¿Cúal es el objetivo de la reciente Carta Apostólica "Desiderio desideravi"? ¿Cuál es la profunda convicción del Romano Pontífice, que se advierte en su tono fuertemente pastoral, persuasivo, inmediato, simple, sentido y conmovido? ¿Cuál es el objetivo de esta autoritativa y comprometida intervención del Papa?
Un sentido llamado a la unidad
----------La reciente Carta apostólica del Santo Padre Desiderio desideravi nos ofrece ideas y nos propone ocasiones para ulteriores reflexiones y aclaraciones sobre este tema sublime, central, riquísimo y fecundísimo de operosidad y de santificación cristianas, que es la Sagrada Liturgia. El mismo Sumo Pontífice nos dice que propone sólo algunas reflexiones, que de ningún modo pretenden agotar el tema.
----------El problema de la frecuentación y asistencia de los fieles a la Santa Misa es el problema pastoral actualmente más importante para la Iglesia junto con el problema de la evangelización, al cual está estrechamente conexo, porque el propósito de evangelizar surge de una sincera participación en la Misa. Porque es en la Misa donde nosotros comprendemos el deber de evangelizar, recibimos el mandato de evangelizar, recibimos los estímulos sobrenaturales para esta obra de caridad que es la evangelización, encontramos la fuerza para continuar, no obstante las dificultades y desilusiones, nuestra obra evangelizadora, encontramos confortación y consuelo por nuestros fracasos en la evangelización, por los ataques recibidos de parte de los enemigos de la Iglesia y a veces por parte de los mismos hermanos en la fe.
----------En las últimas décadas, un ecumenismo mal entendido ha difundido la idea de que no tienen importancia las disensiones que nos dividen de nuestros hermanos protestantes, desunidos a Roma, ya que sería indiferente o facultativo aceptar la transubstanciación o la empanación, la muerte de Cristo como sacrificio expiatorio o como martirio, la Misa como sacrificio cultual o como banquete, el ministro de la asamblea como sacerdote que ofrece un sacrificio o como simple presidente de la asamblea.
----------Ahora bien, la reforma de la liturgia actuada según las indicaciones de la constitución Sacrosanctum Concilium había infundido en los pastores de la Iglesia gran esperanza de un aumento de la participación de los fieles en la liturgia; los Padres conciliares estaban convencidos de haber encontrado el modo de atraer mejor a la gente a la mesa eucarística. Y en cambio, lamentablemente, desde hace sesenta años asistimos, sobre todo en Europa, a una sangría continua, a un descenso impresionante de las vocaciones sacerdotales y de la participación de los fieles no sólo en la Misa, sino en todos los sacramentos.
----------Por el contrario, la Misa vetus ordo, que los Padres conciliares consideraron ya no adecuada para nuestro tiempo, en las últimas décadas ha experimentado y experimenta un éxito creciente entre muchos católicos, no obstante las restricciones impuestas por la autoridad eclesial. La Misa vetus ordo, sin embargo, también es cultivada por grupos cismáticos contrarios a la reforma y que acusan al novus ordo de filoluteranismo y al Concilio y a los Papas del postconcilio de modernismo.
----------¿Cómo se explica este fracaso de la Misa novus ordo? Las cosas no tienen relación con el nuevo rito en sí mismo, que, como subraya el Pontífice, es muy bello y atractivo en sí mismo, adecuado a las exigencias y a las aspiraciones de los hombres de nuestro tiempo. Pero se entiende que se trate de exigencias justas y legítimas. Desgraciadamente, nuestra sociedad, sobre todo la occidental, a partir del humanismo florentino del siglo XV comenzó a exaltar la dignidad del hombre de una manera exagerada.
----------Este proceso antropocéntrico, este digamos "giro antropológico" para usar las palabras del padre Fabro, agravándose con el Renacimiento, que tuvo éxito incluso en la corte pontificia, suscitó con razón la protesta de Lutero. Excepto que él mismo, en su antihumanismo exasperado con el odio hacia la razón, la negación del libre albedrío, la doctrina de la corrupción total de la naturaleza y de la concupiscencia invencible, quizás sin darse cuenta, no alcanzó a emanciparse por completo del antropocentrismo renacentista, con una concepción de Dios no como fin del hombre, sino como funcional al hombre (el Dios-para-mí y en mí).
----------De ello se sigue que Lutero no llegó a recuperar la humildad del hombre ante Dios, sino que concibió un Dios falsamente misericordioso, en realidad un Dios connivente con el pecado, por tanto no un Dios que impone al hombre su voluntad, sino un Dios que acepta y cubre la voluntad pecadora del hombre. Pero con ello el antropocentrismo no es en absoluto derrotado sino confirmado bajo apariencias piadosas y religiosas.
----------El Concilio de Trento no fue al fondo de la cuestión, que era el aclarar cuál es el concepto del verdadero Dios (¿trascendente o inmanente?), se limitó a reprochar a Lutero por haberse rebelado contra el Magisterio de la Iglesia y por tanto a corregirlo de las herejías en las que había caído. Fue necesario el Concilio Vaticano I para restituir a Dios sus atributos, que los idealistas le habían quitado y pasado al hombre.
----------Por otra parte, el problema hoy es que el nuevo rito en muchos casos, en muchos lugares, no es practicado con ese cuidado, conciencia, devoción, fidelidad y diligencia, que serían los requeridos por los cánones, por las rúbricas, por el ceremonial y por las directivas pastorales de la autoridad eclesial. Ciertos sacerdotes usan las fórmulas prescritas por la liturgia, pero no creen en su significado tal como es definido por el dogma. Su celebración es exteriormente correcta, por lo cual el fiel está convencido de recibir la gracia. Y de hecho la recibe, pero sólo porque la gracia de la Iglesia suple a la deficiencia del sacerdote ("supplet Ecclesia"). El celebrante, por ejemplo, que da la Comunión a un fiel, pero sin creer en la transubstanciación, le da simplemente un trozo de pan. Sin embargo, Dios, en su misericordia, concede igualmente la gracia a aquel fiel que supone que el celebrante crea en aquello que ha hecho.
----------Sin embargo, después de un examen atento y prolongado, al fiel juicioso y cuidadoso no se le puede escapar la diferencia entre la Misa del sacerdote que finge creer y la Misa del que realmente cree seriamente en ella. Quien no celebra por convicción, sino sólo para desempeñar un papel, no puede no ser reconocido a la larga por el fiel advertido y perspicaz, a menos que sea el fiel mismo quien se trate una persona doble como el celebrante. En cuyo caso será fidelísimo a sus Misas.
----------La Misa del falso celebrante se reconoce por algunos signos. Lo que a él le interesa no es la Misa en sí misma, sino la Misa como ocasión y vehículo de sus ideas. Por eso estos sacerdotes nunca dicen la Misa solos, sino que siempre tienen necesidad de un "público" al cual puedan transmitir sus ideas. Por eso siempre dan la homilía. El rito viene celebrado de manera descuidada, apresurada y precipitada. La homilía, en cambio, es cuidadísima y estudiadísima, para así hacer presa de su audiencia.
----------En segundo lugar, estos sacerdotes tienden a mantener su Misa, en ese lugar y en ese determinado horario, para que así sus seguidores sepan dónde y cuándo encontrarlo. Por lo demás, a estos fieles no les interesa la Misa como tal, sino sólo aquella Misa dicha por ese sacerdote.
----------Otra cosa a notar en la presente degradación o pérdida del sentido de lo sagrado o de la religión, es que frecuentemente se ha perdido la estima por la ceremonia religiosa o litúrgica; se ha difundido una desestima o desdén por la misma virtud de religión, que es el principio de la actividad litúrgica, cuando no se cae incluso en falsas concepciones de Dios, de tipo inmanentista o panteísta; se ha perdido el gusto por el esfuerzo ascético y el amor por el sacrificio, que son las condiciones para apreciar y amar los grandes valores humanos, morales y espirituales que son mediados o ilustrados por la Sagrada Liturgia.
----------El papa Francisco no nos da una definición de la liturgia, sino que la presupone como conocida. Como veremos mejor a continuación, la esencia y los fines de la liturgia han sido definidos por Pío XII en la encíclica Mediator Dei de 1947 y han sido retomados por la Sacrosanctum Concilium.
----------Para entender qué es la liturgia, es importante conocer la etimología de la palabra. Ella deriva del griego leiturghìa, palabra compuesta de leitos, equivalente a demosios, que significa "público" y hace referencia al pueblo, y ergon, que significa trabajo u operación. Por lo tanto, la liturgia es un servicio público. El liturgo, es decir el sacerdote, es un oficial o funcionario público. "Público" no significa un acto colectivo, sino que se trata del acto de un solo individual oficial o funcionario o ministro, el cual desempeña un oficio o cargo público, es decir, en nombre del pueblo y para el pueblo, para el bien común en ámbito o campo religioso.
----------La liturgia es obra de la virtud de religión finalizada o dirigida a la caridad y motivada por la caridad. Viéndola como fons et culmen totius vitae christianae, el Concilio parece confundirla con la caridad. En cambio, Pío XII dice bien en la Mediator Dei, donde habla del "culto público" de Cristo y del sacerdote in persona Christi, que es precisamente un acto de la virtud de religión. Y santo Tomás muestra cómo la liturgia, que aquí llama "religión" porque la palabra liturgia es ignota para Tomás, está ordenada a la caridad:
----------Dice Tomás de Aquino: "Corresponde a la caridad que el hombre se entregue a sí mismo a Dios, adhiriéndose a Él por una cierta unión espiritual. Pero que el hombre se entregue a Dios para cumplir las obras del culto divino, esto pertenece inmediatamente a la religión; mediatamente en cambio a la caridad que es el principio de la religión" (Sum.Theol., II-II, q.82, a.2).
----------La fons et culmen, por lo tanto, no es la liturgia, sino la caridad. La liturgia es un servicio público prestado al prójimo y acto de culto divino, donde el oficial o funcionario público es el sacerdote y el pueblo es el beneficiario de este servicio, mientras que él mismo toma parte activa en él.
----------La liturgia no es otra cosa que la reglamentación y la práctica oficial pública, disciplinaria, pastoral, jurídica y ceremonial de los sacramentos, que son los signos sensibles sagrados de la gracia, instituidos por Jesucristo y por Él confiados a la Iglesia, confeccionados y administrados por el sacerdote, que contienen la gracia que ellos significan, medios ordinarios de la salvación.
----------El ideador de la liturgia es el Padre celestial, como recita el celebrante en la introducción a la III Plegaria eucarística: "Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso".
----------La liturgia habla al hombre y actúa sobre el hombre a fin de conducirlo a la salvación como miembro de la Iglesia y discípulo de Cristo. La palabra es el lenguaje de la liturgia o liturgia de la palabra; la acción sobre el hombre es la praxis o pastoral litúrgica o liturgia del sacramento.
----------El lenguaje de la liturgia es la forma semántica con la cual el sacerdote o ministro comunica la gracia sacramental a la asamblea. Dicho lenguaje conoce todas las formas de la semántica y todos los medios de comunicación artísticos (pintura, escultura, música, danza, canto, poesía, arquitectura, vestimenta, artesanía) y literarios (los símbolos, las alegorías, las metáforas, los mitos, los relatos, las analogías, las sentencias, las parábolas, los parangones), gestuales y verbales, técnicos y naturales, antiguos y modernos. La acción de la liturgia es la confección y la administración de los sacramentos.
----------Una insuficiente definición de la liturgia es la de Cipriano Vagaggini [1909-1999], que reduce la liturgia al "conjunto de signos sensibles de cosas sagradas, espirituales, invisibles, instituidos por Cristo o por la Iglesia" (definición dada en su libro: El sentido teológico de la liturgia, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1959, p.26). La observación que a ello debe hacerse es que la liturgia no es un conjunto de signos, sino una actividad religiosa, referida al culto divino público, la cual, ciertamente, se sirve de signos para realizar su actividad, pero no se agota en absoluto en el conjunto de estos signos.
----------Una definición así, como la que había dado Vagaggini, hoy en día a nadie le interesa. La he citado solamente porque en la época del papa Pío XII esa definición gozaba de un cierto favor en la falsa idea que pudiera deducirse de la definición de Pío XII, que indudablemente se refería al aspecto jurídico-social-empírico de la liturgia. Pero se trata de una interpretación materializada y positivista de la gran definición de la Mediator Dei, que probablemente ha contribuido a extender en la Iglesia la conciencia de que la intervención del Papa, mal comprendida por Vagaggini, aún no era suficiente para llevar a cabo la reforma de la liturgia, de la cual ya por otros motivos se sentía la necesidad, de modo que la definición conciliar de la liturgia, retomando en pleno y fielmente aquella de Pío XII, anulaba la infeliz definición de Vagaggini.
----------El tono de la exposición del papa Francisco expresa una profunda convicción; es un tono fuertemente pastoral, persuasivo, inmediato, simple, como es el estilo del papa Francisco a veces sentido y conmovido. Nos podríamos preguntar cuál es el objetivo de esta autoritativa y comprometida intervención del Papa. Él se limita a afirmar su intención de exaltar la belleza de la liturgia y su valor como escuela de santidad y como expresión oficial y ritual del culto que la Iglesia rinde a Dios Padre en el Hijo y en el Espíritu Santo.
----------El Romano Pontífice enumera cuidadosa y detalladamente todos los factores, ya sean estos intelectuales, bíblicos, culturales, como también morales, jurídicos, lingüísticos, psicológicos, sociales, devocionales, rubricísticos, ceremoniales, espontáneos, simbólicos, artísticos y espirituales, que concurren a la buena y plena celebración de la liturgia y provocan los efectos saludables a los cuales ella está ordenada.
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