martes, 2 de noviembre de 2021

¿Qué ha sido del lobby gay eclesiástico?

Una de mis notas de la pasada semana insinuó la cuestión de que si, más allá de la posible buena fe o recta intención, el ordenante o bien el ordenado parten de un concepto erróneo del Sacramento del Orden, es evidente que la ordenación es inválida, aún cuando después el ordenado pueda seguir ejerciendo el ministerio durante toda su vida. Ligada a esa cuestión, en el ámbito de la teología sacramental, está el problema de las dudas que surgen acerca de la legítima validez de las ordenaciones sacerdotales de los homosexuales (como me ha sido planteado por un lector). Pues bien, abordaré la cuestión refiriéndome en primer lugar al tema general de los escándalos del poderoso lobby gay eclesiástico y el drama de la formación del clero.

----------Estos artículos (que al menos serán dos, aunque no lo puedo asegurar), parten, como he dicho en la bajada de título, de una insinuación hecha en una de mis notas recientes, en la que planteé una cuestión de teología sacramentaria. En concreto, ésta: si, aparte de la posible buena fe o recta intención, el ordenante o bien el ordenado parten de un concepto erróneo del Sacramento del Orden, es evidente que la ordenación es inválida, aún cuando después el ordenado pueda seguir ejerciendo el ministerio durante toda su vida. También afirmé que debería estar bien claro para todos, que la ordenación realizada por un obispo contaminado por un falso concepto del Sacerdocio, es nula, así como es nula la ordenación de un clérigo que es ordenado sin que él posea un concepto verdadero del Sacramento del sacerdocio.
----------La dogmática sacramental, De sacramentis in genere et in specie, usualmente ubicada al final de todo el tratamiento de la teología dogmática, es una de las más complejas, arduas y delicadas secciones de la teología sistemática. Sobre todo aquellas de sus cuestiones que derivan hacia la moral sacramental, son de muy difícil tratamiento, y los problemas que paso a paso se plantean no son nunca de fácil solución, en particular el que aquí abordaremos, referido a las condiciones esenciales del Sacramento del Orden. 
   
El lobby gay eclesiástico: ¿una pía fraternidad sacerdotal?
   
----------Desde hace algunas décadas se padece en la Iglesia la tirana existencia de algunos grupos de clérigos homosexuales ubicados en lugares equivocados haciendo un daño inconmensurable. Se trata de una especie particular de ese problema social que el padre Leonardo Castellani llamaba "la confusión de las personas", que el jesuita argentino englobaba en su categoría de "lo paródico", y que aplicaba al cuerpo social en general de un país, pero que aquí está referido a la realidad humana de la Iglesia.
----------Desde hace al menos dos decenios, pero particularmente desde el mismo inicio del pontificado del papa Francisco, las noticias sobre el supuesto lobby gay eclesiástico fueron in crescendo durante un lustro, con rumores puestos en sordina, filtraciones, desmentidos e incluso declaraciones del propio Romano Pontífice en entrevistas periodísticas. Luego, en lo que va de estos tres o cuatro últimos años, los escándalos sexuales del clero se han convertido en noticia "normal", involucrando tanto al clero de tendencias progresistas como tradicionalistas, sin excluir -sino más bien todo lo contrario- al clero cismático.
----------Todos recuerdan aquel vuelo de regreso a Roma, el 28 de julio de 2013, en que un periodista, en la improvisada rueda de prensapreguntó sin tapujos: "¿cómo pretende afrontar Su Santidad toda la cuestión del lobby gay?". El Santo Padre salió de la coyuntura de este modo: "Usted habla del lobby gay. Bien, se escribe mucho del lobby gay. Todavía no he encontrado quién me enseñe un carnet de identidad que diga 'gay' en el Vaticano. Dicen que los hay. Creo que cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir el hecho de ser una persona gay, del hecho de hacer un lobby, porque ningún lobby es bueno. Son malos. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia Católica explica esto de una manera muy hermosa; dice... Un momento, cómo se dice… y dice: 'No se debe marginar a estas personas por eso, deben ser integradas en la sociedad'. El problema no es tener esta tendencia; no, debemos ser hermanos, porque éste es uno, pero si hay otro, otro. El problema es hacer el lobby de esta tendencia: lobby de avaros, lobby de políticos, lobby de los masones, tantos lobby. Éste es el problema más grave para mí. Y le agradezco mucho la pregunta".
----------Tras aquello, nadie en los pasillos vaticanos parecía tener el más mínimo deseo de decir estos ojos son míos, o estas orejas son mías o esta boca es mía, pero todos conocemos más o menos lo que ha venido sucediendo en los años siguientes e incluso lo implementado (y lo no implementado) por el Papa al respecto. Como dice el adagio popular: es imposible tapar el sol con un dedo. Por otra parte, no es esta la primera vez que me refiero en este blog a este doloroso tema, y no será la última.
----------Meses atrás, incluso el anciano papa emérito también mencionó el "lobby gay", usando esas expresas palabras, aunque por supuesto sin afirmar personalmente su existencia, sino tan solo refiriéndose a una de las tantas interpretaciones periodísticas de su dimisión al solio pontificio en el 2013. Las palabras exactas de la entrevista a Benedicto XVI publicada en Vatican News el pasado 1 de marzo de 2021, fueron las siguientes, refiriéndose a su renuncia papal: "Fue una decisión difícil, pero la tomé en conciencia y creo que hice bien. Algunos de mis amigos algo 'fanáticos' siguen enfadados, no han querido aceptar mi decisión. Pienso en las teorías conspirativas que le siguieron: algunos decían que era por el escándalo Vatileaks, otros que era por un complot del lobby gay, otros que era por el caso del conservador lefebvriano Richard Williamson. No quieren creer en una decisión tomada conscientemente. Pero tengo la conciencia tranquila".
   
Los hechos están ahí, es imposible tapar el sol con un dedo
   
----------Los hechos escandalosos en creciente número en varios países del mundo, de los que en estos años cada vez ha habido más noticias, concernientes a los pecados de sodomía cometidos por sacerdotes con niños o jóvenes, o peor aún, la abominación de la pedofilia, hechos que continúan hasta el presente, nos impulsan a interrogarnos acerca de cuáles pueden ser las causas de un fenómeno tan aberrante y antinatural.
----------De hecho, la existencia del concubinato en el clero es un fenómeno que recorre sin ninguna duda toda la historia de la Iglesia. Incluso ella, la historia de la Iglesia, ha conocido el caso de un Papa concubinario, Alejandro VI [1492-1503]. Pero al fin de cuentas, hay que reconocer que lo que estuvo en juego en ese pontífice del Renacimiento es la relación sexual fisiológicamente normal, aunque pecaminosa.
----------Ahora bien, lo que cuesta entender cómo puede suceder, es un pecado tan grave contra ese celibato eclesiástico o voto de castidad, que se supone que ha sido deseado, querido, decidido y prometido solemne y públicamente observar usque ad mortem, libre y conscientemente, por personas psicológicamente normales, después de haber recibido una normal y regular formación sacerdotal y religiosa, y haber sido prudentemente examinados y probados por los superiores responsables de su formación.
----------Pero a este cuadro descorazonador hay que añadir la pregunta que surge espontáneamente, aún más dramática, sobre la cualidad de los formadores, docentes y educadores de estas personas e in primis de los obispos, supremos moderadores y vigilantes de la buena formación de sus sacerdotes, así como de la competencia y virtud de los docentes y de los educadores puestos al frente de su formación.
----------Sin embargo, las preguntas aún no han terminado. De hecho, se debe constatar, como ya han señalado muchos autorizados, prudentes y objetivos analistas en repetidas ocasiones, que la raíz profunda de estos pecados sexuales no puede ser otra sino la de haber recibido una mala por no decir pésima formación, no basada en las directrices del Magisterio de la Iglesia y sus verdaderos maestros, sino en ideas heréticas o condenadas por la Iglesia, las cuales proponen entre otras cosas un falso concepto de Dios, del hombre, de la fe, de la gracia, de la ley, del pecado, de la Redención, de la Iglesia, de los sacramentos, del sacerdocio y del episcopado, como ocurre por ejemplo en la teología de Karl Rahner.
----------Otro dato preocupante en este asunto es la actitud inadecuada o imprudente de los Obispos, los cuales: o son reticentes o minimizan o encubren las nefandas acciones o toman medidas ineficaces. Al respecto, permítanme mencionar un hecho concreto ocurrido hace tres años aquí nomás, a unas pocas horas de Mendoza, cruzando los Andes: la colectiva renuncia presentada al Santo Padre por el episcopado chileno.
----------Cuanto más he reflexionado en estos tres años sobre aquel hecho, tanto más me parecen descaradas y dictadas por una grave frivolidad aquellas renuncias colectivas en mayo de 2018, de los miembros del entero episcopado chileno tras el enésimo escándalo en Chile. Reconozco que fueron buenos los términos de la carta con la cual los obispos chilenos expresaron arrepentimiento, voluntad de remediar y agradecer al Santo Padre por la atención paternal que él tuvo a bien reservar al asunto. Sin embargo, es necesario observar que un obispo ciertamente puede dimitir porque tenga conocimiento de culpas gravísimas o porque advierta con certeza su propia indignidad o su incapacidad para seguir desempeñando convenientemente su oficio, el propio papa Benedicto XVI, en esta óptica, ha hecho su propio solemne acto de renuncia.
----------Pero que todo un episcopado de treinta y cuatro obispos, a pesar de haber sentido su propia implicación en el extendido y prolongado escándalo durante muchos años, llegue a la inaudita y gravísima decisión de dar la dimisión en bloque, con una cohesión que huele a cosa forzada, como podría suceder en las protestas sindicales o en un comité de fábrica, parece estar dándonos el testimonio no de un acto de arrepentimiento, sino de un acto lesivo de la dignidad episcopal, para llamar sobre sí la atención del mundo. Soy de la opinión de que se necesita mucho más que gestos tan espectaculares para resolver el problema. Los verdaderos y más graves responsables deberían haberse presentado y no esconderse en el montón.
   
El corazón de la solución al problema
   
----------La verdadera solución al problema que revelan los escandalosos hechos de las últimas décadas, es una solución educativa, y consiste en que el Obispo se decida de una vez por todas a impartir seriamente una formación de verdadero seminario católico, tal cual lo establecen las directivas pontificias y conciliares, ante todo según las directrices del Concilio Vaticano II, y se decida de una buena vez a desarrollar una diligente vigilancia sobre el clero, a fin de que sea protegido y defendido de las ideas malsanas y cultive la sana doctrina, clarifique bien el altísimo valor de la vocación sacerdotal y episcopal y se enamore con todo el corazón, con ardiente deseo de perfección y de santidad, de estar totalmente al servicio de las almas y de la Iglesia.
----------El sacerdote verdaderamente convencido y enamorado de su propia vocación y misión, está todo y sólo absorbido por las cosas de arriba y no por las de esta tierra. Está movido por el Espíritu y no tiene tiempo para satisfacer los deseos de la carne. La verdadera solución pastoral conlleva la educación de la voluntad y de las emociones, así como el fortalecimiento del apego al bien, el estímulo del odio al pecado, la voluntad de enmendarse y de corregirse. Si san Pablo dice que la caridad "todo lo cubre", entiende referirse a esa delicadeza del padre que no quiere arrojar a su hijo al ludibrio, no lo quiere humillar. Sin embargo, lo quiere corregir.
----------Es un padre, por tanto, que, si es necesario, sabe llamar, reprochar, amenazar, castigar. Esto también es caridad. Pero también está dispuesto para cubrir allí donde sea posible, útil, lícito y necesario, donde hay para excusar o tener paciencia. A esto mismo se refirió el Papa en la mencionada entrevista del 2013: "Si un sacerdote ha cometido un pecado y después se convierte, el Señor perdona, y cuando el Señor perdona, el Señor olvida y esto para nuestra vida es importante. Cuando vamos a confesarnos y decimos de verdad: 'He pecado en esto', el Señor olvida y nosotros no tenemos derecho a no olvidar, porque corremos el riesgo de que el Señor no se olvide de nuestros pecados". Esto es lo que quiero decir al hablar de cubrir donde sea posible; aunque no ciertamente en el sentido de cubrir u ocultar el pecado a fin de que no sea castigado. Aquí no debe cubrir, sino revelar a los responsables y al mismo pecador. Dios no cubre los pecados dejándolos como tales, como creía Lutero, sino que los cubre por misericordia mientras espera quitarlos.
----------La misericordia no supone la reducción de la culpa a pena. No existe solo el alma herida, sino que existe también la hiriente. Se debe tener piedad por quien no puede tenerla, no por quien no quiere empeñarse. Esto debe fomentarse, pues de lo contrario, la misericordia deviene connivencia y complicidad. Y dicho esto, es necesario agregar en nuestras consideraciones sobre este escabroso tema que, a partir de los análisis y observaciones que he hecho personalmente y con hermanos sacerdotes, tanto de la conducta como de las ideas del clero y de los obispos, al menos de los argentinos, ante todos estos hechos, ha surgido inevitablemente en nosotros una atroz sospecha, no privada de fundamento, aunque no siempre acompañada de pruebas precisas, por lo cual hemos llegado a la conclusión de que en muchos casos las ordenaciones de estos sacerdotes y de estos obispos, fundadas ​​sobre la falsa concepción del sacerdocio, son inválidas.
----------Por otra parte, es necesario decir con absoluta y humilde franqueza que el desconcierto moral, que está en el origen del fenómeno de la homosexualidad que se ha difundido entre los sacerdotes, es a su vez causado por el concepto rahneriano del actuar humano, que no se basa en la aceptación de los fines esenciales de la naturaleza humana, porque Rahner ni siquiera acepta la idea de una naturaleza humana fija y objetiva, cuya felicidad dependa de la obediencia a una ley natural inmutable e inviolable, establecida por el Creador; sino que según él, el hombre y cada uno de nosotros es libre de determinar cómo le parezca y le plazca los contornos concretos y, por tanto, el actuar de la propia naturaleza.
----------De ahí la consecuencia de que en el campo sexual el sujeto individual es libre de elegir su propia orientación sexual no en base a una finalidad de la actividad sexual inherente a la naturaleza, es decir, independiente del sujeto, sino en base a la búsqueda del placer sexual, obtenido con medios creados por el sujeto mismo, diversos de sujeto a sujeto y todos lícitos, siempre que complazcan al sujeto. De tal modo no existe ya una regla universal para distinguir la buena acción del pecado. Por consiguiente, ya no puedo decir que un determinado fulano de tal cometa un pecado de sodomía o de pedofilia, sino que debo decir que su acto es simplemente diferente del mío, un acto que no debo condenar, sino respetar. Está claro que cuando se da espacio a una moral de estas características, las lamentaciones por los escándalos y por la pedofilia de los sacerdotes son lágrimas de cocodrilo e hipocresías.
----------Por lo tanto, enfrentemos los cruciales interrogantes. ¿Durante cuánto más, entonces, tendremos que seguir cosechando los amargos frutos del rahnerismo? ¿Qué debe suceder todavía para que el Papa se decida por una reforma de la formación sacerdotal según las directrices del Concilio? Esas directivas no prevén en absoluto el rahnerismo, sino un sabio retorno a santo Tomás de Aquino, como dice el mismo decreto conciliar sobre la formación sacerdotal Optatam totius: "Aprendan los alumnos a ilustrar los misterios de la salvación, cuanto más puedan, y comprenderlos más profundamente y observar sus mutuas relaciones por medio de la especulación, siguiendo las enseñanzas de Santo Tomás" (n.16).
----------Y como dice la declaración sobre la educación cristiana Gravissimum educationis: "La Iglesia pretende que cada disciplina se cultive sistemáticamente según sus principios, sus métodos y la libertad propia de la investigación científica, de manera que cada día sea más profunda la comprensión de las mismas disciplinas, y considerando con toda atención los problemas y los hallazgos de los últimos tiempos se vea con más exactitud cómo la fe y la razón van armónicamente encaminadas a la verdad, que es una, siguiendo las enseñanzas de los doctores de la Iglesia, sobre todo de santo Tomás de Aquino" (n.10).
----------Por consiguiente, es necesario que el educador ponga abundantemente a disposición del educando los medios de la gracia, proponga el ejemplo de los Santos, dé él mismo como ejemplo de virtud, lo eduque en el estudio de la Escritura, en la oración, en la íntima unión con Cristo sumo Sacerdote, en la comunión con la Iglesia y con el Papa, en las obras de la caridad fraterna y de la misericordia.
----------Debemos reconocer honestamente que en estos cincuenta años en los cuales se habrían debido poner por obra estas sabias directivas, el Concilio Vaticano II ha sido simplemente befado precisamente por aquellos, los rahnerianos, que se consideran sus continuadores. Así ha sucedido que en lugar de la reforma conciliar, ha surgido un tipo de modernismo que es peor que el de los tiempos de san Pío X. Es necesario rehacer todo desde el principio y retornar a estas directivas del Concilio, de lo contrario las cosas irán de mal en peor, en una situación en la cual se ha empezado con los escándalos de los sacerdotes gay, pero en poco tiempo se ha llegado a la implicación en estos escándalos de sus propios obispos y hasta de cardenales protectores, algunos de los cuales incluso han llegado a ser privados de la dignidad cardenalicia. Así que me hago una vez más la pregunta que me he hecho todos estos años: ¿no se podría haber evitado todo esto?...

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