sábado, 23 de julio de 2022

Pasado y presente de la relación entre Rusia y Europa (2/4)

En su milenaria historia la Iglesia ortodoxa oriental no ha experimentado nunca con tanta evidencia como en esta guerra en Ucrania las consecuencias lamentables y de hecho trágicas del rechazo del Filioque. [En la imagen: fragmento de "Disputa sobre la Trinidad", pintura al óleo sobre tabla, de Andrea del Sarto, de 1517 aproximadamente y conservada en la Galería Palatina de Florencia].

¿Cómo puede Occidente responder al desafío de Oriente?
   
----------Al Oriente, que propone a Alexander Dugin como su paladín, Occidente debe saber contraponer un paladín adecuado, que no puede ser Rahner, como creen los estadounidenses, azuzados por la masonería, y los alemanes, azuzados por los protestantes, porque Rahner y Dugin, por más contrapuestos que sean y por más que sean significativos representantes de sus respectivas áreas geográficas, tienen la misma matriz hegeliana, que aparece clarísima en la misma admiración por Heidegger, el filósofo del nazismo.
----------El paladín que Occidente debe exhibir en Oriente, grandísimo teólogo que entiende tanto a Occidente como a Oriente, es indudablemente santo Tomás de Aquino, Doctor Común de la Iglesia. Sabido es que en la síntesis tomista confluyen tanto Platón como Aristóteles, se conjugan tanto los Padres latinos como los Padres griegos, tanto la instancia de la teología racional como de la mística, desde el momento en que Tomás enumera con franqueza los errores de los Griegos que se oponen a su corrección.
----------El paladín propuesto por los modernistas, Rahner, es ciertamente sensible a los valores de Oriente, pero Rahner se muestra indulgente a su tendencia panteísta y apofática, que tiene un cierto reflejo en el idealismo alemán, que hace de trasfondo a la teología rahneriana. Al mismo tiempo, el pensamiento rahneriano refleja el aspecto evolucionista-historicista de la cultura occidental, con su liberalismo y su relativismo moral, aspecto típico del modernismo, actualmente blanco de justas críticas por parte de la ortodoxia oriental, bien consciente de la importancia de la tradición de los Padres, de la inmutabilidad del dogma y de los artículos de la fe. Por eso Rahner es más apto para crear confusión que para aclarar las cosas. Y la paz, ciertamente, no surge de la confusión, sino de la claridad y de la distinción.
   
Actualidad de la cuestión del Filioque
   
----------Si Occidente quiere ser autoritativo y creíble para Oriente y refutar a Dugin, se necesita algo muy distinto: es necesario que, a la luz de las directivas del Concilio Vaticano II, sepa establecer un ecumenismo constructivo y concluyente, el cual, en el momento en que acepta la estima oriental por el Espíritu Santo, muestre a Oriente que para una auténtica y perfecta devoción al Espíritu Santo no es suficiente acoger al Espíritu que procede del Padre, sino que también se necesita acoger al Espíritu que procede del Hijo; lo que implica la aceptación del carisma petrino, que es precisamente el efecto de la procesión del Espíritu del Hijo. Esto implica como consecuencia una noción de Iglesia, según la cual la Iglesia está animada por el Espíritu del Hijo, que hace ciertamente que la Iglesia sea guiada por Pedro.
----------La doctrina según la cual el Espíritu Santo procede del Hijo está motivada, como explica santo Tomás de Aquino (en la Summa Theologiae, I, q.36, a.2), por el hecho de que de otro modo no habría posibilidad de distinguir la persona del Hijo y la persona del Espíritu Santo, porque las Personas procedentes son distintas en base al origen y el Hijo y el Espíritu Santo tienen el mismo origen del Padre. Los ortodoxos sostienen que las dos Personas son ya suficientemente distintas por la diferencia de su acción en la obra de la salvación. Pero el problema es que, sin embargo, las propiedades de tal acción salvífica se encuentran también en la naturaleza divina. Por eso no son suficientes para diferenciar a las personas.
----------En efecto, es cierto que el Hijo es el Logos y el Espíritu es el Amor, pero también es cierto que el Hijo también, en cuanto Dios, es amor, y que el Espíritu en cuanto Dios, es sabiduría. Y también es cierto que el Padre en cuanto Dios es amor y sabiduría. Nadie niega la diferencia en la obra en el mundo, entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El proyecto es del Padre, la ejecución inicial es del Hijo, la completiva es del Espíritu. El Padre ha querido la Iglesia, el Hijo la guía mediante los dones jerárquicos, el Espíritu la mueve mediante los dones carismáticos. El Padre ha creado el mundo; el Hijo lo ha salvado; el Espíritu lo ha santificado.
----------El Espíritu que procede del Padre es el Espíritu del Padre, que cumple las obras del Padre. El Espíritu que procede del Hijo es el Espíritu del Hijo, que cumple las obras del Hijo. Las obras del Espíritu son las obras del Hijo y del Padre.
----------La procesión del Espíritu desde el Hijo conjuga estrechamente las obras del Espíritu: la iluminación, la purificación, la santificación, el amor, la perfección, la concordia, la paz, a las obras del Hijo: la redención, el sacerdocio, el pontificado, la jerarquía, los sacramentos, la doctrina, el orden, la justicia, las buenas obras. Por consiguiente, el rechazo de la procesión del Espíritu desde el Hijo provoca perjuicio a las obras del Hijo y, por reflejo, también a las del Espíritu.
----------Los ortodoxos orientales aceptan la fórmula "del Padre por medio del Hijo". Pero esto no es suficiente para expresar la diferencia de origen del Hijo y del Espíritu Santo, porque no expresa el origen del Hijo. El Hijo, por lo tanto, es principio del Espíritu como lo es el Padre. El Hijo es principio del Espíritu no subordinadamente al Padre ni como medio del Padre, sino por cuenta propia, a la par del Padre. Sin embargo, el Hijo procede del Padre, mientras que el Padre no procede de nadie.
----------El Espíritu Santo tiene, por consiguiente, dos orígenes a la par: el Padre y el Hijo. La Trinidad, por tanto, no debe ser entendida según un esquema descendente: el Padre en el vértice; del Padre se desciende al Hijo y del Hijo se desciende al Espíritu. Es cierto que el Padre es el único origen de toda la Trinidad, pero está a la par del Hijo en el espirar al Espíritu Santo. El Padre y el Hijo están a la par en cuanto Dios. Para comprender por lo tanto el Filioque es necesario tener una noción rigurosa de la unidad de la naturaleza divina, y es aquí donde la ortodoxia oriental es carente. Ella está demasiado enfocada en la distinción de las personas y deja en sombra la unidad de la naturaleza, arriesgándose al triteísmo.
----------La ortodoxia oriental falla en la percepción de que la persona divina es una pura relación subsistente de origen (este dogma fue definido en el Concilio de Florencia en 1439: "omnia in Deo sunt unum, ubi non obviat relationis oppositio") y tiende en cambio a sustancializarla (ypostasis) como si fuera una divinidad. En cambio, la verdadera substantia, como señalaron con precisión los Latinos, es la naturaleza.
----------Para los ortodoxos orientales, Dios aparece antes como persona que como naturaleza. Por ello los ortodoxos, concentrándose sobre las personas, se arriesgan a triplicar la naturaleza. Ellos encuentran dificultad en concebir un monoteísmo tan puro como el de la Iglesia católica, que retoma la noción bíblica de Dios como ipsum Esse, "El Que Es" (Ex 3,14) y por ello acusan de modalismo (o sabelianismo) a los católicos, malinterpretando el omoùios del Concilio de Nicea, que los Latinos traducen como consubstantialis. Ellos creen que así los Latinos confunden la persona del Padre con la del Hijo. En cambio, no se trata más que de la declaración de que el Hijo es Dios como el Padre es Dios. De cualquier modo, hay que reconocer que también los ortodoxos distinguen la usìa (naturaleza) de la persona (ypostasis).
----------La carencia del monoteísmo ortodoxo oriental se manifiesta también en su famosa distinción en Dios entre la esencia (usìa) y las que ellos llaman "energías" (enèrgheiai), doctrina que parece desdoblar la naturaleza divina en una sustancia y en accidentes (ta perì Theù), como si existieran dos dioses: uno superior, incognoscible, y otro, inferior, a nuestro alcance y comprensible. De ahí la típica separación ortodoxa entre catafatismo y apofatismo, vale decir, entre mística y dogma.
----------Ahora bien, es cierto que Dios para nosotros es un misterio infinito incomprensible e inefable, pero Él mismo se ha dignado dejarse ver y concebir por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, aquello que nosotros veremos en la visión beatífica no es algo divino que pertenece a Dios distinto de Dios, sino que es la esencia divina. La gracia, ciertamente, es una simple participación de la esencia divina distinta de la esencia divina, pero los ortodoxos orientales confunden el acto intelectual del ver con el acto de ser del alma en gracia. El bienaventurado del cielo ve a Dios pero no por ello deviene Dios.
----------Sobre la delicadísima cuestión del ver a Dios, la Escritura parece contradecirse, porque en algunos pasajes la bienaventuranza es presentada como un ver a Dios, mientras que en otros pasajes afirma que Dios no se puede ver. Santo Tomás de Aquino ha encontrado la siguiente solución: nosotros podemos ver a Dios, pero no tanto cuanto Él se ve a sí mismo, lo podemos ver totus sed non totaliter, ya que nosotros lo vemos finitamente, mientras que Él se ve a sí mismo infinitamente. Por lo tanto, cuando la Escritura dice que nosotros no podemos ver a Dios, o bien se refiere al estado presente, en el cual lo conocemos solo por medio de las criaturas, o bien se quiere decir que no podemos verLo tanto cuanto Él se ve a sí mismo.
----------El acto del intelecto del bienaventurado en el cielo, aunque vea el Infinito, permanece siendo finito y no es que porque ve a Dios que su acto de ser deviene infinito, sino que permanece siendo finito. Ningún panteísmo: la criatura sigue siendo criatura y el creador sigue siendo creador. El intelecto se identifica con Dios intencionalmente, no realmente, como sucede en todo acto de conocimiento.
----------Otro grave inconveniente de la ausencia de la procesión del Espíritu desde el Hijo, que ha comenzado a manifestarse en la espiritualidad rusa a partir del siglo XVII, es una cierta falsa concepción de la santidad, que se expresa en la figura del yurodivjie, el así llamado "loco en Cristo", una mala interpretación del precepto paulino por el cual el cristiano debe hacerse necio para devenir sabio (cf. 1 Cor 3,18).
----------Con el pretexto del escándalo de la cruz, el santo tiene el deber de escandalizar. El santo combate y vence al pecado pecando. Se entiende dónde está la mala interpretación: en realidad san Pablo quiere decir que el santo debe aceptar la humillación de aparecer necio y tonto y escandaloso a los ojos del mundo. Pero san Pablo tiene mucho cuidado de no caer en el elogio de la necedad. Si hay un Autor bíblico que exalta tanto el valor de la sabiduría, ese es precisamente san Pablo.
----------La posibilidad de una tal distorsión en la interpretación del pensamiento paulino surge cuando falta el control de la autoridad petrina -expresión de la procesión del Espíritu del Hijo- acerca de la autenticidad de los carismas. Se supone que el Espíritu Santo actúa por cuenta propia independientemente de su salida del Hijo, representado por la autoridad eclesial, por lo cual se cree poder reconocer la acción del Espíritu Santo independientemente de la supervisión del Papa frente a la pastoral de los obispos.
----------Así, el obispo, privado de esta referencia a Pedro y sus sucesores, Pedro que es querido por el Espíritu Santo en cuanto Espíritu del Hijo, se deja fácilmente engañar o estafar por falsos profetas, falsos místicos, falsos santos. Los místicos tienden a tomar la mano de los obispos, así como en el protestantismo no es el obispo, que ni siquiera existe, sino que es el teólogo o el biblista quien establece qué cosa es de fe y qué cosa no lo es. De esta manera, en la ortodoxia rusa, el pueblo tiende a dar confianza más a los videntes o visionarios que a la revelación pública transmitida por los sucesores de los Apóstoles.
----------Ejemplo histórico conocidísimo de este hecho es el caso de Grigori Rasputin, personaje desconcertante de falso místico, que logró ejercer un ascendiente maléfico en la corte del zar Nicolás II, como para provocar el colapso moral y civil del Imperio Ruso y de la Casa Romanov y el camino a la Revolución rusa de 1917. Hoy en día una función similar a la desempeñada por Rasputín parece ser precisamente la de Alexander Dugin, a quien algunos han comparado apropiadamente con Rasputín.
----------Pero el peligro es que es la misma tradición gubernativa rusa, ayer el zar, hoy el gobierno Putin, parecen influenciables por este místicismo ruso, que le da a Rusia una misión apocalíptica de victoria sobre la corrupción de occidente, donde es evidente que la religión deviene el pretexto de un imperialismo político mundial en antítesis con las miras universalistas de los Estados Unidos.
----------El rechazo del Filioque implica, por tanto, graves daños a la vida espiritual del individuo y de la Iglesia, como está demostrado haciendo la comparación entre la historia del catolicismo y la de la ortodoxia oriental. La espiritualidad católica es una espiritualidad que conjuga sabiamente y armoniosamente la institución con el carisma, la unidad con la multiplicidad, la disciplina con la creatividad, la uniformidad con la diversidad, la conservación con el progreso, la pastoralidad con la doctrina, la sinodalidad con el primado petrino, la apostolicidad con la laicidad, la catolicidad con la multiformidad, la teología escolástica con la teología mística, la ascética con la mística, la obediencia con la libertad, la acción con la contemplación, la palabra con el silencio, el espíritu con la carne, el intelecto con la voluntad, la justicia con la misericordia, el orden con la espontaneidad.
----------La espiritualidad ortodoxa sobre muchos de estos puntos similares es carente, contrapone lo que debe ser conjugado, divide lo que debe estar unido, confunde lo que debe ser distinguido, excluye lo que debe ser incluido, incluye lo que debe ser excluido.
----------En su milenaria historia la Iglesia ortodoxa oriental no ha experimentado nunca con tanta evidencia como en esta guerra en Ucrania las consecuencias lamentables y de hecho trágicas del rechazo del Filioque. La ortodoxia oriental debería tomar nota de ello para finalmente decidirse, después de tantas inútiles resistencias y amargas experiencias, después de una larga y desafortunada separación a reincorporarse a la verdadera Iglesia de Cristo, de la cual se ha separado hace 1000 años. Recientemente Putin ha definido como "trágica" la guerra en Ucrania. ¿Qué espera para arrepentirse y escuchar la voz del Espíritu?

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