viernes, 7 de mayo de 2021

El Papa: el tesoro y la vasija de barro. El drama de Francisco (2)

Repito a quienes siguen estas notas: Habemus Papam y no puede haber ninguna duda de ello. Lo reafirmo, porque quizás la lectura de esta reflexión podría a algunos hacer pensar lo contrario, tan fuerte es la impresión cuando contemplamos este misterio del tesoro y la vasija de barro que es el Romano Pontífice (y que también somos todos los cristianos, de modo análogo) Por supuesto, entonces, Habemus Papam, y digo que el papa Francisco conoce bien su deber como Papa y lo practica. Sin embargo, sigamos reflexionando, con piedad y respeto, acerca de esta vasija de barro que hoy porta el tesoro del sumo pontificado, misterio de tesoro y barro que es el actual Sumo Pontífice, quien, como todos los Papas de la historia de la Iglesia, es "el visible y perpetuo principio y fundamento de la unidad de fe y de comunión" (Concilio Vaticano I, constitución dogmática Pastor aeternus, Dz 1821; Concilio Vaticano II, constitución dogmática Lumen gentium, n.18).

----------El drama del papa Francisco, para decirlo en una sola expresión, es que lleva su tesoro en una muy débil vasija de barro, constituida por sus personales condiciones humanas, por lo que no es de extrañar esa su marcada insistencia en terminar siempre sus discursos, sus alocuciones, sus mensajes, con aquel incansable y casi angustiado pedido a toda la Iglesia: "por favor, no se olviden de rezar por mí".
   
¿Qué le está sucediendo al papa Francisco?
   
----------Tratemos de preguntarnos si podemos aplicar al papa Francisco estas palabras que encontramos en el Oficio divino del Breviario romano en el himno a los Santos Pastores: "Maestro de sabiduría y padre en la fe, tú brillas como una antorcha en el Iglesia de Dios". ¿Podemos reconocer allí a Francisco?
----------Es necesario entender lo que está sucediendo en el alma de este hombre. Después de años de reflexión, he llegado a esta conclusión: en mi opinión, cuatro son los factores que juegan en el alma del papa Francisco, que perturban y hacen contraproducente o ilusoria su por otra parte intensa acción apostólica, actualmente algo detenida, como es natural, a causa de la presente pandemia.
----------1) En primer lugar existe en el papa Francisco un factor moral, que en mi opinión podría constituir culpa: está demasiado preocupado por contactar o armonizar o consensuar con el otro, por complacer al mundo y muy poco por aceptar el fracaso y por complacer a Dios. El Santo Padre debería preguntarse: ¿qué frutos estoy obteniendo de todo esto que me he dado a hacer en estos ocho años? ¿Estoy mejorando o empeorando la Iglesia? Toda esta gente que me aplaude y me exalta, ¿qué ve en mí? ¿A Cristo o a Bergoglio?
----------2) En segundo lugar, existe un factor cultural. Se nota una insuficiente preparación teológica. Pero esto sería todavía poco decir y no sería tan grave, si no se notara una verdadera y propia irrazonable repugnancia hacia la actividad abstractiva, unificante, universalizante y especulativa del pensamiento. No hay una vez en que el papa Francisco, refiriéndose a la abstracción, no hable mal de ella, olvidando que lo concreto es la aplicación de lo abstracto, y que lo concreto es, al fin de cuentas, un caso particular de lo abstracto. Son los animales los que no saben elevarse a lo abstracto.
----------Lo que intento decir al describir de este modo esta carencia cultural que se observa en el Santo Padre, es que Francisco no argumenta, no define, no explica, no precisa, no aclara, no distingue, no niega, no refuta, sino que se limita a la simple afirmación, a la apelación, al slogan o consigna, a la frase de efecto, al impulso emotivo, a la ironía, a la burla, a la broma, a la anécdota, a la repetición, hasta al chiste, y todo ello, por ingenioso e inteligente que sea, es insuficiente para una completa y persuasiva didáctica pastoral.
----------3) En tercer lugar, haré referencia aquí a un factor psicológico sobre el cual otros han llamado la atención. Existen quienes se preguntan si no puede darse un factor psicológico de no completo equilibrio psíquico. Es difícil asegurarlo, pero vale destacar dos síntomas:
----------Primer síntoma. En medio de una conducta de usual y normal autocontrol, se nota en el Santo Padre, a veces, el exceso de la risa, solo para encontrarse de inmediato con una mirada malhumorada o ceñuda, como si estuviera enojado con alguien. ¿Por qué estos cambios de humor? ¿Hemos visto alguna vez cosas similares en el beato Pío IX? ¿O en León XIII? ¿O en san Pio X? ¿O en Benedicto XV? ¿O en Pío XI? ¿O en Pío XII? ¿O en san Juan XXIII? ¿O en san Pablo VI? ¿O en san Juan Pablo II? ¿O en Benedicto XVI? Para los primeros de esta lista, las crónicas no lo atestiguan, y para los últimos, hemos sido testigos de que no ha sido así.
----------Se tiene la impresión de que esta risa desbocada sea, en el papa Francisco, la reacción a un fuerte malestar interior. En efecto, tal risa no sabe a espontaneidad, sino a forzamiento. Es normal que dejemos a los actores de TV hacer reír a la multitud. Pero un Papa, como ha hecho Nuestro Señor Jesucristo, debe atraer por su caridad y compasión abierta a todos, sobre todo hacia los más sufrientes y atribulados de corazón.
----------Segundo síntoma. En el papa Francisco, surge la sospecha o el temor del barlovento intermitente de ocasionales momentáneos lapsus mentales, que le hacen pronunciar frases que, tomadas literalmente, serían materialmente herejías o próximas a la herejía. Ahora bien, dado que un Papa no puede ser formal e intencionalmente herético, no parece que haya otra vía de salida o explicación que se trate de ocasionales involuntarios lapsus mentales, que lo toman de la mano y le hacen decir frases temerarias, desconsideradas, humorales e impulsivas, de las que luego en otras ocasiones, aunque no siempre, se corrige.
   
El papa Francisco es tentado por el demonio
   
----------4) El cuarto factor que anoto merece ubicarse aparte. A diferencia de los Papas precedentes, el papa Francisco habla a menudo del demonio y no desde un perfil o punto de vista doctrinal, sino exquisitamente pastoral, en la línea de la espiritualidad ignaciana del discernimiento de los espíritus y de la lucha personal contra Satanás. Se diría que el Santo Padre habla por experiencia. Él nos da, por lo tanto, indicaciones útiles y concretas sobre cómo actúa el demonio, cómo se insinúa en nuestro espíritu, nos asusta, nos engaña, nos seduce, nos tienta al pecado y sobre cómo reconocerlo y expulsarlo. Pero parece que Francisco algunas veces ceda él mismo. Aquí está lo trágico, por lo que algunos lo toman calumniosamente por el Anticristo. Por consiguiente, es necesario aquí, en este punto, que apliquemos sus propias enseñanzas contra el diablo.
----------Probablemente estos cuatro mencionados factores explican el por qué el papa Francisco no llega, aún después de ocho años, a tomar las riendas de la Iglesia. Parece estar abrumado, pero al mismo tiempo parece que él mismo no está haciendo lo suficiente para detener el desastre. No logra sanar los conflictos internos, sino que con su parcialidad los exaspera. Parece que la conversión sea solo para los católicos, pero no para los no católicos. Insiste demasiado en la diversidad y demasiado poco en la unidad. Predica la misericordia y el diálogo, excepto para arremeter en tono ofensivo contra los conservadores. Predica la comunión, la caridad y la fraternidad, pero no aclara sobre qué base de verdades comunes deben fundarse estos valores.
----------Parece obtener éxito (y en efecto lo obtiene) no como Papa, sino como personaje brillante que sabe satisfacer los gustos, las ideas y los intereses de las multitudes que están de hecho influenciadas por los modernistas, por los mundanos, por los rahnerianos, por los freudianos, por los comunistas, por los masones, por los luteranos, por los islámicos y por los agnósticos y (uno de los últimos descubrimientos de Francisco, hacia fines del 2019) por los magos, por los hechiceros y por los idólatras de la Amazonia.
----------Parece que la Iglesia del papa Francisco, bajo pretexto de la "acogida", del diálogo y de la construcción de puentes, no es una sociedad jerarquizada y bien ordenada, para pertenecer a la cual son necesarias precisas condiciones; no es una ciudad bien defendida por murallas, sino que coincide con el mundo mismo, donde puede entrar todo y a la vez lo contrario de todo. Salvo luego para marginar o para regañar a los pocos que señalan cuáles son las condiciones mínimas y necesarias para pertenecer a la Iglesia.
----------El papa Francisco ha dicho repetidamente que la Iglesia "no es una fortaleza, sino una tienda". Ahora bien, todos saben que la delimitación, las medianeras, o los muros de una casa no sirven para permanecer cerrados en la casa, sino para defenderla de los ladrones; la fortaleza de una ciudad no se usa para prohibir el ingreso a los bien intencionados, sino para defenderla de las tropas enemigas.
----------Es claro que la Iglesia está y debe estar siempre pronta y dispuesta a acoger a todos, porque todos están llamados a la salvación y no podemos salvarnos si no pertenecemos consciente o inconscientemente a la Iglesia. Pero con un pacto, una condición: que quien entra desee verdaderamente salvarse y no quiera destruirla desde el interior, como desde hace un tiempo lamentablemente viene sucediendo. Hoy, sin embargo, el católico lúcido y despierto no puede sino hacer suyo el lamento del Salmista a propósito de la viña del Señor: "¿Por qué has derribado sus cercos para que puedan saquearla todos los que pasan? Los jabalíes del bosque la devastan y se la comen los animales del campo" (Sal 80,13-14).
----------La Iglesia del papa Francisco, por otra parte, no parece tener miras religiosas, espirituales, ultraterrenas, sobrenaturales y celestiales, de vida eterna, sino solamente fines económicos, sociales, políticos, populistas, ecológicos, terrenales, humanistas completamente inmersos en el devenir de la historia. Por supuesto, es una apariencia, y nosotros en este blog no cejamos en interpretar esas apariencias en el recto sentido, en el sentido que no puede ser sino el que corresponde a un Papa, pero las apariencias existen, y no todos los simples fieles pueden ir más allá de las apariencias, y no sentirse frecuentemente escandalizados por esas apariencias.
----------Lo que intento decir es que el papa Francisco, no cuando le habla a los fieles católicos en una homilía, o en el Ángelus dominical o en la catequesis de los miércoles, sino cuando le habla también a los no católicos, o sea, al mundo, no parece ofrecer al mundo un mensaje verbal y conceptual divino, revelado, custodiado infaliblemente por la Iglesia, universal, absoluta e inmutablemente verdadero, formulado en dogmas o artículos de fe, obligatorio para todos en vista a una salvación eterna, sino que en esos casos parece que tan sólo debe "escuchar" al mundo, volverse atrayente al mundo, apreciar al mundo o, como se dice, a la "modernidad", amalgamarse con el mundo, tomar y recibir del mundo, convivir con las otras religiones sin pretender superioridad, ni corregirlas, ni  conducir a sus adeptos al catolicismo.
   
Nos faltaba también la Amazonia
   
----------Vuelvo, porque el tema lo merece, al mensaje sobre la "Iglesia amazónica" que hacia fines del 2019 parecía ser el nuevo paradigma que el Santo Padre intentaba transmitir para la Iglesia universal, el cual hoy, año y medio después, parece haber dejado de lado. Aquello que el papa Francisco decía en 2019 sobre la "Iglesia amazónica", daría a entender que para él parece no existir una cultura o una filosofía racional, cierta, universal y perennemente verdadera, comprensible para todos, eminente sobre otras por su sabiduría, particularmente apta entre otras para interpretar el Evangelio y el dogma, sino que para él todas las culturas son de igual nivel; la greco-romana no tiene nada de superior respecto de la sabiduría ancestral de los indígenas de la Amazonía, por lo cual no conviene iniciarlos en la cultura greco-romana, que no es universal, sino que pertenece solo a occidente, ya que ellos pueden muy bien e incluso mejor vivir el Evangelio utilizando sus mitos, sus dioses, el "diálogo con los espíritus" y sus prácticas chamánicas. Platón y Aristóteles, Séneca y Cicerón no conocen nada superior a lo que conoce el chamán del bosque o de la selva.
----------De hecho, estos indígenas son ya "cristianos anónimos", según la teoría de Rahner, por lo cual el aprendizaje conceptual del Evangelio no agrega nada a la experiencia trascendental atemática preconceptual de Dios, que ellos ya poseen, expresada en su religión y mitología indígenas. De hecho, esta es una mejor expresión, por lo cual el misionero, al anunciar el Evangelio, debe abstenerse de pretender del evangelizando que acepte aquellas partes del Evangelio que son incompatibles con su religión nativa.
   
¿Acaso se puede descender más abajo?
   
----------Considerando, desde el inicio del pontificado del papa Francisco, la acumulación y multiplicación de sus actos que parecen no estar de varios modos y medidas en conformidad con sus deberes de Pastor universal de la Iglesia, en un crescendo impresionante que parece haber tenido su culminación en su aquiescencia con aquella presencia (materialmente sacrílega) de la imagen de la diosa Pachamama en los Jardines Vaticanos, en la Basílica de San Pedro y en la iglesia romana de Santa María en Traspontina, con un culto adjunto que al idolillo le rindió en aquella oportunidad el pueblo, parecería oportuno que un fuerte reclamo al Santo Padre no tendría que provenir (como de hecho provino) de grupos lefebvrianos, filolefebvrianos o ultraconservadores, los cuales, sobre la base de un rechazo herético y cismático o mala interpretación de las doctrinas del Concilio Vaticano II, no tienen los papeles en regla como para reclamos de tal género.
----------Y, por otra parte, no se comprende por qué motivo una apelación argumentada, noble y autorizada, en plena línea con el Concilio y con el pontificado de los Papas del postconcilio, y en plena comunión con el Papa reinante deba provenir sólo de poquísimos dignísimos prelados, obispos y cardenales, y no ante todo ser expresión de una porción grande o conspicua del colegio cardenalicio y episcopal mundial, desde el momento que es evidente por parte del Papa el haberse alejado, con gesto cumplido (en la ocasión mencionada), de su supremo deber de Sumo Sacerdote, supremo oficiante, promotor, custodio, reivindicador y defensor del recto culto divino, siendo, como es sabido, que la liturgia es fons et culmen totius vitae christianae.
   
¿Por qué callan?
   
----------¿Qué es lo que detiene a tantos prelados, obispos y cardenales, para hacer oír públicamente su voz autorizada como Sucesores de los Apóstoles, en apoyo de los poquísimos valientes Cohermanos, que se han expresado oportunamente con tanta sabiduría y al mismo tiempo filial y sincero respeto por el Vicario de Cristo, para el consuelo y la iluminación de los fieles y por el bien del alma del mismo Sumo Pontífice?
----------¿Piensan tener razón los demás, por el hecho de ser una larguísima mayoría respecto de los apelantes? ¿Pero acaso la sabiduría y la prudencia están siempre de parte de la mayoría? ¿Acaso es que no han podido ser capaces de juzgar de cuanto ha sucedido? Pero entonces, ¿quién los ha promovido obispos y cardenales? ¿Para juzgar sobre qué cosa? ¿Sobre partidos de fútbol o juegos bursátiles?
----------¿Por qué están callados? ¿De qué tienen miedo? ¿De la ira del Papa? ¿De ser degradados? ¿De perder el birrete cardenalicio o la sede episcopal? ¿Y la ira divina no existe? ¿Temen la desaprobación de los modernistas? ¿Temen que la masonería recorte los fondos o suspenda los financiamientos? Todos motivos abyectos y mezquinos, admitido que sean ciertos, al menos en parte, como me temo que lo son.
   
El giro argumental final que la Providencia parece haber impuesto con la actual pandemia
   
----------Naturalmente, no dejamos de esperar; pese a la dura contemplación que hemos hecho de las condiciones del barro con la que está hecha la vasija, no dejamos de esperar en las virtualidades del tesoro escondido. Y la Providencia, con los cambios que ella ha podido producir durante la presente pandemia, parece estar dando razón a nuestra esperanza.
----------De modo que es necesario hacer un esfuerzo de comprensión a la luz de la fe. ¿A dónde el papa Francisco está conduciendo la barca de la iglesia? En el inicio de esta reflexión ya nos venía en mente el relato evangélico de Nuestro Señor Jesucristo, quien, a bordo de una barca junto con los apóstoles en un mar en tempestad, está durmiendo, mientras la barca es sacudida por las olas.
----------Efectivamente, esta escena representa con exactitud la situación de la Iglesia de hoy, como ya recordábamos había dicho en su momento el cardenal Raymond Leo Burke, quien sin embargo fue demasiado lejos, diciendo que faltaba el timonel. ¡Vaya lapsus y despiste el de Burke!, del que todavía debe seguir lamentándose, no sólo por su manifestación exterior herética, sino por las consecuencias para él: el Santo Padre lo degradó de Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica a asistente espiritual de la Orden de Malta, subsecuentemente maltratado por el propio papa Francisco.
----------Quisiéramos hacer lo que hicieron los Apóstoles, y decir: "Maestro, ¿no te importa que muramos?" (Mc 4,39). Sin embargo, una demanda de ese género, hecha así sin más a Nuestro Señor Jesucristo, sería por demás indiscreta. ¿Acaso se podría temer jamás que Cristo dejara de cumplir su obra salvífica mediante la Iglesia y en la Iglesia? Pero... ¿y si un Papa no obedece a Cristo?
----------Ésta es, precisamente, la angustiosa demanda o pregunta que los mejores entre nosotros hoy se plantean. Pero muchas veces la plantean mal, porque lamentablemente no siempre existe claridad en el distinguir dónde el Papa puede equivocarse, y por lo tanto puede ser criticable, y dónde el Papa no puede equivocarse, por lo cual rechazarlo, desafiarlo o contradecirlo en este campo sería desobediencia, cisma o herejía. Para algunos, en efecto, el Papa está bien así como está, pero es porque ellos no creen en la infalibilidad pontificia, sino porque a ellos les parece que el Papa les satisface o les contenta en sus deseos mundanos. Algunos en cambio encuentran fallas en todo lo que hace, porque ellos son arrogantes alborotadores. Pero quienes ven la situación objetivamente, son los verdaderos católicos, y saben cuáles son los límites de la autoridad del Papa, y no pueden evitar sufrir precisamente porque quieren bien al Papa y a la Iglesia.
----------Es cierto que, según las narraciones evangélicas, Nuestro Señor Jesucristo escandaliza, pero ¿a quién escandaliza? Lo sabemos: a los fariseos, a los hipócritas, al mundo. Pero su mensaje es en realidad divina sabiduría. En cambio, el problema es que el papa Francisco escandaliza a los buenos fieles. Y esto no es efectivamente educativo. Sin embargo, permanece que en cuanto efectivamente nos representa a Cristo, él deviene, por así decir, "escandaloso" como Cristo resultó escandaloso a los propios apóstoles, y entonces allí debemos estar con él y comprender rectamente la situación: la de la barca, en medio de la tempestad.
----------Lo mismo debemos decir en referencia a Nuestro Señor Jesucristo, que duerme. Si es Jesús quien duerme en Francisco, ¡bienvenido el sueño de Francisco! Invoquémoslo también a Francisco para que despierte. Pero si tenemos fe y Jesús duerme en Francisco, debemos dejarLo dormir. No nos corresponde a nosotros despertarlo. Francisco es como Jesús en la barca. Se despertará por sí solo en el momento justo. De hecho, Él ya está despierto. Somos nosotros los que tenemos necesidad de ser despertados.

18 comentarios:

  1. Marino O. Napolitano8 de mayo de 2021, 8:22

    Gracias Fr Filemón por este artículo. Se trata de una ayuda concreta, real, no instrumental, para el discernimiento, del cual puede apropiarse todo "aspirante a cristiano", o más bien todo "aspirante a católico". Solo con la ayuda indispensable de la gracia, en cuanto cotidianamente suplicada, cotidianamente invocada.

    ResponderEliminar
  2. Doy gracias al Espíritu Santo que ha motivado al Padre Filemón de la Trinidad a escribir un mensaje de esperanza cristiana: me fortalece en la fe y en la responsabilidad de ser miembro de un cuerpo más que herido, lacerado, pero cuerpo vivo, porque Cristo sigue siendo la fuente de su la vida. Rezo por Ud. padre, para que la Verdad brille en los ojos de los desanimados: ¡GRACIAS! Silvio y Antonia

    ResponderEliminar
  3. Sí, esta vez comparto "casi" todo. Curiosamente sintético, este análisis despiadado creo que resultaría esclarecedor para muchos obstinados bergoglianos fanatizados (¡si tan solo estuvieran dispuestos a leerlo!).
    Mi "casi" se refiere a la certeza, expresada por Fr Filemón de la Trinidad, de que Bergoglio es legítimamente papa. ¡Esto, solo Dios lo sabe! Aunque solo sea por la posible "excomunión latae sententiae" de acuerdo con la "Universi Dominici Gregis".
    Y de todos modos, en mi opinión, solo San Pedro ha sido SEGURAMENTE legítimo, ya que fue investido directamente por Nuestro Señor. Pero los sucesores, a lo largo de los siglos, han sido designados de las más variadas formas: impuestos por los emperadores o por el poder excesivo de las familias dominantes, o por aclamación popular, etc. Reservar la elección al colegio cardenalicio, por lo demás, ha sido una decisión relativamente reciente y, por cierto, completamente humana (incluso el cardenalato, realmente no creo que haya sido instituido por Cristo...).

    ResponderEliminar
  4. Estimado padre Filemón:
    En este artículo se han dicho muchas cosas justas y apreciables. Sin embargo, permítame precisarle que el cardenal Burke nunca dijo que "falta el timonel", porque el cardenal Burke sabe muy bien que el timonel está allí. Lo que dijo el cardenal Burke es que se tiene la SENSACIÓN de que la Iglesia hoy sea como una barca sin timón. Se trata propiamente de una sensación, y lo dice después de haberse referido a la preocupación de muchos fieles. Aquí transcribo, si Ud. me lo permite, el texto exacto de la respuesta de Burke en la entrevista con "Vida Nueva", precedida por la pregunta del entrevistador:

    "Algunos fieles están preocupados por el camino que ha tomado la iglesia. ¿Qué les dice a ellos?
    - En un momento tan crítico, en el que hay una fuerte sensación de que la Iglesia está como una nave sin timón, no importa la razón; es más importante que nunca estudiar nuestra fe, tener una guía espiritual sana y dar un testimonio fuerte de la fe. Algunos me dicen que ya no es importante, por ejemplo, la implicación en el movimiento pro-vida. Les respondo que es más importante que nunca".

    Le reitero, padre Filemón, mi agradecimiento permanente por sus artículos diarios.

    ResponderEliminar
  5. La Pachamama es el tumor final. Las células cancerosas se formaron en el Concilio Vaticano II. Por consiguiente, ningún remedio puede encontrarse con nada que esté en línea con el Concilio Vaticano II.
    Hasta el momento, el único acto de reparación por lo ocurrido durante el Sínodo Amazónico del 2019 y las idolatrías cometidas hacia el idolillo Pachamama, lo ha llevado a cabo la Fraternidad Sacerdotal del arzobispo Lefebvre. Esta es la verdad.

    ResponderEliminar
  6. Querido Ernesto,
    gracias por tu oportuna precisión y, de hecho, corrección, en realidad. Sin embargo, espero que el lector inteligente y benévolo haya ido más allá de la letra de mi expresión para captar su espíritu. Quienes siguen mis escritos saben cuánta admiración tengo por el cardenal Burke.

    ResponderEliminar
  7. Sr Anónimo de las 9:18,
    El cáncer que hoy está arruinando a la Iglesia es el modernismo, falsa interpretación del Concilio Vaticano II. Aprecio el gesto de reparación que han hecho los lefebvrianos, según Ud. menciona, pero lamentablemente su comunidad es cismática.
    Dado su manifiesto rechazo al Concilio Vaticano II (rechazo de los lefebvrianos, y rechazo que se ve que Ud. comparte) es mi deber recordarle a Ud. que quienes así lo consideran hacen una clara manifestación de herejía y se ubican, voluntaria y libremente, lejos de la comunión con la Iglesia, en posición explícitamente cismática.

    ResponderEliminar
  8. Estimado Padre Filemón,
    Gracias por este excelente y lucidísimo artículo. Solo me parece que la frase del inicio ("el papa Francisco conoce bien su deber como Papa y lo practica"), y la conclusión del artículo ("Francisco es como Jesús en la barca. Se despertará por sí solo en el momento justo. De hecho, Él ya está despierto. Somos nosotros los que tenemos necesidad de ser despertados") no son verdaderas ni están de acuerdo con el resto del artículo.

    ResponderEliminar
  9. Don Benja: ¡exacto! Como de costumbre, el padre Filemón de la Trinidad trata de hacer equilibrios imposibles, malabarismos.

    ResponderEliminar
  10. Estimado Padre Filemón, soy el mismo anónimo de las 4:39 de ayer.
    Aprovecho este espacio para hacerle una pregunta a la que hasta ahora no he podido dar razón. Mi pregunta se refiere a la legitimidad del pontificado del papa Francisco.
    Haciendo un poco de investigación, he tomado conocimiento del hecho de que los miembros de la Compañía de Jesús, de la cual el papa Francisco, ex cardenal Jorge Mario Bergoglio, es miembro religioso, emiten un cuarto voto religioso especial que les impone la obediencia al Papa. Leyendo el texto de las Constituciones de la vida de la Compañía de Jesús, de aprobación y de confirmación aprobadas por los papas Pablo III y Julio III, específicamente en el punto 3, se puede saber que un miembro de la Compañía de Jesús debe Obediencia al Papa y a sus sucesores, como si se pretendiera dar a entender que el significado de este punto de la constitución es que cada miembro de la Compañía de Jesús debe tener siempre un Papa al que obedecer. ¿Cómo comenta esta, mi interpretación? Gracias por el tiempo que me dedica.

    ResponderEliminar
  11. Estimado Don Benja,
    Es necesario distinguir en Francisco el Vicario de Cristo (Cristo durmiente) del hombre Bergoglio (eventuales lapsus mentales).

    ResponderEliminar
  12. Estimado Anónimo de las 4:27,
    En principio, el Superior puede dispensar de un voto. El voto de obediencia al Papa emitido por los Jesuitas no forma parte de los votos constitutivos de la vida religiosa, por lo cual el Superior tiene la facultad de dispensar ese voto al súbdito. Si Bergoglio ha sido elegido Papa, evidentemente ha podido beneficiarse de tal dispensa.

    ResponderEliminar
  13. Como siempre, hay para todos los gustos en este nuevo análisis del padre Filemón, que no está exento de contradicciones. El principal y más flagrante es que afirma, al principio, que "el papa Francisco conoce bien su deber de Papa y lo practica", cuando, precisamente, todo el resto del artículo es la demostración patente, por A + B, que "el papa Francisco NO conoce bien su deber de Papa y NO lo practica"...

    ResponderEliminar
  14. Dulcinea mendocina11 de mayo de 2021, 4:40

    Bergoglio no es papa. La verdad sobre quién es realmente Bergoglio probablemente esté contenida en el tercer secreto de Fátima, que, recordemos, comienza con la afirmación de que la apostasía comenzará desde la cima de la Iglesia. No es admisible que un hipotético ex Papa se haga llamar Santidad y vaya vestido de blanco, "porque no había encontrado otro hábito". Maurizio Blondet, nunca desmintió ni demandó, por lo tanto agregó la cuestión SWIFT. Me pregunto cómo puede ser válido un eventual pontífice que cede a estos chantajes de maléficos banqueros. No bromeemos, no existe ningún papa francisco: solo es un agente de las altas finanzas satánicas.

    ResponderEliminar
  15. Padre Filemón, si yo no lo he comprendido mal, Ud. está indicando que todos estos signos, de problemas y carencias en el pontificado del Papa Francisco, son fuertes indicios de una falta de gracia, de la gracia precisa que la Iglesia denomina "gracia de oficio", gracia que acompaña a un deber de estado. Si esto es así, ¿cómo es posible seguir afirmando que el papa Francisco es infalible en su magisterio ordinario?

    ResponderEliminar
  16. Estimado Rubén Caldero,
    Es necesario distinguir en todo Papa el conocimiento y la práctica de sus deberes como Papa de su conocimiento y práctica como católico que aspira a la santidad. Todo Papa realiza y lleva a cabo, por gracia de Cristo, sus deberes en un nivel básico esencial, en modo de poder guiar decentemente a la Iglesia en el desarrollo de sus funciones vitales. Esta es la actividad del Papa como Papa. El Espíritu Santo hace ciertamente que cada Papa, todo Papa, incluso el peor, desarrolle este mínimo nivel de servicio a la Iglesia para mantenerla en vida. En este sentido, he dicho que Francisco cumple con su deber y no podría no cumplirlo, porque aquí el Espíritu Santo no deja de conducirlo a hacerlo bien, sobre todo en el magisterio doctrinal, no obstante ciertas apariencias en contrario.
    Pero un Papa, en cuanto católico que aspira a la santidad, no puede contentarse con este nivel mínimo, para obtener, por así decirlo, el "suficiente", el "aprobado" de un escolar, sino que puede y debe querer hacer más, debe buscar la perfección (Mt 19,21). Aquí entonces aparecen las cualidades morales del católico. Cada Papa, todo Papa, cumple con su deber en un nivel mínimo, pero no todos se preocupan por superar este nivel para una mayor perfección moral. Por consiguiente, cuando digo que Francisco deja algo que desear en el cumplimiento de su deber, no me refiero al nivel mínimo, el cual está de todos modos asegurado por Dios, sino al empeño y compromiso moral ulterior, que está en él realizar o no realizar, aunque él tenga en esto el socorro del Espíritu Santo, pero ésta es una ayuda que puede rechazar, a diferencia de aquella ayuda que en todo caso y siempre le induce a cumplir con lo mínimo de su deber como guía de la Iglesia (como Maestro de la Fe).
    Parece, por lo tanto, y por muchos signos, que Francisco, a pesar de su intensa y sorprendente actividad y su proclamada atención por los más pobres y necesitados, no esté verdaderamente interesado en hacerse santo, no parece que ponga tanto ante sus ojos el modelo del Papa santo, sino más bien el modelo del líder internacional en diálogo con los poderes, con las ideologías y con las religiones de esta tierra, también porque acaso no tendría ante sus ojos a los santos Papas que lo han precedido inmediatamente, modelos de santidad actualísimos. En tal sentido, he dicho que no está cumpliendo con su deber.

    ResponderEliminar
  17. Estimada Dulcinea mendocina,
    el Papa Francisco es el actual Papa reinante de la Iglesia Católica.
    No existen motivos razonables para negar que Bergoglio sea Papa. En todo caso se puede decir que, quizás, bajo algunos aspectos, no es un buen Papa.

    ResponderEliminar
  18. Estimado don Benja,
    en ningún momento he dicho que al papa Francisco le falta la gracia del Espíritu Santo, tanto para cumplir su misión magisterial como pastoral. Es imposible que tal "gracia de oficio", como tú la llamas, o "gracia de estado" le pueda faltar.
    Como ya lo he expresado en varias ocasiones, el Papa no puede rechazar las mociones de gracia del Espíritu Santo para cumplir su misión como Maestro de la Fe. Al respecto, te pido que leas mi respuesta anterior al Sr. Rubén Caldero. El Espíritu Santo asegura que cada Papa, todo Papa, cumpla con su deber magisterial, en ese mínimo necesario para la vida de la Iglesia ("ego dico tibi quia tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam et portae inferi non praevalebunt adversum ea").
    Sin embargo, el Papa puede rechazar la gracia de estado para cumplir su deber más allá de ese mínimo. Y de ahí que las acciones pastorales (incluso el modo de enseñar la doctrina) puedan tener falencias y hasta pecados, de los cuales él es responsable.

    ResponderEliminar

En ciertas horas del días se permitirán comentarios sin moderación. Los comentarios no cónsonos con el blog serán removidos. Igualmente los que falten a las normas del respeto personal.