Recientemente, el cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha respondido a una pregunta, en el contexto de una entrevista periodística, acerca de la situación actual de la cismática Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que "no es que estén separados de la Iglesia católica, pero la unión no es perfecta en este momento".
----------Como siempre lo hago cuando me llegan consultas a mi casilla de correo electrónico o las publican en el foro de este blog, o se me plantean objeciones a lo expresado en mis artículos, respondo puntualmente a quienes me escriben con respeto y ponen de manifiesto intenciones de diálogo franco, en un contexto católico o al menos ecuménico o inter-religioso, y noto que aspiran al esclarecimiento de la verdad. De tal modo no puedo eximirme de responder respecto a las interpretaciones que me ha hecho llegar un lector el día de ayer acerca de mi artículo del pasado 9 de octubre, a quien prometí responder en nota aparte. Pues bien, intentaré hacerlo ahora, respondiendo al menos a algunos de los aspectos de su comentario.
----------Para ampliar el contexto y el fundamento de este artículo, quisiera hacer referencia a las recientes declaraciones del cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer acerca de la situación actual de la Fraternidad San Pío X, efectuadas en el ámbito de una entrevista periodística publicada en la revista Ecclesia el pasado 8 de octubre, en la que en referencia al estado del diálogo con los lefebvrianos, el Cardenal respondió:
----------"Nosotros tenemos nada más la competencia doctrinal, ya no tenemos la competencia litúrgica y ya no tenemos la competencia de la vida religiosa o de las asociaciones. Tenemos que pedir al Señor que nos ilumine a todos porque el diálogo está un poco estancado, hace ya tiempo que no ha habido ningún progreso. Por eso, tenemos que pedir al Señor que nos ayude, porque la unidad es un don que viene de Dios, no depende de nosotros y que con esa ayuda, esas dificultades puedan superarse. Es algo que depende de Nuestro Señor y nosotros tenemos que pedir que nos abra el camino para conseguir la unidad más plena, porque no es que estén separados de la Iglesia católica, pero la unión no es perfecta en este momento. Por eso vamos a procurar con la oración y nuestro espíritu de acogida que esto se pueda realizar lo antes posible".
----------Nada impide que el Cardenal, en su modo coloquial de expresarse en el contexto de aquella entrevista no haya sido lo prudentemente preciso a nivel dogmático y canónico, e incluso, nada obsta a que, de hecho, haya inducido a errores conceptuales, en los que eventualmente pueda corregirse llegado el momento de expresarse sobre el mismo tema en un ámbito de mayor responsabilidad que el de una reportaje periodístico.
----------Por lo tanto, lo que primero quisiera precisar en respuesta a cuanto el mencionado lector me ha objetado, es que la nota de herejía a las críticas hechas por el obispo Marcel Lefebvre a las doctrinas del Concilio Vaticano II se puede deducir fácilmente a partir de las declaraciones del papa san Paulo VI, del papa san Juan Pablo II, del papa Benedicto XVI, actual papa emérito, e incluso de recientes afirmaciones en documentos del papa Francisco, tal cual he reportado en varios artículos anteriores de este blog. La nota de cisma para con la Fraternidad San Pío X es aún más notoria y formal en las expresiones de la Santa Sede.
----------Todo esto está ya muy claro desde hace muchos años. Yo diría que desde hace al menos cuatro décadas. Al respecto, me vienen a la memoria aquellas disposiciones del año 2014 de monseñor Marcello Semeraro, Obispo de la Diócesis Suburbicaria de Albano Laziale, en relación a la asistencia de fieles católicos a la Fraternidad San Pío X, disposiciones plenamente legítimas y comprensibles, por lo que su "Reditus" no fue "improcedente, infundado e insostenible", como afirmaron algunos, sino que lejos de eso, fueron un deber como Obispo. Por cierto, lejos de ser sancionado por supuestas medidas de gobierno "improcedentes, infundadas e insostenibles", Semeraro fue creado cardenal a fines del pasado 2020 y actualmente es estrecho colaborador del Santo Padre, como Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
----------En cuanto a la expresión "readmisión en la Iglesia" usada por el entonces obispo de Albano Laziale en la mencionada disposición diocesana, y respecto a la cual también se le ha cuestionado en su momento en modo impropio en el plano eclesial, canónico y pastoral, quisiera aprovechar la ocasión para hacer ahora presente que tal expresión está justificada por el hecho de que mons. Semeraro aborda en modo coherente y pertinente a católicos que han abandonado la comunión eclesial con el Romano Pontífice.
----------Por tanto, la comparación que suele hacerse con los no-católicos, de los cuales habla el decreto Unitatis Redintegratio, no puede sostenerse en absoluto. De hecho, se afirma allí, al final del n.3, que los no-católicos "deben ser plenamente incorporados a la Iglesia católica". Lo que es diferente. En efecto, existe una diferencia en las expresiones motivada por el hecho de que, mientras los lefebvrianos eran católicos, que han abandonado la comunión eclesial, los no católicos de los cuales habla este documento sobre el ecumenismo, han nacido no-católicos, por lo cual no deben retornar sino entrar en la Iglesia Romana.
----------El hecho de que altos prelados e incluso funcionarios de la Santa Sede hayan tenido en años recientes contacto con los lefebvrianos es motivo de sincera satisfacción para todo buen católico y muestra el diligente cuidado maternal de la Iglesia católica hacia estos hijos dispersos que hasta hoy continúan perseverando en el error; pero se trata de contactos que no deben ser interpretados en absoluto en el sentido de que Roma se haya resignado a avalar las herejías de la Fraternidad de San Pío X.
----------Con todo el más sincero bien, por mi parte, como al igual que cualquier católico que tenga como en mi caso la ocasión de dialogar con lefebvrianos, no podemos menos que sentimos sinceramente obligados a exhortarlos a abandonar el camino que han emprendido. El continuo, puntilloso y erróneo cuestionar que los lefebvrianos y filolefebvrianos hacen acerca de la legitimidad de las doctrinas del Concilio Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia de los últimos cincuenta años; el espacio que ofrecen como caja de resonancia a cientos de comentarios de sedicentes "católicos" impregnados de rencor que, a menudo incluso en formas injuriosas, desprecian la Autoridad de la Iglesia y del Romano Pontífice, produce sobre todo graves daños a la salud de sus almas y, a través de ellos, a muchas otras almas que pueden asimilar y proseguir como camino correcto similares graves errores y desviaciones de la fe católica apostólica romana.
----------Creo que cualquier católico puede sentir, sobre todo en este momento de reflexión y purificación iniciado con la preparación al Sínodo del 2023, el llamado a pedir a los lefebvrianos, si acaso se tiene la ocasión de dialogar con alguno de ellos, que mediten sobre las graves responsabilidades que ellos continúa asumiendo al perseverar en el error e induciendo al error a otras almas. Es esta una pesada carga que están asumiendo, con serios riesgos para la salud de sus almas que un día serán llamadas ante el juicio de Dios.
----------Los lefebvrianos y filolefebvrianos deben dejar de creer solo en las razones de ellos mismos, empezar a creer verdaderamente en el Evangelio y a servir cuanto antes a la Santa Iglesia de Dios en verdad y justicia. "Conviértete y cree en el Evangelio" escuchamos en cada inicio de Cuaresma. Los lefebvrianos no deben seguir como lo están haciendo, luchando contra la Iglesia, contra su doctrina y contra su magisterio, en nombre de una idea subjetiva de Iglesia. La idea subjetiva de Iglesia que al parecer los lefebvrianos se obstinan en sostener, no es la Iglesia de Cristo, y es mi deber expresarlo en ciencia y consciencia, pero sobre todo lo expreso aquí en tono de súplica, en coherencia ministerial, por el bien y por la salvación de sus almas y de tantas almas que por su intermedio pueden caer en el abismo del error, perseverando obstinadamente en el cual se podría correr el serio riesgo de entregarse libre y conscientemente al fuego de la Gehenna.
Ubi Petrus, ibi Ecclesia.
---------Siempre en el contexto de lo que me escribió aquel lector en el foro de este blog, en el espacio de un artículo mío del pasado 9 de octubre, respondo poniendo a mi interlocutor ante todo sobre aviso de que en su caso particular, y tal como él se describe a sí mismo en el comentario que publicó, no debería sentirse en paz con su conciencia, por lo cual intentaré responder a sus preguntas, con los elementos que considero necesarios y útiles para iluminar la situación que el lector plantea.
---------La Fraternidad San Pío X constituye un grave problema tanto doctrinal como canónico. Es cierto que el anterior pontífice, Benedicto XVI, hoy papa emérito, liberó a los cuatro obispos ilícitamente consagrados por Marcel Lefebvre en 1988 del peso de la excomunión, a fin de entablar un diálogo para su plena readmisión en la comunión de la Iglesia, pero no hay que olvidar que en el estado actual, los obispos y los sacerdotes por ellos ordenados, de hecho siguen siendo válidos pero ilícitos, es decir, suspendidos ipso facto del Orden Sagrado que han recibido válida pero ilícitamente (cf. Código de Derecho Canónico, cann. 1382, 1383, 1015), todo ello en virtud de que subsisten graves problemas doctrinales no resueltos, como ya había precisado en marzo del 2009 el papa Benedicto XVI, en la Carta a todos los Obispos del mundo, señalando que "la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia".
---------Es cierto que la Iglesia ha levantado la excomunión, pero la Iglesia, Madre solícita, lo ha hecho para instar, invitar, solicitar, a estos cismáticos a volver a la plena comunión con Roma; sin embargo, la Iglesia no ha anulado nunca la suspensión basada no sobre cuestiones disciplinarias sino sobre graves problemas doctrinales. Por lo tanto, es nuestra obligación recordar a los fieles que no les es lícito recibir los Sacramentos de estos sacerdotes, como reiteró en su momento el entonces obispo de Albano Laziale, mons. Marcello Semeraro (hoy Cardenal, y cercano colaborar del papa Francisco), en cuyo territorio canónico tiene su sede el distrito italiano de los lefebvrianos, donde fieles italianos, como supongo que lo hace el lector que me escribió desde aquí, en Mendoza, participan ilícitamente en liturgias celebradas en total desobediencia a la Iglesia y, en el caso de la diócesis de Albano Laziale, en desobediencia a las disposiciones dadas por el Ordinario Diocesano, que en un decreto suyo ha precisado y aclarado lo siguiente:
---------"Todo fiel católico que solicite y reciba Sacramentos en la Fraternidad San Pío X se pondrá de hecho en la condición de no estar en comunión con la Iglesia Católica. Una readmisión en la Iglesia Católica deberá ser precedida de un adecuado camino personal de reconciliación, según la disciplina eclesiástica establecida por el obispo" (aquí pueden los lectores consultar más detalles).
---------Sólo en el caso de que un fiel católico estuviera en peligro de muerte puede ser válidamente absuelto por un sacerdote de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, porque la Iglesia, solícita como es por la salvación eterna de todas las almas, en tal caso extremo autoriza a cualquier sacerdote, incluso a un clérigo suspendido a divinis, o incluso excomulgado y reducido al estado laical, para dar válidamente la absolución sacramental (según lo establece el Código de Derecho Canónico, can.1335).
---------El error fundamental del obispo Marcel Lefebvre, error del cual se derivan todos los errores de sus seguidores y simpatizantes, es la obstinada acusación contra el Concilio Vaticano II de "haber falsificado la Sagrada Tradición". Una acusación semejante, es implícita y explícitamente de por sí herejía, ya que supone que con el Concilio Vaticano II la Iglesia se ha desviado del camino de la verdad revelada, lo que a su vez implica la desconfianza o sospecha de que el Concilio, al establecer sus doctrinas, no haya sido asistido por el Espíritu Santo, contra la promesa hecha por el Señor a su Iglesia de conducirla a la plenitud de la verdad.
---------Mi respuesta al respetuoso lector es, por lo tanto, objetiva, ya que está firmemente basada en los actos de los Pontífices, en las directivas emitidas a lo largo del tiempo por los competentes dicasterios de la Santa Sede, en los criterios de la sólida doctrina católica y del derecho canónico, y de ninguna manera está basada en humores o estados y valoraciones meramente subjetivos (como parece suponer el lector).
---------Y la respuesta que un sacerdote y teólogo debe dar como imperativo de conciencia es la siguiente: los que siembran graves errores en el Pueblo de Dios al afirmar que el papa Francisco es un hereje modernista y que mons. Marcel Lefebvre habría actuado en legítimo estado de necesidad contra el Concilio Vaticano II como en su tiempo actuara san Atanasio de Alejandría contra la herejía arriana; quien recibiera de los lefebvrianos los Sacramentos, salvado lo dispuesto por el canon 1335; quien en el seno del mundo católico sembrara entre el Pueblo de Dios el veneno del error a través de libros, actividades publicitarias, conferencias y diversas formas de propaganda a favor de la causa de los lefebvrianos o promoviera como válidas sus interpretaciones heréticas y las de su fundador; no puede considerarse en absoluto un defensor de la verdadera Tradición católica, sino un alma en estado de pecado mortal.
---------Por lo tanto, invito a tal lector a acudir cuanto antes a un confesor para pedirle la absolución previo su arrepentimiento y su firme propósito de no frecuentar más las instituciones y las liturgias celebradas por obispos y sacerdotes que no están en comunión con el Romano Pontífice; no frecuentar y no prestar oídos más a todos los que difunden los errores doctrinales y las flagrantes herejías de estos cismáticos con el pretexto de una supuesta pureza católica que no es en absoluto obra de Dios sino totalmente obra de Satanás, cuyo pecado preferido es desde siempre la soberbia, reina y auriga de todos los demás pecados capitales.
---------En algunas diócesis existen sacerdotes que en obediencia a sus obispos en plena comunión con el Obispo de Roma celebran como la Iglesia lo permite, de modo no normal sino de una manera extraordinaria y para grupos particulares, con el vetus ordo missae, que contiene en sí mismo una extraordinaria herencia de fe y de piedad que no debe perderse. Existe también la Fraternidad San Pedro que obra en plena legitimidad con el reconocimiento de la Santa Sede y también conserva y ofrece a los fieles la Santa Misa celebrada con el venerable misal de san Pío V. Existen también otros grupos en plena comunión con Roma y con su Obispo diocesano, y en estos casos se pueden recibir lícitamente los Sacramentos en plena comunión con la Iglesia universal y el Obispo de Roma y Pastor Universal y, por lo tanto, en tal caso ciertamente sí podría decir que cualquier católico en estos ámbitos está verdaderamente en paz con su conciencia, aprovechando todos estos beneficios espirituales para la edificación de su alma en la vida presente y para la vida eterna.
---------Este modestísimo blog no libra batallas contra nadie, y considero que es de mi cristiano cuidado distinguir siempre las erróneas desviaciones del Magisterio de la Iglesia y de la doctrina católica (que como tales deben combatirse con todas las armas de la caridad cristiana) de los individuos que se equivocan o persisten en el error, los cuales, en cambio, deben ser corregidos y recibidos con misericordia, ya que es el mismo Señor Jesús quien afirma: "No son los sanos los que tienen necesidad de médico, sino los enfermos; no he venido solo para llamar a los justos, sino a los pecadores" (Mc 2,17).
---------Por lo tanto, contradiciendo la opinión del anónimo lector que me escribió, personalmente no tengo ningún resentimiento hacia los lefebvrianos y sus individuales seguidores, a quienes, sin embargo, debo considerar en grave error sin recurrir a ningún sofisma filosófico que lo justifique; y como pastor al cuidado de las almas y munido como debemos estar los sacerdotes con la recta teología, no podemos dejar de recordar a los buenos fieles católicos, cuando sea necesario, lo que está bien y lo que está mal, lo que es verdadero y lo que es falso, donde está la verdad y donde está el error, porque a Dios, que nos ha dado en custodia a su Pueblo, tendremos que responder muy seriamente por la salud de las almas que se nos han confiado.
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