lo tanto, con un solo intelecto y una sola voluntad, pero al mismo tiempo es tres Personas, pero no en modo tal que cada una tenga su intelecto y su voluntad. Sino que estas dos potencias siguen siendo las mismas para las tres Personas, porque pertenecen a la Naturaleza, que es una sola.
      Por lo tanto, claramente, no son "personas", en el sentido en cual comúnmente entendemos la "persona", sino en un sentido nuevo, diverso, especialísimo, es decir, en el sentido de que cada Persona es espiritual, subsistente y se relaciona a las demás, de manera similar a lo que ocurre en las personas humanas comúnmente entendidas por nosotros.
      Por tanto, el Dios Trinitario, en cuanto tal, no es "Uno que concibe a otro" de Sí, sino Dios Uno, que es Padre y que concibe un Hijo en su seno, es decir, en su Naturaleza Una, Hijo que ciertamente es otro del Padre, pero no otro de Dios, porque es Dios como el Padre.

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