miércoles, 3 de noviembre de 2021

Desde las dudas hacia las certezas: ¿qué decir sobre la validez o invalidez de las ordenaciones sacerdotales de homosexuales? (1)

La teología va desbrozando el terreno de dudas y alcanzando modestas certezas: detrás de la dramática y paródica "confusión de las personas" que se padece hoy en la Iglesia, está la invalidez de las ordenaciones sacerdotales de gran cantidad de clérigos de tendencias homosexuales.

----------En un artículo de principios de octubre, escribí que: si, aparte de la posible buena fe o recta intención, el ordenante o bien el ordenado parten de un concepto erróneo del Sacramento del Orden, es evidente que la ordenación es inválida, aún cuando después el ordenado pueda seguir ejerciendo su ministerio durante toda la vida. También dije que debería estar bien claro, por lo tanto, que la ordenación realizada por un obispo contaminado de un falso concepto del sacerdocio, es nula, así como es nula la ordenación de un clérigo que es ordenado sin que él posea un concepto verdadero del sacramento del sacerdocio.
----------Pues bien, frente al hecho innegable que desde hace algunas décadas se padece en la Iglesia la tirana existencia de algunos grupos de clérigos homosexuales ubicados en lugares equivocados haciendo un daño inconmensurable, el único interés que puede abrigar la teología referido a esta dolorosa situación, es examinar las causas que están en sus profundas raíces, y he aquí que en mi opinión los dos temas se relacionan: detrás de la "paródica confusión de las personas" (Castellani) que se padece hoy en la Iglesia, está la invalidez de las ordenaciones sacerdotales de gran cantidad de clérigos de tendencias homosexuales.
   
Datos fácticos: en la Iglesia se ha producido un golpe homosexualista
   
----------No digo nada nuevo si afirmo que no existe en el mundo una institución donde, como en la Iglesia católica, la presencia de homosexuales más o menos abiertos y manifiestos sea tan alta; y que tampoco existe en el mundo una asociación donde, tal como ocurre hoy en la Iglesia católica, los homosexuales, junto con sus estrechos asociados, que son nietos de la herejía modernista e hijos de Karl Rahner, hayan dado un verdadero y propio "golpe de estado", insertándose en todos los "puestos de mando".
----------Omito aquí, por supuesto, los detalles de la infinidad de ejemplos concretos que pueden demostrar cómo el poderoso lobby gay eclesiástico intenta hacer la vida imposible desde hace décadas a quienes dicen esta verdad, denunciando determinadas situaciones bajo su propia cuenta y su exclusivo riesgo. Los datos fácticos de lo que a continuación escribiré se basan en unos escasos hechos poco significativos de los que he sido testigo personal y directo en mi vida, pero en gran cantidad de testimonios de amigos sacerdotes, religiosos y laicos, de mi mayor estima y confianza, aquí en Argentina y en otros países. 
----------Pues bien, lo primero que hay que decir acerca del lobby gay eclesiástico, es que no se debe subestimar lo que podríamos llamar el virulento brazo armado que también conforma esa poderosa hermandad sacerdotal, constituida por los gay friendly, es decir, el nutrido consorcio de quienes, aunque no son homosexuales, sin embargo, por sus intereses personales de carrera, o porque en cualquier caso están motivados por grandes expectativas de ascenso en la estructura eclesiástica, protegen a los miembros de la pía fraternidad gay, perfectamente conscientes del modo como pueden favorecer sus carreras eclesiásticas, o bien aplastarlos irremediablemente en el interior de las diócesis o dentro de la curia romana.
----------Pero además de los gay friendly, están también aquellos que muy bien pueden definirse como men's fashion, cuya peligrosidad es mucho mayor que la de los gay friendly. De hecho, si los gay friendly se prestan a complacer los caprichos del lobby gay con espíritu servil para obtener beneficios y prebendas, los men's fashion son los que ejercitan su propio y personal encanto masculino sobre los miembros de la pía fraternidad de eclesiásticos gay, creando en su entorno un ejército de serviles homosexuales adorantes, siempre listos para actuar como su brazo armado, tan bravos como pocos para agredir y morder todos juntos cual verdadero grupo de hienas bajo el impulso o el mando de su man fashion.
----------El caso es que si el man fashion alcanza con sus personales e innatas artes a ejercer sus seducciones masculinas sobre un hombre de gobierno afectado de homosexualidad psíquica que goza de un cierto poder dentro de la Iglesia, por ejemplo un obispo diocesano o un alto prelado de la curia romana, llegado a ese punto, su carrera eclesiástica está, para él, absolutamente garantizada, y los daños que causará a los demás, en particular a los terribles "rivales" (aquellos que están dotados de esas valiosas cualidades humanas, morales, teológicas y pastorales que no tiene el man fashion) alcanzará incluso el grado de infligir el "martirio blanco" en detrimento de sujetos que a menudo son verdaderos hombres de Dios.
----------En esta situación, el man fashion, que por su naturaleza es egocéntrico y muy ambicioso, se defiende sin escrúpulos a través de su propio connatural instinto vengativo-destructivo, capaz de ejercitar la malicia con metódica y científica crueldad hacia los puros de corazón dotados de ese cristológico coraje que les lleva a afirmar y a recordar lo que es correcto y lo que es incorrecto a la luz del Santo Evangelio y de la doctrina católica. Porque los puros de corazón, a diferencia de los lobbistas gay y sus gay friendly y men's fashion, no apuntan al todo y a lo inmediato, sino que apuntan a lo eterno.
   
Los requisitos para la validez de los sacramentos son mínimos, pero deben darse
    
----------En realidad son pocas las plumas serias y sabias de teólogos que han tratado de reflexionar sobre esta amarga situación eclesial y han logrado publicar sus reflexiones. Lo que aquí haré será intentar resumir buena parte de lo que esos valientes devotos de nuestra santa madre Iglesia han venido diciendo y escribiendo durante años, como voces que claman en el desierto.
----------Vaya por delante que, quienes están habituados a estudiar, reflexionar, investigar y enseñar la dogmática sacramental, saben muy bien (como lo he recordado en mi nota de ayer) que este específico terreno de la teología dogmática es delicadísimo, sobre todo por el hecho de que los requisitos necesarios para la validez de los Sacramentos son mínimos. Obviamente, a sabiendas de los riesgos que implica el tema, me limitaré en estas notas a hablar únicamente del Sacramento del Orden, que es el de nuestro interés.
----------En primer lugar, una premisa para desbrozar inmediatamente el campo de eventuales objeciones por parte de quien quisiera afirmar que tanto en los textos de dogmática sacramental, como en los de derecho canónico y de comentarios al derecho canónico, no se hace expresa y clara referencia a esas materias de carácter tanto sexual como psico-sexual a las cuales me referiré en términos explícitos. Y para despejar ciertas dudas y liberar el campo de esas equívocas e inconsistentes objeciones teológicas y jurídicas, deseo de inmediato llamar la atención sobre un dato de hecho que no se puede desmentir fácilmente.
----------Es necesario recordar que hasta hace algunas décadas, todo lo que se refería directa o indirectamente al sexo y a la sexualidad humana, en los textos del magisterio, en los textos de doctrina y en los tratados de moral católica, era susurrado a través de eufemismos y giros de palabras, porque se consideraba impropio o inconveniente el solo hecho de hablar de ciertos temas.
----------El caso es que cuando en los ambientes académicos especializados (en los seminarios, por ejemplo, o en las universidades o en otros institutos educativos católicos) se debían abordar ciertos temas de moral católica vinculados a la sexualidad humana, se recurría a eufemismos latinos, porque las mismas palabras empleadas ordinariamente de forma clara y precisa en el léxico clínico y científico de la ginecología, de la urología y de la andrología, no eran consideradas convenientes en ciertas aulas de las academias eclesiásticas. Baste pensar que los confesores tenían su propio modo de expresarse, un fraseario compuesto de vagas alusiones indirectas, enseñadas por los formadores a los nuevos jóvenes presbíteros.
----------Por consiguiente, el fraseario "propio" de los confesores servía para aludir a ciertos temas sin tener que recurrir a términos impronunciables y por ello prohibidos tanto en el ámbito académico eclesiástico, como en el confesionario, como sobre todo en las públicas catequesis al Pueblo de Dios. Pero el caso es que este lenguaje era asimilado también por los fieles católicos y por los penitentes, pero, y esto hay que subrayarlo, sobre todo por los penitentes, que ante el confesor se expresaban por los así llamados "entendidos" o "sobreentendidos" o "implícitos", para todo aquello que concernía al ámbito sexual, a las relaciones vinculadas al sexo, o en todo caso a todo lo que estaba relacionado con violaciones al sexto mandamiento.
----------Trataré de aclararlo con un ejemplo: una penitente de más de noventa años, que había crecido en este tipo de mundo, durante una confesión basada en sus recuerdos del pasado, hizo referencia a cuando una vez, en invierno, encontrándose sola, "saliendo de casa", había "resbalado". Pues bien, no la comprendí, y me imaginé que estando en invierno en una zona donde en ciertas temporadas nieva, saliendo de casa, se había resbalado quizás sobre una capa de hielo formado en algún rincón donde no había dado el sol. Ella entendió que yo no le había entendido, por lo que hizo otras dos delicadas alusiones un poco más explícitas, para hacerme entender que había cometido un pecado de adulterio, por lo cual entendí que ella, a la distancia de más de medio siglo, no llegaba a deshacerse del sentido de amargura que esto le causaba.
----------El relato de esta anécdota personal, me sirve para reiterar que, en la actualidad, hoy por hoy, ya no sería pertinente ni lógico que se me objete que ciertas explicaciones a las cuales en breve me referiré en este artículo en modo claro, no están contenidas en modo igualmente claro en los textos del Magisterio, de la doctrina, de la dogmática sacramental, de la moral católica y del Código de Derecho Canónico.
   
La virilidad del "vir probato" como imprescindible elemento para el sacerdocio
   
----------Recurramos ahora a dos artículos del Catecismo de la Iglesia Católica, ese inestimable don que la divina Providencia nos ha regalado a través del papa san Juan Pablo II, y que debería ser lectura de cabecera de todo seminarista a lo largo de toda su preparación como candidato a las Sagradas Órdenes:
----------1577: "Sólo el varón (vir) bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación" (CIC can 1024). El Señor Jesús eligió a hombres (viri) para formar el colegio de los doce Apóstoles (cf Mc 3,14-19; Lc 6,12-16), y los Apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores (1 Tm 3,1-13; 2 Tm 1,6; Tt 1,5-9) que les sucederían en su tarea (San Clemente Romano, Epistula ad Corinthios 42,4; 44,3). El colegio de los obispos, con quienes los presbíteros están unidos en el sacerdocio, hace presente y actualiza hasta el retorno de Cristo el colegio de los Doce. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación (cf Juan Pablo II, Mulieris Dignitatem, 26-27; Id., Carta ap. Ordinatio sacerdotalis; Congregación para la Doctrina de la Fe decl. Inter insigniores; Id., Respuesta a una duda presentada acerca de la doctrina de la Carta Apost. "Ordinatio Sacerdotalis").
----------1578: Nadie tiene derecho a recibir el sacramento del Orden. En efecto, nadie se arroga para sí mismo este oficio. Al sacramento se es llamado por Dios (cf Hb 5,4). Quien cree reconocer las señales de la llamada de Dios al ministerio ordenado, debe someter humildemente su deseo a la autoridad de la Iglesia a la que corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a recibir este sacramento. Como toda gracia, el sacramento sólo puede ser recibido como un don inmerecido.
----------Hago notar que el término latino vir es un sustantivo masculino de la segunda declinación, con el que se indica principalmente al hombre, al varón, al adulto, a la virilidad ligada al sexo masculino. La negación y la antítesis de vir es, en lengua italiana, el término también de derivación latina: evirato (en castellano: castrado), palabra que indica la privación de la virilidad y que deriva también de vir. En el lenguaje eclesial, para indicar a los hombres idóneos para las sagradas órdenes, se usa el término viri probati, utilizado en la Iglesia de los primeros siglos para indicar a los hombres casados ​​que eran idóneos para acceder al diaconado y al presbiterado (cf. Primera Carta de Clemente, 44,2, retomada posteriormente por la Constitución Dogmática Lumen Gentium n.20). Con el correr del tiempo y con la libre aceptación de la obligación del celibato que tiene sus raíces desde la primera época apostólica, en nuestro léxico corriente esta expresión es usada para indicar hombres probados y, como tales, confiables para las sagradas órdenes.
----------La falta de virilidad psico-física constituye, por lo tanto, un impedimento insuperable para la sagrada ordenación sacerdotal. Impedimento conocido y como tal sancionado desde los primeros siglos de vida de la Iglesia, ante el cual nadie tiene facultad de dispensar, puesto que ninguna autoridad eclesiástica puede dispensar del ser hombre, que es presupuesto imprescindible y fundante del sacerdocio ministerial.
   
La lección de Orígenes
   
----------En el año 230 Orígenes [184-253] fue consagrado sacerdote por Teoctiso de Cesarea [m.259] y por Alejandro de Jerusalén [m.251], sin la aprobación de san Demetrio, obispo de Alejandría [188-231], quien tenía jurisdicción canónica sobre él. Orígenes, malinterpretando el pasaje evangélico en el cual el Señor Jesús hace referencia a los "eunucos para el Reino de los Cielos" ("en efecto, algunos no se casan, porque nacieron eunucos del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que han decidido hacderse eunucos a causa del Reino de los Cielos", Mt 19,12), se había castrado. Este es el motivo por el cual, su obispo, nunca había querido consagrarlo en el Orden Sacerdotal (cf. por ejemplo, Johannes Quasten, Patrología. Los primeros dos siglos, II-III). Después de esa sagrada ordenación, el obispo Demetrio, con la aprobación del papa Ponciano [230-235], le revocó la facultad docente y lo depuso del Orden presbiteral debido a la irregularidad de su sagrada ordenación, que de hecho fue declarada nula.
----------Orígenes es el único entre los Padres de la Iglesia de aquella época, que no ha sido proclamado santo, aunque fue encarcelado y torturado durante las persecuciones de Decio; y a pesar de haber contado, por dotes especulativas, con un nivel intelectual muy superior a varios otros filósofos y teólogos de aquella primera era cristiana tan rica y fructuosa para la Iglesia. El motivo del obstáculo a su canonización no se debió en absoluto al hecho de que en sus grandes y preciosas especulaciones filosófico-teológicas, él hipotetizó el pensamiento considerado hoy herético de la αποκατάστασις (apocatástasis).
----------Según afirmó Orígenes, como es bien sabido, al final de los tiempos se dará la redención universal y todas las criaturas serán salvadas, incluido Satanás. Por tanto, la pena de la condenación eterna tendría en realidad un carácter purificatorio y no definitivo. "Nosotros pensamos que la bondad de Dios, a través de la mediación de Cristo, llevará a todas las criaturas a un mismo fin", De principiis, I, IV, 1-3). Esta puntual enseñanza herética en los escritos del pensador alejandrino no es el motivo de su no canonización: el gran e insuperable impedimento está totalmente ligado a su castración o eviración.
----------En aquellos primeros años de vida de la Iglesia, en los cuales se desarrollaban las primeras grandes especulaciones filosófico-teológicas de esclarecimiento de la divina Revelación, que precedieron y dieron vida a los presupuestos y a las materias tratadas luego por el primer gran Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, no era raro que las grandes mentes especulativas, incluidos también los Padres de la Iglesia, cayeran en pensamientos heréticos, de los que luego se fueron limpiando; algo que, sin embargo, no ha impedido sus canonizaciones o sus proclamaciones como Padres o Doctores de la Iglesia.
----------El Código de Derecho Canónico, al que me referiré con más detalle un poco más adelante en estas reflexiones, en modo suave y edulcorado, se refiere al hecho de que no puede ser ordenado sacerdote "quien de manera grave y dolosa se mutiló a sí mismo o a otro" (canon 1041). De esto se desprende que cuanto Orígenes había actuado a través de esa horrenda auto-mutilación, era cosa considerada de por sí peor que la misma herejía. De hecho, la herejía puede ser ampliamente sanada a través del reconocimiento del error voluntario o involuntario, pero la virilidad física destruida, no puede ser ya restaurada, excepto recurriendo, en la actualidad, a complejas intervenciones quirúrgicas de incierto resultado.
----------Pues bien, poniendo por el momento un transitorio punto y aparte en estas notas que continuaré mañana, pregunto: ¿nadie ha planteado todavía el problema de que la castración mental, bajo muchos aspectos, puede ser incluso peor que la castración física, puesto que la sexualidad física y con ella la virilidad masculina que se desprende de ella, es una consecuencia enteramente mental, de la cual la sexualidad y el sexo físico no pueden prescindir, siendo la sexualidad física la consecuencia del sexo mental?

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