La altísima tarea que le espera al cardenal Víctor Manuel Fernández es compleja, arriesgada y difícil, pero estamos seguros de que Dios le dará luz y fuerza para ayudar al Santo Padre y para servir a la Iglesia. Será útil que el recuerde con frecuencia aquellas exhortaciones del apóstol san Pablo a quienes había dejado al frente de las comunidades por él evangelizadas: "vigila atentamente" (2 Tim 4,5); "el obispo debe ser capaz de exhortar en la sana doctrina y refutar a los que la contradicen" (Tt 1,9). [En la imagen: el frente de la sede del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, junto a la Plaza del Santo Oficio, en Ciudad del Vaticano].
La misión concreta del nuevo Prefecto para la Doctrina de la Fe
----------Como ya es sabido por todos, el Sumo Pontífice ha elegido el pasado 1 de julio a mons. Víctor Manuel Fernández [n.1962], hasta entonces arzobispo de La Plata (Argentina), como nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, asumiendo también los cargos de presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional. Fernández asumió su alto cargo a mediados del pasado mes de septiembre, siendo creado Cardenal durante el consistorio celebrado el pasado 30 de septiembre. El nuevo Prefecto ha sucedido en su cargo al cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer [n.1944], quien estuvo prestando su servicio de colaborador del Papa durante seis años, desde el 1 de julio de 2017 al 31 de agosto de 2023.
----------Como asesor y colaborador del Romano Pontífice en el área de la Doctrina de la Fe, no hay duda que el mutuo conocimiento y la comunicación que desde hace muchos años existe entre el papa Bergoglio y el ex arzobispo de la Plata, cabe esperar ayudarán de inmejorable manera para que esta colaboración del Prefecto de la Fe con el Vicario de Cristo precisamente en su oficio de Maestro de la Fe, sea de gran coincidencia y sintonía. En este sentido, como es sabido, el Prefecto del Dicasterio de la Fe se distingue del resto de los Prefectos de la Curia Romana, por participar de alguna manera, digamos que "funcional", con el carisma de la infalibilidad de la que goza el Sumo Pontífice cuando enseña la Palabra de Cristo.
----------Ahora bien, es bien conocida por todos la misión del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, pero en el caso particular del cardenal Fernández, su misión concreta ha sido particularmente delimitada por algunos parámetros que conviene tener presentes. Menciono los tres que considero más importantes.
----------1. En primer lugar, el oficio del nuevo Prefecto de la Fe ha dado inicio precedido del acto, acaso sin precedentes, por el cual el Papa ha acompañado la designación de Fernández con una Carta personal en la que le ha indicado los lineamientos generales sobre los que deberá basar su tarea.
----------2. En segundo lugar, dado que su ámbito de trabajo es el doctrinal, teológico y moral, no hay duda de que se deberán tener en cuenta los últimos llamativos pronunciamientos del papa Francisco acerca de la guía rectora, precisamente en este ámbito doctrinal, de santo Tomás de Aquino, como Doctor Común de la Iglesia, un título que sorprendentemente el Santo Padre acaba de confirmar, en una decisión que ni siquiera habían tomado sus inmediatos antecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI.
----------3. En tercer lugar, resulta inevitable considerar el legado que le deja al cardenal Fernández, su inmediato predecesor en el cargo, el cardenal Luis Ladaria Ferrer, particularmente en lo que se refiere al abordaje del que considero el mayor problema que aflige actualmente, a nivel doctrinal (teológico y moral) a la Iglesia: procurar la unidad de la vida de la Fe, curando la grieta producida por los actuales extremismos: ante todo el actual neo-modernismo (sobre todo de perfil rahneriano), y en consecuencia el actual pasadismo (de perfil filo-lefebvriano), que es funcional al extremismo modernista, en cuanto es su falsa reacción.
Lo que la Iglesia espera sobre el problema de Karl Rahner
----------En lo que respecta a la solución del problema creado por la difusión del pensamiento de Karl Rahner, desde el inmediato post-concilio, indudablemente debe tenerse presente los tres notorios gestos o actitudes que ha puesto de manifiesto claramente el papa Francisco:
----------1. Por un lado, y contrariando aquello que esperaban con ansia los conspiradores del Grupo de San Galo, notoriamente rahnerianos, que no han perdido ocasión durante todo el actual pontificado de adular e instrumentalizar al Papa para que de una vez por todas se decidiera a señalar a Karl Rahner como nuevo guía doctrinal para la Iglesia y auténtico intérprete del Concilio Vaticano II, Francisco, por su parte, nunca ha mencionado siquiera al teólogo alemán (salvo en un par de breves alusiones sin mayor importancia, y sobre puntos que son aportes positivos y compartibles de Rahner).
----------2. En segundo lugar, la condena que el papa Francisco ha expresado en la exhortación apostólica Gaudete et exultate, y también en otras ocasiones, contra el neo-gnosticismo, es una condena que no tiene precedentes en todos los Romanos Pontífices, y que sin duda se dirige a condenar también el gnosticismo manifestado por las enseñanzas de Karl Rahner, de modo similar a como sus inmediatos predecesores lo habían hecho: san Juan Pablo II condenando el subjetivismo, y Benedicto XVI condenando el relativismo.
----------3. Finalmente, la antes mencionada confirmación por parte del Santo Padre del título de Doctor Communis Ecclesiae para santo Tomás de Aquino, y las repetidas recomendaciones de la teología y doctrina del Aquinate para todos los teólogos y para la guía de los estudios eclesiásticos en los seminarios, universidades pontificias y casas de formación religiosa, se encuentra claramente en línea con las directrices del Concilio Vaticano II, y en nueva y evidente contradicción con los auspicios de aquellos neo-modernistas que ansiaban que el papa Francisco reemplazara a santo Tomás por Karl Rahner.
----------No tengo dudas que el cardenal Víctor Fernández conoce mejor que yo estas enseñanzas y estos inequívocos gestos cumplidos por el papa Bergoglio y, por ende, sabrá valorarlos en su debida importancia, en orden al desarrollo de la alta misión que le compete como colaborador del Papa.
El legado del cardenal Luis Ladaria Ferrer
----------El cardenal Ladaria había llegado a mediados de 2017 al Dicasterio de la Fe, con los antecedentes de ser un buen conocedor del pensamiento de Karl Rahner, como, de hecho, y aún más que él, lo había sido el cardenal Joseph Ratzinger, quien como Papa había elegido a este jesuita como Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ahora bien, como sabemos, Ratzinger, después de haber colaborado con Rahner en el Concilio, publicó en 1982 un libro sobre los principios de la teología católica (Les principes de la théologie catholique, Téqui, Paris 1985), en el que desarrolla una severa crítica al pensamiento de Rahner, acusándolo de idealismo panteísta (p.179-190, en la edición francesa).
----------Por ese motivo, se podía suponer que el teólogo que llegaba en 2017 al cargo de Prefecto de la Fe, por más benevolente que fuera hacia Rahner, sobre todo desde el momento en que el papa Francisco, con gran confianza, le había confiado la delicada tarea de supremo colaborador y asistente del Sumo Pontífice en la conservación y en la custodia de la sana doctrina, se mantendría bien alejado de los graves errores del Jesuita alemán, aceptando los cuales se asumiría una conducta tal que conduciría a la perdición.
----------Por eso se podía esperar que el cardenal Ladaria, como nuevo Prefecto de la Fe, indicara con sabiduría y prudencia el camino para salir de la selva oscura, "aspra e forte" (como dice Dante Alighieri en La Divina Comedia), en la cual Rahner nos ha arrojado durante estos últimos cincuenta años, casi sin que nos demos cuenta, dada la fascinación que él ejerce sobre muchos, que lo consideran erróneamente el gran intérprete del Concilio Vaticano II (cuando el papa Benedicto XVI hablaba de la "hermenéutica de ruptura", se refería precisamente a la interpretación rahneriana). Sería para Ladaria un trabajo de sutil escrutinio y discernimiento, porque se tratabade liberar valores indudables de peligrosas insidias que los ponen en peligro.
----------Si bien durante los seis años de su labor al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Ladaria no podemos decir que haya contradicho los tres claros lineamientos del papa Francisco, señalados anteriormente, sin embargo, lamentablemente, el anterior Prefecto no ha hecho nada para dar pasos concretos en orden a sanar los daños que el rahnerismo viene haciendo a la Iglesia.
----------Por consiguiente, en orden a poder ver claro acerca de lo que entendemos es la misión esencial del actual Prefecto de la Fe y lo que la Iglesia espera de él como colaborador del Papa en orden a la solución del problema que desde hace cinco décadas viene creando Karl Rahner, considero útil aquí detenernos en hacernos una idea de cómo valoraba el anterior prefecto Ladaria el pensamiento de Rahner leyendo su ensayo "Karl Rahner: Cristo nelle religioni del mondo", presentado en un congreso teológico bajo el título L’eredità teologica di Karl Rahner, organizada por la Universidad Lateranense y publicado por la Lateran University Press en el 2005, doce años antes de la llegada de Ladaria al dicasterio.
----------En ese escrito del año 2005, Ladaria destacaba aspectos positivos del pensamiento de Rahner, como el reconocimiento de la primacía del cristianismo sobre las otras religiones, cristianismo por él llamado "religión absoluta", así como el hecho de que todas las religiones entran, al menos de modo implícito o inconsciente, en relación con Cristo, sin el cual no hay salvación, Cristo que ofrece a todos la salvación.
Los errores de Karl Rahner
----------En aquel escrito de 2005, el cardenal Ladaria Ferrer, sin embargo, informa también acerca de algunas de las tesis erróneas de Rahner, que tanto daño han causado y causan a la Iglesia, pero olvida refutarlas. Pongamos algunos ejemplos. Él cita sin discutirla la tesis rahneriana de que "en la estructura de la Antigua Alianza se encuentra, junto con lo que es grato a Dios, lo que es falso y erróneo" (op.cit., p.247) y, comentando estas palabras, llega a decir que "sólo en el Nuevo Testamento y en la Iglesia de Cristo tenemos una norma permanente de distinción entre aquello que es verdadero y aquello que es falso" (op.cit., p.248).
----------Hacemos aquí una primera observación. Aparte del hecho de que la razón natural ya sabe distinguir en teología y en moral lo verdadero de lo falso, semejante énfasis hecho por Ladaria a la teología y a la ética vétero-testamentaria parece decididamente injusto y ofensivo, y huele mucho a la herejía marcionita, que opone el verdadero Dios del Nuevo Testamento al Dios falso del Antiguo Testamento.
----------Naturalmente, nadie está negando que en el Antiguo Testamento tenemos una imagen de Dios a veces aterradora y también tenemos ciertas sanciones penales y leyes de guerra crueles. Pero no es difícil explicar estas cosas como los signos de una civilización atrasada, sin necesidad de hacer injustas acusaciones a una Alianza de Israel con Dios, que no viene superada por la Nueva como lo falso es negado por lo verdadero, sino como la verdad inicial es superada por la verdad final, como la luz de la aurora es superada por la luz del día. Cristo no ha venido para abolir, sino para completar (Mt 5,17.19).
----------Otra tesis de Rahner, que el cardenal Ladaria aceptaba sin plantear objeciones, es su interpretación del modo con el cual las religiones no cristianas pueden encontrar a Cristo. Este modo es una aplicación de la gnoseología rahneriana, según la cual el hombre, todo hombre, experimenta aprioricamente y sobrenaturalmente a Dios según una experiencia interior por él llamada "trascendental", "atemática" y "preconceptual", a la cual hace seguir una conceptualización o "categorización" de dicha experiencia.
----------En base a este presupuesto teológico, Rahner distingue un cristianismo explícito y consciente, de un cristianismo implícito e inconsciente o preconsciente, al que él llama cristianismo "anónimo". Cristo se revela a todos los hombres, da a todos su gracia y salva a todos los hombres. Excepto por el hecho de que esta revelación ocurre sobre dos planos cognocitivos diferentes. Para todos ocurre en el nivel trascendental; para algunos, en el nivel categorial. Y estos son los cristianos explícitos. Aquellos en cambio a los cuales esto sucede sólo en el nivel trascendental, son los cristianos "anónimos".
----------A ese respecto, Ladaria cita entonces al mismo Rahner: "Este momento trascendental de la revelación corresponde a la modificación gratuita de nuestra conciencia trascendental operada sobrenaturalmente por Dios, pero esta modificación es realmente un momento originario y permanente de nuestra conciencia, una especie de iluminación originaria de nuestra existencia y, en cuanto momento de nuestra trascendentalidad constituida por la autocomunicación de Dios, es ya en sentido propio revelación" (p.254).
----------La observación que es necesario hacer aquí es que la Revelación no modifica, sino que supera y eleva la conciencia trascendental, de lo contrario no sería sobrenatural. Aunque se admita y no se concede que la Revelación fuera una "modificación de la conciencia", ella no es en absoluto una "iluminación originaria", sino que es una iluminación proveniente de Dios, que se agrega a la previa luz natural del intelecto, la cual es la única luz originaria de nuestra mente, precedida por la experiencia sensible, y así la Revelación, que da origen a la fe, llega sólo posteriormente al ejercicio de la razón y de la experiencia, y como iluminación de la razón, que la eleva al conocimiento del misterio sobrenatural ignoto para la razón.
----------En su ensayo, el cardenal Ladaria Ferrer explica el pensamiento de Karl Rahner sobre este punto del siguiente modo: la fe cristiana explícita es la "declaración conceptual de aquello que el hombre", que no ha oído el anuncio del Evangelio, "ya ha realizado o ha podido realizar en la profundidad de su su existencia espiritual" (op.cit., p.249). Esta sería la revelación trascendental.
----------Para Rahner entonces la revelación universal es la que él llama "trascendental", mientras que la Revelación dada por Cristo a la Iglesia, la que él llama "categorial" y que la Iglesia llama "pública", él la llama también "particular", casi como si fuera aquello que la Iglesia llama "revelación privada". En cambio debemos decir que la verdadera revelación universal, es decir, pública, no es la revelación "trascendental", que no existe salvo en la mente de Rahner, porque Dios, al revelarse y al hablar al hombre, propone contenidos inteligibles de verdad a su intelecto, contenidos que, en virtud de la naturaleza misma del intelecto humano, son expresados en conceptos y en juicios y por tanto en palabras. El adulto recaba esos conceptos de la experiencia sensible; quien en cambio no es capaz de razonar, como por ejemplo el demente o el embrión, recibe esos conceptos de Dios y así todos, quizás inconscientemente, pueden formarse un concepto de quién es Cristo.
----------Rahner, ciertamente, acepta el principio joánneo de que el Logos ilumina a todo hombre, ya sea conscientemente o ya sea inconscientemente. Lo que quiere decir que el Logos se propone a todos, pero no todos Lo aceptan. En cambio, Rahner olvida el hecho, observado por Juan, de que no todos acogen la luz, sino que algunos prefieren las tinieblas (cf. el prólogo del Evangelio de san Juan). Rahner sostiene así que de hecho la iluminación divina es universal, todos la acogen, y por eso todos se salvan, lo cual es falso, porque va contra el Evangelio y contra la enseñanza de la Iglesia.
----------También es necesario decir que la doctrina rahneriana del "Salvador absoluto", mencionada por el cardenal Ladaria Ferrer, es nada más que una invención del propio Rahner, que mezcla híbridamente la razón con la fe, la filosofía con el Evangelio, la auto-conciencia con la Revelación, la naturaleza con la gracia, la religión natural con la sobrenatural, el cristianismo con las otras religiones.
----------La existencia de un Salvador absoluto, hombre-Dios, la conocemos sólo por la fe, porque este Salvador divino es Cristo, y no en base a la inexistente previa "experiencia o revelación trascendental atemática" de Rahner. En efecto, es sólo por el Evangelio que sabemos que Dios quiere salvarnos por medio de un hombre-Dios. Precisamente en esto reside la originalidad inaudita del mensaje evangélico. Toda religión sabe que Dios existe, que nos puede salvar y que remunera a quienes lo aman. En cambio, aquello que ninguna de ellas sabe, sino que sólo Cristo nos revela en el Evangelio, es que Él y sólo Él es el Salvador de todos.
----------Ahora bien, Dios, en efecto, si hubiera querido, habría podido salvarnos también de otras maneras y con otros medios: por ejemplo, perdonándonos incondicionalmente o a nuestra petición de perdón, o después de una adecuada penitencia o bien mediante sacrificios o mediante una revelación hecha interiormente a cada uno, o con la mediación de simples santos o profetas o ángeles.
----------El verdadero y simple saber trascendental religioso, que está sólo al nivel de la pura razón, es absolutamente incapaz de saber por sí mismo qué camino ha elegido Dios para salvarnos. Por tanto, este saber no imagina y no espera ningún "Salvador absoluto", como supone y enseña Rahner, sino que sabe sólo que nuestra salvación viene de Dios, cualquiera que sea el camino concreto que Dios ha elegido, para este saber ignoto. Sólo esta es la certeza de todas las demás religiones, una certeza que, sin embargo (y aquí Rahner tiene razón) las pone de todos modos en contacto con Cristo.
----------El mensaje evangélico que nos habla de Cristo no nos ofrece en absoluto, como cree Rahner, el simple detalle, la simple categorización y determinación histórica, concreta y "particular" de una supuesta precognición (Vorgriff) "trascendental y originaria" del "Salvador absoluto", aquella que de hecho Rahner llama "cristología trascendental", que sería común a todas las religiones y que constituye el cristianismo "anónimo".
----------Observamos que el anuncio del Evangelio no explicita aquello que ya está precontenido atemáticamente en la "experiencia trascendental" de todas las religiones, o bien aquello que las otras religiones oscuramente, vagamente e implícitamente ya saben, sino que es el anuncio de una novedad inaudita, impredecible e inimaginable, que el mundo y todas las religiones no cristianas, incluida la judía, ignoran absolutamente. Este anuncio evangélico no es el esclarecimiento o la toma de conciencia de un conocimiento humano precedente, sino la adición de un nuevo conocimiento teológico del todo superior a la razón y que sólo puede ser don de Dios. Aquí radica precisamente la novedad de la Nueva Alianza respecto a la Antigua.
----------En cardenal Ladaria Ferrer, en aquel escrito de 2005, parece no advertir la insidia que se esconde bajo la noción rahneriana de "autocomunicación divina", que para Rahner no es conceptual, como es enseñado por la Dei Verbum en su n.6, sino "ontológica y entitativa" (p.254). Por otra parte, se debe decir que, si Dios no puede comunicar su ser divino a la creatura, le da de hecho una preciosa cualidad divina ontológica, que es semejanza de la naturaleza divina de Cristo, es decir, la filiación divina; pero esta es la gracia, mientras que el Concilio, hablando de autocomunicación, se refiere a la Revelación.
----------Es necesario observar que el Ser divino, en su absoluta simplicidad, trascendencia y subsistencia, es absolutamente imparticipable y por tanto incomunicable. Si san Pedro, por su parte, dice que el hombre, mediante la gracia, deviene "partícipe" (koinonós) de la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1,4), esto significa que él recibe de Dios un don sobrenatural, precisamente la gracia, que, en Cristo, lo hace semejante a Dios.
----------El ser divino, siendo absolutamente simple, no puede ser recibido en parte por la creatura y mucho menos puede ser recibido totalmente en una absurda "autocomunicación ontológica", la cual, más bien, se da en lo interno de la Santísima Trinidad, por lo cual, por ejemplo, Dios Padre comunica al Hijo su propia divinidad (Deum de Deo). Pero ni siquiera el Padre puede comunicarse a Sí mismo como Padre al Hijo, precisamente porque el Padre es distinto del Hijo.
----------El ser de la gracia es un ser por participación, es un ser creado. Sólo el ser divino es Ser por esencia (Ipsum Esse per Se subsistens). Sin embargo, la esencia de la gracia es divina. La gracia, sin embargo, no es Dios, sino que es un don divino creado, un accidente o cualidad del alma: por eso la gracia puede ser destruida por el pecado mortal. Si la gracia fuera Dios, ella sería incorruptible como Dios. Y por eso Rahner es coherente, cuando dice que la gracia nunca se puede perder ("existencial permanente"). Pero si la gracia fuera Dios, tendríamos el panteísmo, y el hombre sería Dios.
----------Ladaria cita también sin objetar la doctrina rahneriana, según la cual la unión hipostática no sería más que el vértice o la cumbre suprema de la Revelación, que Rahner identifica con la gracia: "La historia de la revelación tiene su vértice absoluto, cuando la autocomunicación de Dios hacia la realidad creatural espiritual de Jesús mediante la unión hipostática que se produce en la Encarnación de Dios alcanza en vista de esta realidad y con ella para el beneficio de todos su culminación insuperable" (op.cit., p.254).
----------Es necesario decir dos cosas: primero, que la unión hipostática no es un acto gnoseológico atinente a la Revelación, sino un acto ontológico relativo a la divinidad de Cristo. Por tanto, aquí no tiene nada que ver la autocomunicación divina reveladora, de la cual habla el Concilio, sino que la unión hipostática es el efecto de la asunción de la naturaleza humana de Cristo por parte de la Persona del Verbo.
----------De ahí lo segundo. La unión hipostática no es el vértice de un desarrollo precedente ascendente, sino que es el efecto de un libre acto divino, que no presupone nada antes de sí, excepto el Verbo eterno que lo ha producido. La Revelación divina tiene ciertamente un desarrollo histórico narrado por la Escritura, pero ella nada tiene que ver con la unión hipostática, la cual, como he dicho, pertenece al orden ontológico, no al intencional o conceptual. Pero, como es sabido, Rahner identifica idealistamente el ser con el conocer.
----------Asimismo, la unión hipostática nada tiene que ver con el vértice o cumbre de una supuesta "auto-trascendencia humana", en el sentido rahneriano, la cual también está teñida de idealismo panteísta. El hombre se trasciende a sí mismo para tender a Dios; pero Dios no es el "horizonte de la trascendencia humana", como dice Rahner, sino que es Aquel que trasciende el horizonte del hombre. El hombre asciende a Dios, pero no deviene Dios. Dios asume al hombre, pero no deviene hombre.
Algunas observaciones al pensamiento de Ladaria acerca de Rahner
----------Primera. El cardenal Ladaria, al presentar en su ensayo publicado en 2005 el pensamiento de Karl Rahner, parece detenerse solamente en una simple exposición, que por lo demás está bien hecha. Lo cual no está prohibido. Pero, al abordar ciertos errores, cabe preguntarse por qué no los refuta. El médico no debe limitarse a una correcta descripción de la enfermedad, sino que debe ofrecer una cura o tratamiento específico y eficaz, después de haber ante todo diagnosticado la enfermedad.
----------Segunda. La interpretación hecha por el cardenal Ladaria, del pensamiento rahneriano, es demasiado benévola. Ladaria sólo se plantea algunas preguntas. Este método ciertamente tiene valor, pero da prueba de ingenuidad, no muestra las insidias o trampas, hace sentir una falta de perspicacia y de vigilancia críticas.
----------El guía de montaña experto debe mostrar los peligros del camino al turista inexperto, que se enfrenta a un recorrido arriesgado. Si cada uno fuera suficiente por sí mismo para cuidar de su propia salud, ¿qué necesidad habría de médicos? Si todo buen laico pudiera hacerlo por sí mismo para salvar su alma, ¿qué necesidad habría del teólogo, del obispo y del Papa? Entonces tendría razón Lutero, que abolió la Jerarquía católica.
----------Tercera. La excesiva benevolencia de los juicios que manifestaba el cardenal Ladaria frente a Rahner, hace temer que él no haya comprendido y profundizado suficientemente las raíces del pensamiento rahneriano, analizadas desde hace tiempo, como por ejemplo por el padre Cornelio Fabro, y que por tanto no se ha dado cuenta suficientemente de los graves errores metafísicos, gnoseológicos, antropológicos y morales de Rahner. Sería fatal que estas mismas carencias de Ladaria fueran sufridas por su sucesor en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández.
----------Por cierto, una función esencial del Diasterio para la Doctrina de la Fe es la de advertir a los fieles, en ayuda y en nombre del Romano Pontífice, de los errores más peligrosos no fácilmente diagnosticables, poniéndolos de relieve y corrigiéndolos. Y aquí es precisamente donde se encuentra el problema de Karl Rahner. En la dirección del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Fernández tendrá ahora todo el tiempo para llenar estas lagunas de su predecesor, las cuales ya no pueden ser tolerables.
La reforma del Dicasterio para la Doctrina de la Fe
----------En conclusión, podemos decir con absoluta certeza, que la altísima tarea que le espera al cardenal Víctor Manuel Fernández es compleja, arriesgada y difícil, pero estamos seguros de que Dios le dará luz y fuerza para ayudar al Santo Padre y para servir a la Iglesia.
----------Debemos confesar con toda franqueza y conocimiento de causa, después de cincuenta años de estudios sobre este tema, que la reforma de los estudios y de la formación del clero promovida por el Concilio Vaticano II ha sido incomprendida y mal realizada, de modo que hoy no tenemos una reforma, sino una deformación de las verdaderas intenciones del Concilio, el cual había recomendado a santo Tomás de Aquino como guía de los estudios, aunque ciertamente no según el módulo pre-conciliar de un tomismo demasiado polémico hacia la modernidad, sino de un tomismo críticamente y evangélicamente abierto a los valores de la modernidad, según el ejemplo de Jacques Maritain, recomendado por san Juan Pablo II en la encíclica Fides et Ratio. Lo mismo, y todavía más fuerte y alto, ha sido ratificado recientemente y repetidamente por el papa Francisco. El cardenal Víctor Fernández no podrá dejar de tenerlo en cuenta.
----------Por cierto, el querer sustituir a santo Tomás de Aquino por Karl Rahner ha sido un error gravísimo, cuyas consecuencias las vemos hoy en el caos doctrinal y moral (aquello que Fabro ya en 1974 llamaba "convulsión"), que estamos sufriendo, lo que sea dicho y lo repito, sin por ello tener que desconocer en absoluto los méritos de Rahner, a los cuales el cardenal Ladaria se refería en su ensayo aquí analizado.
----------Para esta enorme tarea, considero que será necesario un fortalecimiento del personal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, hacerlo más especializado y más competente en relación con las diversas disciplinas teológicas a utilizar en las intervenciones que se emprenderán, y proporcionado a la entidad de las cuestiones a resolver, liberándola de tareas ajenas a su competencia, como por ejemplo la persecución del delito de pedofilia (algo que providencialmente ya ha sido decidido por el Papa), incumbencia que, en este caso, puede ser apropiadamente delegada al Dicasterio para el Clero o a la magistratura civil.
----------La Iglesia no funciona sólo como un "hospital de campaña". Este puede operar adecuadamente en los casos menores, comunes o de emergencia, como primeros auxilios, o para el tratamiento o cura de traumatismos menores o enfermedades leves; la atención de estos casos puede ser delegada a los obispos, a los institutos religiosos y a las parroquias. Pero para las herejías más peligrosas y extendidas se necesitan clínicas del espíritu altamente especializadas, siguiendo el modelo, para hacer una comparación en campo médico, de los institutos policlínicos especializados y de alta complejidad. Aquí tenemos el papel del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cual debe ocuparse del progreso en la inteligencia de la fe, como lo señalaba el Papa en su Carta personal al nuevo Prefecto, y, al mismo tiempo, de la crítica a las herejías más graves, más difundidas y más difícilmente diagnosticables y curables, uniendo y alternando justicia y misericordia, según las necesidades. Si el cuidado del cuerpo es importante, mucho más importante es la salud del alma.
----------Queremos hacer los más ardientes votos de que ahora que el cardenal Víctor Fernández es Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en colaboración con el Santo Padre, el Espíritu Santo le conceda la prudencia, el coraje y la sabiduría necesarios para mostrar claramente y definitivamente al pueblo de Dios dónde está el error de Rahner, cómo y por qué remediarlo y refutarlo, cuáles beneficios se pueden sacar de él, cómo liberarse de él y dónde está su parte de verdad, para iniciar una seria reforma de los estudios teológicos y de la formación del clero, en fidelidad a santo Tomás de Aquino, como prescribe el Concilio Vaticano II, el Magisterio de la Iglesia precedente, y como acaba de confirmar reiteradamente el papa Francisco.
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