En algunos ámbitos todavía se mantiene la discusión acerca de la Oración Eucarística. ¿Por "muchos" o "por todos"? Sin embargo, la última clara intervención del Magisterio pontificio es de una década atrás, y pone en guardia frente a dos herejías opuestas: la vieja herejía de Calvino y la más reciente herejía de Rahner.
----------Esta cuestión, en el plano disciplinar fue zanjada hace casi una década atrás pero, a juzgar por algunos hechos que a veces se constatan y por ciertas noticias que circulan, la norma no es por todos observada, todavía hoy. Argentina y las demás iglesias en Latinoamérica fueron de las primeras en modificar según las nuevas normas la fórmula de la oración eucarística en la edición de los nuevos Misales.
----------Fue el papa Benedicto XVI, actual papa emérito, quien puso punto final a la discusión a comienzos de 2012, escribiendo en su idioma natal una Carta al Episcopado alemán con la cual ordenaba que la expresión "por todos", que por entonces todavía estaba presente en muchos Misales entre las palabras de la Consagración Eucarística, fuera cambiada por "por muchos", porque, según decía el Romano Pontífice, ésta es la traducción exacta del texto griego original del Evangelio.
----------Sabemos cómo durante muchos siglos la Iglesia ha usado en el pasado, en los textos litúrgicos, la denominada Biblia "Vulgata" latina, es decir, la traducción realizada por san Jerónimo [374-420], la cual tiene la forma expresiva "pro multis". Esta formulación, incomprendida, dio lugar a la herejía de Juan Calvino [1509-1564], quien creía que Cristo no hubiera muerto por todos sino solo por "muchos" o incluso, como él creía, por "pocos", los que él llamaba, abusando de una expresión bíblica, los "elegidos".
----------Sabemos cómo en las enseñanzas de Calvino, en lo cual fue precedido por Martín Lutero [1483-1546], existe una doble "predestinación": algunos están predestinados por Dios al paraíso del cielo, otros al infierno. De Dios viene tanto el bien como el mal, tanto la gracia como el pecado.
----------El Concilio de Quierzy, del año 853, ya había abordado y resuelto este problema de la predestinación, enseñando que ella, bien entendida, existe como voluntad salvífica de Dios, por la cual Él envía al paraíso del cielo, pero no envía a nadie al infierno. Cada uno alcanza ese destino eterno que corresponde a sus propias obras: quien obra el bien va al paraíso del cielo, quien obra el mal va al infierno. Sin embargo, así como es Cristo quien salva con su gracia, quien se salva, se salva porque el Padre lo salva, es decir, lo predestina a la salvación, mientras que quien se condena, se condena solo por culpa suya.
----------Posteriormente, arrojando ulterior luz sobre este misterio, el Concilio de Trento dirá contra Lutero, quien negaba los méritos de la salvación, que el hombre puede y debe merecer el paraíso del cielo con las buenas obras, pero estos mismos méritos, que él se procura viviendo en gracia de Dios, son a su vez don o regalo de Dios. Por lo tanto, Dios es la causa primera de la salvación. Mientras que la condenación es exclusivamente fruto de los méritos del pecado, acto exclusivo del pecador, en el cual Dios no entra absolutamente para nada. Por consiguiente el condenarse depende exclusivamente del pecador.
----------La Iglesia tomó ocasión del Concilio de Quierzy para condenar la doctrina, definida como "horrible", de un monje benedictino sajón, Godescalco de Orbais [808-867], quien en cambio ya argumentaba que Dios también envía al infierno a quien quiera que vaya al infierno, por más bien que este desgraciado trate de hacer, porque Dios mueve la misma voluntad de este tal para cometer pecado.
----------Lamentablemente esta horrible herejía, que es una verdadera y propia blasfemia contra la bondad y la misericordia de Dios, en nombre de un falso concepto de la predestinación, resurgió con el protestantismo. En cambio, el protestantismo de la actualidad, aparte de algunas sectas que conservan esta orientación, como por ejemplo los Testigos de Jehová, ha pasado al extremo opuesto que sostiene que Dios salva a todos y que por consiguiente todos están "predestinados" al paraíso del cielo.
----------Pero esto también es una herejía, aunque de signo opuesto, puesta en circulación por Karl Rahner [1904-1984], la cual herejía hoy lamentablemente también tiene mucho éxito entre los católicos. Se podría llamar herejía del "buenismo" o "misericordismo": así como Dios es "bueno", también el "mal" en el fondo es bueno, todos son buenos, todos están en buena fe, todos son perdonados, todos por esencia están en gracia, todos por esencia tienden a Dios, todos se salvan. El pecado no existe, el pecado es solo un "error en buena fe". La redención no es una "expiación" o una "reparación", sino simplemente un perfeccionamiento supremo del hombre "ya desde siempre en tensión hacia Dios", como dice Rahner.
----------En nuestros tiempos, el Concilio Vaticano II ha desarrollado en modo muy consolador y reconfortante la doctrina de la posibilidad de que todos se salven, porque Cristo ha dado su sangre por todos, ofrece a todos la salvación, ofrece todos los medios para ser salvados, incluso a quien no lo conoce, siempre que sea honesto y esté en buena fe. En este sentido, Cristo es el Salvador de la entera humanidad, como dice el papa Benedicto en la mencionada Carta: "la universalidad de la salvación proviene de él".
----------Pero debemos poner debida atención en que el Concilio Vaticano II no dice para nada que de hecho todos se salven, sino al contrario, el Concilio reporta algunos pasajes del Evangelio, los cuales, con la palabra del mismo Cristo, nos hacen comprender que algunos no se salvan, como por lo demás la Iglesia siempre ha sostenido, de una manera especial en el mencionado Concilio de Quierzy.
----------Esto quiere decir que no todos están predestinados para la salvación, sino solo aquellos que Dios ha "escogido" o "elegido". Por eso, en este sentido en el Canon Romano de la Misa el sacerdote pide a Dios, junto con los fieles presentes, el poder ser puestos por Dios "en el número de los elegidos". La idea de elección implica evidentemente el tomar parte de un todo. No se elige un todo, sino solo una parte suya. De modo que solo una parte de la humanidad se salva, no toda la humanidad.
----------Esto produce fastidio a los oídos de muchos hoy en día, sin embargo, esta es la verdad de fe, negando la cual se cae en la herejía. En todo caso, se trata de abordar esta difícil verdad encontrando argumentos de conveniencia (en el preciso sentido que los entiende la teología sistemática) proporcionados también aquí a la fe por la razón. Y, después de todo, esta es la tarea de la teología. Afortunadamente no faltan competentes teólogos que han tratado sobre todas estas cuestiones en años recientes.
----------En referencia a esto, el papa Benedicto XVI, en aquella Carta del 2012 a la que hemos hecho referencia, distingue a los "muchos" de los "todos", y dice el Romano Pontífice: "...'Todos' se mueve en el plano ontológico: el ser y obrar de Jesús, abarca a toda la humanidad, al pasado, al presente y al futuro. Pero históricamente, en la comunidad concreta de aquellos que celebran la Eucaristía, él llega de hecho sólo a 'muchos'...". En otras palabras: Nuestro Señor Jesucristo ofrece la salvación a toda la humanidad, pero de hecho Él solo llega a muchos, es decir, solo estos muchos se salvan, por lo tanto no todos se salvan.
----------Volviendo a la cuestión del "por muchos" o "por todos", es necesario decir que el papa Benedicto XVI nos recuerda una importante regla hermenéutica, válida siempre y en todo caso en la interpretación de la Sagrada Escritura, como por lo demás en la interpretación de cualquier texto literario: una cosa, dice el papa Ratzinger, es traducir y otra cosa es interpretar. La traducción debe ser hecha con fidelidad y precisión, incluso si el texto que se produce es difícil o indigesto o antipático. En este punto nos puede ayudar una oportuna interpretación que lo haga digerible y aceptable, por no decir atrayente.
----------Aplicando este método, Benedicto XVI dice con la franqueza y la certeza del Pastor universal de la Iglesia (aunque sólo se dirija al Episcopado alemán) que se debe retomar la traducción "por muchos", porque es la traducción exacta. Esto no impide, de hecho requiere, que luego se la interprete en el sentido correcto, no en el sentido calvinista. Entonces "por muchos" quiere decir "por todos", porque "muchos" debe ser entendido en el sentido de que Cristo se refería al hecho de que los hombres, en su conjunto, son muchos. Pero de ninguna manera quiso decir con estos "muchos" una parte que se opusiera al todo.
----------La traducción "por todos", dice por tanto Benedicto, no es una verdadera traducción, sino que es una interpretación, por más válida que sea, que de hecho se ha impuesto en el clima del postconcilio, preocupado por subrayar la "llamada universal a la salvación y a la santidad", que indudablemente es uno de los grandes temas del Concilio, que sería de grave daño minimizar u olvidar. Pero también es necesario tener cuidado de no malinterpretarlo a la manera de Rahner y de los buenistas. "Por todos" no quiere decir que todos se salven, sino simplemente que pueden ser salvos. En los hechos, como he dicho, y como la Iglesia siempre ha sostenido, algunos se salvan, otros se condenan, en el sentido que he explicado anteriormente.
----------Por lo tanto hoy, al haber recordado aquella Carta de 2012, acogemos con gratitud esa llamada del Vicario de Cristo, en la persona del anterior Romano Pontífice, que, en un punto tan importante de la Palabra de Dios como lo son las palabras de la Consagración Eucarística, nos ha precisado cuales son las palabras exactas del texto evangélico, exhortando al mismo tiempo a la correcta interpretación que debe evitar tanto la vieja herejía de Calvino como la más reciente herejía de Rahner.
La verdad es que Benedicto XVI no zanjó nada. Hasta 1970 NADIE tuvo duda alguna al respecto. Es más, TODAS las tradiciones litúrgicas sea en griego, eslavo, latín o la que sea decían "por muchos".
ResponderEliminarY si alguna duda cabía la cuestión fue explicada de todo definitivo por el Catecismo Romano que claramente es magisterio ordinario universal:
«Pro vobis et pro multis»: son palabras muy propias para manifestar el fruto y las ventajas de la pasión; pues si bien es cierto que Cristo padeció y derramó su Sangre por todos los hombres, no todos se aprovechan de ella, sino sólo muchos; y como aquí nuestro Señor sólo hablaba de los frutos de su pasión, que sólo para los elegidos produce frutos de salvación, dijo «por vosotros» (Lc. 22 20; cf. Jn. 17 9.), esto es, por sus discípulos, excepto Judas, «y por muchos» (Mt. 26 28; cf. Heb. 9 28.), esto es, los demás elegidos entre los judíos y los gentiles.
Estimado anónimo,
Eliminarle agradezco esta citación del Catecismo Tridentino (n.216).
Está claro el significado que ese Catecismo da a la expresión "por muchos". Estos "muchos" son aquellos que de hecho se benefician del fruto de la Pasión de Cristo. Por consiguiente, no son todos, porque algunos se niegan a recibir esos frutos salvíficos.
En efecto, el Concilio de Trento (Denz.1523) dice: "No todos reciben el beneficio de la muerte de Cristo, sino sólo aquellos a los cuales les viene comunicado el mérito de su Pasión".
Entonces, preguntémonos: ¿por qué motivo la nueva liturgia ha puesto "por todos"? ¿Cuál ha sido la preocupación que ha impulsado a la Iglesia a sustituir el "por muchos" por el "por todos"?
En primer lugar, decimos que aquí la Iglesia ha actuado en su pleno derecho, en cuanto ella es intérprete de la Palabra de Dios. Se trata de una preocupación exquisitamente pastoral, vale decir, que la Iglesia ha querido evitar la interpretación elitista según la cual Jesús no hubiera muerto por todos, sino solo por muchos. Por eso, la Iglesia ha sustituido la palabra "muchos" por el término "todos", no para negar la existencia del infierno, sino para enfatizar, como dice el Concilio Vaticano II, la "llamada universal a la santidad". También el Catecismo de Trento dice que Cristo ha muerto por todos, mientras que esto había sido negado por Calvino y por otros (por supuesto, también antes de 1970).
Por lo demás, en su comentario usted ha pasado por alto que en mi artículo, al indicar que el papa Benedicto XVI "zanjó" la cuestión, he indicado que la zanjó, es decir la solucionó, "en el plano disciplinar" (sin negar las excelentes explicitaciones doctrinales que tambien hace el Papa), vale decir, Benedicto dió solución a un serio problema que se daba en la práctica litúrgica de años atrás, con esa misma exquisita solicitud pastoral que había tenido el propio Concilio Vaticano II, pero ahora teniendo en cuenta Benedicto, a cinco décadas del Concilio, la actual difusión de los errores neo-modernistas, particularmente buenistas, errores opuestos a los errores elitistas de Calvino y seguidores; por eso el actual papa emérito tuvo en 2012 la solicitud de determinar disciplinariamente de modo firme, que se volviera a traducir "pro multis", sin interpretación.
Ahí está el punto. ...
ResponderEliminarEstimado anónimo,
ResponderEliminaryo podría comprender que a un no católico, digamos a un cristiano luterano, o a un metodista, o a un modernista rahneriano, o a un lefebvriano, se les diera de tanto en tanto, quizás por curiosidad o porque les interesa puntualmente un tema particular, visitar el blog de un católico que, en cuanto católico, vale decir, en plena comunión con el Magisterio de la Iglesia, único mediador de la divina Revelación, trata de hacer inteligencia de la fe católica, es decir teología católica.
Lo que no puedo comprender es cuál es el motivo que a Usted lo lleva a ingresar con tanta frecuencia en este sitio católico.
A juzgar por sus expresiones, usted es cismático y herético (lo digo sin ánimo de ofender, sino calificando canónicamente sus expresiones), y en algún rincón de su mente, usted sabe que lo es, porque usted sabe que para la Fe católica está fuera de la Iglesia quien no vive en comunión con el Romano Pontífice en cuanto Maestro de la Fe y Pastor de nuestras almas, y también sabe que es hereje quien afirma que un Papa o un Concilio es hereje.
Si así es su situación, si así están dadas las cosas en su vida, espero que sus frecuentes visitas a este blog no sean una mórbida consecuencia de un estado mental alterado en busca de sufrimiento espiritual masoquista; sino que, más bien, y para bien de su alma, sus frecuentes visitas sean el signo de una esperanza para su alma y su salvación.