viernes, 5 de marzo de 2021

Cuestión disputada: sobre el título de Papa "emérito" (2/3)

Antes de seguir adelante con esta debatida cuestión acerca del nuevo título de Papa "emérito" creado por el papa Benedicto XVI y corroborado por el papa Francisco, aviso a los lectores que contestaré a sus preguntas al final de la tercera y última parte de esta serie. He recibido un par de mensajes en mi correo personal, a los que responderé gustosamente luego de publicar mi tercera nota, la de mañana, respondiendo también a los demás lectores que quieran plantear dudas o interrogantes acerca de lo aquí tratado.

----------Tras señalar en la primera nota la configuración del problema o estado de la cuestión, habiendo avanzado ya algo en la reflexión teológica, considero que un segundo paso en nuestro camino debe ser recordar algunos puntos acerca de lo que significa ser obispo, ser cardenal y ser Papa.
----------Para aclarar la innovación del papa Benedicto XVI, comencemos, entonces, por indicar con algún detalle la importante distinción entre el ser obispo, el ser cardenal y el ser Papa. Considero que lo más claro para mis lectores es expresar, en primer lugar, que este punto puede resumirse esquemáticamente así: 1) el episcopado es un estado sacramental incesable de institución divina; 2) el cardenalato es un estado jurídico cesable de institución eclesiástica; y 3) el papado es un estado jurídico cesable de institución divina.
----------El emeritado pontificio, explicitado por el papa Benedicto XVI, puede ser convenientemente parangonado con el emeritado episcopal y tomar de este la señal inspiradora y esclarecedora. Así como al ejercicio del episcopado corresponde el obispo jubilado, así, según la institución del papa Benedicto, se puede hacer corresponder al Papa reinante un Papa jubilado, como obispo de Roma jubilado.
----------En la práctica precedente a la de Benedicto XVI, el Papa que daba la dimisión ya no es Papa, como ya ha sucedido en la historia. En esta visión o perspectiva, mientras el ser Papa puede cesar, el ser obispo no puede cesar, por lo cual un obispo que da la dimisión o ha pasado los límites de edad, sigue siendo obispo. Por el contrario, según la innovación de Benedicto, el Papa dimisionario sigue siendo Papa, pero ya no ejerce el oficio. Aquí aparece una especie de mayor semejanza del Papa, obispo de Roma, con la situación del obispo diocesano, que sigue siendo obispo, pero sin gobernar ya la diócesis.
----------Parece pues que Benedicto XVI asimila el oficio petrino más que al de cualquier oficio eclesiástico, incluido el de cardenales, al sacramento del Orden, que, como se sabe, tiene su plenitud en el episcopado, por lo cual al obispo le decimos: tu es sacerdos in aeternum. De la misma manera parece, según Benedicto, que cuando Cristo le dijo a Pedro tu es Petrus, había querido decir tu es Petrus in aeternum.
----------Por consiguiente, el pontificado, en la mente del papa Benedicto XVI, parece ser un enriquecimiento o potenciamiento del carácter sacerdotal, por lo cual el Papa es superior al Obispo no solo y no tanto en su facultad de darle órdenes (gobierno universal de la Iglesia), sino precisamente y más aún por un motivo ontológico, que se refiere al ser, antes que al actuar. En suma, el ser Papa no se resuelve en el actuar, sino en su mismo ser, aún cuando no se actúe como Papa. Lo que da la posibilidad de una visión más profunda y más sublime, más mística que jurídica, del ser Papa como parece verlo Benedicto XVI. De modo que, después de que un alemán, como Lutero, ha humillado la dignidad de Pedro, la Providencia ha querido que un Papa alemán nos hiciera comprender mejor la sublime dignidad evangélica, espiritual, carismática y jurídica del Pescador de Galilea.
----------Por consiguiente, se infiere de ello que el Derecho Canónico deberá reglamentar esta nueva definición del Papado, que interpreta la intención de Nuestro Señor Jesucristo. Claro que si hacemos referencia al episcopado emérito, cuya función no está regulada por leyes, sino que es dejada a las personales decisiones del individual obispo interesado (lo que no parece ser un problema para nadie), no parecería en principio útil, oportuno, conveniente o necesario regular el status jurídico y las funciones del Papa emérito.
----------Sin embargo aquí, en la cuestión del emeritado pontificio, en realidad se trata de un algo muy diferente. El hecho de que el obispo deba jubilarse, es un hecho de ordinaria administración, que puede ser de máximo interés para su diócesis. Pero el hecho de que un Papa renuncie es un hecho sorprendente y rarísimo, que puede ser traumático para toda la Iglesia o al menos para parte de ella, y suscitar un sinfín de inferencias y discusiones sobre el valor, sobre el por qué y sobre la oportunidad de dicha dimisión (por caso: ¿gesto de humildad o de debilidad?), e incluso sobre la validez de la misma dimisión, como ha sucedido en el caso de Benedicto XVI, quien efectivamente ha dado oficialmente motivos de su renuncia, pero muchos quedaron perplejos por sus palabras, sabiendo cuántos enemigos tenía y aún tiene. Y así ha surgido un movimiento cismático que, incrédulo de la validez de la dimisión de Benedicto y por tanto incrédulo también de la validez de la elección de Francisco, considera todavía a Benedicto como verdadero Papa y no a Francisco.
----------Está claro que una tal tesis cismática es ofensiva para el propio Benedicto XVI, quien indudablemente ha declarado obediencia al papa Francisco. Sin embargo, esto nos hace comprender lo importante y urgente que es definir con la máxima seguridad, certeza, y precisión, la distinción entre oficio y ejercicio del oficio propuesta por Benedicto, para que se aplique desde ahora en adelante a los futuros Papas que quisieran renunciar.
----------Ahora bien, llegados a este punto de la reflexión teológica, debemos abordar un siguiente paso, de importancia capital, que se puede resumir en la tesis siguiente: El Papa dimisionario sigue siendo Papa.
----------Suponiendo válido este principio, una pregunta que podemos hacernos es la siguiente: ¿qué valor puede tener este permanecer Papa, este seguir siendo Papa? ¿Cómo puede implementarse prácticamente la institución del emeritado pontificio? Pues bien, podemos encontrar una salida o respuesta a estas preguntas en el hecho de que el Papa dimisionario todavía siente fuerza suficiente para ayudar al Sucesor en su oficio. Esto explica cómo el papa Benedicto se haya instalado en el Vaticano, vecino al papa Francisco, a fin de tener más facilidad de contactarlo, así como, recíprocamente, Francisco ha tenido complacencia de contactar a Benedicto.
----------Por lo tanto, el sentido común nos dice que podemos pensar que el Papa reinante puede encontrar en el Papa emérito una ayuda, un sostén y un consejero particularmente útil, sagaz y oportuno. Por cuanto respecta a la relación del Papa emérito con el Papa reinante, es necesario pensar que se trata de una relación del todo especial en comparación con cualquier otro fiel, súbdito o colaborador del Papa. En efecto, ningún otro fiel puede presumir de la experiencia de haber ejercido el oficio petrino durante un período más o menos largo, lo que, en principio, hace que el Papa emérito sea alguien particularmente autorizado junto al Papa reinante, aunque obviamente detentando una autoridad puramente humana y moral.
----------Entonces, se ve consecuentemente que sería bueno que el oficio papal cesara, ya sea por ley o por elección del titular del oficio en aquellos casos en los cuales el Papa ya no sienta o ya no tenga la fuerza física y psíquica para guiar convenientemente a la Iglesia y desarrollar en plenitud sus deberes de Papa. O bien en aquellos casos en los cuales el Papa se enferma gravemente en sentido físico o psíquico. No parece oportuno fijar límites de edad, como para los obispos, pero será oportuno ver caso por caso.
----------(Continuaremos)

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