viernes, 6 de octubre de 2023

Sobre el problema de los migrantes

El reciente viaje del papa Francisco a Marsella, ha vuelto a poner en el foco el problema de los migrantes, particularmente migrantes musulmanes, a Europa, y sobre todo a los países más cercanos al continente africano: Italia, Francia, España. Además de castigar severamente o eliminar las asociaciones criminales que sacan provecho de las necesidades de los migrantes, el deber urgente e indeclinable es el de poner fin cuanto antes con la máxima energía y con activo compromiso a esta horrible masacre que deshonra a Europa, garantizando a esta pobre gente viajes dignos y una razonable integración en la civilización europea, sin que por ello deban renunciar a la conservación de su fe islámica, pero sin impedir que el Espíritu Santo acerque a nuestro Señor Jesucristo también a estos hermanos, que están llamados también a la salvación. [En la imagen: fragmento de "Los Inmigrantes", mural de Rodolfo Campodónico, realizado entre 1998 y 1999, conservado por la Municipalidad de la ciudad de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires, Argentina].

Se necesita discernimiento
   
----------Es evidente que los nacionalismos, hablando en general y considerando principalmente su aspecto de exclusión y egoísmo, es un sinsentido que ha quedado más de manifiesto, si falta hacía todavía, en el actual mundo globalizado. Todos los Estados deben estar dispuestos a acoger, naturalmente salvados los presupuestos del bien común, la llegada de personas de otros Estados que tengan necesidad de ayuda. El papa Francisco lo ha vuelto a expresar con extrema claridad en su discurso a la Sesión Final de los Encuentros del Mediterráneo, el pasado 23 de septiembre, en su viaje apostólico a Marsella, Francia.
----------Naturalmente, en Marsella el Santo Padre se ha referido al problema de los migrantes de modo específico en Europa, con alusiones implícitas a los migrantes de países árabes y de religiosidad islámica. Se trata de un problema que hoy es más bien particularmente europeo, que desde Argentina nos es difícil de comprender, por lo que me refiero aquí al problema de los migrantes estrictamente en Europa.
----------Europa es una comunidad de naciones de nivel económico medio a alto, con arraigadas culturas democráticas de respeto a la libertad de oportunidades y a los derechos universales del hombre. Es natural, entonces, que a Europa lleguen los habitantes de otras naciones menos afortunadas del mundo. Y está claro que si los europeos advierten que los migrantes que a sus tierras llegan, están agotados en sus fuerzas y necesitados de todo, deben ser socorridos en todo lo que se pueda.
----------Desde hace ya unos treinta años, se produce hacia Europa un flujo contínuo y siempre en aumento de hombres de edad juvenil o adulta, sobre todo africanos, que llegan, como es bien sabido, hacinados en embarcaciones inseguras, poco más que cáscaras de nuez, tras un viaje extremadamente incómodo. A Italia, por ejemplo, uno de los países más próximos al continente africano, llegan migrantes procedentes principalmente de Libia o de Túnez, con el riesgo de de naufragar durante la travesía, personas en su inmensa mayoría sin clara identidad ni títulos de trabajo, a menudo musulmanes.
----------Estos emigrantes africanos usualmente pagan sumas altísimas a organizaciones clandestinas e ilegales, las cuales, por afán de lucro, explotan la credulidad y la extrema necesidad o el deseo de aventura de esta pobre gente, no siempre bien intencionada, ilusionándola de encontrar trabajo seguro en Europa o quién sabe qué éxito o bienestar o vida cómoda, a veces a espaldas de los europeos.
----------Esta enorme afluencia de musulmanes, que comenzó ya en los años ochenta del siglo pasado, cuando en Alemania se encontraban cuatro millones de turcos, y cifras análogas en Inglaterra, Francia, Holanda o Bélgica, ponía, sobre todo a los italianos ante un interrogante importante: ¿no será que el continuo aumento de musulmanes en Italia, al tiempo que pone a prueba la capacidad de convivencia de los italianos con comunidades islámicas cada vez más numerosas e influyentes, también desafía su deber de testimoniar a Cristo también ante ellos? ¿No son ellos también llamados a participar en el banquete del reino de los cielos? ¿No tienen los cristianos europeos el deber de anunciar el Evangelio a todo el mundo?
----------Me refiero en este artículo particularmente al problema de los migrantes en Italia, porque es el que personalmente más conozco de los países de Europa, por haber vivido algunos años allí, y porque conservo amistades y relaciones que me permiten seguir informado de lo que sucede hoy.
----------Sobre esta grave cuestión de la actitud que se debe tener ante las continuas llegadas de estas masas de pobre gente, que piden quedarse en Italia, por tratarse del país más cercano a las costas africanas, para luego eventualmente trasladarse a otros países europeos, existen, como sabemos, dos actitudes bastante apresuradas y superficiales y, por tanto, defectuosas respecto de las exigencias de la prudencia, de la justicia y de la caridad: hay quienes, condicionados por su egoísmo y xenofobia, ven con reticencia y mala voluntad que su bienestar pueda ser compartido con hermanos menos acomodados y menos afortunados que ellos.
----------Y por otro lado, existen quienes quieren dar una buena impresión de acogedores, misericordiosos y de mentalidad abierta, pero que en realidad esconden detrás de esta falsa profesión de solidaridad humana, el deseo de justificar su modo de vivir libertino o su relativismo moral, propugnando una acogida indiscriminada, irreflexiva y descriteriada, sin ningún discernimiento entre aquellos que tienen verdaderamente necesidad o pueden contribuir al bien del país de destino, y aquellos que, en cambio y lamentablemente, son delincuentes contumaces o pretenden vivir como OVNIs o regular la propia vida a su capricho mintiendo a los demás, también dispuestos a causar problemas a quienes los reciben y a ellos mismos.
----------Considero que el problema fundamental a resolver respecto a la llegada de estas personas es el de verificar para cada uno de ellos cuáles son sus intenciones, los motivos que tienen para huir de su propia tierra, sus exigencias, sus necesidades, sus dificultades, sus deseos, sus aptitudes o calificaciones laborales, su capacidad de convivencia civil democrática, sus condiciones de salud física y psíquica, el ambiente de donde provienen, y sus relaciones antecedentes con las autoridades civiles y religiosas de su país de origen.
----------Para poder realizar esta verificación, es necesario contar con un personal especializado, una estancia suficientemente larga en un buen centro de acogida, donde comprobar sus capacidades laborales, su capacidad de socialización y de normal convivencia civil, su grado de instrucción, su eventual fe religiosa, la cualidad de su conducta moral, su actitud hacia el trabajo, su nivel de salud física y mental.
----------Para gestionar convenientemente esta problemática, siempre sumamente compleja y delicada, se hace necesario que los gobiernos de los países europeos estén en contacto con las autoridades de los países de proveniencia de los migrantes, para que ellos puedan proporcionar la debida información acerca de los migrantes que abandonaron sus tierras, su posición o situación civil o ante la ley.
----------Ciertamente, los migrantes pueden pedir asilo político, pero en cualquier caso, las autoridades de los países huéspedes no deberían eximirse del pedir y obtener esa información. Y de tal modo, en base a los datos disponibles, el personal del centro de acogida, después de haber realizado la verificación antes mencionada, deben poder decidir si acoger o devolver al inmigrante a su país de origen.
----------Dados tales presupuestos de sentido común, si el inmigrante supera el examen, entonces se le debe proporcionar inmediatamente un empleo y una asistencia social adecuada a sus necesidades y a sus capacidades. El inmigrante debe ser inmediatamente insertado en el mundo del trabajo tomando contactos con empresas privadas o ambientes públicos que estuvieran dispuestos a contratarlo.
----------En los primeros meses de su estancia en el país europeo es conveniente que el migrante sea seguido con discreción pero con diligencia, sin que se sienta humillado, a fin de hacer una ulterior verificación de las cualidades de su conducta moral y civil, y del respeto que cotidianamente manifiesta a las leyes ciudadanas del país que lo ha recibido, porque muchos problemas y peligros causados ​​por los inmigrantes islámicos o no islámicos en estas recientes décadas en Europa han surgido del hecho de que muchos de ellos han fingido con astucia una aparente honestidad, para luego entregarse a diversas formas de delincuencia, sin olvidar el hecho, de que en casos extremos, se han acercado a los ambientes del fanatismo y terrorismo islámicos. En base a acuerdos con los países de origen, los gobiernos europeos deben poder expulsar a inmigrantes que constituyan un grave peligro para el bien público o la seguridad del Estado.
   
Europa puede acoger a los islámicos, pero a condición de que respeten a Europa
   
----------Sin duda, todos los aspectos que hasta aquí sólo he bosquejado, constituyen un problema muy complejo. Pero, tratando de percibir pautas de acción, en primer lugar se ve necesario detener por todos los medios la inmigración clandestina. Sólo salvado este punto se podrán gestionar eficientemente los flujos regulares y controlados, que aseguren, como antes he tratado de explicar, la acogida y la ubicación de los migrantes dentro de las comunidades sociales ya existentes, evitando así la formación de guetos, y favoreciendo la integración, la cual, a no engañare, se ve absolutamente ayudada de modo decisivo por la igual matriz cultural y religiosa de quienes llegan respecto a las comunidades receptoras.
----------Hay que evitar absolutamente los enclaves islámicos, como suele ocurrir en Francia y Bélgica por ejemplo (con los trágicos resultados del así llamado multiculturalismo, con problemas que están a la vista de todos). Sin embargo, respecto a esto, la Iglesia debe discernir correctamente su ámbito de competencia.
----------El problema de la gestión de la residencia y de la eventual defensa de las fronteras es, sin embargo, un problema eminentemente político que corresponde asumir responsablemente al Estado, el cual debe hacerse cargo de tales tareas, arrebatando esa competencia a las ONG y a las cooperativas privadas que operan, en la mayoría de los casos, con fines de lucro, como antes he dicho. Precisamente por esta misma razón, considero que las autoridades religiosas deberían abstenerse de sugerir a las autoridades estatales lo que deben hacer ("dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios").
----------Respecto a esa propia e ineludible competencia del Estado en la gestión de la inmigración, también es posible plantear un matiz. Están claros los problemas surgidos de las ONG que actúan a espaldas del bien común, por meros fines de lucro y, no pocas veces, con métodos delictivos. Sin embargo, esto no quita, me parece, que fuera posible que el Estado, para cumplir su misión, pidiera también ayuda a organizaciones privadas. Está claro, sin embargo, que será necesario hacer un cuidadoso discernimiento entre aquellas que trabajan con fines de lucro y aquellas que demuestran auténtica solidaridad humana.
----------Por otra parte, lo sucedido en décadas recientes nos ha mostrado que los millones de musulmanes que se han instalado en Europa en los últimos cincuenta años (y ellos lo dicen expresamente) tienen la intención de islamizar a Europa, y están convencidos de que lo conseguirán una vez que hayan obtenido suficiente poder político y económico para ello. Este riesgo real sugiere a las autoridades europeas una cierta contención de la afluencia islámica, a menos que estos inmigrantes, manteniendo su fe islámica, den claras garantías de que renuncian a la perspectiva de conquistar el poder del Estado bajo la ley de la Sharia.
----------Un grave problema que debe resolverse con urgencia, e insisto en ello porque es el primer paso para la adecuada gestión de la inmigración, es el de detener la actividad delictiva y criminal de las asociaciones ilegales que organizan los viajes descriteriados de los migrantes, extorsionándoles por sumas altísimas y poniendo en serio riesgo su vida haciéndoles viajar en embarcacnes absolutamente inadecuadas.
----------Además de castigar severamente y de disolver ese tipo de asociaciones criminales, el deber urgente e indeclinable de cada gobierno europeo y de los países de proveniencia de los migrantes, conjuntamente con el propio gobierno de la Comunidad Europea, es el de poner fin cuanto antes con la máxima energía y con activo compromiso a esta horrible masacre que deshonra a Europa, garantizando a esta pobre gente viajes dignos mediante las normales agencias de viaje, para que se integren en la civilización europea, sin que por ello deban renunciar a la conservación de su fe islámica, pero sin impedir que el Espíritu Santo acerque a nuestro Señor Jesucristo también a estos hermanos, que están llamados también a la salvación.
----------Por otra parte, y ya para finalizar la presente reflexión, menciono brevemente un aspecto del problema que se ha puesto de manifiesto en años recientes: las relaciones del ámbito de lo temporal y el ámbito de lo eterno, que implica hacerse cargo de la problemática de los migrantes.
----------Es obvio que, en cuanto católicos, estamos obligados en conciencia a ayudar a nuestro prójimo, y que debemos hacerlo con quienes nos piden esa ayuda sin preocuparnos de quiénes sean. Pero es igualmente obvio que esto no significa que debamos tomar partido, favorecer fenómenos ambiguos y controvertidos, también porque, no lo olvidemos, nuestra esperanza es ser acogidos en un reino que no es de esta tierra. De modo que todo lo que sucede aquí abajo debería asumir siempre el peso de una realidad que, al fin de cuentas y bien considerada, es contingente, transitoria, y no absoluta.
----------Respecto a ello (y a salvo ciertos matices de lo afirmado, que inmediatamente aclararé) me parece que las altas jerarquías eclesiásticas a menudo han olvidado en años recientes esta naturaleza contingente del problema de la migración, absolutizando y priorizando necesidades que, sin embargo, no deben ser nunca absolutizadas. Por citar un caso conocido: cuando el limosnero del Papa fue a reconectar la electricidad en aquel edificio ocupado, en Roma, hace algunos años, contradijo el séptimo mandamiento.
----------Otra cosa habría sido si el Vaticano se hubiera ofrecido a pagar la astronómica factura de la luz que legítimamente quería cobrar el proveedor del servicio. Admitido (y no concedido) que fuera caritativo favorecer a personas que se habían convertido en responsables de un acto claramente ilegal (como ocupar un edificio abusivamente) y contrariaban el séptimo mandamiento, en todo esto hay mucha confusión, y no todo es claro "bajo el cielo", pero no creo que por eso se pueda decir que lo hecho haya sido lo correcto.
----------Claro que también es necesario matizar debidamente lo que acabo de afirmar. Está claro que nuestra esperanza está dirigida en última instancia al paraíso del cielo. Sin embargo, también está claro que debemos tener fe en la ayuda del Señor por cuanto respecta al trabajo que debemos hacer en esta tierra para mejorar nuestra sociedad, reparar las injusticias, obtener justicia contra quienes infringen la ley, aliviar las condiciones de los pobres y obrar para favorecer una convivencia serena, fraterna y tranquila.

2 comentarios:

  1. Estimado p. Filemón, como comentario a su artículo "Sobre el problema de los migrantes", le transcribo parte de una interesante entrevista al prof. Ettore Gotti Tedeschi en la revista "La Bussola quotidiana", publicada en el 2020 con el título: "China y el nuevo orden mundial, la Iglesia hechizada por las sirenas". Sobre el fenómeno migratorio, dice:
    "La inmigración es, después del problema climático, el más controvertido. Se propuso con una diligencia humanitaria exagerada pero artificial, que ignora las causas del problema y sus soluciones. Al principio se explicó, de forma poco convincente, por las guerras y las hambrunas, y luego por la necesidad de colmar el vacío demográfico en Europa. Pero la historia de las guerras que producen refugiados ha sido redimensionada cuando se descubrió que los conflictos utilizados para justificar el fenómeno se debían en gran medida al Estado islámico. Estos conflictos fueron causados ​​o tolerados, aunque ya no abordados, por la ONU. De hecho, existe la sospecha de que fueron tolerados para la venta de armas. Incluso la historia de las hambrunas deja dudas, porque las migraciones desde países verdaderamente pobres son muy limitadas, entre el 5 y el 9% del total. Sin embargo, la mayoría de los flujos migratorios tienen un claro origen islámico. Y alguien también ha planteado la hipótesis de que la pobreza en los países africanos se ha visto facilitada intencionadamente al ignorar los acuerdos comerciales para la importación de sus productos alimenticios (ex G8-África). En cuanto a la explicación relativa a la compensación de la brecha demográfica, estamos en el ridículo. ¿Necesitamos compensar la brecha después de haberla querido y producido para reducir la población? Con un desempleo del 13%, ¿necesitamos que trabajadores de fuera de la UE vengan a Italia para realizar los trabajos que los jóvenes desempleados rechazan? ¿Y deben regularizarse los trabajadores inmigrantes que las realizan para evitar que sean manipulados por bandas? Me recuerda a la legalización de la droga para evitar su tráfico, es la misma lógica. Pero, ¿se han calculado alguna vez los costos de la inmigración comparándolos con las contribuciones económicas reales (impuestos y contribuciones)? Además, en un contexto europeo incapaz de tomar decisiones y aplicarlas en materia de redistribución de los inmigrantes, de aplicar la política de expulsión, que ignora o incluso discute el pacto migratorio, los flujos masivos de inmigración islámica representan un poderoso factor de desorden y desestabilización para el toda la UE. ¿No es curioso que todos los inmigrantes sean jóvenes, fuertes y sin familia? ¿No resulta curioso que el llanto de cocodrilo de las instituciones eclesiásticas que condenan a quienes no acogen y no a quienes generan y explotan la trata de personas? ¿Incluso presentando a los migrantes como "Sagrada Familia"? ¿Y decir que son un "don de Dios"? ¿Estos eclesiásticos fingen no saber que dos secretarios de la ONU (Kofi Annan y Ban Ki-moon) incluso predijeron, auspiciaron y programaron el fenómeno con mucha antelación? Amenazando a cualquiera que se opusiera. Kofi Annan en la conferencia de líderes religiosos de la ONU en 2000, en términos muy claros, llegó incluso a declarar que para lograr la paz universal, se debe realizar el sincretismo religioso, que conduzca a la creación de una religión universal (de tipo panteísta) y que la inmigración de pueblos con diferentes culturas y religiones habría ayudado a este proyecto. El resumen podría ser que la solución ambientalista, malthusiana, gnóstica y pagana auspiciada por ciertos círculos internacionales conducirá a un gobierno mundial. Para llevar a cabo este proyecto es fundamental contar con el apoyo de la Iglesia de alguna manera. Curiosamente, en Laudato Si' (números 164 y 165) se acaba auspiciando un gobierno mundial, una autoridad política mundial, para restaurar la economía, regular los flujos migratorios y para el medio ambiente".
    Gracias

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    1. Estimado Rubén,
      le agradezco por estas palabras de Gotti Tedeschi, por quien tengo estima, y respeto su pensamiento.
      Sé que Gotti trata aquí de una materia en la cual él es muy competente, por lo que me inclino a aceptar con confianza cuanto dice, pero, no entrando este tema en el ámbito de mi competencia, no me siento capaz de hablar al respecto.
      El único punto sobre el cual me gustaría centrarme es el de la inmigración islámica. También yo creo que es un plan para islamizar Europa, que está por otra parte en perfecta línea con la actividad que el Islam ha llevado a cabo en el pasado a través de un expansionismo militar (de hecho, hoy se recuerda a María del Rosario y a la batalla de Lepanto). Pero el objetivo es siempre el mismo: hacer que el Islam triunfe sobre el Cristianismo.
      Dicho esto, sin embargo, yo quisiera escuchar y recibir también lo que dice el Papa, acerca del hecho de que parte de esta gente llega a Europa simplemente porque no pueden encontrar condiciones de vida dignas en su país.
      Al mismo tiempo considero que entre esta gente también hay un componente que tiene tendencia al crimen.
      Por último, lo más escandaloso que es absolutamente necesario remediar es la explotación de estos pobres por parte de organizaciones criminales, deseosas únicamente de obtener dinero de ellos.

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