jueves, 5 de octubre de 2023

El Papa, el Sínodo, y San Francisco de Asís

Lo que ayer, en la mañana y la tarde de Roma, se ha vivido en la Sede Apostólica, lo que se le ha escuchado al Papa, confirma lo que bien sabemos de estos casi once años de pontificado de un hombre que en 2013 llegó a la sede petrina ante la sorpresa generalizada de la Iglesia y del mundo, inesperadamente un Jesuita, hoy ya un anciano que apenas si se puede valer físicamente, y sobre quien humanamente no se podría esperar demasiado, pero que nuestra fe católica garantiza que sigue siendo la Roca sobre la cual Cristo guia a su Iglesia. [En la imagen: fragmento del famoso fresco representando a san Francisco de Asís, obra de Cimabue, en el siglo XIII, conservado y expuesto en la Basílica de Asís, Italia. Se cree que es la imagen más fiel del Poverello].

El Vicario de Cristo guía las labores del Sínodo
   
----------Ayer por la mañana, el Romano Pontífice ha concelebrado en la Plaza de San Pedro, con los nuevos Cardenales y el Colegio Cardenalicio, Obispos y sacerdotes presentes, la Santa Misa de la fiesta litúrgica de San Francisco de Asís, inaugurando de este modo el Sínodo del Pueblo de Dios, expresando en su homilía las ideas directrices que deben guiar su desarrollo, en las que insistió por la tarde, en el Aula Pablo VI, abriendo la primera Congregación General junto a sus casi quinientos miembros participantes.
----------Comenzó diciendo el Santo Padre en su homilía, clara y valientemente: "Estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal, y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas -por ejemplo, si el Sínodo permitirá esto o lo otro; si abrirá esta puerta o la otra-; no, esto no sirve. No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas. El Sínodo, queridos hermanos y hermanas, no es un parlamento. El protagonista es el Espíritu Santo. No, no estamos aquí como en un parlamento, sino para caminar juntos, con la mirada de Jesús".
----------Óptima idea del Papa ha sido la de remitirse a palabras de san Juan XXIII en su famoso discurso de apertura del Concilio Vaticano II, el 11 octubre 1962: "Ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico". De ahí que el papa Francisco haya invitado a los miembros del Sínodo "a ser una Iglesia que, con corazón alegre, contempla la acción de Dios y discierne el presente; que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda. Esta es la sabiduría espiritual de la Iglesia, resumida con serenidad por san Juan XXIII".
----------El Papa señaló dos premisas para la renovación de la Iglesia: unidad y evangelización, dos exigencias recíprocamente vinculadas, porque puesta la mirada en nuestro Señor Jesucristo, se descubre que el único sentido de la Iglesia es la evangelización, y esta misión exige la unidad interna de la Iglesia, "que no afronta los desafíos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto, sino que, por el contrario, vuelve los ojos a Dios que es comunión y, con asombro y humildad, lo bendice y lo adora, reconociéndolo como su único Señor. Le pertenecemos a Él y -recordémoslo-, la única razón de nuestra existencia es llevarlo a Él al mundo... No queremos glorias terrenas, no queremos quedar bien a los ojos del mundo, sino llegar a él con el consuelo del Evangelio, para testimoniar mejor, y a todos, el amor infinito de Dios".
----------Recordando palabras de Benedicto XVI, Francisco recordó la principal tarea del Sínodo: "volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia. Una Iglesia unida y fraterna -o al menos que trata de estar unida y ser fraterna-, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente". 
----------Hacia el final de su homilía, el Santo Padre volvió a señalar aquellas dos miradas miopes que desvían a la Iglesia de su misión y por ende causan divisiones internas: "Hermanos y hermanas, Pueblo santo de Dios, frente a las dificultades y los retos que nos esperan, la mirada de Jesús que bendice y que acoge nos libra de caer en algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida -una aduana-, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo...". No es difícil reconocer en la descripción del Papa dos partidos, pasadismo y modernismo, los cuales, sobre todo desde el inmediato postconcilio contienden en modo feroz, presuntuoso y obstinado por un privilegio que no les pertenece, sino que únicamente es competencia del Sucesor de Pedro: el de representar suprema y exclusivamente la verdadera fe, el verdadero catolicismo y la verdadera Iglesia.
----------Pero en el mismo pasaje de su homilía, tras referirse a las dos minorías en pugna, habló a la enorme masa de fieles católicos alejados de tales extremismos, no por eso exentos de caer en una tercera tentación: "la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma. En el libro del Apocalipsis, el Señor dice: 'Yo estoy a la puerta y llamo, para que abran la puerta'; sin embargo, hermanos y hermanas, Él tantas veces llama a la puerta, pero desde dentro de la Iglesia, para que lo dejemos salir junto con la Iglesia a proclamar su Evangelio", subrayando así lo único que da sentido a la existencia de la Iglesia: la evangelización.
   
El Papa se inspira en san Francisco de Asís, no en Rahner
   
----------Lo que ayer, en la mañana y la tarde de Roma, se ha vivido en la Sede Apostólica, lo que se le ha escuchado al Romano Pontífice, confirma lo que repetidamente he tratado de explicar acerca de estos casi once años de pontificado de un hombre que en el 2013 llegó a la sede petrina ante la sorpresa generalizada de la Iglesia y del mundo, inesperadamente un Jesuita, hoy ya un anciano que apenas si se puede valer físicamente, y sobre quien humanamente no se podría esperar demasiado, pero que nuestra fe de católicos nos garantiza que sigue siendo la Roca sobre la cual Cristo sigue guiando a su Iglesia. En años recientes no han sido pocos los artículos periodísticos que se han escrito (y también en este sitio web) acerca del sentido de este pontificado, intentando balances, inventarios de méritos y carencias, y valoraciones complexivas.
----------Pues bien, para comprender el sentido del actual pontificado, bastaría preguntarse por qué el cardenal Jorge Mario Bergoglio se impuso a sí mismo en 2013 el nombre de Francisco, siendo él un Jesuita. Los rahnerianos, entre los cuales se encuentra el grupo de San Galo que obtuvo su elección en el cónclave de hace once años, siempre han estado detrás de él, creyendo que trataban con un simplón ambicioso, presionando incesantemente y solapadamente, con todo tipo de adulaciones, para que Francisco proclamara a Rahner como modelo de teólogo en lugar de santo Tomás de Aquino, para ellos muerto y sepultado.
----------Y en cambio el Papa, después de algunos gestos y concesiones que parecían preanunciar la llegada del giro epocal de ese acontecimiento tan ansiado por los rahnerianos, no sólo nunca los ha contentado dando satisfacción a sus deseos, sino que siempre ha evitado incluso hablar de Rahner, salvo para hacer, en la enorme masa de sus enseñanzas, dos citaciones insignificantes y completamente ortodoxas, ya que ciertamente no se puede menos que reconocer lados muy buenos en Rahner, que son aquellos aspectos que le permitieron ofrecer una contribución al Concilio Vaticano II junto con su amigo Ratzinger.
----------Inmensos han sido los esfuerzos y las sofisticadísimas acrobacias, sobre todo de los Jesuitas y de la Civiltà Cattolica, los cuales, apoyándose en alguna frase poco clara del papa Francisco, o en algunos de sus chistes, pronunciados al pasar y de modo improvisado o en el avión o con algún periodista, han construido inducciones y deducciones engañosas, que habrían hecho mejor construir precisamente sobre aquello que del Papa es verdaderamente su Magisterio y su doctrina. Pero el problema es que allí no habrían encontrado nada de las herejías de Rahner. Curiosamente, esta misma actitud de los modernistas rahnerianos es frecuentemente la misma de los pasadistas lefebvrianos y filo-lefebvrianos, siempre muy atentos a esos deslices de un hombre muy locuaz como es este Papa, pero dejando astutamente e hipócritamente de lado su Magisterio, en necesaria continuidad (renovadora claro) del Magisterio pontificio de siempre.
----------¿Quién puede no darse cuenta de la inspiración franciscana del papa Francisco? Es fácil hacer el elenco de los que son permanentes temas de su predicación: Jesús Crucificado, tierna e infantil devoción mariana, anuncio perentorio del Evangelio, palabras simples y populares, reforma de la Iglesia, humildad, pobreza, amor por los pequeños y por los pobres, simplicidad, fraternidad, filiación divina, mansedumbre, diálogo con todos, misericordia, dulzura, sabiduría del Espíritu Santo, desconfianza hacia la ciencia que vuelve soberbios, respeto hacia la madre naturaleza creada por Dios, severidad contra los prepotentes, los opresores, los belicistas, los mundanos, los corruptores y los seductores.
----------Si verdaderamente el papa Francisco cediera a Rahner y su modernismo, entonces habría debido abrazar su panteísmo atemático, historicista y existencialista, su lenguaje pesado, abstruso y enrevesado, mientras que su predicación teológica y moral sigue la línea del realismo bíblico y católico; el Papa no habría recomendado a santo Tomás de Aquino como "Doctor común de la Iglesia", no habría condenado el gnosticismo, el abstraccionismo, la auto-referencialidad, el idealismo, la cerrazón del yo en sí mismo, el subjetivismo, el relativismo, la falsa espiritualidad, mundanidad, el clericalismo, el proselitismo.
----------Por lo tanto, las acusaciones de rahnerismo y modernismo, e incluso de herejía, formuladas contra él por lefebvrianos y filo-lefebvrianos, que han visto incrementado su veneno y ferocidad diabólicas en estos años, son falsas y calumniosas. Es que los lefebvrianos confunden por modernismo las nuevas doctrinas del Concilio y, en consecuencia, el magisterio de los Papas del postconcilio, porque no han comprendido que esas nuevas doctrinas son un progreso en la continuidad con la Tradición y la Escritura.
----------Podríamos preguntarnos: ¿por qué Bergoglio no ha elegido el nombre de algún santo Pontífice? ¿Por qué no ha elegido, por ejemplo, el nombre de santos como san León Magno, san Gregorio Magno, san Pío V, san Pío X? Ha querido elegir el nombre de un Santo que ni siquiera era presbítero. ¿Qué ha querido significar o expresar con ello? Su voluntad de ser hermano entre los hermanos, al servicio de los hermanos. Ha entendido que para ser el más grande tenía que hacerse el más pequeño.
----------Hasta ahora los Jesuitas no habían experimentado lo que significa ser Papa, ni los Cardenales habían pensado nunca en elegir a un Jesuita para hacerlo Papa. Ellos se consideraban sólo al servicio del Papa para la mayor gloria de Dios y basta, a diferencia, por ejemplo, de los Dominicos, que han tenido cinco Papas en el pasado, entre los cuales el gran san Pío V, y esto porque los Dominicos perciben muchísimo la sagrada tarea de la conservación, de la custodia, de la transmisión (tra-ditio), de la interpretación, de la profundización, de la defensa y de la predicación de la sana doctrina divinamente revelada por Cristo, y de la fe, luz de la razón, tarea eminentemente conectada con el ministerio petrino.
----------¿Cómo sin embargo en cierto momento les vino en mente a los Cardenales proponer a un Jesuita? Han sido los rahnerianos, bajo el impulso del cardenal Carlo Maria Martini, los cuales, organizándose secretamente en el grupo de San Galo, lograron llevar a Bergoglio al trono de Pedro.
----------Los rahnerianos de San Galo esperaban que el nuevo Papa Jesuita habría de apoyar a Rahner. Y en cambio, como hemos visto, después de diez años de vana espera, han quedado amargamente decepcionados, aunque no parece en absoluto que quieran rendirse y resignarse a renunciar a Rahner, en cuanto que, después de sesenta años de escalada al poder, ahora tienen posiciones muy fuertes e intentan dominar el actual Sínodo por medio del Episcopado alemán, que es en gran parte rahneriano.
----------Pero existe un obstáculo: los detendrá precisamente el papa Jesuita, el cual, precisamente en cuanto Jesuita, preocupado por el honor de su Orden y sobre todo por el bien de la Iglesia, no soportará la vergüenza de que su ya ínclita Orden sea la ruina de la Iglesia y le reclamará por su fidelidad a san Ignacio.
----------Una última cosa, para finalizar esta breve reflexión. El papa Francisco se ha propuesto como modelo, no de Papa (porque san Francisco de Asís no era Papa), sino de santidad, al Poverello de Asís. Óptima idea. ¿Lo está logrando? Señales buenas, las ha dado, pero creo que aún queda mucho todavía por hacer. ¿El Papa está avanzando? Me parece que sí, si nos atenemos a diversos signos. Lo importante es caminar juntos (syn-odos), incluso en medio de miserias y pecados. Es el Espíritu que hace llegar a la meta.

2 comentarios:

  1. Miguel Angel Russo8 de octubre de 2023, 6:18

    "...el grupo de San Galo que obtuvo su elección en el cónclave de hace once años" [...] "Han sido los rahnerianos, bajo el impulso del cardenal Carlo Maria Martini, los cuales, organizándose secretamente en el grupo de San Galo, lograron llevar a Bergoglio al trono de Pedro".

    Estimadísimo padre: me llama la atención que tan repetidamente usted se refiera, sin tapujos ni pudores que no tienen sentido, a las maniobras realizadas por los mafiosos de San Galo para elegir al cardenal Jorge Bergoglio en 2013. Veo que repetidamente usted menciona tal conspiración como si se tratara de un hecho histórico comprobado. Yo estoy de acuerdo con su opinión. Y me complace que lo siga repitiendo. Entiendo que para demostrar que nada tiene que ver tal conspiración con la validez del titulo y del oficio que hoy corresponden a quien ocupa el solio pontificio. Recientemente el cismático arzobispo Viganó ha vuelto a retomar los viejos argumentos basados en aquella conspiración del 2013 para negar la validez del actual pontificado. Recemos por todos los que se han engañado con esa estafa, y por los que seguirán engañándose con ella, ayudados por las insidias del demonio.

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    1. Estimado Miguel,
      quisiera precisar que, aunque yo haya subrayado la conspiración del grupo de San Galo, obviamente considero que la elección del papa Francisco se hizo con la asistencia del Espíritu Santo.
      Por lo tanto, estas palabras mías no deben dar la impresión de que yo considere que el Espíritu Santo se haya servido de los conspiradores para elegir al Papa. Está claro que el Espíritu Santo ha actuado en el momento de la votación y no ciertamente para provocar el complot.

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