lunes, 15 de marzo de 2021

Las doctrinas diabólicas como primaria acción satánica

Sin duda la figura del demonio ha vuelto a aparecer visiblemente en escena, y no sólo para vana curiosidad y acaso divertimento del público común y corriente, en series de TV, o filmes, o blogs de internet, o revistas, o libros, sino en la peor de las posibilidades: los cultos satánicos. ¿Qué podemos decir de esta renovada toma de conciencia que hoy vive la humanidad acerca de la presencia y de la actuación del demonio sobre nuestra vida?... Se trata de una cuestión que propuse hace alrededor de un año atrás en dos pequeñas notas, y ahora retorno al tema, aunque en una sola publicación y con algunos agregados.

----------En estos últimos años, tanto gracias a intervenciones del Magisterio de la Iglesia o de los Pastores en particular, como gracias a la publicación de valiosas obras sobre el tema o a la fama adquirida por valientes y talentosos exorcistas, como el padre Gabriele Amorth [1925-2016] y otros, en muchos ambientes católicos ha sido recuperada la conciencia de la acción de Satanás en este mundo, aunque haya mucho por hacer para eliminar dos persistentes errores opuestos entre sí, 1) el primero, más extendido en los ambientes cultos, que consiste en la negación absoluta de la existencia del diablo; 2) el segundo, en cambio, presente en los ambientes populares, que consiste en la espectacularización de la acción satánica y en la demasiada facilidad con la cual se quisiera explicar ciertos fenómenos odiosos o ciertas desgracias repetitivas. Es el caso, entonces, que encontramos ideas erróneas sobre el demonio tanto en el primer caso como en el segundo.
----------En cuanto a la acción de Satanás generalmente se otorga espacio y publicidad, a veces quizás por una cierta inútil curiosidad o búsqueda del éxito por parte de las publicaciones sobre el tema, a los fenómenos diabólicos más llamativos, desconcertantes e impresionantes, como las posesiones, las apariciones y el satanismo. Esta fenomenología, sin embargo, gracias a Dios, es bastante rara.
----------Por el contrario, existe otro aspecto de la acción de Satanás, más frecuente y más importante, pero menos llamativo y más descuidado en la actualidad, y es el que nos toca a todos de cerca, por lo cual es de interés primordial también para nuestro camino de salvación, aún cuando no tiene la espectacularidad propia de los fenómenos arriba indicados, sino por el contrario, ubicándose precisamente sobre el plano del espíritu (al fin de cuentas, ¿acaso no es Satanás un espíritu?) toca y afecta menos los sentidos, las emociones y la fantasía, sino que interpela mayormente la delicada labor de la inteligencia, de la conciencia y de la voluntad, sobre todo en relación con el ejercicio de las virtudes teologales de la fe, de la esperanza y de la caridad, así como al ejercicio de los dones del Espíritu Santo.
----------El fenómeno de las posesiones o de los acosos, después de todo, constituye una severa prueba para el poseso y ciertamente involucra al hábil exorcista, pero al fin de cuentas no compromete o no pone en peligro la conducta moral del paciente, dado que, como es sabido, durante la presencia del demonio, el paciente se encuentra en un estado inconsciente, por lo cual no puede ejercer su voluntad.
----------En cambio, el ingreso o entrada de Satanás en la conciencia del sujeto lúcido y consciente es el verdadero problema acerca de la acción de Satanás, en cuanto él, con sus sugerencias, seducciones y tentaciones, pone en serio peligro la salud espiritual y moral del sujeto, impulsándolo al pecado. De hecho, toda la acción de Satanás en este mundo puede ser resumida en este único propósito: engañar al hombre precisamente con "doctrinas diabólicas" para persuadirlo de pecar, sabiendo que está pecando, consciente de que lo que está haciendo es pecar, y haciéndole parecer bien el mal o mal el bien.
----------El imaginarse a Satanás como un ser espantoso, o terrorífico, o repelente, o repugnante, significa en realidad detenerse sobre el plano de la metáfora y de la imaginación, sin captar el verdadero significado de la acción satánica, es decir, sin ver en Satanás su verdadera peligrosidad que, repito, reside en su astuto y refinado arte para conducirnos a pecar, para mostrarnos el pecado como atrayente.
----------En este sentido, Satanás no aparece en absoluto como repugnante, sino por el contrario aparece como fascinante, seductor y encantador. Satanás trata de adormecer nuestra conciencia, de modo de no arrepentirnos del pecado cometido. Aquí reside la verdadera característica, que por lo demás es cotidiana para quien sabe advertirla, de la acción satánica. O bien inculca falsos sentimientos de culpa para bloquearnos en el cumplimiento del bien y para inducirnos a la desesperación.
----------Por consiguiente, desde este punto de vista, que es el que debe ser más importante para nosotros si nos preocupamos por nuestra salvación, la acción de Satanás no tiene un carácter externo y material, atinente a los sentidos, a las emociones o a los estados de nuestro cuerpo o nuestro entorno físico, como en el primer caso antes señalado, sino un aspecto sutil, interior, insinuante, podríamos decir "serpentino", que toca precisamente la vida de nuestro espíritu, nuestra intimidad, nuestras ideas, nuestras convicciones, sentimientos, tendencias o aspiraciones espirituales, nuestros actos morales, nuestra relación interpersonal con los demás, y nuestra relación con Dios. Se sitúa en el nivel de las ideas, de la comunicación del pensamiento, de los mensajes verbales, de los impulsos o de los estímulos dados a la voluntad.
----------El objetivo principal de Satanás no es tanto la corrupción de las pasiones sino la corrupción del espíritu. No empuja tanto a los pecados carnales, sino a los pecados espirituales: la soberbia, la impiedad, la presunción, la envidia, el odio, la hipocresía, la mentira, la duplicidad. Satanás plantea el obstáculo más grave para la consecución del bien, de la virtud, de Dios, obstáculo que no viene de la carne sino del espíritu o, como dice Cristo, no viene de fuera, sino de dentro, del corazón, de la voluntad.
----------Su objetivo es hacer que la inteligencia se vuelva turbia y falsa, y que la voluntad se vuelva injusta, doble y mala. El pecado de Satanás ha sido obviamente un pecado espiritual, siendo él puro espíritu, y por esto los pecados espirituales pueden ser llamados "diabólicos". Estos pecados, en primer lugar, contaminan el intelecto y la voluntad, el pensamiento y la acción, que son las potencias propias del espíritu.
----------El primer pecado espiritual, el punto de partida de la perdición, concierne por lo tanto al pensamiento: aquello que san Pablo llama "doctrina diabólica". Ella consiste en la instigación a la mentira y en la apología de la mentira acerca de los valores más importantes, que son los que conciernen a la salvación, por lo tanto la falsificación de la Palabra de Dios, de la verdad de fe, de la doctrina de la Iglesia. Los lectores acaso pueden entender mejor este concepto de falsificación de la Palabra de Dios como primaria acción diabólica si se piensa en el modernismo (en cualquiera de sus formas históricas) o en el liberalismo que está en su fondo, cuyo resultado es lo que conocemos como "católicos modernistas" o "católicos liberales", que parece ser uno de los frutos más sofisticados de la acción satánica, uno de sus resultados más dañinos, que explica en gran medida la actual situación de crisis en la Iglesia. Posiblemente algunos de mis lectores recuerden aquella cita del padre Castellani, hablando de los católicos liberales: "El que le enciende una vela al diablo, le enciende una vela al diablo; pero el que le enciende una vela a Dios y otra al diablo, le enciende tres velas al diablo".
----------La voluntad obviamente juega en el pecado del pensamiento, ya que todo pecado implica mala voluntad. Pero luego el pecado diabólico se refiere también a aquellos actos que conciernen al compromiso específico de la voluntad, es decir, se trata de los pecados propiamente relacionados con la acción o la operación, la ejecución práctica del pensamiento diabólico, y aquí tenemos todos los más graves actos de la violencia, de la crueldad, del sacrilegio, de la incredulidad, de la desesperación, de la injusticia, del hurto y del robo, del asesinato, del aborto, del sadomasoquismo, de la feroz disputa, de la difamación, de la denigración, de la desobediencia, de la sedición, de la masacre, del terrorismo.
----------El hombre diabólico puede eventualmente ser moderado, casto, sobrio, mesurado, controlado, gentil, de buen trato y buenos modales, cortés, afable, bien educado, simpático, alegre, psíquicamente normal, culto, de maneras refinadas, aparentemente piadoso y sereno; porque en efecto, el demonio elige preferentemente a estas personas ajenas a los excesos emocionales, ajenas a los arrebatos de ira, ajenas a los impulsos descontrolados, pues son personas que no despiertan sospechas, quizás ocupando altas esferas, prelados, teólogos o religiosos, y que son, por tanto, objeto de estima y de respeto, para convertirlos en instrumentos de su acción cuando él quiere causar daños verdaderamente graves a las almas y de larga duración: se trata sobre todo de los heresiarcas, cuyo influjo maligno es capaz de durar siglos.
----------Estos son los autores de aquellas enseñanzas que san Pablo llama "doctrinas diabólicas" (cf. 1 Tm 4,1). Por eso, la persona diabólica puede revestirse de una apariencia noble, puede parecer una persona muy espiritual, un profundo intelectual, un profeta inspirado, un vidente, un místico, ya que, como dice san Pablo, "Satanás se disfraza de ángel de luz" (cf. 2 Cor 11,14).
----------Repitámoslo para que se grabe: la obra propia de Satanás es la falsificación, la mentira (pecado del espíritu) es la obra diabólica primaria, pues bien sabemos que él es el padre de la mentira. "El peor mal es la falsificación; al diablo hoy día no le interesa tanto destruir como falsificar. Y cuando la adulteración toca a la religión, es extremado mal: falsificación del remedio mismo", escribió Leonardo Castellani en otro lugar (Reflexiones de un recluso, 1961). Satanás sabe hasta cierto punto incluso simular la santidad, aún cuando el ojo experto reconoce fácilmente las falsificaciones y las imposturas, ya que es una empresa demasiado difícil para Satanás. De ahí el proverbio popular italiano: "il diavolo fa le pentole, ma non i coperchi" (el diablo hace las ollas, pero no las tapas). La ficción diabólica no puede durar mucho.
----------Por supuesto, caen en la trampa solo los que quieren caer. Ordinariamente el demonio no apunta tan alto, también porque son pocos los que aman la santidad, y el demonio quiere conquistar el mayor número posible de necios y chitrulos o botarates. Por este motivo ordinariamente se esconde bajo los rasgos y el estilo de aquellos personajes de éxito que atraen multitudes, falsos filósofos, pseudo teólogos, hábiles sofistas e impostores, reformadores de la Iglesia y de la sociedad, genios del pensamiento y de la ciencia, seductores, líderes políticos, espiritistas, hipnotizadores, actores, artistas, deportistas, poetas y magos.
----------Pero citemos la expresión paulina en su propio contexto, que es muy interesante: "El Espíritu declara abiertamente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, dando oídos a espíritus mentirosos y a doctrinas diabólicas, seducidos por la hipocresía de impostores, que tienen ya marcada a fuego su propia conciencia" (1 Tm 4,1-2). Esta es la cuestión del fariseísmo, sobre la cual Castellani (lo cité dos veces, que sean entonces tres) ha dado lecciones magistrales que son imperecederas.
----------Pero no nos vayamos hoy hacia tan lejanos territorios (en los que se manifiesta paladinamente la obra falsificadora de Satán), sino quedémonos en el citado texto de san Pablo en su Primera Carta a Timoteo. En primer lugar, la referencia al Espíritu Santo, que es el Espíritu de la verdad, sirve para dar certeza a esta declaración. Los "últimos tiempos", o "plenitud de los tiempos" en el lenguaje bíblico, representan los tiempos apocalípticos, es decir, aquellos conclusivos y decisivos, los más altamente dramáticos, de la historia de la salvación, los tiempos del combate final. Recordemos la apostasía de la cual habla el Apóstol: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el Hijo de perdición" (2 Tes 2,3). Sobre todo se refieren al futuro, pero también pueden afectar al presente, pues ya en el presente se decide nuestra salvación, se edifica, se construye nuestra salvación.
----------La misma venida de Cristo, según el Evangelio, inaugura los "últimos tiempos" preanunciados por los profetas, últimos sí en sentido cronológico, pero sobre todo en sentido intensivo: los tiempos más cargados de significado, los tiempos resolutivos, también llamados "tiempos del fin", el fin de este mundo de pecado y de inicio del nuevo mundo de la justicia, tiempos del choque final de las fuerzas del bien contra las del mal.
----------En esta lucha final emergen las doctrinas más peligrosas, que son precisamente las "doctrinas diabólicas". Deben ser desenmascaradas y refutadas con la misma potencia de ese Espíritu, que revela su apariencia y su peligrosidad. Es el Espíritu Santo, Espíritu de la verdad, acompañado de la oración, es el Espíritu que descubre y expulsa el espíritu impuro, el espíritu de la mentira.
----------Estas doctrinas se predeterminan sobre todo a la destrucción o la falsificación de la fe (la herejía) de esa fe que es el inicio de la salvación. El demonio intenta suprimir la vida cristiana desde la raíz, apagando la luz de la fe con doctrinas que la hacen parecer falsa, odiosa, irracional, degradante, inhumana, intolerante, opuesta a la libertad, anticuada, superada, esclavizante y muchos otros engaños similares.
----------San Pablo es muy severo al juzgar a estos "espíritus mentirosos" que propagan la herejía. De hecho, declara que están "tienen ya marcada a fuego su propia conciencia"; por lo tanto, no están en buena fe, lo que en cambio puede ocurrir cuando uno defiende una herejía sin saber que es una herejía. En tal caso, la Iglesia ha hablado de herejía material ya desde los tiempos de san Agustín [354-430], la cual no es culpable, en cuanto el sujeto confunde involuntariamente el error con la verdad y la verdad con el error.
----------En cambio en la herejía verdadera y propia, llamada herejía formal, existe una verdadera culpabilidad, dada por el hecho de que el hereje sabe que su idea es herética y con todo aún así la defiende presentándola como verdad católica o bien simplemente negando que sea contraria a la verdad católica. Se trata de una culpa gravísima, bien descrita por el Apóstol con la expresión "tienen ya marcada a fuego su propia conciencia", casi como para significar el fuego del infierno que ya en esta vida comienza a atormentar a los herejes.
----------Ciertamente no es siempre fácil en la práctica distinguir al hereje formal del hereje material, pero es muy importante lograr hacer este discernimiento, ya que el comportamiento que se debe seguir en los dos casos es bastante diferente. Sin embargo, existen indicios que indirectamente pero con certeza nos permiten distinguir y por lo tanto adoptar el oportuno y adecuado comportamiento que se necesita en los dos casos.
----------La diferencia esencial entre los dos tipos de herejes está dada por la presencia de algunas características morales: el hereje formal es soberbio, presuntuoso, desleal, arrogante, obstinado, ambicioso, vengativo, cruel, despectivo y burlón hacia los adversarios, un implacable odiador de los que se atreven a criticarlo o reprocharlo, astuto guardián de su imagen o de su look, para procurarse la mayor fama posible en el mundo, empeñado en buscar los medios y en formar discípulos y colaboradores que lo apoyen en su impía actividad. Personalmente, soy muy afortunado al no conocer ni los rostros, ni los nombres, ni la condición, de quienes frecuentemente demuestran estas mismas características de herejes formales en muchos comentarios soberbios, burlones, furiosos, e insultantes, que se escriben en el foro y nunca son publicados.
----------El hereje es objeto de fanática admiración por parte de sus seguidores, que lo sitúan por encima de cualquier otra autoridad, casi como si fuera un dios. Un ejemplo clásico es Martín Lutero [1483-1546], aunque evidentemente hay que reconocer en él algunas cualidades, como por ejemplo su "profunda religiosidad", tal como supo expresarse el papa san Juan Pablo II [1978-2005].
----------Por el contrario, el hereje simplemente material es en realidad ortodoxo y puede ser también un santo. Ni siquiera se le puede llamar propiamente hereje, sino que es solo una persona que está equivocada. Simplemente no se da cuenta de su error porque si se diera cuenta de él, lo rechazaría decididamente, pero Dios puede permitir que por largo tiempo y tal vez incluso durante toda la vida, no tome conciencia del error. Se trata, por lo tanto, de ignorancia no culpable, denominada "invencible", causada bien por una insuficiente formación recibida o por límites intrínsecos de su inteligencia o por incomprensiones o equívocos insuperables quizás relacionados con el ambiente, el lenguaje o con defectos del carácter o de su psique.
----------El hereje material, a quien también podríamos llamar pseudo-hereje, se equivoca solo en algunos puntos en el ámbito de un sistema de pensamiento sustancialmente ortodoxo y que ciertamente desde este punto de vista puede ser de gran valor y hacer mucho bien a la cultura y a la Iglesia. Incluso puede ser un místico y un maestro de santidad. Es fiel a la Iglesia, consciente, preocupado por la ortodoxia, enemigo de los herejes, humilde, piadoso, prudente, modesto, desinteresado, magnánimo, caritativo, generoso, dispuesto a corregirse cuando se da cuenta del error, manso y paciente con sus adversarios, que tal vez lo maltraten, no apegado a sus ideas, no preocupado por una fama mundana sino solo por agradar a Dios, no cerrado en sus ideas, sino siempre dispuesto a aprender. Ejemplo famoso es el Beato Antonio Rosmini [1797-1855].
----------Como se desprende del pasaje de san Pablo, la importante colaboradora de Satanás es la hipocresía (médula del fariseísmo). ¡Cuán a menudo hace Jesús acusaciones de hipocresía! ¿Y contra quién? ¿Contra los publicanos, las prostitutas y los pecadores? ¡No; sino contra sacerdotes, escribas y fariseos! ¡Qué lección para nosotros los sacerdotes, para los religiosos, consagrados a la perfección y a la guía de las almas! ¡Por lo tanto, es entre nosotros donde el demonio encuentra el terreno más adecuado para sembrar sus doctrinas!
----------Lo primero que hay que hacer en la vida -y esto vale también y sobre todo para quienes están llamados a enseñar la teología o las verdades de fe, y a guiar a las almas a la salvación- es actuar con buena conciencia ante Dios, desprendidos de la gloria humana, buscar a Dios sobre todo y a toda costa: si los hombres aprueban, bien, y si no aprueban, paciencia. Es necesario, por lo tanto, evitar la gloria humana y no ser esclavos del parecer de los demás. En cambio, el hereje se busca ante todo a sí mismo y el favor de los hombres; Dios y la religión para él son sólo un medio para afirmarse en el mundo y para obtener una gloria efímera, que sin embargo le abre a él y a sus discípulos el camino de la perdición.

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