martes, 16 de noviembre de 2021

Breve nota acerca de la carta del padre Golaski al Papa

Un lector de este blog, miembro de la comunidad lefebvriana en Mendoza, me ha dado noticia unos cuantos días atrás, a través de un email, de la carta dirigida por el padre Wojciech Golaski OP al papa Francisco acerca del reciente motu proprio Traditionis custodes. Señalo a continuación unos breves comentarios, que son los que me sugieren las ideas expresadas por este fraile dominico.

----------Un habitual lector de este blog, miembro de la comunidad lefebvriana existente en Mendoza, la semana pasada me ha notificado, a través de un mensaje a mi casilla de correo, de la carta dirigida el pasado 17 de agosto al papa Francisco, por el padre Wojciech Golaski [n.1964]. En su misiva al Romano Pontífice, el sacerdote polaco, miembro de la Orden de Predicadores, se refiere de modo abusivamente crítico al reciente motu proprio Traditionis custodes. Puede leerse la carta en este sitio o en este otro, ambos del mundillo filolefebvriano, al cual pertenece también el padre Golaski, probando precisamente con la carta que él redactó, la existencia de aquello que ha sido el motivo principal del Motu proprio del Santo Padre.
----------Si no fuera por el hecho de no querer por mi parte dejar pasar con un irrespetuoso silencio el correo electrónico recibido la semana pasada, habría que decir que la carta del padre Golaski no merecería mayores comentarios. Sólo ha repercutido en el mundillo filolefebvriano, y está llena de esos mismos penuriosos sofismas de los que se vale la burbuja tradicionalista para seguir captando a ingenuos sin mayor formación catequética ni competencia teológica. Argumentos que son manifiestación de ese "advenimiento del yo" (como decía Maritain) acontecido con Lutero, y que a partir del "reformador" alemán ha pasado a ser la profunda característica psicológica de todas las enseñanzas heréticas, en ámbito católico por supuesto, sean las de los modernistas, o las de Rahner, o las de Schillebeeckx, o las de Lefebvre, o las del padre Golaski.
----------Contra mi costumbre y contra lo que es norma en este blog, he citado dos links filolefebvrianos, confiando en que aquellos lectores que quieran conocer la carta del padre Golaski, tendrán el suficiente criterio para discernir en ella los típicos errores con nota teológica de herejía que han circulado en la Iglesia con nuevas modalidades a partir del obispo Lefebvre, vale decir: 1) negación de la infalibilidad del Papa (Concilio Vaticano I), 2) negación de la esencia de la Iglesia (Lumen Gentium), 3) negación de la esencia de la Misa (Concilio de Trento), y 4) negación de la esencia de la Tradición (Lumen Gentium y Dei Verbum).
----------Por otra parte, si hiciera falta, los lectores podrán encontrar en este blog, en los artículos sobre liturgia, la refutación a todos esos errores, en particular los que contiene la carta de marras, de los cuales menciono algunos: la no distinción entre Tradición como fuente de la divina Revelación y las tradiciones de la Iglesia; el falso concepto de Tradición en sentido fijista, como dato cerrado radicado en el pasado, y la consiguiente negación de su realidad viva y dinámica en cuanto progreso de inteligencia de la divina Revelación gracias a la obra del Espíritu Santo en la Iglesia; la no distinción entre lex orandi de institución divina y lex orandi de institución eclesial; en consecuencia, el error de calificar de lex credendi a la lex orandi eclesial, cuando en realidad ese calificativo solo puede unirse a la lex orandi de institución divina; la no distinción entre constitución esencial de la Santa Misa (jamás abrogable) y las formas rituales o ceremoniales (siempre abrogables, históricas y contingentes); la negación de la potestad jurídica del Romano Pontífice en materia litúrgica; la sacralización idolátrica del latín como lenguaje de la Iglesia; y un largo etcétera de errores menores que aquí omito porque acabo de recordar que había titulado a este artículo "breve nota...".
----------Por lo tanto, con la mayor brevedad que me es posible, señalo a continuación unos pocos comentarios, que son los que en una simple lectura me sugieren las ideas expresadas por Golaski.
----------1El vetus ordo puede, efectivamente, en determinados fieles, inspirar un sentido de lo sagrado y hacer comprender la belleza de la espiritualidad cristiana mejor que el novus ordo. Pero, en cambio, el novus ordo Missae, inspirando también el sentido de lo sagrado, nos pone más en nuestro propio ámbito o complacencia desde el punto de vista humano y social de nuestro encuentro con Dios.
----------2En la comparación entre novus ordo y vetus ordo es necesario tener presente que se trata sustancialmente de la misma Misa. La diferencia de modalidad del rito es solo una cosa accidental. Es necesario prestar más atención a lo sustancial que a lo accidental.
----------3Es necesario distinguir la lex orandi de derecho divino de la de derecho eclesial. La primera regula por voluntad divina la Misa como tal y es inviolable e inmodificable. La segunda cae bajo la facultad pontificia de regular jurídicamente la modalidad del rito de la Misa. El papa Francisco no pone en absoluto en discusión la lex orandi en el primer sentido, sino que se vale solo de su facultad de legislar (la potestas clavium) acerca de la observancia de la lex orandi que cae bajo el poder jurisdiccional del Papa.
----------4El Romano Pontífice no intenta en absoluto abolir la celebración según el vetus ordo (sería como abolir la Misa), sino solo dar nuevas disposiciones acerca de su celebración para determinadas ocasiones, en determinados lugares, y para particulares grupos de fieles, siempre a modo de excepción, pues la "normal" (expresión de Benedicto XVI) y única lex orandi eclesial actual es el novus ordo Missae.
----------5El Papa declara abiertamente haber adoptado las restricciones para "favorecer la recomposición del cisma". ¿Cuál es el cisma al que se refiere el Papa? El cisma de quienes se han servido del Motu proprio de Benedicto XVI para oponerse al novus ordo, a las doctrinas del Concilio Vaticano II y a la autoridad de los Romanos Pontífices desde san Juan XXIII hasta él. ¿Y quienes son? Ciertamente, no son los lefebvrianos, que al ser (formalmente) cismáticos no se sienten obligados por la autoridad del Papa ni se han sentido obligados por ninguna disposición litúrgica o disciplinar del papa Francisco ni de ninguno de los Papas del post-concilio, sino que el "cisma" al que se refiere el Santo Padre es el de los (virtualmente) cismáticos filolefevrianos y quienes los apoyan (precisamente como el padre Golaski).
----------6El papa Francisco tiene plena facultad para ordenar a todos los católicos que asistan en los días festivos a la Misa del novus ordo, normal y única lex orandi eclesial actual, sin por ello prohibir, en las condiciones que el mismo Romano Pontífice establezca, la celebración del vetus ordo.
----------7Me pregunto cómo hará el padre Golaski para pertenecer a la FSSPX manteniendo las obligaciones canónicas que le corresponden por su pertenencia a la Orden Dominicana. Una pregunta similar me la hice en su momento con respecto a Schillebeeckx, y me la sigo haciendo todavía: ¿cómo ha podido permanecer en la Orden Dominicana no obstante sus herejías?
----------¿Entonces, esto quiere decir que no se puede criticar al papa Francisco por su motu proprio Traditionis custodes? ¡Claro que se lo puede criticar! Sin embargo, la crítica que se puede hacer al Papa es la de haber sido demasiado restrictivo respecto a la celebración del vetus ordo y de no haber tenido en cuenta, en lo que respecta a los admiradores del vetus ordo, la diferencia entre católicos y cismáticos, ordenando injustamente a los católicos las mismas restricciones impuestas a los cismáticos.
----------En cualquier caso, es bueno que también los católicos, que simpatizan con el vetus ordo, se avengan a las disposiciones del papa Francisco.

12 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Estimado Ernesto,
      te agradezco por manifestar tu consenso con mi artículo.
      Pero no hay que exagerar: nada es perfecto aquí abajo.

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  2. Muy buena la carta del padre dominico. Su análisis es irrefutable.
    Bendiciones

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    1. Estimado Manuel,
      en varios artículos de mi blog he refutado los errores que he mencionado se encuentran en la carta del padre Golaski.
      Si es de su interés profundizar en este tema y así llegar a la verdad, puede usted indicarme aquella afirmación del padre Golaski que usted considera "irrefutable" (y que por mi parte he indicado como error) y yo se lo explicaré o bien le indicaré en qué artículo mío puede usted encontrar suficientes argumentos para demostrar su error.

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  3. Estimado Fr Filemón,
    usted escribe: "los típicos errores con nota teológica de herejía que han circulado en la Iglesia con nuevas modalidades a partir del obispo Lefebvre, vale decir: 1) negación de la infalibilidad del Papa (Concilio Vaticano I), 2) negación de la esencia de la Iglesia (Lumen Gentium), 3) negación de la esencia de la Misa (Concilio de Trento), y 4) negación de la esencia de la Tradición (Lumen Gentium y Dei Verbum)".
    ¿Me podría indicar en qué momento la Iglesia ha condenado al Arzobispo Marcel Lefebvre de ser un hereje?
    Gracias

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    1. Estimado Carlos,
      la Iglesia ha enseñado inequívocamente las verdades indicadas en los lugares que he indicado y que usted ha repetido correctamente: 1) la infalibilidad del Papa (Concilio Vaticano I), 2) esencia de la Iglesia (Lumen Gentium), 3) esencia de la Misa (Concilio de Trento), y 4) esencia de la Tradición (Lumen Gentium y Dei Verbum).
      El Arzobispo Marcel Lefebvre ha negado esas cuatro doctrinas de fe. Por lo tanto un teólogo puede en su propio oficio afirmar que Lefebvre ha incurrido en error con nota teológica de herejía al negar esas cuatro verdades enseñadas por el Magisterio de la Iglesia.
      Por lo demás, cuando la Iglesia condena herejías lo hace formulando tesis heréticas, no actualmente condenando como "hereje" a tal o cual católico. El caso de Karl Rahner es típico de estas últimas décadas. El magisterio de los últimos Papas ha enseñado claramente las verdades católicas que se contraponen a varias enseñanzas heréticas de Karl Rahner, aunque sin indicar su nombre.

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  4. Estimadísimo:
    Usted dice que uno de los errores en la carta del padre Golaski es "la no distinción entre constitución esencial de la Santa Misa (jamás abrogable) y las formas rituales o ceremoniales (siempre abrogables, históricas y contingentes)".
    Yo le pregunto:
    ¿Cómo se compagina eso con la decisión de san Pío V de establecer su Misal "a perpetuidad", y de establecer eso con una solemnidad magisterial pocas veces o quizás jamas usada por los Romanos Pontífices?

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    1. Estimado Paracelsomol,
      efectivamente, uno de los errores expresados en la carta del padre Golaski es la no distinción entre la esencia de la Santa Misa (lex orandi divina) y las formas rituales o ceremoniales (lex orandi eclesial).
      Respecto a la famosa expresión del papa san Pío V en la bula Quo Primum, de haber establecido su misal “a perpetuidad”, comprendo la dificultad que surge de la lectura del texto del santo Papa. Para comprender el sentido y el alcance de sus palabras es necesario insertarlas en las modalidades expresivas de su tiempo, como hay que hacer siempre cuando queremos interpretar correctamente un texto literario, e incluso el lenguaje de los documentos de la Iglesia no escapa a esta relatividad a su tiempo. En la época del papa Pío V se usaban modos expresivos demasiado categóricos, incluso en materias que de por sí pueden estar sujetas a cambio. Y este de san Pío V es precisamente el caso. Es necesario por otra parte recordar que el papa Pío V quiere subrayar su autoridad, pero lo hace con el estilo de su tiempo, por lo cual la autoridad tendía a afirmarse, a imponerse, intimidando de algún cierto modo a los súbditos. Está claro que el papa san Pío V quiere afirmar que solo el Papa puede legislar respecto a la disciplina de la Liturgia y modificar los usos litúrgicos a su discreción. Y así como Pío V modificó los ritos precedentes, así el papa Pablo VI ha proveído a la reforma actual, y del mismo modo el papa Benedicto XVI lo hizo en su momento, y ahora lo ha hecho el papa Francisco.

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  5. Marino O. Napolitano19 de noviembre de 2021, 5:59

    Estimado padre Filemón:
    Me ha agradado mucho su breve comentario sobre la carta del padre Golaski, y estoy sustancialmente de acuerdo con el resumen de puntos que usted ha hecho. En todo su texto me he sentido personalmente expresado, estando completamente de acuerdo con sus criterios.
    Si Ud. me permite mi modesta opinión, de un simple laico, sobre el tema de esta nota, me ha parecido muy sugestivo el relato del padre Golaski acerca de su "experiencia" o de su "descubrimiento" de la Misa del pasado.
    Tengo la impresión que ese relato trasunta esa deformación del sentimiento estético o, si pudiera expresarme mejor, esa exhacerbación del sentimiento estético que, en sus extremos, alcanza los niveles de la hipocresía, imponiéndose farisaicamente, al culto interior, "en espíritu y en verdad".
    Creo que esta deformación meramente esteticista es muy evidente en el tradicionalismo fijista. Mi opinión es que en el tradicionalismo extremista existe sobre todo, en el fondo, un mórbido apego estético al pasado; que es una enfermedad que, casualmente, también he notado en algunos profesionales de la historia, incluídos historiadores de fama, que en lugar de servirse de la ciencia histórica como maestra de vida para poder abordar los problemas del tiempo presente, manifiestan solo un espíritu mórbidamente apegado al pasado y con frecuencia patéticamente restauracionista.
    Gracias, padre; disfruto mucho de sus artículos.

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    1. Estimado Marino,
      también yo creo que en ciertos ambientes tradicionalistas existe una forma de exagerado esteticismo, diría sobre todo en ambientes laicos más que eclesiásticos.
      Sin embargo, habiendo dicho eso, tengamos presente lo importante que es tanto la belleza en el campo litúrgico, como la belleza del templo, de los ritos, de las imágenes sagradas, de los altares, de los objetos sagrados y de las vestiduras sagradas. Por ejemplo, nadie puede negar el encanto de la lengua latina. Sin embargo, también existe un apego excesivo al latín entre los tradicionalistas, lo que les hace olvidar la función comunicativa del lenguaje.
      Obviamente, en este campo del amor por lo bello y por lo precioso, no hay que exagerar, y me refiero a la bien conocida polémica de los Padres de la Iglesia contra la excesiva preciosidad y riqueza de los objetos del culto, descuidando que ciertos gastos sería mejor hacerlos para ayudar a los pobres, como dicen los Padres de la Iglesia.
      Por otro lado, también es descorazonador ver la miseria de ciertos ambientes sagrados y ciertos elementos del altar, así como el descuido circense de ciertos ritualismos arbitrarios, que es fácil de encontrar hoy en las iglesias modernas.
      En cualquier caso, en mi opinión, el verdadero defecto de los tradicionalistas no es tanto el apego a los valores estéticos, sino sobre todo la falta de disciplina eclesial, la cual, como denuncia el papa Francisco, bordea el cisma consistente en un apego exagerado al vetus ordo, que implica el rechazo del novus ordo.

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  6. Padre Filemón,
    Lo respeto en cuanto teólogo, pero permítame expresar mi opinión no del todo conforme con su artículo.
    Yo no soy teólogo y, a decir verdad, habré participado en la misa en latín apenas un par de veces con los papas anteriores, pero me gustaría recordar que el latín ha sido también la lengua de escritores, filósofos y juristas durante casi 2000 años. Y también ha sido la lengua de los estudios científicos, hasta Descartes e incluso Newton y aún después... El latín es la lengua del conocimiento y de la lógica, y por lo tanto, es el instrumento privilegiado para una comunicación precisa y confiable entre personas de diferentes orígenes. Es una lengua que no se presta a la manipulación.
    Estoy profundamente convencido que especialmente este pontificado (con frecuencia jactándose de sus equívocos, de sus ambigüedades y de sus imprecisiones) necesita un lenguaje como el latín. Y sería beneficioso no solo hablar mejor en latín, sino también pensar un poco más en latín. De modo que en lugar de eliminarlo de la liturgia, el papa Francisco debería recuperarlo, de modo de valerse de un lenguaje riguroso, del cual este Papa (en mi humilde opinión) tiene una gran necesidad.
    ¿Y por dónde habría que empezar?... Por supuesto... permitiendo el latín en la liturgia.
    En una ocasión el papa Francisco dijo que quien ofende a su madre merece un puñetazo... Bueno, el latín es nuestra madre, nuestra siempre bellísima y fascinante lengua materna. No es un buen augurio usar el poder de las llaves para dejar a nuestra madre afuera, cerrándole la puerta.
    Ciertamente, una iglesia más ignorante no será una mejor iglesia. Y eso es lo que estamos viendo hoy...

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    1. Estimado Hilario,
      hoy, tanto en el ámbito cultural como en el ámbito litúrgico, nosotros estamos ante una alternativa por cuanto respecta al latín. Por un lado, estamos frente a una lengua de riquísima tradición y de una gran precisión semántica asegurada por siglos de historia de la literatura, de la ciencia, de la teología y del magisterio de la Iglesia, como muy acertadamente usted observa.
      Este valor de la lengua latina desde el punto de vista litúrgico fue consagrado por la reforma tridentina con ese rito de la Misa, que hoy llamamos vetus ordo. Por otro lado, hoy más que nunca nos encontramos ante la exigencia de una liturgia que sea comprensible incluso para los fieles más simples y menos instruídos. A esta instancia ha ido al encuentro la reforma del rito de la Misa, el llamado novus ordo, reforma obrada en 1970 por san Paulo VI.
      Estando así las cosas, parecería que nos encontramos como atrapados entre dos alternativas igualmente importantes, pero en contraste entre sí. ¿Qué nos sugiere la sabiduría pastoral? La solución no es fácil, porque se trata de ir al encuentro de dos exigencias opuestas. No hay duda de que, desde un punto de vista jurídico, depende en último análisis del Papa determinar la disciplina relativa al uso del latín o de la lengua vernácula en la Santa Misa.
      En estas últimas décadas hemos asistido a una situación agitada, junto con diversos cambios en la actitud de los propios Sumos Pontífices. No entro aquí en los detalles, que son bien conocidos. En este ámbito, en principio, podría haber varias soluciones debido al hecho de que no se trata de materia doctrinal, sino de materia disciplinaria, que debe ser gobernada por la virtud de la prudencia.
      Ahora bien, los moralistas saben muy bien cuán compleja es esta virtud, cuán a menudo sus decisiones son inciertas y cuán fácil es equivocarse, incluso por parte de las más altas autoridades.
      Por cuanto respecta al Sumo Pontífice, en virtud de la asistencia del Espíritu Santo, él goza de una autoridad en materia litúrgica tal que, sin perjuicio de su falibilidad humana, aun cuando su decreto parezca menos prudente, es algo bueno para el católico adaptarse en cuánto no se trata de materia moral, donde pueda existir el deber de la objeción de conciencia, sino de materia simplemente disciplinaria, donde la obediencia puede ser dolorosa, pero no por ello disminuye el mérito de la obediencia.
      La conclusión de todo este discurso, en mi opinión, es el deber por parte de todos los católicos de rito romano de aceptar voluntariamente el Motu Proprio del papa Francisco, el cual, si bien enfatizando el deber de todos de aceptar el novus ordo, no excluye algunas condiciones en las cuales es posible la celebración del vetus ordo.

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