Sostener el pontificado del papa Francisco, defendiéndolo de sus enemigos, es una necesidad y un encomiable deber para todo buen católico. Sin embargo, se trata de una empresa nada fácil y muy delicada, que presupone por una parte un adecuado conocimiento de cuáles son los deberes y el ámbito de autoridad del Romano Pontífice y, por otra parte, una información suficiente acerca de los actos magisteriales y pastorales del Papa.
El Romano Pontífice: infalible en la doctrina, pecable en la pastoral
----------El puesto, la dignidad, la misión y la gracia particular de Pedro y de sus Sucesores, son elementos de un misterio particular en el gran misterio de la Iglesia; cuyos alcances no logran comprender quienes están cegados por las solas luces de la razón, luces que iluminan y también oscurecen: "Para juicio yo he venido a este mundo, para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados" (Jn 9,39).
----------Como sabemos por la fe católica, y tantas veces lo hemos recordado en este blog, el Romano Pontífice ha recibido de Cristo dos encargos fundamentales: 1) el de confirmar en la fe a los fieles, y 2) el de guiarlos a alcanzar la vida eterna. Para la primera tarea el Papa ha recibido de Cristo el don espiritual de enseñar infaliblemente la verdad del Evangelio sin venir a menos en la fe, sin fallar en la fe (Lc 22,32). El Papa posee este don porque Cristo lo ha hecho "roca" sobre la cual se apoya la Iglesia, que no será jamás vencida por las "puertas del infierno" (Mt 16,18). Por cuanto se refiere a la segunda tarea, Jesús usa dos expresiones: "alimentar a su rebaño" (cf Jn 21,17), apacentarlo, y "atar y desatar" (Mt 16,19).
----------Gracias al primer don, o sea el don de la fe concedido de un especialísimo modo solamente al Papa, su Fe (la fe de Pedro, que no es la fe del fiel común) no puede venir a menos, no puede fallar, lo que es como decir que el Papa lo posee con una tal firmeza, que no lo puede perder, no lo puede rechazar, o renegar de él, o falsear, porque gracias a este don él ilumina y rige la Iglesia, tanto que ella jamás podrá ser corrompida, o vencida o destruida por las fuerzas de las tinieblas y del mal. Por consiguiente, si el Papa perdiese la fe, la Iglesia colapsaría; pero como la Iglesia no puede colapsar, ningún Papa perderá jamás la fe.
----------Nadie en la Iglesia tiene un don de fe tan firme, que pueda superar la fe del Papa, de modo que pueda tener la fuerza y la sabiduría para sostener a la Iglesia en caso de que el Papa (por un absurdo) perdiese la fe. Es típico de los herejes creer que pueden corregir al Papa en la fe y sustituir al Papa en el regir la Iglesia, creyendo representar a Cristo mejor que el Papa. En cambio, Cristo no rige la Iglesia inmediatamente, sino por medio del Papa, quien hace partícipe de su autoridad al episcopado.
----------El encargo de enseñar la verdad de fe está sostenido por una gracia de estado, don especialísimo reservado solo al Papa, don que no puede venir a menos, no puede fallar, ni puede ser rechazado por el Papa, porque lo ilumina infaliblemente. Por consiguiente el Papa no puede pecar en la fe.
----------En cambio, la rectitud de la conducta moral del Papa, que garantiza la sabiduría, la justicia y la prudencia en el gobierno pastoral de la Iglesia, depende de la gracia santificante que el Papa ha recibido de Cristo, como todos los fieles, la cual gracia está a disposición del Papa, pero puede ser destruida por el pecado.
----------Es decir, antes de encargar a Pedro que apacentara a su rebaño, no fue por nada que Cristo le preguntó tres veces "si Lo amaba". Lo que quiere decir que el recto cumplimiento del encargo de apacentar el rebaño de Cristo no depende, como en el caso de la fe, de un don inamisible, sino que depende, aunque bajo el impulso de la gracia, de la buena voluntad del Papa, relativa ante todo a la propia salvación personal y, por consecuencia, a la preocupación de custodiar y guiar al rebaño de Cristo con celo y total dedicación y desinterés, incluso a costa de la vida. Esta preocupación debe impulsar y sostener constantemente al Papa en el cuidado pastoral del rebaño de Cristo, es decir, en el gobierno fiel y sabio de la Iglesia.
----------De todo esto (que los lectores ya conocen, porque lo he expresado muchas veces) nacen las consecuencias por cuanto respecta a la correcta actitud, que, en cuanto católicos, debemos tener hacia un Papa, cuya conducta moral y cuyo gobierno de la Iglesia acaso ocasionaran daño a sí mismo y a la Iglesia y estuviesen en contraste con la doctrina que él predica, siempre que la predicara de manera clara, completa y honesta.
----------Por lo tanto, puede suceder que un Romano Pontífice, mientras mantiene siempre su autoridad magisterial (aunque no necesariamente ejercida del mejor de los modos) acaso peque en su conducta moral y en el gobierno de la Iglesia por carencia de virtud, de caridad y de justicia, acaso sea un Papa ambicioso apegado a sí mismo, por consiguiente preocupado por la gloria que viene de los hombres más que la que viene de Dios; acaso un Papa que predica la misericordia, pero que en la práctica es un prepotente; acaso un Papa que predica la reforma Conciliar e implementa la de Lutero; acaso un Papa que dice que quiere reformar la Curia y en tanto se vale de colaboradores corruptos y aduladores; acaso un Papa que se declara a sí mismo por el diálogo y en tanto no acepta los llamamientos que le llegan de los fieles; acaso un Papa que predica la verdad, pero no corrige a quien la niega; acaso un Papa que predica la paz, pero luego divide a la Iglesia; acaso un Papa que predica la evangelización del mundo, pero que luego en la práctica abraza el compromiso con el mundo. Son todas hipótesis que podrían darse en el misterio de un Romano Pontífice, portador, efectivamente, de "un tesoro" pero en débil "vasija de barro" como expresa san Pablo.
----------¿Qué hacer, entonces, si en alguna ocasión advertimos que llega ese caso? Deberíamos escuchar al Papa como maestro; pero no podríamos imitarlo en su conducta y en nuestra práctica eclesial. Podríamos exhortarlo a que se arrepienta, como hizo santa Catalina de Siena y esperar que lo haga. Pero si no nos escucha, los Santos dicen que debemos apreciar sus lados buenos, soportarlo, rezar por él y dejar que la Providencia intervenga de manera eficaz, mejor de lo que podríamos idear nosotros.
Una torpe defensa del papa Francisco
----------Francesco Cosentino es un teólogo y docente de la Universidad Gregoriana en Roma, que suele publicar artículos de variado tema para la revista telemática dehoniana Settimana news, dirigida por los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (los Dehonianos o Reparadores, como también se los conoce entre nosotros). Un artículo titulado "Un papa incómodo" apareció hace ya un año, en el servicio del 12 de mayo de 2020 de esa revista digital, un blog que se propone sostener el pontificado del papa Francisco defendiéndolo de sus enemigos: intención en sí misma correcta y necesaria por parte de todo buen católico. Sin embargo, se trata de una empresa nada fácil y muy delicada, que presupone por una parte un adecuado conocimiento de cuáles son los deberes y el ámbito de autoridad de todo Romano Pontífice y, por otra parte, una información suficiente acerca de los actos magisteriales y pastorales del Papa en consideración.
----------Por ello, si no nos apoyamos sobre estos criterios y sobre estas premisas, corremos el riesgo de hacer una apología contraproducente del Papa, ensalzando acaso sus decisiones equivocadas y descuidando o malinterpretando los verdaderos valores de su pontificado, con el resultado, por una parte, de crear falsos amigos del Papa, que en realidad falsifican la misión del Papa y la convierten en la apología de los defectos para su propia conveniencia; y por otra parte de hacer aparecer como enemigos a los verdaderos amigos, francos y fieles, que critican al Papa precisamente para hacer mejor al Papa.
----------Esta precisamente es la desventura que le ha sucedido a Cosentino con su desafortunado artículo. De hecho, notamos en él con disgusto, pero también con desdén, un enésimo elogio acrítico, incondicional y adulador del Papa, un Papa -según Cosentino- no cómodo, pero comodísimo. Sólo hay un inconveniente: que el concepto que el autor del artículo tiene del ser Papa, es decir, del oficio petrino, no es en absoluto el concepto que es enseñado por la Iglesia católica, sino el concepto de un jefe meramente terreno de una Iglesia meramente terrena, aunque Cosentino se esfuerza por presentarlo como concepto evangélico.
----------Parece así evidente, a partir de los juicios que Cosentino da acerca del papa Francisco, que él, para evaluar la obra del Romano Pontífice, se basa sobre el esquema secularista-político de "cómodo o conveniente", actualmente habitual en los modernistas, esquema que considera al Papa no en su auténtica figura y misión de Vicario de Cristo, en posesión de las "supremas llaves" (como dice Dante) quien, a pesar de sus debilidades humanas, guía a la Iglesia, luz de las naciones, sacramento universal de salvación, inicio sobre la tierra del Reino de los Cielos, el Sucesor de Pedro, que exhorta a todo hombre a convertirse a Cristo y a entrar en la Iglesia católica. No ¡nada de eso!, sino que lo presenta como cabeza política de una Iglesia vista como simple sociedad terrena, en aquella misma línea, por ejemplo, de los liberacionistas latinoamericanos, o bien de Gustavo Gutiérrez, por citar a uno de sus más conspicuos adalides, para quien no existe otro mundo además de este, sino sólo este mundo, por lo cual la Iglesia debe hacernos felices en este mundo.
----------En el infeliz artículo de Settimana News se ve ya desde muy lejos que Cosentino es un pobre hombre de izquierda, un modernista cegado por su ideología, que penosamente intenta traer al Papa de su lado haciéndolo un izquierdista y un modernista, para tener campo libre y rienda suelta para sus transgresiones bajo la fama de católico ejemplar, avanzado y progresista. A propósito, hablando de ideologías, ha dicho días atrás el papa Francisco: "...es triste ver cómo algunos institutos para buscar cierta seguridad, para poder controlarse, han caído en ideologías de cualquier signo, de izquierda, de derecha, de centro, cualquiera. Cuando un instituto se reformula del carisma en la ideología pierde su identidad, pierde su fecundidad" (mensaje del Papa con ocasión de la 50ª Semana nacional para los Institutos de Vida Consagrada, 17 de mayo de 2021). Pero esto no pasa sólo en los institutos religiosos, sino en todos los sectores de la Iglesia.
----------Es clarísimo en el artículo de Cosentino el eco de quienes en los últimos años han presentado al papa Francisco como el iniciador de un "nuevo paradigma", como el inédito profeta de un "giro epocal", que se concretiza, según el conocido exponente del Partido Democrático italiano Massimo D'Alema, como "líder de la izquierda internacional", o el "gran operador mundial de la redención de los pueblos", como dijo el presidente venezolano Nicolás Maduro, mientras que todos conocen el regalo que le dio al Papa quien fuera presidente boliviano Evo Morales: un Crucifijo con la hoz y el martillo. El padre Antonio Spadaro, director de la Civiltà Cattolica, ha llegado al punto de desequilibrio y locura de exaltar al Papa como "transformador del mundo con el método marxista". Otros llaman a Francisco "Papa revolucionario".
Una propaganda totalmente contraproducente
----------Pero todas esas torcidas maneras de presentarlo, no ayudan en absoluto al buen nombre del Romano Pontífice. No son alabanzas, sino insultos o cuanto menos apelativos que no se dan a un Papa. Sin embargo, se intenta escudar al Papa pretendiendo estar refiriéndose al Evangelio y a la doctrina social de la Iglesia, de los cuales el Papa es adalid. Quizás Cosentino piensa que está exaltando al Papa de esta manera, mientras que en cambio es precisamente la forma de hacerle daño al malinterpretar el verdadero valor de su pontificado, que no está en el elegir la izquierda contra la derecha, el cambio contra la estabilidad, el progreso contra la conservación, la renovación contra la tradición, el socialismo contra el capitalismo, el modernismo contra el lefebvrismo, porque esto solo lo haría un hombre de partido, sesgado, sectario, inmerso en las contingencias políticas, y en cambio el Papa debe ser el Papa de todos, quien debe estar siempre super partes, para ser juez imparcial aceptable para ambas partes. Si, en cambio, una parte se da cuenta de que el Papa propende por el partido opuesto, ¿cómo pueden tener confianza en un juez así?
----------La enseñanza del Papa (en cuanto Papa) debe ser la enseñanza que emerge por encima de los partidos por su universalidad católica, para poder así abarcar por igual a los unos y a los otros. Ciertamente puede descender a lo concreto, pero siempre a la luz de lo universal, de lo católico. Los hombres, aunque hechos para el cielo, siempre tienden a encerrarse en intereses privados, particulares, cambiantes y contingentes, que son los de la política y de la historia. El Papa debe estimular continuamente a los hombres a mirar hacia lo alto, hacia esos bienes comunes, celestiales, futuros, eternos e inmutables, que son de todos y para todos.
----------En base a estas consideraciones, las siguientes palabras de Cosentino en defensa de la independencia del Papa de los intereses políticos representan más una imagen ideal, que la conducta efectiva del Papa:
----------"El papa Francisco está convencido de que la 'Iglesia de Constantino' no hace una mejor política al servicio del mundo, sino que se caracteriza como un connubio con elementos mundanos del poder político-económico que, si acaso, la desnaturalizan. Ellos la hacen poderosa desde un punto de vista mundano, pero perdedora en términos de lógica evangélica. Él sabe -porque a diferencia de quienes lo acusan, lee el Evangelio- que la semilla evangélica del amor que transforma el mundo, la sociedad, las relaciones y las estructuras, es diferente, y no abraza la lógica del poder terreno y político. Él sueña con una Iglesia desnuda, que no se alarga para mostrar en el mundo su propia habilidad para saber entrar en el juego de las partes, sino que sólo se gloría en el amor crucificado de un rey que no es de este mundo. Un rey que para su Iglesia quiere una presencia histórica y 'política' al modo de la levadura y de la pequeña semilla escondida".
----------Por el contrario, los defectos pastorales del papa Francisco convienen a los modernistas, los cuales son precisamente refinados y descarados aduladores de esos defectos. Al hacerle exagerados elogios, exageran sus defectos en su beneficio, se hacen pasar por amigos y devotos del Papa, interpretan su magisterio en un sentido modernista, rahneriano, luterano, masónico y marxista, creen que están llevando al Papa a su lado y están convencidos de poderlo instrumentalizar y manipular para sus propios fines.
----------Pero estos hipócritas pseudo-defensores del Papa, en realidad, sienten un sustancial desprecio por el papa Francisco, considerándolo (como gnósticos presuntuosos que son y hábiles maniobradores políticos) un sujeto intelectualmente limitado y culturalmente improvisado, fácilmente engañable, manejable, manipulable, un carácter influenciable, sensible a la adulación y flexible de someterse a las amenazas.
----------Hasta ahora les ha ido bien, considerando a grandes rasgos estos ocho años de pontificado. Pero Francisco no es tan ingenuo como ellos creen, sabe reconocer las trampas y los engaños del demonio, y da señales petrinas para ellos preocupantes de que el Espíritu Santo lo guía y lo protege. En un momento u otro, como un huracán repentino (y de esto Francisco ya ha dado señales) podría arruinar sus planes. Después de todo, ¿en qué cosa se basan esos planes sino en mentiras e injusticias? Si de hecho el Espíritu sopla, ¿quién lo puede detener? El "nuevo Pentecostés" profetizado por san Juan XXIII aún no ha llegado.
----------Pero en realidad los modernistas, que son subjetivistas, evolucionistas y relativistas, que ni siquiera creen en la existencia de una verdad objetiva, una verdad inviolable e inmutable o, en términos populares, más allá de su falsa fe, "ni siquiera creen en el pan cocido" como suele decirse, no tienen obviamente la mínima idea, al contrario, desprecian sustancialmente la verdadera naturaleza, deberes y finalidades del ministerio petrino, tal como es enseñado por el Evangelio y por la Tradición apostólica, y por lo tanto no admiten en absoluto que el Papa pueda o deba enseñar infaliblemente verdades inmutables y eternas.
----------El Papa, a quien ellos admiran y exaltan, no es el verdadero Papa instituido por Nuestro Señor Jesucristo, el Papa que es el Maestro de la Fe, el Sucesor de Pedro y el Vicario de Cristo (estos son títulos del pasado, dicen ellos) sino que es un formidable y llamativo personaje político, iniciador de un giro epocal, profeta inédito, libertador de los oprimidos y de los pobres, que cambiará la Iglesia desde sus fundamentos, según los deseos de los obispos alemanes, animador de la izquierda internacional y, un comediante demagogo, distribuidor de permisos transgresores, con la excusa de la misericordia y del "discernimiento", un simpático gastador de bromas y chistes ingeniosos, en suma, un personaje que ellos han construido para su propio uso y consumo para corromper el Evangelio y satisfacer sus deseos mundanos y terrenos.
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