Este sábado, propongo unos modestos pensamientos que nos ayuden a tener hoy presente, de modo más vivo si nos fuera posible, la compañía de María, nuestra Santísima Madre. Sin embargo, como es el estilo y la finalidad de este blog, sin hacerles faltar a mis lectores la reflexión teológica, que sirva para hacernos luz en estos tiempos de crisis de fe y de confusión. Y esta tarea me insumirá dos notas, la de hoy y la de mañana.
"Calamum quassatum non conteret, et linum fumigans non extinguet" (Is 42,3). Blog de filosofía y teología católicas, análisis de la actualidad eclesial y de cuestiones de la cultura católica y del diálogo con el mundo.
sábado, 13 de marzo de 2021
María nació santa y creció en santidad (1/2)
----------Un aspecto de la predicación del papa Francisco que suscita malestar es su aparente tendencia a contradecirse a sí mismo, causada por el hecho de que él parece concebir el mensaje del Evangelio no en la categoría de la universalidad, sino en la de la diversidad, no en la categoría de la unidad, sino en la de la multiplicidad. Es la imagen de la Iglesia tan querida por él del poliedro y no de la esfera. Los rayos no salen todos iguales de un centro, sino que son una pluralidad de caras coordinadas entre sí en la diversidad.
----------Parece, pues, que para el papa Francisco predicar a todos no quiere decir predicar a todos el mismo mensaje idéntico a todos, sino que, con el pretexto de predicar un mensaje adaptado a cada uno, para hacerse agradar a cada uno, y por una malentendida necesidad de contentar a cada uno, y de decir lo que le gusta a cada uno, aunque entre los hombres existen contradictorias ideas o exigencias, parece que el Papa actual no tiene escrúpulos en decirle a Ticio que A es B y a Cayo que A no es B.
----------Y así todos deberían estar contentos y satisfechos por la apertura mental y la amplitud de miras del papa Francisco y la acogida que el Papa les reserva. "En la Iglesia, como él dice, hay lugar para todos". Pero, surge la inevitable pregunta: ¿el precio de este doble juego (porque tal al menos parece ser) no es demasiado alto? ¿Dónde termina el "sí sí no no" predicado por Cristo? ¿Qué pasa con el principio de no contradicción y con la coherencia en el hablar y en el pensar? ¿Es la verdad la que debe amoldarse a nosotros, asumiendo mil caras, o somos nosotros quienes debemos amoldarnos a la única verdad, una para todos?
----------Esta aparente incoherencia del papa Francisco, esta aparente duplicidad o voluntad de contentar a católicos y herejes, este aparente considerar lo falso como no contrario, sino simplemente como diferente de lo verdadero, como si existiera un derecho a la falsedad, tal como existe un derecho a la verdad, todo esto parecería inspirado por el modo rahneriano de concebir el ecumenismo, o sea, no como llamado a los hermanos separados a entrar en la plena comunión con la Iglesia católica, mediante la aceptación de todos los dogmas de la fe, según el dictado del decreto conciliar Unitatis Redintegratio (n.3), sino como decisión de la Iglesia de exigir a todos los cristianos la adhesión a aquellos dogmas que todos ya comparten, tanto católicos como herejes, al tiempo que se concede libertad de pensamiento respecto a aquellos dogmas que sólo son aceptados por los católicos pero no por los luteranos, en el sentido de que la Iglesia, hacia los luteranos, debería contentarse con que acepten los dogmas que los católicos ya tenemos en común con ellos.
----------En tal modo, por ejemplo (y para entrar ya en la mariología) los luteranos serían libres de continuar rechazando aquellos dogmas que rechazó en su época Martín Lutero [1483-1546], y entre estos se encuentra precisamente el dogma de la Inmaculada Concepción. Por eso, para un luterano decir que María no ha nacido santa no causa ninguna dificultad, mientras que es una herejía para el católico, aunque con las precisiones que haré, pero que lamentablemente el Papa no hace, en el contexto de unas extrañas palabras, pronunciadas hace un par de años; por lo cual, para saber exactamente el verdadero pensamiento del Papa, es necesario acudir en cambio a aquellos discursos en los que testimonia claramente la fe en el dogma.
----------Así, por ejemplo, todos los 8 de diciembre el papa Francisco celebra a la Virgen María en su Inmaculada Concepción, y enseña a toda la Iglesia, de modo claro y firme, el sentido de esa verdad, en la que la Iglesia católica ha creído por siglos y siglos, mucho antes de que el beato papa Pío IX definiera el dogma un 8 de diciembre de 1854. Está, pues, muy claro lo que el papa Francisco cree y enseña al respecto y no podría ser de otra manera. Pero no todo es tan sencillo tratándose de este Papa, como bien sabemos.
----------Pues bien, es posible que los lectores recuerden un problema suscitado hace alrededor de dos años, cuando hablando a los católicos el 8 de diciembre de 2018, el Papa dijo que Nuestra Señora es inmaculada, pero en un posterior discurso del día 21 de diciembre de ese año, a los empleados dependientes de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, en ocasión de las felicitaciones navideñas, refiriéndose a san José y a la Santísima Virgen María, dijo que "los santos no nacen, se hacen, y esto vale también para ellos". Por lo tanto, en esa ocasión el Papa parecía que venía a decir que la Virgen no ha nacido santa, o sea que parecía decir que no es inmaculada, y así el Papa contentaba incluso a aquellos que no creen en este dogma.
----------Si estas palabras pueden sorprender y crear desagrado o incomodar, es necesario todavía tener presente que no hay que dudar de la fe del papa Francisco en el dogma de la Inmaculada, fe que él ha expresado con perfecta claridad en varias ocasiones, por ejemplo en el Ángelus de la Solemnidad de la Inmaculada del 2015 con las siguientes palabras: "Hoy, la fiesta de la Inmaculada nos hace contemplar a la Virgen que, por singular privilegio, ha sido preservada del pecado original desde su concepción. Aunque vivía en el mundo marcado por el pecado, no fue tocada por él: María es nuestra hermana en el sufrimiento, pero no en el mal ni en el pecado. Es más, el mal en ella fue derrotado antes aún de rozarla, porque Dios la ha llenado de gracia (cf. Lc 1,28). La Inmaculada Concepción significa que María es la primera salvada por la infinita misericordia del Padre, como primicia de la salvación que Dios quiere donar a cada hombre y mujer, en Cristo. Por esto la Inmaculada se ha convertido en icono sublime de la misericordia divina que ha vencido el pecado".
----------O bien en el Ángelus del 8 de diciembre de 2017, cuando dijo, confirmando nuestra fe en la Inmaculada: "Hoy contemplamos la belleza de María Inmaculada. El Evangelio, que narra el episodio de la Anunciación, nos ayuda a comprender lo que celebramos, sobre todo a través del saludo del ángel. Él se dirige a María con una palabra que no es fácil de traducir, que significa 'colmada de gracia', 'creada por la gracia', 'llena de gracia' (Lucas 1, 28). Antes de llamarla María, la llama llena de gracia y así revela el nombre nuevo que Dios le ha dado y que le conviene más que el que le dieron sus padres. ¿Qué quiere decir llena de gracia? Que María está llena de la presencia de Dios. Y si está completamente habitada por Dios, no hay lugar en Ella para el pecado. Es una cosa extraordinaria, porque todo en el mundo, desgraciadamente, está contaminado por el mal. Cada uno de nosotros, mirando dentro de sí, ve algunos lados oscuros. También los santos más grandes eran pecadores y todas las realidades, incluso las más bellas, están tocadas por el mal: todas, menos María. Ella es el único 'oasis siempre verde' de la humanidad, la única incontaminada, creada inmaculada para acoger plenamente, con su 'sí' a Dios que venía al mundo y comenzar así una historia nueva".
----------O bien, como lo expresó el pasado 8 de diciembre de 2020: "La fiesta litúrgica de hoy celebra una de las maravillas de la historia de la salvación: la Inmaculada Concepción de la Virgen María. También ella fue salvada por Cristo, pero de una forma extraordinaria, porque Dios quiso que desde el instante de la concepción la madre de su Hijo no fuera tocada por la miseria del pecado. Y por tanto María, durante toda su vida terrena, estuvo libre de cualquier mancha de pecado, ha sido la 'llena de gracia' (Lc 1,28), como la llamó el ángel, y disfrutó de una singular acción del Espíritu Santo, para poder mantenerse siempre en su relación perfecta con su hijo Jesús; es más, era la discípula de Jesús: la Madre y la discípula. Pero el pecado no estaba en Ella".
----------Pero expresiones equívocas como las ya mencionadas del 21 de diciembre de 2018, decididamente infelices, necesitan de una atenta interpretación, basada en una oportuna distinción referente al concepto de santidad, por la cual es necesario decir: 1) si por "santidad" entendemos el estado de gracia, entonces ciertamente María es santa no solo desde su nacimiento, sino desde su concepción. En este sentido, María fue concebida santa y nació santa. 2) Pero si por "santidad" entendemos la plenitud final de santidad, que cada uno debe alcanzar al final de su vida, entonces está claro que esta santidad no ha pertenecido al nacimiento ni siquiera de Nuestra Señora, quien, durante todo el curso de su vida, ha debido crecer en esta santidad, hasta llegar a la cumbre terrena final, que corresponde al momento de su asunción al cielo. Por consiguiente, está claro que tomando la santidad en tal sentido, María no ha nacido santa, y debió crecer en santidad.
----------La santidad originaria de María se designa con el término "inmaculada", partiendo de la metáfora del pecado como mancha o como suciedad, es decir, como algo extraño y añadido, que se agrega al sujeto accidentalmente, ofuscando su belleza o poniendo en peligro su salud o sus condiciones higiénicas. El agua es símbolo intuitivo de la gracia bautismal, que purifica y quita la mancha del pecado. María no ha tenido necesidad de ser lavada, porque estaba limpia desde el momento de la concepción.
----------A partir de estos datos de nuestra fe, y estos primeros desarrollos teológicos, que espero que a mis lectores les sean de utilidad, continuaremos mañana con este mismo tema.
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Fr Filemón: sus esfuerzos son destacables, pero, mucho me temo que no alcanzan a explicar la escandalosa actitud del papa Bergoglio, cuya duplicidad de expresión no sólo escandaliza a los creyentes cristianos, sino también a los no creyentes, que no ven, por esta razón, en la Iglesia, Unidad en la Verdad.
ResponderEliminar¿Cómo no llegar así a la conclusión de que este Papa ha fallado en su fe, ha pecado en su fe, que su fe no es la Verdad de Cristo, quien dijo que sus Palabras no pasarían?
Lo siento, pero sus justificaciones a las expresiones de Bergoglio no alcanzan para convencerme.
¿Por qué no publica el comentario sobre la "tontería" de la corredención? ¿No quiere quedar en evidencia? Debe ser un acto reflejo...No es gratis el esfuerzo constante para hacerle decir al Papa y al conciliabulo todo lo que ellos no quisieron decir...
ResponderEliminarQuerido Anónimo de las 5:15,
ResponderEliminarEl Papa no puede fallar en la Fe, no puede pecar contra la virtud de la Fe, pues es el Sucesor de Pedro, el Vicario de Cristo. Puede pecar contra todas las demás virtudes, pero no contra la Fe, porque de lo contrario no se cumpliría la promesa de Cristo, lo que ni si quiera se puede pensar.
Ahora bien, en todo lo demás un Papa puede pecar: un Papa (no digo solo este Papa, sino cualquier Papa) puede pecar contra todas las demás virtudes: puede ser un hombre no instruído para cumplir sus deberes de estado, puede ser ambicioso, deseoso de poder, buscador de la fama y la alabanza del mundo, egoista, vanidoso, por no mencionar los pecados más bajos que pueden afectar la condición humana, pero no puede pecar contra la virtud de la Fe. De ahí que la GRACIA MAGISTERIAL que del Espíritu Santo recibe para cumplir su oficio de Maestro de la Fe, es una gracia indefectible, no falla. En cambio, la GRACIA PASTORAL O DE GOBIERNO, que él recibe para cumplir su oficio de Pastor de la Iglesia, depende de su docilidad al Espíritu, que puede fallar. De ahí incluso que puede pecar en su predicación, en su modo de expresión de la Palabra de Dios, incluso expresando opiniones teológicas equivocadas, que es cuando actúa como doctor privado, no como Maestro de la Fe. Pero nunca podrá enseñar lo contrario a la Fe cuando actúa como Maestro de la Fe.
De modo que afirmar que el Papa puede ser hereje, afirmar tal cosa conscientemente y a sabiendas, es en sí mismo haber caído en herejía, no poseer recta fe católica.
De modo tal que mis modestos argumentos (y en esto le concedo, y soy el primero en afirmar que mis explicaciones son pobres explicaciones), mis modestísimas argumentaciones sólo procuran ayudar a los católicos, es decir, a los que tienen fe católica, a vivir en estos tiempos de confusión, incluso con las pruebas que debemos padecer durante este pontificado y el actual estado de la Iglesia.
Pero si bien puedo -con la ayuda de la gracia- explicar estas cosas y dar serenidad a quienes tienen fe católica, no puedo de ningún modo CONVENCER a quien no la tiene. Nadie puede convencer de la Fe católica (que implica la Fe en el Sucesor de Pedro) a quien no la posee.
Querido Anónimo de las 20:14,
ResponderEliminarhe publicado del texto de su mensaje solo lo que pude. Si me he manifestado como "necio" en alguno de mis argumentos, demuéstremelo; si me he manifestado "sesgado", explíqueme en qué sentido le ha parecido tal cosa. Si "sesgado" significa actuar por intereses, mi único interés es la Verdad católica y ayudar a los fieles católicos a vivirla en estos tiempos fíciles; si "sesgado" significa no ser objetivo o estar inclinado a parcialismos, demuéstremelo, pues mi única inclinación es la obediencia a la divina Revelación y a la luz natural de la recta razón.
No logro comprender cuál es su actitud hacia el Romano Pontífice, si es actitud de fe católica o de rechazo protestante, aunque de todos modos sugiere algo con su cita de las palabras del papa Francisco en 2019 sobre la "tontería", al hablar del título de Corredentora.
En realidad no debería haber publicado su comentario, porque sólo publico comentarios de lectores que formulan preguntas, o bien desarrollan argumentos que completan o critican mis exposiciones. Pero usted no ha hecho ni una cosa ni la otra. Aunque, como ha mencionado al menos aquel problema con lo expresado por el Papa acerca de María Corredentora, su forma de expresarse revela cierta ignorancia, aunque importante, en esta cuestión, que no es de fe, sino una cuestión teológica, ámbito en el cual el Papa puede opinar como doctor privado, pero no como Maestro de la Fe, donde nunca opina, sino que enseña como Vicario de Cristo, como Maestro de la Fe.
Ya he expuesto sobre el tema, y quizás lo vuelva a hacer en el futuro próximo. Pero, al menos, vayan algunas palabras que quizás puedan servirle de guía en la reflexión, si es que usted se dispone buenamente a la reflexión:
En el campo teológico, un Papa no es infalible y puede expresar sus opiniones, que no constituyen magisterio pontificio. No se está obligado a seguir sus opiniones y pueden estar equivocadas, sin peligro para la fe. Por ejemplo, el creer, como enseña el beato Duns Escoto, que el atributo divino fundamental sea la infinitud y no el ipsum Esse, como enseña santo Tomás, es un error teológico, que sin embargo no provoca daño a la fe. Otro ejemplo: negar que la Virgen sea corredentora es un error teológico, que sin embargo no compromete los dogmas marianos. Un Papa no puede ser un teólogo y no por esto compromete la infalibilidad pontificia. Se sabe que Joseph Ratzinger es un teólogo muy superior a Jorge Bergoglio, pero esto no disminuye en nada a la infalibilidad doctrinal del papa Francisco. Porque error en teología no es igual a error en doctrina: el papa Francisco puede cometer errores teológicos, pero no errores doctrinales.