miércoles, 1 de junio de 2022

El saber teológico según Walter Kasper (2/3)

El lenguaje teológico según el cardenal Walter Kasper, deviene en la práctica un verdadero y propio imperativo moral: se trata de negociar con lo falso, escondiéndolo bajo lo verdadero, de modo que aquel pececito que nos escucha, picando el anzuelo, ingiera el veneno.

El relativismo filosófico provoca el relativismo dogmático
   
----------En el cardenal Walter Kasper, su falta de percepción de la universalidad del saber filosófico reducido a una contingente multiplicidad de "formas de pensamiento", es decir de opiniones cambiantes, al cambiar de los contextos históricos relativiza no sólo la teología, sino también el dogma, dado que la Iglesia, al definir un dogma, utiliza nociones de la razón natural justificadas por la filosofía.
----------Kasper entiende la universalidad del cristianismo no como fundada en verdades universales (que eso precisamente son los dogmas de la fe), sino en lo que él llama "catolicidad originaria" o "ecuménica", que abraza en sí, a modo de momentos "particulares", que él llama momentos "confesionales" (cf. Martin Lutero. Una perspectiva ecuménica, editorial Sal Terrae, Bilbao 2015, p.54), las dos dogmáticas del catolicismo y del protestantismo. Excepto que uno se pregunta cuáles serían los contenidos de este catolicismo supra-dogmático. Evidentemente, también aquí está el trasfondo del denken hegeliano, que constituye la totalidad dialéctica omnicomprensiva del pensamiento, que niega, sintetiza y supera en sí los momentos de la Vorstellungen, que son los dogmas o las "confesiones" de las diversas religiones positivas.
----------Kasper rechaza la idea de la Iglesia como comunidad extendida en el mundo, efecto de la predicación de una verdad única y universal (es decir, el Evangelio) que, partiendo de Roma, como centro de la misión, sede del Sucesor de Pedro, se difunde a modo de círculos concéntricos en el mundo, sino como un "poliedro de muchas caras", es decir, como una colección o federación de diferentes interpretaciones particulares y opinables del Evangelio, tal vez en contraste las unas con las otras. No hace falta decir que Kasper malinterpreta la imagen del poliedro propuesta por el papa Francisco, quien con esa imagen no se refiere a la esencia de la Iglesia, cuyo centro organizativo es evidentemente el Romano Pontífice, sino al ecumenismo.
----------Está muy clara aquí en Kasper la influencia de la gnoseología occamista, en la cual lo universal no emana de una unidad de esencia común a todos -unum in multis-, sino que es una simple colección de individuos al mismo nivel, independientes un individuo del otro individuo, y conexos entre ellos sólo en una imagen confusa. Se trata de una universalidad no formal o especulativa, sino meramente material y colectiva, como cuando decimos: un "consenso universal", para decir: "de todos".
----------Kasper quisiera evidenciar el hecho del progreso dogmático, pero lo entiende a la manera modernista, no como explicitación o explicación de una verdad inmutable, sino como superación dialéctica de una tesis opuesta del pasado. En efecto, como veremos, según él, para interpretar la Palabra de Dios no se debe usar la filosofía de santo Tomás de Aquino, sino la dialéctica hegeliana.
----------Para Kasper, el dogma no refleja una realidad objetiva, externa al sujeto, sino que, a la manera idealista, "el dogma tiene valor sólo en cuanto expresa lo interno" (Dogma y palabra de Dios, editorial Sal Terrae, Bilbao 1968, p.47). El dogma no es una mediación o interpretación infalible de la Palabra de Dios hecha por el Magisterio de la Iglesia, de una vez por todas, sino una tesis del Magisterio, que debe ser examinada y controlada, comparándola con la Escritura. Es el método de Lutero, y por eso dice Kasper: "El dogma debe ser comprendido a la luz del Testimonio de la Escritura" (op.cit., p.137). Kasper aprueba a Rahner, quien afirma que "un dogma puede muy bien ser verdadero y, sin embargo, humanamente prematuro, culpable, peligroso, ambiguo, tentador, temerario" (ibid., p.65). No hacen falta los comentarios. Según su lenguaje dialéctico que dice y no dice, el dogma puede ser a la vez "definitivo" y "provisorio":
----------"Un dogma es la forma provisoria en la cual la verdad escatológico-definitiva de Cristo deviene acontecimiento. Provisorio es el término usado para expresar el carácter de anticipación propio del dogma; por lo tanto no ha de entenderse precisamente en oposición a 'definitivo', sino en el sentido originario de la palabra, como anticipo precursor de la escata" (ibid., p.148).
----------Aquí, entonces, debe hacerse la observación de que la universalidad del mensaje evangélico y del dogma católico no está dada, como cree Kasper, por la simple convergencia pragmática, dialógica o dialéctica, en perenne evolución, de una pluralidad de particulares "formas de pensamiento" y de modos incoherentes y contrastantes de entender o interpretar el dogma, el Evangelio y la Tradición, sino por la universalidad de un cierto número de precisos contenidos de fe, que son inmutables y absolutamente verdaderos, universalmente compartibles y efectivamente y comúnmente compartidos y aceptados por todo fiel creyente.
----------Por lo tanto, es necesario sostener exactamente lo opuesto de cuanto al respecto sostiene Kasper, a saber, que el cristianismo, precisamente por su universalidad y para favorecer y promover mejor tal universalidad, y su difusión en todos los tiempos y en todos los lugares, sobre todo  en sus formas más cultas y elevadas, está institucionalmente y esencialmente vinculado y es deudor respecto a la filosofía y precisamente, entre las diversas filosofías, a aquella o aquellas que mejor ayudan a la razón a acceder al conocimiento de fe. En efecto, el saber cristiano, en cuanto saber de apertura universal, destinado a todos los hombres, no puede más que enraizarse sobre cuanto en el saber humano es universal, y esto no es sino el efecto de aquella facultad cognoscitiva que caracteriza al hombre como hombre, es decir, aquella facultad que todos poseen, y que es precisamente la razón. Ahora bien, como se sabe, la filosofía es precisamente el supremo saber de la razón. La filosofía, para decirlo en palabras de santo Tomás, es el perfectum opus rationis.
----------En base a cuanto se ha dicho, aparecerá evidente que afirmar entonces que el cristianismo "rompe y pone en crisis toda categoría filosófica" es una grave calumnia en daño del cristianismo, que podría haber salido de los labios de Lutero en un arranque de ira contra la Iglesia Católica, pero que sorprende y escandaliza leer en el libro de un teólogo católico, y además hoy Cardenal. Para desmentir este grave falseamiento histórico de Kasper, precisamente él que tanta importancia le da a la historia, se debe decir que para "romper y poner en crisis toda categoría filosófica" han estado los bárbaros, que en los siglos oscuros del Medioevo asaltaron y destruyeron las abadías, donde los monjes conservaban los tesoros de la cultura clásica y cristiana.
   
El "pensamiento histórico" según Kasper
   
----------"El designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de todas las generaciones", dice el Salmo 33,11. Pero según Kasper, sería necesario en teología sustituir el pensamiento metafísico por el "pensamiento histórico". ¿Pero, qué quiere decir él exactamente con esta expresión, que ya hemos encontrado? Aquí encontramos el núcleo de su gnoseología. Para Kasper, el "pensamiento histórico" no es sólo el pensamiento o el saber de quien narra los hechos históricos, sino que es sobre todo el verdadero pensar como tal, es decir, el pensamiento que se adhiere a la realidad, porque para Kasper la realidad es historia. Como ya hemos visto, el pensar histórico, por tanto, para él, no es un pensar que pueda contarse entre otras formas de pensamiento, como, por ejemplo, el pensamiento metafísico. No. Por el contrario, el pensamiento metafísico ni siquiera es un verdadero pensar, porque supone como objeto realidades inmutables, que no existen, porque para Kasper, como para Heráclito, todo cambia: panta rei.
----------Y por tanto, también en campo moral no se da una ciencia o una teología moral, que tenga por objeto valores o deberes absolutos, universales e inmutables, sino que también el teólogo moralista, para estar adherido a la realidad del actuar humano y establecer las normas, debe hacer uso del pensar histórico, debe pensar "históricamente", es decir, según Kasper debe concebir normas variables, mutables, objetables, condicionadas, contextualizadas, porque tales son las normas reales de la conducta humana, mientras que el creer que el actuar humano pueda ser regulado por principios universales y abstractos, quizás sobre bases metafísicas, es una ilusión deletérea, que hace rígido el actuar privándolo de su propio dinamismo, de su libertad y de su apertura al progreso. Por esto, por ejemplo, la admisión, sostenida por el cardenal Kasper, de casos en los cuales la Sagrada Comunión podría ser concedida a los divorciados vueltos a casar, no está fundada (como ya he argumentado en otros artículos de este blog), en el hecho de que aquí está en juego una simple ley eclesiástica, sino que depende del hecho de que él, a causa de su gnoseología historicista, no puede aceptar la indisolubilidad del matrimonio como valor absoluto y universal.
----------Pero para Kasper no sólo cambia el objeto de los conceptos -y esto puede ser correcto, si se refieren a cosas cambiantes-, sino que cambian los conceptos mismos, cambia su significado, que nunca es absoluto, sino siempre históricamente condicionado, y por tanto cambian de significado también los dogmas de la Iglesia, en cuanto formulaciones conceptuales. Tal mutación, para Kasper, además de implicar una evolución en la historia y una diversificación en las diversas culturas y religiones, consiste esencialmente en una "oscilación" o duplicidad simultánea de significado entre los dos polos opuestos de la contradicción, porque Kasper asume la concepción hegeliana de lo real como "dialéctico", es decir, contradictorio. Se sigue que la realidad y por tanto la verdad viene expresada precisamente a través de la conjunción del sí y del no.
----------Para advertir los influjos en Kasper, veamos cómo explica el propio Hegel este procedimiento: "La tarea consiste en el actuar lo universal y en el infundirle espíritu, eliminando los pensamientos determinados y solidificados. Además, es mucho más difícil hacer fluidos los pensamientos solidificados, que hacer fluida la existencia sensible… Los pensamientos se vuelven fluidos cuando el puro pensar, esta inmediatez interior, se reconoce como momento, o la pura certeza de sí abstrae de sí... Debe abandonar lo fijo en su autoponerse: ya sea lo fijo del puro concreto, que es el mismo Yo en oposición al contenido distinto, ya sea lo fijo de los diferentes, los cuales, puestos en el elemento del puro pensar, participan de esa incondicionalidad del Yo" (Fenomenología del Espíritu, ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1971, vol.I, p.27).
----------Pues bien, Kasper aplica este método de Hegel a la teología, de modo que, hablando de los atributos divinos, se sigue que Dios es a la vez cognoscible e incognoscible, es ser y devenir, es simple y diferenciado, es inmutable y mutable, es eterno y temporal, es impasible y pasible, es potente e impotente, es finito e infinito, es inmortal y mortal, es celestial y mundano. Kasper habla aquí de la Persona de Cristo y evidentemente confunde la naturaleza humana de Cristo con la divina, como ya lo había hecho Hegel.
----------No se trata de communicatio idiomatum (cf. mis artículos: La comunicación de los predicados...), porque Kasper atribuye lo humano no a la naturaleza divina en cuanto está unida a la naturaleza humana en la Persona de Cristo ("Dios ha muerto", "Dios sufre"), sino a la naturaleza divina como tal. Para Kasper, como para Hegel, Dios es esencialmente humano. Independientemente del hombre, Dios no es Dios. Según el conciencialismo idealista, Dios es Dios en la conciencia del hombre y en cuanto pensado por el hombre. Todo en la conciencia, nada fuera de la conciencia. Es, en el fondo, el cogito cartesiano desarrollado por Fichte.
----------Pongamos un ejemplo con un texto de Kasper acerca de este método dialéctico hegeliano en el modo con el cual Kasper quisiera convencernos de la unidad, en Dios, de potencia y de impotencia: "Sin duda que el poder y libertad de Dios es tan soberano que se puede permitir al mismo tiempo el renunciar a todo sin 'perder su rostro'. De modo que precisamente en la impotencia se impone el poder de Dios, en el ser esclavo, su señorío, en la vida, la muerte" (Jesús, el Cristo, Sígueme, Salamanca 1978, p.197). Supongo que el lector comprende que es tan absurdo lo que dice, que ni siquiera vale la pena refutarlo.
   
Influencias luteranas
   
----------Kasper, siguiendo fielmente a Hegel, haciéndose eco de la herejía de Marción, opone el Dios identidad y "abstracto" del Antiguo Testamento al Dios "concreto" y dialectizado (es decir, trinitario) del Nuevo Testamento, o sea, Cristo, y de este modo desarrolla dialécticamente el enfoque luterano del pasaje histórico del Dios airado y castigador veterotestamentario al Dios dulce y "misericordioso" del Evangelio. Por lo cual alaba a Lutero que, contra la cristología "metafísica" de santo Tomás de Aquino, habría finalmente descubierto, después de dieciséis siglos, el verdadero rostro del Cristo evangélico. En efecto, atribuye a Lutero el mérito de representar una ruptura con toda una teología enfocada sobre bases metafísicas: 
----------Este enfoque aparece claro en este texto de Kasper: "La theologia crucis de Lutero es la que primero consigue abrirse paso a través de la teología dominada en su totalidad por la metafísica. Intenta con toda consecuencia no pensar la cruz a partir de una idca filosófica de Dios, sino, al revés, pensar a Dios a partir de la cruz. De una manera programática se expresa esto en las tesis de la Disputa de Heidelberg en 1518: 'No es denominado dignamente teólogo aquel que considera con el intelecto las cosas invisibles de Dios por medio de las cosas hechas, sino aquel que entiende con el intelecto las cosas visibles y posteriores de Dios por medio de los sufrimientos y de la cruz'. El misterio oculto de Dios no es algo del más allá; este Dios especulativo del más allá no nos interesa para nada: para Lutero el Dios oculto es el que lo está en la pasión y cruz. No debemos penetrar en los misterios de la majestad de Dios, sino contentarnos con el Dios de la cruz. No podemos encontrar a Dios fuera de Cristo; el que lo quiere encontrar fuera de Cristo, topa con el diablo. Desde este punto de partida llega Lutero a una transformación de la cristología" (Jesús, el Cristo, op.cit. p.214).
----------Es falso que "no podemos encontrar a Dios fuera de Cristo". Encontramos a Dios con la razón, antes de encontrarLo, y mejor, en Cristo. Lutero y con él Kasper olvidan en efecto que no podríamos saber que Cristo es Dios, si ya no supiéramos que Dios existe, aquel Dios demostrado por la razón (Rom 1,20), y a Quien ya conocía Moisés (Ex 3,14), antes de que Cristo apareciera en el mundo.
----------No se trata en absoluto de "buscar a Dios fuera de Cristo". Ningún cristiano de buen sentido común sueña con semejante locura y necedad, sino que se trata de buscar a Cristo partiendo de Dios, porque si la razón no encuentra ante todo a Dios, como Creador del mundo partiendo de las cosas visibles del mundo, no encuentra tampoco a Cristo; y quien cree, como Lutero y Kasper, encontrar a Cristo independientemente o en contra de un preciso conocimiento racional de Dios a partir de las cosas de este mundo, encuentra sólo un falso Cristo, es decir, el "dios de este mundo" (2 Cor 4,4), que es el diablo.
----------No hay nada de malo en indagar filosóficamente acerca de la naturaleza divina independientemente del dogma cristológico. Esto no es otra cosa que la teología racional. Esta investigación es útil para el diálogo interreligioso y es utilísima para aclarar el significado del dogma cristológico, y nos protege del riesgo de caer en la confusión que Kasper hace entre atributos humanos y atributos divinos.
   
El significado y el propósito de la dialéctica
   
----------Kasper piensa que el instrumento cognoscitivo de la teología sea la dialéctica. Le falta el concepto de teología como ciencia, y por tanto como ciencia especulativa. Esto lo expuso muy claramente mons. Antonio Livi [1938-2020], en su libro Vera e falsa teologia. Come distinguere l’autentica 'scienza della fede' da un’equivoca 'filosofia della religione' (Casa Editrice Leonardo da Vinci, Roma 2012).
----------Sobre este punto Kasper está más cerca de Lutero que de Hegel, el cual hace coincidir la dialéctica con la ciencia especulativa. Además de esto, el grave error de Kasper es el de creer que para la interpretación de la Escritura y del dogma sea mejor referirse a la concepción hegeliana de la dialéctica, antes que a la aristotélica. En efecto, la enorme ventaja que, en orden a las mencionadas finalidades, ofrece la dialéctica aristotélica con respecto a la hegeliana es que, mientras la primera es una escuela de humildad para la razón, al educarla y regularla en el plano de la argumentación probable y por eso habituándola a corregir los eventuales errores o a evitar falsas apariencias, la dialéctica hegeliana, que resuelve lo real en las oposiciones del pensamiento y en los efectos de la voluntad, incentiva la soberbia del sujeto haciéndole creer que él mismo es un momento de la dialéctica del Absoluto. Y sabemos cómo toda ética bíblica no es más que un desafío entre la humildad y la soberbia, entre Cristo y Beliar por el señorío sobre el corazón del hombre.
----------Siguiendo la dialéctica hegeliana, Kasper se ha alejado del cristianismo aún más que Lutero, porque Lutero, al menos, había visto, aunque con torpeza, los riesgos de una razón soberbia y, aunque de manera arrogante, la importancia fundamental de la obediencia a la Palabra de Dios, mientras que la dialéctica hegeliana transforma a Dios en un silogismo y disuelve el Misterio en el devenir de la historia.
----------Kasper insiste incluso en estos términos: "La Iglesia debe recoger la sabiduría de todos los pueblos y de todos los tiempos, incluso de todas las formas de pensamiento, ya que su anuncio es siempre más grande y va más allá de todo pensamiento. La teología, por tanto, tiene precisamente la tarea de destruir toda singular forma de pensamiento, de integrarla y de superarla en otra. Por eso, la teología siempre deberá pensar de manera dialéctica" (Lo Absoluto en la historia, op.cit., p.493).
----------La observación que debemos hacer aquí, es que la teología no es la suma de varias teologías diversificadas y mucho menos contrastantes entre sí. Las teologías de los diversos autores o de las diversas escuelas son diversas manifestaciones de la teología como tal, es decir, como ciencia en su universalidad. La teología no debe en absoluto destruir o superar ninguna individual forma de pensamiento, sino al contrario reconocerla, integrarla y valorizarla y, en su acogedora universalidad, debe respetarlas y promoverlas a todas y hacer que dialoguen entre sí en una complementariedad recíproca.
----------Ciertamente la teología debe pensar dialécticamente al formular nuevas opiniones y en el intercambio o crítica de las mismas, pero sobre todo debe estar en continua investigación y hacer obra de ciencia, llegando a conclusiones ciertas y demostradas, universalmente compartibles o aceptables, que un día de mañana la Iglesia podría elevar al rango de dogma, como ha sucedido con algunas tesis de la teología tomista.
----------Por el contrario, "la dialéctica, para Kasper, es sólo la débil imagen del diálogo y traduce propiamente en un monólogo lo que normalmente ocurre en el diálogo: el pasaje a través de los múltiples aspectos de la verdad, que viene fijada en su no objetivabilidad" (Livi, op.cit., p.503).
----------Digamos que la dialéctica no es sólo monológica (la elaboración personal de las propias opiniones dialécticas), sino también dialógica, en el sentido de que ella regula la discusión o el diálogo entre dos pensantes, como sucede por ejemplo en los Diálogos platónicos o como sucede sistemáticamente, tras el impulso dado por Pedro Abelardo [1079-1142] a posteriori en el siglo XII, en los tratados teológicos medievales, llamados Summae, en el uso escolástico. En ellos el maestro resuelve un problema, la Quaestio, a través de la confrontación de hipótesis opuestas, el método del sic et non, por el cual el maestro motiva su parecer científico u opinable si lo fuera, respondiendo a las objeciones contrarias.
----------Cuando, por ejemplo, santo Tomás de Aquino [1225-1274], ya en pleno silo XIII, en la Quaestio IX de la Prima Pars de la Summa Theologiae, se pregunta si Dios es inmutable, el Aquinate examina, ciertamente, algunas opiniones que sostienen que Dios deviene, pero, habiendo concluido el examen de tales opiniones, formula su sentencia, apoyada en la Biblia, que afirma con claridad y certeza, sin ambigüedades ni reservas, que Dios (a.1) y sólo Dios (a.2) es absolutamente inmutable; y esto a diferencia de un Kasper o de un Rahner, para quienes, en base a la "oscilación" dialéctica, Dios es a la vez inmutable y mutable.
   
La dialéctica hegeliana
    
----------Kasper inspira su concepción de la dialéctica en la de Hegel. Veamos por tanto su pensamiento. La dialéctica, para Hegel, es acción de la "sustancia-sujeto", es decir, del "espíritu" o del "yo":
----------"La sustancia es el movimiento del ponerse a sí mismo o en cuanto ella es la mediación del devenir-otro-de-sí consigo mismo. Como sujeto, ella es la pura negatividad simple y es, precisamente por eso, la escisión de lo simple en dos partes o la duplicación oponente; esta, a su vez, es la negación de esta diversidad indiferente y de su oposición; sólo esta igualación que se reconstituye o la reflexión en el ser otro en sí mismo -no una unidad originaria como tal, ni una unidad inmediata como tal- es la verdad. Lo verdadero es el devenir de sí mismo, el círculo, que presupone y tiene en el incio su propio fin y que sólo mediante la actuación y el propio fin es eficaz" (Fenomenología del Espíritu, op.cit, pp.14-15).
----------Pero para Hegel Dios mismo es dialéctico, es decir, deviene históricamente: "La vida de Dios se degrada hasta la insipidez, cuando falta la seriedad, el dolor, la paciencia y el tormento de lo negativo. En sí, esa vida es la intacta igualdad y unidad consigo mismo, que nunca se compromete seriamente con el ser otro y con el extrañamiento, ni con la superación de este extrañamiento. Pero tal en sí es la universalidad abstracta, en la cual, entonces, se prescinde de la naturaleza de su ser para sí y, por lo tanto, en general, del automovimiento de la forma... La verdad es el todo. Pero el todo es sólo la esencia que se completa mediante su desarrollo. Del Absoluto se debe decir que es esencialmente el resultado, que sólo al final es lo que es en verdad; y en esto consiste su naturaleza, en ser efectualidad, sujeto y devenir sí mismo" (Ibid.).
----------Nuevamente Hegel: "El fin actuado o lo efectual existente es movimiento; es devenir llegado a su desplegamiento; pero precisamente esta inquietud es el Sí; y es igual a esa inmediatez y a esa simplicidad del inicio porque es el resultado, porque es lo que ha vuelto en sí. Pero lo que ha retornado a sí mismo es precisamente el Sí mismo; y el Yo es la igualdad que se relaciona con el Yo" (ibid. p.17).
----------El movimiento dialéctico, para Hegel, es el movimiento del espíritu por el cual, en la historia, lo accidental deviene sustancial, lo relativo deviene absoluto, la muerte deviene vida, lo falso deviene verdadero y la nada deviene ser, en virtud del "inmenso poder de lo negativo", por el cual el yo se opone a sí mismo y, negando esta oposición, vuelve a sí mismo. Pero la oposición dialéctica afirmación-negación, para Hegel, no está limitada al ámbito del pensamiento y del lenguaje, sino que se refiere al ser mismo, lo real, en virtud del conocido principio idealista de la identidad del ser con el pensamiento.
----------Por consiguiente, para Hegel, la negación es acto del espíritu y por lo tanto es un acto del intelecto, de la voluntad y del lenguaje. Pero como para Hegel el ser es espíritu, la negación es ante todo un acto práctico en el ámbito de lo real, es decir, es un anular o, con las palabras con las que se expresa Hegel, es un "quitar" (Aufhebung). Pero he aquí que de la nada "mágicamente" resurge el ser.
----------He aquí, por tanto, en Hegel, la bien conocida esotérica "magia" de la dialéctica: "Que lo accidental ut sic, separado del propio ámbito, que lo que está ligado y real sólo en su conexión con otro, adquiera su propia existencia determinada y su distinta libertad, todo de esto es el inmenso poder de lo negativo; es la energía del pensar, del puro yo. La muerte, si así queremos llamar a esa irrealidad, es lo más terrible; y si queremos mantener firme el mortuum, para esto se requiere la máxima fuerza […] Aquella vida que soporta la muerte y se mantiene en ella, es la vida del espíritu. Ella obtiene su verdad sólo a condición de rencontrarse a sí misma en la absoluta devastación [...] El espíritu es esta fuerza sólo porque sabe mirar lo negativo a la cara y permanecer junto a él. Esta persistencia es la mágica fuerza que convierte lo negativo en el ser. Es lo mismo que antes se ha dicho sobre el Sujeto, mientras que en su propio elemento da existencia a la determinación, supera la inmediatez abstracta, que es, en general, sólo existente, y es por tanto la verdadera sustancia, el ser o la inmediatez, que no tiene lo mismo fuera de sí, pero es esto mismo" (ibíd., p.26).
----------Para decirlo de modo sintético y -espero- claramente: el defecto de la gnoseología hegeliana está dado por el hecho de que el punto de partida del saber no está dado por la afirmación de lo evidente, es decir, de la cosa sensible a la que se enfrenta la experiencia y la razón, que es el objeto, sino, por el contrario, por la negación de lo evidente: el objeto es un opuesto al sujeto, por lo cual la verdad está dada por el hecho de que el sujeto, negando el objeto, lo identifica nuevamente consigo mismo.
----------Afirmado eso, se lo puede desarrollar en ulteriores comentarios, como los del siervo de Dios padre Tomas Tyn [1950-1990], al referirse a esta dialéctica de un Absoluto, efecto de lo "negativo" que asocia la vida a la muerte, el ser a la nada; dialéctica que promete una vana e imposible conciliación entre ellos, que no puede ser más que una oscilación entre lo uno y lo otro, un estar entre el sí y el no, un servir a dos amos:
----------"Los frentes se oponen el uno al otro, irreconciliables, momentos fugaces de una dialéctica lacerante, que se eleva a sí misma a principio absoluto, después de haber puesto la identidad entre el ser y la nada, dos nihilismos: uno equivocante [Hegel] de un todo fundado sobre la nada, el otro univocante de un todo que, indiferente como es a sus momentos particulares, nada logra de hecho fundar, porque ya es, por identidad inmediata [Schelling] indiferentemente todo, que la dialéctica pretendería unir en un tercer y absoluto nihilismo, por el cual la nada del todo coincidiría con el todo de la nada" (Metafisica della sostanza. Partecipazione e analogia entis, edizioni Studio Domenicano 1991, p.875).
----------En fin, en base a la dialéctica hegeliana, que Kasper hace suya, nunca es posible hacer afirmaciones o negaciones netas y absolutas, válidas siempre y en todo caso, tanto en el campo dogmático como en el campo moral. Debemos expresarnos en modo que lo que nosotros decimos pueda ser interpretado en el sentido opuesto a lo que parece. Nuestro sí debe dejar transparentar un no. Bajo el sí debe existir un no. Este juzgar doble, con un juicio manifiesto y otro subyacente u oculto, pero no tanto como para no ser reconocido, un juicio opuesto al primero, se llama en griego ypò-krinein, de ahí el término español "hipocresía". Por eso, el lenguaje teológico de Kasper, deviene en la práctica un verdadero y propio imperativo moral. Se trata de negociar con lo falso, escondiéndolo bajo lo verdadero, de modo que el pececito que nos escucha, picando el anzuelo, ingiera el veneno. En efecto, en base a estos principios y a estos caminos tortuosos, cualquier proposición, incluso dogmática, es maniobrable y equivocable, puede estar sujeta a interpretaciones contrastantes y producir efectos morales nocivos, contrarios a aquellos que aparecen en la superficie.
----------Pero esto, para la dialéctica hegeliana (o para la rahneriana, o la kasperiana) no debe crear escrúpulos ni perturbar, más bien es cosa normal, lo que permite la libertad de pensamiento y el pluralismo teológico, como por ejemplo la coexistencia de catolicismo y luteranismo. Por el contrario, para el hegeliano es precisamente la precisión y la univocidad las que son signo de una visión ingenua, unilateral e incompleta de la realidad, que no tiene en cuenta su historicidad y su contradicción dialéctica.

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