domingo, 17 de julio de 2022

Iglesia católica: Iglesia del tercero excluido (4/4)

El viejo Simeón, en la presentación en el templo de Jerusalem, dice proféticamente a María: "Él está aquí para ser causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, para que se pongan en claro los pensamientos íntimos de muchos" (Lc 2,34-35). Jesús tiene el poder de suscitar el mecanismo de la contradicción. No se contradice, pero contradice y es contradicho. [En la imagen: fragmento de "Presentación en el Templo", témpera sobre tablero, 1459, de Giovanni Bellini, en la Fondazione Querini Stampalia, Venecia].

Los tres grados de abstracción
   
----------La negación de la función abstractiva del conocer degrada la dignidad del hombre por debajo de la de los animales. Pero lo que debe tenerse presente en el caso de la capacidad abstractiva de la razón humana, es que ésta opera en el ejercicio del saber según tres grados de abstracción.
----------La razón humana se eleva desde lo inferior de la experiencia física hasta el nivel de la matemática, es decir, del ens quantum, y desde aquí, sobrepasando todo el mundo de lo sensible y de lo imaginable, se eleva al nivel de lo puro inteligible o del puro espíritu, y llega a la metafísica, es decir a la noción del ente en cuanto ente, que es el objeto de la metafísica.
----------El intelecto humano, para ascender del segundo al tercer grado de abstracción, no se limita a la simple aprehensión conceptual (simplex aprehensio) del ente compuesto de materia y forma, sino que también formula un juicio, con el cual sobrepasa el plano de la esencia para pronunciarse sobre el existir, vale decir, sobre el ser de lo real, mediante la cópula del juicio de existencia (est), para lo cual no se limita a abstraer lógicamente o idealmente, como en la simple aprehensión, sino que separa mediante el juicio y declara distinto el plano material del ser de aquel plano superior del espíritu, es decir, separa la forma de la materia y considera la pura forma o, podríamos decir, el puro espíritu.
----------Es decir, el intelecto humano hace la distinción entre visibilia e invisibilia, que es uno de los artículos que proclamamos en el Símbolo de la Fe. El dato material quedan implícito en el contenido del concepto del ente; pero aquello a lo cual va la preferencia del intelecto es el espíritu, porque sólo en un espíritu, en el ser espiritual, se realiza la plenitud y la perfección del ser (esse).
----------Es decir, el intelecto, al tercer grado de abstracción, niega que el ente sea puramente material y afirma el ente inmaterial, o sea el espíritu, por consiguiente se eleva más allá de la física (meta- física) al máximo nivel del ser, que es el espiritual, cuya cumbre es el ser divino. Y si entonces el conocimiento animal puede llegar hasta el segundo grado de abstracción, que concierne al mundo material, es sólo el intelecto humano, en cuanto espiritual, el que se eleva al nivel de la pura forma, es decir, del ente espiritual, que puede ser el alma, el ángel y Dios. En este horizonte ilimitado del ser analógico, el intelecto encuentra por inducción del ente causado el puro ser (esse purum), acto de ser sin potencia, que es el ipsum Esse per se subsistens, es decir, Dios.
----------La razón, por lo tanto, opera un primer grado de abstracción en el saber físico, por el cual la mente abstrae del dato sensible deviniente particular y capta la esencia física universal, como por ejemplo en ese individual perro abstrae la esencia del perro o en esa determinada porción de agua capta la esencia del agua o en la caída de algo pesado capta la ley de la gravedad.
----------Prescindiendo sucesivamente de las cualidades sensibles y móviles del objeto físico, la mente se eleva a la abstracción de segundo grado, la abstracción matemática, para la cual el objeto ya no es un objeto real sensible y móvil, sino sólo imaginable, inmanente a la razón (ens rationis) como objeto dotado de pura extensión, una res extensa, como un número o una ecuación o un triángulo.
----------Ascendiendo aún más a lo alto en la escala del ser, el intelecto capta el ente real en su pura inteligibilidad, para prescindir también de la imaginación y por lo tanto de la materia. Se forma la noción más universal, de la cual nuestra razón es capaz: la noción del ente en cuanto ente.
----------Tal noción del ente puede ser de dos tipos: la noción del ente lógico y la del ente metafísico. El ente lógico es el ente en cuanto pensado o concebido por la razón, el así llamado ens rationis o ente ideal. El ente entendido por el metafísico es en cambio el ente real, en todas sus posibles formas, en todos sus posibles grados y en todas sus posibles variedades implícitamente y virtualmente contenidas en el concepto analógico y participativo del ente. La abstracción lógica obtiene el principio de no-contradicción o del tercero excluido. La abstracción metafísica obtiene el principio de identidad.
----------Por ende, una palabra contra quienes se la agarran con la abstracción. Nadie niega que existen modos de abstraer que son equivocados, ilusorios y engañosos, nadie niega que existen abstracciones vacías, demasiado genéricas e inútiles. Pero de aquí a agarrársela con la abstracción como tal, corremos muchísimo y está equivocadísimo. El problema no es el de sustituir lo abstracto por lo concreto, sino el de saber abstraer con prudencia, sabiduría, con miras realistas, rigor científico y respeto de la lógica.
----------Quien no sabe apreciar y usar la abstracción, no descubre y ni siquiera comprende lo concreto, porque el acto moral concreto entendido por el juicio prudencial, no es otra cosa que la aplicación a la acción, de la ley universal captada abstractivamente, en cuanto norma del actuar. Y por otra parte, el intelecto no podría comprender la esencia de la cosa concreta, si no volviera a su imagen como subsidio de la intuición conceptual del intelecto: ese volverse que santo Tomás llama conversio ad phantasma.
    
Contradecir y contradecirse
   
----------Es necesario distinguir el contradecir del contradecirse. El contradecir es un acto voluntario moralmente bueno o malo de oposición a una proposición o una persona. El contradecirse es un discurso que negándose a sí mismo, se anula a sí mismo, por lo cual lo que el dicente dice no tiene sentido.
----------El viejo Simeón, en la presentación en el templo de Jerusalem, dice proféticamente a María: "Él está aquí para ser causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, para que se manifiesten claramente los pensamientos íntimos de muchos" (Lc 2,34-35). Jesús tiene el poder de suscitar el mecanismo de la contradicción. No se contradice, pero contradice y es contradicho.
----------Ante su conducta, que toca las cuerdas y los intereses profundos del corazón humano, los hombres, viéndose puestos al desnudo, son obligados a salir al descubierto, a tomar posición y aparece quién está por la verdad y quién está en contra; quién está por Cristo y quién está por el anticristo. Los astutos ya no pueden disimular y sus planes son revelados; ya no pueden escabullirse ni escapar de la luz de Cristo. Por el contrario, los honestos perseguidos son reivindicados, se hacen coraje y se manifiestan abiertamente por lo que en verdad son, libres de las calumnias, de las incomprensiones y de las difamaciones.
----------Jesús rompe y hace añicos con su divina mirada penetrante las barreras espesas, impenetrables y cuidadosamente levantadas del oportunista neutralismo, de la falsa imparcialidad y del astuto abstencionismo, tras los cuales los hipócritas ocultan su pensamiento para dar razón tanto al sí como al no, los gnósticos creen esconder una superior sabiduría, los perezosos ocultan su voluntad de no tomarse nada en serio más que a sí mismos, los doblejueguistas buscan siempre mantenerse a flote, los traidores se someten a los poderosos de turno. Así surgen los conflictos abiertos, se ponen las cartas sobre la mesa y se sabe de cada uno lo que piensa. Es el momento de la verdad. Se entiende quién está del lado de Cristo y quién de Beliar.
----------Se manifiesta Jesús signo de contradicción: "No he venido a traer la paz, sino una espada" (Mt 10,34). En la contradicción al mal iniciada por Jesús, brilla más que nunca la verdad y el respeto al principio de no-contradicción. Jesús es el Caballero del Apocalipsis, el "Fiel", el "Veraz", que "juzga y combate con justicia" (Ap 19,11). Jesús es Combatiente leal que no hace pactos y no negocia con el enemigo. Su sí es sí y su no es no. Está muy claro de qué lado está o con quién está y está muy claro contra quién está.
----------El principio de no-contradicción es un principio de coherencia y linealidad: "No podéis servir a dos señores" (Mt 6,24). Esto quiere decir que no es lícito: es pecado de doblez o de oportunismo o de hipocresía. Desde el punto de vista del acontecer, es posible que suceda. Pero lo que sucede, por el simple hecho de que sucede, no está dicho que sea necesariamente bueno.
----------De este modo, hay que decir que el pecado no es un acto contradictorio, que se quita por sí solo o se autodestruye, por un simple mecanismo dialéctico, como cree Rahner. El pecado es una acción fallida, no en el sentido de que falla o que esté vacío. Si el pecado fuera tal cosa, no se entendería qué sentido podría tener la obra de la Redención. Las cosas son en realidad bastante diferentes. En efecto, existen pecados que son exitosísimos en su intento y efecto malvado y perfectamente organizados y orquestados, eficacísimos en el hacer el mal o en el obtener el mal o el daño que el pecador se había prefijado obtener.
----------El pecado, por lo tanto, debe ser eliminado o reparado por la justicia y por la misericordia divinas, de lo contrario permanece. El acto del pecado no es en absoluto auto-contradictorio, sino que tiene una muy precisa identidad propia: robar, fornicar, asesinar, mentir, etc. Se necesita la misericordia divina para quitar el pecado.
----------El pecado no es un acto contradictorio, sino un acto realmente existente y posible, que precisamente contradice a la justicia y es reconducible a lo auto-contradictorio, en cuanto se basa sobe el afecto por un bien creado considerado como absoluto.
----------Aristóteles consideraba que no era necesario refutar al que se contradice, porque el que se contradice, con su contradicción, se refuta a sí mismo, y además consideraba que el que quiere negar el principio de no-contradicción, debería estar mudo como una planta, porque ya en el momento en el cual expresa palabras que tienen un significado, está obligado a respetar ese principio.
----------Aristóteles en el famoso libro IV de la Metafísica expone y funda el primer principio de la demostración, que es el primer principio de la metafísica, es decir, el principio de identidad y de posibilidad: es imposible que el ente sea tal y no sea tal simultáneamente.
----------Quien pretenda demostrar el principio debe por fuerza basarse en el principio. Es ese defecto lógico y ese error de método, que se llama "petición de principio" (petitio principii). En efecto, cualquier tesis parte del primer principio y se basa en él, por lo cual debe darlo por descontado, porque si se duda de él, lo verdadero se establece sólo recurriendo al principio. Más vale entonces dejarlo en paz y construir el saber demostrativo sobre la base de ese principio.
----------Quien niega el primer principio está obligado a admitirlo como presupuesto sobre la base de cuya validez el negador lo niega. El primer principio de la lógica es el principio de coherencia y de no-contradicción. Decir sí lo que es sí y decir no lo que es no. Entre el sí y el no no hay un tercero, salvo para las personas dobles o falsas.
----------El primer principio de la metafísica es el principio de identidad: todo ente es lo que es y no puede ser tal y no ser tal simultáneamente y bajo la misma relación. El negarlo conlleva la negación del objeto de la metafísica y con ello la destrucción de cualquier juicio sobre lo real.
----------De este principio teorético desciende el primer principio de la moral, que dice: haz el bien y evita el mal. Lo absoluto es uno solo: no se puede servir a dos absolutos. Esto es doblez. Debes necesariamente elegir uno. Si eliges el correcto, te salvas; si eliges el equivocado, te condenas.
----------Lo evidente al sentido y al intelecto no tiene necesidad de ser probado o demostrado. En efecto, quien quiera probar lo evidente debería partir de un evidente precedente considerado como primero y punto de partida. En cambio, lo que tiene necesidad de ser probado es lo mediado, es decir, la causa o el fin de un efecto percibido inmediatamente.
   
La consecuencia moral del principio del tercero excluido
   
----------La polémica que a menudo se escucha contra los "principios abstractos" o las "ideas abstractas" o los "preceptos abstractos" implica ante todo errores lógicos, porque estas expresiones son tautologías. En efecto, no existen principios concretos ni ideas concretas ni preceptos concretos. Sería como decir un caballo equino y un buey bovino. Los principios, las ideas y los preceptos son de por sí entes de razón abstractos.
----------Tal polémica sobre la abstracción desalienta el razonamiento moral y bloquea desde su raíz la posibilidad misma del pensamiento y de la ciencia morales y, en consecuencia, la posibilidad de que la acción moral sea dirigida por el pensamiento, y reduce el actuar moral a la obediencia o a la ejecución de las órdenes del Jefe o a la exteriorización de movimientos impulsivos instintivos, emotivos o irracionales, como ocurre en los animales que carecen de razón.
----------Es cierto que el acto moral realizado es algo concreto. Pero no podría ser moralmente bueno y recto, si no fuera la prudente aplicación, en lo concreto, de la existencia y de las circunstancias adecuadas de un principio o un ideal o una ley moral como tales universales formulados en conceptos y juicios y por lo tanto captados abstractamente por la razón o por la fe.
----------Los principios morales o ideales morales o preceptos morales son contenidos mentales más bien recabados de lo concreto y que reflejan la realidad de la naturaleza humana y de sus fines, pero en sí mismos ellos son representaciones conceptuales y contenidos mentales abstractos por su esencia, aunque sin duda alguna estén destinados a la acción concreta.
----------El insensato rechazo del principio de no-contradicción no puede tener aplicación en el campo especulativo porque conlleva una autodestrucción del pensamiento. Pero puede ser interpretado también como principio de la conducta moral. En tal caso viene a justificar los comportamientos contradictorios e incoherentes, la falsedad, la trampa, el subterfugio, la astucia, la negligencia, la simulación, el disimulo, la infidelidad, la deslealtad, la traición, la doblez y la hipocresía.
----------Doblez e hipocresía consisten en esconder el juicio falso bajo un aparente juicio verdadero. En este caso se sirve a dos señores: al verdadero y al falso, vale decir, a Dios y a Mammon. Sí a lo que es no y no a lo que es sí: el sí junto con el no. Sí y no al mismo tiempo.
----------La persona doble pretende al mismo tiempo servir a Cristo y al anticristo, o a Cristo y Beliar. Por el contrario, los enemigos del verdadero cristiano no pueden sino ser enemigos de Cristo y servidores del anticristo. Si, por el contrario, el cristiano tiene enemigos que tienen verdaderas razones contra él, entonces en tal caso ellos son amigos de Cristo y es él quien deviene enemigo de Cristo.
----------El subjetivista, el escéptico, el gnóstico, el relativista, el fenomenista, el empirista, el apriorista, el idealista, todos ellos, se contradicen en el momento en el cual afirman, porque socavan las bases mismas del pensar. En efecto, sería posible para cada uno de ellos, demostrar que destruyen lo que afirman en el momento en el cual lo afirman, porque niegan esas evidencias primarias de sentido o de razón, en base a las cuales, si quieren pensar, se ven obligados a apelar. Claro que esta demostración sería un trabajo demasiado largo como para hacerlo en un reducido artículo en este blog. El lector interesado en este tema podría muy bien consultar los mejores tratados de gnoseología, como por ejemplo los de Tonquédec, Toccafondi, Maritain, Garrigou-Lagrange, Derisi, Ponferrada, Vanni Rovighi, Roland-Gosselin, Simon, Livi, Gény, etc.
----------Quienes se contradicen sirviendo a dos señores, hacen violencia a la honestidad y a la rectitud del pensar y cometen un suicidio intelectual, un asesinato de su pensamiento armados por su propio pensamiento. Vale para ellos lo que afirma el salmista: "Su violencia cae sobre su cabeza" (Sal 7,17). "El que cava una fosa caerá en ella" (Pro 26,27; Sir 27,26). Se recoge lo que se siembra.
----------La razón manda no separar aquello que debe estar unido y no unir aquello que debe estar separado. El primer error es el dualismo; el segundo error es el monismo. El primero es el error de Mani, de Platón y de Descartes (por poner notorios ejemplos); el segundo es el error de Shamkara, de Orígenes, de Spinoza y de Hegel, que parece haber rozado también a Guardini.
----------No se puede obrar la síntesis de lo antitético: con ello se ofende el principio de no-contradicción. La dialéctica deja opuestos a los opuestos. No basta con crear la síntesis. La síntesis no resuelve los conflictos, no crea la unidad. No se puede crear la unidad eliminando a los muchos: este fue el error de Parménides, en los inicios del pensar filosófico. Pero tampoco se puede dejar a los muchos privados de unidad: este fue el error de Heráclito en aquellos inicios. Y estos son los errores de la lógica de Hegel. Es necesario reconciliar lo uno con lo múltiple sin caer en la doblez, en la contradicción y en el equívoco.
----------Para obtener la reconciliación de lo uno con lo múltiple, para crear la unidad y la síntesis coherente de los diversos y eliminar las contradicciones, necesitamos la analéctica, como solía decir el padre Tomas Tyn. En efecto, se puede y se debe en cambio realizar la síntesis de lo sintético (et-et), observando así el principio de diversidad, de analogía y de armonía, sin con ello violar el principio de no-contradicción o principio de tercero excluido (aut-aut), que sería acto de deshonestidad y de doblez.
----------Algunos usan la metáfora espacial del acercarse recíproco y del encuentro para representar la solución de los conflictos doctrinales. Pero esa metáfora es insuficiente o puede ser incluso engañosa. En efecto, es cierto que los dos litigantes o adversarios pueden y deben encontrarse sobre la base de una verdad común. Pero el problema no está todo ahí. No se trata simplemente del acercarse recíprocamente hasta encontrarse juntos en un lugar común, como podrían hacer dos fulanos mendocinos que, uno de Guaymallén y otro de San Rafael, se encuentran en San Carlos.
----------Esto está bien para acuerdos de tipo práctico. Pero en campo doctrinal existe también un problema de verdadero y de falso, de sí y de no. Y no es que el sí y el no puedan acercarse entre sí, aproximarse mutuamente, hasta el punto de alcanzar un punto medio entre el sí y el no. El sí y el no no son como el blanco y el negro, entre los cuales está el gris. No, entre ellos no hay nada en común, sino una oposición absoluta. Entre el paraíso del cielo y el infierno no hay un lugar común. Como explica Abraham al rico epulón, "entre nosotros y vosotros se abre un gran abismo, de manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí" (Lc 16,26).
----------Pensar y hablar de modo diferente sería falsedad y doblez. La concordia y la paz entre los dos adversarios están dadas por el hecho de que quien tiene razón debe persuadir a quien está equivocado y éste debe reconocer humildemente haberse equivocado para dar razón a quién tiene razón.
----------El primer principio de la razón es, por tanto, el del aut-aut y de la univocidad; el segundo es el del et-et y de la analogía. Estos dos principios son los dos pilares fundamentales de la razón especulativa y de la razón práctica, que juntos forman el principio de razón lógica, metafísica y moral. Se debe unir un bien con otro bien, pero no se puede unir el bien con el mal. Esto conlleva la confusión y la equivocidad. La conciliación es posible y es un deber en el caso del et-et; ella crea la paz, la armonía y la concordia; crea la unidad en la multiplicidad. En cambio, es doblez, discordia, injusticia y deshonestidad en el segundo, o sea, cuando se da el aut-aut.
----------Todo lo hasta aquí dicho quiere decir que la antítesis y la síntesis son incompatibles y se excluyen mutuamente (aut-aut). No se debe temer al dualismo cuando se trata de oponer el sí al no; pues, en cambio, esta oposición es la sana dualidad que expresa en realidad la justicia y la honestidad. Estas en cambio mandan evitar la doblez del monismo y de la falsa unidad, que confunde el sí con el no. Así como es inevitable el principio de no-contradicción, así también es inevitable oponer el bien al mal: incluso quien los quiere unir se ve constreñido a decir que está bien unirlos y está mal separarlos.
----------El mencionado principio de razón es confirmado por la fe cristiana: la obra conciliadora de Cristo reconcilia los términos que pueden y deben ser reconciliados: el hombre con Dios y los hombres entre sí: este es el principio del et-et. Pero separa eternamente aquello que no puede ser unido sin falsedad y doblez. Y aquí se tiene el respeto por el principio del aut-aut, del sí, sí, no, no. El juicio universal separa y une: separa a los bienaventurados de los condenados y une en la bienaventuranza eterna a la humanidad arrepentida y dividida por el pecado. Por eso el profeta Simeón predice del niño Jesús: "Él está aquí para ser causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, para que se manifiesten claramente los pensamientos íntimos de muchos" (Lc 2,34-35).

8 comentarios:

  1. "La polémica que a menudo se escucha contra los "principios abstractos" o las "ideas abstractas" o los "preceptos abstractos" implica ante todo errores lógicos, porque estas expresiones son tautologías. En efecto, no existen principios concretos ni ideas concretas ni preceptos concretos. Sería como decir un caballo equino y un buey bovino. Los principios, las ideas y los preceptos son de por sí entes de razón abstractos".
    Me parece ver esta polémica vacía en algunas expresiones del Papa Francisco, que yo puedo, por supuesto, comprender en algún sentido correcto, pero que, en sí mismas, me parece que no dejan de implicar tautología, y, por lo tanto, vienen a refutar (en sí mismas) las frases del Papa. Lo veo por ejemplo en el número 26 de la reciente carta apostólica "Desiderio desideravi", cuando habla de "concepto abstracto", que es lo mismo que decir "idea abstracta".
    Quizás lo que estoy diciendo no tiene ninguna importancia, que es un mero defecto del lenguaje del papa Bergoglio, y que haya que dejar pasar por alto, sin mayor preocupación. Pero aún así, denota que se nota una cierta inclinación por aquellas corrientes que rechazan todo lo "abstracto", sin advertir conscientemente a lo que se está haciendo referencia.

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    1. Estimado Marino,
      le diré que cuando leo estas expresiones del papa Francisco, también yo me siento incómodo, pero luego, haciendo un esfuerzo por dar una interpretación benévola, me tranquilizo.
      ¿Cuál es el riesgo de estas expresiones? Es el de ser instrumentalizadas por una mentalidad occamista o existencialista, despreciativa de la dignidad del pensamiento, el cual por su naturaleza vive en la abstracción en el sentido de que se desarrolla por encima del espacio y del tiempo, se eleva por encima de lo particular y de lo concreto, para alcanzar el horizonte de lo eterno, de lo infinito, de lo universal y de lo inmutable.
      Creo que la preocupación del papa Francisco no suele ser tanto una preocupación especulativa, sino una preocupación de tipo moral. Ahora bien, debemos saber bien que, si la ley moral como tal es un principio abstracto, su aplicación debe tener lugar en lo concreto.
      Por otra parte, creo que cuando el Papa se enfada con las abstracciones, lo que quiere es arremeter contra el abstraccionismo típico del idealismo y del gnosticismo, como por lo demás ha dejado en claro más de una vez.

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  2. El padre Daniel Ols O.P. dice que desde hace al menos dos o tres siglos el mundo moderno está de manera más o menos consciente presa del idealismo. La realidad, las cosas ya no son objetivamente tales como son sino que se han convertido en lo que se piensa y desea que sean. El intelecto pliega las cosas a su propio pensamiento y a su propia voluntad. Exactamente lo contrario del realismo de santo Tomás, siempre atento a la objetividad de las cosas y por tanto a la verdad.
    De su escrito, padre Filemón, se ve que en muchos pensadores modernos faltaría entonces una base lógica, me parece. También vería en ello algo de vanidad y de amor propio.

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    1. Estimado J.M.C.,
      estoy plenamente de acuerdo con su análisis, el cual por otra parte, según veo, refleja el pensamiento del padre Ols, y esto no me sorprende, pues le tengo mucha estima siendo, como es, un excelente tomista.
      Para ser más precisos, el idealismo moderno, que desemboca en el idealismo alemán del siglo XIX, nace con Descartes y sería aquello que los cartesianos, para hacerse propaganda, llaman "filosofía moderna", que está en el origen del actual modernismo.
      El papa Francisco, indudablemente, no es un filósofo, pero es una persona de buen sentido, nutrida por el realismo bíblico, por lo cual él manifiesta un claro enfoque tomista y nutre correctamente una notoria repugnancia hacia el idealismo.
      La verdadera filosofía moderna es aquella que, como nos indica la propia Iglesia, es promovida por el Concilio Vaticano II y desarrolla el pensamiento de Santo Tomás enriqueciéndolo con cuanto de bueno hay en la modernidad.
      Ejemplos eminentes de este método son filósofos como Maritain, Fabro, Gilson y otros de la escuela tomista.

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  3. Todo es pensamiento del padre Ols. Quien dice también que la formación religiosa sin Santo Tomás está privada de espina dorsal y por lo tanto se llega al resultado de correr el riesgo de producir hoy más de literatura religiosa que de verdadera teología (el sentido de sus palabras es este, pero no se necesita mucho para verlo por uno mismo). Maritain, dice siempre el padre Ols, escribió en su diario que con Santo Tomás el pensamiento se siente como en casa.

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    1. Estimado J.M.C.,
      me complacen mucho estas excelentes consideraciones, con las que estoy totalmente de acuerdo.

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  4. Estimado padre Filemón,
    en esta última parte de su artículo, usted dice que "Para obtener esto, para crear la unidad y la síntesis coherente de los diversos y eliminar las contradicciones, necesitamos la analéctica, como decía el padre Tomas Tyn".
    Hay algún libro, o artículo del padre Tyn en el cual yo pudiera indagar el significado de la analética en Tyn?
    En wikipedia encuentro una breve nota que no me parece congruente con el pensamiento tomista de Tyn:
    "La analéctica es un método creado por la Filosofía de la liberación, desarrollado por pensadores como el teólogo Juan Carlos Scannone, el filósofo Enrique Dussel y el antropólogo Rodolfo Kusch.
    Dussel explica el método en su libro Filosofía de la liberación, como método adecuado para realizar la tarea filosófica. El término analéctica (en griego antiguo, ανωλεκτική) se forma con la unión de los términos griegos ανω anó, que significa "más allá",​ y λογιζομαι loguizomai, que significa "razonar".
    Para Dussel, la dialéctica considera la unidad de los diferentes, de los contrarios en la totalidad del ser. La analéctica significa ir más allá de la totalidad y encontrarse con el Otro, que es originalmente distinto y por tanto su logos irrumpe interpelante más allá de mi comprensión del ser, más allá de mi interés. [Dussel, Enrique (1977) Introducción a la Filosofís de la Liberación. Bogotá: Editorial Nueva América, 4.ª ed. 1991; p.p. 196-204].
    Este método integra, al menos en su base, dos modos de análisis filosóficos ya tratados y utilizados por la tradición filosófica: la analogía (método clásico, bastante utilizado en el tomismo y otras escuelas de la escolástica), y la dialéctica (ya se la entienda en su vertiente platónica o en su vertiente hegeliana/marxista).
    Según Jesús Villagrasa, este término fue creado por Bernhard Lakebrink para aplicarlo a la metafísica tomista." [Hegels dialektische Ontologie und die thomistische Analektic (Colonia 1955, Ratingen 1968)].
    Hay más desarrollo sobre el tema en: Jesús Villagrasa: La analéctica como método de una metafísica realista en A. Millán-Puelles, Alpha Omega VII (1): 17-46. In: https://web.archive.org/web/20160305021202/http://www.uprait.org/archivio_pdf/ao7102_villagrasa.pdf

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    1. Estimado Ross,
      como usted mismo me hace presente, el término analéctica fue acuñado por Lakebrink y asumido por el padre Tyn para designar el método y la doctrina tomista de la analogía. No existen, por lo tanto, particulares tratamientos del padre Tyn sobre la analéctica, porque, como él mismo dice, la analéctica no es más que un término para designar la doctrina tomista de la analogía.
      Por cuanto respecta al uso de la analéctica hecho por la teología de la liberación, no estoy tan al corriente de ese ámbito, pero por lo poco que usted me refiere me da la impresión de que puede ser un uso legítimo. Sin embargo, advierto que la verdadera analéctica es incompatible con la dialéctica hegeliano-marxista.
      En cuanto a la combinación de la analéctica con la dialéctica, es necesario primero ver qué se entiende por dialéctica. Ese tipo de dialéctica, que concuerda con la analogía, es la dialéctica aristotélica, la cual consiste en el arte de debatir las opiniones, en busca de una conclusión científica.
      Así entendida, la dialéctica concuerda con la analogía, porque puede resaltar opiniones análogas. Además, la analogía es útil para la dialéctica porque puede poner en evidencia similitudes o diferencias en las formas de pensar o de argumentar.
      Otra cosa muy distinta es la dialéctica hegeliana, y por tanto la marxista, ya que aquí estamos ante el método de la contradicción, que no se concilia con el método de la analogía, porque éste se basa en el principio de no-contradicción y de identidad. Por eso, mientras la dialéctica hegeliana explica lo diferente con la negatividad, la dialéctica compatible con la analogía entra en el campo de lo diferente, pero siempre respetando el principio de no contradicción, mientras que la analogía es la verdadera explicación de la alteridad y de la diversidad, porque, gracias al principio de identidad, crea el contacto entre los diferentes, por lo cual salva al mismo tiempo la identidad de lo idéntico, incluso en el pluralismo de la semejanza, de la diversidad y de la proporción.

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