martes, 24 de octubre de 2023

No malinterpretar la participación activa

El modelo de participación de los fieles en la liturgia propuesto por la constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II no se entiende si no se señalan cuidadosamente las diferencias con respecto al concepto y a la práctica anteriores. Para decirlo en pocas palabras, la "participación de los fieles" es entendida por la encíclica Mediator Dei de Pío XII como "actus animae", como acto del alma, encaminado a "tener los mismos sentimientos que el Señor Crucificado". Por más importante, valiosa y meritoria que sea tal concepción, sin embargo, se trata de una participación puramente interna, que se realiza frente al rito, no a través del rito o en el rito o gracias al rito. [En la imagen: celebración de la Eucaristía en la Parroquia Santa Rosa de Lima, de la ciudad de Santa Rosa, en la provincia de Mendoza, Argentina, Arquidiócesis de Mendoza].

"Que no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores"
   
----------Como sucede a menudo en materia teológica, la casualidad parece contar más que la necesidad. De hecho, este domingo, habiendo colaborado con hermanos sacerdotes cargados de tareas en una parroquia mendocina, tras la Misa de 9 me demoré en el templo unos minutos, y esa fue la ocasión para convertirme en involuntario oyente de una breve reunión de ministros extraordinarios de la Eucaristía, convocada por uno de ellos al terminar la Misa, alguien que parecía ser el coordinador del grupo.
----------Terminé mis rezo de Horas, y añadí una breve oración por aquel grupo de laicos. Agradecí al Señor, que en tiempos de escasez de vocaciones sacerdotales, suscitaba tal generosidad en tantos laicos, varones y mujeres, cargados también ellos de trabajos y preocupaciones en su vida en el mundo, en sus profesiones, en sus familias, pero que no dejaban de manifestar tal caridad para colaborar con los sacerdotes de aquella parroquia, sobre todo llevando la Comunión a los enfermos y sirviendo en la liturgia dominical.
----------La persona que parecía ser el coordinador del grupo les comentaba algunos hechos sucedidos en otras Misas, con otros ministros, situaciones fuera de lo normal, y el modo como habían sido resueltas, para común información y provecho de todos. Pero luego la conversación derivó a la liturgia de la Misa dominical, y volví a escuchar aquellas palabritas mágicas: "participación activa". Y quien las decía intentó explicar su significado, y lo hizo más o menos bien. El coordinador insistía en que se debía lograr la participación de todos los asistentes a Misa, y que esa participación debía ser una "participación activa".
----------Pero ya no pude escuchar nada más, porque me quedé pensando acerca de cuál podía ser el motivo por el que la cualificación de "activa" haya quedado fijada en la conciencia de todos como la más insistentemente repetida de las tres adjetivaciones ("conscie, pie et actuose") que hace el n.48 de la constitución Sacrosanctum Concilium a la "participación" de todos los fieles en la liturgia.
----------Luego me despedí del Párroco, pero mientras volvía al convento permanecí con mis cavilaciones sobre el tema, y de aquellos primeros pensamientos han surgido estos desordenados apuntes, que espero aporten algo más de luz sobre la cuestión, que indudablemente tiene manifiesta centralidad e importancia, fundamental en la Reforma litúrgica impulsada por el Concilio Vaticano II. Pero antes de que sigamos adelante con mi explicación y, a modo de referencia permanente para todo este artículo, copio íntegramente el n.48 de la constitución litúrgica, en su versión latina y en su versión española, ambas según las que supuestamente son las versiones oficiales proporcionadas en el website de la Santa Sede:
----------"Itaque Ecclesia sollicitas curas eo intendit ne christifideles huic fidei mysterio tamquam extranei vel muti spectatores intersint, sed per ritus et preces id bene intellegentes, sacram actionem conscie, pie et actuose participent, verbo Dei instituantur, mensa Corporis Domini reficiantur, gratias Deo agant, immaculatam hostiam, non tantum per sacerdotis manus, sed etiam una cum ipso offerentes, seipsos offerre discant, et de die in diem consummentur, Christo Mediatore, in unitatem cum Deo et inter se(38), ut sit tandem Deus omnia in omnibus".
----------"Por tanto, la Iglesia, con solícito cuidado, procura que los cristianos no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores, sino que comprendiéndolo bien a través de los ritos y oraciones, participen conscientes, piadosa y activamente en la acción sagrada, sean instruidos con la palabra de Dios, se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Señor, den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino juntamente con él, se perfeccionen día a día por Cristo mediador en la unión con Dios y entre sí, para que, finalmente, Dios sea todo en todos".
   
La "participación activa" como clave de la Reforma litúrgica
   
----------Este pasaje del n.48 de la Sacrosanctum Concilium es el núcleo o corazón de la constitución litúrgica; y, si tenemos en cuenta que el Concilio Vaticano II había nacido en la mente de san Juan XXIII y luego en el pensamiento de los Padres conciliares como un Concilio ante todo y sobre todo "litúrgico", creo que ese n.48, como lo he explicado ya en varias ocasiones, es el que ha dado el impulso motivador a todo el Vaticano II. De hecho, no ha sido por azar que esta constitución haya sido la primera de todas en ser promulgada por san Paulo VI, y cuyos sesenta años vamos a celebrar el próximo 4 de diciembre.
----------No es totalmente fácil lograrlo, pero es necesario comprender lo que realmente está en juego en la sentencia central de Sacrosanctum Concilium n.48. Llegar a tal comprensión, al menos en lo esencial, es absolutamente imprescindible si se quiere ir logrando eso que el papa Francisco, manteniendo la enseñanza de sus predecesores, llama "ars celebrandi" en su reciente carta apostólica Desiderio desideravi. De lo que se trata es de comprender el cambio en la concepción de "participación en la liturgia" que se ha producido con el Concilio Vaticano II. Y para lograr tal comprensión es necesario hacer una lectura sinóptica del modo como se ha ido entendiendo la "participación de los fieles" desde la encíclica Mediator Dei de Pío XII (del 20 de noviembre de 1947) hasta la "actuosa participatio" de la constitución Sacrosanctum Concilium (del 4 de diciembre de 1963). Cuando hice por vez primera tal lectura sinóptica, en mi se encendió la luz.
----------Tal como dice Aristóteles, las cosas se entienden de dos maneras: por analogía y por diferencia. Hubo un momento en que entendí que el modelo de participación propuesto por la Sacrosanctum Concilium no se entiende si no se señalan cuidadosamente las diferencias con respecto al concepto y a la práctica anteriores. Para decirlo en pocas palabras, la "participación de los fieles" es entendida por Mediator Dei como "actus animae", como acto del alma, encaminado a "tener los mismos sentimientos que el Señor Crucificado". Por más importante, valiosa y meritoria que ella sea, sin embargo, se trata de una participación puramente interna, que se realiza frente al rito, no a través del rito o en el rito o gracias al rito.
----------La novedad aportada por la Sacrosanctum Concilium radica precisamente en alejarse de esta idea y de esta práctica, que genera "mudos espectadores", y en asumir el rito litúrgico como mediación, como lenguaje común, como acción común. Desde entonces me ha quedado claro que de los tres adjetivos utilizados por Sacrosanctum Concilium para calificar la participación (consciente, piadosa, actuosa), los dos primeros están en una cierta continuidad con Mediator Dei, mientras que el tercero es la verdadera novedad.
   
La importancia del "actuosa/activa" como atributo de participación en la liturgia
   
----------Quiero detenerme un poco más en este adjetivo, que fácilmente se malinterpreta. La participación es llamada "actuosa" porque consiste en una acción común. No es sólo una representación que hay que aprender y hacer propia o sobre la cual se pueden experimentar sentimientos y devoción (la calificación de "consciente" y "piadosa" lleva a ello), sino que es una acción que hay que compartir.
----------Este es un aspecto muy importante, sobre todo por la función que cumple Sacrosanctum Concilium n.48 con respecto a lo que sigue en el mismo documento. En efecto, es en razón de esta redefinición del concepto de la "participación" de los fieles en la liturgia que se expone en los números siguientes (del n.49 al n.58) el por qué se dispone la Reforma Litúrgica del ordo missae. Los ritos vienen reformados (primero los ritos eucarísticos y luego seguirán todos los demás) porque la participación implica la acción.
----------Si se hubiera tratado simplemente de desarrollar o madurar una "conciencia" o una "piedad", la reforma no habría sido verdaderamente necesaria. Si se tratara simplemente de "comprender" y de "ser piadosos", los ritos nuevos y los ritos viejos serían sustancialmente equivalentes. Pero si está en juego, en cambio, la "acción común" de Cristo y de la Iglesia, entonces la decisión del Concilio de reformar los ordines está justificada y sostenida solamente en la evidencia adquirida de esta exigencia de participación en la acción común. He aquí, pues, lo pertinente de la cuestión acerca de la cual aquí estamos tratando.
   
Una modificación fundamental en el texto de Sacrosanctum Concilium n.48
  
----------A las premisas expuestas hasta ahora debo añadir un hecho sumamente relevante, que extraigo del que -hasta donde yo sé- es el más reciente de los comentarios al texto conciliar, es decir, del primer volumen del Commentario ai documenti del Vaticano II (editado por S. Noceti y R. Repole, Bologna, EDB, 2014), donde Luigi Girardi ofrece un amplio y oportuno conjunto de informaciones que nos abren al sentido más profundo y también a la elaboración de los textos de Sacrosanctum Concilium.
----------Respecto al n.48 señala lo siguiente: "El texto presentado en el aula se expresaba así: 'Ut ritus et preces bene intelligentes, ea actuose, conscie et pie participent'. Los verbos intelligere y participere tenían por objeto los ritos y las oraciones. Recogiendo una propuesta del cardenal Bea... el texto fue cambiado... Los ritos y las oraciones no son sólo una realidad externa, sino que son la mediación a través de la cual se accede al misterio que se celebra: la misma comprensión no se detiene en los ritos, ni llega al misterio de la fe sin ellos; al contrario, el misterio de la fe se comprende precisamente a través de los ritos y las oraciones con que se celebra. El resultado final del texto es decisivo para una renovada comprensión de la mediación simbólica de los ritos... y para dar el correcto relieve a la forma ritual de la Eucaristía" (op.cit., p.179).
----------Creo que este dato histórico, pero también sistemático, es absolutamente decisivo para nuestro tema. Nos permite descubrir mejor, que la enmienda al texto precedente supera una lectura meramente ceremonial del rito y de las oraciones y permite a la Reforma Litúrgica encontrar su verdadera justificación. Ritos y oraciones no son ante todo objetos de una inteligencia interior, sino mediaciones, lenguajes y códigos gracias a los cuales y mediante los cuales podemos tener "inteligencia del misterio".
----------Lo que sorprende, considerando esta reconstrucción histórica, es que hoy, a sesenta años de distancia del texto oficial de la Sacrosanctum Concilium, existen diferentes lenguas vernáculas en las cuales, según la traducción oficial publicada en el website de la Santa Sede, se traduce no el texto aprobado por los Padres del Concilio, sino el borrador precedente. Y son pocos los que han hablado de este error.
   
Las traducciones sin fundamento textual
   
----------Si accedemos a la versión originaria en latín del texto de la constitución Sacrosanctum Concilium, comprobamos que, a su lado, existen hoy trece versiones de ese texto en lenguas vernáculas. En las prisas por redactar a tiempo este artículo, no he podido realizar un examen completo de las versiones de la constitución en todas esas trece lenguas, limitándome a los principales idiomas europeos, y, además, advirtiendo que, tal como es usual en las publicaciones de internet, es posible que la situación haya podido cambiar desde que hice mi indagación hasta este momento (las publicaciones son modificadas con rapidez en internet).
----------Sea lo que sea que en este momento esté publicado en el enlace anteriormente mencionado, mis observaciones iniciales han sido las siguientes:
----------1. el alemán, el húngaro y el español (y también la versión polaca, que tampoco aparece en el sitio) traducen literalmente el latín, transfiriendo el valor de "medio/mediación" del latín "per" a los idiomas de destino; la inteligencia ocurre "mediante" o "a través de" ritos y oraciones.
----------2. el italiano y el francés traducen con mayor libertad, transformando el complemento de "medio" en un estado en lugar figurado: la inteligencia ocurre "en los ritos" y "en las oraciones".
----------3. El inglés y el portugués traducen otro texto: es decir, el texto anterior sin enmiendas, y reducen así los ritos y las oraciones a objetos de la inteligencia. Esto es completamente ilegítimo y gravemente falso.
   
Lo que realmente está en juego en toda esta cuestión
   
----------La diferencia en el concepto de "participación activa" consiste, como hemos visto, en una relación diferente entre la liturgia, Cristo y la Iglesia. El modelo interior e intelectualista, sentimental y ceremonial, que respondía a la definición de la encíclica Mediator Dei de 1947, podía considerar normal (e incluso aconsejar o recomendar, como lo hacía Pío XII) que durante la misa el pueblo "participara" sin participar, es decir, haciendo otra cosa. Esto era muy posible en aquel régimen y también sería posible después del Concilio Vaticano II si pensáramos en los ritos y las oraciones como objetos de inteligencia.
----------Sin embargo, desde el momento en que son redescubiertos como mediaciones, como lenguajes, como códigos, los ritos y las oraciones exigen no sólo un acto de reforma, sino una recepción de la reforma para que la participación se convierta en realmente "activa", es decir, ponga en común ritos y oraciones en la experiencia de toda la Iglesia. Ya Romano Guardini, ese autor tantas veces citado por el papa Francisco en su carta apostólica Desiderio desideravi, hace 100 años, había dicho, en su libro Formación litúrgica, que la liturgia no era ante todo una forma de conocimiento, sino "un hacer, un orden, un ser".
----------Si se lee de manera reduccionista el concepto de "participación activa", se malinterpreta la reforma y su recepción. La reforma ha sido un pasaje necesario, pero no suficiente. Se equivocan tanto quienes (como los pasadistas filo-lefebvrianos) consideran a la Reforma como no necesaria, como quienes lo consideran ya suficiente, por ejemplo tras haberse publicado ya el nuevo Misal y los nuevos Rituales de los Sacramentos. Los primeros, vale decir, los pasadistas, la combaten frontalmente. Quizás no pocos de nosotros podríamos estar entre los segundos, que la vacían desde lo interno. Una de las maneras de vaciar de sentido la Reforma litúrgica es el de malinterpretar el propósito para el cual ha sido hecha, es decir, para que la liturgia sea una acción común de toda la Iglesia. En el momento en el cual los ritos y las oraciones se reducen a "objetos de inteligencia", se pierde la percepción de este pasaje necesario y ulterior respecto a la Reforma litúrgica.
   
Un puñado de sugerencias consecuentes a este descubrimiento
   
----------Sólo queda extraer tres pequeñas recomendaciones de este sorprendente descubrimiento:
----------1. Sería oportuno y conveniente que, lo antes posible, al menos por supuesto en el website oficial de la Santa Sede y Ciudad del Vaticano, en todas las trece lenguas vernáculas que han sido publicadas de la constitución Sacrosanctum Concilium, se ofreciera una traducción real del texto aprobado por el Concilio, no un texto provisorio, oficioso y altamente problemático. Por supuesto, el lector también puede revisar el texto que personalmente maneja, para comprobar que sea el correcto.
----------2. Que junto a este remedio técnico, que sin embargo es urgentísimo, se redescubriera el vínculo estructural entre la "participación activa" como fin y una Reforma litúrgica como instrumento.
----------3. Que precisamente cuando se ha comprendido que el latín ya no es una lengua viva, y quizás sólo a condición de que se comprenda precisamente eso mismo, nos debemos preocupar por ofrecer versiones en las lenguas vivas que no sean "más miopes" que la versión latina, es decir que no vengan a ser reductivas de la versión latina, ni que nieguen de manera comprensible lo que el latín afirma sólo para unos pocos iniciados.

2 comentarios:

  1. Gracias padre Filemón por esta publicación, con las discusiones que implica. Efectivamente, el Concilio ha querido la participación activa de los fieles, cuyo objetivo es una mejor comprensión de lo que está sucediendo. Ahora bien, ¿se puede decir cincuenta años después, que el resultado haya sido alcanzado? ¿Se puede comprender qué es un “Misterio”? ¿El actual Rito de la Misa es la única interpretación posible de la SC? ¿La Fe surge más nutrida con el Nuevo Rito o con el anterior? Son preguntas, no preguntas retóricas, créame.

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    1. Estimado José, la transición o pasaje de un estilo de "asistencia" a la Misa, a un estilo de "participación" en la Misa, es una labor que está demandando y demandará aún mucho tiempo. Y además, su resultado no puede ser juzgado sólo en el nivel de la comprensión. La participación activa no tiene como objetivo una "comprensión", sino un hacer, un ser, un orden. Esto significa que nos convertimos en Iglesia ("Ecclesia de Eucharistia") al dejarnos moldear por esa acción común de toda la asamblea en la Eucaristía. El rito no es mero "alimento de la fe", y ni siquiera meramente a nivel teorético o intelectual, sino que es forma de vida para el creyente, por eso también alimento para la vida de la gracia, de la caridad. El misterio no es ante todo "para creer", sino para "actuar" y para "vivir". Esto no significa que no se deba evaluar, en la aplicación de la Reforma del Concilio, qué ha funcionado y qué en cambio todavía no funciona.

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