Nuevas reflexiones sobre el diálogo interreligioso

Ya teníamos programado para hoy otro artículo de la serie sobre el Concilio Vaticano II, pero luego de la publicación de la nota de ayer sobre las nuevas doctrinas dogmáticas acerca del diálogo interreligioso enseñadas por el Concilio, un par de lectores me ha hecho recordar una nota aparecida en el diario italiano Avvenire, el año pasado, en la que surgen conceptos que pueden ayudarnos a reforzar las ideas sobre las que reflexionábamos ayer. El diálogo con los lectores había iniciado de modo interesante, pero les he pedido que lo reanudáramos hasta tanto publicara la breve nota de hoy [En la imagen: Edith Stein, santa Teresa Benedicta de la Cruz].

En el respeto de los valores de las otras religiones, para nosotros cristianos

sigue siendo siempre válido el deber de predicar a todos el Evangelio

como vía obligatoria para todos para alcanzar la salvación

   

----------El diario italiano Avvenire, estrechamente ligado a la Conferencia Episcopal Italiana, en su edición del 3 de marzo de 2023, publicó la reseña de Roberto Righetto al libro de un judío, Vittorio Robiati Bendaud, "Historia de una judía", dedicado a santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, libro que, escrito por un hebreo, comprensiblemente culpa al catolicismo de la conversión de Edith, considerando este infausto evento como una "apostasía", "piedra de tropiezo para el mundo judío ayer como hoy", por lo cual el ejemplo de Edith "difícilmente puede constituir un modelo para el diálogo judío-cristiano". Ahora bien, al leer un artículo de este tipo, nosotros nos podríamos preguntar si estamos leyendo un diario católico o un diario judío.

----------Evidentemente este tipo de Hebreos quiere, sí, efectivamente, dialogar, pero siempre a condición que no se les importune, que no se les moleste, con esas desagradables propuestas de encontrar a Jesucristo y de abandonar sus arraigados prejuicios contra Él y contra la Iglesia. Son los Judíos que quisieran oír de nosotros, cristianos, que pueden perfectamente salvarse incluso sin Cristo, en contra de toda la predicación de san Pablo, quien -siempre según estos judíos- hace la figura de un retrógrado personaje del preconcilio, incapaz de entender qué es el diálogo interreligioso. Naturalmente, no todos nuestros "hermanos mayores" (usando aquella expresión cara a san Juan Pablo II) tiene esta clase de ideas.

----------Los judíos como Vittorio Robiati Bendaud, son aquellos hebreos que, ante la más mínima crítica de su anti-cristianismo, se ponen a chillar, para hacerse las víctimas y para acusar de antisemitismo evocando lúgubres imágenes del pasado y sabiendo bien que son escuchados por un público complaciente que no espera más que tener la oportunidad de atacar y destruir a la Iglesia y al cristianismo.

----------Además, me pregunto, ¿quién le ha dado a Bendaud la autoridad para representar al Judaísmo mundial, como si el judaísmo mundial hubiera pronunciado una sentencia oficial uniforme sobre esta importante cuestión de la elección de vida de Edith Stein? Y al fin de cuentas, ¿qué es lo que sabe, en cambio, Bendaud, acerca del hecho que, ante el heroico testimonio de Edith Stein en favor del Pueblo de Israel, muchos judíos no se hayan conmovido y no hayan sido tocados en su conciencia, no digo para hacerse cristianos, sino al menos para reflexionar sobre lo que significa ser cristianos?

----------Por lo tanto, respecto a aquella publicación suya en el Avvenire, no puedo hacer otra cosa más que disentir netamente de Bendaud cuando dice que el testimonio de santa Benedicta obstaculiza el diálogo judío-cristiano. Obstaculiza a los facciosos como él, Judíos arrogantes, pero no ciertamente a los "verdaderos israelitas en quienes no hay engaño" (Jn 1,47), lo que, repito, no significa en absoluto que ellos de punto en blanco quieran o se sientan de repente querer hacerse cristianos.

----------Evidentemente, el periódico de la CEI, Avvenire, no tiene las ideas claras sobre el modo cómo el Concilio Vaticano II ha iniciado el diálogo interreligioso. En efecto, el decreto Nostra Aetate, en el capítulo dedicado al diálogo con los Hebreos, reafirma el "deber de la Iglesia, en su predicación, de anunciar la Cruz de Cristo como signo del amor universal de Dios y fuente de toda gracia" (n.4).

----------Ahora bien, ¿qué es lo que ha hecho santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, sino anunciar con su sabia palabra, con sus excelentes escritos, con su ejemplar testimonio de monja carmelitana, con la santidad de su vida y con el testimonio heroico de su muerte, sino anunciar el Evangelio a aquella parte de los Hebreos que aún no se han convertido a nuestro Señor Jesucristo?

----------Por otra parte, es falsa la tesis de Bendaud según la cual Edith fue inducida a convertirse al cristianismo por haberse sentido atraída por la "cultura europea y alemana en particular". Porque, francamente hablando, la realidad en cambio ha sido acaso que precisamente el idealismo de Husserl fue lo que retrasó la conversión de Edith y, por otra parte, es sabido que el cristianismo no está ligado a ninguna particular cultura porque a todas las culturas las abrazan en su universalidad en el ámbito de su vida concreta en el mundo y también en la liturgia. Y si ha privilegiado la cultura greco-romana para la formulación del derecho y del dogma, el único motivo está dado, como ha explicado varias veces Benedicto XVI, por su carácter de universalidad.

----------Quisiera, por lo tanto, expresar mi impresión de que Avvenire no haya entendido o no quiera entender cómo el Concilio quiere que sea el diálogo interreligioso y qué propósito se prefigura. Desde hace varias décadas que vengo explicando cuál es sobre este punto la verdadera enseñanza del Concilio, pero debo notar con disgusto la obstinación rocosa con la cual la secta de los modernistas continúa falseando la enseñanza del Concilio ignorando sus clarísimas palabras, allí donde se dice que la Iglesia "anuncia y está obligada a anunciar incesantemente a Cristo, que es 'el camino, la verdad y la vida' (Jn 14,6), en el cual los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y 'en el cual Dios ha reconciliado en Sí todas las cosas' (2 Cor 5,18-19)".

----------Error gravísimo de la concepción modernista (evidentemente influenciada por la masonería) de la diversidad de las religiones, es el de concebirla sobre el modelo de la diversidad de los idiomas, caso en el que no tendría sentido (como en cambio tiene sentido en el caso de las religiones) afirmar la existencia de una lengua modelo suprema, absolutamente perfecta, respecto a la cual todas las otras lenguas serían solo imitaciones imperfectas y defectuosas, obligadas por tanto a adaptarse todas a la única lengua modelo, por lo tanto el deber de los que hablan esta lengua modelo es el de imponerla a todos aquellos que no la hablan, advirtiendo que solo los que hablan esta lengua saben expresarse, de ahí la obligación para todos de llegar a hablar en la única lengua verdadera, modelo para todas las demás.

----------Como surge claramente de las palabras de Cristo y de las Cartas neotestamentarias, de toda la tradición evangélica católica y de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, desarrolladas y aclaradas por la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe Dominus Iesus, del 2000, las mencionadas afirmaciones se ajustan en cambio perfectamente a la diversidad de las religiones.

----------Éstas, en efecto, si bien indudablemente poseen cada una a nivel humano, estético, ritualista, artístico y cultural, valores peculiares diferentes en las unas y en las otras, que justifican una propia complementariedad recíproca, ponen en juego con la cuestión de la verdad lo que es universalmente necesario para la salvación, a propósito de la cual la plenitud de los valores solo se encuentra en la religión cristiana.

----------Desde este punto de vista, ya no se trata de una cuestión de idéntico o diferente, sino de verdad y de falsedad, y entonces, allí donde existe lo falso, ello debe ser sustituido por lo verdadero. Ahora bien, desde este punto de vista hay que decir que mientras el cristianismo posee la plenitud de las verdades salvíficas, las otras religiones poseen solamente en ciertos aspectos algunas verdades, pero en otros aspectos son carentes, lacunosas y afectadas por errores, los cuales, si no son eliminados a la luz del cristianismo, amenazan con transformar a esas religiones de vía de salvación en vía de perdición.

----------Y mientras en el campo de lo diverso o diferente, vale la ley del et-et, por la cual uno convive y coexiste pacíficamente con el otro, cohabita esto con aquello, sin excluirse entre sí, sino más bien enriqueciéndose y completándose mutuamente (y es éste el sano pluralismo), en cambio, en el campo de la verdad y de la universalidad vale la ley del aut-aut: lo verdadero es incompatible con lo falso y se excluyen mutuamente: si existe el uno, hace desaparecer o debe desaparecer al otro. Aquí vale la ley de la no-contradicción o el principio del tercero excluido; de lo contrario, tendríamos el equívoco o la doblez o la duplicidad, que es una odiosa forma de oportunismo, de falsedad y de hipocresía.