jueves, 14 de julio de 2022

Iglesia católica: Iglesia del tercero excluido (1/4)

El papa Francisco insiste, y con toda razón, en que "la realidad es superior a la idea". Y es un principio que hay que entenderlo bien. Debemos estar abiertos a todo lo real, abiertos al ser: todo está en el ser; nada está fuera del ser, y nada debe ser excluído, salvo lo que no puede existir. Y esto es precisamente el llamado principio del "tercero excluido". Por el contrario, si reducimos el ser a un aspecto del ser, caemos en la ideología: la idea prevalece sobre la realidad y la restringe. [En la imagen: fragmento de "Triunfo de Santo Tomás de Aquino", de Benozzo Gozzoli, siglo XV, actualmente en el Museo del Louvre].

El et-et y el aut-aut
   
----------Existe en la cultura de hoy una tendencia a querer evitar las contraposiciones claras y absolutas. Hay una necesidad de inclusividad y se quiere evitar la exclusividad. Se tiende a reducir lo opuesto a lo diverso. Y se llega a creer que, para lograr esta universal inclusividad, se puedan ignorar las exigencias de la verdad y hacer excepciones al mismo principio de no-contradicción.
----------Son muchos hoy los que en la Iglesia hacen la apología del et-et, o sea de la alteridad o diversidad, y piensan poder evitar el aut-aut, considerándolo signo de mentalidad rígida, cerrada y sectaria, creadora de muros o vallas, mentalidad que consideran no abierta al otro, al inmigrante, al diferente. De esta forma se piensa favorecer la unidad, la integración, la acogida, la paz y el amor. El aut-aut sería una fábrica de enemigos, mientras que su abolición sería el triunfo de la paz y de la conciliación.
----------Algunos, que sienten la exigencia o necesidad de la unidad del todo o, como ellos dicen, del "Entero", simpatizantes del lema "todo es Uno", advierten el principio del aut-aut, como por ejemplo la oposición entre el bien y el mal, como si fuera una intolerable escisión del Entero y creen, con Hegel, que esta oposición sea relativa sólo a nuestro punto de vista humano, pero que no corresponde al punto de vista de Dios, para el cual, según dicen, incluso lo que para nosotros es malo y pecado, en realidad es bien y justicia. El mal, por lo tanto, no sería contrario al bien, sino simplemente otro y diverso del bien.
----------En todo caso, según estos seguidores de Hegel, el problema es el de conciliar una visión abstracta veterotestamentaria de Dios, un Dios que se opone al mal y castiga el pecado, con la concepción que ellos consideran cristiana, del Dios concreto y encarnado en la historia, es decir, Jesucristo, el cual justifica y perdona al pecador no en el sentido de hacerlo justo, libre de pecado, sino en el sentido de justificar el pecado. Esta visión está en la línea de la escatología de Marción y de Orígenes, quienes fueron condenados por la Iglesia por este monismo buenista, que en último término conduce al panteísmo.
----------Los modernistas creen que sea normal y permitido elegir entre teísmo y ateísmo, entre Cristo y Mahoma, entre realismo e idealismo, entre Aristóteles y Descartes, entre santo Tomás de Aquino y Hegel, entre Lutero y el papa Francisco, o bien ponerlos juntos, hacer, como dicen, una "síntesis".
----------Pero las cosas no son precisamente así como ellos piensan. No se puede mediar entre el "sí" y el "no", sino sólo entre dos diversos "sí"; y el "no" debe ser eliminado para salvar el "sí". Una cosa es el distinguir, otra cosa es el contraponer. No se puede reducir todo a un distinguir. El sí se distingue de otro sí. Pero el sí debe ser contrapuesto al no. Cristo no ha mediado entre Dios y Satanás, sino entre Dios y el hombre y ha expulsado a Satanás del hombre. El hecho es que, lamentablemente, no nos damos cuenta de que en todo caso es imposible no hacer elecciones y por lo tanto oposiciones radicales y absolutas, sin caminos intermedios, sin mediaciones entre términos absolutamente irreconciliables.
----------Por consiguiente, es imposible evitar el aut-aut. Incluso aquellos que niegan el aut-aut se ven obligados a hacer uso de él, porque es la ley fundamental del pensamiento, fundada en la oposición del ser al no-ser. Este principio es, por lo tanto, inherente al pensar y actuar como tales, pues tanto el pensar como el actuar deben elegir entre lo verdadero y lo falso y entre el bien y el mal. Entonces sucede que en lugar de tomar las verdaderas decisiones de fondo, se cae en la facciosidad de los partidos contrapuestos. Todo el bien está a la izquierda y todo el mal está a la derecha, o a la inversa. O bien tenemos la solución buenista: todos buenos, porque la oposición bien-mal no es objetiva, sino subjetiva.
----------En esta mentalidad cambian los contenidos; pero el mecanismo lógico es esencial al pensamiento en el momento en el cual pensamos o debemos elegir. Para evitar el aut-aut, debemos hacer coexistir las contradicciones, cosa que para algunos puede parecer signo de mente abierta, aceptable, pero tales personas no se dan cuenta de refutarse a sí mismas, porque son constreñidas a tomar apoyo precisamente del mismo principio que quieren negar.
----------La violencia que cometen contra la verdad hace que sean castigados por la misma verdad que niegan. Su violencia, como dice el Salmo, "cae sobre sus cabezas" (Sal 7,17). En cualquier caso, incluso quien sostiene la inclusión contra la exclusión no puede evitar el aut-aut: o la inclusión o la exclusión.
----------Mejor es entonces formular un aut-aut razonablemente aceptable. Es necesario comprender que et-et y aut-aut pueden y deben estar juntos. Todo depende de comprender dónde y cómo funciona el et-et y dónde y cómo funciona el aut-aut. Rechazar el aut-aut es imposible. Se podría decir en dos palabras cuáles son los campos de uno y de otro: el et-et vale cuando se unen este ser y aquel ser, este verdadero y aquel verdadero, este bien y aquel bien. Es la unión de lo diversos. Su principio es la analogía.
----------El aut-aut vale entre ser y no-ser, verdadero y falso, bien y mal. Es la exclusión recíproca de los incompatibles y de los incomposibles. Es esa univocidad simple, franca, sincera, clara y leal, que evita el equívoco, el artificio, el subterfugio y la ambigüedad. El calor y el frío pueden sucederse en uno al otro: pero no pueden coexistir simultáneamente. Severidad y misericordia pueden alternarse la una a la otra. Pero no se puede ser severos y misericordiosos con la misma persona en el mismo momento.
----------En otras palabras: entre dos diversos o recíprocos vale el et-et y se puede incluir un tercero y un cuarto y así sucesivamente. Por ejemplo: a Jeremías y Facundo, que son diversos, se pueden sumar y acompañar Arturo y Ezequiel. Pero entre la existencia y la no-existencia de Jeremías no existe una tercera posibilidad: aut-aut. La doblez y la deshonestidad nacen al admitir en tal caso esta tercera posibilidad. Por eso, por ejemplo, es falaz la concepción hegeliana del devenir como contradicción o bien como identidad de ser y no-ser.
----------Un campo donde emerge claramente el problema de elegir entre el et-et y el aut-aut es el campo de la filosofía y en todo caso de las elecciones de fondo o fundamentales o básicas de la vida. Existe quien respeta el principio tertium non datur, el principio del tercero excluído, por lo cual contrapone lealmente, claramente y absolutamente dos tesis que se excluyen mutuamente.
----------Existen otros, en cambio, que se consideran a sí mismos muy concretos, abiertos, pluralistas, liberales, dialogantes, acogedores y comprensivos, y no ven esta clara oposición, por lo cual les parece que las dos tesis sean simplemente diversas y que pueden estar juntas.
----------Algunos, por ejemplo, se preguntan por qué, como dice el apóstol san Juan, ¿debemos elegir entre el mundo y Dios? Se trata de aquellos que, en el fondo se preguntan: ¿por qué debemos elegir entre el sí y el no? ¿Acaso la verdad no podría consistir en su síntesis, como dice Hegel? Y entonces concluyen diciendo: ¡Respetamos las opiniones de todos y de cada uno, incluso si son contrastantes! ¿Qué necesidad hay de resolver los conflictos? ¿No es normal que los haya? ¡Hacen bien para tu salud!
----------Y ellos, como los masones y los relativistas, van más allá, entrando en el problema de una elección entre dos religiones diversas. Se preguntan: ¿con qué derecho pretende Cristo que el destino de la entera humanidad se deba resolver entre el elegirlo a él o contra él? ¿No soy libre de preferir a Mahoma o a Parménides o a Sai Baba o a Buda o a Dionisio o a Prometeo o a Pachamama o a Giuseppe Mazzini o a Sigmund Freud o a Charles Darwin o a cualquiera de los variados ritos y órdenes masónicas de Argentina?
----------Se pasa, entonces, a la cuestión de los derechos propuestos por la Iglesia. ¿Con qué derecho la Iglesia católica se presenta como la única infalible salvadora de toda la humanidad intimando a todos que aquellos que no la obedecen o no le pertenecen van al infierno? ¿Con qué derecho pretende la Iglesia hacer de maestra para toda la humanidad? ¿Con qué derecho pretende poseer la plenitud de la verdad en el conocimiento de Dios, en el campo de la moral, en el conocimiento del destino del hombre, y en el guiar a la humanidad a la felicidad, cuando se sabe que la cultura sobre la cual la Iglesia se funda no es en absoluto universal, sino que es una simple cultura entre otras, como la judío-greco-romana?
----------Se escucha decir: ¡basta ya de dualismos! De acuerdo. Pero entonces, aclaremos: ¿qué es el dualismo? Es contraponer aquello que debe estar unido; es el confundir el et-et con el aut-aut; es el excluir lo que debe ser incluido; es el método de la ideología. Es el sesgo, la facciosidad.
----------Es necesario, entonces, prestar atención y tener cuidado, para no poner en contradicción dos términos que no lo están, a causa de falsos exclusivismos o por falta de respeto a la escala de los valores, como sería, por ejemplo, si uno dijera: es necesario practicar la misericordia y no la severidad. ¡Pero entre la una y la otra virtud no existe un aut-aut, sino el et-et! Existe un orden jerárquico.
----------Por eso el discurso correcto es el siguiente: es necesario preferir la misericordia a la severidad, ciertamente. Sin embargo, por otra parte, no se debe confundir la dualidad con el dualismo. La dualidad es vida y bendición. El dualismo es calamidad y los dos términos deben ser conciliados. Dualismo es contraponer lo que debe ir junto. Dualidad puede ser o la unión recíproca del et-et, por ejemplo la unión del varón y de la mujer, o la exclusión recíproca del aut-aut, por ejemplo la exclusión del bien y del mal.
----------Por otra parte, el sí y el no están fundados en la oposición entre lo verdadero y lo falso. Y éstos a su vez dependen de la oposición del ser al no-ser. Sobre esta oposición se funda el "sí, sí, no, no" evangélico, que significa el principio de obediencia a la verdad: decir ser lo que es y no ser lo que no es, mientras que respecto al ser tenemos el principio de identidad: todo ente es lo que es y no otro. También se le llama principio de no contradicción: es imposible que un determinado ente sea y no sea simultáneamente bajo el mismo aspecto. Incluso el deviniente tiene su propia identidad. No es cierto, como cree Severino, que sea contradictorio.
----------Este principio también se llama principio del tercero excluido: todo ente es tal o no es tal. No hay una tercera posibilidad. A este principio corresponde el principio de la identidad de la afirmación: no se puede afirmar y negar simultáneamente de una cosa la misma cosa.
----------San Pablo, al afirmar que en Cristo no ha habido el sí y no, sino que ha habido sólo el sí (cf. 2 Cor 1,19), pretende sostener la perfecta linealidad y limpidez de la conducta de Cristo en el pensar, en el actuar y en el hablar, en perfecta y constante obediencia al Padre, en el total repudio de toda doblez. El sí de Cristo ha sido un sí al Padre, al cual obviamente correspondía un no a Satanás. Por consiguiente Cristo nos da el ejemplo del servicio a un solo Señor, el Padre.
----------Pero si por una parte están los que disuelven el aut-aut en el et-et, están también los que exasperan el et-et en el aut-aut. Son aquellos facciosos que ven el propio partido como la totalidad del bien y al partido adversario como la totalidad del mal. Los dos adversarios tienen la misma mentalidad: se oponen entre ellos de manera frontal, rechazando toda mediación.
----------Lo que cambia es sólo el contenido: para el lefebvriano quien no está con él es un modernista; para el modernista quien no está con él es lefebvriano; para el comunista quien no está con él es fascista; para el fascista quien no está con él es un comunista. La persona que intenta intervenir para exhortarlos a una plataforma común, integrándose recíprocamente y eliminando los errores opuestos, viene a ser acusada por ambos partidos de doblez y doblejueguismo, como si se pusiera en el medio entre lo verdadero y lo falso, entre el bien y el mal. Cada uno de los dos partidos se cree Jesucristo: "el que no está conmigo, está contra mí".
   
Los dos señores
   
----------El rechazo del aut-aut está en el origen del vicio de la doblez, que es aquella hipocresía contra la cual arremete Cristo. La doblez es una falsa prudencia, es un cálculo astuto y egoísta, que procede por caminos retorcidos. La verdadera prudencia busca caminos honestos y leales, fundados en la verdad, que también pueden ser secretos, para obrar el bien, para no ser descubiertos por el enemigo y alcanzar un fin honesto. La falsa prudencia, en cambio, que corresponde a esa "sabiduría", que Santiago llama "carnal y diabólica" (Sgo 3,15), es una astucia maligna y malsana, que surge de la soberbia y del egoísmo.
----------La Sagrada Escritura nos ofrece a este respecto la imagen de la serpiente, con la lengua bífida, bifurcada, doble. Es el símbolo precisamente de la persona doble, resbaladiza, astuta, falsa, hipócrita y traicionera, el falso amigo o el "amigo que traiciona" (cf. Sal 55,14). Estas personas que han hecho de la doblez su modus vivendi son comparadas por la Biblia con las serpientes: "afilan su lengua como serpientes" (Sal 140,4).
----------Sin embargo, si por una parte Jesús acusa a los fariseos de ser serpientes (Mt 23,33), por otra, parangonándose con la serpiente de bronce hecha erigir por Moisés en el desierto, se presenta a sí mismo como serpiente sanadora, que transforma el veneno en medicina (Jn 3,14) y nos ordena ser "prudentes como serpientes y sencillos como palomas" (Mt 10,16).
----------Evidentemente en este otro caso, para nuestro Señor Jesucristo, ser serpiente significa la recuperación razonable de esa circunspección y de ese calcular, que se encuentra también en el hipócrita, pero aquí tal cualidad es para un buen fin. En cambio, la serpiente benéfica es el símbolo del prudente que experimenta cada cosa y retiene aquello que es bueno, ese sabio con discernimiento crítico, que distingue lo verdadero de lo falso y el bien del mal, del cual habla san Pablo (1 Tes 5,21). Así se explican las garantías dadas por el Señor a los discípulos: "tomarán serpientes en sus manos, pero no les harán daño" (Mc 16,18); "caminarán sobre las serpientes sin que ellas les hagan daño" (Lc 10,19).
----------Es interesante cómo nuestro Señor utiliza la imagen de la serpiente para simbolizar a las personas hipócritas. Ellas suelen tener una manera untuosa, resbaladiza, y aparentemente suave e innocua de hacer las cosas, evitan enfadarse y muestran una fingida caridad. Sin embargo, instillan el veneno sin que la víctima se dé cuenta, como el coronavirus. El Salmista las describe bien: "Su boca es más blanda que la manteca, pero su corazón desea la guerra; sus palabras son más suaves que el aceite, pero hieren como espadas" (Sal 55,22), "veneno de áspid bajo los labios" (Sal 144,4). Digna de elogio, en cambio, es la persona franca que se enfada al hacer una justa reprimenda o al protestar por una injusticia.
----------La doblez contraviene el principio de no-contradicción. La Sagrada Escritura lo señala: "Todo pecador es reconocido por la lengua doble" (omnis peccator probatur in duplici lingua, Sir 5,11). En el pecado está siempre presupuesta una cierta doblez, un cierto doble juego.
----------Doblez es incluir lo que debe ser excluido. Es la pretensión de obrar una síntesis entre el sí y el no. El tercero no está excluido, sino incluido. En la doblez, la contradicción consiste en la oscilación voluntaria y en la indecisión inmotivada entre dos opuestos o entre lo verdadero y lo falso. Se asemeja a la duda, pero en realidad es un dudar insincero e inmotivado. Se expresa en la ambigüedad o en la equivocidad o en los términos de doble sentido, un sentido bueno y un sentido malo, de modo tal que el sujeto, si está acorralado, puede escapar citando el sentido bueno. Pero mientras tanto él ha hecho el daño. Es el lenguaje incoherente de los que dicen: es así pero no es así o en el decir sí y no simultáneamente.
----------El ejemplo de un método de pensar basado en la doblez lo podemos encontrar en estas palabras de Hegel: "lo verdadero y lo falso pertenecen a esos pensamientos determinados que, desprovistos de movimiento, quisieran valer como particulares esencias de las cuales la una está aquí y la otra está allí rígidamente aislada y sin recíproca comunidad" (Fenomenología del Espíritu, ed. FCE, México 1971, p.30).
----------Es inevitable que la doblez conduzca tarde o temprano a la ideología. En efecto, la ideología es un sistema de pensamiento viciado por el hecho de que la idea, en lugar de estar abierta a todo lo real, toma sólo un aspecto absolutizándolo como si fuera la totalidad de lo real. La ideología reduce el et-et al aut-aut. Es una errónea aplicación del principio del tercero excluido.
----------El buen pastor debe tener misericordia por las ovejas débiles, pero al mismo tiempo debe ser dispuesto y severo en el perseguir a los lobos travestidos de ovejas. Por el contrario, la doblez produce malos pastores, los cuales, para parecer liberales, acogedores, abiertos y misericordiosos, para no tener problemas y conservar la preciada cátedra o la cómoda parroquia, dan razón tanto a los que tienen razón como a los que están equivocados, no desenmascaran a los lobos disfrazados de corderos, sino que permiten que devoren al rebaño, consienten que tanto el obrar del lobo como el del cordero se desarrolle libremente, como si fueran dos oficios simplemente diferentes, dando iguales oportunidades a los unos y a los otros.
----------De hecho, el modernismo es una ideología atractiva, fascinante, seductora y perversa, que favorece la doblez con el pretexto de valorar la modernidad. Está basado, como decía el papa san Pío X, en la idea de la "mutabilidad de la verdad" no en el sentido de admitir la existencia de cosas mutabes, que es cosa obligada, sino en el sentido de la infidelidad a lo verdadero y por tanto en la negación de los valores absolutos. Así se puede decir que indudablemente el modernismo es maestro de la doblez.
----------El modernismo confunde la firmeza con la rigidez, la fidelidad con obstinación y conservadurismo, la certeza con la arrogancia, la ductilidad con el relativismo, la flexibilidad con el oportunismo, la actualización con el camaleonismo, la renovación con la subversión, lo que es estable con lo que es inerte, lo que vive con lo que cambia, la caña batida por el viento con la docilidad a las sorpresas del Espíritu Santo.
----------A la inversa, hay que decir que ninguna filosofía como la de santo Tomás de Aquino es enemiga de la doblez del pensamiento y del lenguaje, en virtud del hecho de que ninguna es a tal punto una filosofía de la identidad del ser y del ipsum Esse, como la suya. Ninguna filosofía es tan rigurosa en el respeto al principio de no-contradicción. Por eso la Iglesia la recomienda entre todas.
----------La verdadera filosofía es la filosofía del ser, de lo que es, porque así ella está abierta a todo lo real, dado que toda cosa es un ente. De modo que quien capta el ente o el ser, capta virtualmente toda cosa. Todo está en el ser; nada está fuera del ser. También al no-ser lo pensamos como si fuera ser. Esta filosofía no excluye nada y lo incluye todo. Sólo excluye lo que no puede existir. Y esto es precisamente el llamado "tercero excluido".
----------Digamos que a cualquier sistema filosófico que reduce el ser a un aspecto del ser se lo llama ideológico. La idea prevalece sobre la realidad y la restringe. Muchas filosofías hacen esta operación, que restringe el horizonte de la inteligencia, reduciendo el ser a un ser dado, quizás de gran relieve e importancia, pero aunque sea así, siempre se trata de ese ser determinado y no del ser como tal en su infinita vastedad, variedad y perfección. Al respecto, existen dos grandes géneros de ideología:
----------a) O por reducción o limitación del ser al aparecer, al devenir, al espíritu, al pensamiento, al yo, a la conciencia, al fenómeno, a lo subjetivo, a lo objetivo, a la idea, al concepto, al actuar, al hecho, al individuo, al acontecimiento, a lo múltiple, a la historia, a la vida, al hombre, al lenguaje, a lo sensible, a la materia, a la naturaleza. Existe sólo el mundo. Y he aquí el ateísmo.
----------b) O por absolutización o enfatización del ser: admitir sólo el ser uno, único, idéntico, absoluto, total, necesario, inmutable, inmóvil, eterno, infinito. Existe sólo Dios. He aquí el panteísmo.

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