lunes, 9 de octubre de 2023

La verdad del dogma repensada hoy (1/3)

"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24,35). Avalados por estas palabras de nuestro Señor Jesucristo, cinco Cardenales de la Iglesia han planteado al Romano Pontífice cinco Dubia, confiados en aquellas otras palabras del Señor: "Pedro, yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos" (Lc 22,31-32). Particular interés teológico tiene la primera pregunta planteada por los Cardenales, y la respuesta dada por el Santo Padre. [En la imagen: una fotografía de la sesión de Apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, el 4 de octubre de 2023, en el Aula Pablo VI].

La primera Pregunta de los Cardenales
   
----------Es de particular interés teológico la primera pregunta planteada al Romano Pontífice por los Cardenales. Los cinco purpurados, firmantes de los dubia, son: Walter Brandmüller, Raymond Leo Burke, Juan Sandoval Íñiguez, Robert Sarah, y Joseph Zen Ze-kiun.
----------"Después de las declaraciones de algunos obispos, que no han sido corregidas ni retractadas, nos preguntamos si en la Iglesia la Divina Revelación debe ser reinterpretada de acuerdo con los cambios culturales de nuestro tiempo y según la nueva visión antropológica que estos cambios promueven; o si la Revelación divina es vinculante para siempre, inmutable y por tanto no debe ser contradicha, según los dictados del Concilio Vaticano II, que la 'obediencia de la fe' se debe a Dios que revela (Dei Verbum, n.5); que lo revelado para la salvación de todos debe permanecer 'para siempre intacto' y vivo, y ser 'transmitido a todas las generaciones' (n.7) y que el progreso del entendimiento no implica ningún cambio en la verdad de las cosas y de las palabras, porque la fe fue 'transmitida una vez para siempre' (n.8), y el Magisterio no es superior a la palabra de Dios, sino que solo enseña lo que ha sido transmitido (n.10)".
   
Respuesta del Santo Padre
   
----------Transcribo a continuación la respuesta del Romano Pontífice, que ha sido publicada en la página oficial del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, en documento pdf con las imágenes del texto firmado por el Santo Padre. Aclaro que algunas palabras que a continuación están en letra negrita también han sido resaltadas en el texto original. Me ha parecido adecuado copiar aquí integramente la respuesta del Santo Padre, por las dificultades que para el lector pueden resultar para usar el texto en el formato en que se ha publicado.
----------A la primera pregunta, así responde el papa Francisco: "a) La respuesta depende del significado que ustedes den a la palabra 'reinterpretar'. Si se entiende como 'interpretar mejor', la expresión es válida. En este sentido, el Concilio Vaticano II afirmó que es necesario que, con la tarea de los exégetas -yo agrego de los teólogos- 'vaya madurando el juicio de la Iglesia' (Dei Verbum, n.12).
----------b) Por tanto, si bien es cierto que la divina Revelación es inmutable y siempre vinculante, la Iglesia debe ser humilde y reconocer que nunca agota su insondable riqueza y necesita crecer en su comprensión.
----------c) Por consiguiente, madura también en la comprensión de lo que ella misma ha afirmado en su Magisterio.
----------d) Los cambios culturales y los nuevos desafíos de la historia no modifican la Revelación, pero sí pueden estimularnos a explicitar mejor algunos aspectos de su desbordante riqueza que siempre ofrece más.
----------e) Es inevitable que esto pueda llevar a una mejor expresión de algunas afirmaciones pasadas del Magisterio, y de hecho ha sucedido así a lo largo de la historia.
----------f) Por otra parte, es cierto que el Magisterio no es superior a la Palabra de Dios, pero también es verdad que tanto los textos de las Escrituras como los testimonios de la Tradición necesitan una interpretación que permita distinguir su substancia perenne de los condicionamientos culturales. Es evidente, por ejemplo, en los textos bíblicos (como Éx 21,20-21) y en algunas intervenciones magisteriales que toleraban la esclavitud (cf. Nicolás V, Bula Dum Diversas, 1452). No es un tema menor dada su íntima conexión con la verdad perenne de la dignidad inalienable de la persona humana. Estos textos necesitan una interpretación. Lo mismo vale para algunas consideraciones del Nuevo Testamento sobre las mujeres (1 Cor 11,3-10; 1 Tim 2,11-14) y para otros textos de las Escrituras y testimonios de la Tradición que hoy no pueden ser repetidos materialmente.
----------g) Es importante destacar que lo que no puede cambiar es lo que ha sido revelado 'para la salvación de todos' (Dei Verbum, n.7). Por ello la Iglesia debe discernir constantemente entre aquello que es esencial para la salvación y aquello que es secundario o está conectado menos directamente con este objetivo. Al respecto me interesa recordar lo que Santo Tomás de Aquino afirmaba: 'cuanto más se desciende a lo particular, tanto más aumenta la indeterminación' (Summa Theologiae, I-II, q.94, a.4).
----------[Nota ajena al texto del Papa: Considero conveniente reportar las palabras precisas de santo Tomás de Aquino a las que el Papa se refiere: "En cuanto a los principios comunes de la razón especulativa y práctica, es la misma la verdad o rectitud por todos igualmente conocida. Pero esto se verifica cada vez menos cuanto más se desciende a los casos particulares" (Summa Theologiae, I-II, q.94, a.4)].
----------h) Finalmente, una sola formulación de una verdad nunca podrá entenderse de un modo adecuado si se la presenta solitaria, aislada del rico y armonioso contexto de toda la Revelación. La 'jerarquía de verdades' implica también situar cada una de ellas en adecuada conexión con las verdades más centrales y con la totalidad de la enseñanza de la Iglesia. Esto finalmente puede dar lugar a distintos modos de exponer la misma doctrina, aunque 'a quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio' (Evangelii gaudium, n.40). Cada línea teológica tiene sus riesgos, pero también sus oportunidades".
   
Observaciones a las palabras del Santo Padre
   
----------La respuesta del Papa debería haber aquietado de inmediato las preocupaciones de los Cardenales, aunque no sea del todo clara, y aunque ella pareciera a primera vista desviar la atención del problema planteado por ellos, que es de carácter exquisitamente hermenéutico y teórico, hacia el problema pastoral de cómo debemos enseñar hoy el dogma. Pero en realidad el principio de santo Tomás, que el Aquinate aplica a un caso práctico, puede ser utilizado también para responder a la pregunta de los Cardenales.
----------De hecho, los Purpurados se preguntan, evidentemente preocupados, cómo sea posible el intento hecho por algunos Obispos, evidentemente modernistas, de alterar el contenido de los dogmas con el pretexto de reinterpretarlos en las categorías de la filosofía moderna, cuando en cambio debemos recordar que, sin negar en absoluto un correcto progreso dogmático, el deber absoluto de los sagrados pastores es, en todo caso y sobre todo, el de conservar intacto el depósito de la fe, de transmitir lo que han recibido de Cristo por sucesión apostólica y de mantener la fidelidad absoluta a la inmutable verdad del dogma.
----------Ahora bien, es cierto que el pasaje de santo Tomás de Aquino citado por el Santo Padre no se refiere a un problema de verdad especulativa, sino a un concreto problema de comportamiento práctico: "¿los préstamos deben siempre restituirse?". Tomás observa que no se puede responder con un sí o un no neto y claro; depende de quién sea y si lo merezca aquel a quien se le debiera restituir el préstamo.
----------Sin embargo, el Romano Pontífice, legítimamente, opta por aplicar el principio de santo Tomás para responder a la primera pregunta planteada por los Cardenales, acerca de si debemos o no debemos concordar los dogmas con la filosofía moderna. El Papa responde correctamente, pero no con un simple sí o no, dada la complejidad del problema, sino con un discurso articulado y razonado.
----------En efecto, debería quedarnos claro que en la filosofía moderna existen, sí, valores, pero también graves peligros: si por filosofía moderna entendemos aquella nacida del cogito cartesiano, que, como ha demostrado abundantísimamente el padre Cornelio Fabro (sobre todo en Introduzione all’ateismo moderno, Editrice del Verbo Incarnato, Segni 2013), ha conducido al idealismo, al inmanentismo, al panteísmo, al gnosticismo, al ateísmo y al nihilismo, evidentemente el dogma no se puede conciliar con este tipo de filosofía moderna, si es que a ella se pueda llamar filosofía, o no más bien tontería.
----------Pero si de toda la enorme y variadísima producción de la filosofía moderna recabamos, con prudente discernimiento y cuidado, los aspectos o ideas válidas, es claro que en este sentido la filosofía moderna presta un óptimo servicio a la fe, a la teología y a la evangelización, por lo cual puede y debe ser concordada con el dogma, para así hacerlo atrayente y creíble para los hombres de hoy. Este discurso el Papa, en su respuesta, no lo hace explícitamente, pero se deduce fácilmente de sus palabras.
----------Cabe señalar que los Cardenales han formulado una duda o pregunta que, de modo similar a lo indicado por santo Tomás en el lugar antes citado, no podía recibir una respuesta neta de sí o no, sino sólo una respuesta circunstanciada como la que se debe dar a la pregunta de si se debe siempre restituir un préstamo.
----------En efecto, en resumen, los Cardenales han planteado la duda o pregunta así: ¿se debe aceptar la filosofía moderna incluso a costa de cambiar el dogma, o, en cambio, se debe conservar el dogma rechazando la filosofía moderna? Y está claro que los Cardenales se esperaban que el Papa estuviera a favor de la segunda alternativa, según un enfoque anti-modernista que ha sido típico del preconcilio.
----------En cambio, el papa Francisco, que es consciente heredero del enfoque del Concilio Vaticano II, no se ha dejado atrapar en esta alternativa demasiado simple (y que al fin de cuentas es una alternativa falsa), siguiendo una línea que, para ser clara, podría haberse presentado en estos términos, que en el fondo son muy simples, pero de fundamental importancia, que no son otra cosa que aquello que los Papas vienen repitiendo desde hace sesenta años: el deber evangelizador del pastor es el de conservar el dogma confrontándolo con el pensamiento moderno y asumiendo de él sólo lo que es compatible con el dogma, mientras que lo que está en contraste debe ser refutado y rechazado advirtiendo a los fieles del peligro.
----------Está claro que los Cardenales suponen, evidentemente y correctamente, que toda verdad de fe es comprensible en sí misma y por sí misma, es decir, que toda verdad de fe tiene su propio sentido y significado determinado, único, unívoco y preciso, independientemente de las otras, sin necesidad de confrontarla con las otras, sino con la precisa intención de ver la relación, pero no hay absolutamente ninguna necesidad de conocer y comprender a las demás para comprender el significado de esa verdad.
----------La realidad concreta posee matices: la piel del rostro de una mujer fotografiada o en vivo, iluminada por la luz que incide desde un lado, presenta una gradual e imperceptible, variada y continua, transición, que no es conceptualizable, desde las zonas más iluminadas a aquellas en sombra.
----------Pero el concepto de feminidad tiene su propia unidad y precisión unívoca, abstrae de lo concreto, tiene caracteres propios universales, esenciales y específicos, contornos netos, horizonte noético bien circunscrito e insuperable, que lo distingue, lo aísla en sí mismo y lo separa específicamente del concepto de masculinidad, aunque tanto uno como otro concepto, feminidad y masculinidad, entran en el concepto genérico, más amplio, pero también bien delimitado, de humanidad, como un círculo dentro de un círculo más amplio, donde hombre y mujer son idénticos y de igual dignidad, a pesar de su diversidad.
----------Ahora bien, un concepto definido y, por lo tanto, un proposición dogmática, en razón de su unidad, compacidad, solidez, estabilidad, robustez, duración y homogeneidad, se podría comparar muy bien con un monolito o, si así lo preferimos, y quizás de manera mejor, con una perla preciosa y luminosa, con un diamante, aunque obviamente, mientras aquí estamos en el plano de la materia mutable, con el concepto dogmático o fórmula dogmática estamos en el campo inmutable y supra-temporal del espíritu.
----------Para poner un ejemplo: si digo que Jesús es Dios, no es necesario que yo sepa también que Dios es Trino, para entender lo que quiere decir que Jesús es Dios. Eso más bien me servirá para entender mejor el concepto cristiano de Dios, pero para entender lo que quiere decir que Jesús es Dios, basta que yo tenga el concepto de Jesús y el concepto de Dios. Partiendo de aquí podré entonces profundizar indefinidamente en esta divina verdad confrontándola con las demás verdades de la divina revelación.
----------Ahora bien, una sola verdad de fe puede efectivamente ser expresada o formulada de modos diferentes y mejores. Por ejemplo, decir que Cristo es una persona en dos naturalezas es una formulación mejor y más profunda que decir simplemente que Cristo es consustancial al Padre.
----------La concepción que el Santo Padre tiene del dogma, sin negar en absoluto su unidad de significado, su universalidad y su inmutabilidad, ama insistir en el dogma como verdad abierta a las otras verdades de la fe y de la razón, vale decir, verdad-en-relación, abierta hacia lo alto de la Palabra de Dios y del Misterio inefable, signo de la sabiduría ilimitada de la Mente divina creadora, más que sobre su determinación o especificidad identitaria e inconfundible, que la diferencia de las otras verdades de fe.

12 comentarios:

  1. "En efecto, en resumen, los Cardenales han planteado la duda o pregunta así: ¿se debe aceptar la filosofía moderna incluso a costa de cambiar el dogma, o, en cambio, se debe conservar el dogma rechazando la filosofía moderna? Y está claro que los Cardenales se esperaban que el Papa estuviera a favor de la segunda alternativa, según un enfoque anti-modernista que ha sido típico del preconcilio".

    Estimado padre Filemón, con todo respeto (y poniendo por delante que su artículo es magnífico y muy esclarecedor!) creo que lo que usted llama "un enfoque anti-modernista típico del preconcilio", sea una expresión que merezca ser aclarada con más detalle.
    Si tal expresión se refiere a un equivocado enfoque anti-modernista presente en muchos teólogos del pre-concilio, concuerdo.
    Pero si tal expresión se quisiera hacer referir a la encíclica Pascendi del papa Pío X, no estoy de acuerdo.
    Es cierto que el papa san Pío X, al no responder a las válidas instancias de los modernistas, y solamente condenar sus errores, de hecho impulsó a ese equivocado enfoque. Pero creo que no se puede decir que san Pío X rechazó en bloque la filosofía moderna, sino sólo sus errores.

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    1. Estimado Ignacio,
      indudablemente san Pío X, al condenar el modernismo, ha condenado los errores de la filosofía moderna, pero no la ha condenado en su totalidad, en bloque. Simplemente el papa Pío X no ha puesto en luz los aspectos positivos, que por el contrario han sido iluminados sobre todo por los tomistas, que han anticipado al Concilio Vaticano II, en la primera mitad del siglo pasado.

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  2. Querido Padre, comprendo su buena intención de explicar las palabras escritas del papa Francisco, para defenderlo. Lo ha hecho explicando las intenciones del Papa y el trasfondo cultural e histórico detrás de la respuesta a la primera de las cinco primeras preguntas (de las segundas preguntas, reformuladas, no sabemos nada). Todo es bienvenido, estamos felices de leerlo. Para comprender mejor.
    Lo que se puede observar, sin embargo, es que la confusión creada por el papa Francisco es grande, hasta el punto de que hay quienes instrumentalizan lo que ha dicho incluso de manera inapropiada. ¿Pero no debería el Papa ser un guía? Debería evitar ciertos arrebatos que se salen por la tangente. Creo que a él le corresponde indicar un camino claro y no ser corregido continuamente, por ejemplo por usted. ¿No tiene el Papa Francisco colaboradores que le hagan notar que muchas de sus expresiones (por no hablar de sus iniciativas) son poco claras, farragosas, como en la primera respuesta que ha dado (sin contar las posteriores)?
    Además, respecto al actual sínodo, ¿quién lo entiende y por qué el Papa de repente pidió (u ordenó, no lo he entendido) a los participantes que no dieran entrevistas ni hablaran con la prensa? Parece que se estuvieran escondiendo. Al final, todo el Vaticano no acaba dando una buena impresión, sobre todo porque ha anunciado y afirmado continuamente que este sínodo especial está hecho por "toda la Iglesia" (pero ¿cuál sería esta "toda la Iglesia" si son pocos entre fieles y presbíteros que lo han apoyado, según los datos aportados, y si ahora los participantes enviados a Roma están ahora bajo llave?).
    Y qué diferencia con la Sala de Prensa Vaticana de antaño, donde se notaba la transparencia y el respeto hacia los periodistas y hacia todos que tenían en todo momento Navarro Vals y el padre F. Lombardi, por ejemplo. Se respondía a una pregunta, sin esconderse. Incluso diciendo "no me ha sido informado". ¿O me equivoco?

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    1. Estimado Ernesto,
      tocas dos problemas graves. Uno es el de la calidad de los colaboradores del Papa; el otro es el de la profesionalidad de los periodistas.
      Respecto al primer problema, hoy ya lo he dicho en el artículo que he comenzado a publicar. Se sabe, y desde hace tiempo, que lamentablemente el Santo Padre dispone, por supuesto que sí, de buenos colaboradores, pero existen también otros, los cuales, probablemente por astucia o por ambición, le toman la mano, y el Papa probablemente no se da cuenta, o bien es él quien elige colaboradores que no son los adecuados, que luego le causan problemas. Se trata de colaboradores filo-modernistas (en menor caso filo-lefebvrianos, que le causaban problemas en los primeros años de su pontificado), pero con los filo-modernistas el Papa es demasiado indulgente.
      Por cuanto respecta a los periodistas, lamentablemente desde la época de san Juan Pablo II se ha producido una división en el mundo de los periodistas, una división que refleja el contraste entre filo-lefebvrianos y filo-modernistas. De ahí la oportunidad de que la Santa Sede implemente un control o supervisión, de modo tal que los propios periodistas sepan con objetividad lo que sucede en el Sínodo, sin dejarse influenciar por ideas, interpretaciones, sospechas, críticas y esperanzas sin fundamento.
      Quiero recordar las palabras del Santo Padre, que puedes encontrar en los enlaces al final indicados:
      "Luego, quiero decir que en este Sínodo -también para hacerle lugar al Espíritu Santo- está la prioridad de la escucha, está esta prioridad. Y tenemos que dar un mensaje a los operadores de prensa, a los periodistas, que hacen un trabajo muy hermoso, muy bueno. Tenemos que dar precisamente una comunicación que sea reflejo de esta vida en el Espíritu Santo. Hace falta una ascesis -perdón por hablar así a los periodistas-, un cierto ayuno de la palabra pública para custodiar esto. Y lo que se publique, que sea en este clima. Algunos dirán -lo están diciendo- que los obispos tienen miedo y por eso no quieren que los periodistas hablen. No, el trabajo de los periodistas es muy importante. Pero debemos ayudarles a que digan esto, este andar en el Espíritu. Y más que la prioridad de hablar, está la prioridad de escuchar. Y pido a los periodistas que, por favor, hagan comprender esto a la gente, que sepa que la prioridad es escuchar. Cuando se tuvo el Sínodo sobre la familia, la opinión pública, hecha por nuestra mundanidad, decía que este era para dar la comunión a los divorciados; y así entramos en el Sínodo. Cuando se tuvo el Sínodo para la Amazonia, había una opinión pública, una presión, que era para dar vía libre a los viri probati; y entramos con esta presión. Ahora circulan algunas hipótesis sobre este Sínodo: '¿qué irán a hacer?', 'quizá el sacerdocio para las mujeres'; no sé, estas cosas que se dicen fuera. Y dicen muchas veces que los obispos tienen miedo de comunicar lo que está pasando. Por eso les pido a ustedes, comunicadores, que cumplan bien su función, adecuadamente, para que la Iglesia y la gente de buena voluntad -los otros dirán lo que quieran- entiendan que también en la Iglesia existe la prioridad de la escucha. Transmitir esto es muy importante.
      Gracias por ayudarnos a todos en esta 'pausa' de la Iglesia. La Iglesia ha hecho una pausa, como la hicieron los Apóstoles después del Viernes Santo, aquel Sábado Santo, encerrados, pero ellos por miedo; nosotros, no. Pero está en pausa. Es una pausa de toda la Iglesia, a la escucha. Este es el mensaje más importante".
      Link: https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2023/october/documents/20231004-apertura-sinodo.html

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  3. Estimado Sr. Ernesto Vergara, creo que la acción pastoral de Francisco está en directa continuidad con el dictado conciliar y con su recepción por parte de sus predecesores: Juan XXIII, Pablo VI, los dos Juan Pablo y Benedicto XVI y, en mi opinión, debemos concentrarnos en esto.
    Francisco afirma, de hecho, en Evangelii Gaudium: "El Concilio Vaticano II ha presentado la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo [...] La reforma de las estructuras, que requiere la conversión pastoral, puede ser entendida sólo en este sentido: hacer que todos sean más misioneros, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en una constante actitud de 'salida' y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quien Jesús ofrece su amistad. Como dijo Juan Pablo II: 'toda renovación en la Iglesia debe tener como objetivo la misión, para no caer en una especie de introversión eclesial' (EG n.26s)".
    La historia de la Iglesia ha visto diferentes contextos o escenarios dentro de los cuales llevar a cabo su mandato. El anuncio de hoy debe dialogar con los signos de la cultura de nuestro tiempo. El proceso de evangelización y de inculturación del mensaje está marcado por estas características leídas a la luz de la presencia de Dios en la historia, como nos enseña el Concilio Vaticano II. Desde esta perspectiva pienso que antes que todo, la Iglesia está llamada a salvaguardar, en primer lugar, el depósito de la fe.
    Al Concilio, el Papa Juan XXIII le había asignado la tarea principal de salvaguardar y presentar mejor el precioso depósito de la doctrina cristiana, para hacerlo más accesible a los fieles de Cristo y a todos los hombres de buena voluntad. Para cumplir mejor su mandato, la Iglesia, en mi opinión, necesita reelaborar su enfoque pastoral, interna y externamente.
    Ad intra la Iglesia está llamada, internamente, a realizar una verdadera y propia resignificación de las identidades eclesiales y de las modalidades de participación en la misión de la Iglesia y, en consecuencia, una nueva hermenéutica eclesiológica basada en el orden específico de secuencia propuesto por la Lumen gentium -primero el pueblo de Dios (todos), luego los obispos (algunos) y finalmente el obispo de Roma (uno)- lo que supera la visión existente de tres sujetos eclesiales distintos y separados (papa, obispos y pueblo de Dios). Los sujetos eclesiales son recualificados dentro del conjunto de los fieles bautizados, de tal manera que su interacción continua y mutua los constituye como pueblo de Dios, incluido el colegio episcopal y el sucesor de Pedro. Así, el pueblo de Dios es el único sujeto activo y fundamental de toda la acción y la misión de la Iglesia.
    Para la Iglesia del tercer milenio comprometida en su misión evangelizadora, surge el problema ad extra de cómo comunicar y dar testimonio y hacer cada vez más comprensible para el hombre y la mujer de hoy el depósito de la fe, teniendo en cuenta que nos enfrentamos, como nos recuerda el Papa Francisco, no tanto a cambios epocales sino con un verdadero y propio cambio de época. Hoy estamos llamados a anunciar y dar testimonio de nuestra fe en una sociedad que, como nos recuerda el Papa Francisco, está profundamente marcada por el proceso de secularización que: "Tiende a reducir la fe y la Iglesia a la esfera privada e íntima. Además, con la negación de toda trascendencia, se ha producido una creciente deformación ética, un debilitamiento del sentido de pecado personal y social y un progresivo aumento del relativismo, que dan lugar a una desorientación generalizada, especialmente en la fase de la adolescencia y juventud, tan vulnerable al cambio" (Evangeli gaudium, n.64)
    Finalmente, no creo que el Papa Francisco tenga necesidad de ser corregido para indicarnos un camino más claro para la Iglesia, ya lo está haciendo con su Magisterio.

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    1. Buenísimo, por lo que he entendido de lo que Ud. me acaba de explicar, ya que yo vengo primero (o estoy al mismo nivel), porque soy parte del "Pueblo de Dios", y luego los párrocos y los obispos, y finalmente el Papa, entonces ahora pediré a la diócesis que me pague un salario.
      En verdad, no soy sólo yo sino el periodista del periódico que leo todos los días quien escribió: "¿pero qué quiso decir el Papa Francisco?". Y no sólo él... y no sólo en una ocasión. Lo lamento.

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    2. Estimado Ernesto,
      no hay necesidad de ser irónico.
      La cuestión es muy seria, porque pone en juego dos escalas de valores diferentes, donde en ellas lo que es superior en la primera es menor en la segunda, y lo que es menor en la primera es mayor en la segunda.
      En efecto, una es la relación entre el Pueblo de Dios y los Pastores, que puede ser comparada a la que existe entre un organismo y sus órganos vitales. Esta es la eclesiología del Cuerpo Místico, que encontramos en san Pablo. Aquí podemos decir que el conjunto del Pueblo de Dios es más importante que los Pastores, así como un cuerpo viviente es más importante que los órganos vitales que lo mantienen en vida.
      La otra escala de valores invierte esta relación. Aquí están los Pastores que están por encima del Pueblo de Dios, ciertamente no para dominarlo, sino para servirlo. Sin embargo, debemos hablar de un primado, en cuanto a que los Pastores son nuestros guías y por tanto nos guían en la verdad del Evangelio, nos indican el camino, nos gobiernan, regulan la disciplina eclesial, nos administran los Sacramentos.

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    3. Estimado Sr. Ernesto Vergara, si quiere, vuelva a leer la Constitución Dogmática sobre la Iglesia "Lumen Gentium" del Concilio Vaticano II, al exponer el misterio de la Iglesia. Esa constitución está estructurada según estos capítulos que definen el orden, no sólo en términos de exposición: cap.1 precisamente, el misterio de la Iglesia. Capítulo 2, El pueblo de Dios. Capítulo 3, Constitución jerárquica de la Iglesia y en particular del Episcopado.
      En el Proemio del Capítulo 3 leemos:
      "Cristo Señor, para apacentar y acrecentar cada vez más el pueblo de Dios, ha establecido en su Iglesia diversos ministerios, que tienden al bien de todo el cuerpo. En efecto, los ministros que están investidos del poder sagrado, sirven a sus hermanos, para que todos los que pertenecen al pueblo de Dios, y por tanto tienen una verdadera dignidad cristiana, tiendan libre y ordenadamente hacia la misma meta y lleguen a la salvación".
      En torno al mismo Jesús es que nació la primera comunidad del Nuevo Testamento, el nuevo Pueblo de Dios, la comunidad modelo que fue creciendo a lo largo de los tres años de su actividad pública. Al principio son sólo cuatro (Mc 1,16-20). Luego la comunidad crece en la medida que aumenta la misión en los pueblos de la Galilea. Llegan al punto de no tener tiempo para comer ni para descansar (Mc 3,2). Por eso, Jesús se preocupa por dar descanso a sus discípulos (Mc 6,31) y por aumentar el número de los misioneros (Lc 10,1). Así, Jesús intenta mantener el doble objetivo de la llamada: estar con él y salir en misión. La comunidad que se forma en torno a Jesús tiene tres características fundamentales que pertenecen a su naturaleza: es formativa, es misionera y está inserta entre los pobres de la Galilea.
      Sólo más tarde Jesús creó un núcleo más estable de doce personas para dar más consistencia a la misión. También para significar la continuidad del proyecto de Dios. Como sabemos, los doce apóstoles del Nuevo Testamento son los sucesores de las doce tribus de Israel.

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    4. Estimados padre Filemón, y Berengario:
      Aquí no estamos hablando del Pueblo de Dios de la Lumen Gentium, sino de la acepción del uso/abuso del término en el actual sínodo. Sínodo, que ya desde el principio me parece que distorsiona muchas cosas tanto en su ejecución como en sus contenidos. Mientras tanto, se habla de escuchar a la "base de la pirámide", al "Pueblo de Dios", pero esto realmente no se ha hecho porque en la fase inicial sólo se consultó a un porcentaje mínimo de los fieles de todas las naciones (las estadísticas han sido proporcionadas). En segundo lugar, para el Papa Francisco el Pueblo de Dios nunca se puede equivocar. Pero esto no es cierto en el sentido aritmético, sino sólo en el sentido específico, es decir, de permanecer fieles a esa fe en la que todos, siempre y en todas partes, han creído. El Arrianismo enseña: en aquella época la mayoría de los fieles había caído en el error. Así, si, por ejemplo, en el actual sínodo en desarrollo la mayoría de los presuntos representantes "de toda la Iglesia" (?!) piensa que ordenar mujeres sea correcto (porque hoy la cultura dicta no discriminarlas), a pesar de la respuesta definitiva en el sentido opuesto de no uno, ni de dos, sino de tres Papas (el último es el propio Papa Francisco, vale aclarar), ¿quién tendrá razón: la nueva iglesia democrática o la "vieja" Iglesia jerárquica?
      ¿Pero no se dan cuenta de que este Sínodo tiene filtraciones por muchos lados y que el Papa Francisco, con su continua referencia al Espíritu Santo, intenta darle una legitimización fuera de lugar? En resumen, está cometiendo un error. Sobre el Espíritu Santo, el cardenal Zen escribió también una carta confidencial en el mismo sentido a todos los participantes del sínodo. ¿Y entonces por qué no sabemos nada de lo que están discutiendo mientras estamos aquí hablando entre nosotros? ¿Por qué todo este hermetismo? Recuerdo muy bien cuando se citó al Papa Francisco, ya no recuerdo cuál de sus colaboradores más cercanos, la frase "mejor no decir nada por ahí, si no estaremos en problemas...". Además, me parece que él está haciendo lo mismo. Después de todo, es el propio Papa Francisco quien dice de sí mismo "Soy un poco astuto, un poco ingenuo". Con calma, les invito a tener más cuidado en el plano práctico, dejando por un momento el intelectual en un segundo plano. Este sínodo, con todos los respetos que merezca, me parece más bien un gran error.

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    5. Querido Ernesto,
      repito una vez más que podemos acompañar los trabajos del Sínodo, siguiendo el orden del día indicado en el sitio web oficial: https://www.synod.va/es.html, como pueden ver indicado en el sitio web de la Santa Sede: https://www.vatican.va/content/vatican/es.html.
      Ahora bien, que el Pueblo de Dios sea infalible en el profesar su fe, no es una opinión del Papa, sino una doctrina del Concilio Vaticano II (LG n.12). Ejercemos esta infalibilidad, por ejemplo, cuando recitamos el Credo en la Misa, o cuando asentimos a un pronunciamiento infalible del Magisterio.
      Además, este Sínodo, convocado y reunido en torno al Papa, en cuanto trata cuestiones doctrinales, no se puede equivocar. Eventualmente se puede equivocar al tomar algunas decisiones pastorales o disciplinarias menos prudentes, que en cualquier caso no pueden ser contrarias a la ley de Dios o de la Iglesia.

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    6. Querido padre Filemón, en su anterior comentario usted dice que este Sínodo no se puede equivocar.
      ¿Se esta refiriendo al Concilio Vaticano II o al Sínodo actual, de la sinodalidad?
      Si se refiere al Vaticano II, estoy de acuerdo, por supuesto.
      Pero si se refiere a este Sínodo actual, no. Incluso diría que no tiene competencia para tratar temas doctrinales, sino pastorales.
      Y si tratara alguna cuestión doctrinal, creo que no debería determinar nada sobre ello, pues no tiene competencia para ello. En todo caso, podría plantear alguna cuestión doctrinal para que el Papa la resuelva.

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    7. Querido Paolo,
      cuando he dicho que el Sínodo no puede equivocarse en temas de carácter doctrinal, pretendía referirme al hecho de que el Sínodo funciona bajo la vigilancia del Papa.
      Una pregunta que podríamos hacernos es si un Sínodo como éste pueda abordar cuestiones de carácter doctrinal, como por ejemplo pedir al Papa que esclarezca la expresión según la cual él ha dicho repetidas veces que todos somos hijos de Dios.
      De hecho, nosotrros podemos distinguir un ser hijos en un sentido natural, como seres humanos, del ser hijos en un sentido sobrenatural, como cristianos.
      Más allá de esto, ¡me ha alegrado verte aquí, de nuevo! Pásate más seguido. Tus comentarios serán siempre apreciados.

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