En el natalicio del Santo Padre, una reflexión más sobre estos casi nueve años en el solio pontificio, que hoy hacemos ayudados por la emotiva conversión de uno de los más duros críticos de su pontificado.
----------Es verdaderamente emotivo y reconfortante el reciente artículo del periodista italiano Antonio Socci, quien ha expresado palabras hacia el Papa que son ya claramente manifestativas de una actitud muy distinta a la crítica dura y martilleante, que sin respiro venía lanzando en estos años de su pontificado. En su artículo del día 12 de este mes, Socci nos ofrece claras muestras de haber logrado por fin desarrollar una profunda y sincera tarea de comprensión humana y cristiana de este Papa y de su obra.
----------La ocasión para este destacable artículo en su blog, se la da a Socci el aniversario de la ordenación sacerdotal de Jorge Mario Bergoglio (el pasado lunes 13 de diciembre) y su 85° cumpleaños, precisamente hoy, viernes 17 de diciembre. Califico de destacable el texto de Socci, porque ciertamente no es nada fácil reconvertir el rumbo para alguien que se había embarcado tan ferozmente en el "partido anti-Francisco".
Un pontificado acicateado tanto por demonizadores como por aduladores
----------Comienza diciendo Socci: "Ciertamente es gravoso guiar a la Iglesia en la tempestad de estos últimos años, presenciar una descristianización tan galopante (en un mundo que parece enloquecido) y encontrarse siempre expuesto a los ataques de los demonizadores y a las lisonjas de los aduladores (no sé qué es peor). Incluso han llegado a imputarle la vacuna, como si fuera culpa suya y no una protección contra la pandemia... Incluso ayer, un periódico lo ha acusado de no decir nada sobre el próximo debate parlamentario italiano relativo a la eutanasia, cuando precisamente anteayer, hablando a juristas católicos, el Papa les había implorado que defendieran los derechos de los olvidados y, junto a los trabajadores y migrantes, había citado a los enfermos, a los niños por nacer, a las personas al final de sus vidas y a los pobres (por lo demás, sobre el aborto, Francisco usa expresiones aún más duras que Juan Pablo II)".
----------Socci hace lo que puede llamarse un buen resumen de este pontificado, acicateado, como él dice, tanto por los feroces demonizadores como por los hipócritas aduladores: "Por otra parte, abres 'Repubblica' y encuentras a Scalfari que, profesándose ser su admirador, le atribuye inverosímiles teorías o -precisamente ayer- Luigi Manconiche cita una frase del pontífice relativa a los pecados de la carne, atribuyéndole un 'punto de inflexión' que está solo en los deseos de Manconi (en realidad el Papa solo ha recordado la tradicional distinción de la Iglesia entre el pecado de debilidad y el pecado de malicia)".
----------Pero, aún negando ese "giro epocal" con el que soñaron los modernistas de la época de san Pío X y sueñan los actuales neomodernistas, Socci no desconoce las novedades de este Papa: "Que este pontificado no entre en los esquemas ideológicos habituales de los medios y de la política lo demuestra también la rueda de prensa de los últimos días, durante la cual -desconcertando a muchos de sus partidarios interesados- el Papa ha defendido 'la soberanía' y las 'identidades' de los países europeos, 'los valores nacionales', advirtiendo de la pretensión 'imperial' de la Unión Europea y de 'una superpotencia que dicta comportamientos culturales, económicos y sociales' imponiendo sus propias 'colonizaciones ideológicas' a todos".
La descripción del núcleo central inspirador del actual pontificado
----------Sin duda debemos apreciar debidamente el intento, ciertamente bien logrado por el periodista sienés, de retratar el núcleo central, el motivo inspirador de fondo, el alma del pontificado de este Romano Pontífice, en rápida panorámica, con un solo golpe de vista; y debe reconocerse con justicia que Socci ha dado en el blanco: "Por otra parte, incluso en el mundo clerical, muchos lo elogian con palabras o simplemente intentan imitar sus actitudes, a veces de manera torpe. Pero también hay obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, muchos cristianos, que han comprendido el corazón de la 'misión' elegida por este pontificado, declarado desde el inicio, y tratan de vivir esa misión: salir de las sacristías e ir en busca de los hombres".
----------Efectivamente (y también estoy de acuerdo con ello) ese "salir de las sacristías e ir en busca de los hombres", tal como se expresa Socci, puede resumir de algún modo el lema tan repetido de "Iglesia en salida" del Santo Padre, lema tan vapuleado por los tradicionalistas y tan tergiversado y manipulado por los progresistas. Por cierto, el "salir de las sacristías", salir del cálido y aparentemente seguro refugio de los ritos, de los incienzos, de las cadencias del gregoriano, en fin, del siempre vacío y formal culto farisaico, no significa, por supuesto, abandonar la oración y el culto, sino simplemente encontrar el modo y el tiempo oportuno para poder "salir" de ello, porque hay en la vida del cristiano un tiempo para cada cosa, y hoy más que nunca, en este mundo descristianizado, es necesario que los cristianos vayan al encuentro del mundo.
----------"La mayoría simplemente se limita a proclamarla verbalmente, por lo cual no se ve una iglesia en misión, en todo caso se ve una iglesia confusa. No sé cómo será evaluado en el futuro este pontificado. A la posteridad le corresponde la ardua sentencia". Y he aquí la franca confesión de Socci: "Quien escribe en el pasado no ha escatimado críticas (incluso demasiado duras, a veces con poca caridad)". Emotivo es el pasaje en que el articulista recuerda la carta autógrafa que le enviara el Papa agradeciéndole las críticas: "me hizo reflexionar y me llenó de asombro: un Papa que agradece personalmente por las críticas (duras) y se humilla frente a un inconformista como yo (que por cierto no soy un santo), no nos puede dejar indiferentes".
----------"La Iglesia es verdaderamente un espectáculo para los ángeles. Deberíamos tener esa humildad como un don. Al continuar rezando por él (como lo hace Benedicto XVI, que es su vecino y reza constantemente por su misión: he aprendido de él cómo se debe mirar al papa Francisco) me he esforzado por comprender".
----------Y se llega al momento de comprender: "Dejando de lado tantos detalles secundarios, se hace necesario reconocer que la clave originaria de este papado es muy hermosa y perfila la única gran tarea de la Iglesia del tercer milenio cristiano. Se podría sintetizar así: Dios tiene misericordia de todos y se ha hecho hombre para venir a buscarnos, uno por uno, para salvarnos, pagando él mismo en la cruz el rescate por cada uno de nosotros, aunque no lo merecíamos. Me parece el motivo profundo del actual pontificado".
----------Estoy plenamente de acuerdo con Socci cuando resume el núcleo central, el básico motivo inspirador y el alma del pontificado, al rastrear en este Papa, como vocación que Dios le ha dado, la voluntad firme e inflexible de hacer sentir a todos los hombres la misericordia de Dios precisamente en el momento de la derelicción, de la derrota, de la experiencia de la culpa, del desconcierto, del extravío, de la duda, de la angustia, del escándalo, del desánimo, de la sensación de ya no poder hacerlo más.
----------Esto ciertamente no responde al principio luterano del "pecca fortiter et crede firmius" (como creen los buenistas y misericordistas, contra quienes ha lanzado también invectivas el papa Francisco), sino que implica obviamente el arrepentimiento y la voluntad de expiar y hacer penitencia. Sin embargo, es necesario decir que el Papa, en este tiempo de vital y urgente ecumenismo, ha sabido también captar cuanto hay de válido en la espiritualidad luterana: el "aferrar a Cristo", como decía Lutero, el adherirse a Cristo como el náufrago que está a punto de ahogarse se aferra con todas sus fuerzas al único salvavidas de rescate.
----------Tras citar una hermosa reflexión de Dietrich Bonhoeffer, termina diciendo Socci: "Si se repasa este pontificado, en filigrana (aun cuando sea entre errores y confusiones) se lee este único y conmovedor anuncio. El papa Francisco ha intentado hacerlo entender incluso tomando decisiones duras como el reciente decreto sobre los movimientos eclesiales, algunos de los cuales se consideran injustamente 'decapitados' aunque siempre han profesado ser 'bergoglianos'. No han entendido que al Papa no le interesa tener admiradores, sino cristianos de corazón ardiente, que salgan de las sacristías y lleven a todos el abrazo de ese Salvador que tiene misericordia de ellos. Sobre todo para aquellos que están más distantes y 'perdidos'."
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Lo que se necesita para comprender a este Papa y su pontificado
----------Obviamente, como dice Socci en su artículo, ¿quién le pide a Dios misericordia? ¿Todos? Claro que no. Evidentemente, la misericordia sólo se la pide a Dios el humilde, y sólo el humilde la recibe. El ateo, el soberbio, el impío no sabe qué hacer con la misericordia divina.
----------En este punto, el papa Francisco ha jugado y juega en su pontificado la otra carta: la de la fraternidad universal, a la que nadie puede ser insensible: he aquí entonces los grandes llamamientos al diálogo, a la escucha, al acompañamiento, al discernimiento, a la acogida, a la integración, a la sinodalidad, al respeto por la diversidad, a la reciprocidad, a la colaboración, a los valores humanos, a los grandes temas de la justicia social, a la atención a los pobres, al respeto por la naturaleza. Es así como el Papa tiene una gran capacidad para atraer la atención y los consensos de todos: ya se trate de protestantes, o de ortodoxos, o de judíos, o de musulmanes, o de ateos, o de masones, o de comunistas, o de hindúes... de todos.
----------En cambio, donde el actual Romano Pontífice encuentra dificultades e incluso limitaciones personales (debidas acaso a sus humanas carencias), es en el conseguir traer paz y concordia al interior de la Iglesia. El papa Francisco, en efecto, se ve obstaculizado por dos fuerzas extremistas opuestas, que desde hace sesenta años han estado dividiendo a la Iglesia: por una parte, una fuerza sedicente progresista, pero que en realidad es modernista, que ha adquirido un enorme poder en la estructura eclesial, porque está muy difundida también entre obispos y cardenales. Estos tales fingen ser amigos del Papa, pero en realidad lo instrumentalizan de modo hipócrita, utilizando algunas de sus frases ambiguas u opciones, que parecen darles a ellos la razón. Y con esta corriente neo-modernista el papa Francisco es demasiado indulgente. Esta corriente se presenta como la continuadora de la reforma conciliar, que en cambio interpreta en sentido modernista.
----------Por otra parte, en el polo opuesto a la corriente antes mencionada, tenemos al rabioso, ciego, obstinado y pertinaz escuadrón de la galaxia ultra-tradicionalista, corriente minoritaria pero abiertamente enemiga del Papa, a la que él, a decir verdad, trata con demasiada dureza. Esta corriente atribuye al Concilio Vaticano II la culpa de haber iniciado el actual resurgimiento del modernismo, acusando así injustamente al Concilio y a los Romanos Pontífices del postconcilio de haber favorecido el modernismo. Entre estos se encuentran los que sostienen que el verdadero Papa no es Francisco, sino Benedicto.
----------La tarea urgente de quien quiere colaborar con el Papa es la de ayudarlo a hacer dialogar entre sí a estos dos partidos, mostrándoles que ellos tienen una vocación a la integración recíproca, ya que el conservar debe desposarse con el hacer progresar, vale decir, la tradición debe unirse a la renovación.
----------Sin embargo, se hace necesario, a tal fin, disponer de un buen criterio de juicio para poder evaluar de modo correcto la conducta del Papa. ¿Qué es lo que se necesita para comprender el pontificado de Francisco y para ayudarlo en la medida de nuestras posibilidades? Pues bien: 1. Es necesario conocer bien la doctrina católica. 2. Es necesario saber evaluar distinguiendo bien en el Papa: a) su conducta personal o moral; b) su actividad magisterial o doctrinal; c) su actividad pastoral o de gobierno de la Iglesia.
Querido padre Filemón,
ResponderEliminarCreo que su artículo es un justo reconocimiento a la excelente actitud de Antonio Socci, después de todos estos años en los que este periodista italiano ha venido criticando duramente al Papa Francisco.
También debería ser una satisfacción y un estímulo para Ud., el saber que incluso los corazones aparentemente muy endurecidos, en el ambiente a veces más rígido de esos dos partidos extremistas que hoy desgarran a la Iglesia, pueden llegar a ser corazones tocados por la Gracia del Espíritu Santo, con el don de la conversión.
La distinción entre rostro humano y rostro sobrenatural en el Sucesor de Pedro es fundamental en esta obra de conversión a la verdadera devoción a la Cátedra Petrina.
Estimado Ernesto,
Eliminartus sabias palabras me han dado mucha satisfacción y aliento para proseguir en la línea que estoy siguiendo en mi valoración de la conducta de este pontificado.
En gran medida espero que este hermoso punto de inflexión de Socci sea el comienzo de un nuevo camino para él, en el cual pueda poner en práctica sus notables cualidades como escritor y sus dotes humanas y cristianas, para unirse a todos aquellos católicos que evitan cualquier tipo de parcialidad, aunque sea en un pluralismo de opiniones, todos unidos en la fe común y en comunión con el Santo Padre para un servicio a la Iglesia capaz de promover la unidad en la diversidad y su impulso misionero y evangelizador, para la salvación del mundo.
"...todos unidos en la fe común y en comunión con el Santo Padre para un servicio a la Iglesia capaz de promover la unidad en la diversidad...".
ResponderEliminarEspero que el padre Filemón, no se refiera a la siguiente unidad: "Estas disculpas sin precedentes de una oficina del Vaticano corrigen el error anterior y amplifican, aún con más fuerza, la acogida que el papa Francisco ha reservado a las personas LGBTQ. La oficina sinodal ha creado ahora un canal especial para que las personas LGBTQ compartan sus historias. Cada diócesis debería seguir este ejemplo y crear sus propios canales de comunicación con las comunidades LGBTQ".
También James Martin ha estado a favor de este giro del Vaticano.
Francisco refuerza su oposición a la anterior condena de la Iglesia.
El apoyo mostrado por el papa Francisco y por el Vaticano, del cual dan ejemplo las dos cartas y la disculpa de T.Bonaventura, contrapone al pontificado actual con las anteriores condenas hechas por el papa Benedicto XVI cuando era cardenal y por eminentes obispos estadounidenses. Al principio de su historia, New Ways Ministry fue condenado en 1984 por el cardenal James Hickey, quien prohibió al grupo cualquier actividad en la Arquidiócesis de Washington.(https://sway.office.com/kkclJxoA4ucS9rFA)
Estimado Hilario,
Eliminarhay que tener presente que las personas homosexuales pueden muy bien tener buenas cualidades y tendencias en otros campos del obrar moral que son distintos de aquellos referidos a la sexualidad.
En base a esto, la actual pastoral de la Iglesia, marcada por una parte por una mayor comprensión de las debilidades humanas y por otra por una mayor apreciación de los valores humanos, al mismo tiempo que condena netamente el vicio de la sodomía, no tiene ninguna dificultad en reconocer que también en estas personas pueden existir altos valores humanos y la misma fe.
En base a este principio, podemos entender cómo hoy la Iglesia organiza centros de pastoral para los homosexuales y acepta también su colaboración en aquellos campos de la actividad humana y de la actividad eclesial que correspondan a sus capacidades y actitudes positivas.
Querido padre, ¡una hermosa explicación del pontificado del papa Francisco!
ResponderEliminarGracias
Usted dice: "...al mismo tiempo que condena netamente el vicio de la sodomía" (Sí, como alguien dijo: ¡¡los pecados de la carne no son tan graves !!), no tiene ninguna dificultad en reconocer que también en estas personas pueden existir altos valores humanos y la misma fe" (Ciertamente, dicen estar dispuestos a convertirse, pero... ¿de qué modo? ¿Y de qué conversión y de qué fe hablamos si continúan en su vicio?).............
ResponderEliminarEstimado Hilario,
Eliminarel Santo Padre, en más de una ocasión, ha señalado la cualificación moral de los pecados carnales, pero para algunos parece no haberles dado la debida importancia, en cuanto que el papa Francisco ha subrayado el aspecto de fragilidad, que se puede encontrar en estos pecados.
Esto no significa que la materia del pecado carnal sea siempre leve, porque también puede ser grave. Solo que el Papa ha especificado que los pecados espirituales son en general más graves. ¿Por qué motivo? Porque, mientras los pecados carnales son ocasionados por el impulso de las pasiones, las cuales en su violencia pueden limitar la libertad del consentimiento y por lo tanto disminuyen la culpa, los pecados espirituales son generalmente cometidos con plena advertencia y deliberado consentimiento en una materia más grave, porque, mientras la materia del pecado carnal se refiere a la finalidad del cuerpo, la materia del pecado espiritual se refiere a la relación directa con Dios.
Las pasiones no son solo las que se refieren al sexo, sino que pueden referirse al temor o a la ira o a la tristeza o a la angustia o al miedo o al pánico o a la desesperación y cosas por el estilo. Por ejemplo, el suicidio es un pecado grave, desde el punto de vista de la materia; sin embargo, si el sujeto se suicida o por vergüenza o por miedo o por desesperación o por la incapacidad para soportar el sufrimiento, dado que no existe un consentimiento plenamente deliberado, la culpa sólo puede ser venial o acaso estar totalmente ausente.
O CONMIGO, O CONTRA MI, dijo Jesucristo.
ResponderEliminar¡Por supuesto! Porque el drama está precisamente aquí: San Ignacio deja claro que si uno decide no decidir, si se decide no decidirse, si se decide no tomar partido, ya se ha hecho una elección, ya se ha elegido a Satanás.
Y el motivo es muy sencillo.
Jesús no solo dice que quien no está con Él está contra Él (Mateo 12), sino que ya en el Protoevangelio los términos de la cuestión son clarísimos. Después del pecado original, Dios le dice a la serpiente que pondría enemistad entre él y la Mujer (la Inmaculada), entre su linaje y el linaje de la serpiente, entre los que se alinearán bajo el manto de la Virgen y los que se pondrán bajo aquel que tratará de hacer vana la Redención. Dios no indica un tercer linaje, no existe: o se está con Cristo o contra Él.
Por otro lado, quien vive en el pecado es como si le dijera al Crucificado: ¿Qué puedes hacer muerto? Bien podrías haber hecho otra cosa, derramaste inútilmente tu sangre en la cruz por mí. ¡Qué terrible responsabilidad!
¿Qué significa esto? Que la historia no es una broma. Que la vida es más seria de lo que podemos imaginar. De nuestras elecciones depende el destino eterno de cada uno de nosotros; y la vida que vivimos es una elección de campo, una batalla. ¡Ay de quien sólo la considera un juego en el que bastaría solo con participar!
Los medievales que, a pesar de tantas limitaciones, han tenido el mérito de plasmar estas convicciones en la vida cotidiana, en sus costumbres y en sus manifestaciones culturales, cuando jugaban estaban convencidos de que valía la pena participar en la medida en que la victoria era posible. En el famoso Palio di Siena, por ejemplo, vence el que vence, y el segundo, paradojalmente, no llega segundo, sino último, en el sentido de que sólo vence el primero y todos los demás son como si llegaran últimos.
Es en la modernidad donde en el juego, en el deporte, se abre paso la mentalidad no solo de premiar al segundo, al tercero... e incluso el creer que "basta con participar".
¡Disparates!
Imaginemos a las almas de los condenados diciendo: pero sí, lo que nos importa es que de todos modos hemos participado. Sin embargo, ellos son los que desearían no haber nacido jamás!
En el medioevo el juego era una metáfora de la vida; y la vida, cristianamente, está hecha para vencer y para conquistar el Cielo.
Si no se se alcanza esta victoria, ¿para qué sirve la vida?
Estimado Hilario,
Eliminarestoy plenamente de acuerdo con estas últimas observaciones suyas, especialmente porque están basadas en citas bíblicas, sobre todo la máxima de Cristo: "sí sí, no no".
Sin embargo, no veo qué tienen que ver con cuanto yo le había dicho en mis anteriores respuestas a sus objeciones. En efecto, las distinciones que he hecho están plenamente justificadas, y el encontrar en ellas alguna forma de duplicidad o de oportunismo, diría que está completamente fuera de lugar.
En efecto, el principio evangélico del "sí sí, no no" no excluye en absoluto el distinguir, como he hecho yo, en una misma persona, los lados buenos de los lados malos, sino que excluye la coexistencia de una afirmación y de una negación simultáneas respecto a una misma materia, como si yo, por ejemplo, quisiera servir al mismo tiempo a Dios y al mundo.