lunes, 22 de marzo de 2021

Reflexiones y sugerencias sobre el viaje del Papa a Irak (2)

La visita, los encuentros, el diálogo y la oración en común, tanto con cristianos como con musulmanes, llevados a cabo por el papa Francisco en su visita a Irak a principios de este mes, han planteado en algunos católicos desorientados por la propaganda de los dos bandos actualmente en pugna en la Iglesia, preguntas tales como: ¿Cuál ha sido el Dios de Abraham? ¿Acaso nuestro Dios es el mismo Dios que el de los islámicos? Pero un buen católico ni siquiera se plantea tales interrogantes, pues desde su infancia ha leído la Biblia, le han enseñado su catecismo, y no ha tenido ningún problema en seguir admitiendo como cosa de lo más natural y obvia que el Dios de Abraham, el Dios de Moisés y el Dios de Nuestro Señor Jesucristo, es el mismo único y verdadero Dios. El buen cristiano no ha tenido nunca problemas con ello, sencillamente porque ello es la pura verdad.

----------En este punto, sin embargo, el actual neo-modernismo ha hecho surgir en la Iglesia un grave problema, Y el problema consiste en que algunos, los nuevos modernistas, han llegado a sostener que la comparación entre el concepto cristiano de Dios y el concepto islámico de Dios no implica ninguna cuestión sobre lo verdadero y lo falso. Es decir, para ellos no se trata de establecer quién tiene razón y quién está equivocado, sino que se trataría de una simple diversidad de puntos de vista, una diversidad de opiniones sobre un tema acerca del cual nadie está en posesión de la verdad, como para poder decirle al otro: estás equivocado. Incluso si el otro no piensa como nosotros, debemos respetar su opinión. Sería en efecto para ellos como preguntarse quién tiene razón entre los que prefieren los espaguetis y los que prefieren los macarrones.
----------Según ellos, el papa Francisco pensaría de este mismo modo, por lo cual su referencia al Dios de Abraham no implica que nosotros los cristianos y ellos los musulmanes tengamos el mismo concepto de Dios. Ellos (algunos quizás conscientes de su herética posición modernista, y otros inconscientes de ello, y supongo que son la mayoría) tal vez se pregunten: ¿quién sabe qué concepto Abraham tenía de Dios? ¿Qué sabemos? ¡Y hasta llegan a decir que ni siquiera el Papa lo sabe! Por lo tanto, ellos no tienen ningún problema en ver a un Papa (cosa que nunca antes hasta ahora había sucedido, ¡pero que ya era hora de que sucediera!) hablando con los musulmanes sobre el Dios de Abraham como si el concepto de este Dios fuera el mismo que el nuestro.
----------Ellos entienden que el papa Francisco se ha expresado como se expresó suponiendo falsamente que el Papa no reconoce que sobre Dios se puede admitir lo verdadero pero también lo falso y por eso, siempre según ellos, entre las religiones existe solo diversidad y de ningún modo error, más o menos así como a los que prefieren comer espaguetis no se les ocurre jamás decir que quienes prefieren comer macarrones se equivoquen, sino que lo que dicen es simplemente que tienen gustos diferentes.
----------Ellos, los actualmente influidos por las heréticas corrientes neo-modernistas vigentes en la Iglesia, creen falsamente que el papa Francisco sostiene que la concepción cristiana de Dios no es la mejor concepción respecto a la de todas las demás religiones, sino que es una opinión entre las otras, a la par de las otras. Por ende -siempre según ellos- el Papa sabría muy bien que nuestra opinión al respecto contrasta con la opinión de los musulmanes, ya que nadie sabría realmente qué pensaba Abraham de Dios. Pero que al decirle a los musulmanes que ellos y nosotros creemos en un mismo Dios, se trataría de una maniobra diplomática del Papa similar a la que, hablando a dos personas, de las cuales una ama los espaguetis y la otra los macarrones, les dijera que a ellos les encanta la pasta, sin juzgar las preferencias de uno u otro, y sin hacer cuestión sobre quién tiene razón, porque no tendría sentido. Vale decir, ellos dicen que no tendría sentido hablar de verdad y error en la cuestión del concepto de Dios, así como no lo tiene hablando de pastas.
----------Hay otros, en cambio, a los cuales les preocupa saber cuál es la verdad sobre Dios, algunos que saben muy bien que sobre Dios no solo existen opiniones, sino también verdades de fe certísimas y necesarias para la salvación de todos, saben muy bien que la concepción cristiana de Dios es la única verdadera entre todas las demás religiones. Sin embargo, influidos por otras corrientes heréticas que también hoy circulan en la Iglesia, en este caso las corrientes pasadistas, lefebvrianas y afines a ellas, expresan esta convicción diciendo, por ejemplo, que el Dios cristiano es el verdadero, mientras que el Dios del Corán es falso, es un ídolo.
----------Para ellos, el Dios de Abraham, como lo entiende el Corán, no sería el verdadero Dios uno y único, sino un ídolo. Otros, como he dicho, sostienen que ni siquiera nosotros los cristianos sabemos cuál era el concepto que Abraham se había hecho de Dios. Por esta razón, según ellos, el papa Francisco, pretendiendo dirigirse al Dios de Abraham como si fuera un Dios común a nosotros los cristianos y a ellos los musulmanes, habría caminado sobre lo incierto o, como dicen otros más audazmente, sobre el "vacío".
----------Ahora bien, frente a las dos corrientes de pensamiento antes mencionadas, ambas erróneas (es decir, y hablando francamente claro: ambas heréticas) es necesario afirmar con clara letra que para nosotros, los católicos, un Papa o un Concilio, cuando, como doctores de la fe, tratan sobre Dios o sobre sus atributos, incluso expresando valoraciones o juicios sobre la concepción de Dios de las otras religiones, son infalibles. Por ello, la enseñanza del Concilio Vaticano II acerca del concepto y los atributos de Dios en la religión islámica, debe ser recibida con obsequio de la mente y de la voluntad como enseñanza auténtica de la Iglesia, aunque no esté formulada a modo de definición dogmática y, sin embargo, debe ser aceptada como absolutamente verdadera y expresión de la divina Revelación.
----------Suponer, por lo tanto, que el Romano Pontífice, hablando a los musulmanes sobre el Dios de Abraham y también invocándolo junto con ellos y en su nombre en la oración, pueda haberse equivocado al interpretar qué concepto Abraham se había hecho de Dios y cuál es la concepción que se hacen los musulmanes, considerando que el Papa retoma cuanto el Concilio Vaticano II mismo enseña sobre este tema, quiere decir falta de respeto a la autoridad doctrinal del Papa, lo cual es inadmisible para un católico.
----------Pues bien, la verdad católica acerca de que cristianos y musulmanes (aún con ideas y conceptos diversos, pero en lo esencial no contradictorios sobre Dios) creemos en el único y verdadero Dios, hace evidente que podemos y debemos rezar juntos.
----------Algunos, como mons. Athanasius Schneider, objetan que esta nuestra oración de católicos junto con los musulmanes es un acto de irreverencia hacia la Santísima Trinidad, porque, dicen ellos, nosotros los cristianos, cuando rezamos, no rezamos al simple Dios Uno de la religión natural, sino al Dios Trino de la fe. Esto es cierto. Pero el grave problema es que mons. Schneider evidentemente no ha recibido, no ha hecho propia, no ha acogido (y no solo Schneider, sino también otros influidos por el pasadismo fijista) la distinción entre plegaria cristiana y plegaria interreligiosa introducida por el Concilio en la declaración Nostra Aetate 3, distinción que explica y justifica la oración interreligiosa, practicada ya desde los tiempos del papa san Juan Pablo II. Y supongo que mis lectores no necesitan que les explique qué calificación o censura teológica debería recibir la afirmación de alguien que se niega a recibir con religioso obsequio de la mente y de la voluntad como enseñanza auténtica de la Iglesia la enseñanza de un Concilio ecuménico y de un Romano Pontífice.
----------Si, para intentar explicarme, los benevolentes lectores me permiten una sencilla comparación que se me ocurre tomar de la vida civil, me parece que la plegaria interreligiosa se puede comparar con la solicitud hecha a un Jefe de Estado por parte de una delegación o comitiva de ciudadanos, para pedir una gracia. Supongamos, hipotéticamente, que en esta delegación algunos miembros conocen todas las competencias jurídicas del Jefe de Estado en este campo, mientras que otros conocen solo algunas, entre las cuales está precisamente esa solicitud de gracia en la que todos los miembros de la delegación han concordado.
----------Pues bien, reflexionemos. ¿Qué importa si algunos miembros de la delegación o comitiva no conocen todas esas competencias jurídicas? Lo importante para alimentar la esperanza de ser escuchados y asistidos por el Jefe de Estado es que todos tengan confianza en el Jefe de Estado y todos estén de acuerdo en pedirle la misma gracia, sabiendo que está entre sus facultades el concederla.
----------A ninguna persona sanae mentis se le ocurriría pensar que, como entre los miembros de la delegación hay un abogado constitucionalista junto a, tomemos por caso, un joven empleado de la panadería, el Jefe de Estado para el primero no sea el mismo que para el segundo, sino que se trata de dos personas distintas: es una persona para el abogado y otra persona distinta para el chico de los mandados de la panadería. Del mismo modo razonan o "sin-razonan", aquellos que dicen que el Dios de nosotros los cristianos no es el mismo Dios del Corán, como si se tratara de dos dioses distintos: el verdadero sería el Dios cristiano, mientras que el del Corán sería un ídolo, como ha dicho hace poco Magdi Allàm en el Corriere della Sera.
----------En base a estas consideraciones, en cualquier caso y al fin de cuentas, debemos decir que con todo el ateísmo que hay dando vueltas hoy por el mundo, atosigando a las gentes de indiferencia o descreimiento o incluso de odio hacia Dios, el poder rezar juntos cristianos y musulmanes al Dios de Abraham ¡es ya una gran gracia para todos! y un poderoso llamamiento a los ateos para que se conviertan a Dios. Por eso, la Plegaria y Encuentro Interreligioso que el Santo Padre ha querido realizar en la llanura de Ur el pasado sábado 6 de marzo, es un ejemplo y un magnífico modelo que nos ha sido dado por el Vicario de Cristo.
----------Ha sido un acontecimiento de dimensión trascendental que abre el ánimo de todos a la esperanza. De hecho, nunca jamás había sucedido desde el nacimiento del Islam hace catorce siglos que un Romano Pontífice, concordara con los musulmanes, en tierra islámica por lo demás amenazada por el terrorismo, en dirigirse a Dios para pedir en nombre de todos los hombres de buena voluntad el don de la concordia, de la justicia, de la reconciliación, de la misericordia, de la fraternidad y de la paz.
----------Por supuesto, está claro que en una plegaria interreligiosa, desarrollada en el respeto a la conciencia de los otros, no podemos pedirle a Dios nada más que aquello que la razón y la religión naturales nos sugieren que le pidamos a Dios. Pero nadie nos impide a nosotros los cristianos, cuando nos encontramos juntos en el compartir nuestra santísima fe, que imploremos a la Santísima Trinidad, para que ilumine las mentes e inflame los corazones de los musulmanes y los conduzca a Cristo y a la Iglesia católica.
----------Es necesario, sin embargo, dar una respuesta al error de los que creen que no rezamos al mismo Dios, es decir, una respuesta a la objeción antes mencionada, haciendo una distinción, porque no está desprovista de un lado de verdad. Sin embargo, la objeción de mons. Athanasius Schneider y la de tantos otros (lefebvrianos y filo-lefebvrianos), depende de un equívoco o malentendido muy grave y serio que consiste en el hecho que el objetor, quizás sin darse cuenta ni advertirlo, ha caído en la trampa del idealismo hegeliano, que reduce lo real al concepto de lo real y, por tanto, confunde con la realidad las ideas que tiene en su cabeza, tal vez incluso correctas. Ellos, de hecho, confunden el concepto de Dios con la realidad de Dios. Para ellos, en último análisis, el concepto de Dios que tienen es Dios.
----------Por el contrario, no es de ningún modo así, aunque el concepto de Dios como Trinitario sea correctísimo y el más elevado concepto de Dios, que ha sido revelado por el mismo Nuestro Señor Jesucristo, concepto del cual la mente humana se ha vuelto capaz gracias a la iluminación recibida por el don infuso de la fe teologal. Este concepto ciertamente representa a Dios, pero al fin de cuentas es una entidad mental, es un contenido de nuestra mente, formado por nuestra mente, pero no es en absoluto ese Dios creador, que existe en sí mismo, fuera, e independientemente de nuestra mente, antes y por encima de nuestra mente.
----------Está claro a partir de la Sagrada Escritura que el Dios de Abraham es el mismo que el Dios de Moisés, Aquel que es, el Yo soy, el ipsum Esse per se subsistens de santo Tomás de Aquino: lo ha revelado Él mismo a Moisés. Y es notorio, bien sabido, que Cristo es hijo de Abraham. Por lo tanto, si hay quien adora sinceramente y con corazón puro al Dios de Abraham, ignorando de buena fe que es el mismo Dios de Moisés y de Nuestro Señor Jesucristo, está ya en comunión con el Dios Trinitario sin saberlo y va al paraíso del cielo.
----------A partir de estos presupuestos y consideraciones, en la nota de mañana podremos extraer nuevas conclusiones y sugerencias teológicas del viaje del Santo Padre a Irak.

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